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Editors
Steven Cheng, MD
Assistant Professor of Medicine
Department of Internal Medicine
Renal Division
Washington University School of Medicine
St. Louis, Missouri
Anitha Vijayan, MD
Associate Professor of Medicine
Department of Internal Medicine
Renal Division
Washington University School of Medicine
St. Louis, Missouri
Series Editors
Katherine E. Henderson, MD
Assistant Professor of Clinical Medicine
Department of Medicine
Division of Medical Education
Washington University School of Medicine
Barnes-Jewish Hospital
St. Louis, Missouri
Thomas M. De Fer, MD
Associate Professor of Internal Medicine
Washington University School of Medicine
St. Louis, Missouri
MANUAL WASHINGTON®
DE ESPECIALIDADES CLÍNICAS
Nefrología
3.ª EDICIÓN
CHENG_FM.indd 1 10/03/15 18:16
Av. Carrilet, 3, 9.ª planta, Edificio D – Ciutat de la Justícia
08902 L’Hospitalet de Llobregat. Barcelona (España)
Tel.: 93 344 47 18
Fax: 93 344 47 16
e-mail: lwwespanol@wolterskluwer.com
Traducción
Dr. Juan Manuel Igea Aznar
Revisión científica
Mario Alberto Sebastián Díaz
Médico adscrito al Servicio de Nefrología. Hospital Central Sur de Alta Especialidad PEMEX Picacho.
Ciudad de México, México.
Se han adoptado las medidas oportunas para confirmar la exactitud de la información presentada y describir
la práctica más aceptada. No obstante, los autores, los redactores y el editor no son responsables de los errores
u omisiones del texto ni de las consecuencias que se deriven de la aplicación de la información que incluye,
y no dan ninguna garantía, explícita o implícita, sobre la actualidad, integridad o exactitud del contenido
de la publicación. Esta publicación contiene información general relacionada con tratamientos y asistencia
médica que no debería utilizarse en pacientes individuales sin antes contar con el consejo de un profesional
médico, ya que los tratamientos clínicos que se describen no pueden considerarse recomendaciones absolutas
y universales.
El editor ha hecho todo lo posible para confirmar y respetar la procedencia del material que se reproduce en
este libro y su copyright. En caso de error u omisión, se enmendará en cuanto sea posible. Algunos fármacos
y productos sanitarios que se presentan en esta publicación sólo tienen la aprobación de la Food and Drug
Administration (FDA) para un uso limitado al ámbito experimental. Compete al profesional sanitario
averiguar la situación de cada fármaco o producto sanitario que pretenda utilizar en su práctica clínica, por lo
que aconsejamos la consulta con las autoridades sanitarias competentes.
Derecho a la propiedad intelectual (C. P. Art. 270)
Se considera delito reproducir, plagiar, distribuir o comunicar públicamente, en todo o en parte, con ánimo
de lucro y en perjuicio de terceros, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación
o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la
autorización de los titulares de los correspondientes derechos de propiedad intelectual o de sus cesionarios.
Reservados todos los derechos.
Copyright de la edición en español © 2015 Wolters Kluwer
ISBN edición en español: 978-84-16004-94-2
Depósito legal: M-4869-2015
Edición en español de la obra original en lengua inglesa The Washington Manual of Nephrology Subspecialty
Consult, publicada por Wolters Kluwer Health
© 2012 by Department of Medicine, Washington University School of Medicine
Two Commerce Square
2001 Market Street
Philadelphia, PA 19103
ISBN edición original: 978-1-4511-1425-6
Composición: InVivo Proyectos Editoriales
Impresión: R.R. Donnelley-Shenzhen
Impreso en China
CHENG_FM.indd 2 10/03/15 18:16
iii
Colaboradores
Raghavender Boothpur, MD
Clinical Fellow
Department of Internal Medicine
Renal Division
Washington University School of Medicine
St. Louis, Missouri
Lyndsey Bowman, PharmD
Clinical Pharmacist
Abdominal Organ Transplant
Barnes-Jewish Hospital
St. Louis, Missouri
Ying Chen, MD
Instructor
Department of Internal Medicine
Renal Division
Washington University School of Medicine
St. Louis, Missouri
Steven Cheng, MD
Assistant Professor of Medicine
Department of Internal Medicine
Renal Division
Washington University School of Medicine
St. Louis, Missouri
Sindhu Garg, MD
Clinical Fellow
Department of Internal Medicine
Renal Division
Washington University School of Medicine
St. Louis, Missouri
Yekaterina Gincherman, MD
Clinical Fellow
Department of Internal Medicine
Renal Division
Washington University School of Medicine
St. Louis, Missouri
Seth Goldberg, MD
Assistant Professor of Medicine
Department of Internal Medicine
Renal Division
Washington University School of Medicine
St. Louis, Missouri
Ethan Hoerschgen, MD
Clinical Fellow
Department of Internal Medicine
Renal Division
Washington University School of Medicine
St. Louis, Missouri
Jennifer Iuppa, PharmD
Clinical Pharmacist
Lung Transplant
Barnes-Jewish Hospital
St. Louis, Missouri
Judy L. Jang, MD
Clinical Fellow
Department of Internal Medicine
Renal Division
Washington University School of Medicine
St. Louis, Missouri
Peter J. Juran, MD
Clinical Fellow
Department of Internal Medicine
Renal Division
Washington University School of Medicine
St. Louis, Missouri
Syed A. Khalid, MD
Clinical Fellow
Department of Internal Medicine
Renal Division
Washington University School of Medicine
St. Louis, Missouri
CHENG_FM.indd 3 10/03/15 18:16
iv C O L A B O R A D O R E S
Christina L. Klein, MD
Assistant Professor of Medicine
Department of Internal Medicine
Renal Division
Washington University School of Medicine
St. Louis, Missouri
Tingting Li, MD
Assistant Professor of Medicine
Department of Internal Medicine
Renal Division
Washington University School of Medicine
St. Louis, Missouri
Biju Marath, MD
Clinical Fellow
Department of Internal Medicine
Renal Division
Washington University School of Medicine
St. Louis, Missouri
Imran A. Memon, MD
Clinical Fellow
Department of Internal Medicine
Renal Division
Washington University School of Medicine
St. Louis, Missouri
Georges Saab, MD
Assistant Professor of Medicine
Department of Internal Medicine
Renal Division
Washington University School of Medicine
St. Louis, Missouri
Sadashiv Santosh, MD
Clinical Fellow
Department of Internal Medicine
Renal Division
Washington University School of Medicine
St. Louis, Missouri
Andrew Siedlecki, MD
Instructor
Department of Internal Medicine
Renal Division
Washington University School of Medicine
St. Louis, Missouri
Nicholas Taraska, MD
Clinical Fellow
Department of Internal Medicine
Renal Division
Washington University School of Medicine
St. Louis, Missouri
Ahsan Usman, MD
Clinical Fellow
Department of Internal Medicine
Renal Division
Washington University School of Medicine
St. Louis, Missouri
Anitha Vijayan, MD
Associate Professor of Medicine
Department of Internal Medicine
Renal Division
Washington University School of Medicine
St. Louis, Missouri
CHENG_FM.indd 4 10/03/15 18:16
v
Nota de la directora
E s un placer presentar la nueva edición del Manual Washington®
de especialidades
clínicas. Nefrología. Este libro de bolsillo sigue siendo una referencia fundamental
para estudiantes de medicina, internos, residentes y otros profesionales que necesiten acce-
der rápidamente a la información clínica práctica a fin de diagnosticar y tratar a pacientes
con una amplia variedad de trastornos. El conocimiento médico sigue aumentando a una
velocidad asombrosa, lo que hace que los médicos tengan dificultad para mantenerse actua-
lizados con los descubrimientos biomédicos, la información genética y los nuevos trata-
mientos que pueden afectar positivamente a la evolución de los pacientes. La serie de espe-
cialidades clínicas de los manuales Washington®
aborda este reto, al ofrecer de manera
breve y práctica información científica actualizada para ayudar a los médicos en el diagnós-
tico, las pruebas complementarias y el tratamiento de enfermedades médicas habituales.
Quiero expresar personalmente mi agradecimiento a los autores, entre los que hay
médicos de plantilla, asociados y visitantes en la Facultad de Medicina de la Universidad de
Washington y el Barnes-Jewish Hospital. Su compromiso con la asistencia de los pacientes
y la educación no tiene parangón, y sus esfuerzos y su habilidad en la compilación de este
manual se manifiestan en la calidad del producto final. En particular, quisiera expresar mi
agradecimiento a nuestros editores, los Drs. Steven Cheng y Anitha Vijayan, y a los editores
de la serie, los Drs. Katherine Henderson y Tom De Fer, que han trabajado incansable-
mente para producir otra sobresaliente edición de este manual. También quisiera agradecer
al Dr. Melvin Blanchard, director de la División de Educación Médica del Departamento
de Medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, su consejo y sus
orientaciones. Creo que este manual de subespecialidad cumplirá el objetivo deseado de
ofrecer conocimientos prácticos que se pueden aplicar directamente a la cabecera del pa-
ciente y en el medio ambulatorio para mejorar la asistencia de los pacientes.
Victoria J. Fraser, MD
Titular de la cátedra Dr. J. William Campbell
Directora interina de medicina
Codirectora del Departamento de Enfermedades Infecciosas
Facultad de Medicina de la Universidad de Washington
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vi
Prefacio
L a 1.a
y la 2.a
ediciones del Manual Washington®
de especialidades clínicas. Nefrología
consiguieron el objetivo de la serie de especialidades, porque estaban bien escritas y
bien organizadas, y eran un eficiente recurso de cabecera para residentes y estudiantes. La
esperanza de esta y de futuras ediciones es aprovechar ese éxito, actualizando el contenido
con los nuevos avances, a la vez que se mantienen los elevados niveles de calidad originales.
El campo de la nefrología está cambiando rápidamente, a medida que nuevos avances
modifican el tratamiento de la lesión renal aguda (LRA), la insuficiencia renal crónica y el
trasplante renal. La LRA sigue siendo un problema potencialmente mortal en el paciente
hospitalizado, y en nuevos ensayos clínicos se ha abordado la utilidad del tratamiento de
depuración extrarrenal intensivo en la LRA. Las glomerulonefritis generan dificultades sig-
nificativas al nefrólogo en su intento de tratar de manera eficaz al paciente y, al mismo
tiempo, intentar minimizar los efectos adversos del régimen terapéutico. Se han añadido
nuevos fármacos como terapias de inducción para reducir la incidencia de rechazo después
del trasplante renal. Recientemente se ha demostrado que el inicio temprano de la hemo-
diálisis no es beneficioso en pacientes con insuficiencia renal crónica.
El campo de la nefrología sigue siendo un área fascinante, difícil y estimulante de la
medicina interna. Los problemas electrolíticos y acidobásicos siempre plantearán un dilema
interesante y provocativo a los profesionales en formación y en ejercicio por igual. La emo-
ción que se siente al estudiar a un paciente con hiponatremia, o al estrechar el diagnóstico
diferencial para llegar a la etiología subyacente de la hipopotasemia, nunca cambia con el
tiempo, y esperamos trasladar nuestra pasión por la nefrología a estudiantes de medicina y
residentes, e inspirarles para que orienten su carrera hacia la nefrología.
Quisiéramos reconocer y expresar nuestro agradecimiento a los autores por todo el
tiempo y el trabajo que han invertido en esta publicación. También quisiéramos extender
nuestra gratitud a Katherine Henderson, MD, que nos ha dado orientaciones y consejos
sumamente útiles. Esperamos que el lector encuentre que esta publicación es una herra-
mienta relevante, informativa y útil para su práctica clínica cotidiana.
Por último, aunque no por ello menos importante, quisiéramos expresar nuestro agra-
decimiento a nuestras familias (Vichu, Maya, Dev y nuestros padres) por su amor y su
apoyo.
A.V. y S.C.
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vii
Índice de contenidos
Colaboradores iii
Nota de la directora v
Prefacio vi
PARTE I. ABORDAJE GENERAL DE LAS NEFROPATÍAS
1. El arte y la ciencia del análisis de orina 1
Biju Marath y Steven Cheng
2. Evaluación de la función renal 9
Imran A. Memon
3. Biopsia renal 1 7
Imran A. Memon
4. Abordaje de la proteinuria 2 4
Peter J. Juran
5. Abordaje de la hematuria 3 1
Peter J. Juran
PARTE II. TRASTORNOS ELECTROLÍTICOS
Y ACIDOBÁSICOS
6. Trastornos del equilibrio hídrico 3 9
Georges Saab
7. Trastornos del equilibrio del potasio 5 0
Sadashiv Santosh
8. Trastornos del metabolismo del calcio 6 2
Yekaterina Gincherman
9. Trastornos del metabolismo del fósforo 7 3
Yekaterina Gincherman
10. Trastornos acidobásicos 8 2
Biju Marath y Steven Cheng
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viii Í N D I C E D E C O N T E N I D O S
PARTE III. LESIÓN RENAL AGUDA Y DEPURACIÓN
EXTRARRENAL CONTINUA
11. Visión general y tratamiento de la lesión renal aguda 9 9
Andrew Siedlecki y Anitha Vijayan
12. Lesión renal aguda prerrenal y posrenal 1 1 5
Judy L. Jang y Anitha Vijayan
13. Causas intrínsecas de la lesión renal aguda 1 3 3
Judy L. Jang
14. Nefropatía inducida por el contraste 1 6 3
Ethan Hoerschgen
15. Terapia de remplazo renal en la lesión renal aguda 1 7 1
Anitha Vijayan
PARTE IV. CAUSAS DE NEFROPATÍA
16. Visión general y abordaje del paciente con enfermedad
glomerular 1 8 2
Syed A. Khalid
17. Enfermedades glomerulares primarias 1 9 6
Ying Chen
18. Enfermedades glomerulares secundarias 2 1 3
Tingting Li
19. Nefropatía diabética 2 2 9
Steven Cheng
20. Estenosis arterial renal e hipertensión renovascular 2 3 9
Ahsan Usman
21. Enfermedades quísticas del riñón 2 5 0
Seth Goldberg
CHENG_FM.indd 8 10/03/15 18:16
Í N D I C E D E C O N T E N I D O S ix
PARTE V. EMBARAZO Y NEFROLITIASIS
22. Nefropatías en el embarazo 2 6 5
Sindhu Garg y Tingting Li
23. Nefrolitiasis 2 7 7
Raghavender Boothpur
PARTE VI. INSUFICIENCIA RENAL CRÓNICA
24. Tratamiento de la insuficiencia renal crónica 2 9 2
Nicholas Taraska y Anitha Vijayan
25. Hemodiálisis 3 1 0
Steven Cheng
26. Diálisis peritoneal 3 2 4
Seth Goldberg
27. Principios de la administración de fármacos en la insuficiencia
renal 3 3 8
Lyndsey Bowman y Jennifer Iuppa
28. Tratamiento del paciente con trasplante renal 3 5 1
Christina L. Klein
Apéndices
A. Fármacos que pueden producir insuficiencia renal 3 6 5
B. Mecanismos de la nefrotoxicidad y alternativas
a algunos fármacos de uso frecuente 3 6 6
C. Medicamentos de uso habitual con metabolitos activos 3 6 8
D. Ajustes posológicos de los antimicrobianos 3 6 9
E. Ajustes posológicos de los antirretrovíricos 3 7 3
Índice alfabético de materias 3 7 5
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1
1
El arte y la ciencia
del análisis de orina
Biju Marath y Steven Cheng
P RINC IP IOS G EN ER AL ES
•	El	análisis	de	orina	es	el	examen	físico,	químico	y	microscópico	de	la	orina,	y	es	un	
aspecto	fundamental	de	la	evaluación	de	las	enfermedades	renales	y	de	las	vías	urina-
rias.
DIA GNÓS TICO
•	Cuando	se	utiliza	correctamente,	el	análisis	de	orina	puede	aportar	innumerables	datos	
sobre	una	amplia	variedad	de	diagnósticos.	El examen correcto de la orina consta de
dos partes: a) el análisis de orina con una tira reactiva, y b) la evaluación del se-
dimento mediante microscopia óptica.	La	presencia	o	ausencia	de	determinadas	ca-
racterísticas	en	el	análisis	de	orina	puede	ser	útil	para	estrechar	las	posibilidades	diag-
nósticas1-5
.
○ El	análisis de orina con una tira reactiva	ofrece	información	sobre	los	parámetros	
físicos	y	químicos	de	la	orina.	Estas	propiedades	pueden	ser	sumamente	útiles	para	
evaluar	la	presencia	de	infecciones	e	infl
	amaciones,	el	control	glucémico,	el	equili-
brio	acidobásico,	la	hematuria,	la	proteinuria	y	el	estado	del	volumen	intravascular,	
por	nombrar	tan	solo	algunas	situaciones.
○ El	análisis microscópico	permite	evaluar	el	sedimento.	Como	las	características	del	
sedimento	urinario	varían	dependiendo	de	la	localización	de	la	lesión,	esta	evalua-
ción	es	útil	para	ubicar	la	lesión	en	las	enfermedades	parenquimatosas	renales.
Recogida de la muestra
•	En	condiciones	ideales,	la	orina	se debe examinar inmediatamente	o	no	más	de	
2	horas	después	de	su	recogida.
•	La	demora	en	el	análisis	hace	que	la	orina	se	vuelva	cada	vez	más	alcalina	(la	urea	se	
degrada,	lo	que	genera	amoníaco).	Un	pH	mayor	disuelve	los	cilindros	y	favorece	la	
lisis	celular.
•	Si	el	retraso	es	inevitable,	la	orina se puede conservar hasta 6 horas si se refrigera
entre 2 y 8°C.	La	refrigeración	puede	llevar	a	la	precipitación	de	los	fosfatos	y	de	
cristales.
○ Se	han	utilizado	conservantes,	como	formaldehído	y	glutaraldehído,	y	tubos	que	
contienen	polvo	de	borato-formato/sorbitol	liofi
	lizado	para	mantener	los	elementos	
formes	de	las	muestras	de	orina.
•	El	método	para	la	preparación	de	una	muestra	de	orina	se	presenta	en	la	tabla	1-1.
Propiedades físicas
La	inspección	visual	y	el	registro	de	otras	características	físicas	generales	de	una	muestra	de	
orina	pueden	ofrecer	información	diagnóstica	importante.	Las	principales	propiedades	físi-
cas	que	se	deben	determinar	son	color,	transparencia,	olor	y	gravedad	específi
	ca.
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2 PA R T E I A B O R D A J E G E N E R A L D E L A S N E F R O PAT Í A S
Color
•	La orina normal es de color pálido a amarillo.	La	orina	diluida	es	más	clara,	y	la	
orina	concentrada	es	de	color	amarillo	más	oscuro,	y	puede	llegar	a	ser	de	color	ámbar.
•	Se	puede	observar	orina roja	cuando	hay	hematuria.
○ El	resultado	positivo	para	sangre	en	el	análisis	con	tira	reactiva	sin	presencia	de	eri-
trocitos	en	el	estudio	microscópico	es	un	indicio	de	la	presencia	de	hemoglobina	o	
mioglobina	libre	en	la	orina,	lo	cual	es	indicativo	de	enfermedades	como	anemia	
drepanocítica,	transfusión	de	sangre	con	incompatibilidad	AB0	o	rabdomiólisis.
○ También	puede	producirse	orina	roja	por	la	ingestión	de	grandes	cantidades	de	alimen-
tos	con	pigmentos	rojos	(p.	ej.,	remolacha,	ruibarbo,	arándanos),	la	presencia	de	un	ex-
ceso	de	uratos,	determinados	fármacos	(p.	ej.,	fenitoína	y	rifampicina)	y	en	las	porfirias.
•	Se	puede	ver	orina verde o azul	en	infecciones	del	tracto	urinario	(ITU)	por	Pseudo-
monas	y	en	la	biliverdinuria,	así	como	por	la	exposición	a	amitriptilina,	cimetidina	i.v.,	
prometazina	i.v.,	azul	de	metileno	y	triamtereno.
•	La	orina naranja	se	ve	habitualmente	cuando	se	consume	rifampicina,	fenotiazinas	y	
fenazopiridina.
•	La	orina	que	se vuelve negra tras dejarla reposar	se	describe	clásicamente	en	la	caren-
cia	de	oxidasa	de	ácido	homogentísico	(alcaptonuria).
•	También	se	ve	orina marrón o negra	en	situaciones	como	intoxicación	por	cobre	o	
fenoles	y	excreción	excesiva	de	levodopa,	y	por	la	excreción	de	cantidades	excesivas	de	
melanina	en	el	melanoma.
Transparencia
•	La orina normal habitualmente es transparente.
•	El	aumento de la turbidez	se	ve	la	mayoría	de	las	veces	en	las	ITU	(piuria).
•	Otras	causas	son	hematuria	intensa,	contaminación	por	secreciones	genitales,	presencia	
de	cristales	de	fosfato	en	una	orina	alcalina,	quiluria,	lipiduria,	hiperoxaluria	e	hiperu-
ricosuria.
TABLA 1-1
PROCEDIMIENTO PARA LA RECOGIDA DE MUESTRAS DE
ORINA, EL ESTUDIO CON TIRA REACTIVA Y EL ANÁLISIS
MICROSCÓPICO
Obtener una muestra de orina de la porción media del chorro de la primera o
segunda muestra de orina de la mañana en un envase limpio.
•	Se puede realizar sondaje vesical (riesgo de hematuria).
•	También es aceptable el sondaje suprapúbico, aunque se utiliza con poca
frecuencia.
•	Debe evitarse obtener orina de la bolsa de Foley (se puede recoger una muestra
reciente de la propia sonda de Foley).
Realizar el estudio con tira reactiva y registrar los resultados.
Centrifugar una alícuota de 10 ml a 1 500-3 000 rpm (400-450 g) durante
5-10 min.
Extraer 9,5 ml de la orina sobrenadante.
Volver a suspender suavemente el sedimento utilizando la pipeta en los 0,5 ml
restantes del sobrenadante.
Utilizando la pipeta, aplicar una gota de la orina suspendida de nuevo en un
portaobjetos limpio, y cubrir con un cubreobjetos.
Examinar la orina con microscopia óptica de contraste de fase a 1603y 1403.
•	La luz polarizada puede ser útil para el estudio de lípidos y cristales.
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Diagnóstico 3
Olor
•	La orina normal habitualmente no tiene un olor intenso.
•	Las	ITU	bacterianas	se	pueden	asociar	a	un	olor acre.
•	La	cetoacidosis	diabética	puede	hacer	que	la	orina	tenga	un	olor afrutado o dulce.
•	Otras	enfermedades	asociadas	a	olores	poco	habituales	son	la	cetoaciduria de cadena
ramificada (olor	a	jarabe	de	arce),	la	fenilcetonuria	(olor	mohoso),	las	fístulas	gastroin-
testinales-vesicales	(olor	fecal)	y	la	descomposición	de	la	cistina	(olor	sulfúrico).
•	Diversos	medicamentos	(p.	ej.,	penicilina)	y	alimentos	(p.	ej.,	espárragos,	café)	también	
pueden	producir	olores	específicos.
Gravedad específica
•	La	gravedad	específica	es	el	método	utilizado	con	más	frecuencia	para	evaluar	la	densi-
dad	relativa	de	la	orina,	aunque	la mejor forma de determinarla es midiendo la os-
molalidad.
○ Aunque	se	utilizan	habitualmente,	las	tiras	de	intercambio	iónico	habitualmente	
ofrecen	resultados	falsamente	bajos	con	valores	de	pH	urinario	6,5,	y	resultados	
falsamente	elevados	con	concentraciones	de	proteínas	7	g/l.
•	Los valores  1,010 indican una orina diluida.
○ Esto	generalmente	indica	un	estado	de	hidratación	relativa.
○ Una	gravedad	específica	muy	baja	(1,005)	puede	ser	indicativa	de	diabetes	insípida	
o	intoxicación	por	agua.
•	Los valores 1,020 indican una orina más concentrada.
○ Esto	habitualmente	indica	deshidratación	y	contracción	del	volumen.
○ Una	gravedad	específica	muy	alta	(1,032)	puede	ser	indicativa	de	glucosuria,	y	
valores	incluso	mayores	pueden	indicar	la	presencia	de	un	agente	osmótico	externo,	
como	un	contraste.
Propiedades químicas
pH urinario
•	El	pH	urinario	se	puede	medir	con	mucha	exactitud	y	es	bastante	reproducible.
•	El pH urinario normal está en el intervalo de 4,5 a 7,8.
•	Se	puede	observar	un	pH urinario bajo	en	pacientes	con	un	gran	consumo	de	proteí-
nas,	acidosis	metabólica	y	depleción	de	volumen.
•	Se	puede	ver	un	pH urinario alto	en	la	acidosis	tubular	renal	(especialmente	distal)	y	
en	personas	que	consumen	dietas	vegetarianas.	Otras	causas	son	el	almacenamiento	
prolongado	de	la	orina	(que	permite	la	generación	de	amoníaco	a	partir	de	la	urea)	y	la	
infección	por	microorganismos	que	degradan	urea	(p.	ej.,	Proteus).
Hemoglobina
•	La	presencia	de	hemoglobina	en	el	análisis	mediante	tira	reactiva	puede	ser	indica-
tiva	de	hematuria	o	señalar	otra	patología,	como	hemólisis	intravascular	o	rabdo-
miólisis.	Se	puede	ver	una	revisión	de	la	hematuria	y	la	hemoglobinuria	en	el	capí-
tulo	5.
Glucosa
•	La	medición	de	la	glucosa	urinaria	es	sensible,	pero	no	es	suficientemente	específica	
para	poder	cuantificarla	con	los	métodos	habituales.	La	mayoría	de	los	laboratorios	
presentan	una	lectura	semicuantitativa	(p.	ej.,	+	para	presente	hasta	++++	para	presente	
en	grandes	cantidades),	aunque	la	correlación	con	la	glucemia	es	aproximada	y	varía	
con	la	concentración	de	la	orina.
•	Puede	detectarse	glucosa	en	la	orina	en	la	diabetes,	las	enfermedades	pancreáticas	y	
hepáticas,	el	síndrome	de	Cushing	y	el	síndrome	de	Fanconi.
CHENG_1_(1-8).indd 3 07/02/15 17:31
4 PA R T E I A B O R D A J E G E N E R A L D E L A S N E F R O PAT Í A S
•	En personas con un funcionamiento renal normal generalmente no se detecta
glucosa en la orina, salvo que la concentración plasmática sea 180-200 mg/dl.
La	glucosuria	con	una	glucosa	plasmática	normal	debe	plantear	la	sospecha	de	un	de-
fecto	tubular	proximal	que	altera	la	reabsorción	de	la	glucosa.
•	Pueden	observarse	resultados	falsos	negativos en	presencia	de	ácido	ascórbico,	ácido	
úrico	y	bacterias.
•	Se	pueden	observar	resultados	falsos positivos cuando	hay	levodopa,	detergentes	oxi-
dantes	y	ácido	clorhídrico.
Proteínas
•	La	proteinuria	es	un	importante	marcador	de	nefropatía	y	se	puede	determinar	me-
diante	el	análisis	con	tira	reactiva.	Los	detalles	de	la	metodología	y	otros	métodos	más	
cuantitativos	se	encuentran	en	el	capítulo	4.
Esterasa leucocitaria y nitritos urinarios
•	Estas	dos	pruebas	se	utilizan	a	menudo	combinadas	para	el	diagnóstico	de	una	ITU.
•	Una esterasa leucocitaria (EL) positiva es indicativa de la actividad de los granu-
locitos en la orina.
○ La	detección	de	EL	se	produce	por	la	reacción	de	la	tira	reactiva	con	las	esterasas	li-
beradas	por	los	granulocitos	lisados	en	la	orina.
○ La	esterasa	producida	por	la	lisis	de	los	granulocitos	en	la	orina	obtenida	hace	mucho	
tiempo,	o	cuando	hay	contaminación	por	células	vaginales,	puede	dar	resultados	
falsos	positivos.
○ Se	producen	resultados	falsos	negativos	cuando	está	inhibida	la	reacción	de	la	este-
rasa	con	los	granulocitos,	como	cuando	hay	hiperglucemia,	albuminuria,	tetracicli-
nas,	cefalosporinas	y	oxaluria.
○ Se	puede	encontrar	una	EL	positiva	independientemente	de	una	ITU.	La	piuria	
estéril	se	asocia,	a	menudo,	a	nefrolitiasis,	nefritis	intersticial	y	tuberculosis	re-
nal.
•	La	presencia de nitritos en la orina depende de la capacidad de las bacterias de
convertir los nitratos en nitritos,	que,	a	su	vez,	reaccionan	con	la	tira	reactiva.	Esta	
reacción	es	inhibida	por	el	ácido	ascórbico	y	cuando	hay	una	gravedad	específica	
alta.
○ Las	concentraciones	bajas	de	nitratos	urinarios	de	manera	secundaria	a	la	alimenta-
ción,	la	degradación	de	los	nitritos	secundaria	a	un	almacenamiento	prolongado	y	
una	conversión	inadecuada	de	los	nitratos	en	nitritos	por	un	tránsito	rápido	hacia	la	
vejiga	pueden	contribuir	a	un	resultado	falso	negativo	a	pesar	de	la	presencia	de	una	
infección	urinaria.
○ Algunas	bacterias	(p.	ej.,	Streptococcus faecalis,	Neisseria gonorrhoeae	y	Mycobacterium
tuberculosis)	no	convierten	los	nitratos	en	nitritos.
○ La	especificidad	para	detectar	una	infección	es	máxima	cuando	son	positivos	la	EL	y	
los	nitritos.	Sin	embargo,	no	se	puede	descartar	por	completo	una	infección	aunque	
las	dos	pruebas	sean	negativas,	y	se	debe	tener	en	consideración	el	contexto	clínico6
.
Cetonas
•	La prueba con tira reactiva habitual detecta únicamente ácido acetoacético y no
-hidroxibutirato.
•	Las	cetonas	se	ven	principalmente	en	la	cetoacidosis	diabética	y	alcohólica,	aunque	
también	se	pueden	detectar	durante	el	embarazo,	con	dietas	sin	hidratos	de	carbono,	
en	la	inanición,	en	los	vómitos	y	con	el	ejercicio	intenso.
•	La	presencia	de	grupos	sulfhidrilo	libres,	metabolitos	de	la	levodopa	y	orina	muy	pig-
mentada	puede	dar	resultados	falsamente	positivos.
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Diagnóstico 5
Examen microscópico
•	El	estudio	microscópico	del	sedimento	urinario	es	una	herramienta	muy	importante	y	
poco	utilizada	para	evaluar	las	enfermedades	renales7,8
.	El	sedimento	urinario	puede	
contener	células,	cilindros,	cristales,	bacterias,	hongos	y	contaminantes.
Células
•	Eritrocitos:
○ Más de dos eritrocitos por campo de gran aumento son anómalos	e	indican	una	
hemorragia	en	alguna	parte	del	aparato	genitourinario.
○ Los	eritrocitos	habitualmente	miden	4-7	m	de	diámetro	y	tienen	un	pigmento	rojo	
característico,	con	una	opacidad	central	y	bordes	lisos.
○ Los	eritrocitos dismórficos	se	asocian	a	enfermedades	glomerulares	y	se	ven	mejor	
mediante	microscopia	de	contraste	de	fase.
○ Los eritrocitos tumefactos (fantasmas) o contraídos (crenados) son	eritrocitos	
normales	que	se	han	alterado	por	la	osmolalidad	de	la	orina.	Los	eritrocitos	crenados	
(5	m	de	diámetro)	tienen	bordes	especulados	y	se	pueden	confundir	con	granulo-
citos	pequeños.	A	menudo	hace	falta	microscopia	de	contraste	de	fase	para	poder	ver	
las	células	fantasmas.
•	Leucocitos:
○ Los	leucocitos	se	caracterizan	por	su	granulación	citoplásmica.
○ Se	distinguen	de	los	eritrocitos	crenados	porque	no	tienen	pigmento	y	por	su	gran	
tamaño	(10-12	m	de	diámetro).	Mediante	microscopia	de	contraste	de	fase	se	
puede	ver	el	movimiento	browniano	de	los	gránulos	de	los	leucocitos.
○ La presencia de leucocitos en la orina se asocia a infección e inflamación.
○ Aunque	se	consideraba	que	los	eosinófilos	en	la	orina	eran	un	marcador	de	nefritis	
intersticial	alérgica,	actualmente	se	considera	que	son	un	marcador	poco	sensible	y	
específico.	Se	pueden	ver	en	la	embolia	de	colesterol,	la	glomerulonefritis,	la	prosta-
titis,	la	pielonefritis	crónica	y	la	esquistosomiasis	urinaria.
○ Los	eosinófilos	urinarios	no	se	identifican	fácilmente,	salvo	que	se	utilicen	tinciones	
especiales	(Hansel	o	Wright).
•	Células epiteliales:
○ Se	deben	distinguir	cuatro	grupos	principales	de	células	epiteliales:
■ Células epiteliales escamosas:	son	grandes	y	planas,	con	citoplasma	irregular,	de	
30-50	m	de	diámetro	y	un	cociente	nucleocitoplásmico	de	1:6.	Están	presentes	
en	la	orina	porque	se	descaman	en	el	aparato	genital	distal,	y	esencialmente	son	
contaminantes.
■ Células epiteliales transicionales:	miden	20-30	m	de	diámetro,	tienen	forma	
de	pera	o	de	renacuajo,	y	tienen	un	cociente	nucleocitoplásmico	de	1:3.	Habitual-
mente	se	ven	de	forma	intermitente	en	el	sondaje	y	la	irrigación	vesicales.	En	
ocasiones	se	pueden	asociar	a	neoplasias	malignas,	especialmente	si	se	observan	
núcleos	irregulares.
■ Células epiteliales tubulares renales:	son	ligeramente	mayores	que	los	leu-
cocitos	y	tienen	un	núcleo	redondo	grande	y	excéntrico	que	ocupa	la	mitad	
del	área	del	citoplasma.	Se	pueden	ver	números	significativos	de	estas	células	
( 15	células	por	cada	10	campos	de	gran	aumento)	en	la	lesión	tubular.	Las	
células	epiteliales	tubulares	del	túbulo	proximal	tienden	a	tener	muchos	grá-
nulos.
■ Cuerpos grasos ovales: son	células	epiteliales	renales	llenas	de	lípidos.	También	
parece	que	son	granulares,	aunque	se	distinguen	por	las	características	«cruces	de	
Malta»	que	se	ven	con	luz	polarizada,	que	reflejan	su	contenido	de	colesterol.	Los	
cuerpos	grasos	ovalados	habitualmente	se	ven	en	el	síndrome	nefrótico	e	indican	
lipiduria.
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6 PA R T E I A B O R D A J E G E N E R A L D E L A S N E F R O PAT Í A S
Cilindros
Se	forman	cilindros	cuando	las	proteínas	segregadas	hacia	la	luz	de	los	túbulos	renales	
(habitualmente	la	proteína	de	Tamm-Horsfall)	atrapan	células,	grasa,	bacterias	u	otras	in-
clusiones	en	el	momento	de	la	amalgama,	y	después	se	excretan	con	la	orina.	Así,	un	cilin-
dro	ofrece	una	instantánea	del	entorno	del	túbulo	en	el	momento	de	esta	amalgama9
.
•	Cilindros hialinos:
○ Los	túbulos	renales	segregan	una	proteína	denominada	proteína	de	Tamm-Horsfall	
(uromodulina).	En	determinadas	circunstancias,	la	proteína	se	amalgama	por	sí	sola	
sin	ninguna	otra	inclusión	tubular,	y	se	forman	cilindros	hialinos.
○ Se	ven	mejor	con	microscopia	de	contraste	de	fase.
○ Se	ven	en	orinas	concentradas	y	ácidas.
○ No	se	asocian	a	proteinuria	y	se	pueden	ver	en	diversos	estados	fisiológicos,	como	el	
ejercicio	intenso	y	la	deshidratación.
•	Cilindros granulares:
○ Están	formados	por	la	proteína	de	Tamm-Horsfall	llena	de	desechos	degradados	de	
células	y	proteínas	plasmáticas,	que	aparecen	como	gránulos.
○ Son	inespecíficos,	y	aparecen	en	muchas	enfermedades	glomerulares	y	tubulares.
○ Habitualmente	se	observan	grandes	números	de	cilindros	granulares	de	color	«ma-
rrón	turbio»	en	la	necrosis	tubular	aguda.
○ También	se	han	descrito	después	del	ejercicio	intenso.
•	Cilindros céreos:
○ Representan	la	última	fase	de	la	degeneración	de	los	cilindros	hialinos,	granulares	y	
celulares.
○ Tienen	extremos	romos	y	lisos.
○ Habitualmente	se	ven	en	la	insuficiencia	renal	crónica	y	no	en	los	procesos	agudos.
○ Se	debe	utilizar	luz	polarizada	para	distinguir	los	cilindros	céreos	de	artefactos,	que	
tienden	a	polarizarse,	al	contrario	de	los	cilindros	verdaderos.
•	Cilindros grasos:
○ Contienen	gotitas	de	lípidos	que	son	muy	refringentes.
○ Se	pueden	confundir	con	cilindros	celulares,	aunque	la	luz	polarizada	demuestra	el	
característico	aspecto	en	cruz	de	Malta.
○ Se	asocian	a	síndrome	nefrótico,	intoxicación	por	mercurio	e	intoxicación	por	eti-
lenglicol.
•	Cilindros de eritrocitos:
○ Se	identifican	por	su	color	naranja-rojo	en	la	microscopia	de	campo	brillante,	y	por	
los	elementos	celulares	bien	definidos.
○ Se	ven	mejor	en	la	orina	reciente.	En	ocasiones	pueden	aparecer	fragmentados.
○ La	presencia	de	cilindros	de	eritrocitos	indica	una	hematuria	glomerular	y	es	un	
hallazgo	importante	que	sugiere	una	enfermedad	glomerular	potencialmente	grave.	
La	detección	de	cilindros	de	eritrocitos	debe	llevar	a	una	evaluación	rigurosa	del	
paciente.
•	Cilindros de leucocitos:
○ Contienen	leucocitos	atrapados	en	las	proteínas	tubulares.
○ En	ocasiones,	los	leucocitos	aparecen	en	la	orina	en	agregados,	y	es	importante	no	
confundirlos	con	cilindros.	La	microscopia	de	contraste	de	fase	es	útil	para	demos-
trar	la	matriz	proteica	del	cilindro,	que	no	se	ve	en	los	agregados	de	leucocitos	o	
seudomoldes.
○ Se	asocian	a	procesos	inflamatorios	intersticiales,	como	pielonefritis.
•	Cilindros de células epiteliales:
○ Se	caracterizan	por	la	presencia	de	células	epiteliales	de	diversas	formas,	dispuestas	de	
manera	aleatoria	en	una	matriz	proteica,	y	representan	la	descamación	desde	diferen-
tes	porciones	de	los	túbulos	renales.
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Diagnóstico 7
Cristales
•	El	enfriamiento	de	la	orina	permite	que	muchas	sustancias	que	normalmente	están	
disueltas	precipiten	a	temperatura	ambiente.	Así,	la	mayoría	de	los	cristales	correspon-
den	a	artefactos	y	pueden	estar	presentes	en	la	orina	sin	ninguna	enfermedad	subya-
cente.
•	La	formación	de	cristales	también	depende	del	pH	urinario.
○ Los	cristales	que	precipitan	en	una	orina	ácida	son	los	siguientes:	ácido	úrico,	urato	
monosódico,	uratos	amorfos	y	oxalato	cálcico.
○ Los	cristales	que	precipitan	en	una	orina	alcalina	son	los	siguientes:	fosfato	triple,	
biurato	amónico,	fosfato	cálcico,	oxalato	cálcico	y	carbonato	cálcico.
•	Los	cristales que contienen calcio	se	encuentran	entre	los	que	se	ven	con	más	frecuen-
cia.
○ Los	cristales de oxalato cálcico	tienen	forma	de	«sobre»	octaédrico	característico.	
También	pueden	adoptar	formas	rectangular,	de	reloj	de	arena	y	ovoidea	(se	pueden	
confundir	con	eritrocitos).
○ Los	cristales de fosfato triple	son	habitualmente	prismas	de	tres	a	seis	lados	con	
forma	de	«tapa	de	ataúd»,	aunque	pueden	aparecer	como	láminas	planas	similares	a	
hojas	de	helecho.
○ Los	cristales de fosfato cálcico	habitualmente	son	rosetas	pequeñas.
○ El	carbonato cálcico	habitualmente	se	manifiesta	como	parejas	de	esferas	minúscu-
las	o	como	cruces.
•	Los	cristales	que	se	producen	por	un	exceso	patológico	de	productos	metabólicos	(p.	ej.,	
cistina,	tirosina,	leucina,	bilirrubina	y	colesterol)	se	observan	con	más	frecuencia	en	
orinas	ácidas.
•	Los cristales asociados a fármacos	(p.	ej.,	aciclovir,	indinavir,	sulfonamidas	y	ampici-
lina)	se	ven	en	la	orina	concentrada	y	más	ácida.
•	Los	cristales de ácido úrico	se	manifiestan	con	diversas	formas,	como	romboidea,	en	
rosetas,	de	limón	y	de	«piedra	de	afilar»	de	cuatro	lados.	Otras	formas	de	los	uratos	son	
minúsculos	cristales,	esferas	o	agujas	que	son	difíciles	de	distinguir.
•	El	biurato amónico, que	habitualmente	se	ve	en	la	orina	antigua,	habitualmente	es	
una	esfera	de	color	amarillo	oscuro	con	forma	de	«estramonio».
•	Los	cristales de cistina	son	hexágonos	que	pueden	polarizar	y	se	confunden	con	cris-
tales	de	ácido	úrico.
•	Los	cristales de tirosina y leucina	habitualmente	aparecen	juntos.	La	primera	forma	
agujas	finas	dispuestas	en	rosetas,	y	la	segunda	forma	esferas	con	estrías	concéntricas,	
similares	al	tronco	de	un	árbol.
•	Los	cristales de bilirrubina	aparecen	con	muchas	formas,	aunque	habitualmente	se	
distinguen	por	el	color	de	la	bilirrubina.
•	Los	cristales de colesterol	habitualmente	son	planos,	con	una	escotadura	en	una	es-
quina,	y	en	ocasiones	se	confunden	con	cristales	de	medio	de	contraste,	que	también	
tienen	una	escotadura	en	una	esquina.
•	Los	cristales de sulfonamida	aparecen	como	esferas	o	agujas.	Los	cristales	de	ampici-
lina	habitualmente	adoptan	la	forma	de	una	aguja	larga	y	delgada.	Los	cristales	de	
aciclovir	tienen	una	forma	de	aguja	similar,	aunque	tienen	birrefringencia	negativa	con	
luz	polarizada.
Microorganismos
•	Bacterias:
○ Se	observan	con	frecuencia	en	muestras	de	orina,	porque	la	orina	habitualmente	se	
recoge	en	condiciones	no	estériles.
○ En	las	ITU	no	complicadas	tienden	a	predominar	los	microorganismos	gramnegati-
vos,	como	Escherichia coli,	seguidos	por	Staphylococcus saprophyticus,	y	ocasional-
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8 PA R T E I A B O R D A J E G E N E R A L D E L A S N E F R O PAT Í A S
mente	los	géneros	Proteus	y	Klebsiella,	enterococos	y	estreptococos	del	grupo	B,	Pseu-
domonas aeruginosa	y	Citrobacter.
○ Las	ITU	complicadas	pueden	estar	producidas	por	multitud	de	microorganismos.	
La	identifi
	cación	y	la	determinación	de	la	sensibilidad	de	estos	microorganismos	
habitualmente	precisan	ampliación	de	gran	aumento,	tinción,	cultivo	y	estudio	in
vitro	con	distintos	antibióticos.
•	Hongos:
○ Habitualmente	se	piensa	que	la	presencia	de	Candida	en	la	orina	es	un	contami-
nante	procedente	de	las	secreciones	genitales,	aunque,	cuando	hay	una	sonda	vesical	
residente	de	larga	evolución,	se	debe	a	colonización.
○ Las	ITU	por	Candida	pueden	producir	síntomas	similares	a	los	que	se	ven	en	las	
infecciones	bacterianas.
○ El	género	Candida	es	la	causa	más	frecuente	de	ITU	micótica,	siendo	C. albicans la	
especie	más	frecuente,	seguida	por	C. glabrata y	C. tropicalis.
○ Candida	puede	tener	el	aspecto	de	una	levadura	(células	esféricas),	una	levadura	en	
gemación	o	seudohifas,	dependiendo	de	la	fase	del	ciclo	reproductivo.
○ Otros	hongos	infecciosos,	como	Aspergillus,	Cryptococcus e	Histoplasma,	se	pueden	
ver	en	pacientes	con	enfermedades	crónicas	o	inmunodeprimidos.
•	Parásitos:
○ Habitualmente	se	considera	que	la	presencia	de	Trichomonas vaginalis	y	de	Entero-
bius vermicularis en	la	orina	corresponde	a	un	contaminante	que	se	origina	en	las	
secreciones	genitales.
○ Las	tricomonádidas son	protozoos	fl
	agelados	unicelulares	que	se	caracterizan	por	su	
movilidad	en	«sacacorchos»,	y	pueden	producir	una	enfermedad	de	transmisión	se-
xual	con	secreción	vaginal	blanca	y	prurito	como	parte	de	los	síntomas.
○ Enterobius vermicularis	(oxiuro	humano)	habitualmente	no	reside	en	el	aparato	
urinario,	aunque,	ocasionalmente,	se	puede	encontrar	en	la	vagina,	desde	donde	
produce	contaminación	urinaria.
○ La	hematuria	dolorosa	tras	la	exposición	a	aguas	de	ríos	fríos	en	áreas	endémicas	es	ca-
racterística	de Schistosoma haematobium.	Se	pueden	detectar	abundantes	huevos	de	
gran	tamaño	en	una	muestra	de	orina	reciente,	y	la	orina	tiende	a	tener	un	color	oscuro.
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9
2
Evaluación de la función
renal
Imran A. Memon
P RINC IP IOS G EN ER AL ES
•	La	evaluación	de	la	función	renal	es	un	paso	fundamental	para	la	detección	y	el	segui-
miento	de	las	nefropatías	agudas	y	de	la	insufi
	ciencia	renal	crónica	(IRC).
•	La	medición	de	la	creatinina	se	ha	convertido	en	el	método	preferido	para	el	segui-
miento	clínico	habitual	de	la	función	renal.
•	Los	médicos	deben	conocer	los	supuestos	y	las	desventajas	en	relación	con	las	di-
versas	mediciones	de	la	función	renal,	a	fi
	n	de	utilizarlas	e	interpretarlas	correcta-
mente.
Fisiopatología
•	La	mejor	forma	de	evaluar	la	función	renal	es	con	el	filtrado glomerular (FG).
○ El	FG	normal	es	de	~125	ml/min/1,73	m²	en	hombres	y	100	ml/min/1,73	m²	en	
mujeres.
○ Una	disminución	del	número	de	nefronas	no	tiene	por	qué	producir	necesariamente	
un	deterioro	del	FG,	porque	las	nefronas	restantes	pueden	aumentar	el	fi
	ltrado	para	
compensar	(hiperfi
	ltración	compensadora).
■ Por	ejemplo,	cabría	esperar	una	reducción	del	FG	del	50%	después	de	la	donación	
de	un	riñón.	Sin	embargo,	el	FG	medido	habitualmente	está	en	el	80%	de	los	
valores	previos	a	la	nefrectomía,	debido	a	la	hiperfi
	ltración	compensadora	en	el	
riñón	restante.
○ Los	cambios	del	FG	son	paralelos	a	los	cambios	en	la	capacidad	fi
	ltrante	general	del	
riñón.
■ Un	aumento	del	FG,	como	ocurre	en	la	nefropatía	diabética	temprana,	puede	re-
fl
	ejar	hiperfi
	ltración	glomerular,	mientras	que	la	disminución	del	FG	puede	refl
	ejar	
lesión	y	enfermedad	renales.
■ Las	directrices	del	estudio	Kidney Disease Outcomes Quality Initiative separan	la	IRC	
en	cinco estadios de deterioro progresivo	(tabla	2-1).
○ La clasificación de la IRC en estadios puede llevar a errores.
■ Un	FG	de	30	ml/min/1,73	m²	corresponde	a	la	mitad	de	función	renal	que	un	
FG	de	60	ml/min/1,73	m²,	aunque	ambos	se	clasifi
	can	como	IRC	en	esta-
dio	III.
■ Un	FG	de	29	ml/min/1,73	m²	corresponde	a	prácticamente	la	misma	función	
renal	que	un	FG	de	30	ml/min/1,73	m²,	aunque	uno	se	clasifi
	ca	como	estadio	IV	
y	el	otro	como	estadio	III.
■ La	lesión	de	componentes	específi
	cos	de	la	nefrona	puede	manifestarse	inicialmente	
de	otras	formas,	sin	una	disminución	llamativa	del	FG.
•	El	daño	de	la	arquitectura	glomerular	puede	manifestarse	inicialmente	tan	solo	con	
proteinuria.
○ La	lesión	de	los	túbulos	puede	dar	lugar	a	pérdida	de	solutos	o	defectos	de	la	concen-
tración.
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10 PA R T E I A B O R D A J E G E N E R A L D E L A S N E F R O PAT Í A S
○ Las	enfermedades	estructurales,	como	la	nefropatía	poliquística,	se	pueden	detectar	
en	la	ecografía	antes	de	que	haya	cambios	en	el	FG.
DIAGNÓS TIC O
Pruebas diagnósticas
Creatinina
•	La	creatinina	es	un	producto	metabólico	de	la	creatina	derivado	principalmente	de	las	
células	musculares	esqueléticas	y	de	la	carne	de	la	alimentación.
○ La	velocidad	habitual	de	producción	diaria	es	de	20	a	25	(mg/kg)/día	en	hombres	y	
de	15	a	20	(mg/kg)/día	en	mujeres.
■ Las	personas	con	más	masa	muscular	tienen	mayor	producción	de	creatinina	y	
mayor	concentración	que	las	que	tienen	una	masa	muscular	menor.
■ El	intervalo	normal	de	la	creatinina	está	entre	0,4	y	1,5	mg/dl.
•	El	riñón	elimina	la	creatinina	mediante	fi
	ltración	glomerular	y,	en	menor	medida,	
mediante	secreción	tubular	proximal.
○ En	personas	con	una	función	renal	normal,	el	fi
	ltrado	glomerular	supone	90%	de	
la	eliminación	de	la	creatinina.
○ La	creatinina	no	se	reabsorbe	ni	se	metaboliza	en	un	grado	signifi
	cativo	en	el	riñón.
•	La	creatinina	se	utiliza	en	la	práctica	clínica	para	seguir	la	función	renal,	porque	se	
acumula	cuando	está	alterada	la	eliminación	renal.
○ Una	tendencia	ascendente	de	la	creatinina	indica	una	reducción	del	FG.
○ Una	tendencia	descendente	de	la	creatinina	indica	una	mejoría	del	FG.
○ Debe	tenerse	en	cuenta	que	la relación entre el cambio de la creatinina plasmá-
tica y el deterioro de la función renal no es lineal	(fi
	g.	2-1).
■ Un	pequeño	aumento	de	la	creatinina	con	una	concentración	de	creatinina	inferior	
indica	un	mayor	deterioro	de	la	función	renal	que	el	mismo	aumento	de	la	creati-
nina	cuando	la	concentración	inicial	de	creatinina	es	elevada.
■ Por	ejemplo,	un	cambio	de	1,0	a	1,4	mg/dl	representa	un	mayor	deterioro	de	la	
función	renal	que	un	cambio	de	3,0	a	3,4	mg/dl.
TABLA 2-1 ESTADIOS DE LA IRC
FG
(ml/min/1,73 m²)
Descripción
1 90 Función renal normal, pero los hallazgos urinarios
o las alteraciones estructurales o un rasgo
genético indican nefropatía
2 60-89 Ligera reducción de la función renal, y otros
hallazgos (como en el estadio 1) indican
nefropatía
3 30-59 Disminución moderada de la función renal
4 15-29 Grave disminución de la función renal
5 15 (o diálisis) Insuficiencia renal o muy grave o terminal
(a veces denominada insuficiencia renal
establecida)
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Diagnóstico 11
•	La creatinina no es un marcador perfecto, debido a la contribución variable de la
secreción tubular.
○ A	medida	que	disminuye	la	función	renal,	aumenta	la	secreción	tubular	de	creati-
nina.	Por	lo	tanto,	las	estimaciones	del	FG	basadas	en	la	creatinina	pueden	sobresti-
mar	la	función	renal,	debido	a	la	proporción	creciente	de	creatinina	que	se	elimina	
mediante	secreción	tubular	en	la	insuficiencia	renal.
○ La	medición	de	la	creatinina	también	puede	estar	sometida	a	variaciones	dentro	del	
propio	laboratorio.
Urea
•	La	eliminación	de	la	urea	por	el	riñón	es	más	compleja	que	la	de	la	creatinina,	lo	que	
hace	que	el	nitrógeno	ureico	sanguíneo	(BUN)	sea	un	marcador	menos	útil	de	la	fun-
ción	renal	cuando	se	utiliza	de	forma	aislada.
•	El	BUN	puede	aumentar	por	diversas	causas	no	renales,	como	hemorragia	digestiva,	
uso	de	corticoesteroides	y	nutrición	parenteral.
•	El	BUN	puede	disminuir	por	desnutrición	y	hepatopatía,	que	reducen	la	velocidad	de	
generación	de	urea.
•	Con	fines	prácticos,	el BUN es más útil cuando se utiliza el cociente BUN:Cr y este
es mayor de 20:1, lo cual es indicativo de un estado prerrenal.
Aclaramiento
•	El	aclaramiento	describe	la	cantidad	de	un	líquido	que	queda	totalmente	limpio	de	un	
marcador	durante	un	período	de	tiempo	definido.
○ Habitualmente	se	expresa	en	ml/min.
○ El	marcador	ideal	debe	ser	inerte	desde	el	punto	de	vista	biológico,	se	debe	filtrar	de	
manera	libre	y	completa	en	el	glomérulo,	no	se	debe	secretar	ni	reabsorber	en	los	
túbulos,	y	no	se	debe	degradar	en	el	riñón.
○ Con	un	marcador	ideal	se	puede	calcular	el	FG	a	partir	de	las	mediciones	del	aclara-
miento	del	marcador.
•	FG = (Umarcador volumen de orina/Pmarcador)/1	440
○ Donde	Umarcador	es	la	concentración	urinaria	del	marcador.
○ El	volumen	de	orina	es	el	volumen	producido	durante	24	h	(en	ml).
○ Pmarcador	es	la	concentración	plasmática	del	marcador.
CREATININA
SÉRICA
(mg/dl)
1,56
3,13
6,35
12,5 25
Porcentaje del filtrado glomerular
normal
16
12
6
4
2
1
50 100
FIGURA 2-1. Relación no lineal entre el aumento de la creatinina plasmática y el filtrado
glomerular. (Adaptado de Lazarus JM, Brenner BM, eds. Acute Renal Failure. 3rd ed.
New York, NY: Churchill Livingstone; 1993:133.)
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12 PA R T E I A B O R D A J E G E N E R A L D E L A S N E F R O PAT Í A S
○ Se	 utiliza	 el	 valor	 de	 1	 440	 para	 convertir	 las	 unidades	 a	 mililitros	 por	 minuto	
(1	440	min	en	24	h).
•	La	inulina	era	el	marcador	de	referencia	clásico	para	dichas	mediciones,	aunque	ha	sido	
sustituido	por	otras	sustancias,	como	iotalamato,	dietilentriamina,	ácido	pentaacético,	
ácido	etilendiaminotetraacético	y	iohexol.
○ Aunque	estos	métodos	son	útiles	para	obtener	una	medición	muy	exacta	del	FG,	
son	incómodos	para	la	mayoría	de	los	fines	y	se	utilizan	solo	en	situaciones	especí-
ficas	que	exigen	más	precisión	que	las	estimaciones	del	aclaramiento	de	creatinina	
(CrCl).	
○ Aunque	la	creatinina	no	es	un	marcador	perfecto,	debido	a	la	contribución	de	la	se-
creción	tubular,	se	puede	medir	fácilmente	y	se	utiliza	en	la	práctica	clínica	para	
calcular	el	FG.
•	Se	puede	determinar	el	CrCl	con	ecuaciones	o	con	una	muestra	de	orina	de	24	h.
○ Ecuaciones	basadas	en	la	creatinina:	hay	dos	ecuaciones	muy	utilizadas	para	calcular	
la	función	renal	en	adultos	utilizando	las	concentraciones	séricas	de	creatinina,	ade-
más	de	las	características	básicas	del	paciente.
○ Ecuación de Cockcroft-Gault:
CrCl	calculado	=	(140	−	edad)	peso	(en	kg)
0,85	(si	mujer)/72	creatinina	plasmática
■ La	ecuación	de	Cockcroft-Gault	se	desarrolló	inicialmente	en	una	población	de	
pacientes	ingresados	varones,	aunque	se	ha	visto	que	es	razonablemente	exacta	en	
otras	poblaciones1
.
■ Las principales dificultades de esta estimación son la determinación del peso
corporal magro real del paciente y la sobrestimación del FG verdadero por
CrCl con menores niveles de función renal.
○ Ecuación del estudio Modification of Diet in Renal Disease (MDRD):
FG	calculado	=	170	(Pcr)−0,999
	(edad)−0,175
	0,762	(si	mujer)	
1,180	(si	afroamericano)	(BUN)−0,170
	(Alb)+0,318
	
○ Ecuación del estudio MDRD abreviada:
FG	calculado	(ml/min/1,73	m²)	=	186	(Scr)−1,154
	(edad)−0,203
	
0,742	(si	mujer)	1,21	
(si	afroamericano)
■ La	ecuación	del	estudio	MDRD	se	desarrolló	en	pacientes	con	IRC	ambulatorios	
utilizando	el	aclaramiento	renal	de	125
I-yotalamato	como	referencia2
.
■ En pacientes con IRC con un FG medido 	60 ml/min/1,73 m²,	la	ecuación	
del	estudio	MDRD tiene una buena correlación.	No	se	ha	validado	bien	en	otras	
poblaciones	de	pacientes3
.	Por	ejemplo,	no es útil en personas con una función
renal normal,	y	no	se	validó	en	personas	de	70	años	ni	en	pacientes	hospitaliza-
dos	o	desnutridos4
.	Tampoco mide el FG verdadero en pacientes con insuficien-
cia renal avanzada5
.
■ La	ecuación	del	estudio	MDRD	tiene	un	factor	de	ajuste	para	poblaciones	afroame-
ricanas6
,	pero	no	para	poblaciones	hispanas	o	asiáticas7,8
.
○ Limitaciones de CrCl basado en ecuaciones.
■ En	los	donantes	de	un	trasplante	renal,	las	ecuaciones	del	estudio	MDRD	y	de	
Cockcroft-Gault	infraestiman	significativamente	el	FG	medido	hasta	en	el	9	al	
29%9
.
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Diagnóstico 13
■ La	ecuación	del	estudio	MDRD	se	obtuvo	de	personas	predominantemente	blan-
cas	que	tenían	nefropatía	no	diabética.
■ La	ecuación	del	estudio	MDRD	es	razonablemente	exacta	en	pacientes	no	
hospitalizados	que	se	sabe	que	tienen	IRC,	independientemente	del	diagnós-
tico.
■ La	ecuación	del	estudio	MDRD	y	la	ecuación	de	Cockcroft-Gault	pueden	no	ser	
exactas	en	personas	obesas.
■ La	ecuación	del	estudio	MDRD	y	la	ecuación	de	Cockcroft-Gault	pueden	no	ser	
exactas	en	diferentes	grupos	de	edad;	ofrecieron	estimaciones	mayores	a	edades	más	
tempranas	y	estimaciones	menores	a	edades	más	avanzadas10
.
■ Las	ecuaciones	del	estudio	MDRD	y	de	Cockcroft-Gault	son	menos	exactas	en	
poblaciones	con	un	FG	normal	o	casi	normal11
.
■ En	los	receptores	de	un	aloinjerto	renal,	estas	ecuaciones	tienen	una	exactitud	va-
riable	en	relación	con	el	FG	verdadero	previsto12
.
■ Estas	ecuaciones	pueden	ser	menos	exactas	en	una	población	de	diferentes	orígenes	
étnicos	fuera	de	los	Estados	Unidos13,14
.
•	CrCl de 24	h.
○ El	análisis	de	una	muestra	de	orina	de	24	h	se	ha	utilizado	casi	como	patrón	de	refe-
rencia	para	evaluar	la	función	renal	en	la	práctica	clínica,	particularmente	cuando	las	
ecuaciones	pueden	no	tener	una	exactitud	suficiente	(tabla	2-2).
○ CrCl	se	puede	medir	obteniendo	una	muestra	de	orina	de	24	h	y	utilizando	la	fór-
mula	siguiente:
FG = (UCreatinina volumen urinario/PCreatinina)/1	440
■ Donde	UCreatinina	es	la	concentración	urinaria	de	creatinina.	
■ El	volumen	urinario	es	el	volumen	producido	en	24	h	(en	ml).	
■ PCreatinina	es	la	concentración	plasmática	de	creatinina.
■ El	valor	1	440	se	utiliza	para	convertir	las	unidades	a	ml/min	(1	440	min	en	
24	h).
○ En	la	unidad	de	cuidados	intensivos	también	se	pueden	obtener	muestras	a	me-
nores	intervalos	(p.	ej.,	8	o	12	h)	para	reducir	los	errores	en	la	obtención	de	la	
muestra15
.
○ La	excreción	de	creatinina	aumenta	a	medida	que	disminuye	el	FG,	lo	que	lleva	a	
determinar	un	CrCl	normal	en	el	25-50%	de	los	pacientes	con	un	FG	verdadero	de	
51	a	70	ml/min.
TABLA 2-2
SITUACIONES EN LAS QUE EL ANÁLISIS DE UNA
MUESTRA DE ORINA DE 24 H ES MÁS EXACTO
QUE LA ECUACIÓN DEL ESTUDIO MDRD
1. FG 60 ml/min/1,73 m²
2. Edad 18 o 70
3. Tamaño corporal extremo
4. Desnutrición grave
5. Embarazo
6. Enfermedad del músculo esquelético
7. Paraplejía o tetraplejía
8. Vegetarianismo
9. Cambio rápido del funcionamiento renal
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14 PA R T E I A B O R D A J E G E N E R A L D E L A S N E F R O PAT Í A S
Diagnóstico diferencial
•	El	cálculo	del	FG	con	cualquiera	de	estas	técnicas	debe	ofrecer	a	los	médicos	una	im-
presión	moderadamente	exacta	del	funcionamiento	renal	general.	Sin	embargo,	el	mé-
dico	astuto	debe	tener	en	mente	varias	difi
	cultades.
•	Factores que afectan a la creatinina sérica.
○ La	trimetoprima	y	la	cimetidina	bloquean	la	secreción	tubular	proximal	de	creatinina.	
Pueden	incrementar	la	concentración	plasmática	de	creatinina	hasta	en	0,5	mg/dl.	
Este	efecto	es	más	pronunciado	en	la	IRC	cuando	la	creatinina	basal	ya	está	ele-
vada16,17
.
○ La	cefoxitina	y	la	flucitosina	interfi
	eren	con	el	método	de	análisis	de	la	creatinina,	lo	
que	da	una	elevación	falsa	de	las	concentraciones	plasmáticas	de	creatinina18,19
.
○ El	ensayo	colorimétrico	puede	reconocer	falsamente	el	acetoacetato	en	la	cetoacidosis	
diabética	como	creatinina,	y	puede	elevar	la	creatinina	hasta	en	0,5	a	2	mg/dl20
.
○ El	hipotiroidismo	incrementa	la	concentración	plasmática	de	creatinina,	y	el	hiperti-
roidismo	reduce	la	concentración	plasmática	de	creatinina21,22
.
•	Factores que afectan a CrCl.
○ Las	limitaciones	de	los	cálculos	basados	en	ecuaciones	se	señalan	más	arriba.
○ Dos factores importantes	que	pueden	reducir	la	exactitud	del	análisis	de	la	orina	de	
24	h	son	la recogida incompleta de la orina	y	la secreción creciente de creati-
nina23
.
■ Es	importante	una	recogida	meticulosa	de	la	orina	para	evitar	una	recogida	excesiva	
(lo	que	sobrestimaría	el	CrCl)	y	una	recogida	insufi
	ciente	(lo	que	infraestimaría	el	
CrCl).	En	la	tabla	2-3	se	señalan	los	pasos	necesarios	para	obtener	una	muestra	de	
orina	de	24	h.
■ Se	puede	determinar	si	la	muestra	de	orina	es	completa	o	no	calculando	la	excreción	
total	de	creatinina	por	kilogramo	de	peso	corporal.	Debe	ser	de	~20	a	25	mg/kg	
de	peso	corporal	magro	en	hombres,	y	de	15	a	20	mg/kg	en	mujeres.
■ La	medición	de	CrCl	en	dos	momentos	separados	puede	mejorar	también	la	exac-
titud.
CON S IDE RA C IONES ESPECIAL ES: PER SPECTIVAS
FUTURA S E N LAS MET O D O L OGÍAS D E ESTUDIO
•	Se	están	buscando	activamente	nuevos	marcadores	que	permitirán	predecir	con	exacti-
tud	el	FG	y	detectarán	la	pérdida	temprana	de	función	renal.
•	La	cistatina C	es	prometedora,	porque	tiene	una	producción	diaria	constante	y	es	ex-
cretada	por	el	riñón24
.
○ La	cistatina	C	es	una	proteína	de	bajo	peso	molecular	que	pertenece	a	la	superfamilia	
de	la	cistatina	de	los	inhibidores	de	las	proteasas	de	cisteína.	Se	piensa	que	es	produ-
cida	por	todas	las	células	nucleadas,	y	se	cree	que	su	velocidad	de	producción	es	
constante23
.
TABLA 2-3
PASOS CORRECTOS PARA LA OBTENCIÓN DE UNA
MUESTRA DE ORINA DE 24 H
1. Después de levantarse por la mañana, vaciar por completo la vejiga y desechar
la orina
2. Recoger todas las muestras de orina posteriores durante el resto del día y de la
noche
3. La mañana siguiente, recoger la primera muestra de orina
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Consideraciones especiales: perspectivas futuras en las metodologías de estudio 15
○ La	cistatina	C	se	filtra	en	el	glomérulo	y	no	se	reabsorbe,	aunque	sí	es	metabo-
lizada	en	los	túbulos,	lo	que	reduce	su	utilidad	para	medir	directamente	el	acla-
ramiento26
.
○ Recientemente	se	ha	descrito	que	hay	muchos	factores	que	afectan	a	las	concentra-
ciones	de	cistatina	C27
,	aunque,	a	pesar	de	estos	hallazgos,	la	cistatina	C	se	puede	
correlacionar	más	con	el	FG	que	la	creatinina,	y	se	ha	sugerido	que	las	ecuaciones	
basadas	en	la	cistatina	C	pueden	ser	más	exactas28
	en	poblaciones	con	una	menor	
producción	de	creatinina,	como	ancianos,	niños,	receptores	de	un	trasplante	renal	y	
pacientes	con	cirrosis29
.
○ A	pesar	de	la	posible	exactitud	de	la	cistatina	C	en	la	evaluación	del	FG,	no	está	claro	
que	la	medición	de	la	cistatina	C	vaya	a	mejorar	la	asistencia	de	los	pacientes.
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CHENG_2_(9-16).indd 15 07/02/15 14:36
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22.	 Kreisman	SH,	Hennessey	JV.	Consistent	reversible	elevations	of	serum	creatinine	levels	in	
severe	hypothyroidism.	Arch Intern Med.	1999;	159:	79–82.	
23.	 Markantonis	SL,	Agathokleous-Kioupaki	E.	Can	two-,	four-	or	eight-hour	urine	collections	
after	voluntary	voiding	be	used	instead	of	twenty-four-hour	collections	for	the	estimation	
of	creatinine	clearance	in	healthy	subjects?	Pharm World Sci.	1998;	20:	258–263.	
24.	 Coll	E,	Botey	A,	Alvarez	L,	et	al.	Serum	cystatin	C	as	a	new	marker	for	noninvasive	estima-
tion	of	glomerular	filtration	rate	and	as	a	marker	for	early	renal	impairment.	Am J Kidney
Dis.	2000;	36	(1):	29–34.	
25.	 Newman	DJ,	Thakkar	H,	Edwards	RG,	et	al.	Serum	cystatin	C	measured	by	automated	
immunoassay:	a	more	sensitive	marker	of	changes	in	GFR	than	serum	creatinine.	Kidney
Int.	1995;	47:	312–318.	
26.	 Knight	EL,	Verhave	JC,	Spiegelman	D,	et	al.	Factors	infl	uencing	serum	cystatin	C	levels	
other	than	renal	function	and	the	impact	on	renal	function	measurement.	Kidney Int.	2004;	
65:	1416–1421.
27.	 Macdonald	J,	Marcora	S,	Jibani	M,	et	al.	GFR	estimation	using	cystatin	C	is	not	indepen-
dent	of	body	composition.	Am J Kidney Dis.	2006;	48	(5):	712–719.	
28.	 White	C,	Akbari	A,	Hussain	N,	et	al.	Estimating	glomerular	filtration	rate	in	kidney	trans-
plantation:	a	comparison	between	serum	creatinine	and	cystatin	C-based	methods.	J Am
Soc Nephrol.	2005;	16	(12):	3763–3770.	
29.	 Fliser	D,	Ritz	E.	Serum	cystatin	C	concentration	as	a	marker	of	renal	dysfunction	in	the	
elderly.	Am J Kidney Dis.	2001;	37	(1):	79–83.	
CHENG_2_(9-16).indd 16 07/02/15 14:36
17
3
Biopsia renal
Imran A. Memon
P RINC IP IOS G EN ER AL ES
•	El	diagnóstico	de	muchas	nefropatías	se	realiza	mediante	la	evaluación	histológica	del	tejido.
•	Los	primeros	métodos	de	biopsia	se	realizaban	con	sistemas	de	aguja	manuales	y	sin	las	
ventajas	de	los	estudios	de	imagen,	lo	que	llevaba	a	mayores	tasas	de	incidencia	de	
complicaciones	y	a	un	escaso	rendimiento	en	la	obtención	de	tejido1,2
.
•	Las	técnicas	modernas	utilizan	estudios	ecográfi
	cos	exactos	y	dispositivos	semiautomá-
ticos	de	biopsia	con	aguja	para	obtener	muestras	de	la	corteza	renal	para	el	estudio	
histopatológico,	a	fi
	n	de	facilitar	el	diagnóstico	específi
	co	de	las	nefropatías.
DIA GNÓS TICO
•	El	tejido	obtenido	mediante	biopsia	renal	es	muy	útil	para	el	diagnóstico	de	muchas	
formas	de	nefropatía.	Ofrece	información	fundamental	sobre	la	localización	de	la	lesión	
renal,	los	mecanismos	subyacentes	básicos	y	el	patrón	de	la	lesión,	lo	que,	junto	con	el	
cuadro	clínico,	permite	hacer	un	diagnóstico	correcto3
.
○ Localización:
■ El	diagnóstico	histológico	permite	determinar	qué	segmentos	del	riñón	son	los	que	
están	más	afectados	por	la	lesión.
■ En	general,	estas	áreas	se	clasifi
	can	en	los	componentes	glomerular,	tubular,	inters-
ticial	y	vascular	del	riñón.
○ Mecanismos:
■ La	presencia	de	determinados	tipos	de	células	infi
	ltrativas	puede	ser	muy	útil	para	
hacer	el	diagnóstico.
■ Por	ejemplo,	la	infi
	ltración	densa	por	linfocitos	y	monocitos	en	el	intersticio	indica	
una	nefritis	intersticial	aguda.
○ Patrones de lesión:
■ Determinados	patrones	de	lesión	caracterizan	muchas	de	las	formas	de	lesión	renal,	
particularmente	en	el	glomérulo.
■ Por	ejemplo,	la	glomeruloesclerosis	focal	y	segmentaria	describe	un	patrón	de	lesión	
en	el	que	hay	lesión	«segmentaria»	(áreas	discretas	de	esclerosis	sin	afectar	a	todo	el	
penacho	glomerular)	en	un	subconjunto	«focal»	de	glomérulos	(se	observa	este	
patrón	en	algunos	glomérulos,	pero	no	en	todos).
•	En	general,	los	pacientes	en	los	que	más	útil	es	la	biopsia	renal	y	el	consiguiente	diag-
nóstico	histopatológico	tienen	síndrome	nefrótico,	presentación	nefrítica,	insufi
	ciencia	
renal	aguda,	proteinuria	y	hematuria,	o	disfunción	de	un	aloinjerto	renal	(tabla	3-1).
○ En	varios	estudios	se	ha	visto	que	en	~	40	%	de	los	pacientes	en	los	que	se	realiza	una	biop-
sia	renal	se	harán	cambios	del	diagnóstico	o	el	tratamiento	por	los	resultados	de	la	biopsia4
.
○ Los	pacientes	adultos	con	síndrome nefrótico	generalmente	precisan	una	biopsia	
renal,	porque	los	algoritmos	terapéuticos	varían	según	el	trastorno,	dependiendo	de	
la	anatomía	patológica.
CHENG_3_(17-23).indd 17 07/02/15 14:37
18 PA R T E I A B O R D A J E G E N E R A L D E L A S N E F R O PAT Í A S
○ En	los	pacientes	con	insuficiencia renal aguda	sin	una	causa	clara,	se	debe	realizar	
una	evaluación	para	diagnosticar	nefritis	intersticial,	síndromes	nefríticos	agudos	o	
trastornos	sistémicos,	como	lupus	eritematoso	sistémico	o	vasculitis	de	vasos	peque-
ños.
○ El	tratamiento	de	la	proteinuria o hematuria	de	causa	poco	clara	puede	verse	afec-
tado	por	los	resultados	de	la	biopsia,	aunque	el	proceso	de	la	decisión	es	más	com-
plejo	dependiendo	de	otras	manifestaciones	clínicas.
○ En	la	evaluación de la disfunción del aloinjerto renal,	la	biopsia	del	riñón	tras-
plantado	 es	 sumamente	 útil	 para	 diagnosticar	 rechazo	 agudo	 o	 necrosis	 tubular	
aguda	en	el	período	postrasplante	inmediato.	También	se	puede	evaluar	el	deterioro	
en	el	contexto	de	una	función	renal	previamente	estable	para	distinguir	el	rechazo	
agudo	o	crónico	de	la	nefrotoxicidad	por	la	ciclosporina	o	de	una	infección.
PRU E BA S DIA GNÓ ST ICAS
Evaluación previa al procedimiento
•	La	planifi
	cación	de	una	biopsia	exige	la	evaluación	de	los	riesgos	con	una	buena	
anamnesis	con	exploración	física,	evaluación	de	laboratorio	y	pruebas	de	imagen	
(tabla	3-2).
TABLA 3-1
INDICACIONES ACTUALES HABITUALES DE LA BIOPSIA
RENAL
Principales
Insuficiencia renal aguda: sin un diagnóstico evidente por los datos clínicos
Síndrome nefrótico
Síndrome nefrítico de causa indeterminada
GNRP
Disfunción aguda o crónica de un aloinjerto renal
Indicaciones relativas que dependen de otras manifestaciones clínicas
Hematuria asintomática
Proteinuria asintomática
GNRP, glomerulonefritis rápidamente progresiva.
TABLA 3-2 LISTA DE VERIFICACIÓN PREVIA A LA BIOPSIA
Anamnesis y exploración física
Datos de laboratorio
Hemograma completo con plaquetas
Panel bioquímico básico
Pruebas de coagulación (INR, TTPa, función plaquetaria)
Análisis de orina y/o urocultivo
Ecografía renal basal
Suspender fármacos antiagregantes plaquetarios y antitrombóticos al menos
1-2 semanas antes de la biopsia
INR, cociente normalizado internacional; TTPa: tiempo de tromboplastina parcial activada.
CHENG_3_(17-23).indd 18 07/02/15 14:37
Pruebas diagnósticas 19
•	Debe	realizarse	un	estudio de imagen renal	para	asegurarse	de	que	el	paciente	tenga	
dos	riñones	de	tamaño	y	forma	normales.
○ La biopsia del riñón no trasplantado está contraindicada relativamente en riño-
nes atróficos de 9 cm de tamaño,	porque	el	riesgo	de	hemorragia	capsular	au-
menta	en	los	riñones	fibróticos	(igual	que	el	riesgo	de	un	resultado	de	la	biopsia	de	
bajo	rendimiento).
○ La biopsia renal de un riñón no trasplantado único sólo se debe realizar cuando
sea absolutamente necesario para	conservar	la	función	renal,	porque	puede	produ-
cirse	una	hemorragia	grave	que	llevaría	a	una	nefrectomía.
○ Se	ha	propuesto	que	la	biopsia	renal	abierta	quirúrgica	debe	ser	la	técnica	de	elección	
en	esta	situación,	aunque	el	riesgo	de	la	biopsia	percutánea	es	tan	bajo	que	puede	ser	
menor	que	el	riesgo	de	la	anestesia	general	y	la	cirugía.
•	Debe	haber	un	control	óptimo	de	la	presión arterial (PA),	con	una	PA	diastólica	
95	mm	Hg,	para	minimizar	las	complicaciones	hemorrágicas.
•	El	urocultivo	debe	ser	estéril	antes	de	un	intento	de	biopsia.
•	Se	deben	normalizar	en	la	medida	de	lo	posible	los	parámetros de la coagulación
sanguínea	antes	de	la	biopsia	renal.
○ Se	deben	suspender	los	anticoagulantes	sistémicos,	incluyendo	los	antiagregantes	
plaquetarios,	el	ácido	acetilsalicílico	y	los	antiinflamatorios	no	esteroideos,		5	días	
antes	de	la	biopsia	renal.
○ El	tiempo	de	protrombina	(TP)	debe	ser	1,2	veces	el	testigo;	el	tiempo	de	trombo-
plastina	parcial	activada	(TTPa)	debe	ser	1,2	veces	el	testigo.
○ No	está	clara	la	utilidad	del	tiempo	de	hemorragia	y	de	otros	métodos	de	estu-
dio	de	la	función	plaquetaria,	aunque	habitualmente	se	realiza	para	detectar	
un	consumo	no	sospechado	de	ácido	acetilsalicílico	u	otros	trastornos	plaque-
tarios.
○ En	los	pacientes	con	insuficiencia	renal	y	elevación	de	la	concentración	de	nitrógeno	
ureico	sanguíneo	con	un	tiempo	de	hemorragia	prolongado,	por	lo	general,	se	admi-
nistra	antes	de	la	biopsia	desmopresina,	0,4	g/kg	i.v.	durante	2-3	h.
○ Se	debe	considerar	y	sopesar	cuidadosamente	la	utilidad	diagnóstica	y	terapéutica	de	
una	biopsia	renal	en	aquellos	pacientes	que	necesitan	anticoagulación	crónica	con	el	
riesgo	de	que	se	produzca	una	reversión	de	la	anticoagulación	y	de	la	hemorragia	
posbiopsia.	De	hecho,	puede	ser	necesaria	la	consulta	con	un	cardiólogo	y	un	hema-
tólogo.
■ Una	posibilidad	es	permitir	que	el	cociente	normalizado	internacional	disminuya	
hasta	1,5	a	lo	largo	de	varios	días,	o	revertir	la	anticoagulación	con	vitamina	K,	
dependiendo	de	la	urgencia	de	la	biopsia.
■ La	heparina	no	fraccionada	intravenosa	o	subcutánea	se	debe	interrumpir	al	menos	
6	h	antes	de	la	intervención,	y	no	se	debe	reiniciar	hasta	al	menos	18-24	h	después	
de	la	biopsia.
•	El	médico	que	realice	la	biopsia	debe	obtener	el	consentimiento informado	del	pa-
ciente.
○ Siempre	se	deben	analizar	detalladamente	los	riesgos	en	compañía	del	paciente,	
así	como	los	beneficios,	posibles	complicaciones	y	las	alternativas	a	la	interven-
ción.
○ Se	debe	prestar	una	atención	cuidadosa	a	las	biopsias	difíciles	o	de	alto	riesgo	(p.	ej.,	
riñón	único,	obesidad	mórbida,	necesidad	de	anticoagulación	sistémica	continua)	
para	determinar	si	los	riesgos	superan	a	los	beneficios.	Las	principales	contraindica-
ciones	a	la	biopsia	renal	se	muestran	en	la	tabla	3-3.
○ Se	puede	plantear	la	realización	de	la	biopsia	guiada	por	tomografía	computari-
zada,	la	biopsia	trans	
yugular	o	la	biopsia	abierta,	dependiendo	de	la	experiencia	
acumulada	por	el	centro.
CHENG_3_(17-23).indd 19 07/02/15 14:37
20 PA R T E I A B O R D A J E G E N E R A L D E L A S N E F R O PAT Í A S
Procedimiento para la biopsia del riñón no trasplantado
•	La	posición del paciente	es	el	paso	más	importante	para	realizar	con	éxito	la	biopsia	
renal.
○ El	paciente	debe	estar	en	decúbito	prono	sobre	la	mesa	de	exploración,	con	o	sin	un	
apoyo	bajo	la	parte	superior	del	abdomen.
○ Si	se	trata	de	una	embarazada,	o	si	el	paciente	es	muy obeso,	la	biopsia	se	puede	
realizar	en	sedestación	o	en	decúbito	lateral.
○ La	decisión	de	realizar	la	biopsia	en	el	riñón	izquierdo	o	derecho	depende	de	la	
calidad	de	los	estudios	de	imagen,	la	presencia	de	quistes	y	la	preferencia	del	mé-
dico.
•	Se	debe	utilizar	guía ecográfica	para	localizar	el	polo	inferior	del	riñón	y	marcar	la	zona	
cutánea	que	lo	recubre.
○ Debe	prestarse	mucha	atención	a	la	profundidad	y	el	ángulo	de	la	corteza	renal	en	
relación	con	el	punto	de	entrada	de	la	aguja	de	biopsia	en	la	piel	(esto	minimizará	el	
riesgo	de	perforar	un	vaso	importante).
○ Se	debe	reseñar	cuidadosamente	la	magnitud	y	la	dirección	del	movimiento	del	ri-
ñón	en	relación	con	la	inspiración	y	la	espiración,	especialmente	si	no	se	utiliza	
ecografía	en	tiempo	real	durante	la	propia	biopsia.
•	Se	debe	aplicar	una	técnica estéril	para	preparar	el	punto	de	entrada	en	la	piel	con	
povidona	yodada,	y	se	debe	cubrir	el	campo	con	paños	estériles.
•	Debe	inyectarse	un	anestésico local	(p.	ej.,	lidocaína	al	1	%	+	bicarbonato)	con	una	
aguja	de	pequeño	calibre	para	elevar	un	habón	cutáneo,	y	después	se	debe	infiltrar	en	
profundidad	hasta	la	cápsula	renal	a	lo	largo	del	trayecto	previsto	de	la	biopsia	con	una	
aguja	de	mayor	calibre.
•	Inserción de la aguja:
○ Se	debe	utilizar	un	bisturí	para	hacer	una	pequeña	incisión	en	la	piel.
○ Se	dispone	de	diversas	agujas	de	biopsia	comerciales.
■ La	mayoría	de	las	veces	se	utilizan	agujas	de	calibre	16	o	18,	porque	el	tamaño	de	
la	muestra	es	pequeño	con	agujas	de	menor	calibre.
■ La	incidencia	de	complicaciones	hemorrágicas	graves	es	menor	con	agujas	con	
carga	en	resorte	con	guía	ecográfica	que	con	agujas	manuales.
○ La	aguja	de	biopsia	se	debe	introducir	(con	o	sin	guía	ecográfica	en	tiempo	real	con	
una	sonda	estéril)	hasta	un	poco	antes	de	la	profundidad	de	la	cápsula	renal.	El	pa-
ciente	puede	respirar	normalmente	durante	esta	fase.
TABLA 3-3 CONTRAINDICACIONES DE LA BIOPSIA RENAL
Contraindicaciones absolutas
Falta de colaboración del paciente
Diátesis hemorrágica o anticoagulación
Hipertensión no controlada
Contraindicaciones relativas
Riñones pequeños (9 cm)
Quistes bilaterales múltiples o tumor renal
Hidronefrosis
Infección renal activa
Vasculitis de vasos medios o grandes con múltiples aneurismas intrarrenales
Alteraciones anatómicas de los riñones (p. ej., riñón en herradura)
Embarazo
CHENG_3_(17-23).indd 20 07/02/15 14:37
Cuidados habituales después de la biopsia 21
•	Como	el	riñón	normalmente	asciende	y	desciende	con	el	ciclo	respiratorio,	se	debe	
pedir	al	paciente	que	aguante	la	respiración	a	medida	que	se	hace	avanzar	lentamente	
la	aguja	a	través	de	la	cápsula.
○ Una	vez	que	la	aguja	de	biopsia	está	colocada	correctamente	en	la	corteza	renal,	
debe	ser	evidente	el	movimiento	libre	de	la	aguja	con	la	respiración	normal	del	
paciente.
○ Debe	pedirse	de	nuevo	al	paciente	que	aguante	la	respiración	mientras	se	descarga	la	
pistola	de	biopsia	para	obtener	la	muestra	de	cilindro	grueso.	Después,	se	puede	re-
tirar	la	aguja	de	biopsia	y	se	puede	recuperar	el	cilindro	para	su	estudio	anatomopa-
tológico.
•	Es	muy	útil	que	haya	un	técnico de anatomía patológica	para	que	examine	el	cilindro	
de	tejido	con	un	microscopio	quirúrgico,	para	determinar	si	hay	sufi
	cientes	glomérulos.
○ Habitualmente	son	sufi
	cientes	de	dos	a	tres	cilindros	para	una	biopsia	adecuada;	un	
cilindro	se	fi
	ja	en	formalina	para	microscopia	óptica	y	el	resto	se	divide	para	micros-
copia	electrónica,	inmunofl
	uorescencia	y	estudios	especiales.
○ Normalmente	se	obtiene	una	muestra	adecuada	cuando	hay	un	total	de	10-15	glo-
mérulos.
Biopsia de un aloinjerto renal
•	La	biopsia	de	un	riñón	trasplantado	se	simplifi
	ca	por	la	localización	abdominal	super-
fi
	cial	del	aloinjerto.
•	Las	indicaciones	habituales	se	resumen	en	la	tabla	3-4.
•	La	biopsia	se	puede	realizar	como	técnica	ambulatoria,	porque	el	riesgo	de	hemorragia	
grave	es	mucho	menor	que	con	la	biopsia	del	riñón	no	trasplantado.
•	Las	biopsias	de	riñones	trasplantados	habitualmente	se	realizan	con	guía	ecográfi
	ca	en	
tiempo	real,	porque	el	riñón	no	se	mueve	con	el	ciclo	respiratorio.
•	Después	de	haber	obtenido	los	cilindros	de	tejido,	se	debe	aplicar	presión	directa	sobre	
el	punto	de	la	biopsia	durante	15	min	para	controlar	la	hemorragia	local,	y	posterior-
mente	se	debe	colocar	una	bolsa	de	arena	en	la	zona.
•	Por	lo	general,	se	observa	a	los	pacientes	durante	6	h,	y	después	pueden	ir	a	su	domici-
lio	si	no	hay	complicaciones	ni	otros	factores.
C UIDA DOS HABIT U AL ES D ESPU ÉS D E LA BIOPSIA
•	La	incidencia	de	complicaciones	graves	(hemorragia	sufi
	cientemente	grave	como	para	
precisar	transfusiones	o	una	intervención	invasiva,	septicemia,	obstrucción	o	insufi
	cien-
cia	renal	aguda,	o	muerte)	es	del	6,4	%,	mientras	que	la	incidencia	de	complicaciones	
leves	es	del	6,6	%	(es	probable	que	la	incidencia	de	complicaciones	sea	mayor	en	los	
médicos	con	menos	experiencia)5
.
•	Habitualmente	se observa a los pacientes durante ~ 24 h	para	evitar	pasar	por	alto	
la	mayoría	de	las	complicaciones.
TABLA 3-4
INDICACIONES HABITUALES DE LA BIOPSIA
DE UN ALOINJERTO RENAL
Falta de función del injerto 1 semana después del trasplante
Deterioro rápido después de una buena función inicial, antes del tratamiento
antirrechazo
Deterioro lento de la función del aloinjerto
Nueva aparición de proteinuria en el rango nefrótico
CHENG_3_(17-23).indd 21 07/02/15 14:37
22 PA R T E I A B O R D A J E G E N E R A L D E L A S N E F R O PAT Í A S
○ La	detección	clínica	de	una	complicación	grave	se	produce	a	las	8	y	a	las	24	h	en	el	
67	y	el	91	%	de	los	pacientes,	respectivamente6
.
○ Por	lo	general,	el	paciente	debe	permanecer	en	decúbito	supino	durante	6	h	y	des-
pués	debe	descansar	en	cama	durante	toda	la	noche.
○ Para	poder	detectar	la	hemorragia	y	otras	complicaciones,	se	debe	realizar	una	vigi-
lancia	estrecha	de	las	constantes	vitales	y	del	hemograma	completo	en	diversos	mo-
mentos	después	de	la	biopsia.
○ Para	minimizar	el	riesgo	de	hemorragia,	normalmente	se	debe	controlar	bien	la	PA
(objetivo		140/90	mm	Hg)7
.
•	En	pacientes	de	riesgo	bajo	(p.	ej.,	concentración	sérica	de	creatinina	2	mg/dl	
[177	mol/l]	y	PA	140/90	mm	Hg,	sin	datos	de	coagulopatía),	puede	ser	razonable	
un	período	de	observación	más	corto.
COMP LIC A C IONES
Las	principales	complicaciones	después	de	una	biopsia	se	deben	a	hemorragia	y	dolor	(ta-
bla	3-5).
•	La	hematuria	y	la	formación	de	un	hematoma	perinéfrico	se	producen	en	cierto	grado	
en	todos	los	pacientes	después	de	una	biopsia	renal,	aunque	solo	el	~	3-10	%	de	los	
pacientes	tienen	hematuria	macroscópica8
.
○ En	estos	casos	es	útil	el	estudio	seriado	de	muestras	de	orina	para	detectar	sangre	
visible.	Se	debe	monitorizar	el	hemograma	completo	cada	6	h	en	todos	los	pacientes	
después	de	una	biopsia	renal.
○ Una	disminución	de	la	hemoglobina	de	~	1	g/dl	es	el	promedio	después	de	una	
biopsia	renal	o	complicada.
○ Se	produce	hemorragia que precisa transfusión	en	el	2,4-5	%	de	las	biopsias	renales5,9
.
■ Esto	dependerá,	en	parte,	de	la	hemoglobina	previa	a	la	biopsia	y	del	riesgo.
■ La	localización	más	frecuente	de	una	hemorragia	signifi
	cativa	es	hacia	el	espacio	
perinéfrico,	lo	que	produce	un	gran	hematoma	perinéfrico.
■ Las	hemorragias subcapsulares	habitualmente	se	taponan	espontáneamente.	
También	puede	producirse	una	hemorragia	signifi
	cativa	hacia	el	sistema	colector	
urinario,	que	se	manifi
	esta	como	hematuria	macroscópica	y	puede	producir	obs-
trucción	ureteral.
■ Hace	falta	una	intervención para controlar la hemorragia	en	~	0,3	%	de	los	
casos,	y	puede	ser	necesaria	una	nefrectomía	en	el	0,06	%	de	los	casos10
.
■ Puede	producirse	hipotensión	después	de	una	biopsia	renal	en	el	1-2	%	de	los	
pacientes,	y	habitualmente	responde	a	los	líquidos11
.
TABLA 3-5 COMPLICACIONES DE LA BIOPSIA RENAL
Hemorragia
Hacia el sistema colector: hematuria microscópica o macroscópica
Subcapsular: taponamiento por presión y dolor
Espacio perinéfrico: formación de hematoma y disminución del hematocrito
Dolor cólico por obstrucción ureteral por formación de coágulos sanguíneos por
hemorragia
Fístula arteriovenosa
«Riñón de Page»: hipertensión crónica por isquemia inducida por la presión por un
hematoma subcapsular grande
Infección de las partes blandas perinéfricas
Punción de otros órganos (p. ej., hígado, páncreas o bazo)
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Bibliografía 23
○ Se	pueden	detectar	radiológicamente	fístulas arteriovenosas	hasta	en	el	18	%	de	los	
casos,	aunque	raras	veces	tienen	importancia	clínica	y	generalmente	se	resuelven	es-
pontáneamente12
.
○ El	diagnóstico	viene	sugerido	por	la	aparición	de	hipotensión,	insufi
	ciencia	cardíaca	
de	gasto	elevado	o	hematuria	persistente,	y	se	puede	confi
	rmar	mediante	ecografía	
Doppler	de	fl
	ujo	en	color.
•	Puede	producirse	dolor persistente	en	el	punto	de	la	biopsia	por	hematoma	subcap-
sular	o	perinéfrico	o	por	un	cólico	renal	a	medida	que	los	coágulos	sanguíneos	pasan	
por	el	sistema	colector.
•	Puede	realizarse	accidentalmente	una	biopsia de tejidos no renales	(la	mayoría	de	las	
veces	hígado	o	bazo)	durante	lo	que	se	prevé	que	sea	una	biopsia	renal.	En	estos	casos,	
las	complicaciones	graves	son	poco	frecuentes.	En	dos	series	se	señaló	que	la	tasa	de	
mortalidad	era	del	0,1	%,	aunque	es	mucho	menor	con	las	técnicas	modernas5,9
.
BIBLIOGRA FÍA
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2 4
Abordaje de la proteinuria
Peter J. Juran
4
PRINC IP IOS GE N ER AL ES
Definición e introducción
•	El	aumento	de	las	proteínas	en	la	orina	es	un	signo	frecuente	de	nefropatía.	Habi-
tualmente,	las	proteínas	urinarias	se	describen	como	proteínas	totales	o	albúmina	
total.
•	Las	personas	normales	excretan	 150 mg	de	proteínas	totales	y	 30 mg	de	albú-
mina	con	la	orina	cada	24 h.	Otras	proteínas	que	se	encuentran	en	la	orina	son	
secretadas	por	los	túbulos	(proteína	de	Tamm-Horsfall)	o	son	proteínas	fi
	ltradas	
pequeñas	que	no	han	sido	absorbidas	ni	biodegradadas	por	las	células	tubulares	
renales.
•	Cualquier nivel de excreción de proteínas en la orina 150 mg/24 h es anómalo
y	justifi
	ca	una	evaluación	adicional.
•	El	análisis	de	orina	con	tira	reactiva	es	la	prueba	de	tamizaje	inicial	más	frecuente	para	
detectar	 proteinuria,	 aunque	 solo	 es	 sensible	 para	 concentraciones	 de	 proteínas	
20	mg/dl	(equivalente	a	~	300	mg/24	h).
•	Se	 defi
	ne	 el	 síndrome nefrótico	 como	 la	 excreción	 de	 proteínas	 urinarias	
 3,5	g/24	h	asociada	a	hipoalbuminemia,	hiperlipidemia	y	edema.	El	mismo	nivel	
de	proteinuria	sin	las	otras	manifestaciones	se	denomina	proteinuria	en	rango	ne-
frótico.
•	El	abordaje	del	paciente	con	proteinuria	está	determinado	por	la	magnitud	de	la	pro-
teinuria,	la	presencia	de	otras	manifestaciones	renales	y	el	cuadro	clínico	general.
¿Por qué una prueba para detectar proteinuria?
•	Incluso	aumentos	relativamente	pequeños	de	las	proteínas	o	la	albúmina	urinarias	pue-
den	ser	signos	tempranos	de	nefropatía,	y	muchas	veces	preceden	a	un	cambio	detec-
table	del	fi
	ltrado	glomerular.
•	Los	valores	de	proteinuria	elevados	de	forma	persistente	pueden	producir	una	lesión	
renal	adicional	y	llevar	a	una	progresión	acelerada	de	la	nefropatía.
•	La	proteinuria	es	un	factor	de	riesgo	sólido	e	independiente	de	enfermedad	cardiovas-
cular	y	de	muerte,	principalmente	en	pacientes	ancianos,	diabéticos,	hipertensos	y	con	
insufi
	ciencia	renal	crónica1-3
.
•	Las	intervenciones	que	reducen	la	magnitud	de	la	proteinuria	pueden	retrasar	la	pro-
gresión	de	la	nefropatía	y	mejorar	el	pronóstico	de	la	enfermedad	cardiovascular.
Fisiopatología
•	La	proteinuria	se	puede	deber	a	disfunción	glomerular	o	tubular4
.
•	La	proteinuria glomerular	se	debe	a	una	alteración	de	la	barrera	de	fi
	ltración	glomeru-
lar,	lo	que	incrementa	la	fi
	ltración	de	las	proteínas	plasmáticas	en	cantidades	que	supe-
ran	la	capacidad	de	reabsorción	tubular.	Si	la	cantidad	de	proteínas	en	24	h	es	2	g,	
habitualmente	hay	una	enfermedad	glomerular.
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Principios generales 25
•	La	proteinuria tubular	se	debe	a	una	reducción	de	la	reabsorción	de	las	proteínas	de	
bajo	peso	molecular	filtradas	(p.	ej.,	2-microglobulina	y	lisozima),	que	entonces	apa-
recen	en	la	orina.	La	proteinuria	tubular	puede	coexistir	con	la	proteinuria	glomerular,	
o	puede	ser	un	hallazgo	aislado	en	el	contexto	de	una	alteración	de	la	función	de	los	
túbulos	proximales.	Normalmente,	la	proteinuria	tubular	es	2	g/24	h.
•	Se	produce	proteinuria por rebosamiento	cuando	hay	una	producción	sistémica	ex-
cesiva	de	proteínas	anómalas	de	bajo	peso	molecular	que	supera	la	capacidad	de	reab-
sorción	tubular.	Un	ejemplo	evidente	es	el	aumento	de	la	excreción	urinaria	de	cadenas	
ligeras	en	el	mieloma.	En	ocasiones	aparece	lisozimuria	en	la	leucemia	monocítica	
aguda.
•	La	proteinuria tisular	se	asocia	a	un	proceso	inflamatorio	o	neoplásico	en	las	vías	
urinarias.
Clasificación de la proteinuria
•	Proteinuria transitoria:
○ La	proteinuria	transitoria	se	ve	principalmente	en	niños	y	adolescentes	sanos	y	asin-
tomáticos	que	tienen	un	sedimento	urinario	normal5-7
.	Se	piensa	que	se	debe	a	alte-
raciones	de	la	hemodinámica	renal.
○ La	proteinuria	transitoria	ha desaparecido cuando se repite el estudio y no pre-
cisa ninguna evaluación adicional.	Algunas	personas	tienen	episodios	recurrentes	
de	proteinuria	transitoria,	que,	a	menudo,	entra	en	remisión	permanente	en	un	
plazo	de	varios	años.
○ En	algunos	estudios	de	esta	población	de	pacientes	se	han	visto	alteraciones	histoló-
gicas	y	progresión	hacia	la	insuficiencia	renal	y	la	hipertensión8
.	Por	lo	tanto,	en	este	
subgrupo	se	recomienda	el	seguimiento	anual.
○ Puede	 producirse	 proteinuria	 transitoria	 reversible	 en	 estados	 hiperadrenérgicos,	
como	la	fiebre,	el	ejercicio,	la	insuficiencia	cardíaca	congestiva,	las	convulsiones,	el	
uso	de	vasopresores,	el	embarazo	y	la	apnea	del	sueño	obstructiva.	Se	ha	descrito	una	
incidencia	de	proteinuria	funcional	del	10 %	en	los	pacientes	ingresados	en	el	servi-
cio	de	urgencias,	y	las	causas	más	frecuentes	son	insuficiencia	cardíaca	congestiva,	
convulsiones	y	fiebre.	Se	piensa	que	la	patogenia	es	secundaria	a	un	aumento	de	la	
permeabilidad	glomerular	y	una	disminución	de	la	reabsorción	tubular	de	proteínas,	
posiblemente	por	el	efecto	de	la	angiotensina	II	o	la	norepinefrina9
.
•	Proteinuria ortostática:
○ Este	síndrome	se	caracteriza	por	la	excreción	de	cantidades	excesivas	de	proteínas	en	
bipedestación,	con	niveles	normales	de	excreción	de	proteínas	en	decúbito	supino.
○ Se	ha	descrito	proteinuria	ortostática	hasta	en	el	3-5 %	de	los	adolescentes	y	hombres	
jóvenes,	en	su	mayoría	de	30	años	de	edad.
○ La	mayoría	de	los	pacientes	tienen	cifras	de	excreción	de	proteínas	2	g/24	h	en	
bipedestación,	aunque	se	han	descrito	valores	mayores10
.
○ Se	puede	realizar	el	diagnóstico	con	análisis	de	muestras	de	orina	divididas	de	24	h	
en	decúbito	supino	y	en	bipedestación.	La	muestra	de	24	h	se	divide	en	una	porción	
diurna	de	16	h	y	una	porción	nocturna	de	8	h.
○ En	el	seguimiento	a	largo	plazo	de	estos	pacientes,	se	ha	visto	ausencia	de	deterioro	
de	la	función	renal	y	resolución	espontánea	en	el	50 %	de	los	pacientes	10	años	
después	del	diagnóstico11
.
•	Proteinuria persistente:
○ La	proteinuria	persistente	está	presente	independientemente	de	la	posición,	el	nivel	
de	actividad	y	el	estado	funcional.	Se	diagnostica	confirmando	la	proteinuria	en	un	
estudio	posterior	realizado	1-2	semanas	después	del	primer	análisis	positivo.
○ Se	puede	deber	a	una	nefropatía	aislada	o	puede	formar	parte	de	un	proceso	multi-
sistémico	con	afectación	renal.
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26 PA R T E I A B O R D A J E G E N E R A L D E L A S N E F R O PAT Í A S
○ Habitualmente	se	clasifi
	ca	a	los	pacientes	con	proteinuria	persistente	en	aquellos	que	
tienen	proteinuria	en	el	intervalo	nefrótico	o	no	nefrótico,	y	se	les	defi
	ne	por	la	
presencia	o	ausencia	de	manifestaciones	del	síndrome	nefrótico.
DIAGNÓS TIC O
Métodos semicuantitativos
•	Análisis de orina con tira reactiva:
○ El	método	más	sencillo	y	económico	para	detectar	proteinuria	es	el	análisis	con	
tira	reactiva.	Este	papel	impregnado	en	colorantes	utiliza	azul	de	tetrabromofenol	
como	indicador	del	pH.	La	albúmina	urinaria	se	une	al	reactivo	y	cambia	su	pH,	
lo	que,	a	su	vez,	da	lugar	a	un	espectro	de	cambios	de	color	dependiendo	de	la	
magnitud	del	cambio	del	pH.	En	la	tabla	4-1	se	muestra	una	escala	típica	para	una	
prueba	positiva.
○ La	concentración	más	baja	para	la	detección	de	proteínas	en	el	análisis	con	tira	reac-
tiva	es	de	~ 15-20	mg/dl,	que	es	aproximadamente	equivalente	a	300-500	mg	de	
proteínas	en	la	orina	de	24	h.
○ Pueden	producirse	resultados	falsos	positivos	y	negativos,	porque	las	determinacio-
nes	semicuantitativas	de	la	proteinuria	dependen	de	la	concentración	y,	por	lo	tanto,	
del	grado	de	concentración	de	la	orina.
■ En	una	orina	muy	concentrada	puede	haber	un	resultado	anómalo	incluso	aunque	
la	excreción	diaria	absoluta	de	proteínas	sea	normal.
■ En	una	orina	muy	diluida	puede	haber	resultados	normales	o	tan	solo	ligeramente	
elevados	de	la	concentración	de	proteínas,	aunque	se	excreten	cantidades	elevadas	
de	proteínas.	Incluso	con	30	mg/dl	de	proteínas,	el	análisis	con	tira	reactiva	puede	
ser	negativo	hasta	en	el	50 %	de	las	ocasiones.
○ El	análisis	con	tira	reactiva	no detecta proteínas distintas a la albúmina,	como	
inmunoglobulinas,	por	lo	que	se	pueden	ver	resultados	falsos	negativos	en	enferme-
dades	como	el	mieloma	múltiple.
○ Pueden	producirse	resultados falsos	positivos en	pacientes	a	los	que	se	administra	
contraste	hasta	24	h	antes	del	análisis.	Además,	pueden	producirse	resultados	falsos	
positivos	cuando	una	orina	muy	alcalina	supera	la	capacidad	amortiguadora	del	co-
lorante.
•	Prueba de ácido sulfosalicílico (ASS):
○ Al	contrario	que	el	análisis	con	tira	reactiva,	que	detecta	solo	la	albúmina,	la	prueba	
de	ASS	detecta todas las proteínas.
○ Una	prueba	de	ASS	positiva	con	un	análisis	con	tira	reactiva	negativo	es	indicativa	
de	proteinuria	por	proteínas	distintas	a	la	albúmina,	como	cadenas	ligeras	de	inmu-
noglobulinas.	Los	resultados	de	la	prueba	de	ASS	se	presentan	en	una	escala	de	0	a	
4+,	similar	al	análisis	con	tira	reactiva12
.
TABLA 4-1
ESCALA PARA DETECTAR PROTEINURIA EN EL ANÁLISIS
DE ORINA CON TIRA REACTIVA
Negativa
Indicios: 15-30 mg/dl
1+: 30-100 mg/dl
2+: 100-300 mg/dl
3+: 300-1000 mg/dl
4+: 1000 mg/dl
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Diagnóstico 27
•	Pruebas sensibles para detectar albúmina:
○ También	se	dispone	de	pruebas	con	tira	reactiva	que	son	más	sensibles	a	la	albúmina.
○ Las	tiras	impregnadas	en	colorante	y	los	inmunoanálisis	especiales	permiten	detectar	
concentraciones	de	albúmina	de	tan	solo	30	mg/día,	que	es	mucho	menor	que	el	
umbral	de	300	mg/24	h	del	análisis	con	tiras	reactivas	estándar.
○ Estas	tiras	se pueden utilizar para buscar microalbuminuria,	y	su	sensibilidad	y	
especificidad	varían	del	80	al	97	%	y	del	33	al	80	%,	respectivamente.
•	Implicaciones de un análisis con tira reactiva positivo:
○ La	detección	de	proteinuria	debe	llevar a un estudio del sedimento urinario.	Se	
debe	resaltar	la	presencia	de	hematuria,	cilindros	eritrocitarios	o	lipiduria,	que	pue-
den	ser	signos	de	una	enfermedad	subyacente.
Métodos cuantitativos
•	Cociente proteína:creatinina en una muestra de orina aleatoria:
○ El	grado	de	dilución	de	la	orina	afectará	directamente	a	la	concentración	de	proteí-
nas.	La	concentración	de	creatinina	en	la	orina	sirve	como	control	interno	de	la	di-
lución	de	la	orina.	Por	lo	tanto,	el	cociente	proteína:creatinina	es	independiente	de	
la	concentración	de	la	orina.
○ Como	la	velocidad	de	excreción	de	la	creatinina	es	bastante	constante,	el	cociente	
proteína:creatinina	en	una	muestra	aleatoria	es	una	buena	determinación	de	la	can-
tidad	de	proteínas	excretadas.
○ El	cociente proteína:creatinina en una persona normal es 0,2, y	es	aproximada-
mente	equivalente	a	una	excreción	de	0,2	(g/24	h)/1,73	m²	13
.	Por	ejemplo,	un	cociente	
de	2	se	traduce	en	una	excreción	urinaria	de	proteínas	en	24	h	de	aproximadamente	2	g.
○ La	exactitud	del	cociente	proteína:creatinina	se	relaciona	con	el	supuesto	de	que	la	
excreción	diaria	de	creatinina	es	tan	solo	ligeramente	mayor	de	1	000	mg/24	h/1,73	m².
•	La	exactitud	del	cociente	disminuye	cuando	la	excreción	de	creatinina	es	muy	alta,	
como	en	un	hombre	musculoso	(el	cociente	infraestimará	la	proteinuria),	o	muy	
baja,	como	en	un	paciente	caquéctico	(el	cociente	sobrestimará	la	proteinuria).
•	Cociente microalbúmina:creatinina:
○ La	presencia	de	cantidades	elevadas	de	albúmina	en	la	orina	es	un	marcador	impor-
tante	de	nefropatía	temprana	y	de	riesgo	cardiovascular.	La	validación	de	este	con-
cepto	tiene	su	máxima	importancia	en	la	nefropatía	diabética	temprana,	aunque	
también	se	puede	aplicar	a	otras	formas	de	nefropatía.
○ El	término	microalbuminuria	surgió	de	los	primeros	estudios	que	utilizaron	ensayos	
más	sensibles	para	cuantificar	la	albúmina	y	detectaron	su	presencia	a	pesar	de	resul-
tados	negativos	en	los	análisis	con	tira	reactiva	habituales	para	detectar	proteínas.	Por	
lo	tanto,	microalbuminuria	se	refiere	a	una	albuminuria	de	pequeña	magnitud	y	no	
a	una	forma	particular	de	albúmina.
○ La	albúmina	urinaria	se	evalúa	la	mayoría	de	las	veces	utilizando	el	cociente	albú-
mina	(microalbúmina):creatinina	en	una	muestra	no	cronometrada	o	aleatoria.	Se	
puede	utilizar	el	cociente	microalbúmina:creatinina	de	la	misma	forma	que	el	co-
ciente	proteína:creatinina.
○ Se considera que un valor 30 g/g es normal,	mientras	que	valores	de	30	a	
300	g/g	indican	microalbuminuria.	Los	valores	300	g/g	se	detectan	con	el	
análisis	con	tira	reactiva	de	uso	habitual	y	caen	en	la	categoría	de	proteinuria	franca	
(macroalbuminuria).
○ El cociente microalbúmina:creatinina es la prueba de tamizaje preferida en todos
los pacientes diabéticos para la detección de nefropatía temprana14
. El	análisis	de	una	
única	muestra	de	primera	hora	de	la	mañana	tiene	valores	de	sensibilidad	y	especificidad	
90	%,	tomando	como	referencia	el	valor	en	una	muestra	de	orina	de	24	h,	aunque	
dichos	valores	varían	cuando	las	muestras	de	orina	se	obtienen	a	otras	horas	del	día.
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28 PA R T E I A B O R D A J E G E N E R A L D E L A S N E F R O PAT Í A S
○ Se	pueden	observar	valores	falsamente	elevados	cuando	hay	hiperglucemia,	ejercicio	
intenso,	infección	y	cetoacidosis.
•	Cuantificación de las proteínas en una muestra de orina de 24 h:
○ El	análisis	de	una	muestra	de	orina	de	24	h	es	el método definitivo para cuantificar
las proteínas urinarias, aunque	se	utiliza	pocas	veces	debido	a	que	hay	errores	fre-
cuentes	en	la	recogida,	es	incómodo	para	el	paciente	y	se	utiliza	más	el	cociente	
proteína:creatinina.
○ Se	prefi
	ere	el	análisis	de	las	proteínas	en	la	orina	de	24	h	en	pacientes	en	los	que	la	
excreción	urinaria	de	creatinina	sea	menos	fi
	able	(cambios	en	la	función	renal,	masa	
muscular	alta	o	baja).
○ Para	verifi
	car	que	la	recogida	sea	adecuada,	siempre se debe medir la creatinina
urinaria de 24 h en la misma muestra de orina.	La	excreción	de	creatinina	en	
hombres	durante	un	período	de	24	h	debe	ser	de	aproximadamente	20-25	mg/kg,	y	
en	mujeres	debe	ser	de	~	15	a	20	mg/kg.	Si	la	cantidad	de	creatinina	en	la	muestra	
de	orina	es	muy	diferente	del	intervalo	esperado,	debe	sospecharse	un	error	en	la	
recogida	de	la	muestra.
ABORDA J E C LÍN ICO D E L A PROT EIN U RIA
•	Una	vez	que	se	ha	detectado	proteinuria	en	el	análisis	con	tira	reactiva,	el	siguiente	paso	
es	confirmar el resultado anómalo repitiendo la medición después de varias sema-
nas con una muestra recién excretada.
•	No	hace	falta	prueba	confi
	rmatoria	si	la	proteinuria	es	intensa	en	el	análisis	con	tira	
reactiva.
•	Una	vez	que	se	ha	confi
	rmado	la	proteinuria,	el	siguiente	paso	es	cuantificar la excre-
cióndeproteínasconelcocienteproteína:creatinina,elcocientealbúmina:creatinina
o una muestra de orina de 24 h.
•	La anamnesis y la exploración física	deben	incluir	la	búsqueda	de	síntomas	y	signos	
atribuibles	a	una	nefropatía	y	la	identifi
	cación	de	factores	de	riesgo	de	nefropatía.	Los	
principales	aspectos	que	se	deben	abordar	son:
○ Presencia	y	duración	de	causas	frecuentes	de	nefropatía,	como	diabetes	e	hipertensión.
○ Manifestaciones	indicativas	de	un	trastorno	del	tejido	conjuntivo,	como	artralgias,	
artritis,	exantema	y	síntomas	constitucionales.
○ Deben	buscarse	manifestaciones	clínicas	de	una	neoplasia	maligna.	Por	ejemplo,	las	
neoplasias	de	órganos	sólidos	se	han	asociado	a	nefropatía	membranosa,	mientras	
que	los	linfomas	se	han	asociado	a	enfermedad	con	cambios	mínimos.
○ Deben	buscarse	manifestaciones	indicativas	de	infecciones	como	hepatitis,	endocar-
ditis,	sífi
	lis	o	infección	por	el	virus	de	inmunodefi
	ciencia	humana.	Estos	trastornos	
pueden	causar	muchas	formas	diferentes	de	enfermedad	glomerular.
○ Se	debe	obtener	una	historia	completa	de	fármacos	y	drogas	en	la	que	se	detallen	
todos	los	fármacos	de	venta	con	receta,	drogas	ilícitas,	productos	herbales	de	medi-
cina	alternativa	y	medicamentos	de	venta	sin	receta.	Por	ejemplo,	los	antiinfl
	amato-
rios	no	esteroideos	pueden	producir	síndrome	nefrótico.
○ Se	deben	reseñar	los	antecedentes	familiares	de	nefropatía,	como	nefritis	hereditaria,	
síndrome	uña-rótula	y	nefropatía	poliquística.
•	Las	pruebas	adicionales	están	determinadas	por	el	contexto	clínico.	En	todos	los	
casos	es	adecuado	evaluar	el	sedimento	urinario,	medir	la	VSG,	realizar	un	hemo-
grama	completo	y	un	perfil	metabólico	básico,	y	cuantificar	la	albúmina	sérica.	Se	
debe	solicitar	la	electroforesis	de	las	proteínas	urinarias	y	de	las	proteínas	del	suero	
si	se	sospecha	una	proteinuria	por	rebosamiento	por	mieloma,	amiloidosis	u	otras	
enfermedades	con	aumento	de	las	inmunoglobulinas.	La	presencia	de	eritrocitos	
dismórficos	en	el	sedimento	o	de	proteinuria	en	el	rango	nefrótico	debería	llevar	
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  • 1. Editors Steven Cheng, MD Assistant Professor of Medicine Department of Internal Medicine Renal Division Washington University School of Medicine St. Louis, Missouri Anitha Vijayan, MD Associate Professor of Medicine Department of Internal Medicine Renal Division Washington University School of Medicine St. Louis, Missouri Series Editors Katherine E. Henderson, MD Assistant Professor of Clinical Medicine Department of Medicine Division of Medical Education Washington University School of Medicine Barnes-Jewish Hospital St. Louis, Missouri Thomas M. De Fer, MD Associate Professor of Internal Medicine Washington University School of Medicine St. Louis, Missouri MANUAL WASHINGTON® DE ESPECIALIDADES CLÍNICAS Nefrología 3.ª EDICIÓN CHENG_FM.indd 1 10/03/15 18:16
  • 2. Av. Carrilet, 3, 9.ª planta, Edificio D – Ciutat de la Justícia 08902 L’Hospitalet de Llobregat. Barcelona (España) Tel.: 93 344 47 18 Fax: 93 344 47 16 e-mail: lwwespanol@wolterskluwer.com Traducción Dr. Juan Manuel Igea Aznar Revisión científica Mario Alberto Sebastián Díaz Médico adscrito al Servicio de Nefrología. Hospital Central Sur de Alta Especialidad PEMEX Picacho. Ciudad de México, México. Se han adoptado las medidas oportunas para confirmar la exactitud de la información presentada y describir la práctica más aceptada. No obstante, los autores, los redactores y el editor no son responsables de los errores u omisiones del texto ni de las consecuencias que se deriven de la aplicación de la información que incluye, y no dan ninguna garantía, explícita o implícita, sobre la actualidad, integridad o exactitud del contenido de la publicación. Esta publicación contiene información general relacionada con tratamientos y asistencia médica que no debería utilizarse en pacientes individuales sin antes contar con el consejo de un profesional médico, ya que los tratamientos clínicos que se describen no pueden considerarse recomendaciones absolutas y universales. El editor ha hecho todo lo posible para confirmar y respetar la procedencia del material que se reproduce en este libro y su copyright. En caso de error u omisión, se enmendará en cuanto sea posible. Algunos fármacos y productos sanitarios que se presentan en esta publicación sólo tienen la aprobación de la Food and Drug Administration (FDA) para un uso limitado al ámbito experimental. Compete al profesional sanitario averiguar la situación de cada fármaco o producto sanitario que pretenda utilizar en su práctica clínica, por lo que aconsejamos la consulta con las autoridades sanitarias competentes. Derecho a la propiedad intelectual (C. P. Art. 270) Se considera delito reproducir, plagiar, distribuir o comunicar públicamente, en todo o en parte, con ánimo de lucro y en perjuicio de terceros, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la autorización de los titulares de los correspondientes derechos de propiedad intelectual o de sus cesionarios. Reservados todos los derechos. Copyright de la edición en español © 2015 Wolters Kluwer ISBN edición en español: 978-84-16004-94-2 Depósito legal: M-4869-2015 Edición en español de la obra original en lengua inglesa The Washington Manual of Nephrology Subspecialty Consult, publicada por Wolters Kluwer Health © 2012 by Department of Medicine, Washington University School of Medicine Two Commerce Square 2001 Market Street Philadelphia, PA 19103 ISBN edición original: 978-1-4511-1425-6 Composición: InVivo Proyectos Editoriales Impresión: R.R. Donnelley-Shenzhen Impreso en China CHENG_FM.indd 2 10/03/15 18:16
  • 3. iii Colaboradores Raghavender Boothpur, MD Clinical Fellow Department of Internal Medicine Renal Division Washington University School of Medicine St. Louis, Missouri Lyndsey Bowman, PharmD Clinical Pharmacist Abdominal Organ Transplant Barnes-Jewish Hospital St. Louis, Missouri Ying Chen, MD Instructor Department of Internal Medicine Renal Division Washington University School of Medicine St. Louis, Missouri Steven Cheng, MD Assistant Professor of Medicine Department of Internal Medicine Renal Division Washington University School of Medicine St. Louis, Missouri Sindhu Garg, MD Clinical Fellow Department of Internal Medicine Renal Division Washington University School of Medicine St. Louis, Missouri Yekaterina Gincherman, MD Clinical Fellow Department of Internal Medicine Renal Division Washington University School of Medicine St. Louis, Missouri Seth Goldberg, MD Assistant Professor of Medicine Department of Internal Medicine Renal Division Washington University School of Medicine St. Louis, Missouri Ethan Hoerschgen, MD Clinical Fellow Department of Internal Medicine Renal Division Washington University School of Medicine St. Louis, Missouri Jennifer Iuppa, PharmD Clinical Pharmacist Lung Transplant Barnes-Jewish Hospital St. Louis, Missouri Judy L. Jang, MD Clinical Fellow Department of Internal Medicine Renal Division Washington University School of Medicine St. Louis, Missouri Peter J. Juran, MD Clinical Fellow Department of Internal Medicine Renal Division Washington University School of Medicine St. Louis, Missouri Syed A. Khalid, MD Clinical Fellow Department of Internal Medicine Renal Division Washington University School of Medicine St. Louis, Missouri CHENG_FM.indd 3 10/03/15 18:16
  • 4. iv C O L A B O R A D O R E S Christina L. Klein, MD Assistant Professor of Medicine Department of Internal Medicine Renal Division Washington University School of Medicine St. Louis, Missouri Tingting Li, MD Assistant Professor of Medicine Department of Internal Medicine Renal Division Washington University School of Medicine St. Louis, Missouri Biju Marath, MD Clinical Fellow Department of Internal Medicine Renal Division Washington University School of Medicine St. Louis, Missouri Imran A. Memon, MD Clinical Fellow Department of Internal Medicine Renal Division Washington University School of Medicine St. Louis, Missouri Georges Saab, MD Assistant Professor of Medicine Department of Internal Medicine Renal Division Washington University School of Medicine St. Louis, Missouri Sadashiv Santosh, MD Clinical Fellow Department of Internal Medicine Renal Division Washington University School of Medicine St. Louis, Missouri Andrew Siedlecki, MD Instructor Department of Internal Medicine Renal Division Washington University School of Medicine St. Louis, Missouri Nicholas Taraska, MD Clinical Fellow Department of Internal Medicine Renal Division Washington University School of Medicine St. Louis, Missouri Ahsan Usman, MD Clinical Fellow Department of Internal Medicine Renal Division Washington University School of Medicine St. Louis, Missouri Anitha Vijayan, MD Associate Professor of Medicine Department of Internal Medicine Renal Division Washington University School of Medicine St. Louis, Missouri CHENG_FM.indd 4 10/03/15 18:16
  • 5. v Nota de la directora E s un placer presentar la nueva edición del Manual Washington® de especialidades clínicas. Nefrología. Este libro de bolsillo sigue siendo una referencia fundamental para estudiantes de medicina, internos, residentes y otros profesionales que necesiten acce- der rápidamente a la información clínica práctica a fin de diagnosticar y tratar a pacientes con una amplia variedad de trastornos. El conocimiento médico sigue aumentando a una velocidad asombrosa, lo que hace que los médicos tengan dificultad para mantenerse actua- lizados con los descubrimientos biomédicos, la información genética y los nuevos trata- mientos que pueden afectar positivamente a la evolución de los pacientes. La serie de espe- cialidades clínicas de los manuales Washington® aborda este reto, al ofrecer de manera breve y práctica información científica actualizada para ayudar a los médicos en el diagnós- tico, las pruebas complementarias y el tratamiento de enfermedades médicas habituales. Quiero expresar personalmente mi agradecimiento a los autores, entre los que hay médicos de plantilla, asociados y visitantes en la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington y el Barnes-Jewish Hospital. Su compromiso con la asistencia de los pacientes y la educación no tiene parangón, y sus esfuerzos y su habilidad en la compilación de este manual se manifiestan en la calidad del producto final. En particular, quisiera expresar mi agradecimiento a nuestros editores, los Drs. Steven Cheng y Anitha Vijayan, y a los editores de la serie, los Drs. Katherine Henderson y Tom De Fer, que han trabajado incansable- mente para producir otra sobresaliente edición de este manual. También quisiera agradecer al Dr. Melvin Blanchard, director de la División de Educación Médica del Departamento de Medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, su consejo y sus orientaciones. Creo que este manual de subespecialidad cumplirá el objetivo deseado de ofrecer conocimientos prácticos que se pueden aplicar directamente a la cabecera del pa- ciente y en el medio ambulatorio para mejorar la asistencia de los pacientes. Victoria J. Fraser, MD Titular de la cátedra Dr. J. William Campbell Directora interina de medicina Codirectora del Departamento de Enfermedades Infecciosas Facultad de Medicina de la Universidad de Washington CHENG_FM.indd 5 10/03/15 18:16
  • 6. vi Prefacio L a 1.a y la 2.a ediciones del Manual Washington® de especialidades clínicas. Nefrología consiguieron el objetivo de la serie de especialidades, porque estaban bien escritas y bien organizadas, y eran un eficiente recurso de cabecera para residentes y estudiantes. La esperanza de esta y de futuras ediciones es aprovechar ese éxito, actualizando el contenido con los nuevos avances, a la vez que se mantienen los elevados niveles de calidad originales. El campo de la nefrología está cambiando rápidamente, a medida que nuevos avances modifican el tratamiento de la lesión renal aguda (LRA), la insuficiencia renal crónica y el trasplante renal. La LRA sigue siendo un problema potencialmente mortal en el paciente hospitalizado, y en nuevos ensayos clínicos se ha abordado la utilidad del tratamiento de depuración extrarrenal intensivo en la LRA. Las glomerulonefritis generan dificultades sig- nificativas al nefrólogo en su intento de tratar de manera eficaz al paciente y, al mismo tiempo, intentar minimizar los efectos adversos del régimen terapéutico. Se han añadido nuevos fármacos como terapias de inducción para reducir la incidencia de rechazo después del trasplante renal. Recientemente se ha demostrado que el inicio temprano de la hemo- diálisis no es beneficioso en pacientes con insuficiencia renal crónica. El campo de la nefrología sigue siendo un área fascinante, difícil y estimulante de la medicina interna. Los problemas electrolíticos y acidobásicos siempre plantearán un dilema interesante y provocativo a los profesionales en formación y en ejercicio por igual. La emo- ción que se siente al estudiar a un paciente con hiponatremia, o al estrechar el diagnóstico diferencial para llegar a la etiología subyacente de la hipopotasemia, nunca cambia con el tiempo, y esperamos trasladar nuestra pasión por la nefrología a estudiantes de medicina y residentes, e inspirarles para que orienten su carrera hacia la nefrología. Quisiéramos reconocer y expresar nuestro agradecimiento a los autores por todo el tiempo y el trabajo que han invertido en esta publicación. También quisiéramos extender nuestra gratitud a Katherine Henderson, MD, que nos ha dado orientaciones y consejos sumamente útiles. Esperamos que el lector encuentre que esta publicación es una herra- mienta relevante, informativa y útil para su práctica clínica cotidiana. Por último, aunque no por ello menos importante, quisiéramos expresar nuestro agra- decimiento a nuestras familias (Vichu, Maya, Dev y nuestros padres) por su amor y su apoyo. A.V. y S.C. CHENG_FM.indd 6 10/03/15 18:16
  • 7. vii Índice de contenidos Colaboradores iii Nota de la directora v Prefacio vi PARTE I. ABORDAJE GENERAL DE LAS NEFROPATÍAS 1. El arte y la ciencia del análisis de orina 1 Biju Marath y Steven Cheng 2. Evaluación de la función renal 9 Imran A. Memon 3. Biopsia renal 1 7 Imran A. Memon 4. Abordaje de la proteinuria 2 4 Peter J. Juran 5. Abordaje de la hematuria 3 1 Peter J. Juran PARTE II. TRASTORNOS ELECTROLÍTICOS Y ACIDOBÁSICOS 6. Trastornos del equilibrio hídrico 3 9 Georges Saab 7. Trastornos del equilibrio del potasio 5 0 Sadashiv Santosh 8. Trastornos del metabolismo del calcio 6 2 Yekaterina Gincherman 9. Trastornos del metabolismo del fósforo 7 3 Yekaterina Gincherman 10. Trastornos acidobásicos 8 2 Biju Marath y Steven Cheng CHENG_FM.indd 7 10/03/15 18:16
  • 8. viii Í N D I C E D E C O N T E N I D O S PARTE III. LESIÓN RENAL AGUDA Y DEPURACIÓN EXTRARRENAL CONTINUA 11. Visión general y tratamiento de la lesión renal aguda 9 9 Andrew Siedlecki y Anitha Vijayan 12. Lesión renal aguda prerrenal y posrenal 1 1 5 Judy L. Jang y Anitha Vijayan 13. Causas intrínsecas de la lesión renal aguda 1 3 3 Judy L. Jang 14. Nefropatía inducida por el contraste 1 6 3 Ethan Hoerschgen 15. Terapia de remplazo renal en la lesión renal aguda 1 7 1 Anitha Vijayan PARTE IV. CAUSAS DE NEFROPATÍA 16. Visión general y abordaje del paciente con enfermedad glomerular 1 8 2 Syed A. Khalid 17. Enfermedades glomerulares primarias 1 9 6 Ying Chen 18. Enfermedades glomerulares secundarias 2 1 3 Tingting Li 19. Nefropatía diabética 2 2 9 Steven Cheng 20. Estenosis arterial renal e hipertensión renovascular 2 3 9 Ahsan Usman 21. Enfermedades quísticas del riñón 2 5 0 Seth Goldberg CHENG_FM.indd 8 10/03/15 18:16
  • 9. Í N D I C E D E C O N T E N I D O S ix PARTE V. EMBARAZO Y NEFROLITIASIS 22. Nefropatías en el embarazo 2 6 5 Sindhu Garg y Tingting Li 23. Nefrolitiasis 2 7 7 Raghavender Boothpur PARTE VI. INSUFICIENCIA RENAL CRÓNICA 24. Tratamiento de la insuficiencia renal crónica 2 9 2 Nicholas Taraska y Anitha Vijayan 25. Hemodiálisis 3 1 0 Steven Cheng 26. Diálisis peritoneal 3 2 4 Seth Goldberg 27. Principios de la administración de fármacos en la insuficiencia renal 3 3 8 Lyndsey Bowman y Jennifer Iuppa 28. Tratamiento del paciente con trasplante renal 3 5 1 Christina L. Klein Apéndices A. Fármacos que pueden producir insuficiencia renal 3 6 5 B. Mecanismos de la nefrotoxicidad y alternativas a algunos fármacos de uso frecuente 3 6 6 C. Medicamentos de uso habitual con metabolitos activos 3 6 8 D. Ajustes posológicos de los antimicrobianos 3 6 9 E. Ajustes posológicos de los antirretrovíricos 3 7 3 Índice alfabético de materias 3 7 5 CHENG_FM.indd 9 10/03/15 18:16
  • 10. 1 1 El arte y la ciencia del análisis de orina Biju Marath y Steven Cheng P RINC IP IOS G EN ER AL ES • El análisis de orina es el examen físico, químico y microscópico de la orina, y es un aspecto fundamental de la evaluación de las enfermedades renales y de las vías urina- rias. DIA GNÓS TICO • Cuando se utiliza correctamente, el análisis de orina puede aportar innumerables datos sobre una amplia variedad de diagnósticos. El examen correcto de la orina consta de dos partes: a) el análisis de orina con una tira reactiva, y b) la evaluación del se- dimento mediante microscopia óptica. La presencia o ausencia de determinadas ca- racterísticas en el análisis de orina puede ser útil para estrechar las posibilidades diag- nósticas1-5 . ○ El análisis de orina con una tira reactiva ofrece información sobre los parámetros físicos y químicos de la orina. Estas propiedades pueden ser sumamente útiles para evaluar la presencia de infecciones e infl amaciones, el control glucémico, el equili- brio acidobásico, la hematuria, la proteinuria y el estado del volumen intravascular, por nombrar tan solo algunas situaciones. ○ El análisis microscópico permite evaluar el sedimento. Como las características del sedimento urinario varían dependiendo de la localización de la lesión, esta evalua- ción es útil para ubicar la lesión en las enfermedades parenquimatosas renales. Recogida de la muestra • En condiciones ideales, la orina se debe examinar inmediatamente o no más de 2 horas después de su recogida. • La demora en el análisis hace que la orina se vuelva cada vez más alcalina (la urea se degrada, lo que genera amoníaco). Un pH mayor disuelve los cilindros y favorece la lisis celular. • Si el retraso es inevitable, la orina se puede conservar hasta 6 horas si se refrigera entre 2 y 8°C. La refrigeración puede llevar a la precipitación de los fosfatos y de cristales. ○ Se han utilizado conservantes, como formaldehído y glutaraldehído, y tubos que contienen polvo de borato-formato/sorbitol liofi lizado para mantener los elementos formes de las muestras de orina. • El método para la preparación de una muestra de orina se presenta en la tabla 1-1. Propiedades físicas La inspección visual y el registro de otras características físicas generales de una muestra de orina pueden ofrecer información diagnóstica importante. Las principales propiedades físi- cas que se deben determinar son color, transparencia, olor y gravedad específi ca. CHENG_1_(1-8).indd 1 07/02/15 17:31
  • 11. 2 PA R T E I A B O R D A J E G E N E R A L D E L A S N E F R O PAT Í A S Color • La orina normal es de color pálido a amarillo. La orina diluida es más clara, y la orina concentrada es de color amarillo más oscuro, y puede llegar a ser de color ámbar. • Se puede observar orina roja cuando hay hematuria. ○ El resultado positivo para sangre en el análisis con tira reactiva sin presencia de eri- trocitos en el estudio microscópico es un indicio de la presencia de hemoglobina o mioglobina libre en la orina, lo cual es indicativo de enfermedades como anemia drepanocítica, transfusión de sangre con incompatibilidad AB0 o rabdomiólisis. ○ También puede producirse orina roja por la ingestión de grandes cantidades de alimen- tos con pigmentos rojos (p. ej., remolacha, ruibarbo, arándanos), la presencia de un ex- ceso de uratos, determinados fármacos (p. ej., fenitoína y rifampicina) y en las porfirias. • Se puede ver orina verde o azul en infecciones del tracto urinario (ITU) por Pseudo- monas y en la biliverdinuria, así como por la exposición a amitriptilina, cimetidina i.v., prometazina i.v., azul de metileno y triamtereno. • La orina naranja se ve habitualmente cuando se consume rifampicina, fenotiazinas y fenazopiridina. • La orina que se vuelve negra tras dejarla reposar se describe clásicamente en la caren- cia de oxidasa de ácido homogentísico (alcaptonuria). • También se ve orina marrón o negra en situaciones como intoxicación por cobre o fenoles y excreción excesiva de levodopa, y por la excreción de cantidades excesivas de melanina en el melanoma. Transparencia • La orina normal habitualmente es transparente. • El aumento de la turbidez se ve la mayoría de las veces en las ITU (piuria). • Otras causas son hematuria intensa, contaminación por secreciones genitales, presencia de cristales de fosfato en una orina alcalina, quiluria, lipiduria, hiperoxaluria e hiperu- ricosuria. TABLA 1-1 PROCEDIMIENTO PARA LA RECOGIDA DE MUESTRAS DE ORINA, EL ESTUDIO CON TIRA REACTIVA Y EL ANÁLISIS MICROSCÓPICO Obtener una muestra de orina de la porción media del chorro de la primera o segunda muestra de orina de la mañana en un envase limpio. • Se puede realizar sondaje vesical (riesgo de hematuria). • También es aceptable el sondaje suprapúbico, aunque se utiliza con poca frecuencia. • Debe evitarse obtener orina de la bolsa de Foley (se puede recoger una muestra reciente de la propia sonda de Foley). Realizar el estudio con tira reactiva y registrar los resultados. Centrifugar una alícuota de 10 ml a 1 500-3 000 rpm (400-450 g) durante 5-10 min. Extraer 9,5 ml de la orina sobrenadante. Volver a suspender suavemente el sedimento utilizando la pipeta en los 0,5 ml restantes del sobrenadante. Utilizando la pipeta, aplicar una gota de la orina suspendida de nuevo en un portaobjetos limpio, y cubrir con un cubreobjetos. Examinar la orina con microscopia óptica de contraste de fase a 1603y 1403. • La luz polarizada puede ser útil para el estudio de lípidos y cristales. CHENG_1_(1-8).indd 2 07/02/15 17:31
  • 12. Diagnóstico 3 Olor • La orina normal habitualmente no tiene un olor intenso. • Las ITU bacterianas se pueden asociar a un olor acre. • La cetoacidosis diabética puede hacer que la orina tenga un olor afrutado o dulce. • Otras enfermedades asociadas a olores poco habituales son la cetoaciduria de cadena ramificada (olor a jarabe de arce), la fenilcetonuria (olor mohoso), las fístulas gastroin- testinales-vesicales (olor fecal) y la descomposición de la cistina (olor sulfúrico). • Diversos medicamentos (p. ej., penicilina) y alimentos (p. ej., espárragos, café) también pueden producir olores específicos. Gravedad específica • La gravedad específica es el método utilizado con más frecuencia para evaluar la densi- dad relativa de la orina, aunque la mejor forma de determinarla es midiendo la os- molalidad. ○ Aunque se utilizan habitualmente, las tiras de intercambio iónico habitualmente ofrecen resultados falsamente bajos con valores de pH urinario 6,5, y resultados falsamente elevados con concentraciones de proteínas 7 g/l. • Los valores 1,010 indican una orina diluida. ○ Esto generalmente indica un estado de hidratación relativa. ○ Una gravedad específica muy baja (1,005) puede ser indicativa de diabetes insípida o intoxicación por agua. • Los valores 1,020 indican una orina más concentrada. ○ Esto habitualmente indica deshidratación y contracción del volumen. ○ Una gravedad específica muy alta (1,032) puede ser indicativa de glucosuria, y valores incluso mayores pueden indicar la presencia de un agente osmótico externo, como un contraste. Propiedades químicas pH urinario • El pH urinario se puede medir con mucha exactitud y es bastante reproducible. • El pH urinario normal está en el intervalo de 4,5 a 7,8. • Se puede observar un pH urinario bajo en pacientes con un gran consumo de proteí- nas, acidosis metabólica y depleción de volumen. • Se puede ver un pH urinario alto en la acidosis tubular renal (especialmente distal) y en personas que consumen dietas vegetarianas. Otras causas son el almacenamiento prolongado de la orina (que permite la generación de amoníaco a partir de la urea) y la infección por microorganismos que degradan urea (p. ej., Proteus). Hemoglobina • La presencia de hemoglobina en el análisis mediante tira reactiva puede ser indica- tiva de hematuria o señalar otra patología, como hemólisis intravascular o rabdo- miólisis. Se puede ver una revisión de la hematuria y la hemoglobinuria en el capí- tulo 5. Glucosa • La medición de la glucosa urinaria es sensible, pero no es suficientemente específica para poder cuantificarla con los métodos habituales. La mayoría de los laboratorios presentan una lectura semicuantitativa (p. ej., + para presente hasta ++++ para presente en grandes cantidades), aunque la correlación con la glucemia es aproximada y varía con la concentración de la orina. • Puede detectarse glucosa en la orina en la diabetes, las enfermedades pancreáticas y hepáticas, el síndrome de Cushing y el síndrome de Fanconi. CHENG_1_(1-8).indd 3 07/02/15 17:31
  • 13. 4 PA R T E I A B O R D A J E G E N E R A L D E L A S N E F R O PAT Í A S • En personas con un funcionamiento renal normal generalmente no se detecta glucosa en la orina, salvo que la concentración plasmática sea 180-200 mg/dl. La glucosuria con una glucosa plasmática normal debe plantear la sospecha de un de- fecto tubular proximal que altera la reabsorción de la glucosa. • Pueden observarse resultados falsos negativos en presencia de ácido ascórbico, ácido úrico y bacterias. • Se pueden observar resultados falsos positivos cuando hay levodopa, detergentes oxi- dantes y ácido clorhídrico. Proteínas • La proteinuria es un importante marcador de nefropatía y se puede determinar me- diante el análisis con tira reactiva. Los detalles de la metodología y otros métodos más cuantitativos se encuentran en el capítulo 4. Esterasa leucocitaria y nitritos urinarios • Estas dos pruebas se utilizan a menudo combinadas para el diagnóstico de una ITU. • Una esterasa leucocitaria (EL) positiva es indicativa de la actividad de los granu- locitos en la orina. ○ La detección de EL se produce por la reacción de la tira reactiva con las esterasas li- beradas por los granulocitos lisados en la orina. ○ La esterasa producida por la lisis de los granulocitos en la orina obtenida hace mucho tiempo, o cuando hay contaminación por células vaginales, puede dar resultados falsos positivos. ○ Se producen resultados falsos negativos cuando está inhibida la reacción de la este- rasa con los granulocitos, como cuando hay hiperglucemia, albuminuria, tetracicli- nas, cefalosporinas y oxaluria. ○ Se puede encontrar una EL positiva independientemente de una ITU. La piuria estéril se asocia, a menudo, a nefrolitiasis, nefritis intersticial y tuberculosis re- nal. • La presencia de nitritos en la orina depende de la capacidad de las bacterias de convertir los nitratos en nitritos, que, a su vez, reaccionan con la tira reactiva. Esta reacción es inhibida por el ácido ascórbico y cuando hay una gravedad específica alta. ○ Las concentraciones bajas de nitratos urinarios de manera secundaria a la alimenta- ción, la degradación de los nitritos secundaria a un almacenamiento prolongado y una conversión inadecuada de los nitratos en nitritos por un tránsito rápido hacia la vejiga pueden contribuir a un resultado falso negativo a pesar de la presencia de una infección urinaria. ○ Algunas bacterias (p. ej., Streptococcus faecalis, Neisseria gonorrhoeae y Mycobacterium tuberculosis) no convierten los nitratos en nitritos. ○ La especificidad para detectar una infección es máxima cuando son positivos la EL y los nitritos. Sin embargo, no se puede descartar por completo una infección aunque las dos pruebas sean negativas, y se debe tener en consideración el contexto clínico6 . Cetonas • La prueba con tira reactiva habitual detecta únicamente ácido acetoacético y no -hidroxibutirato. • Las cetonas se ven principalmente en la cetoacidosis diabética y alcohólica, aunque también se pueden detectar durante el embarazo, con dietas sin hidratos de carbono, en la inanición, en los vómitos y con el ejercicio intenso. • La presencia de grupos sulfhidrilo libres, metabolitos de la levodopa y orina muy pig- mentada puede dar resultados falsamente positivos. CHENG_1_(1-8).indd 4 07/02/15 17:31
  • 14. Diagnóstico 5 Examen microscópico • El estudio microscópico del sedimento urinario es una herramienta muy importante y poco utilizada para evaluar las enfermedades renales7,8 . El sedimento urinario puede contener células, cilindros, cristales, bacterias, hongos y contaminantes. Células • Eritrocitos: ○ Más de dos eritrocitos por campo de gran aumento son anómalos e indican una hemorragia en alguna parte del aparato genitourinario. ○ Los eritrocitos habitualmente miden 4-7 m de diámetro y tienen un pigmento rojo característico, con una opacidad central y bordes lisos. ○ Los eritrocitos dismórficos se asocian a enfermedades glomerulares y se ven mejor mediante microscopia de contraste de fase. ○ Los eritrocitos tumefactos (fantasmas) o contraídos (crenados) son eritrocitos normales que se han alterado por la osmolalidad de la orina. Los eritrocitos crenados (5 m de diámetro) tienen bordes especulados y se pueden confundir con granulo- citos pequeños. A menudo hace falta microscopia de contraste de fase para poder ver las células fantasmas. • Leucocitos: ○ Los leucocitos se caracterizan por su granulación citoplásmica. ○ Se distinguen de los eritrocitos crenados porque no tienen pigmento y por su gran tamaño (10-12 m de diámetro). Mediante microscopia de contraste de fase se puede ver el movimiento browniano de los gránulos de los leucocitos. ○ La presencia de leucocitos en la orina se asocia a infección e inflamación. ○ Aunque se consideraba que los eosinófilos en la orina eran un marcador de nefritis intersticial alérgica, actualmente se considera que son un marcador poco sensible y específico. Se pueden ver en la embolia de colesterol, la glomerulonefritis, la prosta- titis, la pielonefritis crónica y la esquistosomiasis urinaria. ○ Los eosinófilos urinarios no se identifican fácilmente, salvo que se utilicen tinciones especiales (Hansel o Wright). • Células epiteliales: ○ Se deben distinguir cuatro grupos principales de células epiteliales: ■ Células epiteliales escamosas: son grandes y planas, con citoplasma irregular, de 30-50 m de diámetro y un cociente nucleocitoplásmico de 1:6. Están presentes en la orina porque se descaman en el aparato genital distal, y esencialmente son contaminantes. ■ Células epiteliales transicionales: miden 20-30 m de diámetro, tienen forma de pera o de renacuajo, y tienen un cociente nucleocitoplásmico de 1:3. Habitual- mente se ven de forma intermitente en el sondaje y la irrigación vesicales. En ocasiones se pueden asociar a neoplasias malignas, especialmente si se observan núcleos irregulares. ■ Células epiteliales tubulares renales: son ligeramente mayores que los leu- cocitos y tienen un núcleo redondo grande y excéntrico que ocupa la mitad del área del citoplasma. Se pueden ver números significativos de estas células ( 15 células por cada 10 campos de gran aumento) en la lesión tubular. Las células epiteliales tubulares del túbulo proximal tienden a tener muchos grá- nulos. ■ Cuerpos grasos ovales: son células epiteliales renales llenas de lípidos. También parece que son granulares, aunque se distinguen por las características «cruces de Malta» que se ven con luz polarizada, que reflejan su contenido de colesterol. Los cuerpos grasos ovalados habitualmente se ven en el síndrome nefrótico e indican lipiduria. CHENG_1_(1-8).indd 5 07/02/15 17:31
  • 15. 6 PA R T E I A B O R D A J E G E N E R A L D E L A S N E F R O PAT Í A S Cilindros Se forman cilindros cuando las proteínas segregadas hacia la luz de los túbulos renales (habitualmente la proteína de Tamm-Horsfall) atrapan células, grasa, bacterias u otras in- clusiones en el momento de la amalgama, y después se excretan con la orina. Así, un cilin- dro ofrece una instantánea del entorno del túbulo en el momento de esta amalgama9 . • Cilindros hialinos: ○ Los túbulos renales segregan una proteína denominada proteína de Tamm-Horsfall (uromodulina). En determinadas circunstancias, la proteína se amalgama por sí sola sin ninguna otra inclusión tubular, y se forman cilindros hialinos. ○ Se ven mejor con microscopia de contraste de fase. ○ Se ven en orinas concentradas y ácidas. ○ No se asocian a proteinuria y se pueden ver en diversos estados fisiológicos, como el ejercicio intenso y la deshidratación. • Cilindros granulares: ○ Están formados por la proteína de Tamm-Horsfall llena de desechos degradados de células y proteínas plasmáticas, que aparecen como gránulos. ○ Son inespecíficos, y aparecen en muchas enfermedades glomerulares y tubulares. ○ Habitualmente se observan grandes números de cilindros granulares de color «ma- rrón turbio» en la necrosis tubular aguda. ○ También se han descrito después del ejercicio intenso. • Cilindros céreos: ○ Representan la última fase de la degeneración de los cilindros hialinos, granulares y celulares. ○ Tienen extremos romos y lisos. ○ Habitualmente se ven en la insuficiencia renal crónica y no en los procesos agudos. ○ Se debe utilizar luz polarizada para distinguir los cilindros céreos de artefactos, que tienden a polarizarse, al contrario de los cilindros verdaderos. • Cilindros grasos: ○ Contienen gotitas de lípidos que son muy refringentes. ○ Se pueden confundir con cilindros celulares, aunque la luz polarizada demuestra el característico aspecto en cruz de Malta. ○ Se asocian a síndrome nefrótico, intoxicación por mercurio e intoxicación por eti- lenglicol. • Cilindros de eritrocitos: ○ Se identifican por su color naranja-rojo en la microscopia de campo brillante, y por los elementos celulares bien definidos. ○ Se ven mejor en la orina reciente. En ocasiones pueden aparecer fragmentados. ○ La presencia de cilindros de eritrocitos indica una hematuria glomerular y es un hallazgo importante que sugiere una enfermedad glomerular potencialmente grave. La detección de cilindros de eritrocitos debe llevar a una evaluación rigurosa del paciente. • Cilindros de leucocitos: ○ Contienen leucocitos atrapados en las proteínas tubulares. ○ En ocasiones, los leucocitos aparecen en la orina en agregados, y es importante no confundirlos con cilindros. La microscopia de contraste de fase es útil para demos- trar la matriz proteica del cilindro, que no se ve en los agregados de leucocitos o seudomoldes. ○ Se asocian a procesos inflamatorios intersticiales, como pielonefritis. • Cilindros de células epiteliales: ○ Se caracterizan por la presencia de células epiteliales de diversas formas, dispuestas de manera aleatoria en una matriz proteica, y representan la descamación desde diferen- tes porciones de los túbulos renales. CHENG_1_(1-8).indd 6 07/02/15 17:31
  • 16. Diagnóstico 7 Cristales • El enfriamiento de la orina permite que muchas sustancias que normalmente están disueltas precipiten a temperatura ambiente. Así, la mayoría de los cristales correspon- den a artefactos y pueden estar presentes en la orina sin ninguna enfermedad subya- cente. • La formación de cristales también depende del pH urinario. ○ Los cristales que precipitan en una orina ácida son los siguientes: ácido úrico, urato monosódico, uratos amorfos y oxalato cálcico. ○ Los cristales que precipitan en una orina alcalina son los siguientes: fosfato triple, biurato amónico, fosfato cálcico, oxalato cálcico y carbonato cálcico. • Los cristales que contienen calcio se encuentran entre los que se ven con más frecuen- cia. ○ Los cristales de oxalato cálcico tienen forma de «sobre» octaédrico característico. También pueden adoptar formas rectangular, de reloj de arena y ovoidea (se pueden confundir con eritrocitos). ○ Los cristales de fosfato triple son habitualmente prismas de tres a seis lados con forma de «tapa de ataúd», aunque pueden aparecer como láminas planas similares a hojas de helecho. ○ Los cristales de fosfato cálcico habitualmente son rosetas pequeñas. ○ El carbonato cálcico habitualmente se manifiesta como parejas de esferas minúscu- las o como cruces. • Los cristales que se producen por un exceso patológico de productos metabólicos (p. ej., cistina, tirosina, leucina, bilirrubina y colesterol) se observan con más frecuencia en orinas ácidas. • Los cristales asociados a fármacos (p. ej., aciclovir, indinavir, sulfonamidas y ampici- lina) se ven en la orina concentrada y más ácida. • Los cristales de ácido úrico se manifiestan con diversas formas, como romboidea, en rosetas, de limón y de «piedra de afilar» de cuatro lados. Otras formas de los uratos son minúsculos cristales, esferas o agujas que son difíciles de distinguir. • El biurato amónico, que habitualmente se ve en la orina antigua, habitualmente es una esfera de color amarillo oscuro con forma de «estramonio». • Los cristales de cistina son hexágonos que pueden polarizar y se confunden con cris- tales de ácido úrico. • Los cristales de tirosina y leucina habitualmente aparecen juntos. La primera forma agujas finas dispuestas en rosetas, y la segunda forma esferas con estrías concéntricas, similares al tronco de un árbol. • Los cristales de bilirrubina aparecen con muchas formas, aunque habitualmente se distinguen por el color de la bilirrubina. • Los cristales de colesterol habitualmente son planos, con una escotadura en una es- quina, y en ocasiones se confunden con cristales de medio de contraste, que también tienen una escotadura en una esquina. • Los cristales de sulfonamida aparecen como esferas o agujas. Los cristales de ampici- lina habitualmente adoptan la forma de una aguja larga y delgada. Los cristales de aciclovir tienen una forma de aguja similar, aunque tienen birrefringencia negativa con luz polarizada. Microorganismos • Bacterias: ○ Se observan con frecuencia en muestras de orina, porque la orina habitualmente se recoge en condiciones no estériles. ○ En las ITU no complicadas tienden a predominar los microorganismos gramnegati- vos, como Escherichia coli, seguidos por Staphylococcus saprophyticus, y ocasional- CHENG_1_(1-8).indd 7 07/02/15 17:31
  • 17. 8 PA R T E I A B O R D A J E G E N E R A L D E L A S N E F R O PAT Í A S mente los géneros Proteus y Klebsiella, enterococos y estreptococos del grupo B, Pseu- domonas aeruginosa y Citrobacter. ○ Las ITU complicadas pueden estar producidas por multitud de microorganismos. La identifi cación y la determinación de la sensibilidad de estos microorganismos habitualmente precisan ampliación de gran aumento, tinción, cultivo y estudio in vitro con distintos antibióticos. • Hongos: ○ Habitualmente se piensa que la presencia de Candida en la orina es un contami- nante procedente de las secreciones genitales, aunque, cuando hay una sonda vesical residente de larga evolución, se debe a colonización. ○ Las ITU por Candida pueden producir síntomas similares a los que se ven en las infecciones bacterianas. ○ El género Candida es la causa más frecuente de ITU micótica, siendo C. albicans la especie más frecuente, seguida por C. glabrata y C. tropicalis. ○ Candida puede tener el aspecto de una levadura (células esféricas), una levadura en gemación o seudohifas, dependiendo de la fase del ciclo reproductivo. ○ Otros hongos infecciosos, como Aspergillus, Cryptococcus e Histoplasma, se pueden ver en pacientes con enfermedades crónicas o inmunodeprimidos. • Parásitos: ○ Habitualmente se considera que la presencia de Trichomonas vaginalis y de Entero- bius vermicularis en la orina corresponde a un contaminante que se origina en las secreciones genitales. ○ Las tricomonádidas son protozoos fl agelados unicelulares que se caracterizan por su movilidad en «sacacorchos», y pueden producir una enfermedad de transmisión se- xual con secreción vaginal blanca y prurito como parte de los síntomas. ○ Enterobius vermicularis (oxiuro humano) habitualmente no reside en el aparato urinario, aunque, ocasionalmente, se puede encontrar en la vagina, desde donde produce contaminación urinaria. ○ La hematuria dolorosa tras la exposición a aguas de ríos fríos en áreas endémicas es ca- racterística de Schistosoma haematobium. Se pueden detectar abundantes huevos de gran tamaño en una muestra de orina reciente, y la orina tiende a tener un color oscuro. BIBLIOGRA FÍA 1. Fogazzi G, Pirovano B. Urinalysis. En: Feehally J, Floege J, Johnson RJ, eds. Comprehensive Clinical Nephrology. 3rd ed. Philadelphia, PA: Mosby Elsevier; 2007:35–50. 2. Lorincz AE, Kelly DR, Dobbins GC. Urinalysis: current status and prospects for the future. Ann Clin Lab Sci. 1999; 29: 169. 3. Becker GJ, Fairley KF. Urinalysis. In: Massry SG, Glassock RJ, eds. Textbook of Nephrology. 4th ed. Philadelphia, PA: Lippincott Williams and Wilkins; 2001:1765–1783. 4. Rose BD, ed. Clinical assessment of renal function. In: Pathophysiology of Renal Disease. 2nd ed. New York, NY: McGraw-Hill; 1987: 1–40. 5. Misdraji J, Nguyen PL. Urinalysis. When—and when not—to order. Postgrad Med. 1996; 100: 173. 6. Van Nostrand JD, Junkins AD, Bartholdi RK. Poor predictive ability of urinalysis and microscopic examination to detect urinary tract infection. Am J Clin Pathol. 2000; 113: 709. 7. Rasoulpour M, Banco L, Laut JM, et al. Inability of community-based laboratories to identify pathologic casts in urine samples. Arch Pediatr Adolesc Med. 1996; 150: 1201. 8. Ringsrud KM, Linne JJ. Urinalysis and Body Fluids: A Color Text and Atlas. St. Louis, MO: Mosby; 1995. 9. Simerville JA, Maxted WC, Pahira JJ. Urinalysis: a comprehensive review. Am Fam Physician. 2005; 71: 1153–1162. CHENG_1_(1-8).indd 8 07/02/15 17:31
  • 18. 9 2 Evaluación de la función renal Imran A. Memon P RINC IP IOS G EN ER AL ES • La evaluación de la función renal es un paso fundamental para la detección y el segui- miento de las nefropatías agudas y de la insufi ciencia renal crónica (IRC). • La medición de la creatinina se ha convertido en el método preferido para el segui- miento clínico habitual de la función renal. • Los médicos deben conocer los supuestos y las desventajas en relación con las di- versas mediciones de la función renal, a fi n de utilizarlas e interpretarlas correcta- mente. Fisiopatología • La mejor forma de evaluar la función renal es con el filtrado glomerular (FG). ○ El FG normal es de ~125 ml/min/1,73 m² en hombres y 100 ml/min/1,73 m² en mujeres. ○ Una disminución del número de nefronas no tiene por qué producir necesariamente un deterioro del FG, porque las nefronas restantes pueden aumentar el fi ltrado para compensar (hiperfi ltración compensadora). ■ Por ejemplo, cabría esperar una reducción del FG del 50% después de la donación de un riñón. Sin embargo, el FG medido habitualmente está en el 80% de los valores previos a la nefrectomía, debido a la hiperfi ltración compensadora en el riñón restante. ○ Los cambios del FG son paralelos a los cambios en la capacidad fi ltrante general del riñón. ■ Un aumento del FG, como ocurre en la nefropatía diabética temprana, puede re- fl ejar hiperfi ltración glomerular, mientras que la disminución del FG puede refl ejar lesión y enfermedad renales. ■ Las directrices del estudio Kidney Disease Outcomes Quality Initiative separan la IRC en cinco estadios de deterioro progresivo (tabla 2-1). ○ La clasificación de la IRC en estadios puede llevar a errores. ■ Un FG de 30 ml/min/1,73 m² corresponde a la mitad de función renal que un FG de 60 ml/min/1,73 m², aunque ambos se clasifi can como IRC en esta- dio III. ■ Un FG de 29 ml/min/1,73 m² corresponde a prácticamente la misma función renal que un FG de 30 ml/min/1,73 m², aunque uno se clasifi ca como estadio IV y el otro como estadio III. ■ La lesión de componentes específi cos de la nefrona puede manifestarse inicialmente de otras formas, sin una disminución llamativa del FG. • El daño de la arquitectura glomerular puede manifestarse inicialmente tan solo con proteinuria. ○ La lesión de los túbulos puede dar lugar a pérdida de solutos o defectos de la concen- tración. CHENG_2_(9-16).indd 9 07/02/15 14:36
  • 19. 10 PA R T E I A B O R D A J E G E N E R A L D E L A S N E F R O PAT Í A S ○ Las enfermedades estructurales, como la nefropatía poliquística, se pueden detectar en la ecografía antes de que haya cambios en el FG. DIAGNÓS TIC O Pruebas diagnósticas Creatinina • La creatinina es un producto metabólico de la creatina derivado principalmente de las células musculares esqueléticas y de la carne de la alimentación. ○ La velocidad habitual de producción diaria es de 20 a 25 (mg/kg)/día en hombres y de 15 a 20 (mg/kg)/día en mujeres. ■ Las personas con más masa muscular tienen mayor producción de creatinina y mayor concentración que las que tienen una masa muscular menor. ■ El intervalo normal de la creatinina está entre 0,4 y 1,5 mg/dl. • El riñón elimina la creatinina mediante fi ltración glomerular y, en menor medida, mediante secreción tubular proximal. ○ En personas con una función renal normal, el fi ltrado glomerular supone 90% de la eliminación de la creatinina. ○ La creatinina no se reabsorbe ni se metaboliza en un grado signifi cativo en el riñón. • La creatinina se utiliza en la práctica clínica para seguir la función renal, porque se acumula cuando está alterada la eliminación renal. ○ Una tendencia ascendente de la creatinina indica una reducción del FG. ○ Una tendencia descendente de la creatinina indica una mejoría del FG. ○ Debe tenerse en cuenta que la relación entre el cambio de la creatinina plasmá- tica y el deterioro de la función renal no es lineal (fi g. 2-1). ■ Un pequeño aumento de la creatinina con una concentración de creatinina inferior indica un mayor deterioro de la función renal que el mismo aumento de la creati- nina cuando la concentración inicial de creatinina es elevada. ■ Por ejemplo, un cambio de 1,0 a 1,4 mg/dl representa un mayor deterioro de la función renal que un cambio de 3,0 a 3,4 mg/dl. TABLA 2-1 ESTADIOS DE LA IRC FG (ml/min/1,73 m²) Descripción 1 90 Función renal normal, pero los hallazgos urinarios o las alteraciones estructurales o un rasgo genético indican nefropatía 2 60-89 Ligera reducción de la función renal, y otros hallazgos (como en el estadio 1) indican nefropatía 3 30-59 Disminución moderada de la función renal 4 15-29 Grave disminución de la función renal 5 15 (o diálisis) Insuficiencia renal o muy grave o terminal (a veces denominada insuficiencia renal establecida) CHENG_2_(9-16).indd 10 07/02/15 14:36
  • 20. Diagnóstico 11 • La creatinina no es un marcador perfecto, debido a la contribución variable de la secreción tubular. ○ A medida que disminuye la función renal, aumenta la secreción tubular de creati- nina. Por lo tanto, las estimaciones del FG basadas en la creatinina pueden sobresti- mar la función renal, debido a la proporción creciente de creatinina que se elimina mediante secreción tubular en la insuficiencia renal. ○ La medición de la creatinina también puede estar sometida a variaciones dentro del propio laboratorio. Urea • La eliminación de la urea por el riñón es más compleja que la de la creatinina, lo que hace que el nitrógeno ureico sanguíneo (BUN) sea un marcador menos útil de la fun- ción renal cuando se utiliza de forma aislada. • El BUN puede aumentar por diversas causas no renales, como hemorragia digestiva, uso de corticoesteroides y nutrición parenteral. • El BUN puede disminuir por desnutrición y hepatopatía, que reducen la velocidad de generación de urea. • Con fines prácticos, el BUN es más útil cuando se utiliza el cociente BUN:Cr y este es mayor de 20:1, lo cual es indicativo de un estado prerrenal. Aclaramiento • El aclaramiento describe la cantidad de un líquido que queda totalmente limpio de un marcador durante un período de tiempo definido. ○ Habitualmente se expresa en ml/min. ○ El marcador ideal debe ser inerte desde el punto de vista biológico, se debe filtrar de manera libre y completa en el glomérulo, no se debe secretar ni reabsorber en los túbulos, y no se debe degradar en el riñón. ○ Con un marcador ideal se puede calcular el FG a partir de las mediciones del aclara- miento del marcador. • FG = (Umarcador volumen de orina/Pmarcador)/1 440 ○ Donde Umarcador es la concentración urinaria del marcador. ○ El volumen de orina es el volumen producido durante 24 h (en ml). ○ Pmarcador es la concentración plasmática del marcador. CREATININA SÉRICA (mg/dl) 1,56 3,13 6,35 12,5 25 Porcentaje del filtrado glomerular normal 16 12 6 4 2 1 50 100 FIGURA 2-1. Relación no lineal entre el aumento de la creatinina plasmática y el filtrado glomerular. (Adaptado de Lazarus JM, Brenner BM, eds. Acute Renal Failure. 3rd ed. New York, NY: Churchill Livingstone; 1993:133.) CHENG_2_(9-16).indd 11 07/02/15 14:36
  • 21. 12 PA R T E I A B O R D A J E G E N E R A L D E L A S N E F R O PAT Í A S ○ Se utiliza el valor de 1 440 para convertir las unidades a mililitros por minuto (1 440 min en 24 h). • La inulina era el marcador de referencia clásico para dichas mediciones, aunque ha sido sustituido por otras sustancias, como iotalamato, dietilentriamina, ácido pentaacético, ácido etilendiaminotetraacético y iohexol. ○ Aunque estos métodos son útiles para obtener una medición muy exacta del FG, son incómodos para la mayoría de los fines y se utilizan solo en situaciones especí- ficas que exigen más precisión que las estimaciones del aclaramiento de creatinina (CrCl). ○ Aunque la creatinina no es un marcador perfecto, debido a la contribución de la se- creción tubular, se puede medir fácilmente y se utiliza en la práctica clínica para calcular el FG. • Se puede determinar el CrCl con ecuaciones o con una muestra de orina de 24 h. ○ Ecuaciones basadas en la creatinina: hay dos ecuaciones muy utilizadas para calcular la función renal en adultos utilizando las concentraciones séricas de creatinina, ade- más de las características básicas del paciente. ○ Ecuación de Cockcroft-Gault: CrCl calculado = (140 − edad) peso (en kg) 0,85 (si mujer)/72 creatinina plasmática ■ La ecuación de Cockcroft-Gault se desarrolló inicialmente en una población de pacientes ingresados varones, aunque se ha visto que es razonablemente exacta en otras poblaciones1 . ■ Las principales dificultades de esta estimación son la determinación del peso corporal magro real del paciente y la sobrestimación del FG verdadero por CrCl con menores niveles de función renal. ○ Ecuación del estudio Modification of Diet in Renal Disease (MDRD): FG calculado = 170 (Pcr)−0,999 (edad)−0,175 0,762 (si mujer) 1,180 (si afroamericano) (BUN)−0,170 (Alb)+0,318 ○ Ecuación del estudio MDRD abreviada: FG calculado (ml/min/1,73 m²) = 186 (Scr)−1,154 (edad)−0,203 0,742 (si mujer) 1,21 (si afroamericano) ■ La ecuación del estudio MDRD se desarrolló en pacientes con IRC ambulatorios utilizando el aclaramiento renal de 125 I-yotalamato como referencia2 . ■ En pacientes con IRC con un FG medido 60 ml/min/1,73 m², la ecuación del estudio MDRD tiene una buena correlación. No se ha validado bien en otras poblaciones de pacientes3 . Por ejemplo, no es útil en personas con una función renal normal, y no se validó en personas de 70 años ni en pacientes hospitaliza- dos o desnutridos4 . Tampoco mide el FG verdadero en pacientes con insuficien- cia renal avanzada5 . ■ La ecuación del estudio MDRD tiene un factor de ajuste para poblaciones afroame- ricanas6 , pero no para poblaciones hispanas o asiáticas7,8 . ○ Limitaciones de CrCl basado en ecuaciones. ■ En los donantes de un trasplante renal, las ecuaciones del estudio MDRD y de Cockcroft-Gault infraestiman significativamente el FG medido hasta en el 9 al 29%9 . CHENG_2_(9-16).indd 12 07/02/15 14:36
  • 22. Diagnóstico 13 ■ La ecuación del estudio MDRD se obtuvo de personas predominantemente blan- cas que tenían nefropatía no diabética. ■ La ecuación del estudio MDRD es razonablemente exacta en pacientes no hospitalizados que se sabe que tienen IRC, independientemente del diagnós- tico. ■ La ecuación del estudio MDRD y la ecuación de Cockcroft-Gault pueden no ser exactas en personas obesas. ■ La ecuación del estudio MDRD y la ecuación de Cockcroft-Gault pueden no ser exactas en diferentes grupos de edad; ofrecieron estimaciones mayores a edades más tempranas y estimaciones menores a edades más avanzadas10 . ■ Las ecuaciones del estudio MDRD y de Cockcroft-Gault son menos exactas en poblaciones con un FG normal o casi normal11 . ■ En los receptores de un aloinjerto renal, estas ecuaciones tienen una exactitud va- riable en relación con el FG verdadero previsto12 . ■ Estas ecuaciones pueden ser menos exactas en una población de diferentes orígenes étnicos fuera de los Estados Unidos13,14 . • CrCl de 24 h. ○ El análisis de una muestra de orina de 24 h se ha utilizado casi como patrón de refe- rencia para evaluar la función renal en la práctica clínica, particularmente cuando las ecuaciones pueden no tener una exactitud suficiente (tabla 2-2). ○ CrCl se puede medir obteniendo una muestra de orina de 24 h y utilizando la fór- mula siguiente: FG = (UCreatinina volumen urinario/PCreatinina)/1 440 ■ Donde UCreatinina es la concentración urinaria de creatinina. ■ El volumen urinario es el volumen producido en 24 h (en ml). ■ PCreatinina es la concentración plasmática de creatinina. ■ El valor 1 440 se utiliza para convertir las unidades a ml/min (1 440 min en 24 h). ○ En la unidad de cuidados intensivos también se pueden obtener muestras a me- nores intervalos (p. ej., 8 o 12 h) para reducir los errores en la obtención de la muestra15 . ○ La excreción de creatinina aumenta a medida que disminuye el FG, lo que lleva a determinar un CrCl normal en el 25-50% de los pacientes con un FG verdadero de 51 a 70 ml/min. TABLA 2-2 SITUACIONES EN LAS QUE EL ANÁLISIS DE UNA MUESTRA DE ORINA DE 24 H ES MÁS EXACTO QUE LA ECUACIÓN DEL ESTUDIO MDRD 1. FG 60 ml/min/1,73 m² 2. Edad 18 o 70 3. Tamaño corporal extremo 4. Desnutrición grave 5. Embarazo 6. Enfermedad del músculo esquelético 7. Paraplejía o tetraplejía 8. Vegetarianismo 9. Cambio rápido del funcionamiento renal CHENG_2_(9-16).indd 13 07/02/15 14:36
  • 23. 14 PA R T E I A B O R D A J E G E N E R A L D E L A S N E F R O PAT Í A S Diagnóstico diferencial • El cálculo del FG con cualquiera de estas técnicas debe ofrecer a los médicos una im- presión moderadamente exacta del funcionamiento renal general. Sin embargo, el mé- dico astuto debe tener en mente varias difi cultades. • Factores que afectan a la creatinina sérica. ○ La trimetoprima y la cimetidina bloquean la secreción tubular proximal de creatinina. Pueden incrementar la concentración plasmática de creatinina hasta en 0,5 mg/dl. Este efecto es más pronunciado en la IRC cuando la creatinina basal ya está ele- vada16,17 . ○ La cefoxitina y la flucitosina interfi eren con el método de análisis de la creatinina, lo que da una elevación falsa de las concentraciones plasmáticas de creatinina18,19 . ○ El ensayo colorimétrico puede reconocer falsamente el acetoacetato en la cetoacidosis diabética como creatinina, y puede elevar la creatinina hasta en 0,5 a 2 mg/dl20 . ○ El hipotiroidismo incrementa la concentración plasmática de creatinina, y el hiperti- roidismo reduce la concentración plasmática de creatinina21,22 . • Factores que afectan a CrCl. ○ Las limitaciones de los cálculos basados en ecuaciones se señalan más arriba. ○ Dos factores importantes que pueden reducir la exactitud del análisis de la orina de 24 h son la recogida incompleta de la orina y la secreción creciente de creati- nina23 . ■ Es importante una recogida meticulosa de la orina para evitar una recogida excesiva (lo que sobrestimaría el CrCl) y una recogida insufi ciente (lo que infraestimaría el CrCl). En la tabla 2-3 se señalan los pasos necesarios para obtener una muestra de orina de 24 h. ■ Se puede determinar si la muestra de orina es completa o no calculando la excreción total de creatinina por kilogramo de peso corporal. Debe ser de ~20 a 25 mg/kg de peso corporal magro en hombres, y de 15 a 20 mg/kg en mujeres. ■ La medición de CrCl en dos momentos separados puede mejorar también la exac- titud. CON S IDE RA C IONES ESPECIAL ES: PER SPECTIVAS FUTURA S E N LAS MET O D O L OGÍAS D E ESTUDIO • Se están buscando activamente nuevos marcadores que permitirán predecir con exacti- tud el FG y detectarán la pérdida temprana de función renal. • La cistatina C es prometedora, porque tiene una producción diaria constante y es ex- cretada por el riñón24 . ○ La cistatina C es una proteína de bajo peso molecular que pertenece a la superfamilia de la cistatina de los inhibidores de las proteasas de cisteína. Se piensa que es produ- cida por todas las células nucleadas, y se cree que su velocidad de producción es constante23 . TABLA 2-3 PASOS CORRECTOS PARA LA OBTENCIÓN DE UNA MUESTRA DE ORINA DE 24 H 1. Después de levantarse por la mañana, vaciar por completo la vejiga y desechar la orina 2. Recoger todas las muestras de orina posteriores durante el resto del día y de la noche 3. La mañana siguiente, recoger la primera muestra de orina CHENG_2_(9-16).indd 14 07/02/15 14:36
  • 24. Consideraciones especiales: perspectivas futuras en las metodologías de estudio 15 ○ La cistatina C se filtra en el glomérulo y no se reabsorbe, aunque sí es metabo- lizada en los túbulos, lo que reduce su utilidad para medir directamente el acla- ramiento26 . ○ Recientemente se ha descrito que hay muchos factores que afectan a las concentra- ciones de cistatina C27 , aunque, a pesar de estos hallazgos, la cistatina C se puede correlacionar más con el FG que la creatinina, y se ha sugerido que las ecuaciones basadas en la cistatina C pueden ser más exactas28 en poblaciones con una menor producción de creatinina, como ancianos, niños, receptores de un trasplante renal y pacientes con cirrosis29 . ○ A pesar de la posible exactitud de la cistatina C en la evaluación del FG, no está claro que la medición de la cistatina C vaya a mejorar la asistencia de los pacientes. BIBLIOGRA FÍA 1. Cockcroft DW, Gault MH. Prediction of creatinine clearance from serum creatinine. Nephron. 1976; 16: 31–41. 2. Levey AS, Bosch JP, Lewis JB, et al. A more accurate method to estimate glomerular fi ltra- tion rate from serum creatinine: a new prediction equation. Modifi cation of Diet in Renal Disease Study Group. Ann Intern Med. 1999; 130 (6): 461–470. 3. Poggio ED, Wang X, Greene T, et al. Performance of the modifi cation of diet in renal dis- ease and Cockcroft-Gault equations in the estimation of GFR in health and in chronic kidney disease. J Am Soc Nephrol. 2005; 16 (2): 459–466. 4. Gonwa TA, Jennings L, Mai ML, et al. Estimation of glomerular fi ltration rates before and after orthotopic liver transplantation: evaluation of current equations. Liver Transpl. 2004; 10: 301–309. 5. Beddhu S, Samore MH, Roberts MS, et al. Creatinine production, nutrition, and glo- merular fi ltration rate estimation. J Am Soc Nephrol. 2003; 14: 1000–1005. 6. Lewis J, Agodoa L, Cheek D, et al. Comparison of cross-sectional renal function measure- ments in African Americans with hypertensive nephrosclerosis and of primary formulas to estimate glomerular fi ltration rate. Am J Kidney Dis. 2001; 38 (4): 744–753. 7. Horio M, Imai E, Yasuda Y, et al. Modifi cation of the CKD epidemiology collaboration (CKD-EPI) equation for Japanese: accuracy and use for population estimates. Am J Kidney Dis. 2010; 56 (1): 32–38. 8. Imai E, Horio M, Nitta K, et al. Modifi cation of the Modifi cation of Diet in Renal Disease (MDRD) Study equation for Japan. Am J Kidney Dis. 2007; 50 (6): 927–937. 9. Gera M, Slezak JM, Rule AD, et al. Assessment of changes in kidney allograft function using creatinine-based estimates of glomerular fi ltration rate. Am J Transplant. 2007; 7 (4): 880–887. 10. Froissart M, Rossert J, Jacquot C, et al. Predictive performance of the modifi cation of diet in renal disease and Cockcroft-Gault equations for estimating renal function. J Am Soc Nephrol. 2005; 16 (3): 763–773. 11. Lin J, Knight EL, Hogan ML, et al. A comparison of prediction equations for estimating glomerular fi ltration rate in adults without kidney disease. J Am Soc Nephrol. 2003; 14: 2573–2580. 12. Mariat C, Alamartine E, Barthelemy JC, et al. Assessing renal graft function in clinical tri- als: can tests predicting glomerular fi ltration rate substitute for a reference method? Kidney Int. 2004; 65: 289–297. 13. Mahajan S, Mukhiya GK, Singh R, et al. Assessing glomerular fi ltration rate in healthy Indian adults: a comparison of various prediction equations. J Nephrol. 2005; 18: 257–261. 14. Matsuo S, Imai E, Horio M, et al. Revised equations for estimated GFR from serum cre- atinine in Japan. Am J Kidney Dis. 2009; 53 (6): 982–992. 15. Baumann TJ, Staddon JE, Horst HM, et al. Minimum urine collection periods for accurate determination of creatinine clearance in critically ill patients. Clin Pharm. 1987; 6: 393– 398. CHENG_2_(9-16).indd 15 07/02/15 14:36
  • 25. 16 PA R T E I A B O R D A J E G E N E R A L D E L A S N E F R O PAT Í A S 16. van Acker BA, Koomen GC, Koopman MG, et al. Creatinine clearance during cimetidine administration for measurement of glomerular filtration rate. Lancet. 1992; 340 (8831): 1326–1329. 17. Berg KJ, Gjellestad A, Nordby G, et al. Renal effects of trimethoprim in ciclosporin- and azathioprine-treated kidney-allografted patients. Nephron. 1989; 53: 218–222. 18. Mitchell EK. Flucytosine and false elevation of serum creatinine level. Ann Intern Med. 1984; 101: 278. 19. Saah AJ, Koch TR, Drusano GL. Cefoxitin falsely elevates creatinine levels. JAMA. 1982; 247: 205–206. 20. Molitch ME, Rodman E, Hirsch CA, et al. Spurious serum creatinine elevations in keto- acidosis. Ann Intern Med. 1980; 93: 280–281. 21. Verhelst J, Berwaerts J, Marescau B, et al. Serum creatine, creatinine, and other guanidino compounds in patients with thyroid dysfunction. Metabolism. 1997; 46 (9): 1063–1067. 22. Kreisman SH, Hennessey JV. Consistent reversible elevations of serum creatinine levels in severe hypothyroidism. Arch Intern Med. 1999; 159: 79–82. 23. Markantonis SL, Agathokleous-Kioupaki E. Can two-, four- or eight-hour urine collections after voluntary voiding be used instead of twenty-four-hour collections for the estimation of creatinine clearance in healthy subjects? Pharm World Sci. 1998; 20: 258–263. 24. Coll E, Botey A, Alvarez L, et al. Serum cystatin C as a new marker for noninvasive estima- tion of glomerular filtration rate and as a marker for early renal impairment. Am J Kidney Dis. 2000; 36 (1): 29–34. 25. Newman DJ, Thakkar H, Edwards RG, et al. Serum cystatin C measured by automated immunoassay: a more sensitive marker of changes in GFR than serum creatinine. Kidney Int. 1995; 47: 312–318. 26. Knight EL, Verhave JC, Spiegelman D, et al. Factors infl uencing serum cystatin C levels other than renal function and the impact on renal function measurement. Kidney Int. 2004; 65: 1416–1421. 27. Macdonald J, Marcora S, Jibani M, et al. GFR estimation using cystatin C is not indepen- dent of body composition. Am J Kidney Dis. 2006; 48 (5): 712–719. 28. White C, Akbari A, Hussain N, et al. Estimating glomerular filtration rate in kidney trans- plantation: a comparison between serum creatinine and cystatin C-based methods. J Am Soc Nephrol. 2005; 16 (12): 3763–3770. 29. Fliser D, Ritz E. Serum cystatin C concentration as a marker of renal dysfunction in the elderly. Am J Kidney Dis. 2001; 37 (1): 79–83. CHENG_2_(9-16).indd 16 07/02/15 14:36
  • 26. 17 3 Biopsia renal Imran A. Memon P RINC IP IOS G EN ER AL ES • El diagnóstico de muchas nefropatías se realiza mediante la evaluación histológica del tejido. • Los primeros métodos de biopsia se realizaban con sistemas de aguja manuales y sin las ventajas de los estudios de imagen, lo que llevaba a mayores tasas de incidencia de complicaciones y a un escaso rendimiento en la obtención de tejido1,2 . • Las técnicas modernas utilizan estudios ecográfi cos exactos y dispositivos semiautomá- ticos de biopsia con aguja para obtener muestras de la corteza renal para el estudio histopatológico, a fi n de facilitar el diagnóstico específi co de las nefropatías. DIA GNÓS TICO • El tejido obtenido mediante biopsia renal es muy útil para el diagnóstico de muchas formas de nefropatía. Ofrece información fundamental sobre la localización de la lesión renal, los mecanismos subyacentes básicos y el patrón de la lesión, lo que, junto con el cuadro clínico, permite hacer un diagnóstico correcto3 . ○ Localización: ■ El diagnóstico histológico permite determinar qué segmentos del riñón son los que están más afectados por la lesión. ■ En general, estas áreas se clasifi can en los componentes glomerular, tubular, inters- ticial y vascular del riñón. ○ Mecanismos: ■ La presencia de determinados tipos de células infi ltrativas puede ser muy útil para hacer el diagnóstico. ■ Por ejemplo, la infi ltración densa por linfocitos y monocitos en el intersticio indica una nefritis intersticial aguda. ○ Patrones de lesión: ■ Determinados patrones de lesión caracterizan muchas de las formas de lesión renal, particularmente en el glomérulo. ■ Por ejemplo, la glomeruloesclerosis focal y segmentaria describe un patrón de lesión en el que hay lesión «segmentaria» (áreas discretas de esclerosis sin afectar a todo el penacho glomerular) en un subconjunto «focal» de glomérulos (se observa este patrón en algunos glomérulos, pero no en todos). • En general, los pacientes en los que más útil es la biopsia renal y el consiguiente diag- nóstico histopatológico tienen síndrome nefrótico, presentación nefrítica, insufi ciencia renal aguda, proteinuria y hematuria, o disfunción de un aloinjerto renal (tabla 3-1). ○ En varios estudios se ha visto que en ~ 40 % de los pacientes en los que se realiza una biop- sia renal se harán cambios del diagnóstico o el tratamiento por los resultados de la biopsia4 . ○ Los pacientes adultos con síndrome nefrótico generalmente precisan una biopsia renal, porque los algoritmos terapéuticos varían según el trastorno, dependiendo de la anatomía patológica. CHENG_3_(17-23).indd 17 07/02/15 14:37
  • 27. 18 PA R T E I A B O R D A J E G E N E R A L D E L A S N E F R O PAT Í A S ○ En los pacientes con insuficiencia renal aguda sin una causa clara, se debe realizar una evaluación para diagnosticar nefritis intersticial, síndromes nefríticos agudos o trastornos sistémicos, como lupus eritematoso sistémico o vasculitis de vasos peque- ños. ○ El tratamiento de la proteinuria o hematuria de causa poco clara puede verse afec- tado por los resultados de la biopsia, aunque el proceso de la decisión es más com- plejo dependiendo de otras manifestaciones clínicas. ○ En la evaluación de la disfunción del aloinjerto renal, la biopsia del riñón tras- plantado es sumamente útil para diagnosticar rechazo agudo o necrosis tubular aguda en el período postrasplante inmediato. También se puede evaluar el deterioro en el contexto de una función renal previamente estable para distinguir el rechazo agudo o crónico de la nefrotoxicidad por la ciclosporina o de una infección. PRU E BA S DIA GNÓ ST ICAS Evaluación previa al procedimiento • La planifi cación de una biopsia exige la evaluación de los riesgos con una buena anamnesis con exploración física, evaluación de laboratorio y pruebas de imagen (tabla 3-2). TABLA 3-1 INDICACIONES ACTUALES HABITUALES DE LA BIOPSIA RENAL Principales Insuficiencia renal aguda: sin un diagnóstico evidente por los datos clínicos Síndrome nefrótico Síndrome nefrítico de causa indeterminada GNRP Disfunción aguda o crónica de un aloinjerto renal Indicaciones relativas que dependen de otras manifestaciones clínicas Hematuria asintomática Proteinuria asintomática GNRP, glomerulonefritis rápidamente progresiva. TABLA 3-2 LISTA DE VERIFICACIÓN PREVIA A LA BIOPSIA Anamnesis y exploración física Datos de laboratorio Hemograma completo con plaquetas Panel bioquímico básico Pruebas de coagulación (INR, TTPa, función plaquetaria) Análisis de orina y/o urocultivo Ecografía renal basal Suspender fármacos antiagregantes plaquetarios y antitrombóticos al menos 1-2 semanas antes de la biopsia INR, cociente normalizado internacional; TTPa: tiempo de tromboplastina parcial activada. CHENG_3_(17-23).indd 18 07/02/15 14:37
  • 28. Pruebas diagnósticas 19 • Debe realizarse un estudio de imagen renal para asegurarse de que el paciente tenga dos riñones de tamaño y forma normales. ○ La biopsia del riñón no trasplantado está contraindicada relativamente en riño- nes atróficos de 9 cm de tamaño, porque el riesgo de hemorragia capsular au- menta en los riñones fibróticos (igual que el riesgo de un resultado de la biopsia de bajo rendimiento). ○ La biopsia renal de un riñón no trasplantado único sólo se debe realizar cuando sea absolutamente necesario para conservar la función renal, porque puede produ- cirse una hemorragia grave que llevaría a una nefrectomía. ○ Se ha propuesto que la biopsia renal abierta quirúrgica debe ser la técnica de elección en esta situación, aunque el riesgo de la biopsia percutánea es tan bajo que puede ser menor que el riesgo de la anestesia general y la cirugía. • Debe haber un control óptimo de la presión arterial (PA), con una PA diastólica 95 mm Hg, para minimizar las complicaciones hemorrágicas. • El urocultivo debe ser estéril antes de un intento de biopsia. • Se deben normalizar en la medida de lo posible los parámetros de la coagulación sanguínea antes de la biopsia renal. ○ Se deben suspender los anticoagulantes sistémicos, incluyendo los antiagregantes plaquetarios, el ácido acetilsalicílico y los antiinflamatorios no esteroideos, 5 días antes de la biopsia renal. ○ El tiempo de protrombina (TP) debe ser 1,2 veces el testigo; el tiempo de trombo- plastina parcial activada (TTPa) debe ser 1,2 veces el testigo. ○ No está clara la utilidad del tiempo de hemorragia y de otros métodos de estu- dio de la función plaquetaria, aunque habitualmente se realiza para detectar un consumo no sospechado de ácido acetilsalicílico u otros trastornos plaque- tarios. ○ En los pacientes con insuficiencia renal y elevación de la concentración de nitrógeno ureico sanguíneo con un tiempo de hemorragia prolongado, por lo general, se admi- nistra antes de la biopsia desmopresina, 0,4 g/kg i.v. durante 2-3 h. ○ Se debe considerar y sopesar cuidadosamente la utilidad diagnóstica y terapéutica de una biopsia renal en aquellos pacientes que necesitan anticoagulación crónica con el riesgo de que se produzca una reversión de la anticoagulación y de la hemorragia posbiopsia. De hecho, puede ser necesaria la consulta con un cardiólogo y un hema- tólogo. ■ Una posibilidad es permitir que el cociente normalizado internacional disminuya hasta 1,5 a lo largo de varios días, o revertir la anticoagulación con vitamina K, dependiendo de la urgencia de la biopsia. ■ La heparina no fraccionada intravenosa o subcutánea se debe interrumpir al menos 6 h antes de la intervención, y no se debe reiniciar hasta al menos 18-24 h después de la biopsia. • El médico que realice la biopsia debe obtener el consentimiento informado del pa- ciente. ○ Siempre se deben analizar detalladamente los riesgos en compañía del paciente, así como los beneficios, posibles complicaciones y las alternativas a la interven- ción. ○ Se debe prestar una atención cuidadosa a las biopsias difíciles o de alto riesgo (p. ej., riñón único, obesidad mórbida, necesidad de anticoagulación sistémica continua) para determinar si los riesgos superan a los beneficios. Las principales contraindica- ciones a la biopsia renal se muestran en la tabla 3-3. ○ Se puede plantear la realización de la biopsia guiada por tomografía computari- zada, la biopsia trans yugular o la biopsia abierta, dependiendo de la experiencia acumulada por el centro. CHENG_3_(17-23).indd 19 07/02/15 14:37
  • 29. 20 PA R T E I A B O R D A J E G E N E R A L D E L A S N E F R O PAT Í A S Procedimiento para la biopsia del riñón no trasplantado • La posición del paciente es el paso más importante para realizar con éxito la biopsia renal. ○ El paciente debe estar en decúbito prono sobre la mesa de exploración, con o sin un apoyo bajo la parte superior del abdomen. ○ Si se trata de una embarazada, o si el paciente es muy obeso, la biopsia se puede realizar en sedestación o en decúbito lateral. ○ La decisión de realizar la biopsia en el riñón izquierdo o derecho depende de la calidad de los estudios de imagen, la presencia de quistes y la preferencia del mé- dico. • Se debe utilizar guía ecográfica para localizar el polo inferior del riñón y marcar la zona cutánea que lo recubre. ○ Debe prestarse mucha atención a la profundidad y el ángulo de la corteza renal en relación con el punto de entrada de la aguja de biopsia en la piel (esto minimizará el riesgo de perforar un vaso importante). ○ Se debe reseñar cuidadosamente la magnitud y la dirección del movimiento del ri- ñón en relación con la inspiración y la espiración, especialmente si no se utiliza ecografía en tiempo real durante la propia biopsia. • Se debe aplicar una técnica estéril para preparar el punto de entrada en la piel con povidona yodada, y se debe cubrir el campo con paños estériles. • Debe inyectarse un anestésico local (p. ej., lidocaína al 1 % + bicarbonato) con una aguja de pequeño calibre para elevar un habón cutáneo, y después se debe infiltrar en profundidad hasta la cápsula renal a lo largo del trayecto previsto de la biopsia con una aguja de mayor calibre. • Inserción de la aguja: ○ Se debe utilizar un bisturí para hacer una pequeña incisión en la piel. ○ Se dispone de diversas agujas de biopsia comerciales. ■ La mayoría de las veces se utilizan agujas de calibre 16 o 18, porque el tamaño de la muestra es pequeño con agujas de menor calibre. ■ La incidencia de complicaciones hemorrágicas graves es menor con agujas con carga en resorte con guía ecográfica que con agujas manuales. ○ La aguja de biopsia se debe introducir (con o sin guía ecográfica en tiempo real con una sonda estéril) hasta un poco antes de la profundidad de la cápsula renal. El pa- ciente puede respirar normalmente durante esta fase. TABLA 3-3 CONTRAINDICACIONES DE LA BIOPSIA RENAL Contraindicaciones absolutas Falta de colaboración del paciente Diátesis hemorrágica o anticoagulación Hipertensión no controlada Contraindicaciones relativas Riñones pequeños (9 cm) Quistes bilaterales múltiples o tumor renal Hidronefrosis Infección renal activa Vasculitis de vasos medios o grandes con múltiples aneurismas intrarrenales Alteraciones anatómicas de los riñones (p. ej., riñón en herradura) Embarazo CHENG_3_(17-23).indd 20 07/02/15 14:37
  • 30. Cuidados habituales después de la biopsia 21 • Como el riñón normalmente asciende y desciende con el ciclo respiratorio, se debe pedir al paciente que aguante la respiración a medida que se hace avanzar lentamente la aguja a través de la cápsula. ○ Una vez que la aguja de biopsia está colocada correctamente en la corteza renal, debe ser evidente el movimiento libre de la aguja con la respiración normal del paciente. ○ Debe pedirse de nuevo al paciente que aguante la respiración mientras se descarga la pistola de biopsia para obtener la muestra de cilindro grueso. Después, se puede re- tirar la aguja de biopsia y se puede recuperar el cilindro para su estudio anatomopa- tológico. • Es muy útil que haya un técnico de anatomía patológica para que examine el cilindro de tejido con un microscopio quirúrgico, para determinar si hay sufi cientes glomérulos. ○ Habitualmente son sufi cientes de dos a tres cilindros para una biopsia adecuada; un cilindro se fi ja en formalina para microscopia óptica y el resto se divide para micros- copia electrónica, inmunofl uorescencia y estudios especiales. ○ Normalmente se obtiene una muestra adecuada cuando hay un total de 10-15 glo- mérulos. Biopsia de un aloinjerto renal • La biopsia de un riñón trasplantado se simplifi ca por la localización abdominal super- fi cial del aloinjerto. • Las indicaciones habituales se resumen en la tabla 3-4. • La biopsia se puede realizar como técnica ambulatoria, porque el riesgo de hemorragia grave es mucho menor que con la biopsia del riñón no trasplantado. • Las biopsias de riñones trasplantados habitualmente se realizan con guía ecográfi ca en tiempo real, porque el riñón no se mueve con el ciclo respiratorio. • Después de haber obtenido los cilindros de tejido, se debe aplicar presión directa sobre el punto de la biopsia durante 15 min para controlar la hemorragia local, y posterior- mente se debe colocar una bolsa de arena en la zona. • Por lo general, se observa a los pacientes durante 6 h, y después pueden ir a su domici- lio si no hay complicaciones ni otros factores. C UIDA DOS HABIT U AL ES D ESPU ÉS D E LA BIOPSIA • La incidencia de complicaciones graves (hemorragia sufi cientemente grave como para precisar transfusiones o una intervención invasiva, septicemia, obstrucción o insufi cien- cia renal aguda, o muerte) es del 6,4 %, mientras que la incidencia de complicaciones leves es del 6,6 % (es probable que la incidencia de complicaciones sea mayor en los médicos con menos experiencia)5 . • Habitualmente se observa a los pacientes durante ~ 24 h para evitar pasar por alto la mayoría de las complicaciones. TABLA 3-4 INDICACIONES HABITUALES DE LA BIOPSIA DE UN ALOINJERTO RENAL Falta de función del injerto 1 semana después del trasplante Deterioro rápido después de una buena función inicial, antes del tratamiento antirrechazo Deterioro lento de la función del aloinjerto Nueva aparición de proteinuria en el rango nefrótico CHENG_3_(17-23).indd 21 07/02/15 14:37
  • 31. 22 PA R T E I A B O R D A J E G E N E R A L D E L A S N E F R O PAT Í A S ○ La detección clínica de una complicación grave se produce a las 8 y a las 24 h en el 67 y el 91 % de los pacientes, respectivamente6 . ○ Por lo general, el paciente debe permanecer en decúbito supino durante 6 h y des- pués debe descansar en cama durante toda la noche. ○ Para poder detectar la hemorragia y otras complicaciones, se debe realizar una vigi- lancia estrecha de las constantes vitales y del hemograma completo en diversos mo- mentos después de la biopsia. ○ Para minimizar el riesgo de hemorragia, normalmente se debe controlar bien la PA (objetivo 140/90 mm Hg)7 . • En pacientes de riesgo bajo (p. ej., concentración sérica de creatinina 2 mg/dl [177 mol/l] y PA 140/90 mm Hg, sin datos de coagulopatía), puede ser razonable un período de observación más corto. COMP LIC A C IONES Las principales complicaciones después de una biopsia se deben a hemorragia y dolor (ta- bla 3-5). • La hematuria y la formación de un hematoma perinéfrico se producen en cierto grado en todos los pacientes después de una biopsia renal, aunque solo el ~ 3-10 % de los pacientes tienen hematuria macroscópica8 . ○ En estos casos es útil el estudio seriado de muestras de orina para detectar sangre visible. Se debe monitorizar el hemograma completo cada 6 h en todos los pacientes después de una biopsia renal. ○ Una disminución de la hemoglobina de ~ 1 g/dl es el promedio después de una biopsia renal o complicada. ○ Se produce hemorragia que precisa transfusión en el 2,4-5 % de las biopsias renales5,9 . ■ Esto dependerá, en parte, de la hemoglobina previa a la biopsia y del riesgo. ■ La localización más frecuente de una hemorragia signifi cativa es hacia el espacio perinéfrico, lo que produce un gran hematoma perinéfrico. ■ Las hemorragias subcapsulares habitualmente se taponan espontáneamente. También puede producirse una hemorragia signifi cativa hacia el sistema colector urinario, que se manifi esta como hematuria macroscópica y puede producir obs- trucción ureteral. ■ Hace falta una intervención para controlar la hemorragia en ~ 0,3 % de los casos, y puede ser necesaria una nefrectomía en el 0,06 % de los casos10 . ■ Puede producirse hipotensión después de una biopsia renal en el 1-2 % de los pacientes, y habitualmente responde a los líquidos11 . TABLA 3-5 COMPLICACIONES DE LA BIOPSIA RENAL Hemorragia Hacia el sistema colector: hematuria microscópica o macroscópica Subcapsular: taponamiento por presión y dolor Espacio perinéfrico: formación de hematoma y disminución del hematocrito Dolor cólico por obstrucción ureteral por formación de coágulos sanguíneos por hemorragia Fístula arteriovenosa «Riñón de Page»: hipertensión crónica por isquemia inducida por la presión por un hematoma subcapsular grande Infección de las partes blandas perinéfricas Punción de otros órganos (p. ej., hígado, páncreas o bazo) CHENG_3_(17-23).indd 22 07/02/15 14:37
  • 32. Bibliografía 23 ○ Se pueden detectar radiológicamente fístulas arteriovenosas hasta en el 18 % de los casos, aunque raras veces tienen importancia clínica y generalmente se resuelven es- pontáneamente12 . ○ El diagnóstico viene sugerido por la aparición de hipotensión, insufi ciencia cardíaca de gasto elevado o hematuria persistente, y se puede confi rmar mediante ecografía Doppler de fl ujo en color. • Puede producirse dolor persistente en el punto de la biopsia por hematoma subcap- sular o perinéfrico o por un cólico renal a medida que los coágulos sanguíneos pasan por el sistema colector. • Puede realizarse accidentalmente una biopsia de tejidos no renales (la mayoría de las veces hígado o bazo) durante lo que se prevé que sea una biopsia renal. En estos casos, las complicaciones graves son poco frecuentes. En dos series se señaló que la tasa de mortalidad era del 0,1 %, aunque es mucho menor con las técnicas modernas5,9 . BIBLIOGRA FÍA 1. Iverson P, Brun C. Aspiration biopsy of the kidney. Am J Med. 1951; 11: 324. 2. Ball RP. Needle aspiration biopsy. J Tenn Med Assoc. 1934; 27: 203. 3. Appel GB. Renal biopsy: how effective, what technique, and how safe. J Nephrol. 1993; 6: 4. 4. Richards NT, Darby S, Howie AJ, et al. Knowledge of renal histology alters patient man- agement in over 40% of cases. Nephrol Dial Transplant. 1994; 9 (9): 1255–1259. 5. Whittier WL, Korbet SM. Timing of complications in percutaneous renal biopsy. J Am Soc Nephrol. 2004; 15: 142–147. 6. Renal Physicians Association. RPA position on optimal length of observation after percu- taneous renal biopsy. Clin Nephrol. 2001; 56: 179. 7. Shidham GB, Siddiqi N, Beres JA, et al. Clinical risk factors associated with bleeding after native kidney biopsy. Nephrology. 2005; 10 (3): 305–310. 8. Parrish AE. Complications of percutaneous renal biopsy: a review of 37 years’ experience. Clin Nephrol. 1992; 38: 135. 9. Gonzalez-Michaca L, Chew-Wong A, Soletero L, et al. Percutaneous kidney biopsy, analy- sis of 26 years: complication rate and risk factors. Rev Invest Clin. 2000; 52 (2): 125–131. 10. Korbet SM. Percutaneous renal biopsy. Semin Nephrol. 2002; 22: 254. 11. Manno C, Strippoli GF, Arnesano L, et al. Predictors of bleeding complications in percu- taneous ultrasound-guided renal biopsy. Kidney Int. 2004; 66: 1570–1577. 12. Harrison KL, Nghiem HV, Coldwell DM, et al. Renal dysfunction due to an arteriovenous fi stula in a transplant recipient. J Am Soc Nephrol. 1994; 5 (6): 1300–1306. CHENG_3_(17-23).indd 23 07/02/15 14:37
  • 33. 2 4 Abordaje de la proteinuria Peter J. Juran 4 PRINC IP IOS GE N ER AL ES Definición e introducción • El aumento de las proteínas en la orina es un signo frecuente de nefropatía. Habi- tualmente, las proteínas urinarias se describen como proteínas totales o albúmina total. • Las personas normales excretan 150 mg de proteínas totales y 30 mg de albú- mina con la orina cada 24 h. Otras proteínas que se encuentran en la orina son secretadas por los túbulos (proteína de Tamm-Horsfall) o son proteínas fi ltradas pequeñas que no han sido absorbidas ni biodegradadas por las células tubulares renales. • Cualquier nivel de excreción de proteínas en la orina 150 mg/24 h es anómalo y justifi ca una evaluación adicional. • El análisis de orina con tira reactiva es la prueba de tamizaje inicial más frecuente para detectar proteinuria, aunque solo es sensible para concentraciones de proteínas 20 mg/dl (equivalente a ~ 300 mg/24 h). • Se defi ne el síndrome nefrótico como la excreción de proteínas urinarias 3,5 g/24 h asociada a hipoalbuminemia, hiperlipidemia y edema. El mismo nivel de proteinuria sin las otras manifestaciones se denomina proteinuria en rango ne- frótico. • El abordaje del paciente con proteinuria está determinado por la magnitud de la pro- teinuria, la presencia de otras manifestaciones renales y el cuadro clínico general. ¿Por qué una prueba para detectar proteinuria? • Incluso aumentos relativamente pequeños de las proteínas o la albúmina urinarias pue- den ser signos tempranos de nefropatía, y muchas veces preceden a un cambio detec- table del fi ltrado glomerular. • Los valores de proteinuria elevados de forma persistente pueden producir una lesión renal adicional y llevar a una progresión acelerada de la nefropatía. • La proteinuria es un factor de riesgo sólido e independiente de enfermedad cardiovas- cular y de muerte, principalmente en pacientes ancianos, diabéticos, hipertensos y con insufi ciencia renal crónica1-3 . • Las intervenciones que reducen la magnitud de la proteinuria pueden retrasar la pro- gresión de la nefropatía y mejorar el pronóstico de la enfermedad cardiovascular. Fisiopatología • La proteinuria se puede deber a disfunción glomerular o tubular4 . • La proteinuria glomerular se debe a una alteración de la barrera de fi ltración glomeru- lar, lo que incrementa la fi ltración de las proteínas plasmáticas en cantidades que supe- ran la capacidad de reabsorción tubular. Si la cantidad de proteínas en 24 h es 2 g, habitualmente hay una enfermedad glomerular. CHENG_4_(24-30).indd 24 07/02/15 17:31
  • 34. Principios generales 25 • La proteinuria tubular se debe a una reducción de la reabsorción de las proteínas de bajo peso molecular filtradas (p. ej., 2-microglobulina y lisozima), que entonces apa- recen en la orina. La proteinuria tubular puede coexistir con la proteinuria glomerular, o puede ser un hallazgo aislado en el contexto de una alteración de la función de los túbulos proximales. Normalmente, la proteinuria tubular es 2 g/24 h. • Se produce proteinuria por rebosamiento cuando hay una producción sistémica ex- cesiva de proteínas anómalas de bajo peso molecular que supera la capacidad de reab- sorción tubular. Un ejemplo evidente es el aumento de la excreción urinaria de cadenas ligeras en el mieloma. En ocasiones aparece lisozimuria en la leucemia monocítica aguda. • La proteinuria tisular se asocia a un proceso inflamatorio o neoplásico en las vías urinarias. Clasificación de la proteinuria • Proteinuria transitoria: ○ La proteinuria transitoria se ve principalmente en niños y adolescentes sanos y asin- tomáticos que tienen un sedimento urinario normal5-7 . Se piensa que se debe a alte- raciones de la hemodinámica renal. ○ La proteinuria transitoria ha desaparecido cuando se repite el estudio y no pre- cisa ninguna evaluación adicional. Algunas personas tienen episodios recurrentes de proteinuria transitoria, que, a menudo, entra en remisión permanente en un plazo de varios años. ○ En algunos estudios de esta población de pacientes se han visto alteraciones histoló- gicas y progresión hacia la insuficiencia renal y la hipertensión8 . Por lo tanto, en este subgrupo se recomienda el seguimiento anual. ○ Puede producirse proteinuria transitoria reversible en estados hiperadrenérgicos, como la fiebre, el ejercicio, la insuficiencia cardíaca congestiva, las convulsiones, el uso de vasopresores, el embarazo y la apnea del sueño obstructiva. Se ha descrito una incidencia de proteinuria funcional del 10 % en los pacientes ingresados en el servi- cio de urgencias, y las causas más frecuentes son insuficiencia cardíaca congestiva, convulsiones y fiebre. Se piensa que la patogenia es secundaria a un aumento de la permeabilidad glomerular y una disminución de la reabsorción tubular de proteínas, posiblemente por el efecto de la angiotensina II o la norepinefrina9 . • Proteinuria ortostática: ○ Este síndrome se caracteriza por la excreción de cantidades excesivas de proteínas en bipedestación, con niveles normales de excreción de proteínas en decúbito supino. ○ Se ha descrito proteinuria ortostática hasta en el 3-5 % de los adolescentes y hombres jóvenes, en su mayoría de 30 años de edad. ○ La mayoría de los pacientes tienen cifras de excreción de proteínas 2 g/24 h en bipedestación, aunque se han descrito valores mayores10 . ○ Se puede realizar el diagnóstico con análisis de muestras de orina divididas de 24 h en decúbito supino y en bipedestación. La muestra de 24 h se divide en una porción diurna de 16 h y una porción nocturna de 8 h. ○ En el seguimiento a largo plazo de estos pacientes, se ha visto ausencia de deterioro de la función renal y resolución espontánea en el 50 % de los pacientes 10 años después del diagnóstico11 . • Proteinuria persistente: ○ La proteinuria persistente está presente independientemente de la posición, el nivel de actividad y el estado funcional. Se diagnostica confirmando la proteinuria en un estudio posterior realizado 1-2 semanas después del primer análisis positivo. ○ Se puede deber a una nefropatía aislada o puede formar parte de un proceso multi- sistémico con afectación renal. CHENG_4_(24-30).indd 25 07/02/15 17:31
  • 35. 26 PA R T E I A B O R D A J E G E N E R A L D E L A S N E F R O PAT Í A S ○ Habitualmente se clasifi ca a los pacientes con proteinuria persistente en aquellos que tienen proteinuria en el intervalo nefrótico o no nefrótico, y se les defi ne por la presencia o ausencia de manifestaciones del síndrome nefrótico. DIAGNÓS TIC O Métodos semicuantitativos • Análisis de orina con tira reactiva: ○ El método más sencillo y económico para detectar proteinuria es el análisis con tira reactiva. Este papel impregnado en colorantes utiliza azul de tetrabromofenol como indicador del pH. La albúmina urinaria se une al reactivo y cambia su pH, lo que, a su vez, da lugar a un espectro de cambios de color dependiendo de la magnitud del cambio del pH. En la tabla 4-1 se muestra una escala típica para una prueba positiva. ○ La concentración más baja para la detección de proteínas en el análisis con tira reac- tiva es de ~ 15-20 mg/dl, que es aproximadamente equivalente a 300-500 mg de proteínas en la orina de 24 h. ○ Pueden producirse resultados falsos positivos y negativos, porque las determinacio- nes semicuantitativas de la proteinuria dependen de la concentración y, por lo tanto, del grado de concentración de la orina. ■ En una orina muy concentrada puede haber un resultado anómalo incluso aunque la excreción diaria absoluta de proteínas sea normal. ■ En una orina muy diluida puede haber resultados normales o tan solo ligeramente elevados de la concentración de proteínas, aunque se excreten cantidades elevadas de proteínas. Incluso con 30 mg/dl de proteínas, el análisis con tira reactiva puede ser negativo hasta en el 50 % de las ocasiones. ○ El análisis con tira reactiva no detecta proteínas distintas a la albúmina, como inmunoglobulinas, por lo que se pueden ver resultados falsos negativos en enferme- dades como el mieloma múltiple. ○ Pueden producirse resultados falsos positivos en pacientes a los que se administra contraste hasta 24 h antes del análisis. Además, pueden producirse resultados falsos positivos cuando una orina muy alcalina supera la capacidad amortiguadora del co- lorante. • Prueba de ácido sulfosalicílico (ASS): ○ Al contrario que el análisis con tira reactiva, que detecta solo la albúmina, la prueba de ASS detecta todas las proteínas. ○ Una prueba de ASS positiva con un análisis con tira reactiva negativo es indicativa de proteinuria por proteínas distintas a la albúmina, como cadenas ligeras de inmu- noglobulinas. Los resultados de la prueba de ASS se presentan en una escala de 0 a 4+, similar al análisis con tira reactiva12 . TABLA 4-1 ESCALA PARA DETECTAR PROTEINURIA EN EL ANÁLISIS DE ORINA CON TIRA REACTIVA Negativa Indicios: 15-30 mg/dl 1+: 30-100 mg/dl 2+: 100-300 mg/dl 3+: 300-1000 mg/dl 4+: 1000 mg/dl CHENG_4_(24-30).indd 26 07/02/15 17:31
  • 36. Diagnóstico 27 • Pruebas sensibles para detectar albúmina: ○ También se dispone de pruebas con tira reactiva que son más sensibles a la albúmina. ○ Las tiras impregnadas en colorante y los inmunoanálisis especiales permiten detectar concentraciones de albúmina de tan solo 30 mg/día, que es mucho menor que el umbral de 300 mg/24 h del análisis con tiras reactivas estándar. ○ Estas tiras se pueden utilizar para buscar microalbuminuria, y su sensibilidad y especificidad varían del 80 al 97 % y del 33 al 80 %, respectivamente. • Implicaciones de un análisis con tira reactiva positivo: ○ La detección de proteinuria debe llevar a un estudio del sedimento urinario. Se debe resaltar la presencia de hematuria, cilindros eritrocitarios o lipiduria, que pue- den ser signos de una enfermedad subyacente. Métodos cuantitativos • Cociente proteína:creatinina en una muestra de orina aleatoria: ○ El grado de dilución de la orina afectará directamente a la concentración de proteí- nas. La concentración de creatinina en la orina sirve como control interno de la di- lución de la orina. Por lo tanto, el cociente proteína:creatinina es independiente de la concentración de la orina. ○ Como la velocidad de excreción de la creatinina es bastante constante, el cociente proteína:creatinina en una muestra aleatoria es una buena determinación de la can- tidad de proteínas excretadas. ○ El cociente proteína:creatinina en una persona normal es 0,2, y es aproximada- mente equivalente a una excreción de 0,2 (g/24 h)/1,73 m² 13 . Por ejemplo, un cociente de 2 se traduce en una excreción urinaria de proteínas en 24 h de aproximadamente 2 g. ○ La exactitud del cociente proteína:creatinina se relaciona con el supuesto de que la excreción diaria de creatinina es tan solo ligeramente mayor de 1 000 mg/24 h/1,73 m². • La exactitud del cociente disminuye cuando la excreción de creatinina es muy alta, como en un hombre musculoso (el cociente infraestimará la proteinuria), o muy baja, como en un paciente caquéctico (el cociente sobrestimará la proteinuria). • Cociente microalbúmina:creatinina: ○ La presencia de cantidades elevadas de albúmina en la orina es un marcador impor- tante de nefropatía temprana y de riesgo cardiovascular. La validación de este con- cepto tiene su máxima importancia en la nefropatía diabética temprana, aunque también se puede aplicar a otras formas de nefropatía. ○ El término microalbuminuria surgió de los primeros estudios que utilizaron ensayos más sensibles para cuantificar la albúmina y detectaron su presencia a pesar de resul- tados negativos en los análisis con tira reactiva habituales para detectar proteínas. Por lo tanto, microalbuminuria se refiere a una albuminuria de pequeña magnitud y no a una forma particular de albúmina. ○ La albúmina urinaria se evalúa la mayoría de las veces utilizando el cociente albú- mina (microalbúmina):creatinina en una muestra no cronometrada o aleatoria. Se puede utilizar el cociente microalbúmina:creatinina de la misma forma que el co- ciente proteína:creatinina. ○ Se considera que un valor 30 g/g es normal, mientras que valores de 30 a 300 g/g indican microalbuminuria. Los valores 300 g/g se detectan con el análisis con tira reactiva de uso habitual y caen en la categoría de proteinuria franca (macroalbuminuria). ○ El cociente microalbúmina:creatinina es la prueba de tamizaje preferida en todos los pacientes diabéticos para la detección de nefropatía temprana14 . El análisis de una única muestra de primera hora de la mañana tiene valores de sensibilidad y especificidad 90 %, tomando como referencia el valor en una muestra de orina de 24 h, aunque dichos valores varían cuando las muestras de orina se obtienen a otras horas del día. CHENG_4_(24-30).indd 27 07/02/15 17:31
  • 37. 28 PA R T E I A B O R D A J E G E N E R A L D E L A S N E F R O PAT Í A S ○ Se pueden observar valores falsamente elevados cuando hay hiperglucemia, ejercicio intenso, infección y cetoacidosis. • Cuantificación de las proteínas en una muestra de orina de 24 h: ○ El análisis de una muestra de orina de 24 h es el método definitivo para cuantificar las proteínas urinarias, aunque se utiliza pocas veces debido a que hay errores fre- cuentes en la recogida, es incómodo para el paciente y se utiliza más el cociente proteína:creatinina. ○ Se prefi ere el análisis de las proteínas en la orina de 24 h en pacientes en los que la excreción urinaria de creatinina sea menos fi able (cambios en la función renal, masa muscular alta o baja). ○ Para verifi car que la recogida sea adecuada, siempre se debe medir la creatinina urinaria de 24 h en la misma muestra de orina. La excreción de creatinina en hombres durante un período de 24 h debe ser de aproximadamente 20-25 mg/kg, y en mujeres debe ser de ~ 15 a 20 mg/kg. Si la cantidad de creatinina en la muestra de orina es muy diferente del intervalo esperado, debe sospecharse un error en la recogida de la muestra. ABORDA J E C LÍN ICO D E L A PROT EIN U RIA • Una vez que se ha detectado proteinuria en el análisis con tira reactiva, el siguiente paso es confirmar el resultado anómalo repitiendo la medición después de varias sema- nas con una muestra recién excretada. • No hace falta prueba confi rmatoria si la proteinuria es intensa en el análisis con tira reactiva. • Una vez que se ha confi rmado la proteinuria, el siguiente paso es cuantificar la excre- cióndeproteínasconelcocienteproteína:creatinina,elcocientealbúmina:creatinina o una muestra de orina de 24 h. • La anamnesis y la exploración física deben incluir la búsqueda de síntomas y signos atribuibles a una nefropatía y la identifi cación de factores de riesgo de nefropatía. Los principales aspectos que se deben abordar son: ○ Presencia y duración de causas frecuentes de nefropatía, como diabetes e hipertensión. ○ Manifestaciones indicativas de un trastorno del tejido conjuntivo, como artralgias, artritis, exantema y síntomas constitucionales. ○ Deben buscarse manifestaciones clínicas de una neoplasia maligna. Por ejemplo, las neoplasias de órganos sólidos se han asociado a nefropatía membranosa, mientras que los linfomas se han asociado a enfermedad con cambios mínimos. ○ Deben buscarse manifestaciones indicativas de infecciones como hepatitis, endocar- ditis, sífi lis o infección por el virus de inmunodefi ciencia humana. Estos trastornos pueden causar muchas formas diferentes de enfermedad glomerular. ○ Se debe obtener una historia completa de fármacos y drogas en la que se detallen todos los fármacos de venta con receta, drogas ilícitas, productos herbales de medi- cina alternativa y medicamentos de venta sin receta. Por ejemplo, los antiinfl amato- rios no esteroideos pueden producir síndrome nefrótico. ○ Se deben reseñar los antecedentes familiares de nefropatía, como nefritis hereditaria, síndrome uña-rótula y nefropatía poliquística. • Las pruebas adicionales están determinadas por el contexto clínico. En todos los casos es adecuado evaluar el sedimento urinario, medir la VSG, realizar un hemo- grama completo y un perfil metabólico básico, y cuantificar la albúmina sérica. Se debe solicitar la electroforesis de las proteínas urinarias y de las proteínas del suero si se sospecha una proteinuria por rebosamiento por mieloma, amiloidosis u otras enfermedades con aumento de las inmunoglobulinas. La presencia de eritrocitos dismórficos en el sedimento o de proteinuria en el rango nefrótico debería llevar CHENG_4_(24-30).indd 28 07/02/15 17:31