Los diferentes fluidos y secreciones del cuerpo humano mantienen niveles de pH específicos que son óptimos para su función. El jugo gástrico tiene un pH muy ácido de 1.5 para ayudar a digerir los alimentos, mientras que la saliva, lágrimas, semen y bilis tienen pH neutros entre 6 y 8 que no dañan los tejidos. El flujo vaginal mantiene un pH ligeramente ácido de 4.5 a 5 para mantener un ambiente saludable.