2. Facebook, Facebook, Facebook, es lo único en
que pensamos casi todo el día. Ahora por la
tecnología hemos encontrado que no
solamente existen adicciones de droga,
alcohol, etc. sino que existe también la
adicción virtual hacia las redes sociales. Y pues
la verdad es que muchos dejamos de hacer
varias cosas por estar metidos en el mundo de
la comunicación inmediata (como en la foto de
arriba). Tenemos amigos, cientos de amigos y
otros hasta miles, y por tal razón se acorta el
tiempo por estar viendo cada noticia de ellos.
3. Las adicciones relacionadas con la Red se agrupan en cinco tipos: la sexual
(dependencia del sexo virtual o la pornografía), la relacional (relativa a las redes
sociales), la compulsiva (adicción a los juegos de azar, las compras, etc), la adicción a
las descargas (búsqueda compulsiva de información) y la dependencia de los
ordenadores (relacionada con los videojuegos).
4. En general, en el caso de las
redes sociales el perfil del adicto
es un joven, varón, con un
elevado nivel educativo y
cultural, y habilidoso en el uso
de la tecnología informática. Se
apunta a la timidez como uno de
los rasgos habituales, ya que el
sujeto encuentra en el
ciberespacio la posibilidad de
liberarse de la ansiedad
producida por las relaciones
sociales cara a cara, ganando en
autoconfianza, dado el relativo
anonimato que proporciona
Internet.
5. -Inicias sesión en Facebook antes de revisar tu correo electrónico regular.
Revisas Facebook a diario, varias veces al día, o todo el día.
-Tu cerebro filtra todo a través de Facebook ahora. Siempre piensas en como puedes
compartir, promocionar, marketear, o propagar esto en Facebook.
-Chequeas tu libreta de direcciones para ver quien no se ha registrado todavía o no
has invitado aún (creo que eso era al principio porque ahora CASI todos están en
Facebook).
-Actualizas tu estado con frecuencia y etiquetas a tus amigos en tus fotos para recibir
comentarios.
-Pasan las horas antes que te des cuenta que no has hecho nada, excepto navegar en
Facebook.
-Tus horas de dormir se han reducido en dos horas o más.
6. En algunos otros casos y algo curioso que pasa
muy frecuente es que, le hablas a todo el
mundo por facebook, los etiquetas, comentas,
chateas, pero cuando vas por la calle y te
encuentras a uno de ellos, pasas frente a esa
persona pero los dos no cruzan la vista.
Entonces fácilmente podemos decir que son
“Amigos de Facebook” y no de la vida real.
7. El compartimiento de intereses comunes,
aunque no se trata de un punto negativo que
influya de manera dañina sobre la
personalidad del individuo que pasa en el
Facebook gran parte de día, si pasa a un plano
de cuidado al ser esta afición un óbice para
que el fortalecimiento de las relaciones
personales y familiares logre un objetivo claro.
8. -Hay que hacer lo posible para poder delimitar el tiempo que se utiliza para
navegar. Establecer un horario fijo y ceñirse a él sin desviarse.
-Así como se deben sostener las horas para navegar, también hay que
establecer actividades para realizar al aire libre.
-En el tiempo de descanso, dejar el teléfono móvil fuera del alcance para no
caer en la tentación y estar todo el tiempo revisando las redes sociales
-Siempre es mejor tener amigos en la vida real con los que se pueda disfrutar
y contar en los malos momentos que tener gente virtual para llenar un vacío.
9. En segundo lugar, y complementario a la parte
del artículo sobre sólo lo bueno que tiende a
destacarse dentro de la construcción del perfil
está la creación de falsos perfiles, que es uno
de los problemas más graves a los que se
enfrentan quienes hacen parte de la red de
contactos de la citada red social
10. El tercer renglón al que apuntó el psicólogo
Echeburúa respecto a la adicción de los
jóvenes al Facebook, es la llamada
automedicación digital. Se trata de una
condición en la que la persona pretende
escapar de todos sus inconvenientes visitando
la consoladora presencia de la Internet tal y
como ellos la asumen.