2. Rodolfo Escobar
La preparación por delante de la práctica
La madurez antes del servicio
El crecimiento antes de la multiplicación
El conocimiento antes de la obediencia.
Teorizan que el servicio precede a la
madurez.
La madurez mejora la calidad del servicio.
POSTULADOS TRADICIONALES
3. Rodolfo Escobar
El pastor tiene un papel
fundamental en la
disciplina de la iglesia. La
congregación necesita
estudios bíblicos
avanzados,
asesoramiento familiar,
visitas pastorales y
mucho más.
4. Rodolfo Escobar
Los discípulos deben
entrenar a los nuevos
creyentes para que
también se conviertan en
discípulos, y estos nuevos
discípulos a su vez,
entrenar a un nuevo grupo
de nuevos conversos.
12. Rodolfo Escobar
La Escuela Sabática es
una comunidad de
gracia en la que cada
discípulo necesita
sentirse seguro para
poder compartir su
dolor, ansiedades,
miedos y
frustraciones.
14. Rodolfo Escobar
Nuestras actividades deben
estar basadas en el amor
fraterno y el amor a Dios, pero
lamentablemente, algunas
veces carecen de este amor.
15. Rodolfo Escobar
El discipulado comienza
con el amor, pero el
aprendizaje se desarrolla
mejor en las
comunidades de gracia.
18. Rodolfo Escobar
El aprendizaje produce cambios en
nuestras creencias, valores y
actitudes; pero estos cambios solo
ocurren en una atmósfera de amor,
confianza y apoyo. El amor derriba la
resistencia natural a cambiar viejas
creencias, valores y actitudes; y da el
ímpetu necesario para adoptar
nuevas creencias, nuevos valores y
nuevas actitudes.
19. Rodolfo Escobar
La teoría previsible de James
Loder:
Disonancia Cognitiva,
Lucha de Interludio
Múltiples Ideas,
Liberación o redirección
La verificación.
20. Rodolfo Escobar
Está claro entonces que
una comunidad de
gracia facilita el
aprendizaje y debilita la
resistencia al cambio. El
amor está en el centro
del discipulado
21. Rodolfo Escobar
El discípulo también
aprende a poner
en práctica una nueva
actitud y el conocimiento adquirido a la
hora de tomar decisiones morales, lo que
representa la dimensión evaluadora del
discipulado.
23. Rodolfo Escobar
La transformación de la
visión personal del mundo
está basada en cambios
cognitivos, afectivos y
evaluativos en la percepción
de la realidad que tiene un
individuo en su acecamiento
a Cristo.
24. Rodolfo Escobar
Las clases de Escuela Sabática
proporcionan el entorno
adecuado para la formación
efectiva de discípulos. No
necesitamos crear un nuevo
método, ni buscar estrategias
con nombres extravagantes
para cumplir con la misión de
hacer discípulos.
En su libro: T4T A Discipleship Re Revolution, Steve Smith y Ying Kai presentan nuevos postulados relacionados con el discipulado.
Allí afirman que los postulados tradicionales sobre el discipulado colocan: la preparación por delante de la práctica; la madurez antes del servicio; el crecimiento antes de la multiplicación; y el conocimiento antes de la obediencia.
Sostienen que estas variables funcionan mejor en la dirección opuesta.
Es decir, el servicio debe darse antes de la madurez; la multiplicación antes del crecimiento; y la práctica antes de la preparación.
Según ellos, este nuevo método facilitaría el crecimiento exponencial de la iglesia.
Teorizan que el servicio precede a la madurez, lo cual puede ser verdad. Sin embargo, la madurez también mejora la calidad del servicio.
El pastor tiene un papel funda- mental en la disciplina de la iglesia. La congregación necesita estudios bíblicos avanzados, asesoramiento familiar, visitas pastorales y mucho más.
También afirman en su libro, que los discípulos deben entrenar a los nuevos creyentes para que también se conviertan en discípulos, y estos nuevos discípulos a su vez, entrenar a un nuevo grupo de nuevos conversos.
De esta forma, el potencial humano crecerá exponencialmente, aumentando la velocidad en la que las almas acuden a Cristo. La capacitación aumenta el rendimiento, ya que esta es esencial para una testificación efectiva, así como para el discipulado, el liderazgo y la planificación de la iglesia. Elena G. de White lo describe de la siguiente manera:
«Cada verdadero discípulo nace en el reino de Dios como misionero. Apenas llega a conocer al Salvador, desea darlo a conocer a otros. La verdad salvadora y santificadora no pue- de quedar encerrada en su corazón. El que bebe del agua viva llega a ser una fuente de vida. El que recibe se transforma en un dador. La gracia de Cristo en el alma es como un manantial en el desierto, cuyas aguas brotan para refrescar a todos».1
La Biblia ve la conversión desde otro punto de vista. La palabra hebrea Shw transmite la idea de volverse, darse la vuelta o regresar (ver Jer. 8: 4-6). Representa un cambio del antiguo estado a uno nuevo. Los profetas del Antiguo Testamento llamaron a Israel a «abandonar su adoración a los ídolos y regre- sar a Jehová».2
En el Nuevo Testamento encontramos un concepto similar de la conversión. Pablo usa las palabras Metanoein y Espistrefein para transmitir la idea de «regresarse». Este concepto teísta de la conversión sugiere «alcanzar» un nuevo estado del ser. Hiebert expresa acertadamente que «[la conversión] es alcanzar una vida de discipulado y obediencia en cada aspecto de nuestro ser y para el resto de la vida».3
La Biblia nos da dos puntos de vista sobre la conversión. El primero, indica que la conversión es un punto de quiebre o en el que damos la vuelta. En ese punto de inflexión, posiblemente aún tenemos muy poco conocimiento de Dios; sin embargo, el acto de regresar indica un cambio en la relación con Cristo.
El segundo punto de vista señala que la conversión es un proceso. Hiebert describe el proceso como «una serie de decisiones que nacen de este giro inicial». Este proceso de decisiones progresivas es probablemente la función principal del discipulado. Pablo lo describe como estar «arraigados y sobreedificados en él» (Col. 2: 6-9), es decir, en Cristo. Discipular y pasar del antiguo estado al nuevo, requiere la acción de regresar a Cristo y el proceso de crecer en él.
La Escuela Sabática fomenta un paradigma integral del discipulado. Deuteronomio 6: 4-9 es un claro ejemplo bíbli- co de esta perspectiva integral. El amor está en el centro del discipulado, ya que crea el ambiente vibrante y enriquecedor propicio para alcanzar a otros. Esto significa que el discipu- lado comienza con la dimensión afectiva del discípulo.
amor de Jesús nos atrae a él, y él mismo lo expresó de esta manera: «Y yo, cuando sea levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo» (Juan 12: 32). Jesús busca conectarse primero con nosotros a nivel afectivo.
Elena G. de White, nos dice: «Los pensamientos del que contempla el amor sin par del Salvador, se elevarán, su co- razón se purificará, su carácter se transformará. Saldrá a ser una luz para el mundo, a reflejar en cierto grado ese misterio- so amor».4
Esta declaración describe perfectamente la perspectiva integral del discipulado, tal como lo hace Deuteronomio 6: 4-9. El discipulado integral comienza con lo afectivo, luego pasa por lo cognitivo y por último se relaciona con lo evaluativo. Este es el modelo bíblico del discipulado, y la Escuela Sabática debe sintonizar sus iniciativas de discipulado con esta visión bíblica.
La Escuela Sabática es una comunidad de gracia en la que cada discípulo necesita sentirse seguro para poder compartir su dolor, ansiedades, miedos y frustraciones. Necesitamos ser más conscientes de la humanidad que compartimos. Todos estamos hechos a la imagen de Dios, pero pecamos y necesitamos de la gracia.
Todos necesitamos aceptación, perdón, aprecio, apoyo y amor. Pero lo que más necesitamos en nuestra vida es amor, y este amor se fomenta en una comu-nidad como la de nuestra Escuela Sabática, así como en el hogar y las escuelas.
Formemos comunidades de gracia cantando, saludándo-nos, disfrutando de la comunión y fomentando la tolerancia mutua. Nuestras actividades deben estar basadas en el amor fraterno y el amor a Dios, pero lamentablemente, algunas veces carecen de este amor. Dios nos atrae a él a través de su amor.
También necesitamos establecer comunidades de gra-cia para unirnos unos a otros. El discipulado comienza con el amor, pero el aprendizaje se desarrolla mejor en las comunidades de gracia.
El aprendizaje se da de manera óptima cuando somos felices o nos sentimos seguros, ya que un ambiente seguro motiva al alumno a aprender, a hacer preguntas y a reflexionar sobre la relevancia de la experiencia.
Esta interacción dinámica entre lo afectivo y lo cognitivo hace que el aprendizaje sea significativo para el discípulo.
El aprendizaje produce cam- bios en nuestras creencias, valores y actitudes; pero estos cambios solo ocurren en una atmósfera de amor, confianza y apoyo. El amor derriba la resistencia natural a cambiar viejas creencias, valores y actitudes; y da el ímpetu necesario para adoptar nuevas creencias, nuevos valores y nuevas actitudes.
La teoría previsible de James Loder explica el proceso de cambio del discipulado. El proceso comienza con una disonancia cognitiva, luego con una lucha de interludio, seguido de múltiples ideas, para luego llegar a la liberación o redirección, y por último a la verificación.
Este proceso viene a ser una transición para los discípulos en la que abandonan sus antiguas maneras de pensar y comienzan a tener nuevas ex- periencias. Está claro entonces que una comunidad de gracia facilita el aprendizaje y debilita la resistencia al cambio. El amor está en el centro del discipulado, y el discipulado hace hincapié tanto en los sentimientos como en el conocimiento para fomentar la transformación espiritual.
El discípulo también aprende a poner en práctica una nueva actitud y el conocimiento adquirido a la hora de tomar decisiones morales, lo que representa la dimensión evaluadora del discipulado. Sus pensamientos y emociones alientan sus decisiones morales durante el proceso de conversión o trans- formación de sus puntos de vista.
La dimensión evaluadora forma parte del proceso de conversión. Si a alguien le gusta lo que escucha y siente, es probable que continúe rindiéndose a ese nuevo punto de vista; pero si no le gusta lo que está escu- chando, es probable que se resista al cambio.
La transformación de la visión personal del mundo está basada en cambios cognitivos, afectivos y evaluativos en la percepción de la realidad que tiene un individuo en su acercamiento a Cristo.
En The Journal of Adventist Education, Beagles y Balisasa afirman que «esta preparación los capacita para ayudar a los discípulos a crecer en lo que respecta a la conectividad, la comprensión y el ministerio».
A manera de conclusión podemos decir que las clases de Escuela Sabática proporcionan el entorno adecuado para la formación efectiva de discípulos. No necesitamos crear un nuevo método, ni buscar estrategias con nombres extravagantes para cumplir con la misión de hacer discípulos.
Como iglesia contamos con un mecanismo eficiente: la Escuela Sabática. Usémosla.