Mensaje de análisis de la situación nacional. 26 de Junio de 2001
1. Mensaje de análisis de la situación nacional
1- Con profundo afecto y sincera preocupación, el Consejo Permanente de la CEP
consideró la situación nacional en su última reunión. La vida del pueblo y el futuro de la
nación nos sugieren unas breves reflexiones, que queremos ofrecer con sencillez a todos.
2- Es inevitable la mención de la crisis profunda que afecta al Paraguay todo. Una crisis
que abarca lo social y lo económico, lo político y lo jurídico. Y, muy especialmente, lo
ético. Los problemas de siempre se agudizan y con estupor vemos aparecer nuevas
formas de irresponsabilidad y de egoísmo, que amenazan los fundamentos mismos de la
convivencia civilizada. El peligroso auge de la inseguridad y de la delincuencia llega a
formas crueles y sangrientas.
Crece el desconcierto y la preocupación indignada se expresa en propuestas alarmantes
que hablan de represiones y penas insólitas.
3- El acostumbramiento a la huelgas y protesta con ribetes violentos no pocas veces,
nada bueno presagian. Y más grave resulta la falta de información clara ante serios
interrogantes como los relacionados con el desvío de considerables sumas de dinero o
con la legalidad de operaciones y adquisiciones, así como también la impunidad de tantos
hechos de corrupción que casi diariamente aparecen en medios de comunicación: asaltos
a bancos y empresas, complicidad en negociados y coimas, contrabandos en las
aduanas, etc. El pueblo merece ser informado para evitar suspicacias y desconfianzas
comprensibles. Es muy perjudicial, también, el silencio que hace posible que magistrados
y funcionarios honestos sean confundidos o identificados con quienes no lo son.
4- Los Obispos percibimos una convicción cada vez más firme en muchos: no hay ideas
claras ni planes de conducción de la vida nacional. Más aún, no parece que haya real
preocupación por mostrar en los hechos la voluntad de gobernar y atender los desafíos de
una evidente crisis y de un extendido malestar. La corrupción no encuentra valla alguna y
salpica a los Poderes del Estado y la dirigencia de Entes y organismos del Estado, lo
mismo que de los Partidos Políticos y de la vida sindical, gremial y empresarial. Nos duele
ver que se recurre a cortes de rutas y cierres de calles por la certeza de ser el único modo
de ser escuchados en legítimas demandas. Nos duele también que así se sienten
precedentes nada auspiciosos, pues concesiones que buscan superar urgencias
coyunturales nos permiten crecer en una visión del futuro promisor.
5- La Iglesia quiere reiterar su palabra de esperanza. No callamos los problemas pero no
caemos en desesperación alguna. Exhortamos a la serenidad de los espíritus, condición
primera para enfrentar un problema. Exhortamos a cumplir su deber a los Dirigentes de la
vida nacional. Los necesitamos con dedicación, con honestidad, con transparencia. Y los
necesitamos pasando de las palabras y promesas a los hechos y realidades. Los Obispos
llamamos a todos a trabajar con entusiasmo y con seriedad para construir con honestidad,
el Paraguay que queremos. El de la institucionalidad y de la democracia, el de los
Poderes del Estado al servicio del pueblo. El de la convivencia honesta, fraterna y
solidaria. Que la Virgen de Caacupé y San Roque
2. González de Santa Cruz nos alcancen esa gracia.
Asunción, 26 de junio de 2001
Por el Consejo Episcopal Permanente
+Jorge Livieres Banks
Obispo de Encarnación y Presidente de la CEP