4. 1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre.
La meta es reducir a la mitad el número de personas que viven con menos de
un dólar al día, 1.000 millones según el último informe de la ONU sobre los
objetivos del milenio. La falta de ingresos genera hambre: hay en el mundo
800 millones de personas malnutridas al extremo, un flagelo que castiga
especialmente a los niños: más de 150 millones en los países en desarrollo
tiene un peso inferior al normal. La desigualdad, los desastres naturales y los
conflictos armados empeoran la situación de las regiones más azotadas por
el hambre. De los 13 millones de personas que murieron en un conflicto
armado entre 1994 y 2003, 12 eran de Asia Occidental, Meridional y de
África Subsahariana. Esta región es la única en la que el número de personas
que viven con menos de un dólar diario ha aumentado de 227 millones en
1990 a 313 en 2001. En Asia, sin embargo, ese porcentaje se redujo en 250
millones entre 1990 y 2001, aunque en Asia meridional el hambre se ha
extendido. El aumento de la población y la escasa productividad agrícola son
los factores causantes de la grave “escasez” de alimentos.
5. 2. Lograr la educación primaria universal.
En el mundo hay 115 millones de niños privados del derecho a la educación
primaria. La meta de los ODM es conseguir que en 2015 todos los niños del
mundo hayan cursado al menos el primer ciclo de educación primaria. Cinco
regiones del mundo están cerca del 100% de escolarización, pero otras como
África Subsahariana (donde un tercio del total de la población infantil no
asiste a la escuela) o Asia Meridional y Oceanía (donde el 20% de los niños
no están escolarizados) siguen arrastrando un retraso que redunda en la
capacidad de dasarrollo. La falta de educación primaria es proporcional al
nivel de pobreza de las familias, afectando a aquellas con menos ingresos,
sobre todo en las que las madres no han estudiado. El sida es otra de las
grandes barreras para la escolarización universal. En la mayoría de países en
desarrollo las niñas tienen mucha menos probabilidades de terminar la
escuela.
6. 3. Igualdad
La igualdad entre hombres y mujeres es un derecho humano que debe
extenderse a todas las actividades de la vida: educación, trabajo, relaciones
sociales, política… Aunque la meta final de este objetivo es eliminar las
diferencias en todos los niveles de educación en 2015, el informe de
Naciones Unidas contempla desequilibrios en otros campos: el porcentaje de
mujeres en trabajos remunerados es inferior al de hombres, sobre todo en
Asia Meridional y Occidental, las mujeres son mayoría en los trabajos de
menor prestigio y minoría en los puestos de responsabilidad: sólo ocupan el
16% de todos los escaños en los parlamentos del mundo, un desnivel que
sólo se reduce hasta un 20% en los países desarrollados. Desde 2003, la
Asamble Nacional de Ruanda es la cámara que mayor paridad refleja en el
mundo, con un 49% de mujeres.
7. 4. Reducir la mortalidad de los menores de cinco
años.
Cada día mueren 30.000 niños de menos de cinco años. 11 millones al año.
La mayoría es de países en desarrollo y las causas de su muerte son
evitables. La malnutrición tiene que ver con la mitad de esas muertes.
Aunque el número de defunciones infantiles se redujo a la mitad entre 1960
y 1990, el ritmo de reducción de fallecimientos en los primeros 5 años se ha
desacelerado recientemente. Como casi siempre, la más castigada es el
África Subsahariana, de donde provienen la mitad de los niños muertos en el
mundo. Otro tercio proviene de Asia Meridional; otra gran parte, de países
en conflicto, como Irak. “La mitad de las muertes de niños menores de cinco
años se deben a cinco enfermedades: neumonía, diarrea, paludismo,
sarampión y sida. La mayoría de estas vidas podrían salvarse intensificando
medidas de prevención y tratamiento de bajo costo”, dice en informe de la
ONU.
8. 5. Mejorar la salud materna.
Cada año, más de 500.000 mujeres mueren durante el parto en todo el
mundo y otros diez millones sufren lesiones graves o incapaces irreversibles.
En la actualidad, el África Subsahariana es la zona que presenta una más alta
densidad de muertes durante el parto (1 de cada 16 mujeres). Con la meta
de reducir en tres cuartas partes el número de fallecimientos para el 2015, el
objetivo es el de aumentar los recursos encaminados a lograr que la mayoría
de los partos sean atendidos por personal capacitado en prevenir cualquier
tipo de complicación así como el acceso a una atención obstétrica de
urgencia. Bangladesh y Egipto son claros ejemplos de la efectividad de estas
medidas. En tan sólo 8 años consiguieron reducir las tasas de mortalidad a la
mitad. Ante tales cifras, se hace imperioso el facilitar el acceso unversal a la
atención de la salud reproductiva para atender a los 1.300 millones de
jóvenes que en los próximos años comenzarán su vida reproductiva.
9. 6. Combatir el sida y otras enfermedades.
Desde 1980, año en el que se registrara el primer caso, el sida se ha
cobrado la vida de más de 20 millones de personas. En la actualidad, 40
millones están afectadas por el virus, siendo el África Subsahariana, con 7 de
cada 100 adultos infectados, la zona más castigada. Enfermedades como el
paludismo, que mata a 1 millón de personas al año, o la tuberculosis, que
parecería erradicada pero que ha renacido con fuerza inusitada para llevarse
1,7 millones de almas anuales, han encontrado en la vulnerabilidad que
provoca el sida el caldo de cultivo perfecto para su desarrollo. A estas
devastadoras cifras debemos unir los 15 millones de niños huérfanos que el
virus ha dejado a su paso. La necesidad de concienciar a la población de los
países más afectados de su peligro (sólo el 25% de los jóvenes africanos
tienen nociones mínimas de cómo evitar el contagio), y la de facilitar los
medios idóneos para tratar los millones de casos de tuberculosis y paludismo
que se multiplican cada día se hace imperiosa.
10. 7. Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente.
940.000 kilómetros cuadrados de bosques (la superficie de Venezuela) han sido
talados en el último decenio; tan sólo el 1% del ecosistema marino está declarado
como zona protegida, por el 13% del terrestre; 10.000 especies de animales están
en peligro de extinción; la falta de combustibles “limpios” en los países en
desarrollo se traduce en la necesidad de utilizar leña, carbón o estiércol, cuya
contaminación provoca la muerte de 1,6 millones de personas cada año… Y todo
ello cada vez se hace más “insostenible”. Nuestra propia supervivencia depende de
proteger los ecosistemas complejos. La sostenibilidad no podrá lograrse con los
modelos actuales de consumo y uso de recursos. El Protocolo de Kioto, que ha
conseguido reducir en una décima parte las emisiones de dióxido de carbono a las
atmósfera, ha dado un primer paso hacia la salvación, demostrando que es posible
avanzar siempre que existe voluntad política para ello (no obstante, especialistas
como James Lovelock creador de la obra “Gaia” referente mundial del ecologismo y
el cambio climático del planeta, consideran que ya es demasiado tarde como para
evitar graves consecuencias de caracter irreversible…).
11. 8. Fomentar una alianza mundial para el
desarrollo.
La aceptación de que estos objetivos son una lucha colectiva cuyos
resultados beneficiarán a todos los países se antoja básica. La ayuda oficial y
las donaciones de entidades benéficas privadas de los países desarrollados,
que en el 2004 alcanzó la cifra récord de 79.000 millones de dólares, son la
fuente principal de financiación externa con la que cuenta el mundo
subdesarrollado. Pero este aumento de ayuda debe ir acompañado de
formas eficaces de aprovecharla y que contribuyan a promover estrategias
de desarrollo del país receptor. Una de las fórmulas propuestas es la de un
sistema financiero y de comercio abierto, un acceso más justo a los
mercados de los países ricos facilitaría mucho más a los países pobres el
comenzar a hacerse presentes en la competitiva economía mundial. Otro de
los objetivos es el de implicar a las empresas farmacéuticas para
proporcionar medicamentos esenciales a un costo razonable, así como al
sector privado para que se puedan aprovechar más y mejor los beneficios de
las tecnologías de la información y la comunicación.