Cuando llegamos a confiar en Jesucristo, hay dos posibilidades: o Jesús es lo que dice ser o no. En los términos de nuestra respuesta, también hay dos posibilidades: o creemos lo que él afirma de sí mismo, o no lo hacemos. Si Jesús es lo que afirma ser y obvio hay pruebas, y apostamos por creerle a él no perdemos nada, si es que los ateos tienen razón, y no hay vida después de la muerte o recompensa eterna o castigo por creer o no creer pues terminaremos en la nada. Si lo que afirma Jesús no fuera cierto aunque tal cosa en sí misma es incongruente a su carácter , como quiera que sea, y nos ofrece gratuitamente el regalo de vida eterna, y nosotros apostamos (por incredulidad) a que no es verdad , entonces estamos arriesgando el perderlo todo y vivir una eternidad separados de Dios. Si Jesús es quien dice ser, y apostamos a que así es, potencialmente estamos ganando la vida eterna, la felicidad y no perderíamos nada si no fuera verdad.