Diseño Universal de Aprendizaje en Nuevos Escenarios JS2 Ccesa007.pdf
La gran paradoja. alexandre muns. profesor de eae
1. MARTES, 5 MAYO 2015 O P I N I Ó N LA VANGUARDIA 23
Sinbuenasnoticias
L
a gravedad y duración de la cri
sis y las dificultades mostradas
por los gobiernos europeos para
hacer frente a sus causas y a sus
consecuencias han acabado succionando
las buenas noticias del universo ciudada
no. Hasta tal punto que, aun
siendo una premisa fundamen
tal de la comunicación política,
los poderes públicos tampoco
parecen particularmente in
quietos porque no hayan sido
capaces de dar alegrías duran
te años, ni se esmeran en rela
tar en detalle las bondades de
la recuperación. Les basta con
anunciar su advenimiento. Es
como si la política prescindiera
de insuflar optimismo en la so
ciedad al percatarse de que es
ta se mueve en un escepticismo
poco comprometido para las
instituciones. Como ni siquiera
las mejores promesas son noti
ciables, nadie siente la obliga
ción de ofrecer algo más que
una desganada esperanza.
Los encuestados se refieren
a sus expectativas con enorme
cautela, tratando de curarse en
salud. Pero siempre tienden a
mostrarse más positivos res
pecto a su devenir personal
que sobre el futuro del país.
Distinción que se agudiza por
momentos y que reflejaría en
buena medida una acusada in
dividuación de la alegría: cada
vez se espera menos de lo que
pueden dar de sí la política y
las instituciones, no se confía
en el empuje colectivo, sólo se
atiende a que las cosas no em
peoren como para impedir la
realización de los planes per
sonales. Las personas, las fami
lias, han ido ajustando sus perspectivas
inmediatas sin esperar buenas noticias.
El fatalismo ha imbuido una cierta sensa
ción de conformidad: es lo que hay.
Mientras, el culto al emprendimiento se
ha convertido en la única sonrisa pública,
aunque la mayoría se pregunte a qué vie
ne esa mueca triunfal.
Los ciudadanos no sienten la necesi
dad de que los poderes públicos les den
buenas nuevas. Se contentan con que las
malas noticias no caigan cerca de ellos o
puedan afectarles de alguna manera. En
tre otras razones porque hay algo des
concertante en la cara de satisfacción
que los gobernantes ponen cuando re
gresan de Bruselas con un paquete de pa
rabienes bajo el brazo y otro, no menor,
con indicaciones de perseverar en el es
fuerzo. Felicitan al país porque ha conse
guido enderezar la economía, ensalzan
do de paso el valor moral del sacrificio
realizado. Somos un ejemplo por haber
sabido corregir las torcidas alegrías de
nuestra etapa anterior. A partir de ahora
se nos valorará en tanto que nos acos
tumbremos a vivir con lo puesto. Es el
nuevo sino de las clases medias, que me
quede como estoy, y a partir de ahí se
irán descontando los momentos de felici
dad que depare la existencia. Paradójica
mente, la sola visión de que hay quien lo
está pasando peor sirve para contener el
descontento.
Quienes manejan los hilos de los pode
res tienen los instintos suficientemente
despiertos como para percatarse de lo
que está ocurriendo. Si los ciudadanos no
necesitan buenas noticias, una preocu
pación menos. A las formaciones políti
cas les basta con emitir periódicamente
algunas señales para recordar que siguen
ahí, especialmente en campa
ña. A los partidos establecidos
les basta con dirigirse única
mente a los que consideran su
yos. Como cuando las grandes
compañías informan de sus re
sultados, sin preocuparse de
masiado de que pueden ser tan
satisfactorios para sus accio
nistas como hirientes para mu
chos que no lo son.
Se anuncia que ha aumenta
do el consumo de algunos bie
nes, y que debido a ello acaba
mos el primer trimestre con un
crecimiento del 0,9%. No se di
ce que gracias también al in
cremento del consumo en pro
ductos de humor, en espacios
radiofónicos, en monólogos te
levisados y en series que en
ocasiones ponen a prueba el
sentido del gusto. A falta de
buenas noticias, mejor reírse
de uno mismo. El humor es el
refugio en que se guarece la
gente que en algunos momen
tos del día se siente desdicha
da, porque hasta la situación
más dramática o la injusticia
más descarnada tienen un lado
cómico.
La falta de demanda de bue
nas noticias obedece sin duda a
una oferta rácana en cuanto a
estas. Pero también al aturdi
miento en que se han visto
atrapados los ciudadanos a
medida que el Estado de bien
estar ha sufrido recortes que
las administraciones niegan haber apli
cado y cuyo alcance ninguna instancia
está dispuesta a evaluar con precisión. La
implícita advertencia de que esos ajustes
son ya irreversibles también en la ver
tiente de los derechos sociales es una in
vitación a contener el aliento. Un em
plazamiento a que cada cual se busque
sus propias buenas noticias. El decreto
que privatiza las alegrías, no en cuanto a
su vivencia íntima, sino como conse
cuencia de que nadie se siente obligado a
responsabilizarse del interés común,
cuando este se ve reducido a la eficiencia
financiera.c
ÓSCAR ASTROMUJOFF
D
esde la atalaya de mi condi
ción civil, sin remota inten
cióndevolveralredilpolíti
co, me ha sorprendido la
sorpresa,esdecirlapequeñatormenta
en el vaso de agua que es, a menudo, la
políticacatalana.Lacosavieneacuen
todeunactodemañana:laconferencia
delcandidatodeERC,AlfredBosch,en
el Nueva Economía Fórum, en el Pa
lacedeBarcelona.Yelrevuelonoseda
por la charla de Alfred, que conforma
el ritual clásico de los candidatos en
elecciones, sino por quien la presenta
rá,enestecaso,servidora.
Por supuesto, se trata de un revuelo
entre connaisseurs soberanistas, sin
otro alcance que el propio del marujeo
interno,perohasidosuficienteparate
nerme algo mareada con las preguntas
ad hoc deambulando por los virales
previsibles. Que si se trataba de volver
a ERC y a la política, que qué diría Mas
–como si Mas tuviera algo que decir–,
que si era algo contra Trias, que si ha
bíacambiadodechaqueta,quesivolvía
a la chaqueta antigua... Y en la suma de
todo, la extraña convicción de que ha
bía algo por preguntar. Sin embargo,
¿por qué?, ¿qué especie de esquemas
prefabricados llevan a hacer este tipo
depreguntas?
¿Somos tan antiguos que necesita
mosencasillarnosenpartidosymarcas
para no sentirnos inseguros? ¿No de
bemosincentivar,desdelasociedadci
vil, la unión de voluntades? Finalmen
te, y la más estúpida, ¿sorprende que
alguien que defiende el proceso cata
lán presente a un líder del proceso ca
talán?Etcétera.
En el etcétera está la fatiga. Primero
porque esta necesidad de clasificar
nuestra vida política en función de los
partidos es un síntoma de enorme po
breza colectiva. Segundo, porque pen
saba, en mi ingenuidad, que la trans
versalidad era la gran conquista del
proceso, y que a pesar de las diferen
ciasideológicasnosuníalavoluntadde
cambio histórico. Y tercero, porque
ese me parece el mandato de la calle,
expresado en manifestaciones multi
tudinarias: la capacidad de crear gran
des complicidades en la defensa co
múndeCatalunya.¿Entonces?
Sobraañadirlapatológicatendencia
catalana a no entender la libertad indi
vidual y, por ende, poner etiquetas a
cualquiera que expresa opiniones
propias.
Personalmente, no hay mucho que
explicar. Tengo en gran estima y res
peto a Alfred Bosch, participo de la
convicción de que ERC es fundamen
talenesteproceso,comoloesCDC;no
me mueve ningún partido, sino el
compromisoconmipaís,ynoestoypor
la tontería de poner peros a las com
plicidades. Podría añadir, además, que
he conquistado el sano estatus de ha
cer lo que me da la gana, pero sería
sobrante. Lo cierto es que lo sorpren
dente,enplenoprocesocatalán,esque
nos sorprenda que nos saltemos las
fronteras de los partidos y unamos es
fuerzos, más allá de diferencias y mez
quindades. Recordemos que lo impor
tante no es solamente cuántos seamos,
sino lo unidos que estemos los que
seamos.c
Sorpresa
La manía de clasificar
la vida política en función
de los partidos es síntoma
de pobreza colectiva
Lagranparadoja
L
a probabilidad de que partidos ra
dicales consigan buenos resulta
dos en las elecciones municipales
yautonómicasdemayodesgracia
damenteesalta.Elcrecimientodelaecono
mía española se acelera. Después del 2% en
el2014,elprimertrimestredel2015situala
tasa de crecimiento interanual en el 2,5%.
La reducción del desempleo al 23% avanza
a un ritmo insuficiente para parte de la po
blación. El electorado se resiente de las re
formas y la austeridad emprendidas desde
el 2012. La crónica diaria de casos de co
rrupción alimenta el disgusto con la clase
política tradicional. Paradójicamente, una
ciudadaníaquesehaestrechadoelcinturón
desde el 2012 de manera ejemplar parece
dispuesta a votar partidos cuya misión es
desmantelar las reformas, cuyos resultados
son indiscutibles. En la UE, únicamente el
ReinoUnidonossuperaencrecimientodel
PIB entre las grandes economías. Hemos
registrado dos años consecutivos de supe
rávitsenlabalanzaporcuentacorriente,yla
comercial, excluyendo energía, también es
excedentaria. Los inversores exigen al Te
soro español un interés para el bono a 10
años (1,35%) inferior al de potencias como
Australia, Canadá, China, Corea, Reino
Unido,EE.UU.,NoruegaoSingapur.Nues
tra prima de riesgo es de las más bajas del
mundo.
En el ranking de la revista Forbes de las
dos mil mayores empresas que cotizan en
bolsa,Españaempata(conlosPaísesBajos)
en quinta plaza entre los estados de la UE
con 27 empresas. Superamos en dicho ran
king a Suecia, Finlandia, Turquía, Arabia
SaudíeIndonesia,yRusianosadelantasólo
en una. El éxito de las pymes en los merca
dos exteriores está propiciando récords en
materia comercial desde el 2012. Nuestras
exportacionescrecieronun2,5%enel2014,
tasa superada en la UE sólo por Alemania.
La capacidad de adaptación de nuestras
empresasalaralentizacióndelosemergen
tes nos permitió en el 2014 incrementar
nuevamente nuestras exportaciones no só
loalaUE–aAlemaniaun5,7%,Italia5,1%y
ReinoUnido4,7%–,sinotambiénadestinos
muycompetitivoscomoEE.UU.(22%),Ca
nadá(18,6%)yJapón(18,4%).Escompren
sible que estos logros dejen indiferentes a
los parados. Hemos tenido que pagar un
preciopararecuperarcompetitividad.Pero
la internacionalización y sostenibilidad del
crecimiento económico actual augura una
aceleracióndelacreacióndeempleo.c
Kepa Aulestia
Pilar Rahola
Alexandre Muns Rubiol
A. MUNS RUBIOL, profesor EAE Business School