Este documento presenta un análisis de la libertad de expresión en 6 capítulos. El Capítulo I define la libertad de expresión como un derecho humano protegido internacionalmente. El Capítulo II describe algunos ejemplos de la libertad de expresión en la Constitución Mexicana. El Capítulo III argumenta que el uso correcto de la libertad de expresión requiere respetar los derechos de los demás. El Capítulo IV señala que los valores juegan un papel fundamental en el ejercicio de este derecho. El Capítulo V plantea que es

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BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTONÓMA DE PUEBLA
MÉNDEZ DOMÍNGUEZ LUIS ALBERTO
201425855
LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN, EL ESPIRÍTU DEL SER
PRIMAVERA 2015
DHTIC.
Alejandra Guzmán Vega.

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Introducción………………………………………………………………………….. 3
Capitulo I. ¿Qué es la libertad de expresión?................................................... 5
Capitulo II. El derecho de la libertad………………………………………………. 6
Capitulo III. El uso correcto de nuestro derecho…………………………………. 7
Capitulo IV. El uso de los valores, para atender mi derecho de expresión…… 8
Capitulo V. El desprendimiento del espíritu………………………………………. 9
Capítulo VI. Emprendimiento del ser y su nueva concepción………………….. 12
Conclusión……………………………………………………………………………. 14
Referencias…………………………………………………………………………… 15

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INTRODUCCIÓN
La libertad de expresión es un derecho del hombre, inalienable, incontrolable por ningún
otro ser que no sea él mismo. Es un derecho universal que permite al hombre moderno
derramar ideas y escuchar opiniones, que da igualdad al sentido de su vida social. La
expresión es aquella arma sin violencia, no al menos cuando es usada de manera
correcta y soberbia en su técnica.
Aunque parezca que nuestra libertad política está atada al mal saber y actuar de aquel
que nos gobierna, siempre podremos erradicar esa violencia legítima cuando el ser
inteligente lo desee; siempre que lo sepa y que quiera de vuelta ese poder y esa
responsabilidad sobre sí mismo.
Pero el tema no solo es esa libertad política, sino como ya mencione, es más bien esa
arma que permite que nos rehagamos una y otra vez al ser tomados en cuenta, y
siempre también que sepamos como utilizarla.
En el presente trabajo, abordaré tal vez, poco de lo mucho que hay de tras de este
fondo misterioso y nuestra verdadera importancia en el camino de la vida, que dicho
sea de paso, aún queda un largo tramo por recorrer.
Apenas estoy convencido de poder hacer un logro mínimo y crear algo de esa
concienciación o reflexión, sobre la persona que pueda ver más allá, de aquella que
pueda ver algo más en las entrañas de mis palabras o del texto a leer más adelante.
Ahora comienza el recorrido… Gracias.

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“Porque la libertad no es abstracta sino concreta. Se refiere siempre a hechos, a
situaciones específicas y nunca se da en general, de un modo simplemente declaratorio.
¿Libertad para quién? ¿Para difundir mentiras? ¿Para explotar a nuestros semejantes?
¿Para defender la irracionalidad, la guerra, el genocidio? Y cuando se trata de esclarecer
el problema de la libertad artística, de creación, es inevitable que cada quien posea su
propia y particular opinión. Los ejemplos en este renglón sobran”.
(Mármol, 1974)

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I
¿Qué es la libertad de expresión?
Forma parte de los derechos humanos de las personas y está protegida por la
Declaración Universal de 1948 y las leyes de todos los estados libres y soberanos. En
nuestra carta magna, en el artículo 6° se habla detalladamente de este derecho: la
manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o
administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, la vida privada o los derechos
de terceros, provoque algún delito, o perturbe el orden público; el derecho de réplica
será ejercido en los términos dispuestos por la ley. El derecho a la información será
garantizado por el Estado.
La libertad de expresión es el derecho que nos permite vivir libres de nuestros
pensamientos, podemos a través de las leyes regular nuestra manera de expresarnos y
así nos transgredir el derecho de otras personas particulares. Representa la posibilidad
de las posibilidades de investigar, de que podamos acceder a la información y de
transmitirla sin que haya barrera alguna.
Por su puesto que a esta libertad de expresión, se encuentra ligada la libertad de
prensa, que es la garantía de transmitir información a través de los medios de
comunicación social sin que el Estado puede ejercer un control antes de su emisión.

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II
El derecho de la libertad.
Respaldado por los derechos humanos y las organizaciones internas de países libres y
soberanos, las cartas magnas y los tratados internacionales llevan consigo entre otros
muchos, la protección vital de este y su regulación.
Ahora mencionaré algunos ejemplos de esta libertad que poseemos; en nuestra
Constitución Mexicana:
Artículo 1° en su cuarto párrafo, nos dice que la esclavitud está totalmente prohibida, y
que también cualquier esclavo extranjero que entre en nuestro país, será libre.
Artículo 4°, en su segundo párrafo nos habla de la libertad de procreación que tienen las
personas, ya que pueden decidir de manera libre, responsable e informada sobre el
número y espaciamiento de sus hijos.
Artículo 5° en su primer párrafo, nos menciona que, a ninguna persona podrá impedirse
que se dedique a la profesión, industria, comercio o trabajo que le acomode, siendo
lícitos.
En el artículo 7° en su primer párrafo, nos habla de la libertad e imprenta, así: es inviolable
la libertad de difundir opiniones, información e ideas, a través de cualquier medio.
Artículo 11°, primer párrafo, sobre la libertad de tránsito: toda persona tiene derecho para
entrar en la República, salir de ella, viajar por su territorio y mudar de residencia, sin
necesidad de carta de seguridad, pasaporte, salvoconducto u otros requisitos
semejantes.
Artículo 24°, primer párrafo, libertad de culto: toda persona tiene derecho a la libertad de
convicciones éticas, de conciencia y de religión, y de tener o adoptar, en su caso, la de
su agrado. Esta libertad incluye el derecho de participar, individual o colectivamente, tanto
en público como en privado, en las ceremonias, devociones o actos del culto respectivo,
siempre que no constituya un delito o falta penados por la ley.

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Stuart Mill “Si nunca actuáramos según nuestras propias opiniones porque esas
opiniones pudieran ser equivocadas, dejaríamos abandonados todos nuestros intereses
e incumplidos nuestros deberes. Una objeción aplicable a toda la conducta puede no ser
una objeción válida cuando se aplica a una conducta particular. Es el deber del Gobierno
y de los individuos formar las opiniones más verdaderas que puedan; formarlas
escrupulosamente y nunca imponerlas a los demás, a menos que estén completamente
seguros de que son ciertas”.
III
El uso correcto de nuestro derecho.
Es debido para mantener la paz entre particulares, no violentar los derechos de los
demás, así como no quisiéramos que violentarán los nuestros, no hagas a otros lo que
no quieres que te hagan a ti, como decía Confucio.
Me parece que el gran problema de nuestros días es que, no tenemos ni la más mínima
idea de lo que significa tener “sentido común”; principalmente es un problema
epistemológico, nos cuesta tanto comprender que no solo somos nosotros, que hay más
personas, que nuestra naturaleza tiene que entender que no podemos ser tan ególatras,
pues el mundo no gira en torno a nosotros, solo somos una parte más de esto.
El uso más correcto de esta herramienta a mi entender, no significa otra cosa que llevar
el respeto y nuestra facultad de opinar, a un nivel de sublimación, porque al evolucionar
del pensamiento, al llevar esos dos valores a su máxima plenitud, podremos –
relativamente- asumir un roll perfecto en el movimiento en el que continuamente se halla
nuestra sociedad.
Sin necesidad de recurrir a la violencia, el punto de debate existiría en el dialogo.
Stuart Mill “Existe la más gran diferencia entre presumir que una opinión es verdadera,
porque oportunamente no ha sido refutada, y suponer que es verdadera a fin de no
permitir su refutación. La libertad completa de contradecir y desaprobar una opinión es la

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condición misma que nos justifica cuando la suponemos verdadera a los fines de la
acción; y por ningún otro procedimiento puede el hombre llegar a tener la seguridad
racional de estar en lo cierto”
IV
El uso de mis valores, para atender mi derecho de expresión.
Los valores juegan un roll fundamental en nuestra formación como individuos útiles en
una sociedad que busca la superación década con década, o más simple aún, día tras
día. En nuestra actual situación tenemos que recalcar que traemos con nosotros mismos
una carga de problema moral muy grande. Tendremos que peguntarnos si acaso hay que
trabajar más en la formación humana de una persona y contextualizar y aterrizar las
conductas adecuadas para crear y crecer personas de bien mutuo.
Me permito mencionar a Nietzsche y su “Transvaloración de todos los valores”, su teoría
no era errónea, en lo particular me queda claro que tenía un pensamiento único y una
esperanza en ello bastante válida. Pero ¿cómo es que no nos hemos puesto a pensar, si
es que acaso podemos engrandecer el pensamiento humano, llevar al límite nuestras
facultades racionales, nuestra inteligencia? ¿por qué nos fijamos siempre un rumbo
equivocado? es cierto que la vida del hombre tiene esta serie de caminos rocosos en los
que vagamente nos hemos perdido a través de los siglos, también es cierto que hemos
encontrado muchas veces el error cometido y hemos hecho algo útil para intentar
remediarlo, pero no ha sido suficiente, porque sin importar cuán libre sea ese espíritu, sin
importar cuantas veces queramos esconder esa actitud equivoca que jamás se fija bien
por donde va, no podemos simplemente seguir así, ocultando nuestra incapacidad de
dirigir un camino propio y alejar inconscientemente esa ilusión de poder ser eso que tanto
miramos en el futuro.

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V
El desprendimiento del Espíritu.
En la antigua China tenían comprendido que para estar bien con el entorno o contexto -
entendiendo por su puesto el espacio y el tiempo- era necesario que estuviéramos bien
con el ser mismo que nos compone, el alma y el cuerpo son aquellos que exponen
nuestra existencia. Si lográramos liberar aquello que nos oprime, seguramente no
seríamos más un ser malo y ambicioso como dice Hobbes. Pues lo mejor sería apuntar
a ese mundo mágico del arte y la música como lo presumía Schopenhauer, ya que es ahí
en donde nos podemos sentir realmente libres, sin ataduras, ni condiciones humanas
como el tiempo y nuestra posibilidad de muerte, porque es cierto que el hombre es, como
Heidegger lo expone, un ser para la muerte, esa es la única posibilidad segura, y la que
condiciona a todas las demás.
Para la evolución del pensamiento, tendremos que desandar todo aquello que nos cause
mal, no sin antes comprender nuestra naturaleza.
Étienne de la Boétie, “Tenemos al hombre moderno, racional, autónomo, que gracias al
logos ha emprendido la indagación de sí mismo, buscándose en el laberinto de un ego
que clama libertad, pero que lo único que ha encontrado es una negra e inexorable
voluntad de servir”. No puede estar tan equivocado, hemos olvidado la esencia de nuestra
existencia, nos hemos olvidado del ser interior, estamos enfrascados en un mundo lleno
de inventos que parecen infalibles.
El ser humano, según Stuart Mill, se distingue ante todo por su capacidad de elección.
Esta cualidad distintiva sustrae al hombre de la naturaleza, le aleja de ella para
incorporarlo al reino de la cultura. En consecuencia, el individuo es impredecible; su
misma condición hace que continuamente tengan que renovarse los fines de la cultura y
que todo cuerpo social de normas que intenten sujetar o reducir su soberanía le sea
extraño.
Estamos en un debate por volver a redescubrirnos, tenemos que superar lo hecho y
dicho, comenzar a reaccionar de la manera más coherente posible.

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¿Cuándo perdimos esa racionalidad que tanto buscamos en estos días? ¿Cómo fue que
nos desviamos del camino del pensamiento? ¿Qué fue lo que hicimos mal y que no nos
permitió un avance en el entendimiento de nuestra libertad? Ahora mismo esto parece
tener respuestas vagas, ideas que flotan y que no terminan por respondernos algo
objetivo y concreto, ¿Cuándo terminara la pesadilla? Si alguien nos pudiera siquiera dar
una respuesta, una señal, como ya lo decía de la Boétie “nadie se opondría a que aquel
que sabe nos diga cómo y por dónde ir”, sin embargo, ese alguien no llegará de la nada
a darnos esa respuesta, sin siquiera demostrar nosotros como multitud habitante, que
estamos ocupándonos de buscarla y que queremos encontrarla.
Menciono a Nietzsche con esto que es fabuloso: “Y adelante, por un camino lleno de
sabiduría, con paso firme, con enérgica confianza, sea como seas, se tú mismo tu propia
fuente de experiencias, desaste del descontento de tu naturaleza, perdónate a ti mismo,
lo tienes en tu poder mezclado con lo que has vivido: tus comienzos en falso, tus errores,
tus engaños, tus pasiones, tus amores y tus esperanzas; tu propia meta, sin sobrarte
nada”.
Es evidente que nos invita a superar la barbarie que aún predomina en el hombre y su
ser, estamos ahora mismo en un lucha constante, es una sociedad belicosa, esa que nos
ha dejado a un lado, la que ha dejado de lado al “ser humano”.
Los intereses y las relaciones poder oprimen por conveniencia cualquier tipo de libertad,
libertad que, no tendríamos que cuestionar, que ni siquiera el estado y sus leyes tendrían
que dejar en el olvido ni mucho menos intervenirla de la manera en que lo hacen, pues
es un órgano más en el desenvolvimiento de nuestra persona, de nuestra sociedad y que
tal vez es el camino más correcto y simple de enfatizar.
Galileo se mostraba desesperado cuando su colegas se mostraban con contrariedad, lo
cual me recuerda a una de sus frases “cómo puedo hacer esto sin que suponga una
pérdida de tiempo, cuando esos peripatéticos a los que hay que convencer, se muestran
incapaces de seguir el más simple y fácil de los argumentos”. Si por lo menos la gente se
mostrará menos necia y más curiosa de sí misma y su realidad, podríamos crear un
mundo con una fuerza vital increíble, una sociedad brillante, con un entendimiento de
superación estratosférico. Pero es probable que mientras pocos hagan un trabajo

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adecuado, aquellos que viven en ese lado apático se sienten como siempre, cómodos
mientras no se les moleste, mientras no tengan que ocuparse de sí mismos, mientras no
tengan que cargar con alguna responsabilidad.
Ahora mismo podría responderme de manera pesimista, y dar una respuesta hacia mí y
otros, tomando como pregunta inicial la frase de Galileo, diría que efectivamente es una
pérdida de tiempo, ¿por qué? Bueno la respuesta es más simple todavía, entre nuestra
multitud, pocos realmente se muestran interesados por cambiar este mundo, por
realmente respetar esa libertad, esa vida, y dejar atrás todos esos intereses personales,
todas esas trabas tontas que no lo único que han hecho es dejarnos varados en el
camino, sin capacidad de reacción, sin esa alegría a la que respondería la persona más
coherente posible o incluso alguno que otro loco, que se fija y desespera al ver un
escenario vacío de ideas y sin siquiera la mínima intención de crearlas.
Pero esa no es mi ideología, porque al igual que otros, guardo un poco de fe -si así es
que puedo llamar a esa gota de esperanza-, aún pueden ocurrir grandes cambios en el
ser humano, aún puede ocuparse de esa libertad, de respetar los límites propios y dejar
ser las auroras de otros. Aún se puede realmente racionalizar. Podremos desprendernos
de aquellas ataduras, de esos pretextos, de esa mediocridad, de esa envidia, de ese
desinterés por el bien común.

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VI
Emprendimiento del ser y su nueva concepción.
Ya lo dijo Nietzsche: “Yo enseño al superhombre”, como contextualizar aquello, pues lo
menciona de manera perfecta en Así hablaba Zaratustra.
Olvidarnos del factor suerte y emprender el nuevo “yo” interior con el que queremos vivir,
y si hay que mencionar otro punto pues digámoslo como Gandhi “se como quieras que
sea el mundo”, entonces cuando hagamos eso y algo más, daremos vuelta a los valores
y emprenderemos un camino de ambiente social mucho más productivo para con
nosotros mismos y respetaremos eso y haremos uso de aquello que se llama “libertad de
expresión” sin necesidad de que el derecho sostenga algo que habremos maximizado en
el entendimiento humano.
Porque en el nuevo pensamiento, con nuestra nueva cultura, nuestra nueva mentalidad,
podremos ser ambiciosos sin pretender pasar por encima de otras personas, nuestra
realidad habremos podido cambiarla. Todo está es nuestro poder, solo falta ahora mismo,
creer que podemos cambiar todo cuanto deseemos, todo cuanto queramos.
Stuart Mill “¿Por qué se llega a tener verdadera confianza en el juicio de una persona?;
porque ha tenido abierto su espíritu a la crítica de sus opiniones y de su conducta; porque
su costumbre ha sido oír todo cuanto se haya podido decir contra él, aprovechando todo
lo que era justo, y explicándose a sí mismo, y cuando había ocasión a los demás, la
falsedad de aquello que era falso; porque se ha percatado de que la única manera que
tiene el hombre de acercarse al total conocimiento de un objeto es oyendo lo que pueda
ser dicho de él por personas de todas las opiniones, y estudiando todos los modos de
que puede ser considerado por los diferentes caracteres de espíritu.” Tendremos que
comenzar a hacer un esfuerzo por entenderlo lo más cercano a esta manera, sin
perdernos de igual modo en ella.
Esa libertad será una herramienta más para que el ser humano trascienda en este mundo,
en su vida propia y en la historia en general. Cuando nos superemos, seremos realmente
libres, por el momento queda solo recalcar que debemos intentar cambiar a partir de
nosotros mismos, hacer lo que Kant decía “haz que tú actuar diario sea susceptible de

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ser considerado premisa universal” no es necesario buscar ser un ejemplo, hagámoslo
de manera inconsciente, no detengámonos a mirar si lo estamos logrando o no, o si es
que los demás lo notan, hagámoslo por nosotros mismos, la lección a los demás llegará
de manera automática, seamos nosotros esos anormales de los que habla Foucault,
hagamos lo posible por demostrar a los demás que aquello anhelado no está olvidado,
que no ha sido desplazado por las intenciones de otros, creamos nosotros en ese cambio,
y hagamos hasta lo imposible y con constancia un esfuerzo para que los demás lo crean
también.
Así es como lograremos erradicar primero en nosotros mismos los límites hacia nuestra
libertad, y después ello nos permitirá defender esa libertad de expresión que puede ser
tan cuestionada como sea posible, pero que al final logrará esa importancia que tanto
buscamos darle.

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Conclusión.
Los derechos, aun siendo meta relatos y teniendo como sostén al derecho que es
metafísico, aun cuando todo eso sea cuestionado o hasta demostrado, debemos por lo
menos respetar aquello que nosotros mismos nos inventamos y buscar esa libertad total
que añora el hombre desde hace tanto tiempo. La libertad de expresión es solo un paso
más, un ingrediente de esos tantos, para encontrar esa sociedad tolerante y respetable
que necesitamos en este constante estado de guerra.
Creo firmemente que el secreto es mirar de soslayo y reconocer aquel animal viril que
habita en el pensamiento natural del hombre, si entendemos eso, lo único que quedara
totalmente desnudo ante nuestros ojos será, que no hay otra cosa, que un ser humano,
un simple ser que habrá encontrado lo que había perdido.
Solo así se logrará ese ansiado respeto a la libertad de expresión, y esa libertad total en
esta sociedad posmoderna.

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Referencias
Mill, John Stuart (2001) “Sobre la Libertad” Editorial. Alianza. Madrid.
Nietzsche, F. (1986) “Humano, demasiado humano” Editorial. Editores Mexicanos
Unidos. 5ª edición. México.
Boétie, É. (2003) “Discurso de la Servidumbre Voluntaria” Editorial. Sexto Piso. México.
D.F.
Pedro Mármol. (1974). El Escándalo de “Gulag”. El Nacional, 13.
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (2014) Editorial. Porrúa
173°Edición Actualizada. 1°a. Reimpresión.