Clasificaciones, modalidades y tendencias de investigación educativa.
Cultura de la muerte en América: mitos y rituales
1. CULTURA DE LA MUERTE
EN AMERICA
PROYECTO PRERSENTADO AL PROGRAMA DE ESTIMULOS A LA
CREACION
Y LA INVESTIGACION: BECAS MINISTERIO DE CULTURA, 1998.
JORGE ELIECER VALERO GOMEZ
PREGRADO EN FILOSOFIA, U. N
2. “No creo en pueblos escogidos, en razas perfectas,ni
en tablas de salvación. Denunció la sabiduría sin
amor.” El Autor.
1. INTRODUCCION
Este estudio se comenzó a realizar en vísperas del 500 aniversario del
“descubrimiento de América”, mis estudios en Filosofía, habían tomado predilección
por el pensamiento Heideggeriano. Sobe todo por aquella aspiración a la
universalidad, más de tendencia histórica con la sociedad moderna europea-
occidental y su pasado greco-latino. Fue solamente en la permanencia junto a
aquella y pese a su hermetismo, y al hecho de significar un nuevo pensar, donde se
comprende que podía interpretarse como núcleo de semejantes meditaciones, el
“ser para la muerte”, y así virar la tendencia de mis inquietudes.
A la par se comprendió que semejante problema, no solo identificaba el proceder
del pensamiento filosófico europeo y la exaltación del guerrero europeo, sino que
sin ser declaradas ninguna guerra de rasgos continentales, América ha estado
agobiada por una cultura de la muerte.
Aquello que debiera ser una monografía, se fue convirtiendo en un Ensayo, donde
no dejara el lector de reconocer una cultura filosófica, pero donde desarrollare un
pensamiento que no se podría llamar interdisciplinario, porque prima allí lo teórico y
se limita a la ciencia, sino heterodoxo, por la diversidad de acaeceres que pretende
señalar. De estas las aproximaciones antropológicas, mejor sería precisar
etnológicas son las que mayor interés han merecido.
Pues se trata de la comprensión del mito americano, y en ellos de los héroes
culturales y los acontecimientos alrededor de la conciencia de la muerte. De un lado
los de Levi Strauss, que muestran como en el descubrimiento del fuego y la
conquista de las lluvias, se aparecen los héroes que conocen la presencia de la
muerte, retomando algunos algoritmos y mitemas como el de las “gallináceas”. Nos
referimos al mito del “desanidador de pájaros” y “las esposas de los astros”, cuyas
versiones Norte y suramericanas estructuran un MITO UNICO en América.
3. Igualmente, y como desarrollo de estos aportes estructuralistas, se quiere presentar
diferentes apreciaciones sobre el mito alrededor de Quetzalcóatl, héroe americano,
“la serpiente emplumada”, “el Señor del día y la Noche”. Comparable a Edipo, que
como en la versión retomada por Heidegger, del “héroe de la apariencia”,
introducida por Karl Reinhard; se asume a Edipo como sabedor del valor de la
muerte al morir con su verdad develada, con el poder sostenerse ante la verdad
como tal: ser parricida, deshonrador del lecho materno y trasgresor de los límites
humanos del conocimiento, al vencer la esfinge. Aun con todo y su poder, su fama,
lo que era digno de ser griego, se retira al encuentro con la muerte y al exilio, en el
más crudo castigo para un griego, acompañado solamente con Antígona, busca la
felicidad en el bosque misterioso con la diosa de la muerte.
Otro tanto Quetzalcóatl, predicador de la eterna juventud, guerrero, sacerdote y
sabio, vencido por las provocaciones de los señores que pregonaban la guerra para
conservar el esplendor de Tula, se retira antes de iniciar la era de los sacrificios
humanos, enseñando en su retirada, los procesos humanos de asumir su muerte,
demarcando el ritual de la separación de los suyos y su riqueza, inmolándose en el
fuego ó las aguas, no sin antes presagiar su regreso vengador de la inminente
destrucción de su cultura, no sólo por la invasión azteca sino la propia española.
Ya con la presencia azteca y el reinado de Huitzilopochtli, encontramos un cisma
teológico, allá la muerte como “renacimiento” o trasformación de la vida en muerte
y viceversa en Quetzalcóatl y acá la muerte como destrucción y terror con el dios
Huitzilopochtli.
Presentare algunas consideraciones sobre los sacrificios humanos, como institución
sacra para la cultura maya azteca, que refleje no solo la conservación, podríamos
decir ancestral, en la tradición popular mexicana, en la revolución de 1910 y en la
cotidianeidad de este pueblo. Y en contraste la ausencia de todo rito, la profanación
del espacio sagrado de la vida en la mecánica de muerte en la sociedad
contemporánea colombiana latinoamericana.
Con el objeto de concretar más allá de una interpretación del mito, su importancia
como experiencia próxima y contemporánea quiero que san los abuelos Huitotos,
4. quienes nos ayuden a mostrar lo que es para nosotros el desastre devastador y
genocida de las “caucheras” en el amazonas suramericano, en una cultura que
concibe “historias de castigo” (Iga), y la presencia del espíritu maligno, como
elementos que están por encima de los propósitos humanos de la construcción
cibernética o programada de lo social. Se retomarán vínculos del profesor Fernando
Urbina con dicha comunidad. No sin antes ampliar el conocimiento de trabajos
etnográficos sobre los Murui-muinanes; entre otros el trabajo de Pineda.
Retomaré, la comprensión de la cultura del terror, la explicación de la tortura y la
producción de placer sadomasoquista en el “verdugo”, hecha por Michael Tausig,
para comprender este episodio de las Caucheras.
Otras apreciaciones etnográficas válidas para el propósito, tienen que ver con la
interpretación de las inscripciones de petroglifos de Gameza (Boyacá), tierra del
cacique Gamsa, padre de la princesa Noncheta, y quien cuando supo del arresto,
secuestro y muerte de su prometido el príncipe Hunzahua, a manos del capitán
Gonzalo Suarez Rendón; pidió a su padre el apoyo del ejército y se fue a tomar
venganza contra el español, cayendo en franca lid, en Socha. Aquel asentamiento,
era de una riqueza considerable, por su posicióngeográfica, estando situada en uno
de los principales sino el principal camino de la altiplanicie cundiboyacense con los
llanos orientales. Camino que aun en este siglo fue seguido por un alemán para el
trazado de una vía de penetración al lugar, y que conserva la huella comercial y
cultural amerindia. Allí en la entrada del cañón sobre el rio Gámeza, afluente del
Chicamocha, en el pie del farallón en la vereda (***), se encuentra un cementerio
indígena que ha sido saqueado y hay una piedra especial con una inscripción del
cuadro o marco cultural de esta tribu. Aparece el “señor del Fuego”, muy
probablemente “Bochica”, en posición sentado con un pie dirigidoal oriente y el otro
al occidente, amanecer y ocaso del día, con las manos cruzadas en actitud de frotar
con la vara de macana, el hoyo de piedra del tamaño de un pulgar con los
ingredientes ligeros para producir el fuego, (algodón y astillas probablemente). A su
alrededor diferentes inscripciones que señalan su pasado vital, desde las ranas
asociadas en la cultura Muisca al origen de las aguas y la fertilidad del suelo, un
5. pescado descarnado muestra de su fuente y actividad alimentaria y algotros
instrumentos de fabricación artesanal. La constitución del cuerpo sugiere la
conformación parental y territorial de la tribu, el padre representado en la cabeza
por un trapecio con un punto en el centro, el cual se comunica con el tronco, que
hemos querido asociar con la representación materna conformada por varios
trapecios en un desplazamiento que sugieren el acomodo territorial.
Conviene retomar un motivo de tradición oral Boyacense, como “el peñón de los
muertos”, lugar final de la incertidumbre de la derrota amerindios, cuando los últimos
guerreros laches y Muiscas, enfrentan la huida de los dioses, después de haber ido
en busca de su protección donde quiera que siempre pensaron se hallaban en las
altas cimas del Nevado del Guican, y se encuentran con la decisión de morir con
dignidad, sacrificando sus mujeres e hijos y suicidándose ellos mismos, antes de
ser convertidos en esclavos. Al extremo que, frente a dicho abismo, “el rio cambio
de curso por el amontonamiento de cadáveres y en noches de luna llena, se
escuchan los gemidos de los suicidas”, según la tradición oral. Esta tradición
recogida en la década del 30 por Clímaco Hernández, médico de profesión, pero
pionero de la sociología boyacense, está acompañada del testimonio del pensar de
nuestros mayores sobre la muerte; al verse un abuelo asediado por las promesas
de vida de la ciencia médica, y muy a pesar del apego de los suyos, le pide al
médico, solamente una droga para morir tranquilo. Anticipando el derecho legal a la
Eutanasia como lo prescribirá solo hasta a finales del siglo, la ley colombiana. Algo
similar a la experiencia de otros abuelos de otras culturas, que una vez consideran
cumplida su misión en esta vida, realizan el ritual de su separación y se internan en
el nevado o la selva para ser presa de las fieras.
He encontrado varias perspectivas del mito frente a la metafísica y la ciencia, no
sólo desde la antropología, sino en la misma psicología y lógica de las ciencias
sociales. Encuentro en los trabajos de Carlos Jung, así como en los de Mircea
Eliade, una comprensión de la realidad de la sique, no fosilizada en la experiencia
clínica, sino abierta en la perspectiva cultural y una explicación de los “arquetipos”
como forma de ser del ser humano, en confrontación con el etnocentrismo o logo
6. centrismo de la antropología tradicional. Alternativa como planteamientos
fenomenológicos del Yo y del Otro, desarrollado como el yo y la sombra en Jung,
como una manera de introducir el mal y el demonio en la comprensión de la vida
contemporánea. De sus arquetipos, el modelo de “los gemelos”, será de suma
utilidad; pues allí encontramos a Quetzalcóatl y Tezcatlipoca, (México), Fizido y
Jitoma (Amazonas), Jesús y Tadeo(Santiago?), buscando una correspondencia
aplicable a occidente, por ejemplo, y lo mismo para la comprensión de la relación
hombre-mujer, para retomar el valor que esta última mantiene en nuestras culturas
ancestrales, reflejado en su presente histórico, en las madres cabezas de hogar,
producto las masacres y desplazamiento en el campo colombiano, ejerciendo
liderazgo social y político inesperado para nuestra Sociedad colombiana. América
tendría el motivo de sostener “el eterno femenino”, la nueva etapa o el renacimiento
de las nuevas tradiciones de poder, la constancia y la naturalización del derecho
asumidos por la mujer.
Estos aportes y análisis deben llevarnos a una comprensión de la lucha por las
culturas populares y de las minorías étnicas y sociales en la búsqueda de un estado
nacional libre, consciente y participativo. Y por esto no es fortuito que el caso de
México, sirva como motivo para un análisis de las formaciones culturales, del
mestizaje y de la confluencia del desencanto intelectual europeo de la postguerra,
pues es un privilegio haber recibido a Artaud, Eisenstein, Trotsky y haber traducido
ya en los años 40, la obra de Heidegger, entre otros hechos culturales. Ojalá tocara
a Colombia un drama similar por su valor histórico para el siglo que se avecina y no
vendrá de otro lugar que de las alternativas a la violencia, el vencimiento del terror
y la creación sociales auténticas.
Nota. Esta introducción hace parte de un esbozo del proyecto de La cultura de la
Muerte en América, presentado a un concurso del Ministerio de Cultura, en el año
1992.
7. 2. CIENCIA, METAFISICA, MORAL O RELIGION?
En el orden interpretativo no existe linealidad en las cuestiones esenciales, así
aparezcan siempre todas ellas, como en la obra de Heidegger, formando una
constelación de conceptos y de temas en una espiral de sentido.
A donde comenzar la lectura de Kant, en la estética o en la analítica? Donde
comienza la ciencia Hegeliana, en la fenomenología o en la lógica? No solamente
hacemos problema del comienzo del filosofar sino de su fin, allí donde la respuesta
a la pregunta qué tarea le queda reservada a la filosofía en su etapa final? Sigue
esperando nuestro compromiso. Vale también todo el proceso, en rigor, todo el
tiempo como basamento de la experiencia. Aquel umbral de la representación que
dejo latente Kant, cuando para objetivizar esta, la acompaña del “Yo pienso”, que
es el tiempo como sentido interno de la experiencia cognoscitiva.
El problema metafísico, la analítica del ser-ahí, de Heidegger, nos vuelve a invitar a
ser camino con el pensar. Bien sea que el acoso práctico de la época no haya dejado
esperanza al pensar, y se contente en señalar su inutilidad, bien sea por la falta de
madurez histórica para interrogar un destino, bien sea por las confusiones que ora
la ciencia, la ideología o la religión han inculcado al hombre. Heidegger asume en
“Ser y Tiempo” esta importante tarea de la analítica del Ser-ahí; para ello es broza
8. el terreno mismo para presentar la pregunta acosada por su olvido, deslinda el
campo Gnoseológico que han encubierto las cuestiones esenciales y estructura una
presentación fenomenológica de como aviene el ser como cuestión fundamental.
Dado que el propósito no es una exposición de Heidegger, tomaremos las nociones
principales, asumiremos la totalidad como contexto presente para nuestro propio
afán interpretativo y crítico.
Aquella situación el desplazamiento y del fin de la filosofía, con el ejercicio de la
ciencia es uno de los nudos de la investigación. Quizá uno de los aportes
fundamentales de Heidegger a la cuestión, sea demostrar que la ciencia, la técnica,
la conformación de una política cultural, y la cosificación del arte, en la modernidad,
son un desarrollo y expresión metafísicos. Objetividad y subjetividad son relativos
al contexto, al universo interpretativo y referencial. Y la verdad compete a la época,
al desarrollo espiritual e histórico de la humanidad. No olvidamos incluso que la
ciencia es valorativa. No podemos pues caer en una crítica de la ciencia, que no es
la misma que la crítica del positivismo, sin haber tenido la posibilidad histórica de
hacerla. Las mismas críticas a la lógica, sólo hasta finales el próximo pasado siglo
buscan una nueva presentación, son hoy en día injustificadas y antes por el
contrario debemos reseñar sus aportes para los estudios sociales.
Por esto lo complicado y a la vez incitante al propósito investigativo, lo vemos
presentado en una recuperación de la metafísica, paralela con la asimilación del
estructuralismo. Una y otra asumen a su manera la tarea e presentar el todo como
una necesidad y condición de conocimiento. Ambas desarrollan el carácter
sistemático para sus nociones y problemas. Por eso no podemos ver perdido el
intento de comprensión del Hegelianismo, desde una axiomatización del discurso;
o la importancia del “orden” en la constitución del mundo cultural con Levi Strauss.
Asimismo nos puede parecer fortuito una crítica común de la dialéctica pero es de
9. suma importancia para revitalizar la metafísica, la historia y el mismo pensamiento
científico.
“El salto metafísico”, seguirá siendo una opción al retrotraer la pregunta sobre si
misma o en el juego de los umbrales del sentido, en la resonancia del “pathos” con
la palabra o en la exploración de las sendas perdidas.
Asumiremos la consigna Hessiana de “internarnos en la espesura”, comprendemos
muy bien que a la pérdida de sí, del hombre, en el bosque natural de la sociedad
pueda esperar el abrazo de la pradera, o una iluminación de la vitalidad en una
chacra indígena amazónica.
Que podemos establecer un puente entre semejantes espacios disjuntos del saber,
más que una sospecha o motivación teórica, nos es dada pensarla, cuando
descubrimos con Heidegger, que el sentido del Ser es la temporalidad y que ésta
determina al mismo en cuanto “Ser para la muerte” como el nudo gordiano del
pensar del hombre universal. Este ha sido el centro y el motor de la investigación.
Cómo así que lo que totaliza la experiencia el ser humano y potencia su ser mismo,
sea la muerte? Qué pasa con los intentos de la filosofía de la vida, del vitalismo, y
de las justificaciones morales progresistas? Entender esto en medio de dos guerras
mundiales, y de la formación del estado moderno alemán con la fallida experiencia
del nazismo, nos sirve de fondo aunque no sean los acontecimientos esenciales a
tratar. Sin embargo insisten cuestiones como porque el valor supremo dado a la
muerte, como si de manera especial se encaminara a la juventud alemana como
ardid para la lucha, por la preponderancia alemana sobre el mundo; y que pensar e
aquella experiencia, sostenida por la ciencia y la técnica para el dominio planetario
con la conversión del hombre en materia prima y del poder como una máquina de
muerte con el genocidio cultural de todo lo que no fuera ario.
10. 2. PERSPECTIVAS MITOLOGICAS
INTRODUCCION.
Encontramos una manera de entrar en la cuestión si nos planteamos la problemática
de la cultura y la nueva historia. Partimos de reconocer que los valores de nuestra
cultura, sufrieron una transformación radical con el influjo Europeo-occidental, al
punto de querer convertirse en la única mira de nuestro proceder histórico.
Sin embrago concebimos que en las minorías étnicas y nacionalidades
sobrevivientes, y en una buena parte de las tradiciones populares latinoamericanas,
bien sea a través del sincretismo religioso, del costumbrismo, del paisaje, de las
formas de supervivencia de las minorías étnicas, que debiéramos llamar
resistencia, en la fantasía y en las leyendas de sus tradiciones orales, en el mito y
memoria colectivas, concebimos digo, restos y elementos de otra vitalidad y otras
fuentes, de verdaderas culturas alternativas, que reclaman nuestro compromiso y
defensa.
Descubrimos y asistimos a un renacimiento cultural en América y hasta podemos
decir, que este es capaz de incubar un milenarismo, o sea retorno de los dioses, el
desmoronamiento de occidente, la defensa y proclama de lo auténtico, el reinado
de la fiesta.
11. Precisamente a nosotros por haber sido el ánimo de nuestros antepasados
descubrir el “hombre blanco”, por aquella conversión esperanzadora en la ley de
Cristo, por nuestra voluntad pacifica, por haber convivido con el enemigo a lo largo
de la conquista y la colonia, y por habernos sentido llamados a la modernidad;
tenemos claridad sobre las ilusiones dialécticas, el desmoronamiento de la
confianza en la razón ilustradora o de su forma critico-instrumental, en el utilitarismo
de la fe, o en el cálculo capitalista sobre el homo-economicus; y podemos todavía,
apoyados en quienes desde adentro de aquella tradición han tenido el valor de
desencantarse y advertir un destino impositivo, demostrar una autenticidad para los
cambios históricos, defender un espacio vital para las nuevas generaciones, y
prepararnos para la más exigente realidad y lo imposible, es decir la utopía, para el
reinado de la fiesta, el baile, el trabajo creador, el hombre vigoroso y espiritual.
Digo pues, que la cultura Europea-occidental, incluyendo el retoño americano,
debemos convencerla de su fracaso, a ella que nos ha querido aplastar con sus
bondadosos frutos. Hace 500 años que la estamos descubriendo, tenemos el valor
de reconocer que le debemos mucho, pues esta dicho que es la entrada al escenario
histórico mundial y sin embargo no sentimos perdidos aquellos 3000 años o más de
culturas pre-europeas en América.
En realidad no se trata de oponernos como “lo Otro” maravilloso y primitivo, sino del
derecho a pensar diferente, y si queremos defender lo nuestro, no es con una
identidad compulsiva y provincial sino desde el ámbito de las fuerzas creadoras de
la humanidad.
El proceso de transculturación, iniciado con la llegada de los españoles a América,
arrasó con el ordenamiento territorial humano, con las formas de reproducción de la
vida y la sociedad preeuropeas, con las lenguas, sus leyes y gobiernos, sus
creencias y sus dioses. Toda aquella “otra” realidad mística pero sin “alma” fue
12. apabullada por la fuerza. Los valores que el hombre europeo había desarrollado en
15 siglos de expansión cristiano-católica, no encontraron como en el dominio
imperial de Roma sobre Grecia una cultura “viva” de la cual extraer una confirmación
de un destino universal. Pero aquí como allá una mentalidad y un pensamiento
cayeron en olvido.
DESARROLLO.
Hemos tomado el atrevimiento de comparar la metafísica Heideggeriana como una
perspectiva mitológica del hombre europeo-occidental, no sólo es ante ciertos
problemas una presentación de carácter antropológico-filosófico, sino revisando el
todo de su obra, son verdaderas constelaciones temáticas, que tiene la propiedad
de cerrarse sobre si mismas en espirales cada vez más amplias y profundas. Así
sucede con conceptos como Ser, verdad, fundamento, ser y esencia, ser y
apariencia, ser y devenir, ser y pensar, o las cuatro causas fundamentales, eficiente,
material, formal y final, por ejemplo.
Al mismo tiempo, el pensamiento de la sociedad occidental, unas veces
trascendente, otras inmanente, refleja en su aspiración antropológica, que otrora
pudo connotar una forma colonialista, pero que a fuerza de su propia negatividad,
se tiene que abrir a “lo otro” y ”el otro”, como intento de superación del “cogito sum”.
Es un hecho reconocido en la actualidad, que occidente busca inquietamente lo
diferente, lo otro, lo maravilloso, el pensamiento salvaje, pero para desacralizarlo;
busca su propia falta de espíritu, negando su decadencia, sus fallidas experiencias
históricas de ilustración, de la paz mundial y de la democracia insatisfecha o del
hombre unidimensional.
13. Heidegger no podría ser extraño a esta búsqueda de oriente, como lo hemos
encontrado en la literatura de Herman Hesse, con “Siddhartha”, de Nietzsche con
“Así Hablaba Zarathustra”, y no en vano se ha ganado ese calificativo de “místico”.
Frente a este hecho de ser él y desde su propio desencanto de Occidente quien
tienda ese “puente” a Oriente, nosotros desde América salimos a su encuentro. Y
tal razón cumplida habremos manifestado, que es ante el mismo gesto de
superación metafísico en la religión, como América ha mostrado al mundo nada
menos que una experiencia rica y critica de la “teología de la liberación”: Golconda
en los años 60’s en Colombia, la iglesia salvadoreña en los años 70’s, el padre
Antonio y su monaguillo Andrés en los 80’s en el Brasil, para citar las más cercanas
a la memoria. El evangelio debe ser la realización terrena del reino de Jesús para
los pobres, en este lado del planeta.
Dicho puente es para nosotros, una experiencia autentica de mito poética del
pensar. Seguiremos inculcando que la gran poesía, si de hacer su génesis se
tratara, bien podía comenzar en la mitología, universal o americana para el caso da
igual; barruntar la “épica”, el sentido histórico, donde el tinte romántico es solo un
paso, sobre todo por la aventura y desazón personal con la soledad; y alcanzar la
“lírica”, o la palabra musical para el amor y la misma poesía.
Lo que hizo Heidegger de someter la lógica a una devastadora critica, porque no
sirve para llegar al pensar propiamente dicho, porque ha perdido su condición
original de “logos”, “del reunir y el escuchar”, y “de obedecer al ser” al punto de ser
un mero oficio de escuela; ha querido el tiempo transformarlo o por lo menos así lo
consideramos para fines de este estudio. Porqué seguir sordos a una lectura de los
estudios sociales que tenga como motor los avances de la nueva lógica? Y aun sin
pretender dar cuenta de donde, cuando y con quien se transforma esta, y sin que la
crítica de Heidegger, no siga siendo válida, para una sociedad que piensa aun
aristotélicamente, sentimos oportunos los desarrollos estructuralistas, que Leach y
Levi Strauss entre otros, nos presentan al interpretar los mitos desde la lógica de
14. los “operadores binarios”. Es más, no sólo la lógica sino los avances de la
matemática, en su forma cualitativa a través de la noción de “orden”. Y se podría
seguir invirtiendo la crítica al positivismo y decir la ciencia natural, los avances de la
biología, la fisiología, etc.; para mostrar que está en juego otra concepción de la
episteme clásica y moderna.
Como quiera que nos proponemos algo diferente de lo que logró Foucault, cuando
intento la simbiosis de fenomenología y positivismo, e incluso de la mima aventura
Derrideana, con su ciencia de la semiología, interpretando el signo “como el medio
para el tránsito de una presencia a otra”; y siendo ambas perspectivas respuestas
a las ciencias humanas y a la metafísica, no vemos como pasarlas inadvertidas.
Pero sigamos con el mito desde la perspectiva estructuralista. También nosotros,
nos sentimos presos de la dialéctica, y muy a pesar que estuviéramos en el mismo
drama del “ser o No-ser”, esta misma contradicción no nos permitió abandonarnos
al campo minado de la historia. Ambos momentos manifestaban una forma propia
del ser guerrero, la inexorabilidad de un destino. Motivos a su vez de una
ostentación lógica y de una causalidad histórica lineal y determinista.
Como quiera que aquellos “extremos” de la contradicción se juntan, como sea que
no han permitido desarrollar su determinación por grados, o que no sea solamente
la lectura de las clases, se ha inventado la de los grupos, la de los arquetipos o la
de los mediadores para crearle un porvenir a la filosofía y a la ciencia.
Que dicho lugar, el de la “mediación” tenga muchas resonancias, se trata de
explorarlas. Escuchemos una comentada por un hablante Nahualt, la experiencia
del “NEPLANTISMO”, o lo que es lo mismo “quedar en medio”, cuando argumentaba
ya en 1521 en plena conquista: “No posemos estar tranquilos y ciertamente no
creemos aún, no tomamos por verdad lo que decís, aun cuando esto pueda
ofenderos…. Es ya bastante que se haya perdido, que se nos haya quitado, que
nos haya impedido nuestra antigua forma de vida. Si en el mismo lugar
15. permaneciésemos, sólo quedaremos hecho prisioneros. Dejadnos ya morir,
dejadnos perecer, puesto que ya nuestros dioses han muerto” (citado por Miguel
Ángel Garibay, Filosofía Nahualt en sus propias fuentes, México, U.N. 1974, pag.
130-133.).
La lógica nos exigiría ser blancos ó negros. La lógica nos ha enseñado a parecernos
a los blancos, a despreciar nuestros ancestros. He ahí el terreno de los verdugos,
he ahí los negros de verdugos de indígenas en el amazonas caucheros, he ahí el
torturador socavando la verdad y con sabor a muerte bajo la lengua. He ahí al
técnico vendiendo comodidades que nadie sabe si se necesitan.
El análisis de Heiddeger con su tópico del “ser de término medio”, o sea todos, cada
uno, llega a mostrarnos que desde la cotidianidad aparece ya el encuentro con su
ser. Esta es la experiencia entre el nacimiento y la muerte.
De este análisis de lo cotidiano y de la facticidad de la vida, tendemos un puente a
la cultura en nuestra perspectiva mitológica. Aquella que Levi Stauss y la antropolgia
ve enseñada por los mediadores “los héroes culturales”; y que Jung y Eliade ven
desarrollados a través de los arquetipos, con más énfasis psicológico en el primero,
al tratar el tema del yo y la sombra.
Pero esta vez los héroes que vamos a estudiar son los héroes americanos, alguno
de la cosecha levistrausiana que como mediadores entre el cielo y la tierra, testigos
de una real o posible guerra entre dos mundos, sugeridas en el vencimiento del
terror a lo natural, o la demarcación de la cultura (leyes en el parentesco, conductas
alimentarias, conquista de las lluvias o descubrimiento del fuego, entre otros) logran
sostener viva nuestra relación con los ancestros con nuestro pasado. Será esta una
exposición del mito vivo en las comunidades de la costa pacífica de lo EEUU. y de
las selvas amazónicas en Sur América estructuradas en un MITO UNICO, cuyos
héroes encuentran el espacio de la muerte como una realidad que potencia la Vida.
16. Una explicación del trauma histórico y subsiguiente transculturación de los pueblos
latinoamericanos, puede ser estudiada a través del análisis del guerrero, y para ello
hemos tomado de ejemplo al héroe Quetzalcóatl. Demiurgo restaurador del género
humano, en la era del quinto sol, en su concepción divina, mítica y humana.
Guerrero tolteca del siglo X d.c.; sacerdote y sabio, en cuyo gobierno se conoció el
esplendor de Tula.
También era nombrado como “la serpiente emplumada” o la serpiente de fuego, su
naturaleza como los demás dioses tropicales estaba asociada a los vientos
ecuatoriales y era por tanto mediador entre el cielo y la tierra, cumplió con la misión
de restaurar el género humano en el “quinto sol”, que es nuestra propia civilización;
enseñó la búsqueda del elixir de la vida o la eterna juventud. Simbolizaba la nobleza
asociada al poder y con las aves de bellos colores y al mismo tiempo la lucha interior
contra el mal y el dominio de los instintos egoístas expresados en la naturaleza de
la serpiente, su afección a la materialidad y la tierra.
Vemos en Quetzalcóatl, el héroe de las trasformaciones, de las mutaciones, tal
como los cambios o las mudad de ´piel en las serpientes, y asociamos sus poderes
regeneradores con el cumplimiento del ciclo de una cultura, para entender con el su
presagio de la venida y conquista del español y su propósito de prometer su regreso
como una gesta vengadora, entendámosla como restauradora de lo primordial.
Vemos en Quetzalcóatl el héroe de la muerte en América, como Edipo lo fue de
Grecia, y como lo es Jesús para el mundo cristiano Moderno. Tenemos entendido
que la tumba de Quetzalcóatl fue hallada, y que en su interior como era costumbre
en las tumbas de los sabios (chilam) antiguos se halló su testamento, ojalá esto no
sea un mera sospecha. En el mito Quetzalcóatl se inmola prendiéndose fuego o
entregándose al mar, en una balsa de serpientes y entonces todas las aves de
clores se presentaron para celebrar su consumación en el aire, su verdadera
naturaleza,. Se dice asimismo que en momento de su muerte se oscureció 3 días y
que apareció convertido en la estrella matutina (Venus) señal estelar de la
17. aparición del día y la noche; queremos en un estudio calendárico asociarlo a un
eclipse de este planeta; además de reconocer en el día y la noche la regeneración
continua de la vida en La muerte y de esta en la vida o sea la muerte como
Renacimiento y queremos contrastarlo como se ha insinuado atrás, al dominio
azteca del dios Huitzilopochtli, o la muerte como destrucción y terror, en la era de
los sacrificios humanos en esta cultura.
UNA APROXIMACION A LA MUERTE. LOS SACRIFICIOS AZTECAS.
Nos resulta difícil aceptar el sacrificio e hombres, comprender lo sagrado, pues lo
hemos señalado como pasado de barbarie y porque lo vemos en una perspectiva
historicista como un comienzo “primitivo”, que justificaría la evolución y el progreso
e la civilización. Pero en realidad sólo se ha hecho más sofisticada la máquina de la
muerte, y más insensible, el terror y la destrucción. Y de lo que se trata es de
desmitificar la moral de la muerte, que encierra la tradición Judea-cristiana, así como
señalar es Dios genocida.
Antes de defender o atacar los sacrificios se trata de comprender la gestación del
hombre y lo vivo, donde precisamente la muerte es el sentido de totalidad y de límite.
Los sacrificios pertenecen al acaecer histórico, al vencimiento del terror de lo natural
o a la violencia del hombre por sobrevivir. No valen las comparaciones, del antes o
del ahora, podremos pensar que si bien el pasado aborigen fueron necesarios y
positivos, pues eran hechos con fines de conservación de la vida, esperanza de
inmortalidad o concibiendo la sangre como alimento del sol ó la imploración de la
lluvia; hoy son el costo de mantener el statu quo y una cultura del anonimato y la
homogeneidad de los valores de la vida.
Así pues el hombre primitivo parece tener conciencia, que es la propia especie la
creadora de violencia, y que esta en la medida en que sirve a la conservación de la
18. vida puede ser reintegrada como valor positivo. En la medida en que el hombre
rompe el curso de la naturaleza debe estar presto a la obediencia y complacencia
de la divinidad.
Cabe perfectamente el llamado de la ecología, para comprender como la mentalidad
primitiva, se refuerzan dos elementos contradictorios, la muerte como
transformación de lo vivo y como hecho violento, y el equilibrio de las especies, y la
conservación del espacio vital o del medio ambiente.
Así el respeto de los dioses y las leyes de los hombres fueron la razón de
semejantes prácticas rituales, y aquel contacto con lo sobrenatural, creo un
profundo sentimiento con la vida y llevo a estos hombres a percatarse de los
misterios de la muerte.
De aquellas religiones naturales, donde la tierra, el agua, el fuego el sol eran vistos
con asombro y fuentes de vida, a nuestras religiones positivas basadas en la Fe
racional hay un abismo.