ACRÓNIMO DE PARÍS PARA SU OLIMPIADA 2024. Por JAVIER SOLIS NOYOLA
Utilitarismo
1. Universidad Fermín Toro
Vice Rectorado Académico
Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas
Escuela de Derecho
Alumna
Rodríguez Estefany
C.I: 25.293850.
2. Utilitarismo
El utilitarismo es una teoría ética fue formulada a finales del Siglo XVIII, asume las
siguientes tres propuestas: lo que resulta intrínsecamente valioso para los individuos, el
mejor estado de las cosas es aquel en el que la suma de lo que resulta valioso es lo más
alta posible, y lo que debemos hacer es aquello que consigue el mejor estado de cosas
conforme a esto. De este modo, la moralidad de cualquier acción o ley viene definida
por su utilidad para los seres sintientes en conjunto. Utilidad es una palabra que refiere
aquello que es intrínsecamente valioso para cada individuo. Tipos de utilitarismo:
Utilitarismo Negativo
Muchas teorías utilitaristas defienden la producción del máximo bienestar para el
máximo número de personas. El utilitarismo negativista cree necesario prevenir la
mayor cantidad de dolor o daño para el mayor número de personas. Los defensores de
esta interpretación del utilitarismo argumentan que ésta propone una fórmula ética más
eficaz, pues hay más posibilidades de crear daños que de crear bienestar, y los daños
mayores conllevan más consecuencias que los más grandes bienes. Es lo contrario del
utilitarismo positivo. Defienden la producción del mínimo malestar para el máximo
número de personas.
Utilitarismo del acto y de las normas
Se han propuesto otras formas de utilitarismo. La forma tradicional de utilitarismo es la
del utilitarismo del acto, que afirma que el mejor acto es el que aporta la máxima
utilidad. Una forma alternativa es el utilitarismo de las normas, que afirma que el mejor
acto es aquel que forme parte de una norma que sea la que nos proporciona más
utilidad.
3. Muchos utilitaristas argumentarían que el utilitarismo no sólo comprende los actos, sino
que también los deseos y disposiciones, premios y castigos, reglas e instituciones.
Utilitarismo Preferencial
En un tipo particular de utilitarismo que define a la utilidad en términos de satisfacción
de las preferencias. Los utilitaristas de la preferencia afirman que lo correcto a hacer es
aquello que produzca las mejores consecuencias, pero definiendo a las mejores
consecuencias en términos de satisfacción de las preferencias, que incluiría conceptos
como la "reputación" antes que el puro.
Precursores
Jeremy Bentham (1748 – 1932): fue un afamado filósofo, jurista y político inglés,
quien inicio con el desarrollo del utilitarismo. En su consideración de la utilidad del
placer subrayó la importancia de la imparcialidad para considerar a todo ser humano
como ser a tener en cuenta en su búsqueda de placer. Esto es algo que rompía con el
tradicionalismo clasista de las sociedades antiguas. Significaba que una sociedad no ha
de valorar como superior el placer de una persona por ser aristócrata, o por ser más
adinerado que otra persona no aristócrata o con poco dinero.
Bentham parte de un supuesto psicológico que no discute por parecerle evidente. Según
él, el hombre se mueve por el principio de la mayor felicidad: este es el criterio de todas
sus acciones, tanto privadas como públicas, tanto de la moralidad individual como de la
legislación política o social. Una acción será correcta si, con independencia de su
naturaleza intrínseca, resulta útil o beneficiosa para ese fin de la máxima felicidad
posible. Una felicidad que concibe, además, de modo hedonista; se busca en el fondo y
siempre aumentar el placer y disminuir el dolor.
4. Ahora bien, no se trata, en primer lugar, de una incitación al placer fácil e inmediato
(como, por lo demás, tampoco era así en el hedonismo antiguo), sino de calcular los
efectos a medio y largo plazo de las propias acciones de manera que el saldo final arroje
más placer que dolor. Así, en ocasiones el sacrificio inmediato será lo correcto en aras
de un beneficio futuro que se prevé mayor. Dicho cálculo ha de resultar en principio
sencillo, pues aunque Bentham reconoce que hay placeres y dolores tanto del cuerpo
como del alma, ve posible aplicar criterios simplemente cuantitativos para esa
evaluación (criterios como la duración del placer, su intensidad y extensión, la
probabilidad de obtenerlo, entre otros).
Decir que un comportamiento es bueno, significa que produce más placer que dolor. Al
margen de esto, según Bentham, los conceptos morales no son sino entidades ficticias.
La felicidad misma no sería sino existencia de placer y ausencia de dolor. Bentham
complementa este postulado básico con la aceptación de los siguientes supuestos o
principios, que constituyen su sistema:
1) Que el objeto propio del deseo es el placer y la ausencia de dolor (colocando así el
egoísmo o interés propio como el fundamento del comportamiento moral).
2) Que todos los placeres son cualitativamente idénticos y, en consecuencia, su única
diferenciación es cuantitativa (según intensidad, duración, capacidad de generar otros
placeres, pureza –medida en que no contienen dolor–, cantidad de personas a las que
afecta, entre otros).
3) Los placeres de las distintas personas son conmensurables entre sí. En otros términos,
si el segundo principio suponía una indiferenciación cualitativa de los placeres para un
mismo individuo, este afirma una indiferenciación cualitativa inter individuos.
5. John Stuart Mill (1806-1873): Fue un estrecho discípulo de Bentham y de su propio
padre, James Mill, y la exposición de su concepción moral se encuentra en su
Utilitarismo, de 1863. Allí define su teoría de acuerdo con Bentham como «el credo que
acepta como fundamento de la moral la ‘utilidad’ o el ‘principio de la máxima
felicidad’, el cual sostiene que las acciones son buenas en cuanto tienden a promover la
felicidad, malas en cuanto tienden a producir lo opuesto a la felicidad. Por ‘felicidad’ se
entiende placer y ausencia de dolor; por ‘infelicidad’, dolor y privación de placer».
Sin embargo, Mill corrige a su maestro en un punto importante. Mientras que para
Bentham los placeres son todos homogéneos y sólo se distinguen cuantitativamente (lo
cual hacía sencillo el cálculo de la suma entre diversos conjuntos de ellos), Mill advierte
que hay placeres cualitativamente distintos; diferencia cualitativa que se traduce en
superioridad o inferioridad. Más concretamente, sostiene que los placeres intelectuales y
morales son superiores a las formas más físicas de placer; y asimismo distingue entre
felicidad y satisfacción, afirmando que la primera tiene mayor valor que la segunda.
Ahora bien, esta posición de Mill, que retoma una de las ideas de la moral tradicional
más común, cuestiona en realidad las bases del utilitarismo. Pues, por un lado, introduce
necesariamente un criterio de valor ajeno al placer, lo cual sale ya de la propia teoría de
Mill y plantea problemas prácticamente irresolubles a la hora de calcular
comparativamente, de modo homogéneo, beneficios resultantes de acciones alternativas.
Y, por otro lado, la asignación de un valor o superioridad a cierto tipo de placeres
plantea la dificultad de si con ello no se les reconoce ya una bondad intrínseca, siendo
así que el utilitarismo de Bentham y Mill mide la bondad de las acciones por el placer
siempre resultante de ellas.
Por lo demás, Mill compartía la preocupación de Bentham de provocar reformas
sociales que condujeran a una sociedad más equitativa. Sin duda, la deseada y deseable
6. democratización y racionalización de la vida pública, que ha tenido lugar gracias a las
ideas de Mill (no sólo la doctrina utilitarista, sino su idea de las libertades individuales y
cívicas), es una de las mayores razones de la amplia aceptación del utilitarismo como
teoría moral y política.
Utilitarismo Racionalista
Es aquella concepción según la cual bondad y utilidad coinciden y, en consecuencia,
también deber y utilidad. Esta idea, no obstante, tiene sus dificultades. En efecto, la
utilidad es una relación tríadica entre aquello de lo que se dice la utilidad, los intereses
de la persona respecto de los cuales se dice ser útil aquello, y la circunstancia en la que
se lleva a cabo la valoración o cálculo de utilidades. Siendo esto así, cabe legítimamente
hacerse algunas de las siguientes preguntas:
¿útil para quién?;
¿respecto a qué intereses?;
¿no puede esta concepción confundir intereses personales o colectivos con
postulados morales?;
¿cómo justificar, en última instancia, lo que es moralmente correcto hacer, a partir
de cálculos utilitarios sobre opciones particulares?;
¿no nos lleva el utilitarismo a un relativismo ético absoluto, al cambiar las ideas y
los sentimientos de una sociedad en la distancia y en el tiempo?
El utilitarismo fue publicado en el año 1863, específicamente en la edad contemporánea,
promulgando el utilitarismo racionalismo donde la bondad y la utilidad coinciden. El
utilitarismo está involucrado en la filosofía, específicamente en la filosofía moral, que
es sinónimo de felicidad, sea cual sea el modo en el que esta se entienda. Estas
consecuencias usualmente incluyen felicidad o satisfacción de las preferencias. El
7. utilitarismo es a veces resumido como "el máximo bienestar para el máximo número".
De este modo el utilitarismo recomienda actuar de modos que produzcan la mayor suma
de felicidad posible en conjunto en el mundo.