Académico reflexiona sobre la formación integral necesaria en la USM
1. Excelencia académica, nuestro norte actual?
Ayer escuché al académico de la PUC Don Gastón Soublette, en el programa televisivo
“Una nueva belleza” de Christian Warnken, plantear algo provocador y a la vez señero.
El entrevistador le preguntaba al “último sabio de la tribu”, como lo bautizó, acerca
de qué consejo le daría a los futuros gobernantes del país. Don Gastón afirmó que lo
suyo era la docencia, es decir la educación, por lo tanto su consejo iría en esa dirección,
declarando que la ineludible tarea de todo educador es la formación de personas y no sólo
la entrega de conocimientos, diferenciando claramente entre educación e instrucción.
Formar personas, profesionales éticamente impecables y socialmente integrados, es para
este profesor de estética de 85 años, la tarea esencial y prioritaria de toda universidad.
Es más, profundizó afirmando que el gran error actual de la actual política universitaria
es centrar todo en la excelencia académica, es decir en la idea de rendimiento vinculado
al conocimiento, tanto de profesores como de estudiantes. Fuertes palabras las de
Soublette, ya que estamos acostumbrados a escuchar en el ámbito universitario, el
manoseado cliché de que nuestro norte debe ser la excelencia académica.
Actualmente todo lo pretendemos sintetizar en evaluaciones que apuntan sólo a medir
conocimiento. ¡Cuán asertivas me resultan las palabras de Don Gastón!, especialmente
en un ambiente de enseñanza técnica y tecnológica, con una formación humanística
disminuida. ¿De qué sirve instruir a genios de la ingeniería de cualquier especialidad que
luego pueden defraudar al fisco?, por ejemplo. Internamente no estamos tan lejos de
este ejemplo, aunque suene duro. En el consejo académico me ha tocado ver con gran
sorpresa una no despreciable cantidad de estudiantes que defraudan a la institución:
estudiantes que “hackean” el SIGA, otros que falsifican certificados médicos y algunos
que falsifican títulos profesionales; por otro lado he escuchado a varios profesores
vanagloriarse de que en nuestro patio central se concentra la mayor cantidad de
inteligencia por metro cuadrado del país.
Respecto a las autoridades y académicos, también tenemos “tejado de vidrio” como
señala el refrán, ¿para qué recordar las auditorías, sus resultados y consecuencias
recientes en nuestra institución?
“Líderes en ingeniería, ciencia y tecnología” dice nuestro actual lema; y al parecer no
hemos caído en la cuenta de que para liderar no basta con aspirar sólo a acumular,
generar y transmitir conocimiento, sino también valores espirituales. Dicho de otro modo:
hay que valorar y evaluar también otros tipos de inteligencia, necesariamente.
Gracias al “último sabio de la tribu” por iluminarnos y atreverse a que nos atrevamos.
2. Su consejo es breve, directo y desafiante a la vez, que la educación chilena vuelva a formar
personas!
Algunos nadaremos como salmones contra la corriente en un río de papers ISI, a ésta
universidad simplemente le urge poner el foco de atención en la trascendencia de las
personas y su felicidad.