DE LAS OLIMPIADAS GRIEGAS A LAS DEL MUNDO MODERNO.ppt
Manejo de Berriches y contención emocional_en_cuarentena_PPT_2.pdf
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Los berrinches y las crisis
pueden parecer similares,
pero no son lo mismo.
Cada conducta requiere una
respuesta diferente más aún
frente a la pandemia y al
aislamiento social.
Saber por qué su hij@ tiene
un berrinche o una crisis
puede ayudar a evitarlos.
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Todos hemos visto niños enojados y llorando en una
tienda o en el parque. La mayoría de las familias se
compadecen porque les ha sucedido con sus hijos. Hoy
en día es común que esto suceda en casa.
Muchos asumimos que se trata de una pataleta, pero
podría tratarse de una crisis emocional o sensorial. Su
respuesta ante cada una de ellas debe ser diferente.
Estas son algunas estrategias para contener los
berrinches y manejar las crisis.
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Acordar una señal que indique frustración
Hable con su hij@ de cómo lo ve usted cuando él está
frustrado. Pregúntele si usted debería notar alguna
otra cosa. Decidan qué señal usted puede usar para
indicarle que está comenzando a frustrarse, como por
ejemplo: jalarse la oreja. Hablen de lo que pueden
hacer para calmar la situación cuando él vea la señal.
Asignar un lugar tranquilo
Encuentre un lugar de la casa donde su hijo pueda
dirigirse para calmarse. Puede ser simplemente una
silla donde a su hijo le gusta sentarse. Explíquele que
es un lugar para tranquilizarse y no un lugar de
castigo. Su hijo puede dirigirse allí y tomarse un
descanso cuando vea la señal de frustración que
acordaron. (Puede que al principio tenga que
recordarle que vaya allí para calmarse).
7. Identificar la causa
Usar una señal o dirigirse a otro lugar para calmarse no siempre
funciona. En ese caso, trate de averiguar la causa del berrinche.
Saber el motivo facilita poder apaciguar a su hijo, y encontrar
maneras de evitar la situación en el futuro.
Establecer expectativas claras
Sea claro en cuanto a cómo espera que su hijo se comporte. Use
oraciones que usen cuando y entonces, como: “Cuando me hablas
con voz calmada, entonces podemos conversar sobre eso”. De esa
manera le está dando a su hijo la opción de actuar de cierta
manera o no.
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Reconocer sus sentimientos
Su hijo puede que no esté comportándose bien, pero eso no significa que sus emociones no
sean reales. Trate de ser empático y ayúdelo a que identifique sus emociones. Por ejemplo:
“Sé que estás enojado conmigo porque te pedí que apagaras el videojuego. Yo también me
molesto cuando tengo que dejar de hacer algo que me gusta”.
Ignorarlo
A veces la mejor respuesta es no reaccionar. Tal vez el berrinche de su hijo aumenta de
intensidad al recibir atención cuando usted está tratando de contenerlo. En esos casos es
mejor dejarlo tranquilo y no hacer nada.
Elogiar la conducta que usted desea
Elogie a su hijo cuando sea capaz de controlarse y calmarse. Indíquele específicamente qué
hizo bien. Por ejemplo: “Sé que estabas muy enojado y te costó dejar de gritar. Hiciste muy
bien en calmarte. Ahora podemos hablar de eso tranquilamente”.
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Las crisis emocionales o sensoriales son una
reacción al agobio. Son más extremas que los
berrinches y los niños no pueden controlarse.
Manejar las crisis es más difícil que contener
los berrinches, pero identificar los
desencadenantes puede evitar una explosión
mayor. Aunque no pueda detener una crisis
emocional, hay maneras en que usted puede
responder para ayudar a su hijo a retomar el
control.
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Si reconoce las primeras señales, podrá
ayudar a que su hijo se calme antes de
que pierda el control. Señales de
advertencia comunes incluyen:
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Trate de desviar la atención del desencadenante
La fase de intensificación puede ser interrumpida en algunos niños. Intente distraerlo con
otra actividad.
Sea paciente
Su instinto puede que sea actuar rápidamente para evitar que la crisis aumente, pero hablar
rápido y alto puede empeorar las cosas. Dele a su hijo más tiempo para procesar lo que usted
le está diciendo. Use oraciones breves y concretas que eliminen la opción de tomar
decisiones.
13. Durante la crisis
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1. Evalúe la seguridad
Cuando su hijo está gritando y lanzando cosas, puede parecer una emergencia. Pero no significa que lo sea. La pregunta a considerar es:
¿Alguien está lastimado o en riesgo de hacerse daño?
2. Tranquilícelo
Necesita probar para saber si su hijo prefiere distancia física o que lo toquen o abracen. En cualquier caso, es mejor que su voz y su
lenguaje corporal transmitan calma. Asegúrese de que su hijo sepa que cuenta con usted y que entiende que él se sienta atemorizado y
fuera de sí.
3. Dele espacio
Si está en un sitio público, trate de mover a su hijo a un lugar más tranquilo. Si está en la casa, trate de que se dirija a una habitación
tranquila. Cuando no sea posible moverlo de lugar, pídale a las personas que les den más espacio.
4. Disminuya la intensidad
Apague la luz y no haga ruido. Si está en la casa y su hijo no puede o no quiere irse a otra habitación, intente hacerse a un lado (su hijo
puede sentirse atrapado si usted se para frente a la puerta).
5. Piense en un plan para después de la crisis
Comience a pensar cómo comunicarse con su hijo después de la crisis, en lugar de hacer algo que la reinicie. Puede que tenga que olvidarse
de su plan de ir de compras. Si la crisis fue desencadenada por una conversación emocional, tendrá que dejar de hablar de ese tema y
encontrar otra forma de enfocarlo la próxima vez que lo intente.
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Tiempo para recuperarse
Una vez que su hijo empieza a calmarse, podría sentirse avergonzado o culpable. También puede
que se sienta físicamente exhausto. Dele tiempo para que se recupere.
Busque el momento adecuado para hablar
Usted puede ayudar a que su hijo reflexione sobre lo que pasó. Hacerlo inmediatamente después
de la crisis no es el mejor momento. Estas son algunas maneras de hacerlo cuando ambos estén
calmados:
Avísele. Dígale con anticipación que van a hablar y asegúrele que no está metido en problemas.
Sea breve. Hablar sobre una crisis puede causar que los niños se sientan mal y a la defensiva.
Diga lo que tiene que decir, pero evite repetir la misma información.
Confirme que entiende. Pida a su hijo que le repita de qué hablaron y responda cualquier
pregunta. Si decidieron un plan de acción, pídale que se lo repita.
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Manejar las crisis emocionales
o sensoriales y contener los
berrinches requiere práctica.
Reconocer las señales
y enseñar a su hijo habilidades
para controlarse, puede
ayudarlos a que encuentren
mejores maneras de actuar en
el futuro.
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PUNTOS CLAVES.
Tener un “lugar para calmarse” puede ayudar con
los berrinches y las crisis.
Ignorar un berrinche a veces puede ponerle fin.
Conocer cuáles son los desencadenantes de su
hijo puede evitar que las crisis se intensifiquen.