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FA
331
UNIVERSITAT D’ALACANT
Biblioteca Universitària
0500757261
INSTITUCIONES ORATORIAS.
INSTITUCIONES ORATORIAS,
«stbactadas de Cicerón y Quintiliano, con algunas adiciones
tomadas de Vossio, Heinecio, Gesnero y otros autores,
REDUCIDAS Á UNOS BREVES
ELEMENTOS DE RETORICA.
OBRA ESCRITA ESPRESASIENTE PARA LOS SUSCRITORES AL DICCIONARIO
General de D. José Caballero,
POR
UN REDACTOR DEL MISMO.
MADRID.-1850.
Imprenta de la V. de Domingtiec,
calle de llortalez» nvm. 67.
Esta obra es propiedad de la señora Viuda de Domínguez y Compañía,
editores, los cuales perseguirán ante la ley al que la reimprima, sin sus
consentimientos.
o
Es la Retórica un arte que en todos tiempos lia sido
cultivado por la porción mas ilustrada de los diferentes
pueblos que han dejado en el mundo una señal de civi­
lización. Pueden distinguirse unos de otros los hom­
bres por sus maneras, por sus costumbres y sobre todo
por el modo de espresarse y dar colorido á los pensa­
mientos que enuncian, revistiéndolos de ese carácter
que tanto realce da á la inteligencia, que le comunica,
por decirlo así, una segunda vida y que hace á veces
de un individuo un ser estraordinario de cuya palabra
penden las voluntades de una multitud entera.
Sabidos son de todos, los triunfos que desde las épo­
cas mas remotas obtuvo la elocuencia y cuan distingui­
dos entre sus contemporáneos aparecieron los que sa­
bían usar oportunamente de la palabra é imprimir á su
voz toda clase de afectos para comunicarlos á los oyen­
tes.
Fue esto al principio patrimenio de algunos seres
privilegiados á quienes la naturaleza había dado la po­
testad de dominar á los demas por su sobresaliente mo­
do de decir; pero lo que habia sido hijo de un don na-
VI PRÓLOGO,
turai no tardó en entrar en la esfera de la observación,
reconociéndose que podían establecerse reglas y prin­
cipios, con cuyo estudio podía un hombre de mediana
disposición formar su gusto, apreciar lo bueno y lo
malo én el arte de hablar y saber escoger los mejores
medios de persuadir, de refutar, de conseguir con la
palabra que las voluntades de otros se inclinasen á esta
ó la otra opinion, á este ó el otro acto ú objeto. Se for­
mó, pues, un arte que tomó el nombre de Retórica, y
que como hemos dicho fue cultivado por lo mas ilustra­
do de las naciones.
Las reglas que establecieron los primeros autores,
como Longinos, Quintiliano, Cicerón y otros, han va­
riado poco desde entonces; verdad es que el buen gusto
ha desterrado ya muchas cosas á que los antiguos, por
temor de dejar algo por enseñar, se hahian estendido;
pero los fundamentos del arte, los grandes principios
son y serán siempre invariables. Por eso, al escribir el
presente tratato, mas bien hemos atendido con predi­
lección á los autores autiguos, porque lo tienen todo, y
creemos que tan útil es conocer lo que de cuanto ellos
enseñaron ha quedado, como lo que ya no se menciona
en las obras modernas. Así pueden los lectores formar
idea de todo, asi pueden juzgar de las cosas con arre­
glo á los preceptores de la antigüedad, y á los de los
tiempos actuales, puesto que estos nada han añadido á
las reglas, nada han innovado, no haciendo mas que
suprimir lo supèrfluo, metodizar lo restante y añadir
observaciones y ejemplos sobre escritores mas moder­
nos, aunque siempre con sujeción á los mismos funda­
mentos.
Como nos han servido de guia los grandes retóricos
de la antigüedad, hemos aducido los mismos ejemplos
PRÓLOGO. VII
que ellos presentaron en sus escritos, pero de modo
que no por eso deje de conocer las reglas, el que igno­
re la lengua latina. El que se halle en este caso, apren­
derá tan solo las definiciones que es lo esencial, puesto
que los ejemplos solo se aplican con arreglo á lo que en
ellas se dice.
Hemos presentado este tratado bajo la forma de no­
ciones elementales dispuestas por preguntas y respues­
tas, método que nos parece el mas adecuado para los
lectores á quienes ofrecemos nuestras Instituciones ora­
torias.
No es un tratado profundo el que hemos escrito, no
es una obra magistral destinada precisamente á crear
oradores, sino una reunión de preceptos que sirvan pa­
ra fijar el buen gusto, para que cada uno sepa juzgar
de lo que lee y de lo que oye, para que se tengan pre­
sentes con facilidad las observaciones de los grandes
retóricos, y se sepa distinguir el lenguage culto del que
no lo es.
En el decir bien se conoce la diferencia de educación
entre los hombres; por eso creemos que esta reunión
corta de nociones puede servir de utilidad á todo el que
se comunica con sus semejantes, á todo el que tiene,
como solemos decir, trato social, y á todo el que sin
querer penetrar en estudios profundos, quiere saber si
lo que dice está bien dicho, si lo que lee está bien es­
crito, ó al menos como se llama este ó el otro modo de
espresar un pensamiento, esta ó la otra ficción orato­
ria, este ó el otro aspecto figurado con que.se presenta
una frase y estas ó las otras circunstancias de una des­
cripción, de un discurso, etc., etc. Como nuestro ob­
jeto no se encamina mas que á esto, como escribimos
no precisamente para los sabios sino para el público en
VIII PRÓLOGO,
general y para los hombres de mundo, hemos trazado
una esfera á nuestro trabajo, de la cual no podíamos
salir, sin haber fatigado la imaginación délos lectores,
ó sin haberlos retraído de hojear un voluminoso libro,
todo él lleno de preceptos, áridos de por sí, aunque
ameno es el objeto sobre que se fundan.
Otra ventaja tiene la forma bajo la cual presentamos
estas instituciones, á saber la (le poder servir de ins­
trucción á la juventud, preparándola por medio de un
estudio breve á mayores investigaciones.
Sin abrigar pues la pretensión de haber hecho una
grande obra literaria, creemos que este libro será de
alguna utilidad, y esto mas que todo es lo que hemos
tenido presente al escribirlo.
INSTITUCIONES ORATORIAS.
EIRRO PRIMERO.
DE LA ELOCUCION.
CAPITULO 1.
RAZON Y DISTRIBUCION DE LA ORRA.
P. Qué es lo primero en el hombre?
R. Pensar é inventar, y espresar con palabras los pen­
samientos ó lo que se ha inventado; no obstante, cuando se
trata de instruir en la retórica al joven gramático, creemos
ser muy conforme al orden natural el instruirlo: Primero en
la elocución, á la cual llaman algunos frase, esto es, estilo ó
género de decir mas adornado; después en la invención', en
tercer lugar en la disposición', en cuarto en la memoria,
pronunciación y gesto; en quinto en los varios géneros de
causas ú oraciones, y en sesto y último en los diversos ejer­
cicios en el arte retórica: todo lo cual abrazaremos en seis
libros, esplicando en ellos por su orden lo que convenga á
cada parte de la presente distribución.
P. Qué es retórica?
R. Es el arte de decir bien; esto es, de manifestar nues­
tros pensamientos con mayor adorno y elocuencia para me­
jor persuadir lo que nos proponemos; y este es el fin de la
retórica, y el objeto, trabajo é intención del retórico; por lo
cual, volviendo á lo propuesto, esplicaremos en este libro
los tropos y figuras, y después los demas géneros de decir
pertenecientes á la elocución.
DE LA ELOCUCION. 3
2 LIBRO I.
CAPITOLO II.
DE ItOS TEOSOS.
P. Qué es tropo?
R. Es una mudanza de una palabra ú oración de una sig­
nificación propia en otra estraña, hecha con cierta virtud,
la cual sucede cuando se trasladan las palabras de signifi­
car aquellas cosas que convienen á otras, á las cuales no
convienen, guardando en ello cierta virtud y gracia, pro­
porción y conveniencia.
P. Cuántos géneros hay de tropos?
R. Dos: uno de palabra ó dicción sola, y otro de dis­
curso ú oración.
P. Cuántos son los primeros?
R. Siete; á saber; metáfora, sinédoque, metonimia, an­
tonomasia, onomatopeya, catacresis y metalépsis.
P. Cuáles son los de oración?
R. Tres: alegoría, perífrasis é hipérbole.
CAPITULO III.
§1
De la metáfora.
P. Qué es metáfora?
R. Metáfora es la traslación de una voz de su propia
significación en otra agena, mediando entre las dos cierta
semejanza.
Este tropo es el mas hermoso y el mas frecuente de to­
dos, concedido al hombre por naturaleza, y frecuentado aun
de la gente mas rústica, como se deja ver en todas las es­
pecies de conversaciones plebeyas.
P. Cuáles son las causas de la metáfora?
R. Dos: la necesidad ó escasez de voz propia y la ele­
gancia.
P. Cuáles son metáforas de necesidad?
R. Las siguientes: lloran las vides; pies de lacama; bra-
sos de la silla; y de elegancia: rie el prado; semblante sere­
no, etc.
P. Cuántas son las fuentes de la metáfora.
R. Cuatro: la primera cuandose toma una cosa anima­
da por otra animada, como: perro por maldiciente, tortuga
por hombre tardo, águila por ingenioso. La segunda cuan­
do se toma una cosa inanimada por otra inanimada, como
lluvia de lágrimas por abundancia, esplendor por nobleza.
La tercera cuando se toma una cosa animada por otra in-
animada, como: risa de los prados por floridez; cabeza del
rio por el principio. La cuarta cuando se toma una cosa
inanimada por otra animada, como: rio de elocuencia por va-
ron elocuente; rayo de la guerra por hombre valeroso; co­
razón de hierro por inexorable.
P. Hay ademas otras fuentes de la metáfora?
R. Ponen algunos por fuentes de la metáfora los cinco
sentidos, como: el olor de santidad, la luz de la repúbli­
ca, la dulzura de la conversación, el sonido de la oración y
la aspereza de las palabras.
También cuentan otros las artes, como: refrenar los de­
leites, fruto de las ciencias, patria débil, etc.; pero todas
pueden reducirse á las cuatro primeras.
P. Cuántas son las virtudes de la metáfora?
R. Las mas comunes son dos, á saber: la mayor espre-
sion ó mayor fuerza de significar, como: hombre encendido
en ira se dice con mas energía que si se digese airado; es­
plendor de la oración, las borrascas de los infortunios.
P. Cuántos vicios se deben evitar en la metáfora?
R. Tres principalmente: el primero es la desemejanza ó
desproporción entre las que se trasladan, como en aquella
metáfora de Ennio: Caili ingentes fornices; porque debe
haber proporción de una cosa á otra, y no la hay entre el
cielo y la bóveda, porque el cielo es esférico y la bóveda no.
El segundo es la torpeza de dos palabras, como: estiércol de
la familia; vómica, ó podre de la república; y el tercero
la disminución de significación, como si se llamase al sol
vela del mundo, ó pintor de la luz del dia; debiendo decir
mejor: lámpara dorada del cielo, y padre de la luz del dia.
P. En qué se diferencia la similitud de la traslación?
R. En que la similitud compara, v. g.: el hombre es co­
mo la flor del campo; y la metáfora afirma: el hombre es la
flor del campo.
LIBRO I.
DE LA ELOCUCION.
§. II.
De la sinéd&fjue.
P. Qué cosa es sinédoque?
R. Es un tropo por el cual de uno se entienden muchos.
P. Cuántas son sus especies?
R. Ocho: la 1.a cuando se toma el género por la especie,
esto es, el todo universal, por la parte sujeta á él, como: eí
cuadrúpedo, por el caballo, la criatura, por el hombre. La 2.a
cuando se toma la especie por el género, esto es, la parte
sujeta al género por el mismo género, como á un todo uni­
versal, como: el Noto, el Austro, ó el Africo por cualquier
viento. La 3.a cuando se toma un todo esencial por sola la
materia, ó sola la forma, v. g.: Tule.runt fíominwm meum,
et nescio ubi posuerunl eum (Joann. c. 20), esto es, el
cuerpo de mi Señor Jesús. La 4.a cuando se toma la parte
formal ó material por el todo esencial, como el alma, por el
hombre; y por lo que mira á la material, la plata ó el oro
por el dinero hecho de la plata ó del oro; el hierro ó el ace­
ro por la espada. La 5.a cuando se toma el todo integral
por la parte, como en Virgilio: frontemque itjnemque ferebant
y Aut Ararim Parthus bibet, aut Germania Tigrim, esto es:
narte del agua del Araris ó del Tigris. La 6.a cuando se to­
ma la parte integral por el todo, como: el techo por lo casa,
la punta por la espada, la popa por la nave, la cabeza por el
hombre, el capitán por el ejército. La 7.a que puede redu­
cirse á la quinta es cuando se pone el plural, que es un todo
integral por el singular, como parte suya integral, v. g.
(Virgilio,: «Et nos aliquod nomenque decusque gessimus. Y
Cicerón contra Pisón: «O stultos Gamillos, curios, etc: Es
muy frecuente entre los poetas el decir Ora, colla, peclora,
corda, en lugar de ore, colle, pcctore, corde, etc. La 8.a que
puede reducirse á la sesta es cuando se toma el singular que
es una parte integral por el plural, ó como por su to^o in­
tegral, v. g. (Virg. TEneid. 2): Hostis habet muros ruit alto
a culmine Troja: esto es, hostes habent muros. También se
toma por sinédoque el número determinado por el indeter­
minado, como, mil veces mil, por muchos mil, por mu­
chos, etc.
5
§. III.
De la metonimia.
P. Qué es metonimia?
R. Es un tropo por el cual se pone un nombre por
otro como próximo ó vecino.
P. Cuántas son las especies de la metonimia?
IL Ocho: la 1.a cuando se pone la causa por el efecto,
como.Ceres, por el pan; Saco, por el vino; Minerva, por el
ingenio; Marte, por la guerra. La 2.a cuando se pone el au­
tor por sus escritos, como: leo á Platón, en lugar de leo las
obras de Platón. La 3.a el efecto por la causa, como: la mal­
dad por el malhechor. La 4.a el continente por el contenido,
como: Roma floreció mucho tiempo, por los romanos con­
tenidos en Roma. La 5.a el contenido por el continente, co­
mo: Ucalegon, por la casa de Ucalegon; el vino, por los va­
sos en que se contiene. La 6.a el poseedor por la cosa po­
seída, como: Apud Pompejum coenavi: esto es, en casa de
Pompeyo. La 7.a el signo por la cosa significada, como: la
palma, por la victoria; la toga, por la paz. Aquí pertenece
la posición del antecedente por el consiguiente, ó al contra­
rio. la vuelta de los ganados á las majadas, por la tarde ó la
noche. Majoresque cadunt altis de montibus umbral (Virg.
Ecclog. 1), esto es, ya se hace tarde. Y el consiguiente por
el antecedente, como: el funeral por la muerte. La 8.a cuan­
do se toma el adjunto ó el concreto, por el sujeto ó por el
abstracto, ó al contrario,v. gr,: Stratoque super discumbitur
ostro (Virg. JEneid. 1), esto es, sobre las pajas teñidas del
rojo color de la grana. Lo -mismo es cuando se toman las
virtudes ó los vicios, por aquellos en quienes se hallan, co­
mo: el pudor ó la desvergüenza, por el hombre púdico ó
desvergonzado; la prudencia, por el prudente, etc., etc.
§. IV.
De la antonomasia.
P. Qué es antonomasia?
R. En latín pronominatio, es un tropo por el cual se to­
rna un nombre por otro por cierta escelencia.
P. Cuántas son sus especies?
R. Cuatro: la 1.a es aquella en que se toma el nombre
apelativo por el propio, como: Apóstol, por S. Pablo; Fi-
DE LA ELOCEC1ON. 7
LIBRO I.
f,
lósofo, por Aristóteles; Ciudad, por Roma; Orador, entre los
griegos, por Demóstenes, por Cicerón entre los latinos;
Poeta, por Homero ó Virgilio.
La 2.a en la que se pone el propio por el apelativo, como:
Es un Catón, por es un sabio; Es un Nerón, por es un cruel;
Está hecho un Iro, por es un pobre; Ha llegado á ser un
Creso, por es un rico: Irus erit súbito, qui modo Cresus
erat (Ovid. Trist. 3. Eleg. 7.)
La 3.a en la que se toma el patronímico ó gentil, por el
propio, como: Saturnia, por Juno; Dedalides, por Icaro;
Arpiño, por Cicerón.
La 4.a en la que se toma un nombre propio por otro pro­
pio, como: el Tulio de los médicos, por Cornelio Celso.
§• v.
De la onomalopeyá.
P. Que es onomatopeya?
R. Es un tropo por el cual se finge un sonido lo mas
semejante á la esplicacion de la cosa, como: el relincho de
los caballos; el rugido de los leónes; el mugido de los bue­
yes, etc., así: Cucurrire solet gallus, gallina gracillat.—Hó­
rrida percampos bambimbombarda sonabant.=At tuba terri-
bili sonitu taratantara dixit.
Este tropo es mas frecuentado de los griegos que de los
latinos.
§. VI.
De la catacresis.
P. Que es catacrésis?
R. En latín abusio, es un tropo por el cual á las cosas
que no tienen nombre se las acomoda el que las es mas pró­
ximo y semejante, v. g.: á la pintura del hombre, llamamos
hombre; á la estátua del gigante, gigante; el caballo arte­
facto toma la denominación del verdadero caballo: Instar
inontis equum divina Palladis arte (vdificant (Virg. JEneid
2). Así también á la ínfima estremidad de los montes se lla­
ma pie.—Parricida, no solo el que mata al padre sino que
también á la madre.
§. VII.
De la melalépsis.
P. Que es nietalépsis?
R. Metalépsis, que suénalo mismo que trasuncion, es
un tropo en el cual se procede por grados de uno á otro. v.
g.: Post aliquot, mea regna videns, mirabor, aristas (Virg.
Écclog. 1.a) De las aristas entenderás espigas; de las espigas,
mieses, de las mieses veranos, de los veranos años.
P. En qué se diferencia de la metáfora?
R. En que la metáfora acomoda á una cosa que tiene
nombre propio, uno ageno; y la metalépsis al contrario.
Se diferencia igualmente de la gradación en que esta es es-
presada y la metalépsis es tácita y mental.
CAPITULO IV.
§• I-
DE LOS TROPOS DE ORACION.
P. Qué es tropo de oración ó de sentencias?
R. Es una traslación de muchas palabras unidas.
P. Cuantos son los tropos de oración?
R. Tres: alegoría, perífrasis, é hipérbole.
§• H.
De la aieyoria.
P. Qué es alegoría?
R. Es una traslación continuada que da á entender una
cosa en las palabras, y otra en el sentido.
P. En qué se diferencia la alegoría de los demas tropos?
R. En la magnitud, mas no en la naturaleza, v. g.: los
haces de la sedición, las cadenillas déla elocuencia, el áni­
mo desenfrenado, son metáforas; pero reducidas á sentencia
ú oración se harán alegorías, diciendo: apagad ya los haces
de la sedición para el incendio de la república arrebatándolos
LIBRO I. DE LA ELOCUCION. 9
8
de las mismas manos de los enemigos de ella.—Traed á un
suavísimo cautiverio los ánimos vencidos con las cadenillas
déla elocuencia.—Refrenad el ánimo desenfrenado del joven
con las riendas de una disciplina mas severa.
En este mismo sentido son metonimias: Ceres por el pan;
Líber por el vino; Venus por la lujuria: pero si se redu­
cen á sentencia resultan alegorías como: Sine Cerere et Li­
bero friget Venus (Terenz Eunuch. act. í. scen. 5).
Del mismo modo la continuación de la sinédoque será ale­
goría, v. g.: Non necesse est omnes commemorare Curios,
Marios, denique Mamercos, etc. (Cic. pro. Rose. Amer).
Es famosa aquella alegoría de Horacio sobre la guerra ci­
vil. Lib. 1.»
O navis, referent in inare te nevi
Fluctus? ó quid agis? fortiter occupa
Portum: nonne vides ut
Nudum remigio latus,
Et malus celeri saucius Africo,
Antemneque gemmant, ac sine funibus
Vix durare carina;
Possint, imperiosus
ASquor? non tibi sunt integra lintea, etc. etc.
En esta alegoría toma ei poeta la nave por la república: las
olas por la guerra civil; el puerto por la paz y concordia; los
remeros por los soldados; los marineros por los magistra­
dos; el mástil por los principales capitanes.
P. Guantas especies hay de alegorías?
R. Dos: pura y mista.
P. Cual es la pura?
R. La que consta solo de palabras metafóricas.
P. Y la mista?
R. La que lleva mezcladas palabras propias y metafóri­
cas; y por eso es esta de mayor belleza.
P. Qué se ha de observar principalmente en la alegoría?
R. Que nunca se aparte de la traslación tomada; de suer­
te que comenzando por tempestad no acabe por incendio;
porque esta seria una consecuencia muy fea.
P. Nacen de este tropo algunos otros?
R. De la alegoría, como de su propia fuente, dimanan
el enigma y la ironía.
§. III.
Del enigma.
P. Qué es enigma?
R. Es una Oración muy oscura, ó una sentencia cubier­
ta con palabras oscuras, v. g.: Patrem progenies occidit ma-
tris in alvo. Alude á Sto. Tomas Cantuariense que siendo
padre de las almas, fue muerto por los hombres en el vien­
tre de su madre, esto es, de su iglesia.
Así de este nombre, Muscatum.
Sume caput, currit: ventrem conjunge,volavit:
adde pedes, comedes: et sine ventre bibes.
P. ¿Hay alguna regla para distinguir la alegoría del
enigma?
R. La regla es esta: toda alegoría oscura compuesta de
palabras metafóricas es enigma: mas no todo enigma es ale­
goría si solo consta de palabras propias, v. g.:
Tres lépores accipiunt dúo paires, et dúo nati
Accipit et léporem, quilibet inde sibi.
Esto es: el abuelo, el padre, y el hijo.
§• iv.
De la ironia.
P. Qué es ironía?
R . La ironía, que es lo mismo que disimulación ó irri­
sión, es un tropo con el cual manifestamos en el sentido lo
contrario de lo que indican las palabras: como si dijéramos
del lobo: oh escelente guarda de las ovejas! esto es, ¡oh in­
signe destructor de las ovejas!
P. Por cuantos modos se conoce la ironía?
R. Por tres: l.° por la pronunciación que debe ser mas
amarga é ilusoria, v. g.: Has conseguido ciertamente una
esclarecida victoria, esto es, ninguna. 2.° Por la persona;
como si á un cobarde se le dijese: oh Hércules! y á un pig­
meo: ohl Atlas! 3.° Por la naturaleza déla cosa, como si
de un suelo de piedra dijeses: Qué cama tan blanda es esta!
P. Contiene siempre la ironía un sentido alegórico?
R. Si consta de una sola palabra puede referirse á la
metáfora, ó á la antonomasia, ó á otros, v. g.: Esopo es un
Narciso. Pero no por eso deja de ser especie de alegoría; y
por lo tanto no deben admitirse mas que diez tropos.
10 LIBRO I. DE LA ELOCUCION. 11
P. En que se diferencia la ironia de la metàfora?
R. En que la metáfora oculta la verdad, mas no la iro­
nia, como se deja ver en los modos anteriores.
§• v.
De la perífrasis.
P. Qué es perífrasis?
R. Es un tropo que espresa con muchas palabras aque­
llo que puede decirse con una ó con mas pocas, como la reina
de las aves, por la águila; el padre de los Dioses y rey de
los hombres, por Júpiter. Y aquello de Virgilio:
Tempus erat, quo prima quies, mortalibus cegris,
Incipit.
Esto es, la noche.
P. Se estiende la perífrasis á otros tropos?
R. Abraza de ordinario la antonomasia, y otros muchos
tropos y traslaciones; de los cuales si carece no se ha de
contar entre los tropos sino entre las figuras: pero se debe
cuidar que no pase á perisologio que es una locución su­
pèrflua.
§• VI.
De la hipérbole.
P. Qué es hipérbole?
R. Es un tropo que aumentando ó disminuyendo se es-
cede á aquello que es creíble: aumentando, v. g.: Mas claro
que el sol; mas blanco que la nieve; mas tímido que la lie­
bre; mas dulce que la miel; y aquello de Ovidio (Trist. l.°):
Tot mala sum passus quot in aithere sidera lucent.
Disminuyendo, v. g.:Mas chico que un pigmeo; mas lige­
ro que una pluma; apenas tiene los huesos, en vez de: está
muy macilento.
P. En que se diferencia la hipérbole de la mentira?
R. En que la hipérbole no se hace con intención de en­
gañar ni de mentir, sino que dice cuanto puede para espli­
car la grandeza de la cosa con el fin de dar á entender ó
persuadir lo justo. Por tal motivo dijo Séneca (lib. sept. de
benef. cap. 23). Afirma lo increible para llegar á lo creíble.
CAPÍTULO V.
§• I-
DE LAS FIGURAS.
P. Qué es figura?
R. La figura, en griego Schema, es una forma de decir
mas adornada y apartada del uso común.
P. En qué se diferencia la figura del tropo?
R. En que el tropo solo consiste en la mutación o tras­
lación de las palabras, y la figura puede hacerse con pala­
bras así propias como trasladadas.
P. Cuántos géneros hay de figuras?
R. Dos: uno de palabras y otro de sentencia.
P. Qué es figura de palabras?
R La que consiste en una apta colocación de dicciones,
la cual quitada se destruye ó se múdala figura, v. gr.: et pe­
ni, et vidi, etvici, es figura de conjunción: y quitadas las
partículas unitivas, como veni, vidi, vici, será disolución.
P. Qué es figura de sentencias?
R. La que adorna la oración con algun movimiento del
ánimo. , , , , „
P. De cuántos modos se hacen las figuras de palabras?
R De tres: por adjeccion, por detracción y por seme-
janZa' §. II.
DE LAS FIGURAS DE PALABRAS QUE SE HACEN l’OK
ADJECCION.
De la repetición.
P. Qué es repetición?
R. En griego Epanáfora, es la duplicación de un mis­
mo vocablo en el principio de los miembros ó de los incisos
de la oración: v. gr. Quid hccc festinatw! Quid hcec imma-
nitas tanta significat1! (Cic. pro Quint.). Y aquello de
Ovidio.
Me mare, me venti, me fera jactal hieras:
Longa dieshomini docuii parere leones:
Longa dies molli sacra perredi aqua.
■■■i
LIBRO 1. DE I.A ELOCUCION.
12
Es también escelente aquella repetición de Cicerón en la
Catilinaria primera.
Nihil ne te nocturnum præsidium Palatii, nihil urbis vi­
rilice, nihil timor pôpuli, nihil consensus bonorum omnium,
nihil hic munitissimus habendi Senatus locus, nihil horum
ora, vultusque moverunt.
Esta figura es muy graciosa y sirve mucho para elevar
las virtudes y abatir los vicios; pero por cuanto suele con­
mover demasiado no se ha de frecuentar mucho, sino que
deberá moderarse mezclándola con otras figuras.
§• «I
De la conversion.
P. Qué es conversion?
R. En griego antistrophe, es una repetición de un mis­
mo vocablo en el fin de la oración: v. gr. (Cicerón Phi-
lipp. 2): Doletis tres exercitus Populi Romani interfectos'!
Interfecit Antonius: Desideratis clarissimos cives? Hos
quoque vobis eripuit Antonius. Auctoritas hujus ordinis
aflicta est? Aflixit Antonius.
Y este otro ejemplo:
Pœnos Populus Romanus vicit, victoria vicit, armis vi­
cit, liberalitate vicit.
§• iv.
De la complexión.
P. Qué es complexión?
R. En griego simploce es una figura que abraza la re­
petición y la conversion, v. gr. (Cic. pro leg. agrar.): Quis
legem lullit? Rullus. Quis decemviros creavit? Rullus.
Quis tribus sortitus est? Rullus.
Á este tenor satiriza Marcial á un envidioso por medio
de la complexión (lib. 9).
Rumpitur invidia quidam carissime Tulli,
Quod me Roma legit, rumpitur invidia:
Rumpitur invidia quod turba in omni semper.
Monstramur digito, rumpitur invidia:
Rumpitur invidia, quod rus mihi dulce sub urbe est
Parvaque in urbe domus, rumpitur invidia,
etc. etc. etc.
13
Y aquello de S. Bernardo hablando de la Virgen María
(Hom. 2).
Si insurgunt venti tentationum, respice stellam, voca
Mariam. Si jactaris superbite undis, respice stellam, voca
Mariam.
Pero esta figura por cuanto conmueve mucho, como las
precedentes, se debe usar con moderación y á tiempo.
§• v.
De la conduplicación.
P. Qué es conduplicacion?
R. En griego anadíplosis, es la duplicación de una mis­
ma palabra de cuatro modos: l.° ó próximamente, como:
Hic tamen vivit, vivit, inmo vero in Senatum venit (Cic.
Cat. I.®) y Virgilio (Eglog. 2): O Coridon, Coridon, qute
te dementia coepit.
2.° Interpuestas algunas pocas palabras, como: Tuas
Cnei Pompeji, te enim apello, tuas, inquam, suspiciones
perhorrescimus.
3.° O en el principio y en el fin del miembro de todo
el período, como: Crescit amor nummi quantum ipsapecunia
crescit:
Primus ad ima ruit magna de luce superbus;
Sic homo cum tumuit primus ad ima ruit.
Y aquello de Cicerón: Vidimus tuam victoriam proeliorum
éxitu terminatam; gladium é vagina vacuum in urbe non
vidimus.
h.° O en el fin de la sentencia y al principio de la que
sigue: como (Ovid. Fact; 2):
Urbs Etrusca solo sequitur pulcherrimus Astur
Astur equo fidens et versicoloribus armis.
§• vi.
De la traducción.
P. Que es traducción?
R. En griego, poliptoton, es la repetición de un mismo
vocablo con alguna variación en los casos, ó en los géneros,
ó en los modos, ó en los tiempos, como aquello de Cicerón,
LIBRO I. DE LA ELOCUCION. 15
n
(pro Arcli. Poeti): Pleni sunt omnes libri: plenae sapien-
tum voces: plena exemplorum vetustas.
Y aquella otra de Ovidio:
Spectatum ornatcii veniunt, veniunt specientur ut ipsiv.
Yel mismo: Et digitos digitis et frontem fronte premebat.
Aquí pertenecen también estas traducciones: Figulus fi­
gulum odit: homo homini Deus: homo homini lupus.
§• VII.
De la conjunción.
P. Qué es conjunción?
R. En griego, Polisyndeton: es una frecuente repetición
de conjunciones, como: Quod in Catullo, et in patre, et in
filio videmus (Cic. Offic. 1).
Y Ovidio (Fast. 2). Nec prece, net precio, nec movet ille
minis.
CAPITULO VI.
DE LAS FIGURAS DE PALABRAS QUE SE HACEN POR DETRACCION.
§• i-
De la disolución.
P. Qué es disolución?
R. En griego, Asyndeton: es una oración sin conjuncio­
nes, v. g.: veni, vidi, vici: y (Cic. pro Árch. Poet.) Hít’c
studia litterarum adolescentia malunt, senectutem oblectant;
secundas res ornant: adversis, solatium et perfugium prae­
bent; delectant domi; non impediunt foris; pernoctant nobis-
cum; peregrinantur et rusticantur.
YT (Virg.) Ferte citi ferrum., date vela, impellite remos.
§• »
Da da adjunción.
P. Qué es adjunción?
R. En griego Zeuma: es una figura que refiere muchos
incisos á una sola palabra, como: Vicit pudorem libido, ti-
morem audatia , rationem amentia.
§• HI.
De la disjuncion.
P. Qué es disjuncion?
R. En griego, Hipoceuxis: es una conclusión de muchas
sentencias en su propio verbo, ó en uno que las determine,
como: Poma dat Autumnus; formosa est messibus cestas;
ver prce.bel flores: igne levatur hiems. Se pone aquí esta fi­
gura como contraria á la precedente.
§• iv.
De la inlelleccion.
P. Qué es intelleccion?
R. En griego, Sinecdoche: es omisión de alguna dicción
fácil de entenderse, como: (Cic. ad Attic.) Abs le tamdiú
litterarum, esto es, accepisse. Y el mismo: (en las Verr.)
Hunccine hominem? Hanccine impudentiam? Hanccine au­
daciam? en donde se suple en todos estos incisos el vocablo
feremus. Y aquello de Virgilio: Sed vos qui tandem, donde
se suplirá estis.
At vero Rutulis, impar ea pugna videri.
Jamdudúm et vario misceri pectora motu, donde se suple:
ccepit, ó coeperunt.
Pero esta figura, á la cual los gramáticos llaman elipsis,
y los retóricos sinédoque, se debe aprender mejor de aque­
llos que de estos. Se diferencia del tropo sinédoque en que
este pone una cosa y entiende otra, mas la figura entiende
una cosa, mas no la pone.
CAPITULO VIL
DE LAS FIGURAS DE PALABRAS QUE SE HACEN POR SEMEJANZA.
§ I-
De la anominacion.
P. Qué es anominacion?
R. En griego, Paronomasia: es una colocación de pala-
DE LA ELOCUCION. 17
LIBRO I.
16
liras semejantes en la oración, mudando algo las letras, co­
mo aquello de Cicerón: Ex oratore factus est arator.
Y el mismo (Ad Attic.): Consul ipse parvo animo et pra­
vo: facie magis quam facetiis ridiculus.
P. De cuantos modos suele hacerse la anominacion?
R. De cuatro:
1.° Por la adición de una letra ó sílaba, como: Hic ho­
mo mero, non Homero dat operam.
2. ° Por la detracción de una letra ó sílaba, como Amicus
noscitur amore, more, ore, re: y pueden estas letras quitar­
se en el principio, como Jesús, esus; magnus, agnus: ó en
el medio, como Decus, Deus: ó en el fin, como Rosa, Ros.
3.° Por la mudanza de una letra ó sílaba, como tumidus,
timidus: qui pavet, cavet: delige quem diligas.
Js.° Por la traslación de una letra ó sílaba, como sucede
en el anagrama, v. g.: Saúl, Laus: corpus porcus.
§. n.
De la antanáclasis.
P. Qué es antanáclasis?
R. Antanáclasis, casi una especie de paranomasia , es
una repetición de una dicción de una misma apelación, pero
de diverso significado, v. g.: Veniam ad vos, si Senatus dat
mihi veniam.
Diva Bárbara, non fuit barbara.
Y Mala meis malis mandere nolo mala.
§■ ni.
De la similiter cadente.
P. Qué es similiter cadente?
R. En griego, homoeptoton: es cierta consecuencia y
una como harmonía de las palabras espresadas por los mis­
mos casos y tiempos, como cuando dice Cicerón: Quid tam
commune quam spiritus vivis; terra mortuis, mare fluc­
tuantibus, littus ejectis. Donde se ven cuatro nombres pues­
tos en el dativo del plural.
Del mismo género son aquellos versos del emperador
Adriano, que hizo al tiempo de morir.
Animula, vágula, blandula
Hospes, comesque corporis,
Qua: nunc «bibis in loca
Paiidula, riguila, midula,
Nec ut soles dabis locos.
Sea también otro ejemplo este: ln rebus adversis, cui
prcesto est consilium, non potest deesse auxilium.
Y este de Cicerón (inCatil.): Ad hanc te amentiam natu­
ra peperit, voluntas exercuit, fortuna servavit.
§• iv.
De la similiter desinente.
P. Qué es similiter desinente?
R. Es una figura por la cual los miembros y artículos
de la oración terminan de un mismo modo, y de ordinario
en cierta como harmonía, formando alguna sentencia, como
en Quintiliano: Ejusdem non est et facere fortiter et vivere
turpiter.
Así Cicerón alabando á Pompeyo, dijo: Bellum extrema
hieme apparavit, ineunte vere suscepit', media testate con­
fecit.
Y el mismo (Pro leg. Man.): Tam felix imperator est ut
ei non modo cives assenserint, socii obtemperarint, hostes
obedierint; sed etiam venti, tempestatesque obsecundarint.
Así también: Fac bené dum vivis, post mortem vivere,
si vis.
Esta figura la colocan algunos en cualquiera parte de
la oración, y la similiter cadente en solo los nombres y ver­
bos; pero otros, como Scalígero, distinguen las dos solo en
el nombre.
§• v.
Del compar.
P. Qué es compar?
R. En griego, isócolon, es una oración compuesta de
miembros que tienen cuasi igual número de sílabas, v. g.
(Cic. pro leg. Man.): Pompejus plura bella gessit, quam coe-
teri legerunt: Plures Provincias congessit, quam ctrteri
concupiverunt.
v
18 LIBRO DE LA ELOCUCION. 19
§• VI.
Del contrapuesto ó antítesis.
P. Qué es contrapuesto?
R. En griego, anthithese ó antitheton, es una contienda
de palabras, ó cosas opuestas entre sí; y sucede cuando en
la oración se presentan colocadas contraria, privativa, ó re­
lativamente, ó de otro modo las palabras á las palabras, ó
las sentencias á las sentencias, v. g. (Cic. pro Cluentio):
Vicit pudorem libido, timorem audacia: rationem amentia.
Y Ovidio: Frigida pugnabant calidis humentia siccis.
Y Mollia cum duris sine pondere habentia pondus.
Otro ilustre ejemplo hay de Cicerón en las Catilinarias:
Esc hac enim parte pudor pugnat , illinc petulantia; hinc
pudicitia, illinc stuprum; hinc fides, illinc fraudatio; hinc
pietas, illinc scelus; hinc honestas, illinc turpitudo; hinc con­
tinentia, illinc libido. Denique equitas et temperantia, for­
titudo, prudentia, virtutes omnes certant cum iniquitate
cum vitiis omnibus; postremo copia cum equitate, bona ratio
cum perdita, mens sacra cum amentia; bona denique spes
cum omnium rerum desperatione confligit.
Así también Virgilio:
Pastor, arator, eques, pavi, colui, superavi.
Capras, rus, hostes, fronde, ligone, manu.
Si se oponen sentencias á sentencias pertenece la antítesis
á las figuras de sentencias.
§. Vil.
De la conmutación.
P. Qué es conmutación?
R. En griego, paradiástole, es una figura por la cual se
disponen de tal suerte dos sentencias discordes entre sí, que
la posterior dependa ó dimane de la primera, v. g. Cicerón:
Non ut edam vivo, sed ut vivam edo.
Y Séneca: Non quia difficilia sunt non au.demus; sed quia
non audemus difficilia sunt.
Se han colocado aquí estas dos figuras de sentencias, por­
que de los contrarios y de los semejantes es una misma la
razón y doctrina.
CAPITULO VIII.
§• I-
DE LAS FIGURAS DE SENTENCIAS.
P. ¿Qué se ha de considerar ante todas cosas cuando se
trata de las figuras de sentencias?
R. Que unas son mas aptas para conmover; otras para
enseñar, y otras para recrear: por cuya razón dividiremos
en tres órdenes las figuras de sentencias. El primero abra­
zará las figuras que cuando se arguye suelen aplicarse con
mucha utilidad para confirmar y confutar. El 2.° aquellas
que son útiles para esplicar y amplificar la cosa. Y el 3.°
las que sirven para espresar y mover los afectos del ánimo.
Por todo lo cual definiremos las figuras de sentencias,
diciendo que son las que adornan la oración, y causan im­
presión en el oyente conmoviendo su ánimo; por cuya razón
no dependen tales figuras de las palabras, sino de las cosas
y del sentido.
CAPITULO IX.
URDEN I.
§• 1-
De la interrogación.
P. Qué es interrogación?
R. En griego erotema, es una figura de la cual usamos,
no solo para preguntar, sino que también para instar, pare
argüir, para espresar algún afecto mas vehemente, ó para
otro fin semejante, v. g. (Cic. in Cat.j: ¡,Quousque tamdem
abutere Catilina patientia nostra? Insta ciertamente con mas
energía que si fría ó sencillamente dijese: Diu jam abuteris
Catilina patientia nostra.
Y aquello del mismo Cicerón contra el mismo Catilinc:
Patere tua consilia non sentís? Constrictam jam horum om­
nium conscientia teneri: conjurationem tuam nom vides?
LIBRO I. 21
20
¿Quid proxima, quid superiore nocte egeris, ubi fueris, quos
convocaberis, quid consilii coeperis, quem nostrum ignorare
arbitraris? Con estas interrogaciones estimula sin duda Ci­
cerón a Catilina con mucha mayor energía que si dijese fría­
mente: Patere Catilina, tua consilia: conjuratio tua omnium
conscientia constricta tenetur: quid egeris nemo ignorat.
A este tenor podia decir Virgilio: Ipse ego te vidi, Damo­
nis, pessime, caprum excipere insidiis, multum latrante
Lycisca. Pero tiene mas fuerza la interrogación (Eclog. 3):
Aon ego te vidi, Damonis, pessime, caprum excipere insi­
diis, multum latrante Lycisca?
§• II.
De la subjection.
P. Qué es subjeccion?
R- En griego, hypóphora, sucede cuando uno mismo
pregunta y se responde (Cíe. pro Rose.): Roscio tanti fuit
ut socium laudaret? Egebat. ¿Immo in suis nummis versa­
batur? Avarus erat. Immo antequam locuples, semper libe­
ralissimus munificentissimusque fuit.
Y el mismo Cicerón:
¿Quid tam novum quam adoleseentem privatum exerci­
tum difficili tempore Reipublicx conficere? Confecit.—Huic
prteesse? Prcefuit.—Rem optime ductu suo gerere? Gessit.—
Quid tam printer consuetudinem, quam homini adolescenti
cujus á Senatorio gradu cetas longe abesset imperium atque
exercitum dari, Siciliam permitti atque Africam, bellumque
in ea administrandum? Fuit in iis Provinciis singulari ino-
centia, (Equitate, virtute: bellum in Africa máximum confe­
cit, victorem exercitum reportavit.
§• HI.
, De la dubitación.
P. Qué es dubitación?
R. En griego, apóresis, es una figura por medio de la cual
el orador fluctuando, y estando como suspenso, duda por al­
gún rato lo que deba hacer ó decir: así Scipion en Livio
(Decad. 3) habla como dudando á sus soldados:
Apud vos quemadmodum loquar nec consilium, nec ratio
suppeditat; quos ne quo nomine appellare debeam scio. Ci-
DE LA ELOCUCION.
ves? qui d patria vestra descivistis. An milites? qui impe­
rium auspiciumque abnuistis sacramentis religionem rupis­
tis. Hostes? Corpora, ora, vestitum habitum, civium, agnos­
co facta, dicta, consilia, animos hostium video.
También Virgilio nos da un bellísimo ejemplo de esta fi­
gura presentando á Dido dudando así:
En quid agam? rursus ne procos irrisa priores.
Experiar? Nomadumque petam connubia suplex.
Quos ego sum toties jam dedignata maritos
Iliacas igitur classes, atque ultima Teucrum
Jussa sequar.
An Tyriis omnique manu stipata meorum
Insequar: et quod Sidonia vix urbe revelli
Rursiis agam, pelago, et ventis dare vela rubebo.
A la dubitación sigue finalmente la elección, la cual suce­
de cuando aquel que duda determina como de repente lo que
debe hacer ó decir, ilustrando al parecer con cierta luz
nueva.
Quin morere, ut mérita est ferroque averte dolorem.
Hay también un breve y escelente ejemplo de dubitación
en los anales da Tácito, en aquellas palabras de Tiberio:
Quid scribam P. C. aut quo modo scribam, aut quid orn.mne
scribam, hoc tempore, Dii me Deeque ejus perdant, quam
perire quotidie sentio si scio.
§• iv.
De la comunicación.
P. Qué es comunicación?
R. En griego, anacosnosis, es una figura por la cual el
orador, confiando en su causa, delibera con aquellos mismos
en presencia de los cuales o contra los cuales ha de decir,
consultándoles lo que ha de hacer: como aquello de Cicerón:
Quid agam Judices1! Quó acusationis mecE rationem confe­
ram? Quó me vertam?
Y otro del mismo en la Verrina segunda en el cual de­
muestra de este modo la suma confianza de su causa: Nunc
ego vos consulo quid mihi faciendum putetis: idem mihi con­
silii profecto tacite dabitis quod mihi necessario capiendum
intelligo.
Y este otro (Pro Csecin.'): Quiero si te hodie domum luam
DE LA ELOCUCION. 23
22 LIUBO i.
reddentem, hominesarmati, nonmodo limine tectoque cedium
tuarum, sed primo aditu vestibuloque, prohiberent. ¿Quid
acturus sis?
§• v.
De la concesion.
P. Que es concesion?
R. En griego, sinchoresis, es una figura que parece que
dice menos para apremiar con mas energia, v. g. (Cic. pro
Flacc.): Tribuo Gratis litteras: do multarum artium disci­
plinam testimoniorum religionem et fident, quce numquam
ista natio voluit.
§• VI.
De la correccion.
P. Que es correccion?
R. Correccion 6 retraccion es una figura por la cual el
orador retracta, y como que corrige una sentencia 6 voz que
ha pronunciado, v. g. (Cic. in Verr. 3.a): Non enim furem
sed raptorem, non adulterum, sed expugnatorem pudicitia}
in vestrum judicium adduximus.
Y el mismo (Pro Ccelio): ¡0 stultitiam, stultitiam, ne
dicam an impudentiam singularem.
Y en la 1.» Catilinaria: Quamquam quid loquor? te ut ulla
res frangat? ut unquam te corrigas? Tu ut exilium cogites?
Tu ut ullam fugam meditere? Utinam tibi istam, mentem
Dii immortales donarent.
§• VII.
De la licenda.
P. Que es licencia?
R. Es una libertad mayor de decir no sin causa y modo,
como aquello de Ciceron (pro Mar. Marcello): Itaque illam
tuam prceclarissimam, et sapientissimam vocem, invitus au­
divi, salis te diu vel natura; vixisse vel gloria:: satis si ita
vis natura; fortasse addo etiam si placet gloria.’. At quod
maximum est, Patrite certe parum.
§. VIII.
De la preocupación.
P. Qué es preocupación?
R. Es una figura por la cual prevenimos y disolvemos
lo que se nos puede objetar; y tiene dos partes: la una que
se llama hipófora, la cual propone la objeción; y la otra
antipófora, que es la que responde á la objeción propues­
ta v g • Erqo. inquies, aliquis donabit populo Siracusano
illam hereditatem? (hasta aquí es la hypophora) (sigue la
antipophora) Primum si id confiteri velim, tamen islua con
demnetis necesse est: neque enim permissum est ut im­
pune nobis liceat quod alicui eripuerimus id alteri tradere.
(Ceesar bell. Gall. lib. l.° cap. 12).
CAPITULO X.
O11ÜEN II.
§• I-
De la descripción.
P. Qué es descripción? . .
R. En griego, hypotiposis, es una esposicion que pone
á la vista con toda claridad la naturaleza de la cosa, v. g.:
aquella descripción del rio Araris: Flumen est Arar , quod
in Rodanum influit incredibili lenitate, ut oculis m utram
partem fluat, judicari non potest.
P. Tiene otro nombre la hipotíposist . . ,
R. Se llama también evidencia, demostración, imagen o
1 P Cuantas son las especies de la descripción?
r". Cuatro principales: la 1.a se llama pragmatografia:
que es la pintura que se hace de alguna cosa o> hecho; cual
es la descripción de la batalla de Pareto y Entelio que ha­
ce Virgilio (jEneidos 5):
Constitit in digitos ex templo arrectus uterque
LIBRO I.
Brachiaque ad superas interritus extulit auras.
Abduxere retro longe capita ardua ab ictu;
tmmiscentque manus manibus, pugnamque lacessunt.
La 2.a se denomina prosopografía, y es Ia pintura de
una persona verdadera ó fingida, tomada del aspecto este-
rior del cuerpo, v. g., la que hace Cicerón de Pisón (Orat.
pro leg.): Tanta eral gravitas, tanta frontis contractio, ut
illo supercilio Respublica, tanquam Atlante, Calum niti vi­
deretur.
La 3.a llamada topografía, es la pintura de un lugar ver­
dadero: así como la que se hace de un lugar fingido se lla­
ma topothésia, v. g.: la descripción de las Lautumias ó de
la cáreel de Siracusa que hace Cicerón (Orat. in Verr. cap.
27): Lautumias Siracusanas, omnes audistis, opus est in­
gens magnificumque Regum ac tiranorum; totum est ex sa­
xo in mirandam altitudinem depresso.
La 4.a se llama cronografía, y es la descripción que se
hace de los tiempos: como la de la Aurora que hace Vireilio
(TEneid. 7). 6
Jamque rubescebat radiis mare, et cethere ab alto,
Aurora in roseis fulgebat lutea vigis.
P. Tiene otras denominaciones la descripción?
R. Recibe ciertamente otras según las disposiciones de
las cosas que se describen ó pintan: y así se llama cosmo­
grafía la descripción del mundo: geografía la de la tierra, y
discurre así de las demas.
§• H.
De la etopeya.
P. Qué es etopeya?
R. Es la descripción que se hace de las costumbres y de
la vida, como aquella etopeya de Darío, tomada de la cle­
mencia de Alejandro el Grande para con su mujer cautiva:
Di patrii! primiim mihi stabilite Regnum deinde, si de me
jam transactum est, precor, ne quis Asice Rex, sit quam iste,
tam justus hostis, tam misericors victor.
P. En qué se diferencia la etopeya de la prosopografía?
R. En que la etopeya se ocupa en espresar las costum­
bres y los movimientos del ánimo; y la prosopografía des-
ñu LA ELOCUCION. 2S
cribe mas bien el cuerpo que el entendimiento.
§.III.
De la gradación.
P. Oué es gradación?
R En griego, climax, es una figura que procede como
por grados de uno á otro, v. g.: Africano industria, virtu­
tem, virtus gloriam, gloria xmulos comparavit.
Y aquello: Quid levius fumo? Flumen. Quid flumine. Ven­
tus. Quid vento? Mulier. Quid muliere? Nihil.
A esta figura se reduce el incremento en griego, Au.rc
sis, el cual'sucede cuando la oración crece de lo ínfimo a lo
sumo, aunque nada repita el antecedente (Gic. in Verr. J).
Fácinus est vincire civem Romanum, scelus verberare par­
ricidium necare ¿quid 'dicam in crucem tollere?
§• iv.
De la interpretación.
P. Qué es interpretación? , . , ,
R. En griego, sinonimia, es una multiplicación de pala­
bras ó de sentencias que inculcan una misma cosa, v. g.:
abiit, excesit, erupit, evasit (Cie. in Cat. 2). O bien se ha­
ce cuando esplica alguna palabra desenvolviendo su sentido,
y entonces se llama Hermenia.
§• V.
De la congeries.
P. Qué es congeries?
R. Es una colección de muchas cosas, las cuales como
que se revuelven con el ímpetu solo de la oración, v, g. (Lie.
pro Milone.): . , ■
Tu Publii Clodii cruentum cadaver ejecistidomo:tum pu­
blicum ejecisti: tu expoliatum imaginibus exiguis pompa,
laudatione infelicissimis lignis semiiis, tulatum nocturnis ca­
nibus dilaniandum reliquisti (Cie. pro Mil).
Esta figura hace grave la oración y aprovecha mucho es­
pecialmente en los epílogos.
3
DE LA ELOCUCION. 27
LIBRO I.
26
§• VI.
De la preterición.
P. Qué es preterición ó pretermisión?
R. En griego, paralepsis, es una reticencia aparente por
la cual fingimos querer omitir lo que parece decimos mal,
v- S- (Cic. in Verr. 9): Pretermitió ruinas fortunarum
tuarum, quas impendere tibi proximis idibus senties.
Es también escelente esta preterición de Cicerón en ala­
banza de Pompeyo: Itaque non sum praedicaturus, Quirites
quantas ille res, quantaque domi, militiieque, terra marique
felicitate gesserit, ut ejus semper voluptatibus, non modo
cives assenserint, socii obtemperarim, hostes obedierint, sed
etiam venti, tempestatesque obsecundarim. Hoc brevissime
dicam.
I ambien es muy buena esta otra preterición de Cicerón
contra Vatinio: Atque illud tenebricossisimum tempus ineun­
tis udatis tua’ patiar latere. Licet, impune per me, parie­
tes in adolescentia perfoderis, vicinos compilaris, matrem
verberaris. Habet htec praemium tua dignitas, ni adoles­
centia; turpitudo obscuritate sordibus tuis tegatur.
§. VII.
De la reticenda.
P. Que es reticencia?
R. Reticencia ó silencio, en griego aposiopesis, y una
casi preterición, es una interjección ó interrupción de la
oración comenzada: la cual sucede cuando de repente rom­
pemos el hilo del discurso y callamos algo para dejar á los
oyentes cosas mayores que pensar, por cuanto las que se
callan se tienen por mas graves: tal es aquello de Juvenal
(Sat. 8):
Majorum primus, quisquis fuit, ille tuorum,
Aut Pastor fuit, aut illud, quod dicere nolo.
Es también ilustre aquel pasage de Virgilio (/Eneid. 1.a):
Quos ego... sed motos praestat componere fluctus
Post, mihi non simili poena commissa luetis.
Así también Demóstenes contra Caridemo: Cujus mater,
qua; aut unde sit, non dicam, nec enim necesse habeo, plu­
ra inquirere, quam res cogit.
§• VIII.
Del imposible.
P. Qué es imposible?
R. En griego, adinaton, es la comparación que hacemos
de aquellas cosas que no pueden suceder con las que juzga­
mos que no pueden, ó no deben hacerse, v. g.:
Prius unda et flamma; in gratiam redeant, quam cum
Antonio República (Cic. Phillip.).
§. IX.
De la paradoja.
P. Qué es paradoja?
R. Es un dicho admirable separado déla opinión de to­
dos, v. g.: Plures occidit gula quam gladius.
§• x.
De la énfasis.
P. Qué es énfasis?
R. Es una figura que da á entender mas que lo que dice
(Séneca en Medea): Hoec facere Jason potuit? Medea fu-
giarrd! Y S. Juan (Cap. 3): 2w mihi lavas pedes?
§• XI.
De la aclamación.
P. Qué es aclamación?
R. En griego, epiphonema, es una sentencia ingeniosa
y grave puesta al pie ó en seguida de la cosa que se ha re­
ferido, v. g.: Cicerón despues de haber alabado con muchas
amplificaciones la benignidad y clemencia del Cesar, en la
victoria para con Marco Marcelo, concluye así: Recte igitur
unus inventus est quo etiam ipsius victoria; conditio visque
devicta est.
Y Virgilio, Eneida, 1.a, referidos los trabajos de los troya-
LIBRO I.
28'
nos, añade: Tantee molis erat Romanam condere gentem.
¥ Lucrecio despues de referido el sacrificio de Ifigeniay
cierra así su narración: Tantum religio potuit suadere ma­
lorum.
§• XII.
De la distribución.
P. Qué’ es distribución?
R. Es una figura por la cual se da á cada cosa su pro­
piedad y empleo, v. g.:
Pomadat Autumnus: formosa est messibus cestas:
Ver pra'bel flores: igne levatur Hiems.
Así también Cicerón (pro Milone): Luget Senatus-, moe-
tel Equester ordo; tota civitas confecta senio est .
§. XIII.
De la espolicion.
P. Qué es espolicion?
R. Es una figura por la cual trocando las palabras se
varia y esplica una misma sentencia, v. g. (Cic. in Cat. 1.a):
Patere tua consilia non audis? Constricta jam bonorum om­
nium conscienda tenericonjurationem tuam non vides? Quid
proximd? Quid superiore nocte egeris: ubi fueris; quos con­
vocaberis; quid consilii caperis quem nostrum ignorare ar­
bitraris?
Y el mismo (pro Sextio): An mihi ipsi, ut quidam putant
fuit mors aiquo animo oppetenda? qui tum mortem ne fu­
giebant? an erat res ulla quam milii magis optandam puta­
rem? Tam eram rudus, tam ignarus rerum, tam expers con­
silii, aut ingenii? nihil audieram, nihil videram, nihil ipse
legendo quxrendoque cognoveram? Nesciebam, vitee brevem
esse cursum, glorice sempiternum? Quum esset omnibus de­
finita mors, optandum esse, ut vita, quee necessitati debetur
patricepotiiis donata quam reservata natura: videretur. Nes­
ciebam, inter sapientissimos homines, hanc contentionem
fuisse, ut alii dicerent animos hominum, sensusque morte
restringi: alii, autem, tum maxime mentes sapientum ac
fortium virorum, quum e corpore excesissent sentire ac vi­
gere? quarum alterum fugiendum non esse carere sensu; al­
terum etiam fugiendum, optandum meliore esse sensu.
fiE LA ELOCÜCION. 29
§. XIV.
De la sustentación.
E. Qué es sustentación?
R Es una figura por la cual el orador, para conciliai se
la atención, V para elevar el ánimo de los oyentes los tiene
por algún rato suspensos é inciertos de lo que ira a decir,
como Cicerón (contra Verr.): . . T .. -,
Etiam nunc mihi expectatores videmini, Judices quid
deinde factum est, expectate facinus, quod vultisimprobum,
vincam tamen expectationem omnium. , .
También hay otro ejemplo muy gracioso en Marcial (lib.
sex. in Luper.):
Quod convivaris sine me tam scepe Luperce,
Inveni, nocerem, qua ratione tibi.
Irascar licet, usque ad voces mitlasque, rogesque
Quid facies? inquit. Quid faciam? veniam.
CAPITULO XI.
ORDEN 111.
§■!•
De la apòstrofe.
E. Qué es apòstrofe? .
R Es una figura por la cual convertimos la oración à
Otra persona ó cuasi persona distinta de aquella que requie­
re el discurso (Cic. pro Mil.): Vos, vos appello fortissimi
viri qui multum pro República sanguinem effudistis; vos
in viri et cives invidi appello pericula, centuriones, vósque
milites: vobis non modo inspectantibus, sed etiam armatis,
et huic judicio preesidentibus, hxc tanta virtus, ex hac ur-
0CTambienMse hace alguna vez metáfora dirigiendo la ora­
ción á los dioses, invocándolos (Cic. in Cat.): tu Jú­
piter, qui iisdem, quibus hxc urbs autptene a Romulo est
LIBRO I.
30
constitutus, quem statorem hujus urbis, atque imperii, veré
nominamus, hum et hujus socios, suis aris cceterisque tem­
plis, á tectis urbis, á mxnibus, á vita, fortunisque omnium
civium arcebis: et omnes inimicos bonorum hostes patrite, la­
trones Italice, scelerum fa’dere inter se, ac nefaria societa­
te conjunctos, ceternis swpliciis, vivos, mortuosque mactabis.
Puede asimismo dirigirse la apóstofre á cosas inanimadas
y destituidas de sentido, y aun también á las mismas bestias.
Tal es aquella de Virgilio cuando Mecencio habla con su ca­
ballo, llamado Roebo: Rxbe, diu (res si qua diu mortalibus
visa esi) vivimus.
Y aquello de Cicerón (pro Milone): Vos enim jam Albani
tumuli atque lucj, vos, inquam, imploro atque obtestor: ros­
que Albanorum, ó Brute, arte sacrorum populi Romani so­
cii ecquales.
Entre los poetas es cosa muy común el usar de apostrofes
destituidas del sentido.
P. Cuantas son las reglas de la apostrofe?
R. Tres: la primera que se debe usar de ella raras veces
porque si se hace con frecuencia, será necia y fria: segun­
da, que aunque ó muchos parece que no se debe usar de la
apostrofe en el principio del discurso, sin embargo, empie­
za por ella muy bien la oración, como: Quousque tamdem
abutere Catilina patientia nostra: tercera, pueden los poe­
tas por causa del metro aplicar las apostrofes, así Ovidio
(lib. 3. trint.): Nunc ego jactandas optarem sumere tuas.
§• II.
De la esclamacion.
P. Qué es esclamacion?
R. Es la espresion de un afecto mas vehemente y se ha-
ce algunas veces espresando los afectos por medio de inter­
jecciones, como (Cic. in Pis.): O scelus! ó pestis! Otras se
hace sin usar de interjecciones, v. g. (Virg. Eclog. 1.a): En
quó discordia, cives perduxit miseros... En queis consevimus
aqros.
§. III.
De la obsecración ó deprecación.
P. Qué es obsecración?
R- Es la imploración ó súplica que hacemos á Dios ó
DE LA ELOCUCION. 31
á los hombres pidiendo algún socorro, así (Cic. pro Des.):
Quamobrem hoc nos primum metu Ctüsar, per fidem et cle­
mentiam tuam, libera, ne residere in te ullam partem ira­
cundia’ suspicemur. Per dexteram, te, istam, oro, quam
Regi Dejotaro hospes hospiti porrexisti; tuam, inquam dex­
teram, non tam in bellis et in prailiis, quam in promissis et
in fide firmiorem. Tu illius domum inire, tu vetus hospi­
tium renovare voluisti: te ejus Dii Poenates acceperunt; te
amicum et placatum Dejotari arce, focique viderunt.
Y el mismo Cicerón (pro Lig.) al Cesar: Ad judicem sic
agi solet: sed ego ad parentem loquor. Erravi, temere feci
p enitet, ad clementiam confugio, et ut ignoscas oro.
§iv.
De la imprecación.
P. Qué es imprecación?
R. Es cierta execración por la cual pedimos algún mal
para alguno ó para nosotros mismos. Tal es aquello de Ci­
cerón (pro Dejotaro): Dii te perdant, fugitive. Ille, non
modo nequam, et improbus, sed etiam fatuus et amens est.
(Cic. in Antonium) Dum tu abi in malam rem, malumque
cruciatum.
Tal es también aquello de Dido:
Sed mihi, vel tellus optem priüs ima dehiscat,
Vel Pater Omnipotens adigat me fulmine ad umbras,
Pallentes umbras Erebi, noctemque profundam
Ante pudor, quam te violem, aut tua jura resolvam.
§. V-
De Ia orninacion.
P. Qué es orninacion?
R. Es una figura por la cual decimos anticipadamente
las cosas que han de suceder (pro Mare. Marcello ad Cesá-
rem): Obtupescent posteri certé, Imperia, Provincias, Rhe­
num, Occeanum, Nihilum pugnas innumerabiles, incredibi­
les victorias monumenta, munera, triunphos audientes et
legentes tuos.
32 LIBRO I. DE LA ELOCUCION. 33
§ VL
De la conminación.
P. Qué es conminación?
K, Es una figura que amenaza con una grave incomodi­
dad para apartar délo propuesto, como los legados de Iqs
Helvecios, á Cesar.(bell- Gall. lib. 1. cap. 13.): Ne commit­
teret, ut is locus ubi constitissent, ex calamitate populi ro-
maniet internectione exercitus nomen caperet, aut memo­
riam proderet.
§• VII.
De la prosopopeya.
P. Qué es prosopopeya?
It. Es una inducción fingida de persona, por la cual á
los que carecen de vida ó de razón se les da sentido, afecto
y razonamiento (Cic. in Verr.): Sicilia tota, si una voce lo­
queretur, liate diceret', quod auri, quod argenti, quod orna­
mentorum in meis sedibus, ccdibus, delubris: habui, id mihi
tu Verres, arripuisti atque abstulisti.
§. VIII.
Da la transición.
P. Qué es transición?
K. Es una oraeion breve que traba con palabras idóneas
ló que ha dicho con lo que se ha de decir, siendo mas bien
uso de las figuras para enlazar las partes de la oración que
figura.
P. Cuantas especies hay de transición?
R. Dos, una perfecta y otra imperfecta, de las cuales la
primera consta de dos partes; una que abraza lo que se ha
dicho anteriormente, y la segunda que toca brevemente lo
que se ha de decir, v. g.: Quoniam de genere belli dixi
nunc de magnitudine pauca dicam (Cic. pro leg. Man.).
P. Cual es la imperfecta?
R. La que solo.consta de una parte, la cual recopila tur­
camente 1q que se ha dicho, ó solo propone lo que se ha de
decir: de lo primero es ejemplo (Cic. pro Dejot.); Un cri¿
men, en causa, cur Regem fugitivus Dominus servum ac­
cusat: y del segundo caso (Cic. pro. Rose. Amer.): Age
nunc illa videamur, Judices, qua; consecuta sunt.
P. Sabréis darme algunas fórmulas de transiciones?
R. Son varias, según se demuestra en los signientes
ejemplos que son tomados de los mejores autores.
1. Restat ut de imperatore ad id bellum deligendo ac
tantis rebus proficiendo dicendum esse videatur.
2. Satis multa de turpitudine dicam; deinceps quod pro­
posui de periculo.
3. Uni epistola respondi, venio ad alteram.
4. Sed nimis multa de nugis ad majora veniamus.
5. Verum ubi rerum testimonia adsunt, nihil opus est
verbis.
6. Sed Ikcc vetera, aliud recens, Cxsarem meo consilio
interfectum.
7. Sed ne forte, ob multis rebus gestis M. Antonium rem
unam pulcherriman, transiliat oratio, ad Lupercalia venia­
mus: non dissimulat, Patres conscripti, apparet esse com­
motum, sudat, palet.
8. Sed arrogantiam hominis, insolentiamque cognoscite.
9. Aut etiam ausus est. Quid autem est quod tu non au­
deas?
10. Sed jam salis multa de causa extra causam , etiam
nimis fortasse multa: quod restat, nisi ut orem obtesterque,
vos Judices, ut misericordiam tribuatis fortissimo viro?
11. Questores illius demonstrata reliqua attendite.
12. Atque ut inde oratio meaproficiscatur unclc hccc om­
nis causa dicitur.
13. Atque ut facilius intelligere possitis, judices, quin
facta sunt indigniora esse, quam hccc sunt qum diximus, ab
initio, res, qutemadmodum gesta sint, vobis exponam.
14. Sed hicc robustioris scelera ommittamus; loquamur
potilis de iniquissimo genereslevitatis.
15. Id quod facilius facere possitis dabo operam, ut a
principio, res, quemadmodum, gesta sit, cognoscatis.
16. Sed fines sit: enim pree lacrimis jam loqui possum,
et hic se lacrimis defendi negat.
17. Sed quoniam emersisse jam e vadis et scopulos prte-
tervecta videtur oratio mea, perfacilis mihi reliquus cursus
ostenditur.
18. Plura de illo Archipirata dixi quam volui; et ta­
men eaque certissima sunt; hujus criminis argumenta prcc-
dermissi.
19. Age vero, ne semper forum, subselia, rostra, cu­
riamque meditemur.
' :
Sii
4
LICUO I.
»E LA ELOCUCION. 35
34
20. Ad ejus tribunatum, qui ad sese jamdudum vocat-
et quodam modo absorbet orationem meam, contento studio
cursuque veniamus.
21. Atque haec oblectationis, illa necessitatis.
22. Quibus rebus expositis, satis docuisse videor, homi­
nes natura quanto omnes, anteirent animantes.
23. Lonaa est oratio, multxque rationes quibus doceri
potest.
Sed quid ego longinqua commemoro?
23. lnteiligo quam scopuloso, difficilique loco, verses.
26. Sed quid ego his argumentis utor, quasi res dubia
aut obscura sit?
27. Multa hujusmodi proferre possem, sed genus ipsum
videtis.
28. Nolo in hac re mutus videri.
29. Itaque fateamur necesse est nihil difficilius esse.
30. Multa praetereunda sunt, et tamen multa dicuntur.
31. Vereor, ne hoc quod dicam perinde intelligi auditu
possit, atque ego ipse cogitans, sentio.
32. De exordio satis dictum est, ad narrationem tran­
seamus.
33. Quod ad definitiones hactenus-, reliqua videamus.
34. Nunc reliquorum oratorum cetates persequamur.
33. Tempus est, ad exteras orationis partes proficisci.
36. De estatutis diebus dixi, nunc de annalibus dicam.
37. De multitudine quondam, quod satis est, admonui;
de obscuritate pauca dicam.
38. Utinam, vero, mihi satis esset ad dicendum, vel fa­
cultatis, vel temporis.
39. Audistis gravisima: audite nunc graviora.
40. Sed hiec pricatim, nunc, qux publice gesta sunt, vi­
deamus.
41. Postularet hic locus ut dicerem de...
42. Variis, hisce quas attuli transitionibus, addito bre-
vioreshasce formulasque connectentes.
43. Jam vero quid dicam.
44. Age vero explicemus nunc.
43. Ex quo debet intelligi.
46. Omitto domesticas tuas sordes.
IVi. Nam illud quid attinet commemorari.
48. Ita est quemadmodum dixi.
P. Que se ha de observar con !as figuras?
R. Bastante moderacion en usar de ellas; porque asi co­
mo ia oracion que consta siempre de sus propias dicciones,
se desprecia por lo general como humilde, del mismo modo
la que lleva siempre demasiado ornato suele desagradar, por
lo cual debe moderarse con cierta medianía y variedad, de
suerte que ni los mismos adornos no se apíiquen muchas
veces á una misma parte, sino que usando de variedad en
todo el discurso se distribuyan y repartan debidamente en­
lazados los propios con los trasladados y los figurados.
Pero pasemos ya al tercero y cuarto adorno de la oracion.
CAPITULO XII.
DEL ADORNO Y COPIA DE PALABRAS Y DE LA FRASEOLOGIA Y
EPITETO.
§• I-
Del adorno.
P. Qué parte de la retórica debe seguir por su orden na­
tural á los tropos y figuras?
11. El adorno y copia de palabras.
P. Qué es adorno?
R. Es una parte de la gramática mas sublime y elevada
que la común, la cual enseña el modo de hablar con apti­
tud, con congruencia, con hermosura, y belleza ó elegan­
cia, usando de palabras y frases acomodadas debidamente al
discurso.
P. Qué partes tiene el adorno?
11. Tiene varias, á saber: propiedad y pureza de pala-
labras en el idioma que se habla ó escribe: proporción de
elegancia en las palabras trasladadas y en las figuradas:
concinidad en distribuir los periodos en sus justas medidas;
frase que eleva el estilo sobre el común modo de decir, y
epíteto que califica, realza y amplifica las cosas á que se
junta, porque para que el adorno cause admiración debe ser
tal que la congruencia no desdiga del decoro; pues si falta
alguna de las virtudes referidas no se librará la oracion de
la crítica de los doctos, ni merecerá la menor alabanza.
DE LA ELOCUCION.
36 LIBRO I.
§• II.
De la copia ó abundancia de las palabras.
P. Cómo se adquiere la facultad de decir?
B. Por la lectura, por la escritura, y por la peroración.
P. Qué se refiere á la lectura?
E. El oir y el imitar.
P. Y á la escritura?
E. La corrección y el pensamiento.
P. Qué copia debe adquirir el orador?
E. Laque consta de palabras y de cosas.
P. Pertenece aquí la copia de palabras y de cosas?
B. Aquí solo pertenece la de palabras, la cual en cuanto
corresponde á lo que se lee y á lo que se oye, se debe leer y
oir con el mejor juicio todo lo mejor; y no se han de alabar
las cosas en los mejores escritos ó dichos, sino que se hará
elección de lo mejor y mas escogido por medio de un juicio
exacto, ejercitando y convirtiendo en jugo y sangre las es-
presiones que fueren mejores, trasladando esta lectura y me­
ditación á los poetas, á los oradores, á los historiadores, y
álos filósofos; aplicando la crítica á la elección, déla cual se
tratará mas de intento cuando se hable de la imitación de
los autores.
§. III.
De la fraseología.
P. Qué es frase?
E. La frase, que eleva la elocución sobre el común mo­
do de decir, á la cual podemos llamar con Quintiliano, dic­
ción, estilo, elocución y género elegante y adornado de ha­
blar, no es otra cosa que una espresion mas elevada y ador­
nada que consta de dos ó mas palabras de diversa significa­
ción, como cuando uno dice entre sí: incutio y terrorem,
si se aplican á la simple significación del verbo terreo, como:
incutio terrorem hostibus, se habla con mas adorno y ener­
gía que si solo dijese: terrefacio, ó terreo hostes. Pero de
esta clase se encuentran á cada paso en los autores mas ele­
gantes y allí pueden leerse y aprenderse mas fácilmente.
P. Qué dificultad ocurre en la frase?
E. La mayor que se presenta es la que suelen usar los
poetas, la cual muchas veces escede sobremanera la capa­
cidad de los jóvenes gramáticos, en especial cuando aquellos
37
por causa de recreo, ó demasiada licencia, se valen de frases
irías muy apartadas y fundadas en tropos, etc., etc., por cu­
ya razón creemos del caso presentar aquí algunos ejemplos y
doctrinas de los poetas, para que con mayor facilidad se evi­
te lo que deba evitarse, y abracemos lo que se debe abrazar.
§• iv.
De la fraseología de los poetas, esto es, del estilo, frase,
epíteto, dicción y construcción poética.
P. De donde trae su origen la frase poética? <
E. De la mayor facilidad y genio atrevido de los poetas,
los cuales han sido tan fáciles en fingir, principalmente en
los epítetos, que los antiguos acostumbraban aplicar al razo­
namiento humano el poético, de donde, con razón, se abs­
tienen de sus propias locuciones todos cuantos hay mas
amantes de la pura latinidad. Los poetas, por causa del me­
tro, se tomaron mucha licencia. Cetario recogió muchas vo­
ces y fórmulas poéticas ¡Ántic. 6. p. 12.): Absque illo esset
amare, por solere; Dux, por Duce; vocor, pornominor; Co¡-
li, por Costo; est, por licet; festum, por festo die; genitor
y genitrix,por parentibus; grates ageres,por gratias age-
re; lethum, por morte; natus ó gnatus, por filio; obli-
vio, por oblivione; potis ó pote est, por potest; salutari,
por vocari.
Pueden también los poetas, por causa del metro, omitir
algunas palabras, y variarlas y aun contraerías valiéndose
muy bien para ello de las figuras de la gramática , y hasta
usar de palabras apartadas de la costumbre y estrañas, á lo
cual hadado ocasión la fantasía, que es la que forma estilo
y elocución poética, tomando su forma de la conversación
y trato plebeyo.
P. Qué es estilo poético?
E. Es aquel que no solo en las palabras, en los epítetos
frases, construcciones y conexiones, sino también en toda
la construcción discrepa del estilo de la propia.
P. Qué es epíteto?
E. Es un adjunto que se acomoda á algún sugeto con la
idea de calificarlo, adornarlo y engrandecerlo ; y aunque no
sea siempre preciso, los poetas lo aplican por adorno, y en
este sentido les agradan hasta los epítetos ociosos , aunque
atendida la calidad de lá poesía no suelen serlo los que se
presentan al sentido, tal como en Horacio (Epod. 2.): Tur-
DE LA ELOCUCION.
LIBRO 1.
38
dis edacibus(..°:&.0'} Dulcí melis favoque liquorc lucet. Am­
biciosa colas attonilus ignis (Marc. Epigr. 8. v. 29.).
P. Usan los poetas ademas de otras locuciones?
R. Se valen de los sustantivos y de otras figuras muy
atrevidas, de tal modo que en muchas ocasiones hay suma
dificultad para interpretarlas, y sobre todo usan de la me-
talépsis, v. g. (Virg. lib. 8):
Iter in altum celerant rumore secundo.
Y en el mismo también se encuentra una metalépsis du­
rísima cual es rumor por murmure-, murmur fluviale, por
ipso fluvio.
También suelen valerse los poetas en sus construcciones
de los grecismos, usando del nominativo por vocativo, y co­
metiéndolos igualmente en los demas casos propios de la
sintáxis griega y estraños de la latina.
Del mismo modo usan á veces de un adjetivo en lugar de
adverbio por silepsis ó enálage, v. g.: suave rubens hiacyn-
tlius.
Estas trasposiciones deben ejecutarse con elegancia, co­
mo las de los tropos; pero los poetas las juntan de ordinario
á los adjetivos, á los relativos, á los comparativos y á las
semejanzas; así es que jamas usan de ellas los oradores,
v. g. (Virg. Eneid. 4.):
Qiialis ubi hibernam Lyciam, Jantique fluenta
Deserit, ac Delum maternam invisit Apollo
Haud illo segnior ibat Eneas.
P. En qué mas se diferencian los poetas de los oradores?
R. En que los primeros tienen diversas invenciones,
diversa disposición de argumentos, diversa elocución y tam­
bién sus figuras.
CAPITULO XIII.
DE LAS SENTENCIAS Y DE LOS ADAGIOS, DE LOS ELOGIOS
Y AGUDEZAS.
§■ !•
De las sentencias.
P. Qué es sentencia?
R. Es una luz de la oración recogida brevemente en
39
cláusulas v. g.: Obsequium amicos, verilas odium, parit
(Senec.de vitas beatas, cap. 30): Sententiam semper unius
sequi, nonvitteest, sed factionis.
P. Cuantas son las virtudes de la sentencia.
R Tres: 1.a Agudeza. 2.a Rotundez, de modo que tor—
me periodo. Y 3.a que sea sabia; esto es, que abrace algún
precepto, v. g. (Senec. de Benef.): Gratum hominem sem-
per benéñciumdelectat, ingratum semel. .
Pero no deben frecuentarse mucho las sentencias en la
oración porque esta repetición haría que pareciésemos mas
maestros de vivir que tratadores de una cosa cualquiera.
§• »•
Del adagio.
P. Qué es adagio?
R Es un dicho agudo que corre en boca de todos, v. g..-
Camarinammovere: esto es, buscarse algún mal. Fluctusm
simpudo excitare-, alborotarse en cosas de poca monta.
Pero debe observarse que no se mezclen en la oración
adagios frecuentes y oscuros, porque esto se tiene por cosa
pueril y viciosa. §
Del elogio.
P. Oué es elogio?
R. Es una oración breve escrita para memoria y en­
grandecimiento de las cosas, cuya materia versa sobre todo
suceso triste ó alegre, grande ó pequeño, etc. etc.
P. Cuantas son las especies del elogio?
R. Dos: poética y oratoria. La primera es lo mismo que
el epigrama, cuva alabanza se funda en la brevedad y en la
agudeza, y la segunda la que se emplea en esplicar y ador­
nar las cosas.
P. Que locuciones ama?
R. Las figuradas y elegantes, la varia erudición, las alu­
siones á las historias, las sentencias y los epifonemas.
P. Qué estilo requiere?
R. El conciso y los laconismos; y ademas aquellas tigu
ras y formas de decir que proporcionan la brevedad , como
son la zeugma, la elipsis, la disolución; y aprovechan tam­
bién los gerundios, los participios, las figuras armónicas,
40 libro 1.
íal como la similiter cadente la desinente y el compar.
J . ¿Lomo se llama el elogio dirigido á celebrar la memo­
ria de los difuntos?
R. Se llama sepulcral, y se divide en cenotaíio, que quie­
re decir sepulcro vacío, y se pone en inscripción, ó bien en
la mole lunebre, o en los túmulos honorarios; y en epitafio
esto es en sepulcro, en cuyo túmulo se inscribe él verda­
dero elogio, el cual requiere los mayores adornos de locu­
ción por cuanto es mas bien una conmemoración de la vida
que déla sepultura;y el segundodebe convenir á la dignidad
del sepultado, espresar su nombre y apellido, abrazar lacó­
nicamente sus mas insignes empleos y virtudes principales
omitiendo los títulos de honor, como ilustrísimo, reveren­
dísimo, etc., y esplicar igualmente, según costumbre de al­
gunos, la edad, el año, el mes y el dia en que murió.
§• IV.
De la argucia.
P. Qué es argucia?
, R. Es lo mismo que agudeza, juego, gracia ó donaire,
o según Cicerón (Num. 2. Secc. de Oratore): condimento v
sal de todas las conversaciones, y puede definirse un dicho
breve v admirable por alguna especie de novedad.
P. Cuantas especies hay de argucias?
R. Dos: launa seria, grave y morigerada, v. g.: Tam
ommbus ignoscere cruclelitas est quam nulli (Senec. de cle-
menc. lib. 1.). Y la otra jocosa como Cicerón convidado
a cenar por sus dos discípulos en retórica Pansa é Hircio.
dijo: Hirtium et Pansam habeo dicendi discípulos, ccenandi
magistros.
P. Cuantas son las fuentes de las argucias?
R. Varias: primera, los tropos, en especial la alegría:
segunda, las figuras, como la anominacion, v. g.: Aurora
dum diem parit, perit-, dum oritur, moritur. Arte pariter
ac, Marte certandum est, etc. etc.: tercera, los limares in­
trínsecos de la retórica, y cuarta, los extrínsecos, °como la
fama, las escrituras y las historias.
DE LA ELOCUCION. Ì1
§• v.
De las varias clases de símbolos.
P. Qué es símbolo heroico?
R. Símbolo heroico, al cual otros llaman impresia, es
un signo ingenioso tomado de alguna similitud, indicando
por figura y tema un sentido determinado del ánimo.
P. Qué es impresia?
R. Es una metáfora puesta á la vista, ó una semejanza
imperfecta, de la cual solo la primera parte, esto es, la
prótasis se espresa por figura y tema; y la otra, esto es, la
apódosis, se deja al ingenio de los que la miran para que la
deduzcan.
P. Qué es emblema?
R. Es un símbolo generalmente acomodado para formar
los ánimos y las costumbres. Se diferencia del símbolo he­
roico ó de la impresia en que precisamente no quiere tema,
ó lo admite claro, ó abre el sentido á los lectores por medio
de algún epigrama que añade. Admite todas las figuras ver­
daderas, fabulosas, etc., etc., y enseña documentos genera­
les de costumbres, las cuales no convienen al símbolo he­
roico (Véase Alciato).
P. Qué son geroglíficos?
R. Son unos símbolos sagrados, los cuales por medio de
imágenes pintadas dan á entender alguna cosa oculta. Fueron
inventados en vez de letras por los egipcios. No son anima­
dos de inscripción alguna, sino que las mismas imágenes
mudas tienen su propia significación, aunque recóndita, bien
sea por beneplácito de los hombres, como el olivo para de­
notar la paz, y el laurel por la doctrina; ó bien por la mis­
ma naturaleza de la cosa, como el gallo para denotar la vi­
gilancia.
Las insignias de la nobleza fueron unas figuras de los an­
tepasados, ó unas imágenes humanas hechas de cera ú otra
materia, y guardadas en los atrios para conservar la memo­
ria de las glorias de los mayores. A estas sucedieron los
símbolos gentilicios, que llamamos escudos de armas, los
cuales por medio de varias figuras y colores distinguen las
familias. El numisma ó medalla se diferencia del dinero, en
queeste circula en el comercio, y las medallas son unos me­
tales sellados para denotar la escelencia de los varones y lo
ilustre de sus hazañas; los cuales representan por un lado
la efigie del varón, en cuyo honor se graban, y por el otro
DE LA ELOCUCION.
LIBRO I.
42
la inscripción, las figuras, ó los símbolos.
CAPITULO XIV.
DE LA CONCINIDAD DE LOS PERIODOS.
§1.
Del periodo, del miembro y del inciso.
P. Qué es concinidad de la oración?
R. La que traba y une la oración en justos periodos y
en una medida hermosa.
P. Qué cosa es periodo?
II. Es la continuación de la oración que abraza en su
rodeo ó círculo una perfecta y absoluta sentencia.
P. Cuantas son las leyes del periodo?
R. Dos: la primera, que debe constar de cierto rodeo ó
circuito, el cual si falta, de periodo se hace proposición ló­
gica, v. g.: Marco Fabro, viro optimo, et homine doctissimo
familiarissimé utor (Cic. Fam. 2. 14.): es periodo. Si se
quita el rodeo, esto es, las palabras viro optimo et homine
doctissimo, será una proposición lógica, y por consiguiente
no habrá periodo.
La segunda es que todo periodo se estienda de tal suerte
que no se perciba el sentido sino cuando se halle perfeccio­
nada y acabada la sentencia; porque el principio pende del
fin, y este, como por cierto rodeo, redondez ó torneo, se
vuelve al principio, v. g., cuando Salustio dice (Bell. Ju-
gurth. cap. 10.): Concordia parva; res crescunt, discordia
máxime dilabuntur. Aquí hay dos miembros, los cuales no
constituyen periodo, porque cada uno se estiende separada­
mente; pero lo habría si de estos miembros del mismo pe­
riodo se hiciese un sentido pendiente en esta forma: Qwm-
madmodum concordia pareceres crescunt-, itadiscordia etiam
maximx dilabuntur.
P. Cuantas son las partes del periodo?
R. Dos: miembro ó colon, inciso ó coma. El primero
es la mayor parte del periodo que comprende una sentencia
entera, aunque pendiente dentro del mismo periodo, v. g.:
43
Quemadmodum concordia parvee res crescunt: ita discordia
etiam maximte dilabuntur. En este periodo se hallan dos
miembros, y el uno y el otro, según se deja ver, declaran un
sentido pendiente: los cuales sin embargo, fuera de periodo,
cada uno de los dos deja perfecto su sentido, v. g.: Concor­
dia parvee res crescunt, discordia res màxima} dilabuntur.
El miembro tiene ó es de dos géneros, á saber: el uno
simple sin ninguna distinción de vicios, v. g.: Quid fanam
pro luis in memeritis? (Cic. pro Milon.) Y el otro distinguido
por incisos, v. g.: Multum in agro, locisque desertis, au­
dacia potest. . . ,
La segunda parte del periodo, inciso o coma, es la parte
menor del mismo, la cual constando de pocas palabras com­
prende dentro de sí misma una imperfecta sentencia, v. g.:
Erectus maximi, ac pulcherrimi facti conscientia, nihil de
suo casu, multa de nostro quxrebatur (Cic. Philip. 1.a §. 4.).
En cuyo ejemplo se hallan cuatro incisos, un solo miembro
y un solo periodo.
Debe advertirse que el inciso puede perfeccionar el sen­
tido fuera del periodo como en este ejemplo: Nequid ni-
mis, esto es, se ha de guardar modo en todas las cosas.
§• «
De la división de los periodos en simples y compuestos:
P. Cuantos géneros hay de periodos?
R. Dos: simple y compuesto. El primero es aquel cuyo
circuito consta de un solo miembro ó colon, por lo cual se
llama monòcolo, v. g.: Epistolam tuam quam accepi á Lu­
cio Aruntio, conscidi innocentem (Cic. Epist. Fam. 7.). Pe­
ro si dijese sin rodeo: Epistolam tuam conscidi, no seria
periodo, sino proposición lógica.
Y el segundo compuesto, es aquel que consta de muchos
miembros, y tiene dos partes, de las cuales la una se llama
protasis ó antecedente, y la otra apodosis o consiguiente.
P. Cuantas son las especies del periodo compuesto?
R. Son tres las mas frecuentes, á saber: la primera se
llama bimembre, en griego dícolos: la segunda, trimembre,
en griego tricólos: y la tercera, cuadrimembre, en griego
letrácoios. Por lo dicho, si el periodo no tiene menos de dos
miembros, ni mas de cuatro, merecerá alabanza; y así se
pondrán á continuación algunos ejemplos para aclarar cuan­
to queda referido.
DE LA ELOCUCION. 45
44 LIBRO I.
§• HI-
Del periodo bimembre.
P. Qué es periodo bimembre?
K. Es aquel qué consta de una prótasis ó una apódosis
ummembre, ó una condición, ó un contrario, ó una compa­
ración, o alguna otra cosa de este género; y se forma con
facilidad, si á una proposición lógica se añade cualquiera de
las cosas referidas. Así, pups, si la causa ó la etiologia da la
protasis, la misma proposición dará la apódosis, v. g.; Mit­
to tibi librum promissum: si se añade la causa ó la razón
nacerá de aquí un periodo bimembre, cual es el que se ha-
a en Plinio (Epist. 1.a lib. l.°): Quia tardiorem adventum
tuum prospicio-, librum quam prioribus epistolis promisseram
exhibeo.
A este tenor la proposición lógica: Multas ob causas Ro­
ma’ me esse opto: añadiendo la razón, se mudará fácilmente
en este periodo bimembre (Cic. epist. ad divers. 15.): Má­
xime mihi fuit optatum, Romee esse tecum, multas ob cau-
sas, sed precipué, ut et in petendo, et gerendo consulatu,
meum tibi debitum studium, perspicere possis.
Si se añade una condición nacerá un periodo condicional
como este (Cic. Epist. ad divers. 6. 17.): Si mihi tecum,
non multce et tustee causee amicitiae., privatim essent: repe­
terem initia amicitia; ex parentibus nostris.
Lo mismo sucede si se añaden contrarios, comparaciones,
P. Qué fórmulas hay para enlazar otra por los periodos?
K. La misma naturaleza del asunto las suministra y
son por lo común varias partículas, las cuales hacen que los
periodos sean causales, condicionales, contrarios, compara­
tivos, concesivos, disyuntivos, copulativos, etc., comen­
zando el periodo en los causales por cum, quia, quoniam,
quando, quidem, y también por si: en los condicionales por
si, modo, dummodo: en los contrarios por cum, ó sin cone­
xión comenzando inmediatamente por la misma cosa: en los
comparativos por quod, si, quemadmodum, sicuti, etc.: en
los concesivos por etsi, tametsi, ut, utut, equidem, quidem:
en los disyuntivos por aut, vel, etc.: en los copulativos por
et, cum, siguiendo et tum, non tantum, non modo, y luego,
verum etiam, etc., etc.
§• iv.
Del, periodo trimembre.
P. Oue es periodo trimembre y como se forma?
R Es el que consta de tres miembros, y se forma du
plicando la protasis 6 la apodosis dei periodo de dos miem­
bros, y en consecuencia de esto se pueden liacer tantos pe­
riodos trimembres cuantos fueren los bimembres.
Sirva de eiemplo el periodo bimembre condicional que se
puso antes: Si mihi tecum, non multa, et justce causce ami­
citia!, privatim essent: repeterem initia amicitice, ex pa­
Duplicada la protasis resultara un periodo trimembre en
esta forma: Si mihi tecum, non multce, et justce causce ami-
citice, privatim essent; neque jam, ab ineunte adolescentia,
complura inter nos mutua officia existissent: repeterem mi­
tia amicitiae ex parentibus nostris.
O duplicada la apodosis: Si mihi tecum, non multce, et
iustae causui amicitice privatim essent: repeterem causas ami­
citia: nostree aparentibus nostris, inter quos magna semper,
atque arcta, familiaritas intercessit.
flay tambien periodos trimembres causales, adversativos,
comparativos, etc., etc. y se forman por las mismas parti­
culas que los bimembres.
§■ v.
Del periodo cuadrimembre.
P. Cual es el periodo cuadrimembre?
R El que consta de cuatro miembros, según lo demues­
tra su mismo nombre, de los cuales dos se refieren por lo
común á la prótasis, y los otros dos a la apodosis, v. g., el
siguiente ejemplo de Cicerón (pro Aul. Csecin.), el cual com­
para entre sí estas proposiciones, añadiendo la razón de
crepancia entre los dos miembros opuestos, y sacando un
PGAmím./Cíccinna cessit in vi facienda audacia’ Sexti SEbu-
tii, non autem in causa, eiusdem cedet impudentuv.
Razona
Non enim in foro tantum valet impudentia, quantum in
aqro, locisque desertis, audacia.
Su estension en periodo quadrimembre es esta:
DÉ LA ELOCUCION.
LIBRO I.
46
Si quantum in agro, locisque desertis, audacia potest tan­
tum inforo, atque judiciis, impudentia valeret: non minus
in causa, cederet Aulus Ciecinna, Sextii AEbutii impuden-
ticc, quantum in vi facienda cessit audacia’.
Usando del mismo ejemplo se podia decir.
Si quantum in efringendis carceribus astutia potest, tan­
tum ad effugiendum furcam, audacia valeret: non .minús
jam hic fur carnifices deluderet audacia, quam lictoribus
olim ’illusit astutia.
En algunas ocasiones suelen hallarse entre los oradores
periodos de mas de cuatro miembros, que se llaman perio-
dicon, pero son tenidos por viciosos. Sea ejemplo el siguien­
te de Cicerón (pro Tito Annio Milone): Etsi vereor, Judices,
ne turpe sit, pro fortissimo viro dicere, incipientem, time­
re, minimeque deceat cum T. Annius Alilo, ipse magis de
Reipublicce salute, quam de suapertubetur, me ad ejus cau­
sam parem animi magnitudinem aferre non posse: tamen,
hxcnoviijudicii nova forma terret oculos qui, quocumque
inciderint, veterem consuetudinem fori, et pristinum mo­
rem judiciorum, requirunt.
P. ¿Cuando se acumulan mas miembros de los que puede
pronunciar el hombre mas robusto en una sola alentada, có­
mo se llama?
R. Se llama entonces tésis y pneumático, que quiere
decir: periodo el mas difuso de todos. Pero siempre es vi­
ciosa semejante especie de periodos.
Sea ejemplo de esto (Cic. pro Rose.): Rogat, oratque te,
Crisógone, Roscius; si nihil de patriis fortunis amplissimis
in suam rem convertit: si nulla in re te fraudavit: si tibi
optima fide sua omnia concessit, adnumeravit, appendit: si
vestitum quo ipse tectus erat, annulumque de digito suum
tibi tradidit', si ex omnibus rebus, se ipsum nudum, neque
preterea quidquam excepit: ut sibi per te liceat innocenti
amicorum opibus, vitam in egestate degere.
P. Qué cosa es decir periódicamente ó por circuito?
R. Es tejer la oración con periodos.
P. Qué cosa es decir corriente, ó sueltamente?
R. Es entretejer la oración con incisos ó miembros, y
puede servir de ejemplo para esto Cicerón (post reditum in
Senatum): Cum hoc homine, aut cum stipite ccthiope, si in
foro constitisses, nihil crederes interesse: sine sensu, sine
sapore, elinguem, tardum, inhumanum, neglectum Cappado­
cem, modo abreptum de grege venalium diceres.
Y de miembros el mismo Cicerón (ad Quintum fratrem
47
lib. 3. cap. 9.): Pomponius abest; Appius misset', Hirtius
parat, mulli intercessores numerantur: populus non curat:
principes nolunt: ego quiesco.
P. Cuando debe hacerse uso de los periodos?
R. Quintiliano dice que deben usarse principalmente en
los exordios, en los lugares comunes, en las amplificaciones
y en los epílogos.
P. ¿Cuando debemos valernos de los incisos en los miem­
bros? ,, . . .
R. En los diálogos, en las cartas a los amigos y princi­
palmente en las narraciones, si queremos referir lo que lia
sucedido en un breve espacio de tiempo: debiendo advertir­
se que aquella oración, en la cual se mezclan con los perio­
dos algunos incisos y miembros, será mas elegante, porque
con esta variedad se quita el fastidio a los oyentes, y la ora­
ción tiene mas belleza y hermosura.
P. Hay algún otro periodo mas bello?
R. El redondo ó cuadrado, que es aquel que consta de
cuatro miembros dispuestos de tal modo que los primeros
se puedan anteponer á los últimos y vice-versa, sin perjui­
cio del sentido, siendo el mismo por cualquiera parte que se
mire, v. g. (Cic. pro Aul. Csecin l.°): Si quantum magro
locisque desertis audacia potest, tantum in foro atque inju­
diciis, impudentia valeret: non minus nunc in causa cede­
ret Aul. Ccecin. Sextii ¿Ebutii impudente quantum in vi
facienda cessit audatite. .
En algunas ocasiones suele invertirse el orden poniendo
primero la apódosis y despues la prótasis, v. g. (Cic. pro
Mil.). Negant intuere lucem esse fas ei, qui a se homi­
nem occisum esse fateatur. . , c ■ ■
Del mismo modo puede añadirse algún miembro ó inciso
á la prótasis ó á la apódosis, el cual quitado, queda entero el
sentido, v. g. (Cic. in Verrin. 5.): Si potest ista pecunia
sine aratorum numero detrahi: habeat hoc populus Roma­
nus preesertim in tantis cerarii angustiis.
Por último, debe guardarse en los periodos la puntuación
siguiente: al fin de la prótasis se ponen dos puntos, y á la
conclusión del periodo un punto. Si los demas miembros
constan de proposiciones enteras se pone coma, y si taita
al"o para perfeccionar la proposición se usará el semi-colon,
ó punto y coma, según es de ver en los ejemplos anteceden­
tes,
48 LIBRO I.
CAPITULO XV.
DE LA ELEGANCIA Y DEL NUMERO ORATORIO.
§• I-
Da la elegancia.
P. Qué es elegancia?
R. Es cierta gracia y belleza tomada de la elección de
las palabras, y del número y colocación de ellas: siendo la
concinidad sil parte mas principal.
P. ¿Cuantas reglas esenciales deben observarse en el or­
den y colocación de las palabras?
R. Cuatro: la primera, que las cosas que dependen de
otras se coloquen primero, y despues aquellas de las cuales
dependían las primeras, v. g. (Cic. de orat. cap. I.0): Cogi­
tanti milii scepe numero, et memoria vetera repetenti, per­
beati fuisse, Quinti frater,.illi videri solent, qui in optima
República, quum et honoribus, et rerum gestarum gloria
maxime florerent, cum vitee cursum tenere potuerint, ut vel
in negotio, sine periculo, vel in otio, cum dignitate, esse
possent.
La segunda, que las palabras mas tardas se moderen de
tal suerte con las aceleradas, que si no se ha de espresar
una famosa grandeza y gozo, ó bajeza y tristeza, los perio­
dos concluyan con armonía en sílabas largas precediéndoles
otras breves, v. g. (Cic. pro Domo. Cap. 23.'): Audieram et
legeram clarissimos nostree civitatis viros se in medios hos­
tes ad perspicuam mortem pro salute exercitus injecisse: ego,
pro salute Reipublicte, universa dubitarem.
La tercera, se reduce á observar cierta variedad de tal
modo que unas veces concluya la oración en nombres, otras
en verbos, y algunas en otras voces, para que así la seme­
janza no cause fastidio, ó se demuestre artificio, v. g.. Cic.
in Catil. Cap. 2.): Cupio P. C. me esse clementem cupio, in
tantis Reipublicce periculis, non dissolutum videri: sed jam
me ipsum ineptite, nequiticeque condemno: castra sunt in
Italiam contra Rempublicam in Etrurice faucibus collocata.
La cuarta es que se guarde un orden, de tal suerte que
se coloquen las mismas palabras, si no todas, al menos la
mayor parte, del mismo modo con que los significados de
ellas se presentan al ánimo del que las piensa, v. g. (Cic.
DE ¿A ELOCUCION. 49
proMilon. cap. 26.): Vide qudm sitvaria vita; commutabi-
lisque raigo, quam vaga vólubilisque fortuna; quantu: infide-
íitates in amicis, qudmad'ftempus aptffl simulationes.
ob fioieoa rnpBGiew;
Del número oratorio.
P. Qué es número oratorio?
R. Es aquella armonía suave que proviene de una idónea
conexión de las palabras, v. g.: Abesse non potest, quin ejus-
dem.hominis sit probos improbare, quin ímprobos probet. Se
habla ciertamente en latin, pero con poco número. Mas co­
locadas las mismas palabras con mayor concinidad hace
Cicerón un periodo numeroso en esta forma: Abesse non po­
test, quin ejusdemhominis sit, quin improbos probet, probos
improbare.
P. Qué se debe observar en el número oratorio?
R. Se ha de atender, según Cicerón, al oido, el cual en
la prosa juzga á su modo, y no ejj,.,el rigor métrico, de la
magnitud ó brevedad, y déla velocidad ó tardanza de los
pies; fástídianfio'siempre la oraepon áspera y apartada de
toda ley, recreándose'al contrario con ,una llena v, suaviza­
da con un sonido grato: sin embargo, los periodos conclu­
yen elegantemente y cón número en pie dichóreo, como:
Audeamus: en antipesto, ó en jambo, ó choreo, como:
Amavere: y en peón tercero, como Vigilate. Pero en el
principio y en el medio de los periodos podrán mezclarse
los pies largos y los breves, aunque los principios comien­
zan mejor por los largos; mas* en todo conviene siempre
imitar los autores de mejor nota.
D'ebé evitarse todo concurso de letra áspera, como; Duxit
Xerxes exefcitum. Y la frecuencia abierta de las vocales,
como: Arma Áléxandri invicta-, . .
Igualmente sé ha de evitar que la oración no incline á
metro, ó comience ó acabe en verso, y que huya de toda
semejanza de este.
P. En qué se diferencia el número oratorio del poético?
R. Al número oratorio le llaman los griegos rhythmo,
y al poético metro, y se diferencian: l.° en que la oración
suelta ó la prosa consta de especie de tiempos, y el metro
de espacio de tiempos y de orden: 2.° en que la oración
suelta no consta toda de números, sino que se aproxima á
ellos; y el metro todo se compone de números: 3.° en que
SO LIBRO I.
en el verso siempre hay un curso cierto de pies, y en la
prosa incierto; 4,° en que. en la prosa el sonido ó armonia
que nace de la medida de los pies, debe estar tan ocultó co­
mo posibleseá, y én el mètro debe estar patente.
Y creemos baste todo lo dicho hasta aquí acerca de la
concinidad.
■mm as oui,!
in (dimmi; a/í
510 i
CAPITULO XVI.
» aafcaoK:.s.r .SbtosIéi
Bonobi Bfmobofis
SWMÇ ,V,9tor
OE I.A CONGRUENCIA DE LA ELOCUCION Ó DE LOS TRES
CARACTERES DÉ DÉCIR, ATENDIDA LA CUALIDAD DE LA
oyr.il Dfipmiouoo l'ÓRACÍb'sf.W|
-oq iiosí,w»t ¡Bfirml |J89 os obotdh»« qbon?g no poioqiO
iodo'Ui <5< " § I
, De l'á'i'ánnruencia, carácter, ele.
na fimo la .ohm Id ,flOT»iJ ¡nogoa '7dlRtSJfeW*8n 9C
P. Qué es congruencia?
R. Congruencia, carácter, estilo ó género de decir, es
la conformidad de la dicción con las cosas y personas, cu­
yos caractères, atendida la cualidad de la oración son tres,
á saber: sublime, mediano y tenue.
¡orno') : 'lio ■'!<; Í19 OI •?:.
:<»«(!•■ ¡ í«r¡i .» •
■ YÓi
! , Del carácter sublime.
san;
-nói
P. Qué es carácter sublime?
R. Carácter sublime, llamado también ámplio, enérgico,
sumo, es aquel que trata argumentos magníficos con un gé­
nero magnífico de elocución y comprensión de palabras.
P. En qué se funda esta magnificencia?
R. En lás sentencias, en la locución, y.en la construc­
ción de las palabras.
P. Cuales serán materias, magníficas?
R. Los hechos dé los reyes, el bién común de la patria,
la gloria del reino, las victorias ó hazañas de los hombres
grandes, etc. etc.;
P. Qué sentencias hacen el carácter magnífico?
R. Las graves y agudas.
P. Como se hace Ja locución sublimé?
oiipno °.fe :aoT9num 9b anoomoa 9a oboj OTrafli lu.y moilo
DE LA ELOCUCION. 51
R. Por medio de los tropos y de las figuras usando de
todo prudentemente. .
P. ¿Como se hace la construcción ó composición magní­
fica?
R.. Por medio de un número mas grave y de una colo­
cación de palabras conveniente á este estilo, lo cual se con­
sigue observando aptamente las leyes del número, del órden,
de las palabras, y de los periodos.
P. Qué cosas se tratan con este estilo de decir?
R. Las grandes y las causas mas,graves: debiendo ad­
vertir que á este estilo se opone el frío como vicioso, el cual
consiste: l.° si las sentencias son demasiado hiperbólicas ó
hinchadas, ó si se halla en las cosas pequeñas como en las
mas grandes. 2.° si se hace abuso de voces estrañas y de
epítetos que no vienen al caso, como: sudor húmedo. 3.° y
hace también fría la forma de la composición, si esta se ha­
lla destituida de número, ó es demasiado numerosa , como
cuando se ponen versos manifiestos.
§• ni-
Del carácter mediano.
P. Qué es carácter mediano?
' R. Carácter mediano, medio ó temperado es aquel que
trata los argumentos de su clase con un género mediano de
elocución: es mas copioso y algo mas enérgico que el esti­
lo tenue, pero inferior al sublime.
P. Qué cualidades tiene?
IL El correr con uniformidad en el discurso, diciendo
con facilidad é igualdad, y distinguiendo toda la oración con
adornos medianos de palabras y de sentencias; usando tam­
bién de frecuentes traslaciones de figuras agradables y de
la mas apta composición.
P. A qué se dirige?
R. A deleitar, y en este sentido es idóneo para las fa-
cultadespreceptivas, para las disputas eruditas, para las his­
torias y para las causas medianas; y por eso ha usado de
él Cicerón pro lege Manilia, pro Arch. Poeta y en otras
obras suyas.
P. Qué contrariedades tiene este estilo?
R. A este estilo es contraria la fama fluctuante, desigual
ó disuelta, la cual acaece cuando alguno por ignorancia ó
poco juicio mezcla lo impuro ó disparatado con lo elegante
52 LIBRO I.
y arreglado, lo
ob ouiijGHh . i
-ingisHi noioiaoqm
desaliñado con lo mas adornado.
§IV.
Del. carácter tenue.
-oioo Bfííi ob y o/cig scftí o'iOflinn un oh
P, Qué es carácter tenue?
R. Carácter tenue, agudo, humilde ó bajó es aquel que
trata materias humildes con un género humilde de adornos
y de elbhúciones.
P. Dé qué estilo Usa?
R. Del puro, claro, probable y agudo, pero llano: solo
admitb las metáforas y figuras familiares y más conocidas,
réiisatidó las atrevidas y de mas brillo. A esté carácter le
hace vicioso el estilo seco ó árido, es decir, el que no con-
tiéiie rnnguhós adornós, ó aquel que al tratar de alguna co­
sa grande iisa de periodos truncados en su última parte,
i'i "'! . B8039flH»fl obai8£m9H 89 O ^OTOfflUfl 90 BUIIMISSOD BU
CAPITULO XVII.
DE LOS CARACTERES DE DECIR ATENDIDA LA CANTIDAD DE LA
ORACION.
oh oncibóm 0T9U05 un íc'? íí; oo ?O3i
§.L
División de los caracteres en cuanto á la cantidad de la
oración.
aoqn ikjbto isf dbtít • . ■ ■
P. Qué es cantidad de la oración?
R. Es la mayor ó menor brevédadó estension de un dis­
curso.
P. ¿Cuantos son los caractères de decir en cuanto á la
cantidad?
R. Cuatro: lacónico, ático, rodio y asiático.
El priinéro, llamado asi de la ciudad de Lacedemonia, es
aquel en el cual con pocas palabras se entienden muchas
cosas; y se acomoda mucho á los adagios, proverbios ó sen­
tencias, como difficiliá qute pulchrá: á veces también se adap ­
ta á las conversaciones familiares.
El segundo, denominado ático por la ciudad de Atenas, es
do oí non ñbjsJBTBqain o oiitqnn ol Binxoin oidib) oooq
DE LA ELOCUCION.
DE LA ELOCUCION. 53
aquel en el cual se profieren muchas ideas en pocas y claras
palabras y con razones urgentes, siendo sus virtudes la bre­
vedad y la agudeza elegantes, y de este género han usado
Jenofonte, Aristófanes, Cicerón en las epístolas de Atico, y
Salustio en sus historias. , À, , 1
El tercero, llamado rodio de la ciudad de Rodas, ma$
breve que el asiático y mas estenso que el atico, es aquel
que constando de medianía guarda cierta semejanza entre las
palabras y las ideas: tal es por lo común el estilo de Cayo
César y el de Tito Livio. ¡ .
El cuarto, denominado asiático por procedep del Asia, es
aquel que espresa pocas ideas en muchas palabras; de suerte
que si se quita la verbosidad nada queda que paryzça digno
de admiración. !:b
Sea ejemplo de estos estilos la siguiente proposición,;, pro­
nunciada lacónicamente
Studia optimarum artium perpetuó nobis prosunt.
Esta misma la espresa así Plinio en estilo ático (Epist.
7. 3.): Reliqua rerum tuarum post te al,um, atque alium,
dominum sortientur; hoc numquam tuum dessinet esse , si,
semel cceperit. , ..
Y será estilo rodio si se espresa en esta format , .
Cum reliquarum rerumomnium non admodum sjt, diufur-.
na possesio; sola optimarum artium studia omnium tempo­
rum ac locorum esse consciuntur. _ , : ' i u' '■
La misma proposición la estiende Cicerón (pro Arch.
poet. cap. 7.j en estilo asiático de este modo:
Nam cestera} res, neque temporum sunt, neque ¡etatum om-,
nium, neque locorum. Hibc studia qdolescentiapi-ylunt, se- ¡,
nectutem oblectant, secundas res ornant, adyersissalnjium, .
ac perfugium prccbent, delectant domi, non impediunt foris?
pernoctant nobisçum, peregrinantur,, et rpsticapiur.. .:
Resta solo manifestar que-en el uso de estos .esjilos cada
uno deberá seguir su ingenio,y naturaleza, pues unos se in­
clinarán al copioso y estenso de Cicerón, otros, al conciso
y breve de Plinio, y otros al medio de Cornelio Nepote. Por
ío común los jóvenes, gustan de la redundancia en [f ora­
ción, mas los hombres ya formados suelen acppnodarse me­
jor al estilo ático ó bien al rodio. di o
i'.',} •
ni unì Bsslted ob oiaoqeo
nozo Í9 cmoa ,89-hcq er>l
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Elementos de retorica

  • 2.
  • 3.
  • 5. INSTITUCIONES ORATORIAS, «stbactadas de Cicerón y Quintiliano, con algunas adiciones tomadas de Vossio, Heinecio, Gesnero y otros autores, REDUCIDAS Á UNOS BREVES ELEMENTOS DE RETORICA. OBRA ESCRITA ESPRESASIENTE PARA LOS SUSCRITORES AL DICCIONARIO General de D. José Caballero, POR UN REDACTOR DEL MISMO. MADRID.-1850. Imprenta de la V. de Domingtiec, calle de llortalez» nvm. 67.
  • 6. Esta obra es propiedad de la señora Viuda de Domínguez y Compañía, editores, los cuales perseguirán ante la ley al que la reimprima, sin sus consentimientos. o Es la Retórica un arte que en todos tiempos lia sido cultivado por la porción mas ilustrada de los diferentes pueblos que han dejado en el mundo una señal de civi­ lización. Pueden distinguirse unos de otros los hom­ bres por sus maneras, por sus costumbres y sobre todo por el modo de espresarse y dar colorido á los pensa­ mientos que enuncian, revistiéndolos de ese carácter que tanto realce da á la inteligencia, que le comunica, por decirlo así, una segunda vida y que hace á veces de un individuo un ser estraordinario de cuya palabra penden las voluntades de una multitud entera. Sabidos son de todos, los triunfos que desde las épo­ cas mas remotas obtuvo la elocuencia y cuan distingui­ dos entre sus contemporáneos aparecieron los que sa­ bían usar oportunamente de la palabra é imprimir á su voz toda clase de afectos para comunicarlos á los oyen­ tes. Fue esto al principio patrimenio de algunos seres privilegiados á quienes la naturaleza había dado la po­ testad de dominar á los demas por su sobresaliente mo­ do de decir; pero lo que habia sido hijo de un don na-
  • 7. VI PRÓLOGO, turai no tardó en entrar en la esfera de la observación, reconociéndose que podían establecerse reglas y prin­ cipios, con cuyo estudio podía un hombre de mediana disposición formar su gusto, apreciar lo bueno y lo malo én el arte de hablar y saber escoger los mejores medios de persuadir, de refutar, de conseguir con la palabra que las voluntades de otros se inclinasen á esta ó la otra opinion, á este ó el otro acto ú objeto. Se for­ mó, pues, un arte que tomó el nombre de Retórica, y que como hemos dicho fue cultivado por lo mas ilustra­ do de las naciones. Las reglas que establecieron los primeros autores, como Longinos, Quintiliano, Cicerón y otros, han va­ riado poco desde entonces; verdad es que el buen gusto ha desterrado ya muchas cosas á que los antiguos, por temor de dejar algo por enseñar, se hahian estendido; pero los fundamentos del arte, los grandes principios son y serán siempre invariables. Por eso, al escribir el presente tratato, mas bien hemos atendido con predi­ lección á los autores autiguos, porque lo tienen todo, y creemos que tan útil es conocer lo que de cuanto ellos enseñaron ha quedado, como lo que ya no se menciona en las obras modernas. Así pueden los lectores formar idea de todo, asi pueden juzgar de las cosas con arre­ glo á los preceptores de la antigüedad, y á los de los tiempos actuales, puesto que estos nada han añadido á las reglas, nada han innovado, no haciendo mas que suprimir lo supèrfluo, metodizar lo restante y añadir observaciones y ejemplos sobre escritores mas moder­ nos, aunque siempre con sujeción á los mismos funda­ mentos. Como nos han servido de guia los grandes retóricos de la antigüedad, hemos aducido los mismos ejemplos PRÓLOGO. VII que ellos presentaron en sus escritos, pero de modo que no por eso deje de conocer las reglas, el que igno­ re la lengua latina. El que se halle en este caso, apren­ derá tan solo las definiciones que es lo esencial, puesto que los ejemplos solo se aplican con arreglo á lo que en ellas se dice. Hemos presentado este tratado bajo la forma de no­ ciones elementales dispuestas por preguntas y respues­ tas, método que nos parece el mas adecuado para los lectores á quienes ofrecemos nuestras Instituciones ora­ torias. No es un tratado profundo el que hemos escrito, no es una obra magistral destinada precisamente á crear oradores, sino una reunión de preceptos que sirvan pa­ ra fijar el buen gusto, para que cada uno sepa juzgar de lo que lee y de lo que oye, para que se tengan pre­ sentes con facilidad las observaciones de los grandes retóricos, y se sepa distinguir el lenguage culto del que no lo es. En el decir bien se conoce la diferencia de educación entre los hombres; por eso creemos que esta reunión corta de nociones puede servir de utilidad á todo el que se comunica con sus semejantes, á todo el que tiene, como solemos decir, trato social, y á todo el que sin querer penetrar en estudios profundos, quiere saber si lo que dice está bien dicho, si lo que lee está bien es­ crito, ó al menos como se llama este ó el otro modo de espresar un pensamiento, esta ó la otra ficción orato­ ria, este ó el otro aspecto figurado con que.se presenta una frase y estas ó las otras circunstancias de una des­ cripción, de un discurso, etc., etc. Como nuestro ob­ jeto no se encamina mas que á esto, como escribimos no precisamente para los sabios sino para el público en
  • 8. VIII PRÓLOGO, general y para los hombres de mundo, hemos trazado una esfera á nuestro trabajo, de la cual no podíamos salir, sin haber fatigado la imaginación délos lectores, ó sin haberlos retraído de hojear un voluminoso libro, todo él lleno de preceptos, áridos de por sí, aunque ameno es el objeto sobre que se fundan. Otra ventaja tiene la forma bajo la cual presentamos estas instituciones, á saber la (le poder servir de ins­ trucción á la juventud, preparándola por medio de un estudio breve á mayores investigaciones. Sin abrigar pues la pretensión de haber hecho una grande obra literaria, creemos que este libro será de alguna utilidad, y esto mas que todo es lo que hemos tenido presente al escribirlo. INSTITUCIONES ORATORIAS. EIRRO PRIMERO. DE LA ELOCUCION. CAPITULO 1. RAZON Y DISTRIBUCION DE LA ORRA. P. Qué es lo primero en el hombre? R. Pensar é inventar, y espresar con palabras los pen­ samientos ó lo que se ha inventado; no obstante, cuando se trata de instruir en la retórica al joven gramático, creemos ser muy conforme al orden natural el instruirlo: Primero en la elocución, á la cual llaman algunos frase, esto es, estilo ó género de decir mas adornado; después en la invención', en tercer lugar en la disposición', en cuarto en la memoria, pronunciación y gesto; en quinto en los varios géneros de causas ú oraciones, y en sesto y último en los diversos ejer­ cicios en el arte retórica: todo lo cual abrazaremos en seis libros, esplicando en ellos por su orden lo que convenga á cada parte de la presente distribución. P. Qué es retórica? R. Es el arte de decir bien; esto es, de manifestar nues­ tros pensamientos con mayor adorno y elocuencia para me­ jor persuadir lo que nos proponemos; y este es el fin de la retórica, y el objeto, trabajo é intención del retórico; por lo cual, volviendo á lo propuesto, esplicaremos en este libro los tropos y figuras, y después los demas géneros de decir pertenecientes á la elocución.
  • 9. DE LA ELOCUCION. 3 2 LIBRO I. CAPITOLO II. DE ItOS TEOSOS. P. Qué es tropo? R. Es una mudanza de una palabra ú oración de una sig­ nificación propia en otra estraña, hecha con cierta virtud, la cual sucede cuando se trasladan las palabras de signifi­ car aquellas cosas que convienen á otras, á las cuales no convienen, guardando en ello cierta virtud y gracia, pro­ porción y conveniencia. P. Cuántos géneros hay de tropos? R. Dos: uno de palabra ó dicción sola, y otro de dis­ curso ú oración. P. Cuántos son los primeros? R. Siete; á saber; metáfora, sinédoque, metonimia, an­ tonomasia, onomatopeya, catacresis y metalépsis. P. Cuáles son los de oración? R. Tres: alegoría, perífrasis é hipérbole. CAPITULO III. §1 De la metáfora. P. Qué es metáfora? R. Metáfora es la traslación de una voz de su propia significación en otra agena, mediando entre las dos cierta semejanza. Este tropo es el mas hermoso y el mas frecuente de to­ dos, concedido al hombre por naturaleza, y frecuentado aun de la gente mas rústica, como se deja ver en todas las es­ pecies de conversaciones plebeyas. P. Cuáles son las causas de la metáfora? R. Dos: la necesidad ó escasez de voz propia y la ele­ gancia. P. Cuáles son metáforas de necesidad? R. Las siguientes: lloran las vides; pies de lacama; bra- sos de la silla; y de elegancia: rie el prado; semblante sere­ no, etc. P. Cuántas son las fuentes de la metáfora. R. Cuatro: la primera cuandose toma una cosa anima­ da por otra animada, como: perro por maldiciente, tortuga por hombre tardo, águila por ingenioso. La segunda cuan­ do se toma una cosa inanimada por otra inanimada, como lluvia de lágrimas por abundancia, esplendor por nobleza. La tercera cuando se toma una cosa animada por otra in- animada, como: risa de los prados por floridez; cabeza del rio por el principio. La cuarta cuando se toma una cosa inanimada por otra animada, como: rio de elocuencia por va- ron elocuente; rayo de la guerra por hombre valeroso; co­ razón de hierro por inexorable. P. Hay ademas otras fuentes de la metáfora? R. Ponen algunos por fuentes de la metáfora los cinco sentidos, como: el olor de santidad, la luz de la repúbli­ ca, la dulzura de la conversación, el sonido de la oración y la aspereza de las palabras. También cuentan otros las artes, como: refrenar los de­ leites, fruto de las ciencias, patria débil, etc.; pero todas pueden reducirse á las cuatro primeras. P. Cuántas son las virtudes de la metáfora? R. Las mas comunes son dos, á saber: la mayor espre- sion ó mayor fuerza de significar, como: hombre encendido en ira se dice con mas energía que si se digese airado; es­ plendor de la oración, las borrascas de los infortunios. P. Cuántos vicios se deben evitar en la metáfora? R. Tres principalmente: el primero es la desemejanza ó desproporción entre las que se trasladan, como en aquella metáfora de Ennio: Caili ingentes fornices; porque debe haber proporción de una cosa á otra, y no la hay entre el cielo y la bóveda, porque el cielo es esférico y la bóveda no. El segundo es la torpeza de dos palabras, como: estiércol de la familia; vómica, ó podre de la república; y el tercero la disminución de significación, como si se llamase al sol vela del mundo, ó pintor de la luz del dia; debiendo decir mejor: lámpara dorada del cielo, y padre de la luz del dia. P. En qué se diferencia la similitud de la traslación? R. En que la similitud compara, v. g.: el hombre es co­ mo la flor del campo; y la metáfora afirma: el hombre es la flor del campo.
  • 10. LIBRO I. DE LA ELOCUCION. §. II. De la sinéd&fjue. P. Qué cosa es sinédoque? R. Es un tropo por el cual de uno se entienden muchos. P. Cuántas son sus especies? R. Ocho: la 1.a cuando se toma el género por la especie, esto es, el todo universal, por la parte sujeta á él, como: eí cuadrúpedo, por el caballo, la criatura, por el hombre. La 2.a cuando se toma la especie por el género, esto es, la parte sujeta al género por el mismo género, como á un todo uni­ versal, como: el Noto, el Austro, ó el Africo por cualquier viento. La 3.a cuando se toma un todo esencial por sola la materia, ó sola la forma, v. g.: Tule.runt fíominwm meum, et nescio ubi posuerunl eum (Joann. c. 20), esto es, el cuerpo de mi Señor Jesús. La 4.a cuando se toma la parte formal ó material por el todo esencial, como el alma, por el hombre; y por lo que mira á la material, la plata ó el oro por el dinero hecho de la plata ó del oro; el hierro ó el ace­ ro por la espada. La 5.a cuando se toma el todo integral por la parte, como en Virgilio: frontemque itjnemque ferebant y Aut Ararim Parthus bibet, aut Germania Tigrim, esto es: narte del agua del Araris ó del Tigris. La 6.a cuando se to­ ma la parte integral por el todo, como: el techo por lo casa, la punta por la espada, la popa por la nave, la cabeza por el hombre, el capitán por el ejército. La 7.a que puede redu­ cirse á la quinta es cuando se pone el plural, que es un todo integral por el singular, como parte suya integral, v. g. (Virgilio,: «Et nos aliquod nomenque decusque gessimus. Y Cicerón contra Pisón: «O stultos Gamillos, curios, etc: Es muy frecuente entre los poetas el decir Ora, colla, peclora, corda, en lugar de ore, colle, pcctore, corde, etc. La 8.a que puede reducirse á la sesta es cuando se toma el singular que es una parte integral por el plural, ó como por su to^o in­ tegral, v. g. (Virg. TEneid. 2): Hostis habet muros ruit alto a culmine Troja: esto es, hostes habent muros. También se toma por sinédoque el número determinado por el indeter­ minado, como, mil veces mil, por muchos mil, por mu­ chos, etc. 5 §. III. De la metonimia. P. Qué es metonimia? R. Es un tropo por el cual se pone un nombre por otro como próximo ó vecino. P. Cuántas son las especies de la metonimia? IL Ocho: la 1.a cuando se pone la causa por el efecto, como.Ceres, por el pan; Saco, por el vino; Minerva, por el ingenio; Marte, por la guerra. La 2.a cuando se pone el au­ tor por sus escritos, como: leo á Platón, en lugar de leo las obras de Platón. La 3.a el efecto por la causa, como: la mal­ dad por el malhechor. La 4.a el continente por el contenido, como: Roma floreció mucho tiempo, por los romanos con­ tenidos en Roma. La 5.a el contenido por el continente, co­ mo: Ucalegon, por la casa de Ucalegon; el vino, por los va­ sos en que se contiene. La 6.a el poseedor por la cosa po­ seída, como: Apud Pompejum coenavi: esto es, en casa de Pompeyo. La 7.a el signo por la cosa significada, como: la palma, por la victoria; la toga, por la paz. Aquí pertenece la posición del antecedente por el consiguiente, ó al contra­ rio. la vuelta de los ganados á las majadas, por la tarde ó la noche. Majoresque cadunt altis de montibus umbral (Virg. Ecclog. 1), esto es, ya se hace tarde. Y el consiguiente por el antecedente, como: el funeral por la muerte. La 8.a cuan­ do se toma el adjunto ó el concreto, por el sujeto ó por el abstracto, ó al contrario,v. gr,: Stratoque super discumbitur ostro (Virg. JEneid. 1), esto es, sobre las pajas teñidas del rojo color de la grana. Lo -mismo es cuando se toman las virtudes ó los vicios, por aquellos en quienes se hallan, co­ mo: el pudor ó la desvergüenza, por el hombre púdico ó desvergonzado; la prudencia, por el prudente, etc., etc. §. IV. De la antonomasia. P. Qué es antonomasia? R. En latín pronominatio, es un tropo por el cual se to­ rna un nombre por otro por cierta escelencia. P. Cuántas son sus especies? R. Cuatro: la 1.a es aquella en que se toma el nombre apelativo por el propio, como: Apóstol, por S. Pablo; Fi-
  • 11. DE LA ELOCEC1ON. 7 LIBRO I. f, lósofo, por Aristóteles; Ciudad, por Roma; Orador, entre los griegos, por Demóstenes, por Cicerón entre los latinos; Poeta, por Homero ó Virgilio. La 2.a en la que se pone el propio por el apelativo, como: Es un Catón, por es un sabio; Es un Nerón, por es un cruel; Está hecho un Iro, por es un pobre; Ha llegado á ser un Creso, por es un rico: Irus erit súbito, qui modo Cresus erat (Ovid. Trist. 3. Eleg. 7.) La 3.a en la que se toma el patronímico ó gentil, por el propio, como: Saturnia, por Juno; Dedalides, por Icaro; Arpiño, por Cicerón. La 4.a en la que se toma un nombre propio por otro pro­ pio, como: el Tulio de los médicos, por Cornelio Celso. §• v. De la onomalopeyá. P. Que es onomatopeya? R. Es un tropo por el cual se finge un sonido lo mas semejante á la esplicacion de la cosa, como: el relincho de los caballos; el rugido de los leónes; el mugido de los bue­ yes, etc., así: Cucurrire solet gallus, gallina gracillat.—Hó­ rrida percampos bambimbombarda sonabant.=At tuba terri- bili sonitu taratantara dixit. Este tropo es mas frecuentado de los griegos que de los latinos. §. VI. De la catacresis. P. Que es catacrésis? R. En latín abusio, es un tropo por el cual á las cosas que no tienen nombre se las acomoda el que las es mas pró­ ximo y semejante, v. g.: á la pintura del hombre, llamamos hombre; á la estátua del gigante, gigante; el caballo arte­ facto toma la denominación del verdadero caballo: Instar inontis equum divina Palladis arte (vdificant (Virg. JEneid 2). Así también á la ínfima estremidad de los montes se lla­ ma pie.—Parricida, no solo el que mata al padre sino que también á la madre. §. VII. De la melalépsis. P. Que es nietalépsis? R. Metalépsis, que suénalo mismo que trasuncion, es un tropo en el cual se procede por grados de uno á otro. v. g.: Post aliquot, mea regna videns, mirabor, aristas (Virg. Écclog. 1.a) De las aristas entenderás espigas; de las espigas, mieses, de las mieses veranos, de los veranos años. P. En qué se diferencia de la metáfora? R. En que la metáfora acomoda á una cosa que tiene nombre propio, uno ageno; y la metalépsis al contrario. Se diferencia igualmente de la gradación en que esta es es- presada y la metalépsis es tácita y mental. CAPITULO IV. §• I- DE LOS TROPOS DE ORACION. P. Qué es tropo de oración ó de sentencias? R. Es una traslación de muchas palabras unidas. P. Cuantos son los tropos de oración? R. Tres: alegoría, perífrasis, é hipérbole. §• H. De la aieyoria. P. Qué es alegoría? R. Es una traslación continuada que da á entender una cosa en las palabras, y otra en el sentido. P. En qué se diferencia la alegoría de los demas tropos? R. En la magnitud, mas no en la naturaleza, v. g.: los haces de la sedición, las cadenillas déla elocuencia, el áni­ mo desenfrenado, son metáforas; pero reducidas á sentencia ú oración se harán alegorías, diciendo: apagad ya los haces de la sedición para el incendio de la república arrebatándolos
  • 12. LIBRO I. DE LA ELOCUCION. 9 8 de las mismas manos de los enemigos de ella.—Traed á un suavísimo cautiverio los ánimos vencidos con las cadenillas déla elocuencia.—Refrenad el ánimo desenfrenado del joven con las riendas de una disciplina mas severa. En este mismo sentido son metonimias: Ceres por el pan; Líber por el vino; Venus por la lujuria: pero si se redu­ cen á sentencia resultan alegorías como: Sine Cerere et Li­ bero friget Venus (Terenz Eunuch. act. í. scen. 5). Del mismo modo la continuación de la sinédoque será ale­ goría, v. g.: Non necesse est omnes commemorare Curios, Marios, denique Mamercos, etc. (Cic. pro. Rose. Amer). Es famosa aquella alegoría de Horacio sobre la guerra ci­ vil. Lib. 1.» O navis, referent in inare te nevi Fluctus? ó quid agis? fortiter occupa Portum: nonne vides ut Nudum remigio latus, Et malus celeri saucius Africo, Antemneque gemmant, ac sine funibus Vix durare carina; Possint, imperiosus ASquor? non tibi sunt integra lintea, etc. etc. En esta alegoría toma ei poeta la nave por la república: las olas por la guerra civil; el puerto por la paz y concordia; los remeros por los soldados; los marineros por los magistra­ dos; el mástil por los principales capitanes. P. Guantas especies hay de alegorías? R. Dos: pura y mista. P. Cual es la pura? R. La que consta solo de palabras metafóricas. P. Y la mista? R. La que lleva mezcladas palabras propias y metafóri­ cas; y por eso es esta de mayor belleza. P. Qué se ha de observar principalmente en la alegoría? R. Que nunca se aparte de la traslación tomada; de suer­ te que comenzando por tempestad no acabe por incendio; porque esta seria una consecuencia muy fea. P. Nacen de este tropo algunos otros? R. De la alegoría, como de su propia fuente, dimanan el enigma y la ironía. §. III. Del enigma. P. Qué es enigma? R. Es una Oración muy oscura, ó una sentencia cubier­ ta con palabras oscuras, v. g.: Patrem progenies occidit ma- tris in alvo. Alude á Sto. Tomas Cantuariense que siendo padre de las almas, fue muerto por los hombres en el vien­ tre de su madre, esto es, de su iglesia. Así de este nombre, Muscatum. Sume caput, currit: ventrem conjunge,volavit: adde pedes, comedes: et sine ventre bibes. P. ¿Hay alguna regla para distinguir la alegoría del enigma? R. La regla es esta: toda alegoría oscura compuesta de palabras metafóricas es enigma: mas no todo enigma es ale­ goría si solo consta de palabras propias, v. g.: Tres lépores accipiunt dúo paires, et dúo nati Accipit et léporem, quilibet inde sibi. Esto es: el abuelo, el padre, y el hijo. §• iv. De la ironia. P. Qué es ironía? R . La ironía, que es lo mismo que disimulación ó irri­ sión, es un tropo con el cual manifestamos en el sentido lo contrario de lo que indican las palabras: como si dijéramos del lobo: oh escelente guarda de las ovejas! esto es, ¡oh in­ signe destructor de las ovejas! P. Por cuantos modos se conoce la ironía? R. Por tres: l.° por la pronunciación que debe ser mas amarga é ilusoria, v. g.: Has conseguido ciertamente una esclarecida victoria, esto es, ninguna. 2.° Por la persona; como si á un cobarde se le dijese: oh Hércules! y á un pig­ meo: ohl Atlas! 3.° Por la naturaleza déla cosa, como si de un suelo de piedra dijeses: Qué cama tan blanda es esta! P. Contiene siempre la ironía un sentido alegórico? R. Si consta de una sola palabra puede referirse á la metáfora, ó á la antonomasia, ó á otros, v. g.: Esopo es un Narciso. Pero no por eso deja de ser especie de alegoría; y por lo tanto no deben admitirse mas que diez tropos.
  • 13. 10 LIBRO I. DE LA ELOCUCION. 11 P. En que se diferencia la ironia de la metàfora? R. En que la metáfora oculta la verdad, mas no la iro­ nia, como se deja ver en los modos anteriores. §• v. De la perífrasis. P. Qué es perífrasis? R. Es un tropo que espresa con muchas palabras aque­ llo que puede decirse con una ó con mas pocas, como la reina de las aves, por la águila; el padre de los Dioses y rey de los hombres, por Júpiter. Y aquello de Virgilio: Tempus erat, quo prima quies, mortalibus cegris, Incipit. Esto es, la noche. P. Se estiende la perífrasis á otros tropos? R. Abraza de ordinario la antonomasia, y otros muchos tropos y traslaciones; de los cuales si carece no se ha de contar entre los tropos sino entre las figuras: pero se debe cuidar que no pase á perisologio que es una locución su­ pèrflua. §• VI. De la hipérbole. P. Qué es hipérbole? R. Es un tropo que aumentando ó disminuyendo se es- cede á aquello que es creíble: aumentando, v. g.: Mas claro que el sol; mas blanco que la nieve; mas tímido que la lie­ bre; mas dulce que la miel; y aquello de Ovidio (Trist. l.°): Tot mala sum passus quot in aithere sidera lucent. Disminuyendo, v. g.:Mas chico que un pigmeo; mas lige­ ro que una pluma; apenas tiene los huesos, en vez de: está muy macilento. P. En que se diferencia la hipérbole de la mentira? R. En que la hipérbole no se hace con intención de en­ gañar ni de mentir, sino que dice cuanto puede para espli­ car la grandeza de la cosa con el fin de dar á entender ó persuadir lo justo. Por tal motivo dijo Séneca (lib. sept. de benef. cap. 23). Afirma lo increible para llegar á lo creíble. CAPÍTULO V. §• I- DE LAS FIGURAS. P. Qué es figura? R. La figura, en griego Schema, es una forma de decir mas adornada y apartada del uso común. P. En qué se diferencia la figura del tropo? R. En que el tropo solo consiste en la mutación o tras­ lación de las palabras, y la figura puede hacerse con pala­ bras así propias como trasladadas. P. Cuántos géneros hay de figuras? R. Dos: uno de palabras y otro de sentencia. P. Qué es figura de palabras? R La que consiste en una apta colocación de dicciones, la cual quitada se destruye ó se múdala figura, v. gr.: et pe­ ni, et vidi, etvici, es figura de conjunción: y quitadas las partículas unitivas, como veni, vidi, vici, será disolución. P. Qué es figura de sentencias? R. La que adorna la oración con algun movimiento del ánimo. , , , , „ P. De cuántos modos se hacen las figuras de palabras? R De tres: por adjeccion, por detracción y por seme- janZa' §. II. DE LAS FIGURAS DE PALABRAS QUE SE HACEN l’OK ADJECCION. De la repetición. P. Qué es repetición? R. En griego Epanáfora, es la duplicación de un mis­ mo vocablo en el principio de los miembros ó de los incisos de la oración: v. gr. Quid hccc festinatw! Quid hcec imma- nitas tanta significat1! (Cic. pro Quint.). Y aquello de Ovidio. Me mare, me venti, me fera jactal hieras: Longa dieshomini docuii parere leones: Longa dies molli sacra perredi aqua.
  • 14. ■■■i LIBRO 1. DE I.A ELOCUCION. 12 Es también escelente aquella repetición de Cicerón en la Catilinaria primera. Nihil ne te nocturnum præsidium Palatii, nihil urbis vi­ rilice, nihil timor pôpuli, nihil consensus bonorum omnium, nihil hic munitissimus habendi Senatus locus, nihil horum ora, vultusque moverunt. Esta figura es muy graciosa y sirve mucho para elevar las virtudes y abatir los vicios; pero por cuanto suele con­ mover demasiado no se ha de frecuentar mucho, sino que deberá moderarse mezclándola con otras figuras. §• «I De la conversion. P. Qué es conversion? R. En griego antistrophe, es una repetición de un mis­ mo vocablo en el fin de la oración: v. gr. (Cicerón Phi- lipp. 2): Doletis tres exercitus Populi Romani interfectos'! Interfecit Antonius: Desideratis clarissimos cives? Hos quoque vobis eripuit Antonius. Auctoritas hujus ordinis aflicta est? Aflixit Antonius. Y este otro ejemplo: Pœnos Populus Romanus vicit, victoria vicit, armis vi­ cit, liberalitate vicit. §• iv. De la complexión. P. Qué es complexión? R. En griego simploce es una figura que abraza la re­ petición y la conversion, v. gr. (Cic. pro leg. agrar.): Quis legem lullit? Rullus. Quis decemviros creavit? Rullus. Quis tribus sortitus est? Rullus. Á este tenor satiriza Marcial á un envidioso por medio de la complexión (lib. 9). Rumpitur invidia quidam carissime Tulli, Quod me Roma legit, rumpitur invidia: Rumpitur invidia quod turba in omni semper. Monstramur digito, rumpitur invidia: Rumpitur invidia, quod rus mihi dulce sub urbe est Parvaque in urbe domus, rumpitur invidia, etc. etc. etc. 13 Y aquello de S. Bernardo hablando de la Virgen María (Hom. 2). Si insurgunt venti tentationum, respice stellam, voca Mariam. Si jactaris superbite undis, respice stellam, voca Mariam. Pero esta figura por cuanto conmueve mucho, como las precedentes, se debe usar con moderación y á tiempo. §• v. De la conduplicación. P. Qué es conduplicacion? R. En griego anadíplosis, es la duplicación de una mis­ ma palabra de cuatro modos: l.° ó próximamente, como: Hic tamen vivit, vivit, inmo vero in Senatum venit (Cic. Cat. I.®) y Virgilio (Eglog. 2): O Coridon, Coridon, qute te dementia coepit. 2.° Interpuestas algunas pocas palabras, como: Tuas Cnei Pompeji, te enim apello, tuas, inquam, suspiciones perhorrescimus. 3.° O en el principio y en el fin del miembro de todo el período, como: Crescit amor nummi quantum ipsapecunia crescit: Primus ad ima ruit magna de luce superbus; Sic homo cum tumuit primus ad ima ruit. Y aquello de Cicerón: Vidimus tuam victoriam proeliorum éxitu terminatam; gladium é vagina vacuum in urbe non vidimus. h.° O en el fin de la sentencia y al principio de la que sigue: como (Ovid. Fact; 2): Urbs Etrusca solo sequitur pulcherrimus Astur Astur equo fidens et versicoloribus armis. §• vi. De la traducción. P. Que es traducción? R. En griego, poliptoton, es la repetición de un mismo vocablo con alguna variación en los casos, ó en los géneros, ó en los modos, ó en los tiempos, como aquello de Cicerón,
  • 15. LIBRO I. DE LA ELOCUCION. 15 n (pro Arcli. Poeti): Pleni sunt omnes libri: plenae sapien- tum voces: plena exemplorum vetustas. Y aquella otra de Ovidio: Spectatum ornatcii veniunt, veniunt specientur ut ipsiv. Yel mismo: Et digitos digitis et frontem fronte premebat. Aquí pertenecen también estas traducciones: Figulus fi­ gulum odit: homo homini Deus: homo homini lupus. §• VII. De la conjunción. P. Qué es conjunción? R. En griego, Polisyndeton: es una frecuente repetición de conjunciones, como: Quod in Catullo, et in patre, et in filio videmus (Cic. Offic. 1). Y Ovidio (Fast. 2). Nec prece, net precio, nec movet ille minis. CAPITULO VI. DE LAS FIGURAS DE PALABRAS QUE SE HACEN POR DETRACCION. §• i- De la disolución. P. Qué es disolución? R. En griego, Asyndeton: es una oración sin conjuncio­ nes, v. g.: veni, vidi, vici: y (Cic. pro Árch. Poet.) Hít’c studia litterarum adolescentia malunt, senectutem oblectant; secundas res ornant: adversis, solatium et perfugium prae­ bent; delectant domi; non impediunt foris; pernoctant nobis- cum; peregrinantur et rusticantur. YT (Virg.) Ferte citi ferrum., date vela, impellite remos. §• » Da da adjunción. P. Qué es adjunción? R. En griego Zeuma: es una figura que refiere muchos incisos á una sola palabra, como: Vicit pudorem libido, ti- morem audatia , rationem amentia. §• HI. De la disjuncion. P. Qué es disjuncion? R. En griego, Hipoceuxis: es una conclusión de muchas sentencias en su propio verbo, ó en uno que las determine, como: Poma dat Autumnus; formosa est messibus cestas; ver prce.bel flores: igne levatur hiems. Se pone aquí esta fi­ gura como contraria á la precedente. §• iv. De la inlelleccion. P. Qué es intelleccion? R. En griego, Sinecdoche: es omisión de alguna dicción fácil de entenderse, como: (Cic. ad Attic.) Abs le tamdiú litterarum, esto es, accepisse. Y el mismo: (en las Verr.) Hunccine hominem? Hanccine impudentiam? Hanccine au­ daciam? en donde se suple en todos estos incisos el vocablo feremus. Y aquello de Virgilio: Sed vos qui tandem, donde se suplirá estis. At vero Rutulis, impar ea pugna videri. Jamdudúm et vario misceri pectora motu, donde se suple: ccepit, ó coeperunt. Pero esta figura, á la cual los gramáticos llaman elipsis, y los retóricos sinédoque, se debe aprender mejor de aque­ llos que de estos. Se diferencia del tropo sinédoque en que este pone una cosa y entiende otra, mas la figura entiende una cosa, mas no la pone. CAPITULO VIL DE LAS FIGURAS DE PALABRAS QUE SE HACEN POR SEMEJANZA. § I- De la anominacion. P. Qué es anominacion? R. En griego, Paronomasia: es una colocación de pala-
  • 16. DE LA ELOCUCION. 17 LIBRO I. 16 liras semejantes en la oración, mudando algo las letras, co­ mo aquello de Cicerón: Ex oratore factus est arator. Y el mismo (Ad Attic.): Consul ipse parvo animo et pra­ vo: facie magis quam facetiis ridiculus. P. De cuantos modos suele hacerse la anominacion? R. De cuatro: 1.° Por la adición de una letra ó sílaba, como: Hic ho­ mo mero, non Homero dat operam. 2. ° Por la detracción de una letra ó sílaba, como Amicus noscitur amore, more, ore, re: y pueden estas letras quitar­ se en el principio, como Jesús, esus; magnus, agnus: ó en el medio, como Decus, Deus: ó en el fin, como Rosa, Ros. 3.° Por la mudanza de una letra ó sílaba, como tumidus, timidus: qui pavet, cavet: delige quem diligas. Js.° Por la traslación de una letra ó sílaba, como sucede en el anagrama, v. g.: Saúl, Laus: corpus porcus. §. n. De la antanáclasis. P. Qué es antanáclasis? R. Antanáclasis, casi una especie de paranomasia , es una repetición de una dicción de una misma apelación, pero de diverso significado, v. g.: Veniam ad vos, si Senatus dat mihi veniam. Diva Bárbara, non fuit barbara. Y Mala meis malis mandere nolo mala. §■ ni. De la similiter cadente. P. Qué es similiter cadente? R. En griego, homoeptoton: es cierta consecuencia y una como harmonía de las palabras espresadas por los mis­ mos casos y tiempos, como cuando dice Cicerón: Quid tam commune quam spiritus vivis; terra mortuis, mare fluc­ tuantibus, littus ejectis. Donde se ven cuatro nombres pues­ tos en el dativo del plural. Del mismo género son aquellos versos del emperador Adriano, que hizo al tiempo de morir. Animula, vágula, blandula Hospes, comesque corporis, Qua: nunc «bibis in loca Paiidula, riguila, midula, Nec ut soles dabis locos. Sea también otro ejemplo este: ln rebus adversis, cui prcesto est consilium, non potest deesse auxilium. Y este de Cicerón (inCatil.): Ad hanc te amentiam natu­ ra peperit, voluntas exercuit, fortuna servavit. §• iv. De la similiter desinente. P. Qué es similiter desinente? R. Es una figura por la cual los miembros y artículos de la oración terminan de un mismo modo, y de ordinario en cierta como harmonía, formando alguna sentencia, como en Quintiliano: Ejusdem non est et facere fortiter et vivere turpiter. Así Cicerón alabando á Pompeyo, dijo: Bellum extrema hieme apparavit, ineunte vere suscepit', media testate con­ fecit. Y el mismo (Pro leg. Man.): Tam felix imperator est ut ei non modo cives assenserint, socii obtemperarint, hostes obedierint; sed etiam venti, tempestatesque obsecundarint. Así también: Fac bené dum vivis, post mortem vivere, si vis. Esta figura la colocan algunos en cualquiera parte de la oración, y la similiter cadente en solo los nombres y ver­ bos; pero otros, como Scalígero, distinguen las dos solo en el nombre. §• v. Del compar. P. Qué es compar? R. En griego, isócolon, es una oración compuesta de miembros que tienen cuasi igual número de sílabas, v. g. (Cic. pro leg. Man.): Pompejus plura bella gessit, quam coe- teri legerunt: Plures Provincias congessit, quam ctrteri concupiverunt. v
  • 17. 18 LIBRO DE LA ELOCUCION. 19 §• VI. Del contrapuesto ó antítesis. P. Qué es contrapuesto? R. En griego, anthithese ó antitheton, es una contienda de palabras, ó cosas opuestas entre sí; y sucede cuando en la oración se presentan colocadas contraria, privativa, ó re­ lativamente, ó de otro modo las palabras á las palabras, ó las sentencias á las sentencias, v. g. (Cic. pro Cluentio): Vicit pudorem libido, timorem audacia: rationem amentia. Y Ovidio: Frigida pugnabant calidis humentia siccis. Y Mollia cum duris sine pondere habentia pondus. Otro ilustre ejemplo hay de Cicerón en las Catilinarias: Esc hac enim parte pudor pugnat , illinc petulantia; hinc pudicitia, illinc stuprum; hinc fides, illinc fraudatio; hinc pietas, illinc scelus; hinc honestas, illinc turpitudo; hinc con­ tinentia, illinc libido. Denique equitas et temperantia, for­ titudo, prudentia, virtutes omnes certant cum iniquitate cum vitiis omnibus; postremo copia cum equitate, bona ratio cum perdita, mens sacra cum amentia; bona denique spes cum omnium rerum desperatione confligit. Así también Virgilio: Pastor, arator, eques, pavi, colui, superavi. Capras, rus, hostes, fronde, ligone, manu. Si se oponen sentencias á sentencias pertenece la antítesis á las figuras de sentencias. §. Vil. De la conmutación. P. Qué es conmutación? R. En griego, paradiástole, es una figura por la cual se disponen de tal suerte dos sentencias discordes entre sí, que la posterior dependa ó dimane de la primera, v. g. Cicerón: Non ut edam vivo, sed ut vivam edo. Y Séneca: Non quia difficilia sunt non au.demus; sed quia non audemus difficilia sunt. Se han colocado aquí estas dos figuras de sentencias, por­ que de los contrarios y de los semejantes es una misma la razón y doctrina. CAPITULO VIII. §• I- DE LAS FIGURAS DE SENTENCIAS. P. ¿Qué se ha de considerar ante todas cosas cuando se trata de las figuras de sentencias? R. Que unas son mas aptas para conmover; otras para enseñar, y otras para recrear: por cuya razón dividiremos en tres órdenes las figuras de sentencias. El primero abra­ zará las figuras que cuando se arguye suelen aplicarse con mucha utilidad para confirmar y confutar. El 2.° aquellas que son útiles para esplicar y amplificar la cosa. Y el 3.° las que sirven para espresar y mover los afectos del ánimo. Por todo lo cual definiremos las figuras de sentencias, diciendo que son las que adornan la oración, y causan im­ presión en el oyente conmoviendo su ánimo; por cuya razón no dependen tales figuras de las palabras, sino de las cosas y del sentido. CAPITULO IX. URDEN I. §• 1- De la interrogación. P. Qué es interrogación? R. En griego erotema, es una figura de la cual usamos, no solo para preguntar, sino que también para instar, pare argüir, para espresar algún afecto mas vehemente, ó para otro fin semejante, v. g. (Cic. in Cat.j: ¡,Quousque tamdem abutere Catilina patientia nostra? Insta ciertamente con mas energía que si fría ó sencillamente dijese: Diu jam abuteris Catilina patientia nostra. Y aquello del mismo Cicerón contra el mismo Catilinc: Patere tua consilia non sentís? Constrictam jam horum om­ nium conscientia teneri: conjurationem tuam nom vides?
  • 18. LIBRO I. 21 20 ¿Quid proxima, quid superiore nocte egeris, ubi fueris, quos convocaberis, quid consilii coeperis, quem nostrum ignorare arbitraris? Con estas interrogaciones estimula sin duda Ci­ cerón a Catilina con mucha mayor energía que si dijese fría­ mente: Patere Catilina, tua consilia: conjuratio tua omnium conscientia constricta tenetur: quid egeris nemo ignorat. A este tenor podia decir Virgilio: Ipse ego te vidi, Damo­ nis, pessime, caprum excipere insidiis, multum latrante Lycisca. Pero tiene mas fuerza la interrogación (Eclog. 3): Aon ego te vidi, Damonis, pessime, caprum excipere insi­ diis, multum latrante Lycisca? §• II. De la subjection. P. Qué es subjeccion? R- En griego, hypóphora, sucede cuando uno mismo pregunta y se responde (Cíe. pro Rose.): Roscio tanti fuit ut socium laudaret? Egebat. ¿Immo in suis nummis versa­ batur? Avarus erat. Immo antequam locuples, semper libe­ ralissimus munificentissimusque fuit. Y el mismo Cicerón: ¿Quid tam novum quam adoleseentem privatum exerci­ tum difficili tempore Reipublicx conficere? Confecit.—Huic prteesse? Prcefuit.—Rem optime ductu suo gerere? Gessit.— Quid tam printer consuetudinem, quam homini adolescenti cujus á Senatorio gradu cetas longe abesset imperium atque exercitum dari, Siciliam permitti atque Africam, bellumque in ea administrandum? Fuit in iis Provinciis singulari ino- centia, (Equitate, virtute: bellum in Africa máximum confe­ cit, victorem exercitum reportavit. §• HI. , De la dubitación. P. Qué es dubitación? R. En griego, apóresis, es una figura por medio de la cual el orador fluctuando, y estando como suspenso, duda por al­ gún rato lo que deba hacer ó decir: así Scipion en Livio (Decad. 3) habla como dudando á sus soldados: Apud vos quemadmodum loquar nec consilium, nec ratio suppeditat; quos ne quo nomine appellare debeam scio. Ci- DE LA ELOCUCION. ves? qui d patria vestra descivistis. An milites? qui impe­ rium auspiciumque abnuistis sacramentis religionem rupis­ tis. Hostes? Corpora, ora, vestitum habitum, civium, agnos­ co facta, dicta, consilia, animos hostium video. También Virgilio nos da un bellísimo ejemplo de esta fi­ gura presentando á Dido dudando así: En quid agam? rursus ne procos irrisa priores. Experiar? Nomadumque petam connubia suplex. Quos ego sum toties jam dedignata maritos Iliacas igitur classes, atque ultima Teucrum Jussa sequar. An Tyriis omnique manu stipata meorum Insequar: et quod Sidonia vix urbe revelli Rursiis agam, pelago, et ventis dare vela rubebo. A la dubitación sigue finalmente la elección, la cual suce­ de cuando aquel que duda determina como de repente lo que debe hacer ó decir, ilustrando al parecer con cierta luz nueva. Quin morere, ut mérita est ferroque averte dolorem. Hay también un breve y escelente ejemplo de dubitación en los anales da Tácito, en aquellas palabras de Tiberio: Quid scribam P. C. aut quo modo scribam, aut quid orn.mne scribam, hoc tempore, Dii me Deeque ejus perdant, quam perire quotidie sentio si scio. §• iv. De la comunicación. P. Qué es comunicación? R. En griego, anacosnosis, es una figura por la cual el orador, confiando en su causa, delibera con aquellos mismos en presencia de los cuales o contra los cuales ha de decir, consultándoles lo que ha de hacer: como aquello de Cicerón: Quid agam Judices1! Quó acusationis mecE rationem confe­ ram? Quó me vertam? Y otro del mismo en la Verrina segunda en el cual de­ muestra de este modo la suma confianza de su causa: Nunc ego vos consulo quid mihi faciendum putetis: idem mihi con­ silii profecto tacite dabitis quod mihi necessario capiendum intelligo. Y este otro (Pro Csecin.'): Quiero si te hodie domum luam
  • 19. DE LA ELOCUCION. 23 22 LIUBO i. reddentem, hominesarmati, nonmodo limine tectoque cedium tuarum, sed primo aditu vestibuloque, prohiberent. ¿Quid acturus sis? §• v. De la concesion. P. Que es concesion? R. En griego, sinchoresis, es una figura que parece que dice menos para apremiar con mas energia, v. g. (Cic. pro Flacc.): Tribuo Gratis litteras: do multarum artium disci­ plinam testimoniorum religionem et fident, quce numquam ista natio voluit. §• VI. De la correccion. P. Que es correccion? R. Correccion 6 retraccion es una figura por la cual el orador retracta, y como que corrige una sentencia 6 voz que ha pronunciado, v. g. (Cic. in Verr. 3.a): Non enim furem sed raptorem, non adulterum, sed expugnatorem pudicitia} in vestrum judicium adduximus. Y el mismo (Pro Ccelio): ¡0 stultitiam, stultitiam, ne dicam an impudentiam singularem. Y en la 1.» Catilinaria: Quamquam quid loquor? te ut ulla res frangat? ut unquam te corrigas? Tu ut exilium cogites? Tu ut ullam fugam meditere? Utinam tibi istam, mentem Dii immortales donarent. §• VII. De la licenda. P. Que es licencia? R. Es una libertad mayor de decir no sin causa y modo, como aquello de Ciceron (pro Mar. Marcello): Itaque illam tuam prceclarissimam, et sapientissimam vocem, invitus au­ divi, salis te diu vel natura; vixisse vel gloria:: satis si ita vis natura; fortasse addo etiam si placet gloria.’. At quod maximum est, Patrite certe parum. §. VIII. De la preocupación. P. Qué es preocupación? R. Es una figura por la cual prevenimos y disolvemos lo que se nos puede objetar; y tiene dos partes: la una que se llama hipófora, la cual propone la objeción; y la otra antipófora, que es la que responde á la objeción propues­ ta v g • Erqo. inquies, aliquis donabit populo Siracusano illam hereditatem? (hasta aquí es la hypophora) (sigue la antipophora) Primum si id confiteri velim, tamen islua con demnetis necesse est: neque enim permissum est ut im­ pune nobis liceat quod alicui eripuerimus id alteri tradere. (Ceesar bell. Gall. lib. l.° cap. 12). CAPITULO X. O11ÜEN II. §• I- De la descripción. P. Qué es descripción? . . R. En griego, hypotiposis, es una esposicion que pone á la vista con toda claridad la naturaleza de la cosa, v. g.: aquella descripción del rio Araris: Flumen est Arar , quod in Rodanum influit incredibili lenitate, ut oculis m utram partem fluat, judicari non potest. P. Tiene otro nombre la hipotíposist . . , R. Se llama también evidencia, demostración, imagen o 1 P Cuantas son las especies de la descripción? r". Cuatro principales: la 1.a se llama pragmatografia: que es la pintura que se hace de alguna cosa o> hecho; cual es la descripción de la batalla de Pareto y Entelio que ha­ ce Virgilio (jEneidos 5): Constitit in digitos ex templo arrectus uterque
  • 20. LIBRO I. Brachiaque ad superas interritus extulit auras. Abduxere retro longe capita ardua ab ictu; tmmiscentque manus manibus, pugnamque lacessunt. La 2.a se denomina prosopografía, y es Ia pintura de una persona verdadera ó fingida, tomada del aspecto este- rior del cuerpo, v. g., la que hace Cicerón de Pisón (Orat. pro leg.): Tanta eral gravitas, tanta frontis contractio, ut illo supercilio Respublica, tanquam Atlante, Calum niti vi­ deretur. La 3.a llamada topografía, es la pintura de un lugar ver­ dadero: así como la que se hace de un lugar fingido se lla­ ma topothésia, v. g.: la descripción de las Lautumias ó de la cáreel de Siracusa que hace Cicerón (Orat. in Verr. cap. 27): Lautumias Siracusanas, omnes audistis, opus est in­ gens magnificumque Regum ac tiranorum; totum est ex sa­ xo in mirandam altitudinem depresso. La 4.a se llama cronografía, y es la descripción que se hace de los tiempos: como la de la Aurora que hace Vireilio (TEneid. 7). 6 Jamque rubescebat radiis mare, et cethere ab alto, Aurora in roseis fulgebat lutea vigis. P. Tiene otras denominaciones la descripción? R. Recibe ciertamente otras según las disposiciones de las cosas que se describen ó pintan: y así se llama cosmo­ grafía la descripción del mundo: geografía la de la tierra, y discurre así de las demas. §• H. De la etopeya. P. Qué es etopeya? R. Es la descripción que se hace de las costumbres y de la vida, como aquella etopeya de Darío, tomada de la cle­ mencia de Alejandro el Grande para con su mujer cautiva: Di patrii! primiim mihi stabilite Regnum deinde, si de me jam transactum est, precor, ne quis Asice Rex, sit quam iste, tam justus hostis, tam misericors victor. P. En qué se diferencia la etopeya de la prosopografía? R. En que la etopeya se ocupa en espresar las costum­ bres y los movimientos del ánimo; y la prosopografía des- ñu LA ELOCUCION. 2S cribe mas bien el cuerpo que el entendimiento. §.III. De la gradación. P. Oué es gradación? R En griego, climax, es una figura que procede como por grados de uno á otro, v. g.: Africano industria, virtu­ tem, virtus gloriam, gloria xmulos comparavit. Y aquello: Quid levius fumo? Flumen. Quid flumine. Ven­ tus. Quid vento? Mulier. Quid muliere? Nihil. A esta figura se reduce el incremento en griego, Au.rc sis, el cual'sucede cuando la oración crece de lo ínfimo a lo sumo, aunque nada repita el antecedente (Gic. in Verr. J). Fácinus est vincire civem Romanum, scelus verberare par­ ricidium necare ¿quid 'dicam in crucem tollere? §• iv. De la interpretación. P. Qué es interpretación? , . , , R. En griego, sinonimia, es una multiplicación de pala­ bras ó de sentencias que inculcan una misma cosa, v. g.: abiit, excesit, erupit, evasit (Cie. in Cat. 2). O bien se ha­ ce cuando esplica alguna palabra desenvolviendo su sentido, y entonces se llama Hermenia. §• V. De la congeries. P. Qué es congeries? R. Es una colección de muchas cosas, las cuales como que se revuelven con el ímpetu solo de la oración, v, g. (Lie. pro Milone.): . , ■ Tu Publii Clodii cruentum cadaver ejecistidomo:tum pu­ blicum ejecisti: tu expoliatum imaginibus exiguis pompa, laudatione infelicissimis lignis semiiis, tulatum nocturnis ca­ nibus dilaniandum reliquisti (Cie. pro Mil). Esta figura hace grave la oración y aprovecha mucho es­ pecialmente en los epílogos. 3
  • 21. DE LA ELOCUCION. 27 LIBRO I. 26 §• VI. De la preterición. P. Qué es preterición ó pretermisión? R. En griego, paralepsis, es una reticencia aparente por la cual fingimos querer omitir lo que parece decimos mal, v- S- (Cic. in Verr. 9): Pretermitió ruinas fortunarum tuarum, quas impendere tibi proximis idibus senties. Es también escelente esta preterición de Cicerón en ala­ banza de Pompeyo: Itaque non sum praedicaturus, Quirites quantas ille res, quantaque domi, militiieque, terra marique felicitate gesserit, ut ejus semper voluptatibus, non modo cives assenserint, socii obtemperarim, hostes obedierint, sed etiam venti, tempestatesque obsecundarim. Hoc brevissime dicam. I ambien es muy buena esta otra preterición de Cicerón contra Vatinio: Atque illud tenebricossisimum tempus ineun­ tis udatis tua’ patiar latere. Licet, impune per me, parie­ tes in adolescentia perfoderis, vicinos compilaris, matrem verberaris. Habet htec praemium tua dignitas, ni adoles­ centia; turpitudo obscuritate sordibus tuis tegatur. §. VII. De la reticenda. P. Que es reticencia? R. Reticencia ó silencio, en griego aposiopesis, y una casi preterición, es una interjección ó interrupción de la oración comenzada: la cual sucede cuando de repente rom­ pemos el hilo del discurso y callamos algo para dejar á los oyentes cosas mayores que pensar, por cuanto las que se callan se tienen por mas graves: tal es aquello de Juvenal (Sat. 8): Majorum primus, quisquis fuit, ille tuorum, Aut Pastor fuit, aut illud, quod dicere nolo. Es también ilustre aquel pasage de Virgilio (/Eneid. 1.a): Quos ego... sed motos praestat componere fluctus Post, mihi non simili poena commissa luetis. Así también Demóstenes contra Caridemo: Cujus mater, qua; aut unde sit, non dicam, nec enim necesse habeo, plu­ ra inquirere, quam res cogit. §• VIII. Del imposible. P. Qué es imposible? R. En griego, adinaton, es la comparación que hacemos de aquellas cosas que no pueden suceder con las que juzga­ mos que no pueden, ó no deben hacerse, v. g.: Prius unda et flamma; in gratiam redeant, quam cum Antonio República (Cic. Phillip.). §. IX. De la paradoja. P. Qué es paradoja? R. Es un dicho admirable separado déla opinión de to­ dos, v. g.: Plures occidit gula quam gladius. §• x. De la énfasis. P. Qué es énfasis? R. Es una figura que da á entender mas que lo que dice (Séneca en Medea): Hoec facere Jason potuit? Medea fu- giarrd! Y S. Juan (Cap. 3): 2w mihi lavas pedes? §• XI. De la aclamación. P. Qué es aclamación? R. En griego, epiphonema, es una sentencia ingeniosa y grave puesta al pie ó en seguida de la cosa que se ha re­ ferido, v. g.: Cicerón despues de haber alabado con muchas amplificaciones la benignidad y clemencia del Cesar, en la victoria para con Marco Marcelo, concluye así: Recte igitur unus inventus est quo etiam ipsius victoria; conditio visque devicta est. Y Virgilio, Eneida, 1.a, referidos los trabajos de los troya-
  • 22. LIBRO I. 28' nos, añade: Tantee molis erat Romanam condere gentem. ¥ Lucrecio despues de referido el sacrificio de Ifigeniay cierra así su narración: Tantum religio potuit suadere ma­ lorum. §• XII. De la distribución. P. Qué’ es distribución? R. Es una figura por la cual se da á cada cosa su pro­ piedad y empleo, v. g.: Pomadat Autumnus: formosa est messibus cestas: Ver pra'bel flores: igne levatur Hiems. Así también Cicerón (pro Milone): Luget Senatus-, moe- tel Equester ordo; tota civitas confecta senio est . §. XIII. De la espolicion. P. Qué es espolicion? R. Es una figura por la cual trocando las palabras se varia y esplica una misma sentencia, v. g. (Cic. in Cat. 1.a): Patere tua consilia non audis? Constricta jam bonorum om­ nium conscienda tenericonjurationem tuam non vides? Quid proximd? Quid superiore nocte egeris: ubi fueris; quos con­ vocaberis; quid consilii caperis quem nostrum ignorare ar­ bitraris? Y el mismo (pro Sextio): An mihi ipsi, ut quidam putant fuit mors aiquo animo oppetenda? qui tum mortem ne fu­ giebant? an erat res ulla quam milii magis optandam puta­ rem? Tam eram rudus, tam ignarus rerum, tam expers con­ silii, aut ingenii? nihil audieram, nihil videram, nihil ipse legendo quxrendoque cognoveram? Nesciebam, vitee brevem esse cursum, glorice sempiternum? Quum esset omnibus de­ finita mors, optandum esse, ut vita, quee necessitati debetur patricepotiiis donata quam reservata natura: videretur. Nes­ ciebam, inter sapientissimos homines, hanc contentionem fuisse, ut alii dicerent animos hominum, sensusque morte restringi: alii, autem, tum maxime mentes sapientum ac fortium virorum, quum e corpore excesissent sentire ac vi­ gere? quarum alterum fugiendum non esse carere sensu; al­ terum etiam fugiendum, optandum meliore esse sensu. fiE LA ELOCÜCION. 29 §. XIV. De la sustentación. E. Qué es sustentación? R Es una figura por la cual el orador, para conciliai se la atención, V para elevar el ánimo de los oyentes los tiene por algún rato suspensos é inciertos de lo que ira a decir, como Cicerón (contra Verr.): . . T .. -, Etiam nunc mihi expectatores videmini, Judices quid deinde factum est, expectate facinus, quod vultisimprobum, vincam tamen expectationem omnium. , . También hay otro ejemplo muy gracioso en Marcial (lib. sex. in Luper.): Quod convivaris sine me tam scepe Luperce, Inveni, nocerem, qua ratione tibi. Irascar licet, usque ad voces mitlasque, rogesque Quid facies? inquit. Quid faciam? veniam. CAPITULO XI. ORDEN 111. §■!• De la apòstrofe. E. Qué es apòstrofe? . R Es una figura por la cual convertimos la oración à Otra persona ó cuasi persona distinta de aquella que requie­ re el discurso (Cic. pro Mil.): Vos, vos appello fortissimi viri qui multum pro República sanguinem effudistis; vos in viri et cives invidi appello pericula, centuriones, vósque milites: vobis non modo inspectantibus, sed etiam armatis, et huic judicio preesidentibus, hxc tanta virtus, ex hac ur- 0CTambienMse hace alguna vez metáfora dirigiendo la ora­ ción á los dioses, invocándolos (Cic. in Cat.): tu Jú­ piter, qui iisdem, quibus hxc urbs autptene a Romulo est
  • 23. LIBRO I. 30 constitutus, quem statorem hujus urbis, atque imperii, veré nominamus, hum et hujus socios, suis aris cceterisque tem­ plis, á tectis urbis, á mxnibus, á vita, fortunisque omnium civium arcebis: et omnes inimicos bonorum hostes patrite, la­ trones Italice, scelerum fa’dere inter se, ac nefaria societa­ te conjunctos, ceternis swpliciis, vivos, mortuosque mactabis. Puede asimismo dirigirse la apóstofre á cosas inanimadas y destituidas de sentido, y aun también á las mismas bestias. Tal es aquella de Virgilio cuando Mecencio habla con su ca­ ballo, llamado Roebo: Rxbe, diu (res si qua diu mortalibus visa esi) vivimus. Y aquello de Cicerón (pro Milone): Vos enim jam Albani tumuli atque lucj, vos, inquam, imploro atque obtestor: ros­ que Albanorum, ó Brute, arte sacrorum populi Romani so­ cii ecquales. Entre los poetas es cosa muy común el usar de apostrofes destituidas del sentido. P. Cuantas son las reglas de la apostrofe? R. Tres: la primera que se debe usar de ella raras veces porque si se hace con frecuencia, será necia y fria: segun­ da, que aunque ó muchos parece que no se debe usar de la apostrofe en el principio del discurso, sin embargo, empie­ za por ella muy bien la oración, como: Quousque tamdem abutere Catilina patientia nostra: tercera, pueden los poe­ tas por causa del metro aplicar las apostrofes, así Ovidio (lib. 3. trint.): Nunc ego jactandas optarem sumere tuas. §• II. De la esclamacion. P. Qué es esclamacion? R. Es la espresion de un afecto mas vehemente y se ha- ce algunas veces espresando los afectos por medio de inter­ jecciones, como (Cic. in Pis.): O scelus! ó pestis! Otras se hace sin usar de interjecciones, v. g. (Virg. Eclog. 1.a): En quó discordia, cives perduxit miseros... En queis consevimus aqros. §. III. De la obsecración ó deprecación. P. Qué es obsecración? R- Es la imploración ó súplica que hacemos á Dios ó DE LA ELOCUCION. 31 á los hombres pidiendo algún socorro, así (Cic. pro Des.): Quamobrem hoc nos primum metu Ctüsar, per fidem et cle­ mentiam tuam, libera, ne residere in te ullam partem ira­ cundia’ suspicemur. Per dexteram, te, istam, oro, quam Regi Dejotaro hospes hospiti porrexisti; tuam, inquam dex­ teram, non tam in bellis et in prailiis, quam in promissis et in fide firmiorem. Tu illius domum inire, tu vetus hospi­ tium renovare voluisti: te ejus Dii Poenates acceperunt; te amicum et placatum Dejotari arce, focique viderunt. Y el mismo Cicerón (pro Lig.) al Cesar: Ad judicem sic agi solet: sed ego ad parentem loquor. Erravi, temere feci p enitet, ad clementiam confugio, et ut ignoscas oro. §iv. De la imprecación. P. Qué es imprecación? R. Es cierta execración por la cual pedimos algún mal para alguno ó para nosotros mismos. Tal es aquello de Ci­ cerón (pro Dejotaro): Dii te perdant, fugitive. Ille, non modo nequam, et improbus, sed etiam fatuus et amens est. (Cic. in Antonium) Dum tu abi in malam rem, malumque cruciatum. Tal es también aquello de Dido: Sed mihi, vel tellus optem priüs ima dehiscat, Vel Pater Omnipotens adigat me fulmine ad umbras, Pallentes umbras Erebi, noctemque profundam Ante pudor, quam te violem, aut tua jura resolvam. §. V- De Ia orninacion. P. Qué es orninacion? R. Es una figura por la cual decimos anticipadamente las cosas que han de suceder (pro Mare. Marcello ad Cesá- rem): Obtupescent posteri certé, Imperia, Provincias, Rhe­ num, Occeanum, Nihilum pugnas innumerabiles, incredibi­ les victorias monumenta, munera, triunphos audientes et legentes tuos.
  • 24. 32 LIBRO I. DE LA ELOCUCION. 33 § VL De la conminación. P. Qué es conminación? K, Es una figura que amenaza con una grave incomodi­ dad para apartar délo propuesto, como los legados de Iqs Helvecios, á Cesar.(bell- Gall. lib. 1. cap. 13.): Ne commit­ teret, ut is locus ubi constitissent, ex calamitate populi ro- maniet internectione exercitus nomen caperet, aut memo­ riam proderet. §• VII. De la prosopopeya. P. Qué es prosopopeya? It. Es una inducción fingida de persona, por la cual á los que carecen de vida ó de razón se les da sentido, afecto y razonamiento (Cic. in Verr.): Sicilia tota, si una voce lo­ queretur, liate diceret', quod auri, quod argenti, quod orna­ mentorum in meis sedibus, ccdibus, delubris: habui, id mihi tu Verres, arripuisti atque abstulisti. §. VIII. Da la transición. P. Qué es transición? K. Es una oraeion breve que traba con palabras idóneas ló que ha dicho con lo que se ha de decir, siendo mas bien uso de las figuras para enlazar las partes de la oración que figura. P. Cuantas especies hay de transición? R. Dos, una perfecta y otra imperfecta, de las cuales la primera consta de dos partes; una que abraza lo que se ha dicho anteriormente, y la segunda que toca brevemente lo que se ha de decir, v. g.: Quoniam de genere belli dixi nunc de magnitudine pauca dicam (Cic. pro leg. Man.). P. Cual es la imperfecta? R. La que solo.consta de una parte, la cual recopila tur­ camente 1q que se ha dicho, ó solo propone lo que se ha de decir: de lo primero es ejemplo (Cic. pro Dejot.); Un cri¿ men, en causa, cur Regem fugitivus Dominus servum ac­ cusat: y del segundo caso (Cic. pro. Rose. Amer.): Age nunc illa videamur, Judices, qua; consecuta sunt. P. Sabréis darme algunas fórmulas de transiciones? R. Son varias, según se demuestra en los signientes ejemplos que son tomados de los mejores autores. 1. Restat ut de imperatore ad id bellum deligendo ac tantis rebus proficiendo dicendum esse videatur. 2. Satis multa de turpitudine dicam; deinceps quod pro­ posui de periculo. 3. Uni epistola respondi, venio ad alteram. 4. Sed nimis multa de nugis ad majora veniamus. 5. Verum ubi rerum testimonia adsunt, nihil opus est verbis. 6. Sed Ikcc vetera, aliud recens, Cxsarem meo consilio interfectum. 7. Sed ne forte, ob multis rebus gestis M. Antonium rem unam pulcherriman, transiliat oratio, ad Lupercalia venia­ mus: non dissimulat, Patres conscripti, apparet esse com­ motum, sudat, palet. 8. Sed arrogantiam hominis, insolentiamque cognoscite. 9. Aut etiam ausus est. Quid autem est quod tu non au­ deas? 10. Sed jam salis multa de causa extra causam , etiam nimis fortasse multa: quod restat, nisi ut orem obtesterque, vos Judices, ut misericordiam tribuatis fortissimo viro? 11. Questores illius demonstrata reliqua attendite. 12. Atque ut inde oratio meaproficiscatur unclc hccc om­ nis causa dicitur. 13. Atque ut facilius intelligere possitis, judices, quin facta sunt indigniora esse, quam hccc sunt qum diximus, ab initio, res, qutemadmodum gesta sint, vobis exponam. 14. Sed hicc robustioris scelera ommittamus; loquamur potilis de iniquissimo genereslevitatis. 15. Id quod facilius facere possitis dabo operam, ut a principio, res, quemadmodum, gesta sit, cognoscatis. 16. Sed fines sit: enim pree lacrimis jam loqui possum, et hic se lacrimis defendi negat. 17. Sed quoniam emersisse jam e vadis et scopulos prte- tervecta videtur oratio mea, perfacilis mihi reliquus cursus ostenditur. 18. Plura de illo Archipirata dixi quam volui; et ta­ men eaque certissima sunt; hujus criminis argumenta prcc- dermissi. 19. Age vero, ne semper forum, subselia, rostra, cu­ riamque meditemur. ' : Sii 4
  • 25. LICUO I. »E LA ELOCUCION. 35 34 20. Ad ejus tribunatum, qui ad sese jamdudum vocat- et quodam modo absorbet orationem meam, contento studio cursuque veniamus. 21. Atque haec oblectationis, illa necessitatis. 22. Quibus rebus expositis, satis docuisse videor, homi­ nes natura quanto omnes, anteirent animantes. 23. Lonaa est oratio, multxque rationes quibus doceri potest. Sed quid ego longinqua commemoro? 23. lnteiligo quam scopuloso, difficilique loco, verses. 26. Sed quid ego his argumentis utor, quasi res dubia aut obscura sit? 27. Multa hujusmodi proferre possem, sed genus ipsum videtis. 28. Nolo in hac re mutus videri. 29. Itaque fateamur necesse est nihil difficilius esse. 30. Multa praetereunda sunt, et tamen multa dicuntur. 31. Vereor, ne hoc quod dicam perinde intelligi auditu possit, atque ego ipse cogitans, sentio. 32. De exordio satis dictum est, ad narrationem tran­ seamus. 33. Quod ad definitiones hactenus-, reliqua videamus. 34. Nunc reliquorum oratorum cetates persequamur. 33. Tempus est, ad exteras orationis partes proficisci. 36. De estatutis diebus dixi, nunc de annalibus dicam. 37. De multitudine quondam, quod satis est, admonui; de obscuritate pauca dicam. 38. Utinam, vero, mihi satis esset ad dicendum, vel fa­ cultatis, vel temporis. 39. Audistis gravisima: audite nunc graviora. 40. Sed hiec pricatim, nunc, qux publice gesta sunt, vi­ deamus. 41. Postularet hic locus ut dicerem de... 42. Variis, hisce quas attuli transitionibus, addito bre- vioreshasce formulasque connectentes. 43. Jam vero quid dicam. 44. Age vero explicemus nunc. 43. Ex quo debet intelligi. 46. Omitto domesticas tuas sordes. IVi. Nam illud quid attinet commemorari. 48. Ita est quemadmodum dixi. P. Que se ha de observar con !as figuras? R. Bastante moderacion en usar de ellas; porque asi co­ mo ia oracion que consta siempre de sus propias dicciones, se desprecia por lo general como humilde, del mismo modo la que lleva siempre demasiado ornato suele desagradar, por lo cual debe moderarse con cierta medianía y variedad, de suerte que ni los mismos adornos no se apíiquen muchas veces á una misma parte, sino que usando de variedad en todo el discurso se distribuyan y repartan debidamente en­ lazados los propios con los trasladados y los figurados. Pero pasemos ya al tercero y cuarto adorno de la oracion. CAPITULO XII. DEL ADORNO Y COPIA DE PALABRAS Y DE LA FRASEOLOGIA Y EPITETO. §• I- Del adorno. P. Qué parte de la retórica debe seguir por su orden na­ tural á los tropos y figuras? 11. El adorno y copia de palabras. P. Qué es adorno? R. Es una parte de la gramática mas sublime y elevada que la común, la cual enseña el modo de hablar con apti­ tud, con congruencia, con hermosura, y belleza ó elegan­ cia, usando de palabras y frases acomodadas debidamente al discurso. P. Qué partes tiene el adorno? 11. Tiene varias, á saber: propiedad y pureza de pala- labras en el idioma que se habla ó escribe: proporción de elegancia en las palabras trasladadas y en las figuradas: concinidad en distribuir los periodos en sus justas medidas; frase que eleva el estilo sobre el común modo de decir, y epíteto que califica, realza y amplifica las cosas á que se junta, porque para que el adorno cause admiración debe ser tal que la congruencia no desdiga del decoro; pues si falta alguna de las virtudes referidas no se librará la oracion de la crítica de los doctos, ni merecerá la menor alabanza.
  • 26. DE LA ELOCUCION. 36 LIBRO I. §• II. De la copia ó abundancia de las palabras. P. Cómo se adquiere la facultad de decir? B. Por la lectura, por la escritura, y por la peroración. P. Qué se refiere á la lectura? E. El oir y el imitar. P. Y á la escritura? E. La corrección y el pensamiento. P. Qué copia debe adquirir el orador? E. Laque consta de palabras y de cosas. P. Pertenece aquí la copia de palabras y de cosas? B. Aquí solo pertenece la de palabras, la cual en cuanto corresponde á lo que se lee y á lo que se oye, se debe leer y oir con el mejor juicio todo lo mejor; y no se han de alabar las cosas en los mejores escritos ó dichos, sino que se hará elección de lo mejor y mas escogido por medio de un juicio exacto, ejercitando y convirtiendo en jugo y sangre las es- presiones que fueren mejores, trasladando esta lectura y me­ ditación á los poetas, á los oradores, á los historiadores, y álos filósofos; aplicando la crítica á la elección, déla cual se tratará mas de intento cuando se hable de la imitación de los autores. §. III. De la fraseología. P. Qué es frase? E. La frase, que eleva la elocución sobre el común mo­ do de decir, á la cual podemos llamar con Quintiliano, dic­ ción, estilo, elocución y género elegante y adornado de ha­ blar, no es otra cosa que una espresion mas elevada y ador­ nada que consta de dos ó mas palabras de diversa significa­ ción, como cuando uno dice entre sí: incutio y terrorem, si se aplican á la simple significación del verbo terreo, como: incutio terrorem hostibus, se habla con mas adorno y ener­ gía que si solo dijese: terrefacio, ó terreo hostes. Pero de esta clase se encuentran á cada paso en los autores mas ele­ gantes y allí pueden leerse y aprenderse mas fácilmente. P. Qué dificultad ocurre en la frase? E. La mayor que se presenta es la que suelen usar los poetas, la cual muchas veces escede sobremanera la capa­ cidad de los jóvenes gramáticos, en especial cuando aquellos 37 por causa de recreo, ó demasiada licencia, se valen de frases irías muy apartadas y fundadas en tropos, etc., etc., por cu­ ya razón creemos del caso presentar aquí algunos ejemplos y doctrinas de los poetas, para que con mayor facilidad se evi­ te lo que deba evitarse, y abracemos lo que se debe abrazar. §• iv. De la fraseología de los poetas, esto es, del estilo, frase, epíteto, dicción y construcción poética. P. De donde trae su origen la frase poética? < E. De la mayor facilidad y genio atrevido de los poetas, los cuales han sido tan fáciles en fingir, principalmente en los epítetos, que los antiguos acostumbraban aplicar al razo­ namiento humano el poético, de donde, con razón, se abs­ tienen de sus propias locuciones todos cuantos hay mas amantes de la pura latinidad. Los poetas, por causa del me­ tro, se tomaron mucha licencia. Cetario recogió muchas vo­ ces y fórmulas poéticas ¡Ántic. 6. p. 12.): Absque illo esset amare, por solere; Dux, por Duce; vocor, pornominor; Co¡- li, por Costo; est, por licet; festum, por festo die; genitor y genitrix,por parentibus; grates ageres,por gratias age- re; lethum, por morte; natus ó gnatus, por filio; obli- vio, por oblivione; potis ó pote est, por potest; salutari, por vocari. Pueden también los poetas, por causa del metro, omitir algunas palabras, y variarlas y aun contraerías valiéndose muy bien para ello de las figuras de la gramática , y hasta usar de palabras apartadas de la costumbre y estrañas, á lo cual hadado ocasión la fantasía, que es la que forma estilo y elocución poética, tomando su forma de la conversación y trato plebeyo. P. Qué es estilo poético? E. Es aquel que no solo en las palabras, en los epítetos frases, construcciones y conexiones, sino también en toda la construcción discrepa del estilo de la propia. P. Qué es epíteto? E. Es un adjunto que se acomoda á algún sugeto con la idea de calificarlo, adornarlo y engrandecerlo ; y aunque no sea siempre preciso, los poetas lo aplican por adorno, y en este sentido les agradan hasta los epítetos ociosos , aunque atendida la calidad de lá poesía no suelen serlo los que se presentan al sentido, tal como en Horacio (Epod. 2.): Tur-
  • 27. DE LA ELOCUCION. LIBRO 1. 38 dis edacibus(..°:&.0'} Dulcí melis favoque liquorc lucet. Am­ biciosa colas attonilus ignis (Marc. Epigr. 8. v. 29.). P. Usan los poetas ademas de otras locuciones? R. Se valen de los sustantivos y de otras figuras muy atrevidas, de tal modo que en muchas ocasiones hay suma dificultad para interpretarlas, y sobre todo usan de la me- talépsis, v. g. (Virg. lib. 8): Iter in altum celerant rumore secundo. Y en el mismo también se encuentra una metalépsis du­ rísima cual es rumor por murmure-, murmur fluviale, por ipso fluvio. También suelen valerse los poetas en sus construcciones de los grecismos, usando del nominativo por vocativo, y co­ metiéndolos igualmente en los demas casos propios de la sintáxis griega y estraños de la latina. Del mismo modo usan á veces de un adjetivo en lugar de adverbio por silepsis ó enálage, v. g.: suave rubens hiacyn- tlius. Estas trasposiciones deben ejecutarse con elegancia, co­ mo las de los tropos; pero los poetas las juntan de ordinario á los adjetivos, á los relativos, á los comparativos y á las semejanzas; así es que jamas usan de ellas los oradores, v. g. (Virg. Eneid. 4.): Qiialis ubi hibernam Lyciam, Jantique fluenta Deserit, ac Delum maternam invisit Apollo Haud illo segnior ibat Eneas. P. En qué mas se diferencian los poetas de los oradores? R. En que los primeros tienen diversas invenciones, diversa disposición de argumentos, diversa elocución y tam­ bién sus figuras. CAPITULO XIII. DE LAS SENTENCIAS Y DE LOS ADAGIOS, DE LOS ELOGIOS Y AGUDEZAS. §■ !• De las sentencias. P. Qué es sentencia? R. Es una luz de la oración recogida brevemente en 39 cláusulas v. g.: Obsequium amicos, verilas odium, parit (Senec.de vitas beatas, cap. 30): Sententiam semper unius sequi, nonvitteest, sed factionis. P. Cuantas son las virtudes de la sentencia. R Tres: 1.a Agudeza. 2.a Rotundez, de modo que tor— me periodo. Y 3.a que sea sabia; esto es, que abrace algún precepto, v. g. (Senec. de Benef.): Gratum hominem sem- per benéñciumdelectat, ingratum semel. . Pero no deben frecuentarse mucho las sentencias en la oración porque esta repetición haría que pareciésemos mas maestros de vivir que tratadores de una cosa cualquiera. §• »• Del adagio. P. Qué es adagio? R Es un dicho agudo que corre en boca de todos, v. g..- Camarinammovere: esto es, buscarse algún mal. Fluctusm simpudo excitare-, alborotarse en cosas de poca monta. Pero debe observarse que no se mezclen en la oración adagios frecuentes y oscuros, porque esto se tiene por cosa pueril y viciosa. § Del elogio. P. Oué es elogio? R. Es una oración breve escrita para memoria y en­ grandecimiento de las cosas, cuya materia versa sobre todo suceso triste ó alegre, grande ó pequeño, etc. etc. P. Cuantas son las especies del elogio? R. Dos: poética y oratoria. La primera es lo mismo que el epigrama, cuva alabanza se funda en la brevedad y en la agudeza, y la segunda la que se emplea en esplicar y ador­ nar las cosas. P. Que locuciones ama? R. Las figuradas y elegantes, la varia erudición, las alu­ siones á las historias, las sentencias y los epifonemas. P. Qué estilo requiere? R. El conciso y los laconismos; y ademas aquellas tigu ras y formas de decir que proporcionan la brevedad , como son la zeugma, la elipsis, la disolución; y aprovechan tam­ bién los gerundios, los participios, las figuras armónicas,
  • 28. 40 libro 1. íal como la similiter cadente la desinente y el compar. J . ¿Lomo se llama el elogio dirigido á celebrar la memo­ ria de los difuntos? R. Se llama sepulcral, y se divide en cenotaíio, que quie­ re decir sepulcro vacío, y se pone en inscripción, ó bien en la mole lunebre, o en los túmulos honorarios; y en epitafio esto es en sepulcro, en cuyo túmulo se inscribe él verda­ dero elogio, el cual requiere los mayores adornos de locu­ ción por cuanto es mas bien una conmemoración de la vida que déla sepultura;y el segundodebe convenir á la dignidad del sepultado, espresar su nombre y apellido, abrazar lacó­ nicamente sus mas insignes empleos y virtudes principales omitiendo los títulos de honor, como ilustrísimo, reveren­ dísimo, etc., y esplicar igualmente, según costumbre de al­ gunos, la edad, el año, el mes y el dia en que murió. §• IV. De la argucia. P. Qué es argucia? , R. Es lo mismo que agudeza, juego, gracia ó donaire, o según Cicerón (Num. 2. Secc. de Oratore): condimento v sal de todas las conversaciones, y puede definirse un dicho breve v admirable por alguna especie de novedad. P. Cuantas especies hay de argucias? R. Dos: launa seria, grave y morigerada, v. g.: Tam ommbus ignoscere cruclelitas est quam nulli (Senec. de cle- menc. lib. 1.). Y la otra jocosa como Cicerón convidado a cenar por sus dos discípulos en retórica Pansa é Hircio. dijo: Hirtium et Pansam habeo dicendi discípulos, ccenandi magistros. P. Cuantas son las fuentes de las argucias? R. Varias: primera, los tropos, en especial la alegría: segunda, las figuras, como la anominacion, v. g.: Aurora dum diem parit, perit-, dum oritur, moritur. Arte pariter ac, Marte certandum est, etc. etc.: tercera, los limares in­ trínsecos de la retórica, y cuarta, los extrínsecos, °como la fama, las escrituras y las historias. DE LA ELOCUCION. Ì1 §• v. De las varias clases de símbolos. P. Qué es símbolo heroico? R. Símbolo heroico, al cual otros llaman impresia, es un signo ingenioso tomado de alguna similitud, indicando por figura y tema un sentido determinado del ánimo. P. Qué es impresia? R. Es una metáfora puesta á la vista, ó una semejanza imperfecta, de la cual solo la primera parte, esto es, la prótasis se espresa por figura y tema; y la otra, esto es, la apódosis, se deja al ingenio de los que la miran para que la deduzcan. P. Qué es emblema? R. Es un símbolo generalmente acomodado para formar los ánimos y las costumbres. Se diferencia del símbolo he­ roico ó de la impresia en que precisamente no quiere tema, ó lo admite claro, ó abre el sentido á los lectores por medio de algún epigrama que añade. Admite todas las figuras ver­ daderas, fabulosas, etc., etc., y enseña documentos genera­ les de costumbres, las cuales no convienen al símbolo he­ roico (Véase Alciato). P. Qué son geroglíficos? R. Son unos símbolos sagrados, los cuales por medio de imágenes pintadas dan á entender alguna cosa oculta. Fueron inventados en vez de letras por los egipcios. No son anima­ dos de inscripción alguna, sino que las mismas imágenes mudas tienen su propia significación, aunque recóndita, bien sea por beneplácito de los hombres, como el olivo para de­ notar la paz, y el laurel por la doctrina; ó bien por la mis­ ma naturaleza de la cosa, como el gallo para denotar la vi­ gilancia. Las insignias de la nobleza fueron unas figuras de los an­ tepasados, ó unas imágenes humanas hechas de cera ú otra materia, y guardadas en los atrios para conservar la memo­ ria de las glorias de los mayores. A estas sucedieron los símbolos gentilicios, que llamamos escudos de armas, los cuales por medio de varias figuras y colores distinguen las familias. El numisma ó medalla se diferencia del dinero, en queeste circula en el comercio, y las medallas son unos me­ tales sellados para denotar la escelencia de los varones y lo ilustre de sus hazañas; los cuales representan por un lado la efigie del varón, en cuyo honor se graban, y por el otro
  • 29. DE LA ELOCUCION. LIBRO I. 42 la inscripción, las figuras, ó los símbolos. CAPITULO XIV. DE LA CONCINIDAD DE LOS PERIODOS. §1. Del periodo, del miembro y del inciso. P. Qué es concinidad de la oración? R. La que traba y une la oración en justos periodos y en una medida hermosa. P. Qué cosa es periodo? II. Es la continuación de la oración que abraza en su rodeo ó círculo una perfecta y absoluta sentencia. P. Cuantas son las leyes del periodo? R. Dos: la primera, que debe constar de cierto rodeo ó circuito, el cual si falta, de periodo se hace proposición ló­ gica, v. g.: Marco Fabro, viro optimo, et homine doctissimo familiarissimé utor (Cic. Fam. 2. 14.): es periodo. Si se quita el rodeo, esto es, las palabras viro optimo et homine doctissimo, será una proposición lógica, y por consiguiente no habrá periodo. La segunda es que todo periodo se estienda de tal suerte que no se perciba el sentido sino cuando se halle perfeccio­ nada y acabada la sentencia; porque el principio pende del fin, y este, como por cierto rodeo, redondez ó torneo, se vuelve al principio, v. g., cuando Salustio dice (Bell. Ju- gurth. cap. 10.): Concordia parva; res crescunt, discordia máxime dilabuntur. Aquí hay dos miembros, los cuales no constituyen periodo, porque cada uno se estiende separada­ mente; pero lo habría si de estos miembros del mismo pe­ riodo se hiciese un sentido pendiente en esta forma: Qwm- madmodum concordia pareceres crescunt-, itadiscordia etiam maximx dilabuntur. P. Cuantas son las partes del periodo? R. Dos: miembro ó colon, inciso ó coma. El primero es la mayor parte del periodo que comprende una sentencia entera, aunque pendiente dentro del mismo periodo, v. g.: 43 Quemadmodum concordia parvee res crescunt: ita discordia etiam maximte dilabuntur. En este periodo se hallan dos miembros, y el uno y el otro, según se deja ver, declaran un sentido pendiente: los cuales sin embargo, fuera de periodo, cada uno de los dos deja perfecto su sentido, v. g.: Concor­ dia parvee res crescunt, discordia res màxima} dilabuntur. El miembro tiene ó es de dos géneros, á saber: el uno simple sin ninguna distinción de vicios, v. g.: Quid fanam pro luis in memeritis? (Cic. pro Milon.) Y el otro distinguido por incisos, v. g.: Multum in agro, locisque desertis, au­ dacia potest. . . , La segunda parte del periodo, inciso o coma, es la parte menor del mismo, la cual constando de pocas palabras com­ prende dentro de sí misma una imperfecta sentencia, v. g.: Erectus maximi, ac pulcherrimi facti conscientia, nihil de suo casu, multa de nostro quxrebatur (Cic. Philip. 1.a §. 4.). En cuyo ejemplo se hallan cuatro incisos, un solo miembro y un solo periodo. Debe advertirse que el inciso puede perfeccionar el sen­ tido fuera del periodo como en este ejemplo: Nequid ni- mis, esto es, se ha de guardar modo en todas las cosas. §• « De la división de los periodos en simples y compuestos: P. Cuantos géneros hay de periodos? R. Dos: simple y compuesto. El primero es aquel cuyo circuito consta de un solo miembro ó colon, por lo cual se llama monòcolo, v. g.: Epistolam tuam quam accepi á Lu­ cio Aruntio, conscidi innocentem (Cic. Epist. Fam. 7.). Pe­ ro si dijese sin rodeo: Epistolam tuam conscidi, no seria periodo, sino proposición lógica. Y el segundo compuesto, es aquel que consta de muchos miembros, y tiene dos partes, de las cuales la una se llama protasis ó antecedente, y la otra apodosis o consiguiente. P. Cuantas son las especies del periodo compuesto? R. Son tres las mas frecuentes, á saber: la primera se llama bimembre, en griego dícolos: la segunda, trimembre, en griego tricólos: y la tercera, cuadrimembre, en griego letrácoios. Por lo dicho, si el periodo no tiene menos de dos miembros, ni mas de cuatro, merecerá alabanza; y así se pondrán á continuación algunos ejemplos para aclarar cuan­ to queda referido.
  • 30. DE LA ELOCUCION. 45 44 LIBRO I. §• HI- Del periodo bimembre. P. Qué es periodo bimembre? K. Es aquel qué consta de una prótasis ó una apódosis ummembre, ó una condición, ó un contrario, ó una compa­ ración, o alguna otra cosa de este género; y se forma con facilidad, si á una proposición lógica se añade cualquiera de las cosas referidas. Así, pups, si la causa ó la etiologia da la protasis, la misma proposición dará la apódosis, v. g.; Mit­ to tibi librum promissum: si se añade la causa ó la razón nacerá de aquí un periodo bimembre, cual es el que se ha- a en Plinio (Epist. 1.a lib. l.°): Quia tardiorem adventum tuum prospicio-, librum quam prioribus epistolis promisseram exhibeo. A este tenor la proposición lógica: Multas ob causas Ro­ ma’ me esse opto: añadiendo la razón, se mudará fácilmente en este periodo bimembre (Cic. epist. ad divers. 15.): Má­ xime mihi fuit optatum, Romee esse tecum, multas ob cau- sas, sed precipué, ut et in petendo, et gerendo consulatu, meum tibi debitum studium, perspicere possis. Si se añade una condición nacerá un periodo condicional como este (Cic. Epist. ad divers. 6. 17.): Si mihi tecum, non multce et tustee causee amicitiae., privatim essent: repe­ terem initia amicitia; ex parentibus nostris. Lo mismo sucede si se añaden contrarios, comparaciones, P. Qué fórmulas hay para enlazar otra por los periodos? K. La misma naturaleza del asunto las suministra y son por lo común varias partículas, las cuales hacen que los periodos sean causales, condicionales, contrarios, compara­ tivos, concesivos, disyuntivos, copulativos, etc., comen­ zando el periodo en los causales por cum, quia, quoniam, quando, quidem, y también por si: en los condicionales por si, modo, dummodo: en los contrarios por cum, ó sin cone­ xión comenzando inmediatamente por la misma cosa: en los comparativos por quod, si, quemadmodum, sicuti, etc.: en los concesivos por etsi, tametsi, ut, utut, equidem, quidem: en los disyuntivos por aut, vel, etc.: en los copulativos por et, cum, siguiendo et tum, non tantum, non modo, y luego, verum etiam, etc., etc. §• iv. Del, periodo trimembre. P. Oue es periodo trimembre y como se forma? R Es el que consta de tres miembros, y se forma du plicando la protasis 6 la apodosis dei periodo de dos miem­ bros, y en consecuencia de esto se pueden liacer tantos pe­ riodos trimembres cuantos fueren los bimembres. Sirva de eiemplo el periodo bimembre condicional que se puso antes: Si mihi tecum, non multa, et justce causce ami­ citia!, privatim essent: repeterem initia amicitice, ex pa­ Duplicada la protasis resultara un periodo trimembre en esta forma: Si mihi tecum, non multce, et justce causce ami- citice, privatim essent; neque jam, ab ineunte adolescentia, complura inter nos mutua officia existissent: repeterem mi­ tia amicitiae ex parentibus nostris. O duplicada la apodosis: Si mihi tecum, non multce, et iustae causui amicitice privatim essent: repeterem causas ami­ citia: nostree aparentibus nostris, inter quos magna semper, atque arcta, familiaritas intercessit. flay tambien periodos trimembres causales, adversativos, comparativos, etc., etc. y se forman por las mismas parti­ culas que los bimembres. §■ v. Del periodo cuadrimembre. P. Cual es el periodo cuadrimembre? R El que consta de cuatro miembros, según lo demues­ tra su mismo nombre, de los cuales dos se refieren por lo común á la prótasis, y los otros dos a la apodosis, v. g., el siguiente ejemplo de Cicerón (pro Aul. Csecin.), el cual com­ para entre sí estas proposiciones, añadiendo la razón de crepancia entre los dos miembros opuestos, y sacando un PGAmím./Cíccinna cessit in vi facienda audacia’ Sexti SEbu- tii, non autem in causa, eiusdem cedet impudentuv. Razona Non enim in foro tantum valet impudentia, quantum in aqro, locisque desertis, audacia. Su estension en periodo quadrimembre es esta:
  • 31. DÉ LA ELOCUCION. LIBRO I. 46 Si quantum in agro, locisque desertis, audacia potest tan­ tum inforo, atque judiciis, impudentia valeret: non minus in causa, cederet Aulus Ciecinna, Sextii AEbutii impuden- ticc, quantum in vi facienda cessit audacia’. Usando del mismo ejemplo se podia decir. Si quantum in efringendis carceribus astutia potest, tan­ tum ad effugiendum furcam, audacia valeret: non .minús jam hic fur carnifices deluderet audacia, quam lictoribus olim ’illusit astutia. En algunas ocasiones suelen hallarse entre los oradores periodos de mas de cuatro miembros, que se llaman perio- dicon, pero son tenidos por viciosos. Sea ejemplo el siguien­ te de Cicerón (pro Tito Annio Milone): Etsi vereor, Judices, ne turpe sit, pro fortissimo viro dicere, incipientem, time­ re, minimeque deceat cum T. Annius Alilo, ipse magis de Reipublicce salute, quam de suapertubetur, me ad ejus cau­ sam parem animi magnitudinem aferre non posse: tamen, hxcnoviijudicii nova forma terret oculos qui, quocumque inciderint, veterem consuetudinem fori, et pristinum mo­ rem judiciorum, requirunt. P. ¿Cuando se acumulan mas miembros de los que puede pronunciar el hombre mas robusto en una sola alentada, có­ mo se llama? R. Se llama entonces tésis y pneumático, que quiere decir: periodo el mas difuso de todos. Pero siempre es vi­ ciosa semejante especie de periodos. Sea ejemplo de esto (Cic. pro Rose.): Rogat, oratque te, Crisógone, Roscius; si nihil de patriis fortunis amplissimis in suam rem convertit: si nulla in re te fraudavit: si tibi optima fide sua omnia concessit, adnumeravit, appendit: si vestitum quo ipse tectus erat, annulumque de digito suum tibi tradidit', si ex omnibus rebus, se ipsum nudum, neque preterea quidquam excepit: ut sibi per te liceat innocenti amicorum opibus, vitam in egestate degere. P. Qué cosa es decir periódicamente ó por circuito? R. Es tejer la oración con periodos. P. Qué cosa es decir corriente, ó sueltamente? R. Es entretejer la oración con incisos ó miembros, y puede servir de ejemplo para esto Cicerón (post reditum in Senatum): Cum hoc homine, aut cum stipite ccthiope, si in foro constitisses, nihil crederes interesse: sine sensu, sine sapore, elinguem, tardum, inhumanum, neglectum Cappado­ cem, modo abreptum de grege venalium diceres. Y de miembros el mismo Cicerón (ad Quintum fratrem 47 lib. 3. cap. 9.): Pomponius abest; Appius misset', Hirtius parat, mulli intercessores numerantur: populus non curat: principes nolunt: ego quiesco. P. Cuando debe hacerse uso de los periodos? R. Quintiliano dice que deben usarse principalmente en los exordios, en los lugares comunes, en las amplificaciones y en los epílogos. P. ¿Cuando debemos valernos de los incisos en los miem­ bros? ,, . . . R. En los diálogos, en las cartas a los amigos y princi­ palmente en las narraciones, si queremos referir lo que lia sucedido en un breve espacio de tiempo: debiendo advertir­ se que aquella oración, en la cual se mezclan con los perio­ dos algunos incisos y miembros, será mas elegante, porque con esta variedad se quita el fastidio a los oyentes, y la ora­ ción tiene mas belleza y hermosura. P. Hay algún otro periodo mas bello? R. El redondo ó cuadrado, que es aquel que consta de cuatro miembros dispuestos de tal modo que los primeros se puedan anteponer á los últimos y vice-versa, sin perjui­ cio del sentido, siendo el mismo por cualquiera parte que se mire, v. g. (Cic. pro Aul. Csecin l.°): Si quantum magro locisque desertis audacia potest, tantum in foro atque inju­ diciis, impudentia valeret: non minus nunc in causa cede­ ret Aul. Ccecin. Sextii ¿Ebutii impudente quantum in vi facienda cessit audatite. . En algunas ocasiones suele invertirse el orden poniendo primero la apódosis y despues la prótasis, v. g. (Cic. pro Mil.). Negant intuere lucem esse fas ei, qui a se homi­ nem occisum esse fateatur. . , c ■ ■ Del mismo modo puede añadirse algún miembro ó inciso á la prótasis ó á la apódosis, el cual quitado, queda entero el sentido, v. g. (Cic. in Verrin. 5.): Si potest ista pecunia sine aratorum numero detrahi: habeat hoc populus Roma­ nus preesertim in tantis cerarii angustiis. Por último, debe guardarse en los periodos la puntuación siguiente: al fin de la prótasis se ponen dos puntos, y á la conclusión del periodo un punto. Si los demas miembros constan de proposiciones enteras se pone coma, y si taita al"o para perfeccionar la proposición se usará el semi-colon, ó punto y coma, según es de ver en los ejemplos anteceden­ tes,
  • 32. 48 LIBRO I. CAPITULO XV. DE LA ELEGANCIA Y DEL NUMERO ORATORIO. §• I- Da la elegancia. P. Qué es elegancia? R. Es cierta gracia y belleza tomada de la elección de las palabras, y del número y colocación de ellas: siendo la concinidad sil parte mas principal. P. ¿Cuantas reglas esenciales deben observarse en el or­ den y colocación de las palabras? R. Cuatro: la primera, que las cosas que dependen de otras se coloquen primero, y despues aquellas de las cuales dependían las primeras, v. g. (Cic. de orat. cap. I.0): Cogi­ tanti milii scepe numero, et memoria vetera repetenti, per­ beati fuisse, Quinti frater,.illi videri solent, qui in optima República, quum et honoribus, et rerum gestarum gloria maxime florerent, cum vitee cursum tenere potuerint, ut vel in negotio, sine periculo, vel in otio, cum dignitate, esse possent. La segunda, que las palabras mas tardas se moderen de tal suerte con las aceleradas, que si no se ha de espresar una famosa grandeza y gozo, ó bajeza y tristeza, los perio­ dos concluyan con armonía en sílabas largas precediéndoles otras breves, v. g. (Cic. pro Domo. Cap. 23.'): Audieram et legeram clarissimos nostree civitatis viros se in medios hos­ tes ad perspicuam mortem pro salute exercitus injecisse: ego, pro salute Reipublicte, universa dubitarem. La tercera, se reduce á observar cierta variedad de tal modo que unas veces concluya la oración en nombres, otras en verbos, y algunas en otras voces, para que así la seme­ janza no cause fastidio, ó se demuestre artificio, v. g.. Cic. in Catil. Cap. 2.): Cupio P. C. me esse clementem cupio, in tantis Reipublicce periculis, non dissolutum videri: sed jam me ipsum ineptite, nequiticeque condemno: castra sunt in Italiam contra Rempublicam in Etrurice faucibus collocata. La cuarta es que se guarde un orden, de tal suerte que se coloquen las mismas palabras, si no todas, al menos la mayor parte, del mismo modo con que los significados de ellas se presentan al ánimo del que las piensa, v. g. (Cic. DE ¿A ELOCUCION. 49 proMilon. cap. 26.): Vide qudm sitvaria vita; commutabi- lisque raigo, quam vaga vólubilisque fortuna; quantu: infide- íitates in amicis, qudmad'ftempus aptffl simulationes. ob fioieoa rnpBGiew; Del número oratorio. P. Qué es número oratorio? R. Es aquella armonía suave que proviene de una idónea conexión de las palabras, v. g.: Abesse non potest, quin ejus- dem.hominis sit probos improbare, quin ímprobos probet. Se habla ciertamente en latin, pero con poco número. Mas co­ locadas las mismas palabras con mayor concinidad hace Cicerón un periodo numeroso en esta forma: Abesse non po­ test, quin ejusdemhominis sit, quin improbos probet, probos improbare. P. Qué se debe observar en el número oratorio? R. Se ha de atender, según Cicerón, al oido, el cual en la prosa juzga á su modo, y no ejj,.,el rigor métrico, de la magnitud ó brevedad, y déla velocidad ó tardanza de los pies; fástídianfio'siempre la oraepon áspera y apartada de toda ley, recreándose'al contrario con ,una llena v, suaviza­ da con un sonido grato: sin embargo, los periodos conclu­ yen elegantemente y cón número en pie dichóreo, como: Audeamus: en antipesto, ó en jambo, ó choreo, como: Amavere: y en peón tercero, como Vigilate. Pero en el principio y en el medio de los periodos podrán mezclarse los pies largos y los breves, aunque los principios comien­ zan mejor por los largos; mas* en todo conviene siempre imitar los autores de mejor nota. D'ebé evitarse todo concurso de letra áspera, como; Duxit Xerxes exefcitum. Y la frecuencia abierta de las vocales, como: Arma Áléxandri invicta-, . . Igualmente sé ha de evitar que la oración no incline á metro, ó comience ó acabe en verso, y que huya de toda semejanza de este. P. En qué se diferencia el número oratorio del poético? R. Al número oratorio le llaman los griegos rhythmo, y al poético metro, y se diferencian: l.° en que la oración suelta ó la prosa consta de especie de tiempos, y el metro de espacio de tiempos y de orden: 2.° en que la oración suelta no consta toda de números, sino que se aproxima á ellos; y el metro todo se compone de números: 3.° en que
  • 33. SO LIBRO I. en el verso siempre hay un curso cierto de pies, y en la prosa incierto; 4,° en que. en la prosa el sonido ó armonia que nace de la medida de los pies, debe estar tan ocultó co­ mo posibleseá, y én el mètro debe estar patente. Y creemos baste todo lo dicho hasta aquí acerca de la concinidad. ■mm as oui,! in (dimmi; a/í 510 i CAPITULO XVI. » aafcaoK:.s.r .SbtosIéi Bonobi Bfmobofis SWMÇ ,V,9tor OE I.A CONGRUENCIA DE LA ELOCUCION Ó DE LOS TRES CARACTERES DÉ DÉCIR, ATENDIDA LA CUALIDAD DE LA oyr.il Dfipmiouoo l'ÓRACÍb'sf.W| -oq iiosí,w»t ¡Bfirml |J89 os obotdh»« qbon?g no poioqiO iodo'Ui <5< " § I , De l'á'i'ánnruencia, carácter, ele. na fimo la .ohm Id ,flOT»iJ ¡nogoa '7dlRtSJfeW*8n 9C P. Qué es congruencia? R. Congruencia, carácter, estilo ó género de decir, es la conformidad de la dicción con las cosas y personas, cu­ yos caractères, atendida la cualidad de la oración son tres, á saber: sublime, mediano y tenue. ¡orno') : 'lio ■'!<; Í19 OI •?:. :<»«(!•■ ¡ í«r¡i .» • ■ YÓi ! , Del carácter sublime. san; -nói P. Qué es carácter sublime? R. Carácter sublime, llamado también ámplio, enérgico, sumo, es aquel que trata argumentos magníficos con un gé­ nero magnífico de elocución y comprensión de palabras. P. En qué se funda esta magnificencia? R. En lás sentencias, en la locución, y.en la construc­ ción de las palabras. P. Cuales serán materias, magníficas? R. Los hechos dé los reyes, el bién común de la patria, la gloria del reino, las victorias ó hazañas de los hombres grandes, etc. etc.; P. Qué sentencias hacen el carácter magnífico? R. Las graves y agudas. P. Como se hace Ja locución sublimé? oiipno °.fe :aoT9num 9b anoomoa 9a oboj OTrafli lu.y moilo DE LA ELOCUCION. 51 R. Por medio de los tropos y de las figuras usando de todo prudentemente. . P. ¿Como se hace la construcción ó composición magní­ fica? R.. Por medio de un número mas grave y de una colo­ cación de palabras conveniente á este estilo, lo cual se con­ sigue observando aptamente las leyes del número, del órden, de las palabras, y de los periodos. P. Qué cosas se tratan con este estilo de decir? R. Las grandes y las causas mas,graves: debiendo ad­ vertir que á este estilo se opone el frío como vicioso, el cual consiste: l.° si las sentencias son demasiado hiperbólicas ó hinchadas, ó si se halla en las cosas pequeñas como en las mas grandes. 2.° si se hace abuso de voces estrañas y de epítetos que no vienen al caso, como: sudor húmedo. 3.° y hace también fría la forma de la composición, si esta se ha­ lla destituida de número, ó es demasiado numerosa , como cuando se ponen versos manifiestos. §• ni- Del carácter mediano. P. Qué es carácter mediano? ' R. Carácter mediano, medio ó temperado es aquel que trata los argumentos de su clase con un género mediano de elocución: es mas copioso y algo mas enérgico que el esti­ lo tenue, pero inferior al sublime. P. Qué cualidades tiene? IL El correr con uniformidad en el discurso, diciendo con facilidad é igualdad, y distinguiendo toda la oración con adornos medianos de palabras y de sentencias; usando tam­ bién de frecuentes traslaciones de figuras agradables y de la mas apta composición. P. A qué se dirige? R. A deleitar, y en este sentido es idóneo para las fa- cultadespreceptivas, para las disputas eruditas, para las his­ torias y para las causas medianas; y por eso ha usado de él Cicerón pro lege Manilia, pro Arch. Poeta y en otras obras suyas. P. Qué contrariedades tiene este estilo? R. A este estilo es contraria la fama fluctuante, desigual ó disuelta, la cual acaece cuando alguno por ignorancia ó poco juicio mezcla lo impuro ó disparatado con lo elegante
  • 34. 52 LIBRO I. y arreglado, lo ob ouiijGHh . i -ingisHi noioiaoqm desaliñado con lo mas adornado. §IV. Del. carácter tenue. -oioo Bfííi ob y o/cig scftí o'iOflinn un oh P, Qué es carácter tenue? R. Carácter tenue, agudo, humilde ó bajó es aquel que trata materias humildes con un género humilde de adornos y de elbhúciones. P. Dé qué estilo Usa? R. Del puro, claro, probable y agudo, pero llano: solo admitb las metáforas y figuras familiares y más conocidas, réiisatidó las atrevidas y de mas brillo. A esté carácter le hace vicioso el estilo seco ó árido, es decir, el que no con- tiéiie rnnguhós adornós, ó aquel que al tratar de alguna co­ sa grande iisa de periodos truncados en su última parte, i'i "'! . B8039flH»fl obai8£m9H 89 O ^OTOfflUfl 90 BUIIMISSOD BU CAPITULO XVII. DE LOS CARACTERES DE DECIR ATENDIDA LA CANTIDAD DE LA ORACION. oh oncibóm 0T9U05 un íc'? íí; oo ?O3i §.L División de los caracteres en cuanto á la cantidad de la oración. aoqn ikjbto isf dbtít • . ■ ■ P. Qué es cantidad de la oración? R. Es la mayor ó menor brevédadó estension de un dis­ curso. P. ¿Cuantos son los caractères de decir en cuanto á la cantidad? R. Cuatro: lacónico, ático, rodio y asiático. El priinéro, llamado asi de la ciudad de Lacedemonia, es aquel en el cual con pocas palabras se entienden muchas cosas; y se acomoda mucho á los adagios, proverbios ó sen­ tencias, como difficiliá qute pulchrá: á veces también se adap ­ ta á las conversaciones familiares. El segundo, denominado ático por la ciudad de Atenas, es do oí non ñbjsJBTBqain o oiitqnn ol Binxoin oidib) oooq DE LA ELOCUCION. DE LA ELOCUCION. 53 aquel en el cual se profieren muchas ideas en pocas y claras palabras y con razones urgentes, siendo sus virtudes la bre­ vedad y la agudeza elegantes, y de este género han usado Jenofonte, Aristófanes, Cicerón en las epístolas de Atico, y Salustio en sus historias. , À, , 1 El tercero, llamado rodio de la ciudad de Rodas, ma$ breve que el asiático y mas estenso que el atico, es aquel que constando de medianía guarda cierta semejanza entre las palabras y las ideas: tal es por lo común el estilo de Cayo César y el de Tito Livio. ¡ . El cuarto, denominado asiático por procedep del Asia, es aquel que espresa pocas ideas en muchas palabras; de suerte que si se quita la verbosidad nada queda que paryzça digno de admiración. !:b Sea ejemplo de estos estilos la siguiente proposición,;, pro­ nunciada lacónicamente Studia optimarum artium perpetuó nobis prosunt. Esta misma la espresa así Plinio en estilo ático (Epist. 7. 3.): Reliqua rerum tuarum post te al,um, atque alium, dominum sortientur; hoc numquam tuum dessinet esse , si, semel cceperit. , .. Y será estilo rodio si se espresa en esta format , . Cum reliquarum rerumomnium non admodum sjt, diufur-. na possesio; sola optimarum artium studia omnium tempo­ rum ac locorum esse consciuntur. _ , : ' i u' '■ La misma proposición la estiende Cicerón (pro Arch. poet. cap. 7.j en estilo asiático de este modo: Nam cestera} res, neque temporum sunt, neque ¡etatum om-, nium, neque locorum. Hibc studia qdolescentiapi-ylunt, se- ¡, nectutem oblectant, secundas res ornant, adyersissalnjium, . ac perfugium prccbent, delectant domi, non impediunt foris? pernoctant nobisçum, peregrinantur,, et rpsticapiur.. .: Resta solo manifestar que-en el uso de estos .esjilos cada uno deberá seguir su ingenio,y naturaleza, pues unos se in­ clinarán al copioso y estenso de Cicerón, otros, al conciso y breve de Plinio, y otros al medio de Cornelio Nepote. Por ío común los jóvenes, gustan de la redundancia en [f ora­ ción, mas los hombres ya formados suelen acppnodarse me­ jor al estilo ático ó bien al rodio. di o i'.',} • ni unì Bsslted ob oiaoqeo nozo Í9 cmoa ,89-hcq er>l joJnomsbidob 8obB¡,mhnJ ,o§ótí<p -oi'iaq HflOO fi» r iOflOÛ II2