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Zaragoza, 4-V-2019
Ad personam. Crónica de las
XXX Jornadas de la Unidad
Católica de España desde la
celebración del XIV
Centenario del Concilio de
Toledo (1989 – 2019)
Memoria continuada
José Fermín Garralda Arizcun
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
José Fermín Garralda Arizcun
2
Autor: José Fermín Garralda Arizcun. “Ad personam. Crónica de las XXX Jornadas de la
Unidad Católica de España desde la celebración del XIV centenario del Concilio de Toledo
(1989-2019)”. Año 2022
C/ Arrieta nº 2
31002 Pamplona – Navarra - España
historiadenavarraacuba.blogspot.com ; rargonz@gmail.com
Parte de este trabajo ha sido publicado en VV.AA. (ed. Pablo Gasco de la Rocha), XXX Jornadas
por la reconquista de la Unidad Católica de España (1989-2019). Un testimonio para la
Historia, Madrid, 2021, 100 pp. pág.33-75
* Queda prohibida la reproducción total o parcial de este trabajo, texto e imágenes sin permiso.
Está protegido. Todas las fotografías son del autor. El trabajo o parte de él puede ser citado
mencionando autor, título, año, formato de edición y localización en la red.
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
José Fermín Garralda Arizcun
3
ÍNDICE
1. Agradecimiento
2. ¿Cómo fueron las primeras Jornadas de 1989?
3. Importancia de la Unidad Católica
4. El desarrollo de las XXX Jornadas
5. Consecuencias de la apostasía de la Constitución de 1978 y las
posteriores cesiones
6. Nuestro contenido fundamental
7. El futuro
8. Colofón
Estas páginas son el texto completo, luego publicado de forma reducida en VV.AA. (ed. Pablo
Gasco de la Rocha), XXX Jornadas por la reconquista de la unidad católica de España (1989-
2019), Madrid, 2021, 100 pp.
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
José Fermín Garralda Arizcun
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1. Agradecimiento
Pongamos el acento en el agradecer, porque es de bien nacidos ser
agradecidos ante quienes tienen derecho a ello. Reconocimiento y
gratitud a los organizadores, participantes y difusores de las XXX
Jornadas anuales de la Unidad Católica de España (1989-2019).
También a quienes han asistido a todas o parte de las convocatorias,
o bien se han sumado y mantenido fieles en este apostolado de
confidencia, social y político. Nadie ha dejado solo a su hermano en
la Fe, ni a su compatriota, ni ha desmerecido de la Hispanidad,
civilización extendida a ambos lados de la Mar Océana. Y lo que es
más importante, ninguno ha dejado solo a Dios, del que todo
recibimos y a Quien en todo necesitamos.
Si la mera filantropía roussoniana, como excusa del actual poder
endogámico, supone la división y la subdivisión de una sociedad que
naufraga, fruto estéril de un sistemático criticismo individualista
disolvente, y supone también la imposición de una élite ideológica y
hasta violenta y alegal, en nombre de la vacua filantropía misma, por
el contrario, la unidad católica es el triunfo de la unidad que enlaza
todas las familias, personas e instituciones que, con espíritu sencillo,
abierto y en libertades, han recibido la verdad fundamental, que es
Cristo, y han vinculado orgánicamente todas las realidades surgidas
en la transmisión de verdades humanas y divinas, dentro de la
complejidad ya esencial ya accidental e incluso histórica, del
hombre.
Hubiera sido muy dolorosa la soledad espiritual para cualquiera
de los asistentes y amigos jornadistas, no encontrar el calor de la Fe
católica, ni el amor a España como patria común, ni el humano
ardor de estas treinta Jornadas. No encontrar a tantas personas de
diferentes procedencias, detrás de las cuales sabemos que hay otros
muchos que no pueden acudir y aún desconocemos, dispersos por
los lugares más recónditos de esta piel de toro que es España.
Hubiera sido dramático carecer de la atención de un clero acogedor
y orientador, con el que participar, como resto de Israel, en el
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
José Fermín Garralda Arizcun
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mantenimiento doctrinal y práctico del reinado social de N.S.
Jesucristo en nuestra Patria, defendido desde el IIIer Concilio de
Toledo del año 589 y por nosotros ahora. Sin estas treinta Jornadas,
celebradas en Zaragoza, no sabemos si cada uno de los que se ha
acercado a ellas hubiera perseverado en sus convicciones y
sentimientos más hondos
Con entusiasmo damos gracias a Dios y a los seglares católicos
españoles, hermanos en la Fe de siempre -que no hay otra-, vivida
con la santa intransigencia y al estilo de nuestros padres. Gracias a
los que hoy están y a los que han estado en otras celebraciones, en
especial a quienes han asistido a lo largo de estos treinta años, a
muchos de los cuales el buen Padre Dios les habrá coronado con la
Victoria.
Sí, tengamos especialmente presentes a nuestros difuntos con su
nombre y apellidos, rostros y sonrisas, con su celo por la casa de
Dios y por España, un ardor éste que el alma expresa en Caridad.
Son un ejemplo para admirar y del que aprender. ¿Que los difuntos
son numéricamente más que los vivos? Puede ser -y sin duda lo es-,
pero también es cierto que, a medida que se aleja la claridad de la
unidad católica, nos envuelven los nubarrones del paganismo, en un
futuro que aún está por escribir.
Demos gracias a los sacerdotes presentes en estas treinta
Jornadas, y al que fue arzobispo de Zaragoza, Mons. Manuel Ureña,
que nos ha acompañado como pastor desde 2006 inclusive -tomó
posesión en 2005- hasta el año 2014. Pero sobre todo, y como
explicaremos, agradezcamos a don Alberto Ruiz de Galarreta y al
Ilmo. y Rvdo. P. don José Ignacio Dallo Larequi, sin cuyo empeño
laical y alma sacerdotal respectivamente nada hubiera sido posible.
Más adelante de nuevo aletearán sus nombres en estas páginas.
El año 589 es el punto de partida espiritual de nuestra Patria.
Todos sus pobladores se beneficiaron de él. ¡Felices los pueblos de
Spania!, que en los siglos VI y VII convertisteis la patria de los
godos, Patria Gothorum, en Patria Hispaniae al lograr la sincera
conversión al catolicismo del rey Recaredo junto al episcopado, la
nobleza y el pueblo godo antes arriano, y al conseguir -casi a la vez-
el acceso a los matrimonios mixtos hispanogodos en esta España que
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
José Fermín Garralda Arizcun
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fue crisol de razas. Si Leovigildo derogó la antigua ley imperial que
prohibía matrimonios entre romanos y bárbaros, y dicha ley ya
estaba en desuso en Hispania, faltaba la unidad de la Fe que siempre
es más fuerte que cualquier interés temporal por noble y vinculante
que sea. Avanzado el s. VII no habrá distinción entre godos e
hispanorromanos, y el término “gothus” de los textos legales de la
época equivaldrá simplemente a “español”.
A partir de entonces, la Unidad Católica fue centro, faro y guía, de
muchos acontecimientos en la historia de España, en cuya vivencia,
mantenimiento y difusión se dieron cita casi todos sus gobernantes,
el clero y el pueblo.
Ahora, durante las tres últimas largas décadas son los seglares de
estas Jornadas, en el ejercicio del sacerdocio común de los fieles,
quienes han decidido salir al paso de muchos errores modernos,
sobre todo sobre el reinado social de N.S. Jesucristo. Lo han hecho
porque no son a modo de una sacristía. Están en la calle y, como
hombres y mujeres completos, asumen todos los perfiles
fundamentales de la actividad humana, desde la vida íntima hasta el
ámbito público social y político. En éste último, se abrazan lo
antiguo y lo nuevo, pues el reencuentro de España consigo misma es
un punto clave de la nueva Evangelización, que no es “angelista”, ni
un producto intelectual, ni “parte de cero”, sino que está encarnada
y al servicio de los españoles y el apostolado misionero.
Durante treinta años hemos mantenido que queremos rendir culto
a Dios en esta catedral que es nuestra Patria, España. Un culto
privado pero también público en las leyes e instituciones de los
poderes civiles, en la suprema potestas, en el hoy denominado
Estado. Nuestra catedral también se ha incendiado, ennegrecido y
derribado parcialmente como la de Notre Dame de París, pero sigue
siendo una catedral en nuestro caso a reconstruir. Durante treinta
años hemos dicho que no abandonamos y queremos hacer resurgir
la fe católica en España. Y si antes de reconstruir la catedral los
técnicos han estudiado Notre Dame a fondo, lo mismo estamos
haciendo nosotros en nuestro ámbito para no caer en nuevos
errores.
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
José Fermín Garralda Arizcun
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Algunos en la sociedad, e incluso en la Iglesia, creen abatir el
significado de estas treinta Jornadas. Allá ellos. En realidad, los
jornadistas se han mantenido en pie e ilusionados durante estos
últimos treinta años, por la gracia de Dios, y han realizado su propio
relevo generacional. Mientras tanto, han visto derrumbarse a su
alrededor, hasta extremos inconcebibles, otras realidades con las
que tanto discrepaban.
Para quien tiene Fe y vive en sociedad, las Jornadas por la Unidad
Católica de España son un faro de luz para nuestros hombres y
mujeres, que viven la realidad más allá de los actuales turbiones de
palabras fáciles y de moda. Los españoles aún saben cómo se
reconocen entre sí en la religión, la lengua y los usos y costumbres.
Si las Jornadas hubiesen sido un mero empeño humano o bien una
mera oposición a la ruptura existente, hubieran desaparecido por
razón de edad, el cansancio y la falta de un verdadero sentido.
En las Jornadas se estudia y reza, y esto domeña el sentimiento de
tristeza por la pérdida de ese gran bien que es la Unidad Católica,
primero abandonada en las leyes y luego, desde ellas, en la sociedad
-¿qué se creían los católico-liberales que iba a ocurrir?-, olvidada
entre los que se profesan católicos pero son víctimas de un falso
ecumenismo y sincretismo religioso.
Esta pérdida no se correspondía a la verdad teológica y tampoco -
al menos antes- con la sociología de España y los españoles. Aquí ha
existido un “cambiazo” muy feo en el examen de oposiciones -por
decir un ejemplo-, propio de tramposos, a partir de la ley de libertad
religiosa de 1967 y luego la llama transición-ruptura. Lo que importa
a los jornadistas, que son personas maduras, no es lo que les
gustaría que fuese, sino la verdad de las cosas –“las cosas son como
son”, insiste un amigo roncalés-, la práctica tradicional propia de
España y no el posibilismo o tacticismo ante la Revolución. Los
jornadistas no se olvidan de los saberes teológicos, ni del sentido de
Fe, ni los saberes prácticos acumulados, máxime cuando, hoy, las
ideologías liberal-socialistas y el modernismo religioso han
terminado supurando toda la suciedad en un cuerpo parasitado con
indicios de putrefacción. Precisamente por llegar a este punto, los
jornadistas recuerdan una y otra vez que nuestras vidas y la Historia
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
José Fermín Garralda Arizcun
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las dirige el mismo Dios, el Verbo encarnado, a Quien se supeditan
los Mensajes a la humanidad de la Virgen de Fátima y otras
apariciones posteriores. De ahí que en las jornadas, además del
estudio, haya un continuo rezo en común.
Que los jornadistas sean parte de la Iglesia, está claro. Colaboran
en ella como católicos españoles, al igual que lo hacen en su Patria.
Son la punta del iceberg, que por definición emerge en su menor
parte. Cada uno en silencio ante Dios sabe qué aporta
personalmente a los trabajos por la Unidad Católica de España, y a
la necesaria celebración de sus Jornadas anuales. No hace falta estar
muy despierto para jerarquizar el grado de colaboración de unos y
otros según sus actuaciones observables a la luz el día. Todos saben a
quién agradecer singularmente por llevar sobre sus hombros la
iniciativa, organización y peso del desarrollo anual de estas treinta
Jornadas: al Ilmo. y Rvdo. P. don José Ignacio Dallo Larequi. Una
afección en el cuerpo o en el alma sacerdotal de don José Ignacio, y
este proyecto y realización concreta hubieran llegado a su fin.
Los jornadistas saben que cada cuál puede ser el principal
enemigo de sí mismo. Así ocurre cuando se abandona a la falta de
ánimo y de Fe, se arruga ante la falta de masas por el ideal práctico
de la Unidad Católica de España en nuestros días, cuando sufre en
exceso la dolorosa masificación de los tibios, se encoge porque buena
parte de los señores Obispos y sobre todo la Conferencia Episcopal
española a veces apoya el liberalismo, y cuando su excesivo
pragmatismo le conduce a la derrota y la carencia de reservas
impropia de los buenos generales. Esto, y el no llegar a la altura de
sus propios padres, puede hacer que los jornadistas se impacienten
con sus más próximos y allegados y, sobre todo, con los que se
muestran contrarios a dicho ideal práctico.
Estar presentes en las treinta Jornadas no es cuestión de edad,
sino de fidelidad y convencimiento. Aunque España tiene una
población envejecida -ya lo avisaron los demógrafos hace cuarenta
años-, no son pocos los jóvenes que llegan a las Jornadas en quienes
transmitir el relevo.
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
José Fermín Garralda Arizcun
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Don José Ignacio Dallo Larequi, alma y motor de las XXX Jornadas anuales de la Unidad Católica de
España, junto con don Alberto Ruiz de Galarreta, que fuera su inspirador.
Iglesia de San Juan de los Panetes, Jornadas de Zaragoza, 6 y 7-IV-2018
2. ¿Cómo fueron las primeras Jornadas de 1989?
La celebración de las primeras Jornadas fue inolvidable por la
decisión de hacerlas en aquellas circunstancias, por su elevada
participación y por las dificultades superadas. Estas páginas ofrecen
una sencilla remembranza, recobrando el gozo cada vez que las
recordamos.
El 28-VI-1984 se creó en Madrid la primera Junta Nacional de la
“España Católica” o del XIV Centenario del III Concilio de Toledo,
presidida por don Jaime Montero (+ 1985). En 1989 y en
continuidad con la anterior, se formó una 2ª Junta de la Unidad
Católica de España, presidida por Julián Gil de Sagredo, siendo
secretario Fernando Arquero Caballero, y vocales Alberto Ruiz de
Galarreta, Rafael Gambra, Alberto Gutiérrez López, Mari de Pablos-
Fuencarral, Gabriel Alférez Callejón, Miguel Ayuso Torres, y Antonio
Martínez Cattaneo. Fue ésta la junta que convocó la celebración del
XIV Centenario de IIIer Concilio de Toledo.
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
José Fermín Garralda Arizcun
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En Toledo nos reunimos más de 500 católicos en feliz convivencia,
concretamente en el hotel Beatriz de extramuros. Fue los días 24, 25
y 26 de noviembre. Hay fotografías panorámicas muy hermosas.
Quedan testigos de aquellos días, que han perseverado a lo largo
de las treinta Jornadas: el Ilmo. y Rvdo. P. Don José Ignacio Dallo -
director y organizador infatigable de todas ellas desde 1991-,
también José Fernando Silva Santos (+ 2020) y su querida esposa
Doña Carmen Castigliani, madre de una estupenda familia
numerosa de 14 hijos, Carmina Sancho, Isabel Picañol, Magdalena
Llopis, Jesús Ortiz que ha llegado a tener una extensa familia, José
Luis Corral, José Luis Díez Jiménez, Mª Luz Román Chávarri, José
Fermín Garralda Arizcun… Algunos otros participaron en las
Jornadas de 1989, en otras posteriores, y viven entre nosotros, como
el Rvdo. P. Don Ángel Garralda (1989) de Avilés (+ 2022), los
pamploneses Jesús Vizcay (+ 2019, siendo presidente de la Unión
Seglar de San Fco. Javier de Navarra), Fernando Hualde, José
Manuel Navarro y familia, los de Madrid Fco. José Fernández de la
Cigoña, Miguel Ayuso Torres, Luis María Sandoval, Mari Carmen
Palomares…, y José Luis Fernández Ortiz (Cantabria, + 2019).
¿Por qué medio millar de seglares españoles celebraron el décimo
cuarto aniversario del III Concilio toledano y la conversión de
Recaredo a la fe católica? Lo dicen ellos mismos con estas palabras:
“En primer lugar porque así lo exige la gloria de Dios.
Secundariamente, por el carácter instrumental que la Unidad
Católica tiene para la salvación de las almas, una a una. En tercer
lugar, por los beneficios, lícitos, que puede proporcionar al bien
común de cualquier sociedad, no solamente de la española”
(“Siempre P’alante”, SP’ nº 179, 2-XII-1989).
Se les convocó para reafirmar la “doctrina y praxis tradicional de
la confesionalidad católica del Estado español como primer gran
tema teológico y tema vertebral del que depende la existencia de
España, que ilumina y guía todos los demás. Conforme a las
circunstancias de España, de él se deriva la intolerancia hacia la
expresión pública de las religiones falsas” (SP’ nº 694, 16-IV-2013).
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
José Fermín Garralda Arizcun
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Primeras jornadas de la Unidad Católica de España en el XIV Centenario del IIIer Concilio de Toledo.
Hotel Beatriz, Toledo, 1989
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José Fermín Garralda Arizcun
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Vista de la sala, y en primer plano el autor de estas páginas.
Recordemos las circunstancias del momento. En efecto, en 1989
culminaban los once años de una de las más tristes traiciones que ha
vivido España desde el año 711, 1808, 1833, 1898 y 1931, aunque, por
ser de naturaleza espiritual, por vivir ahora quienes la provocaron, y
por aparentar un continuismo material, pase totalmente
desapercibida. Digámoslo claro. En 1978 no se oyó el estruendo de
aquella vigorosa invasión sarracena de 711, aunque con el tiempo nos
ha llegado taimada y oculta. No se oyó el eco de esa otra y tramposa
invasión napoleónica -con su quinta columna afrancesada y
masónica- como en 1808, aunque España haya quedado uncida a la
ideología europeísta desde 1986. Ni alardearon inútilmente las
legiones extranjeras -inglesa y francesa y portuguesa- por doña
Isabel de Borbón como en 1833, aunque el presidente Aznar (PP)
rindiese tributo a los brigadistas internacionales comunistas de
1936. Tampoco se entregó Cuba y Filipinas como en 1898, aunque la
escasa defensa de las aguas jurisdiccionales, Ceuta, Melilla y
Canarias… augura lo peor. Ni supuró la trágica división interna de
1640, 1705, 1833-76 y 1931 ss., aunque en el régimen autonómico -
un federalismo racionalista y no histórico-, tan ajeno a los Fueros, la
llamada derecha liberal española haya entregado algunas
autonomías al separatismo. Desde la posición fuerte de una España
hecha, el liberalismo, cesión tras cesión, ha deshecho España.
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
José Fermín Garralda Arizcun
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En 1989 fue difícil tener pena conciencia de la gran claudicación o
dejación cuyas consecuencias hoy nos asaltan con toda su crudeza,
aunque nadie en el Estado ni en la Iglesia católica se haga
responsable de ello. Echen de nuevo la culpa a ese personaje
colectivo llamado Pueblo, el sufrido Pueblo español. El “habla,
Pueblo, habla” se ha ido sustituyendo -nunca mejor dicho- por el
“calla, Pueblo, calla” y, en todo caso, por el “engaña al Pueblo,
engaña”, para que mantenga el silencio. El Pueblo, que siempre
guarda algo de viveza, ya sabe que sólo se le quiere para “paga y
calla”.
Como fiel contraste a dicha dejación del mundo oficial -civil y
clerical-, en el feliz año 1989 se conmemoró el emblemático 589. Los
jornadistas confraternizaban por los pasillos del hotel Beatriz de
Toledo, en un gran comedor pletórico de comensales, en el enorme
salón de conferencias con su aforo lleno, y en los actos religiosos de
una profunda piedad cristiana.
Santa Misa con el Rito mozárabe, Toledo 1989
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
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En el centro don José Ignacio Dallo y el P. Sagüés S.I. en el Santo Rosario por las calles de la ciudad de
Toledo.
Juramento de la Unidad Católica en la cripta del alcázar de Toledo, 1989
El sábado por la mañana se celebró la Santa Misa en la parroquia
de Santa Eulalia con el singular rito mozárabe. La explicación del P.
Cabrera al respecto y el Ordo Missae Pontificalis se publicó en un
folleto al efecto.
Al anochecer de aquel 25 de noviembre de 1989, el segundo de
las Jornadas, el amor a Nuestra Señora impulsó a rezar el Santo
Rosario por las calles de la imperial Toletum.
Iban a hacerlo en una noche cerrada y algo fría, donde las
luminarias de la gozosa comitiva de medio millar de seglares
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
José Fermín Garralda Arizcun
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serpentearían el recorrido urbano de la imperial ciudad amurallada
pintada a lo manierista por El Greco. La autoridad civil no quiso
prohibir ni prohibió el Santo Rosario por las calles, que
paradójicamente fue prohibido -dicen- por el señor cardenal don
Marcelo. Entre los asistentes, quien esto escribe barruntaba esta
incómoda situación, incomprensible para el sensus fidei y la rasmia
popular de nuestras gentes. Finalmente, y por la decisión del Rvdo.
P. don José Ignacio Dallo y de algunos directivos seglares, ante el
retraimiento de otros excesivamente “obedientes”, se formó la
piadosa comitiva de oración que llegaría hasta la emblemática iglesia
renacentista de San Juan de los Reyes, imponiendo criterio a los
timoratos. La piedad religiosa no es suficiente cuando se necesitan
dirigentes. Al final, las oraciones siempre jóvenes serpentearían las
calles a la vez imperiales, atravesando el dintel de la puerta principal
de la iglesia renacentista de San Juan, desfilando por el pasillo
central y llegando al presbiterio donde los grandes escudos labrados
coronaron un rosario de banderas portadas por Sandoval, Corral,
Ortiz y otros.
El domingo día 26 de noviembre estaba destinado a hacer realidad
el juramento de la Unidad Católica. Era la festividad de Cristo Rey,
vivida con gozo en la España de siempre. El día alboreó lleno de
vida, venciendo enseguida el sol las nubes grisáceas y nimbadas de la
noche. El día tocó llamada, a la que acudieron quienes votaron “no”
a la Constitución de 1978 por agnóstica y atea práctica, como muy
bien explicó el cardenal don Marcelo y los ocho dignísimos señores
obispos que se le sumaron.
Los seglares católicos españoles quisieron celebrar la Santa Misa
en la catedral de Toledo, donde realizar el juramento de la Unidad
Católica para conmemorar y no sólo recordar el XIV Centenario del
III Concilio toledano, y proponerse la reconquista de la Unidad
Católica con el lema “Instaurare omnia in Christo”. El cardenal don
Marcelo, arzobispo de Toledo, les ofreció un altar lateral de la capilla
penitencial de San Pedro, para realizar los actos litúrgicos, con la
presidencia (¿fiscalizadora?) de su Sr. Deán. Ahora bien,
contradictoriamente, les prohibió realizar allí sus abjuraciones y
juramento: “si quieren, háganlo en otra parte”, sentenció (“Siempre
P’alante”, nº 505, 1-X-2004).
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
José Fermín Garralda Arizcun
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Con ésta desconcertante e inapelable prohibición, y a pesar de sus
valientes cartas pastorales sobre la Constitución de 1978 y luego el
divorcio vincular contrario al matrimonio y la familia, el cardenal
don Marcelo desconoció a quienes mantenían la Unidad Católica en
la doctrina y la práctica política de ese momento, por lo mismo que
había sido sostenida por la Iglesia en España casi sin excepciones
hasta el último cuarto del siglo XX. Por otra parte, los seglares se
sintieron menospreciados en sus derechos.
Se cumple a la letra un sino propio de una época decadente por
claudicación: “Y nació en el alcázar, porque no hubo sitio para ellos
en la catedral” (SP’, nº 180, 16-XII-1989; nº 504, 16-IX-2004). En
realidad, ésta era una gran ocasión para corregir, con un simple
hecho elevado a la categoría de símbolo, los malos ejemplos que
venían de años atrás en la Iglesia española. La ocasión ofrecida por
los seglares era inmejorable: se trataría de la llamada de atención de
una parte firme de la Iglesia en España, para rectificar el rumbo,
desvelar la inapropiada ley de libertad religiosa de 1967, corregir la
pérdida de la confesionalidad católica y el haber abandonado al
mismo Dios en la Constitución de 1978, y para recuperar el Derecho
y el fundamento de una verdadera vida política en la España del
momento.
El peligro de ruptura de la unidad entre los católicos españoles no
estaba en este grupo de seglares, sino en quienes aprobaban o
toleraban -sin cumplir las condiciones de una sana tolerancia- el
agnosticismo de la Constitución. Si los políticos se empeñaban todos
a una, en presentar la ruptura jurídica y política como continuidad,
el mismo camino siguieron los eclesiásticos, que minusvaloraron -
otros aplaudieron- el destronamiento de Cristo Rey de la misma
Constitución.
La prohibición de los actos de los seglares en la catedral de Toledo
en 1989, indicó hasta donde llegaban las claudicaciones. La
afirmación práctica y la reconquista efectiva de la Unidad Católica
sólo se podía confiar a los seglares. Ellos mismos crearon sus
mandos. Como en Covadonga, con la diferencia que en aquel tiempo
y poco después, la Iglesia mozárabe se separará del entorno islamita
y se sumará a la Reconquista, mientras que ahora es fácil que los
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
José Fermín Garralda Arizcun
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fieles, despreocupados en proteger su fe y preocupados por las
dificultades del vivir, se abandonen a un liberalismo que hace
apóstatas.
Pero hay más y, por el contrario, esto fue muy gozoso. Ocurrió a
dos escasas horas del inicio de la anunciada celebración de la Santa
Misa. Impedidos para ir con todas las bendiciones a la catedral de
Toledo –“¿qué hacer?”-, se obtuvo permiso para celebrar la Santa
Misa en la cripta del alcázar de la imperial ciudad, “relicario de
heroísmos y de santidad”. Fue a las 11´45 horas, “con abjuración de
los errores modernos y manifiesto de fidelidad a la fe católica”. La
autoridad secular concedió de nuevo lo que había sido denegado en
la catedral. Denegado no sabemos por qué, quizás por el qué dirán,
las malevolencias, o un stau quo “eclesial” entre Mons. Don Marcelo
González y Mons. Don Enrique Tarancón, dos tendencias tan
diferentes que no pasaron desapercibidas a Juan Pablo II según
mons. Cirarda en sus Memorias.
Seglares y sacerdotes consiliarios, nos recogimos con unción en la
cripta del heroico alcázar toledano, plantado como símbolo en el
centro del viejo y granítico solar ibérico. El alcázar que no se rinde, y
no por amor propio sino por amor a Dios y la patria que Él preparó.
El alcázar, símbolo de aquel espíritu que llevó al sacrificio a tantos
héroes de toda edad, clase y condición en 1936. Y nos acordamos de
nuestros padres y de la Cruzada. Catacumbas cristianas del siglo XX,
recuerdos del “Sin novedad en el alcázar, mi general”, en la Cruzada
en defensa de Dios y la España de hoy.
El P. Alba Cereceda presidió -con una bellísima casulla iluminada
en dorados- la Santa Misa en la cripta, y tomó el juramento
individual de la Unidad Católica a cada uno de los asistentes, donde
“Temblaba el aire, con los recuerdos” y compromisos. Ahí hicisteis,
uno a uno, el juramento de Recaredo, que se ha mantenido sin
interrupción estos 30 años, por la Gracia de Dios. El “ser apóstol o
mártir acaso” del himno de las Juventudes de Acción Católica de
España, el mismo que el Rvdo. P. Ángel Garralda recordaba en el
VIII Encuentro de Uniones Seglares en Javier en 1986 (SP’ nº 173,
180 a 184, 190), ha sido siempre el compromiso de los jornadistas
asistentes, cantándose con ilusión joven y como colofón y broche de
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oro en fidelidad roqueña, entonado siempre por don José Ignacio
Dallo, seguido por quienes han podido y asistido año tras año a las
treinta Jornadas.
Mons. Manuel Ureña Pastor en la iglesia de San Juan de los Panetes, Jornadas 8-IV-2013
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3. Importancia de la Unidad Católica
La Unidad Católica ha sido consustancial a España a lo largo de
toda su historia desde la conversión de Recaredo en el año 589.
Expresa, porque a ella se deben, unos hechos históricos grandiosos y
hasta refulgentes, siendo el soporte de fondo de la nacionalidad
española, lo que da verdadero sentido a España.
No haremos una larga historia, ni profundizaremos más, aunque
recordemos los méritos del cardenal Inguanzo, de Magín Ferrer,
Vicente Pou y Don Carlos V -de la dinastía llamada carlista-, de
Jaime Balmes y el Pedro de la Hoz de “La Esperanza”, del cardenal
Monescillo, del canónigo Manterola, Aparisi Guijarro y Carlos VII,
del polígrafo Menéndez Pelayo, Cándido y Ramón Nocedal, de
Navarro Villoslada, del tribuno Vázquez de Mella, el canónigo Roca y
Ponsa, toda la Iglesia de la Cruzada y tras ella… y recientemente de
Rafael Gambra y Alberto Ruiz de Galarreta, presentes ambos en las
Jornadas, por citar algunos grandes maestros que auscultan el alma
de España y los españoles, esa alma configurada en el año 589.
Ahora bien, ninguno de ellos hubiera sido capaz de alcanzar la cima
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señera que alcanzaron, sin el ejemplo de tantísimas familias y pueblo
llano destacado en la vida cotidiana, sin la avalancha de tropa
voluntaria e interclasista formada a toque de rebato cuando era del
todo necesario, sin votantes a concejales, diputados y senadores, sin
campesinos y cooperativistas, obreros y artesanos, clérigos,
comerciantes, periodistas y profesionales de todas clases, militares y
académicos … sobre cuyos hombros se aupará tanto titán.
El primer gran tema de las treinta Jornadas es doctrinal,
teológico, académico, y central en todas ellas. Es el laicismo en sus
diferentes versiones y como siempre se entendió, esto es, como
apostasía religiosa en la vida política, luego en la sociedad española y
finalmente individual. Este primer punto se fundamenta en el
magisterio de la Iglesia, en la encíclica Quas primas de Pío XI, y en
el sensus fidei y praxis universal católica hasta avanzado el siglo XX.
La apostasía política permite entender la apostasía social y
luego individual. Desde joven asistimos a la insistencia de los
democristianos seguidores de Maritain en separar ambas apostasías,
para vincular la apostasía social únicamente a la falta del apostolado
individual. De esta manera, pretendían que la izquierda ideológica
respetarse los derechos individuales, la libertad personal y de las
instituciones, y hasta la representación política. Al final, nada han
conseguido, sino que la muerte del a modo de alma colectiva y, sin
duda, de la individual, haya sido más lenta: he aquí la Ley de
Memoria llamada democrática, la Ley Celáa en educación (2020), el
propósito de descuajar las cruces del suelo patrio con pretexto de ser
franquistas (¡!), la ley de la eutanasia (2021) etc. Para ponerse a
salvo del totalitarismo marxista, en círculos de laicos clericalizados
se negaba que la sociedad dependiese en buena medida de la
política, creyendo que los vientos de la historia se dirigían hacia la
total separación entre la política y la religión católica, ignorantes
estos de que el talante semipelagiano y el respeto sin límite a la ley
positiva iba a convertir España en un “campo de exterminio” de
niños por nacer y ancianos. Luego la política ha caído en el laicismo,
convirtiéndose éste en una pseudo religión que involucra a los
católicos tibios y externamente tolerantes con todo.
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
José Fermín Garralda Arizcun
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Digamos que la intención buena no puede bendecir lo que no es
verdad. Más: la sociedad y la política son realidades distintas,
independientes pero complementarias, de modo que su relación con
la Iglesia católica es a modo de la que hay entre el cuerpo y alma.
Como el liberalismo fortalece y deifica el poder de un Estado
separado de la Iglesia (vid. Pío IX, Syllabus), se entiende que la
República francesa (mons. Marc Aillet, 2021) o la Constitución
española sean convertidas en diosas.
La democracia-cristiana fue una actitud cómoda, quizás
acomplejada, seguidita de las posiciones italianas y vanamente
“modernas”, para quienes deseaban situarse definitivamente ante el
futuro con el aplauso de los poderes del momento. Fueron vanos sus
esfuerzos para justificar las siguientes afirmaciones. En primer
lugar, la Iglesia antiliberal decimonónica y pre conciliar se habría
equivocado, por lo mismo -decían- que habría separado la verdad y
la caridad, y absorbido al individuo en el llamado bien común,
concebido éste último de una forma totalitaria. Segundo: la persona
debería entregarse a Dios y el individuo al Estado, que podía actuar
como si el hombre fuese bueno e insociable con ocultamiento de
cualquier autoridad. El Estado debía ser considerado un mal
necesario o un mero instrumento administrativo, por lo mismo que
el poder político no debía proteger lo bueno y bello, ni frenar y
combatir lo gravemente perjudicial para la sociedad, convertida ésta
en una sociedad anónima sin valor moral, y olvidando
irresponsablemente que la libertad absoluta jurídica y de hecho
conlleva finalmente el indiferentismo en la sociedad y en las
personas que la componen. El paso de los años, ha hecho que las
cañas se tornen lanzas, pues la apostasía política y un mal
entendimiento de la libertad individual, han conllevado un enorme
fracaso descristianizador que convierte la sociedad en un campo de
exterminio. Como explicaba Canals Vidal, “el Liberalismo
descristianiza”. Y al descristianizar -añadimos- arrasa todo lo
divino y verdaderamente humano.
Ciertamente, la dimensión más propia del Estado es la impositiva.
Si el “laisser faire laisser passer” primero deshace cualquier realidad
como la familia, la vida y el matrimonio, luego arremete contra lo
que queda de natural y divino en la intimidad del individuo.
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
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La configuración de la realidad en unos principios exclusivamente
naturales nos recuerda la enseñanza de Chesterton cuando afirmaba:
quitemos lo sobrenatural y no quedará más que lo antinatural.
También por esto los jornadistas han defendido la confesión católica
del poder civil supremo en España y su unidad católica jurídica.
Hasta aquí el tema doctrinal del laicismo. Pues bien, la historia de
España ha sido el segundo tema fundamental de las Jornadas,
porque los pueblos existen más allá de un mero acto de voluntad, un
pacto mecánico, y una creación ocasional.
Hagamos algo de retrospectiva histórica, pues hablamos de
España. Transcurrido más de un centenar de años del áureo 589, el
año 711 se presentó terrible. La tierra de Hispania tembló al galope
del negro alazán que aventaba las arenas del desierto. “¡Desdichada
de ti, patria y Eclesia Spania!”, invadida por los sarracenos, y la
traición de los godos del clan witizano incluido el Obispo don Oppas.
Una debilidad, un juego, un falso convencimiento, y, en sólo tres
años, millones de hispanos sintieron la orfandad de su rey Rodrigo,
la desorientación como unidad política, y comprobaron como que el
suelo desaparecía bajo sus pies. Si la monarquía de los godos no era
ciertamente la Ciudad de Dios, aunque a ella se debía encaminar,
ahora habría que sacudirse nada menos que el dominio de sumisión
al Islam. Esta historia es el eco de las traiciones antes, en y tras la
batalla, ésta a orillas del río Guadalete, desde la oscura actuación del
conde don Julián en Ceuta, hasta las más documentadas de
Teodomiro en Murcia, de Casius en el lugar en el que el río Ebro
entra en su amplia depresión…
Ntra. Sra. de Covadonga salvó los restos de Hispania tras iniciar
su recuperación en la Reconquista, sembrando España como de
estrellas mil al ir descubriéndose las imágenes de la Señora
escondidas por los cristianos por miedo al sarraceno. ¡Benditos los
que mantuvieron el ideal de Cruzada cuando aparentemente todo
estaba perdido tras el año 711! ¡Benditos los resistentes de
Covadonga, los mártires de Córdoba, San Eulogio y compañeros, los
mozárabes, los repobladores de campo abierto, y los héroes de
Clavijo, las Navas de Tolosa, el Salado y la larga y difícil guerra de
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
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Granada…! ¡Benditos los fuertes cuando sufrieron y no se dieron por
vencidos!
El final de la Reconquista, la unión como federación histórica de
los Reinos hispánicos y la existencia de monarcas católicos,
quedaron enhebrados en uno de los principales hitos de la Historia
universal. Es el descubrimiento y ocupación -a veces conquista- de
América, el mestizaje biológico y cultural con el indígena, y su
evangelización o rápido nacimiento y renacimiento a la vida.
Durante 150 años hasta la derrota de Rocroi en 1643, España
detuvo la herejía protestante en toda Europa, venció las acechanzas
de los reyes franceses y luego la contra-armada inglesa, y puso fin a
la amenaza berberisca y turca a pesar del Burj Al-Rus o torre de las
calaveras en la isla de Yerba (Túnez)… para luego vencer en 1813 al
gran corso Napoleón que embridaba Europa.
Por entonces, la España de siempre fue invencible y grande,
síntesis de reinos vinculados al mismo rey antes del afrancesamiento
borbónico iniciado en 1707-1714, unión de reinos realizada por la
confluencia en la historia, la mutua fidelidad propia de la monarquía
pactista, diversas instituciones comunes, la misma política exterior,
la Hispanidad, y -sobre todo- el servicio al ideal católico.
Por ello, las Jornadas han estudiado diversas conmemoraciones
vertebrales de la nacionalidad española como son la invasión
musulmana de 711 y la vigencia de la Reconquista (J. 22, 2011; J. 23,
2012), el mensaje trenzado de Covadonga (722), las Navas de Tolosa
(1212), la conquista de Granada, el descubrimiento de América
(1492), y el consumarse la unión política con la incorporación del
Reino de Navarra (1512) aunque manteniéndose éste como Reino
por sí y en sí (J. 23, 2012).
Súmense, como lenguas del Infierno, las agresiones de la
revolución protestante (J. 28, 2017), la invasión napoleónica (J. 19,
2008), la masonería sectaria (J. 28, 2017), y la trágica ruptura y
persecución a lo católico del liberalismo desde 1812 (J. 23, 2012).
Pasará el tiempo, y el enemigo trastocará la moral y religiosidad,
el derecho y la legalidad, la política y sociedad, así como la memoria
y autopercepción de los españoles, enredándoles, simultáneamente y
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
José Fermín Garralda Arizcun
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con el mayor encono, en disputas internas fruto de la
descomposición liberal e infiltración masónica y marxista del s. XIX
y finales del XX.
Respecto al período histórico de 1833 a 1931, los conferenciantes
jornadistas han mostrado que toda civilización y cultura que se
precie de tal, tiene sus propias intolerancias, y que el mal en la
práctica es muchísimo más intolerante que el bien, juega con las
cartas marcadas, y es mentiroso y asesino desde su origen. Es un
dicho en la España del siglo XIX que al oír gritar: ¡¡Libertad!”, todos
se apresuraban a decir: “¡entra rápido y atranca bien la puerta!”.
Aunque no se explayen las Jornadas -pero sí citan-, creemos que,
al igual que la monarquía católica de los Austrias fue determinante
en la evangelización de América, la dinastía legítima de España -de
la rama llamada carlista- fue esencial para el mantenimiento
político y social de la Unidad Católica, en los períodos de 1833 a
1876, tras 1876, en el alzamiento de 1936, y con posterioridad de la
mano de la Regencia carlista. Así, varios conferenciantes han
reconocido los planteamientos y actuaciones del Carlismo frente a la
revolución liberal, y para desvelar el trono en el que se oculta el
Liberalismo.
Las Jornadas han estudiado el comunismo intrínsecamente
perverso (J. 28, 2017), así como el Alzamiento nacional del 18 de
julio de 1936, al que jornadistas y organizadores se adhirieron con
entusiasmo a pesar de la distancia temporal (J. 20, 2009). En
diversas ocasiones analizaron las actividades de la masonería y el
progresismo religioso postconciiar tan infiltrado por ésta.
Consumado el paréntesis de la IIª República, la Cruzada de 1936-
1939 conllevó la recuperación de la confesionalidad católica del
Estado y la Unidad católica. Fue aquella una recuperación plena, de
la mano de la España martirial, del episcopado católico, y del
generalísimo Francisco Franco -ésta fue su mayor grandeza-,
vencedor del comunismo en la contienda, restaurador del orden
público y el bien común, e impulsor del desarrollismo en España.
Reconocer esto no desmerece las fidelidades dinásticas, ni tampoco
las críticas a la gestión de aquel, pero las XXX Jornadas no eran el
foro para plantearlo. Que en varias ocasiones el generalísimo
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
José Fermín Garralda Arizcun
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alertase que “los enemigos de España estaban despiertos”, explica lo
ocurrido tras su fallecimiento. El error de confundir el régimen
personalista -no orgánico ni foral- del generalísimo, con una
dictadura cesarista, se agudizó con el advenimiento de la democracia
formal de partidos, y con el hecho de vincular la revolución francesa
de 1789 a la democracia clásica. El truco semántico es uno de los
más exitosos y baratos.
El primer mal paso fue ir borrando el signo católico de la España
Nacional, y negar el carácter de Cruzada de la guerra de 1936. A la
vez, se silenciaba a los intelectuales católicos, se promovía a los
escritores izquierdistas, y se iba copando la cultura y la universidad.
De todo ello se encargaron los masones emboscados en el lado
nacional, como afirman Vizcarra y Vegas Latapié, éste en sus
memorias. Tales fueron las determinaciones de la Masonería
Internacional en París antes de terminar 1936 (Mons. Zacarías
Vizcarra, “Ecclesia” nº 658, 20-II-1954).
Con una perspectiva más inmediata, las Jornadas han estudiado la
llamada ley de Memoria Histórica (J. 18, 2007), el actual despliegue
de las sectas (J. 3, 1992; 8, 1997; 28, 2017), y la decidida presencia y
amenaza del Islam en España y Occidente (J. 15, 2004; J. 22, 2011;
J. 23, 2012).
El primer punto considerado en este epígrafe, esto es, la unión
relativa entre la Iglesia y el Estado, tiene su aplicación
sociológica en las realidades temporales. Este sería el tercer gran
tema de las Jornadas.
Ya en el siglo XIX se precisó que la separación absoluta Iglesia-
Estado era un error doctrinal, y que una situación práctica de
separación amistosa podría ser tolerable en países de una gran
pluralidad religiosa. Tolerar no era dar por bueno, ni aprobar, ni
reconocer derechos, sino una permisión negativa del mal (León XIII,
“Libertas…”, 1888 y “Longinqua oceani”, 1895), ya para evitar un
mal mayor ya para lograr un bien mayor. En un país protestante (v.
gr. Suecia), profundamente dividido en materia religiosa (USA), o
con muchos agnósticos, se estaría en hipótesis, haciendo muy
imprudente -y además con una plasmación muy parcial- urgir el
reinado social de Jesucristo mientras dura esa situación. Más
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
José Fermín Garralda Arizcun
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todavía cuando en EE.UU. y otros importantes países como
Alemania, la Constitución y sus presidentes mencionan a Dios en su
frontispicio, lo que orienta algo la vida social de los ciudadanos y
evita el abandono espiritual de muchos ante un ambiente
materialista creado por el silencio de Dios. Por otra parte, la libertad
de todos a todo conduce más fácilmente a la corrupción y al
indiferentismo religioso, como un cuerpo sin alma, lo que explica
que se deba rechazar la afirmación siguiente: “Porque es falso que la
libertad civil de cultos y la facultad plena, otorga a todos, de
manifestar abierta y públicamente sus opiniones y pensamientos
sin excepción alguna conduzcan con mayor facilitad a los pueblos a
la corrupción de las costumbres y de las inteligencias y propaguen
la peste del indiferentismo” (Pío IX, “Syllabus”, prop. 79),
En los países católicos, la separación se convertía en algo injusto
y, en la práctica, perverso, por ejemplo en la España de 1931, cuando
los gobiernos no respondían “a la fe que profesa la inmensa
mayoría de los ciudadanos”, según advirtió Pío XI en Dilectissima
Nobis (1933, nº 15-22). Lo mismo ha ocurrido tras 1978, que a la
apostasía pública del Estado, le han seguido los males de la
proposición 79 del Syllabus, confusiones verbales y conceptuales, un
relativismo oficial e institucional, una libertad ilimitada y falsa,
dejaciones continuas por complejos fácilmente consentidos, el
retraimiento a formar un partido católico cuando todos debieran de
serlo y de hecho ninguno lo es, lo que beneficia posiciones
anticatólicas vergonzantes en la moral y los planteamientos, el voto
de muchos católicos a los peores candidatos, y la continua traición al
electorado católico y a la razón natural de los llamados menos malos
en cuestiones gravísimas.
A ello se le ha sumado la exclusión del mandato imperativo, la
manipulación del discurso político y su práctica, el paulatino
alejamiento del ejercicio del poder respecto a la voluntad del
votante, conduciendo a éste último a dónde antes no quería.
Por todo lo anterior, como el mal empuja al límite y con las mañas
que todos sabemos (Suárez, Aznar y Rajoy…), es urgente proclamar
el fundamento cristiano de la labor de Gobierno e instituciones. Es
bien fácil: en vez de seguir el camino que dio comienzo a la andadura
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
José Fermín Garralda Arizcun
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en 1978, ahora debiera elegirse la puerta que abra otro camino. Sólo
se trata de abrir y entrar por puerta del bien, la verdad y el bien
común.
Más todavía, conforme a la tesis de Menéndez Pelayo y muchos
otros observadores, España es peculiar entre los países católicos. Se
trata de que la religión católica configura históricamente el país, su
psicología o temperamento, sus necesidades de seguridad, sociales,
autoestima y auto realización colectiva (Maslow), su política, para
evitar las trampas del mal y para hacer posibles los grandes desafíos
del bien… De esta manera la exigencia práctica de la unión relativa
Iglesia-Estado (nunca teocrática como el Islam o Inglaterra) debe ser
doblemente actual y actualizadora. Todo ello hace que la tesis sea
aplicable en España si los católicos cumplen como tales -otra cosa es
la claudicación y la falta de doctrina en ese punto-. Tal práctica es
necesaria para subsistir como católicos y como pueblo. Los
separatismos periféricos, la disgregación e insolidaridad, el triunfo
de la legalidad sin alma… son un hecho constatado que apoya lo
anterior.
Un error extendido a partir de 1939 en los ámbitos intelectuales
y de cierto apostolado, fue creer que España podía seguir existiendo
políticamente sin necesidad de que los españoles e instituciones
públicas -que van a la par- fuesen católicas. Los católico-liberales y
liberales, la llamada democracia-cristiana… separaron la
configuración y mera existencia de España respecto del catolicismo
social y político del Estado español, que además de rendir culto a
Dios, debiera expresar y proteger el catolicismo de los españoles.
Creyeron que, sin un Estado católico -que nada tiene que ver con los
Estado protestantes o teocracias-, España podía sobrevivir como
ocurre en otros pueblos, aunque ello fuese tan incongruente como
negar el carácter federal de los EE. UU. o el nombre de Dios en su
Constitución. Se tergiversó el Concilio Vaticano II. Pulularon los
tibios y acomplejados. Claudicó la Iglesia del confort, modernismo y
politiqueo. El clero de la Constitución agnóstica de 1978, cayó
fácilmente en la trampa de las élites y de la sociedad materializada
por el desarrollismo. Todo iba a ser maravilloso, mientras negaban
la posibilidad del actual derrumbe que se avisó y que hoy
experimentamos, que no se puede vivir más de rentas.
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
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Un cuarto gran tema de las Jornadas, vinculado al anterior, fue
la claudicación de las élites, esto es, de los sectores de mayor
formación e incluso dirigentes por su preparación, cargos y empleos.
El desarrollo de las ciencias humanas -graduados en Ingeniería,
Historia, Arquitectura y Derecho…- no corre parejas necesariamente
con la formación filosófica, teológica, social y política. Tampoco
cursar Teología garantiza hoy una buena teología. Pues bien, quienes
consideran que tras 1978 toda reclamación y resistencia de la
Unidad Católica se acabó para siempre, simplemente se equivocan.
En España los males de la descristianización proceden en buena
parte de las élites e instituciones políticas -e incluso algunas
eclesiásticas- ya desde la segunda mitad del siglo XVIII. De ahí que
las Jornadas hayan analizado más éstas circunstancias políticas
que los elementos sociológicos de una supuesta “hipótesis” social. La
conclusión de los jornadistas es que, si en 1989 mantenían la tesis
católica en la política práctica de ese momento, concretada en la
confesionalidad católica del Estado y en la limitación de las falsas
religiones (J. 1, 1989 y J. 2, 1991), también la mantendrán treinta
años después aunque la situación se haya deteriorado mucho (J. 25,
2014 y J. 30, 2019).
¿Hubo hace 43 años un colosal plan de chantaje político en
España para traer la transición/ruptura? No lo sabemos, pero desde
luego, una verdadera y profunda Fé religiosa permitía superar estos
supuestos planes. Además, la Historia ofrece verdaderas lecciones de
resistencia de los españoles castizos como Jovellanos frente a los
afrancesados, el marqués de Mataflorida y los 69 persas ante al
absolutismo fernandino, como Vicente de la Hoz y La Esperanza
frente al conservadurismo liberal, Aparisi Guijarro ante al
pronunciamiento de Prim, Vázquez de Mella frente la falsa
restauración alfonsina, Cerralbo frente al 98, Fal Conde ante Gil
Robles… El “recuerda” de otros países, incluso los colonizados por la
Internacional comunista, ayudaba a no acomplejarse y no atender
voces de sirena.
De querer los españoles, podrían utilizar de hecho y
circunstancialmente -no como fin- el actual sistema de elección:
pero no quieren, nadie les ha enseñado a utilizarlo como tal, ni a
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
José Fermín Garralda Arizcun
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subordinar los medios al fin lo que exigiría poner límites al medio, y
hasta hay clérigos que rechazan la tesis doctrinal. Este es el gran
problema. Antes la dificultad era ad extra, y ahora también es ad
intra. Por eso, si la Unidad Católica fue el título de las dos primeras
Jornadas de 1989 y 1991, luego se ha desarrollado en otras ocho
Jornadas (1993, 1997, 2001, 2003, 2005, 2009, 2010, 2013…), y ha
estado presente en todo momento.
Dejamos a la meditación del lector los paralelismos que pueden
observarse entre lo ocurrido en el año 711, 1808 y en España tras
1978, este último caso con sus muchos agravantes, debido a la
situación clerical en España y el mundo.
Afirmar o permitir suponer que la Cruz enfrenta a los españoles,
desvela la claudicación del bautizado, la intolerancia del descreído, y
el poder de la Secta. Sí, el éxito de los sectarios en España ha sido
convencer a muchos entre 1978 y 2021 que la Cruz enfrenta a los
españoles, que la Cruz no reconcilia, y que no les reconcilió tras 1939
ni 80 años después a pesar de las claudicaciones de los católicos.
Afirmar esto es tener una mala memoria histórica, pues para 1970
los españoles ya estaban reconciliados, siendo ahora -en el año 2021-
cuando se atiza la tea de la discordia y la lucha de “clases”, no de
proletarios sino de a modo de niños caprichosos. También vemos a
quiénes están reconciliando las llamadas leyes de la Memoria hechas
por el PSOE y admitidas por el PP: a nadie, todo lo contrario.
En 1978 se hizo el juego a los sectarios y la masonería, creyendo
que la reconciliación debía conllevar el destronamiento de N.S.
Jesucristo en las leyes y alta política. Desde ahí se ha destronado a
Dios de la misma sociedad, la familia, el matrimonio y, ahora, final y
directamente de la persona individual. ¿Qué creían que iba a ocurren
en un plazo medio y largo? Esto no se puede compensar con
lamentos de cocodrilo, ni con una nueva evangelización que si bien
debe ser continua, no hace sino ocultar los abandonos anteriores.
Destronado Cristo, se ha entronizado el anti evangelio y anti
decálogo de unas oligarquías que todo lo menos se rinden culto a sí
mismas. Quitan a Dios para ponerse ellos mismos.
La manera como se han generado y presentado los males a la
opinión pública, permite al observador recelar sobre la fuerza y
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
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representatividad de aquellos. Es persistente el empeño de no pocos
políticos españoles de ir en dirección contraria a la misma sociedad
católica, destruirla desde sus cimientos, y sustituirla por la Unidad
masónica de desunión básica e inmediata sumisión. Fijémonos
también en los reflejos sociales y católicos que resurgen una y otra
vez cuando la sociedad dice “no” a cualquier abuso -por inmoral y
antiespañol- que se quiere implantar. Enseguida, para paralizar a
estos, sus contrarios pontifican diciendo: “la Constitución de España
es aconfesional”. ¿Y qué? -diremos-. ¿No reconoce la Constitución
los derechos universales y naturales que ellos quiebran? ¿Por qué
piensan los enemigos en la fuerza de la unidad católica, si han hecho
todo lo posible para arruinarla? Sencillamente, porque ellos saben
que la catolicidad es inseparable de España, que cualquier reacción
al mal sólo es posible de hecho en nombre del bien sobrenatural,
como pueblo de teólogos y santos que somos, y no de filósofos.
Ello conlleva reclamar los derechos de “lo estrictamente
católico” también en la política y la gobernación. Así, después de la
conspiración del silencio o la paralización social del que se precia de
liberal, la peor táctica en España -tierra de teólogos- para la acción,
es separar o desvincular la vida sobrenatural del ámbito natural.
Puede preguntarse: ¿la mayoría de los votantes españoles a los
malos gobiernos es tan mala como los gobernantes? Creemos que
no. Daremos algunas razones. El anticlericalismo es una prueba de
la Fe que se pierde pero también de la que se posee, sobre todo en
España. Si los españoles son un pueblo de contradicciones, el que les
hundan cada vez más sólo expresa el odio que el bien sobrenatural
concita a los que paradójicamente han creado el delito de odio. Hoy,
el sistema liberal-socialista no es verdaderamente representativo;
mucho se podría hablar de ello. Por poner un ejemplo, ¿cómo va a
ser representativo el cargo de vicepresidente 2º (Pablo Iglesias, de
Podemos) si realmente perdió las elecciones generales con un
batacazo electoral? Pues mírenlo ahí, de vicepresidente, casi
sustituyendo al presidente de Gobierno del PSOE en la España de
2021, aunque de repente y en unos pocos meses, concretamente en
mayo de ese mismo año, el tal Iglesias haya desaparecido de la
escena política tras el total descalabro de Podemos y su propia
candidatura en las elecciones de la C.A. de Madrid.
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
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Más todavía, elegida España por Dios para hacer el bien, la anti-
España se desencadena siempre con una rapidez y profundidad
inusitadas y, además, fuera de la realidad sociológica. Mucho indica
que aún no hayan podido destruir la España católica a pesar de
agredirla sistemáticamente durante décadas.
Homenaje al Rvdo. D. José Ignacio Dallo en 1995. Alberto Ruiz de Galarreta le entrega el bello diploma.
Don José Ignacio Dallo y don José Luis Díez Jiménez, en el salón de las Nazarenas, 2019
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
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4. El desarrollo de las XXX Jornadas
Quién convoca. Las Jornadas del año 1989 fueron convocadas
por la segunda Junta de XIV Centenario del Concilio de Toledo,
presidida por Julián Gil de Sagredo, una vez que falleció Jaime
Montero en 1985, que como hemos dicho fue digno presidente de la
primera Junta Nacional de la “España Católica” o del XIV
Centenario del III Concilio de Toledo creada el 28-VI-1984.
La iniciativa de las Jornadas de celebración en 1989, fue del
Rvdo. P. José María Alba Cereceda S.J., que recogió las inquietudes
y objetivos prácticos sembrados por don Alberto Ruiz de Galarreta
(seud. Manuel de Santa Cruz) y el Rvdo. P. Dallo Larequi en el
quincenal Siempre P’alante: “Os he leído en Siempre P’alante, y si
no lo hacemos nosotros no lo hace nadie”. En efecto, los obispos
españoles nada iban a llevar a cabo. Hacerlo, sería un mentís a la
Constitución de 1978 que apoyaban. El P. Alba, don Alberto y el P.
Dallo, propusieron a los seglares la iniciativa de la celebración y del
juramento de Toledo, y lo hicieron con un éxito sobresaliente. Esa
era la España de siempre y castiza, la tradicional.
De esta manera, don Alberto retomó el juramento de la Unidad
Católica realizado gozosamente en el monasterio de la Oliva aquel
1964, cuya continuidad había fracasado por no existir una
organización, ni una base social, ni un impulso sacerdotal como el
posterior del Rvdo. P. Dallo. Por el contrario, la continuidad del
juramento realizado en 1989 estaba asegurada, debido al acierto de
su carácter anual en el que se empeñó don Alberto, hasta llegar a las
treinta ediciones en 2019.
A ello se añadía el compromiso de los presentes, que aceptaron
como buena tierra el sacrificio organizativo del Rvdo. P. Dallo. Éste
se ha responsabilizado de trabajos de todo tipo: la convocatoria y
publicidad de las Jornadas en la Revista “Siempre P’alante”, la
programación -ayudado por el presidente seglar- del tema, los actos
y conferenciantes, la contratación de la sala y fechas, el alojamiento
en el hotel por parte de los asistentes, la organización de las
asistencias y mesa de conferenciantes, la pues en práctica de las
sesiones en sala, recoger la voz de los ausentes, y la mejora de los
actos y el protocolo. Ahí están la solicitud y a veces problemas con el
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
José Fermín Garralda Arizcun
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Cabildo de El Pilar para celebrar la Santa Misa, la búsqueda de una
iglesia para el juramento, la invitación al arzobispo de Zaragoza, la
publicación de las conclusiones de las Jornadas, recoger y custodias
los juramentos, y la revisión de su cumplimiento. Seguramente que
nos dejamos asuntos en el tintero. En ello lógicamente ha sido
ayudado por algunos de los asistentes que, por ejemplo, editaron
durante años las ponencias, o de don José Luis Díez Jiménez, tan
activo desde su Web y Radio donde multiplica el efecto de las
Jornadas.
En 1989 estuvieron presentes en Toledo muchas Uniones Seglares.
A pesar de los buenos propósitos, en 1990 las Jornadas no se
celebraron debido al bache de su secretario, que se había
comprometido a organizarlas en El Cerro de los Ángeles.
Sin embargo, según el Rvdo. P. Dallo, este bache de 1990 fue
superado por “la convicción de los que recogíamos el compromiso de
tan rica herencia (que) era que teníamos que ser nosotros desde el
Órgano periodístico nacional SIEMPRE P’ALANTE los que las
convocáramos en lo sucesivo, desde las de El Escorial en 1991, todos
los años y no cada dos años, sino anualmente, como
estratégicamente coincidíamos con nuestro inolvidable querido
impulsor Don Alberto” (“Siempre P’alante”, nº 848, 8-II-2021).
Así pues, en 1991 y a partir de entonces, la convocatoria corrió
formalmente a cargo de la Junta Nacional para la Reconquista de la
Unidad Católica de España, presidida por Gil de Sagredo. En el
ámbito de las realizaciones, queda dicho que el impulso para las
Jornadas de dicho año 1991 y en adelante, fue de don Alberto Ruiz
de Galarreta y el Rvdo. Don José Ignacio Dallo, manteniéndolo en
los años sucesivos hasta la actualidad. Si ellos no aceptaban el reto
de la organización, no iba a aceptarlo nadie.
Al fallecer Gil de Sagredo, desde octubre de 1996 y en plena
comunión espiritual con las dos Juntas anteriores, la tercera Junta
Nacional fue presidida por Alberto Ruiz de Galarreta. Pasando el
tiempo y para suplir a don Alberto por motivos de salud, Jaime
Serrano de Quintana ejerció y ejerce de presidente de la Junta
Nacional para la reconquista de la unidad católica de España,
creada en Zaragoza el 19-IV-2009. La forman dicho Serrano, Díez,
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
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de la Pisa, Ortiz y el P. Dallo. Fallecido don Alberto, don Jaime
mantiene sus responsabilidades.
Organizativamente las Jornadas se asientan en dos personas, un
seglar y un sacerdote. Don Alberto como seglar ha dado vida, ímpetu
y prestigio a las Jornadas y la revista Siempre P’alante, mientras que
dicha revista y Jornadas, movilizadas, organizadas y diseñadas por el
sacerdote Rvdo. P. Dallo, han dado vida a don Alberto, formándose
entonces una simbiosis cuasi perfecta entre ambos, el seglar y el
sacerdote. Sin reducir mérito alguno a don Alberto, no se debe
atribuir a éste la enorme parte que le corresponde a don José
Ignacio, según hechos dicho. La “inspiración” religioso-política de
don Alberto, la completó e hizo realidad con creces el alma
sacerdotal del Rvdo. P. Dallo.
Carácter. Las Jornadas han sido de reafirmación pública de la
Unidad Católica con una clara dimensión eclesial, pero también de
apostolado social y político católico, desde la ortodoxia doctrinal a la
praxis concreta de cada momento.
Han sido Jornadas de reafirmación interior, de estudio fiel a la
doctrina católica, la historia y las aplicaciones de la virtud política, y,
sobre todo, de adoración al Santísimo Sacramento, centro de toda
nuestra vida. Esta adoración ha sido y es el alma de las Jornadas.
Esta fue la fuerza espiritual de nuestros padres, los más
comprometidos en el Alzamiento de 1936, que nunca cayeron en el
intelectualismo católico-liberal, en novedades y mixtificaciones
doctrinales, en el desarraigo y espiritualismo descarnado, en
colaboracionismos comprometedores, ni en la inoperancia y
desorientación del individualismo. Quizás por ello las Jornadas no
han sido estrictamente académicas sino de divulgación seria, de
periodismo y ocasión de buenas relaciones sociales.
Lugar. Las Jornadas se han desarrollado junto al Pilar de
Zaragoza, salvo la primera de 1989 que fue en la emblemática ciudad
imperial de Toledo, y, la segunda, junto al monasterio del gran
Felipe II en el Escorial en 1991.
En Zaragoza se utilizó el gran salón de la “Casa de la Acción
Católica” durante nueve años, en 2000 (Jornadas 11) la Residencia
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“La Milagrosa, Hijas de la Caridad”, y, en adelante hasta 2018, se
hizo uso del salón de conferencias de las “Misioneras Eucarísticas de
Nazaret (las nazarenas), en un extremo de la plaza de El Pilar
enfrente de La Seo. En 2019 ha sido en el albergue “Cristo Rey” de
los PP. Escolapios de la ciudad caesaraugustana. El Coronavirus va a
impedir la reunión anual los dos años siguientes, sin que por ello
ceje el intento y el juramento realizado por su Junta.
El primer día se celebra la Santa Misa sabatina en la basílica del
Pilar, concretamente en el Altar Mayor junto al retablo de Damián
Forment o bien en la capilla de la Virgen. Llegó un momento en el
que las relaciones con el Cabildo de dicha basílica no fueron fáciles.
Si desde 1992 la Santa Misa de las Jornadas se celebraron en dicho
Altar Mayor, en 1998 se denegó permiso por primera vez de modo
que la celebración se hizo con menos monumentalidad y más
recogimiento en la hermosa capilla de la “Casa de la Acción
Católica”. En 1999 y 2000 mons. Yanes no aceptó la invitación para
presidir la Misa de las Jornadas. En 2003 se denegó el permiso por
segunda vez y, en 2004, el Cabildo excluía “de ahora en adelante” a
los jornadistas del Altar Mayor. Se conservan cartas.
En cuanto a los sacerdotes asistentes hay que destacar, por su
perseverante celo y atención espiritual, al Rvdo. P. don José Ignacio
Dallo Larequi, de la Unión Seglar San Fco. Javier de Navarra, y del
Rvdo. P. don Francisco Suárez Fernández, de la U.S. Virgen de los
Desamparados de Valencia. También fue importantísimo en su
origen y primera andadura el Rvdo. P. don José María Alba S.J.
Las Jornadas han tenido el apoyo -los citamos por orden
alfabético-, en algún caso ocasional, de los PP. Agustín Arredondo
S.J., Félix Beltrán, Gabriel Calvo, Isidoro Castellanos, Juan Antonio
Cervera OFM, Ramón Cué S.I. -aunque al final no pudo asistir-,
Fernández Serrano, Cristóbal Foeckler, Ángel Garralda, Emilio
Lamas, Pedro Jesús Lasanta, Braulio Manzano S.J., Bernardo G.
Monsegú G.P., Franciscus Novinsky, Baltasar Pérez Argós S.J., Ángel
Ramos, Francisco Trell, Antonio Turú presidente de la Hermandad
Sacerdotal Española (asistió hasta 2005 inclusive), Miguel Sagüés
S.J., José Mª Serra, el P. José (Chicago) de Miles Jesu (2003), y P.
Mariano (Argentina) (2003), y sin duda algunos otros que
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desconocemos. De estos 22 últimos sacerdotes, algunos fueron
mucho más asiduos y otros ocasionales.
El 30-IV-1995 los jornadistas realizaron un homenaje a don José
Ignacio Dallo, entregándole don Alberto Ruiz de Galarreta un
precioso pergamino confeccionado en Valencia bajo la dirección de
don José Luis Aguirre y Manglano, que figurará en el salón de la
Unión Seglar San Fco. Javier de Pamplona. Dicho pergamino reza
así:
“Homenaje Nacional de gratitud de los seglares católicos
españoles al M. Iltre. Sr. D. José Ignacio Dallo Larequi, por la
creación, con la Unión Seglar de San Francisco Javier de Navarra y
la Revista “Siempre P’alante”, de un núcleo de integridad doctrinal
católica, al servicio de la Iglesia. / Uniones Seglares de España, VI
Jornadas Nacionales de la Unidad Católica / Zaragoza, junto al pilar,
30 de abril de 1995” (“Siempre P’alante”, nº 300, 16-V-1995, p. 17).
Asistentes. A las Jornadas del Centenario celebrado en 1989,
utilizando los servicios del Hotel Beatriz de Toledo, asistieron medio
millar de personas. A continuación su número se ajustó a la baja,
seguramente por el realismo de las circunstancias y los
fallecimientos. Por ejemplo, en 1995, 125 jornadistas, venidos de
toda España, se acogieron al Hotel Alfonso I el Batallador, asistiendo
160 personas a la comida de despedida y homenaje. En adelante, el
número se mantuvo aunque lentamente a la baja, siendo cada vez
más los que tenían verdaderas dificultades para estar presentes. Las
fotografías anuales al final de las Jornadas no reflejan todas las
asistencias. Mientras unos fallecían, otros se sumaban, incluidos
jóvenes. Hasta 2004 los jornadistas se hospedaron en el Hotel
Alfonso I el Batallador de la calle de Coso, y desde entonces se
acudió al hotel Vía Romana situado en la plaza de El Pilar.
Proyección. El quincenal “Siempre P’alante” siempre se hizo eco
las Jornadas y se identificó con ellas. Más todavía, sirvió para
organizarlas, promoverlas y difundirlas. Hay que advertirlo para dar
gracias a Dios y seguir adelante. Ello explica que finalmente, ante la
difusión de Internet, la Junta que convoca las Jornadas haya
señalado a dicho quincenal como su portavoz cualificado.
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La Jornadas reciben apoyos de muchos seglares y eclesiásticos que
no pueden asistir. Han sido siempre muy numerosos, y es costumbre
hacerlos presentes en el desarrollo de las sesiones. También se
recuerda a otros en el memento de difuntos de la Santa Misa. Así
debe ser. Sin embargo, don Alberto y el P. Dallo siempre han
insistido es que el elemento clave de las Jornadas está en llevar a la
práctica el compromiso de la presencia física anual.
Por extraño que parezca, las Jornadas casi no han tenido eco en
las revistas de pensamiento o divulgación (algunas veces sí y por
extenso en Verbo), ni en la prensa sana -cuando había-. Así de
individualistas e insolidarios son los españoles. También por eso el
quincenal “Siempre P´alante” se convirtió en el portavoz de los
jornadistas, primero de hecho y después a petición expresa de estos.
Aunque es verdad que el trigo parece languidecer por la mucha
cizaña sembrada, los Jornadistas no se encuentran solos. Han sido
puntualmente apoyados por otras iniciativas y asociaciones como
Hispania Martyr-Siglo XX, la Hermandad de Ntra. Sra. de
Paracuellos del Jarama, Miles Jesu, las Hermandades profesionales
Católicas, el Bloque Catalán, y el Movimiento Católico Español.
Señalemos también las editoriales “Criterio Libros”, las Ediciones
Nueva Hispanidad, y “Radio María”, así como los directivos de las
revistas Iglesia-Mundo, Verbo, María Mensajera, Horizonte, Roca
Viva, Covadonga Informa (TFP), Arbil, Isabel, y Empenta de
Gerona Inmortal. Esta última ha sido la más activa, generosa y
constante en el apoyo a las Jornadas, ha pasado a su difusión y
presencia anual, y dos de sus directivos -Serrano y Ortiz- lo son
también de la Junta de seglares que convoca las Jornadas. También
han existido referencias en El Irrintzi (Navarra) y Acción Carlista
siempre que participaba uno de sus directivos, en Ahora
Información (digital), y seguramente en otros medios cuya
referencia desconocemos.
Las fidelísimas hermanas Misioneras de las Doctrinas Rurales,
fundadas por María Isabel González del Valle, dirigida
espiritualmente por el beato P. Tiburcio Arnaiz S.J., han sido asiduas
en su afán apostólico, aportando sus propias apreciaciones sobre la
pérdida de la práctica católica en los ámbitos populares.
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Durante los primeros años también asistieron miembros de la
Unión Seglar Antonio María Claret de Barcelona, gracias al P. Alba
Cereceda, y, con una constancia envidiable hasta el presente, otros
de la Unión Seglar Virgen de los Desamparados de Valencia con el P.
Suárez.
Durante los primeros años (de 1993 a 2001 inclusives) se
imprimían a buena tinta las conferencias y se repartían en las
Jornadas del año siguiente. También fueron difundidas en video
VHS, íntegramente o por partes. Posteriormente, la Web de José
Luis Díez recogía los textos con galanura.
Los conferenciantes han sido numerosos y bastantes de ellos
repiten el foro. El total asciende a 81 personas, participando algunos
una sola vez y otros en numerosas ocasiones. Entre ellos hay no
pocos del mundo académico y la educación.
Don Rafael Gambra Ciudad en el uso de la palabra.
Salón de conferencias de la Casa de Acción Católica en la plaza del Pilar de Zaragoza.
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Don Alberto Ruiz de Galarreta junto a Don José Ignacio Dallo y don José Silva.
José Fermín Garralda, autor de estas páginas. Asistió a todas las Jornadas salvo a la segunda y en casi
todas ellas tuvo su conferencia.
Don Alberto Ruiz de Galarreta y el Rvdo. P. Don José Ignacio Dallo
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Don Carlos Etayo Elizondo, arqueólogo naval e investigador sobre la Revolución Mundial
Don Vicente Febrer (Gandía), hijo del don Vicente gracias al cual se comenzó a publicar el
quincenal “Siempre P’alante”
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D. Julián Gil de Sagredo Arribas, presidente de las Jornadas, junto a don José Ignacio Dallo
Doña María Carmen Palomares junto a don Julián Gil de Sagredo y Don Alberto.
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Don José María Permuy Rey
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Salón de actos de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret, las Nazarenas
Don José María Beperet, Mr. Emilio Blanco (+), Rvdo. D. José Ignacio Dallo,
Don Pedro Castillo y Don Carlos González (+).
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Don José Fermín Garralda junto a don Alberto Ruiz de Galarreta en la plaza del Pilar
Relación onomástica de conferenciantes
Manuel Acosta Elías, José Luis Aguirre y Manglano, José Carlos
Albesa Benavente, César Alcalá Giménez de Acosta, José María
Alsina Roca, Mateo Argerich González, Gumersindo Arroyo
Quiñones, Miguel Ayuso Torres, Francisco Bartomeu Sanllei, Javier
Barraycoa Martínez, Alain Emilio Blanco, José Martín Brocos
Fernández, Augusto Mª Bruyel Pérez, Inés Brustenga Vilaseca,
Estanislao Cantero Núñez, Agustín Cebrián Velasco, Rvdo. Juan
Antonio Cervera OFM, José Luis Corral Fernández, José Díaz Nieva,
José Luis Díez Jiménez, Manuel Mª Doménec Izquierdo, Carlos
Etayo Elizondo, Vicente Febrer Forés, Fco. José Fernández de la
Cigoña, José Luis Fernández Ortiz de Valderrama, Salvador
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Fernando Cabedo, Mª del Pilar Frígola Carreras, Arturo
Fontangordo Rodríguez, José Antonio Gallego García, Rafael
Gambra Ciudad, Andrés Gambra Gutiérrez, José Miguel Gambra
Gutiérrez, Amado José García Cuenca, Estanislao García Martín-
Vicente, José Fermín Garralda Arizcun, Pablo Gasco de la Rocha,
Julián Gil de Sagredo Arribas, Carlos González Blanco, Rogelio
González Orendáin, Manuel Gutiérrez García-Brazales, José
Francisco Hernández Medina, Alejandro Jiménez Alonso, Víctor J.
Ibáñez Mancebo, Rvdo. Braulio Manzano S.J., Luis Lavaur, Javier
Lizarza Inda, Carmelo López-Arias Montenegro, Arturo López de
Mendoza, Fernando López del Amo, Armando Marchante Gil,
Antonio Martín Puerta, Juan José Martinena Ruiz, Vicente Martorell
Eixarch, Carlos de Meer, Miguel Menéndez Piñar, Javier de Miguel
Marqués, Rvdo. Bernardo G. Monsegú G. P., Ignacio Mora Vilaltella,
Manuel Morillo Rubio, Cesáreo Jarabo Cerdán, Narciso Joanola
Soler, Jesús Ortiz Ortín, José Miguel Orts Timoner, Mª del Carmen
Palomares Mañas, Juan Pérez del Castillo, José María Permuy Rey,
Francesc Picas Pons, Gil de la Pisa Antolín, Daniel Plana Farjas,
Arcadio del Pozo, José Carlos Rico Montserrat, Fernando Rivero San
José, Juan Manuel Rodríguez y González Cordero, Ramón
Rodríguez Torrego, Fco. José Rodríguez Velasco, Alberto Ruíz de
Galarreta Mocoroa, Jesús Sánchez de la Peña, Carmina Sancho
Sempere, Luis María Sandoval Pinillos, Jaime Serrano de Quintana,
José Fernando Silva Santos, Rvdo. Francisco Suárez.
Con un formato menor y sin ser solicitadas expresamente por la
organización, hay sesiones de ponencias espontáneas en las que
participan entre uno a cinco jornadistas cada año.
Es preceptivo que los presidentes de las Jornadas Nacionales
expongan las conclusiones y las comenten por extenso. Así lo
hicieron los presidentes Julián Gil Sagredo de 1989 hasta 1996,
Alberto Ruiz de Galarreta de 1997 a 2007, y Jaime Serrano de
Quintana desde 2008 hasta hoy.
Además de los conferenciantes, debe destacarse la actividad y
siempre clarividentes aportaciones de don Carlos González (+) de
San Sebastián, que intervino activamente en los coloquios y mesas
redondas, José Fernando Silva (+), Emilio Blanco (+), José Luis
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Díez Jiménez y de otros amigos y actores de buenísimas
intervenciones. Este último. es una e las personas que, trabajando en
silencio, más ha hecho por las Jornadas desde su Web y su Radio
como difusoras de la Unidad Católica de España con un depurado
estilo propio.
El juramento de las Jornadas desde 1989 es teórico y práctico: la
doctrina católica de siempre y su aplicación católica y tradicional en
España. Así pues, durante estos 30 años, y en el ofertorio de la Santa
Misa de clausura, el presidente de las Jornadas realiza el juramento
de la Unidad Católica de España por el Reinado Social de Jesucristo,
cuya alma teológica es la encíclica “Quas Primas” de Pío XI (1925),
que dice:
“Juro defender la doctrina de la Unidad Católica de España y
trabajar con todas mis fuerzas para su Reconquista y restauración
en nuestra patria”.
Don Alberto Ruiz de Galarreta (seud. Manuel de Santa Cruz),
alma mater de las XXX Jornadas,
realiza el juramento de la Unidad Católica
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
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El juramento pronunciado por los presidentes ya citados, lo han
recibido el P. Alba en 1989 y otros años, el P. Dallo Larequi, el P.
Antonio Turú, y, de 2006 al 2014, el arzobispo de Zaragoza Excmo.
Mons. Manuel Ureña Pastor, siendo en delante de nuevo don José
Ignacio Dallo y don Francisco Suárez.
Aunque en 1989 fue verbalmente y uno a uno ante el P. Alba,
durante los años sucesivos los fieles asistentes realizan su juramento
por escrito, depositándolo en una bandeja durante la comunión.
Estos juramentos o promesas escritas los custodia don José Ignacio
con una absoluta discreción.
5. Consecuencias de la apostasía de la Constitución de
1978, y las posteriores cesiones
Muchas veces, al amanecer, los que desean ser buenos cristianos
pueden sufrir la tentación de la angustia, sorprendiéndose con la
duda de si el mundo que les rodea es el suyo.
Nadie puede llevarse a engaño por lo ocurrido en España, pues
son las consecuencias advertidas por la Iglesia, los pensadores
tradicionales y las propias declaraciones de sus enemigos. Y se
quedaron cortos en sus advertencias, afectando a la Iglesia en
universal y nuestra Patria. Si ahora los males en el seno de la Santa
Iglesia emergen como globos infectados de pus, los de España son
patentes desde hace más décadas de las que nos imaginamos.
Recordemos los citados planes de la masonería internacional ya
antes de acabar la Cruzada.
No hay árbol bueno que dé frutos malos y a la inversa. Las
consecuencias que sufrimos son pésimas, y la suerte de España es
peor que en 1931. Por algo se habla en el Evangelio del diablo que,
con otros a los que convoca y después de mucho discurrir, vuelve a la
casa adecentada y limpia de donde se le expulsó, de modo que la
segunda situación es peor que la primera.
Las Jornadas sirven para advertir cómo hoy -sobre todo en
España- se ahoga a la persona, primero con la perversión del
ambiente propia de “laisser faire et laisser passer”, enseguida con los
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planes de unos Gobiernos de tendencia estatista y laicista. Si por
muchos motivos no se puede separar religión y política, aunque
evidentemente se diferencien, desde 1978 se observa cómo la política
atenta contra la religión con una paulatina mayor asiduidad y
radicalismo.
Las actuales ideologías liberal y marxista han llegado a su
cumplimiento. Las leyes en España son de las peores del mundo
“civilizado”. En 2021, cuando revisamos este original, ya se han
publicado la nueva ley de educación y la ley sobre eutanasia, en
espera de una nueva ley de libertad religiosa. El español que pierde
la Fe, cae en el materialismo y el individualismo -traducido como
borreguismo-, y rige entonces el principio del “sálvese quien pueda”.
Si desde 1978 el Estado ha sido confesional del agnosticismo y el
relativismo, hoy hace gala de entender laicismo como persecución,
incluso a costa de la Constitución liberal que quieren “superar”
desde los hechos. Esto se proyectó en la Educación para la
Ciudadanía, sobrepasada hoy por las actuales educación de género,
Ley de Memoria Histórica que radicaliza en la llamada Ley de
Memoria Democrática para imponer el pensamiento único, y las
citadas ley Celáa relativa a la educación y la ley sobre la eutanasia,
fruto de la conjunción liberal radical, marxista y separatista.
El pueblo advierte las contradicciones. Se da cuenta cuando se
protege mucho más al lince español que al niño concebido y aún no
nacido - ¿no es el aborto una matanza horrorosa? ¿no anuncia la
eutanasia aprobada cuanto corregíamos estas páginas?-. Las
advierte cuando se habla del hambre en el mundo mientras se busca
una drástica reducción de la natalidad -¿no se pueden producir
alimentos en cualquier parte?-. Cuando se habla del paro laboral y se
promociona la migración del exterior -¿no está nuestra juventud la
mejor preparada?-. Cuando se proclama la primavera árabe y se
llena Oriente de guerras civiles, cuando se extienden ONGs por el
mundo y los países se comprometen a dar el 0’7% del PIB al
desarrollo y mientras tanto las mafias llenan el mar de pateras sobre
Occidente en una calculada invasión. ¿Y la plaga del terrorismo y del
Estado islámico?
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
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El pueblo español conoce el deterioro de las leyes, del Gobierno y
administración, de la economía, del ámbito laboral, Sanidad y
ambiental… agravadas día a día, a pesar del actual e increíble
desarrollo de la ciencia empírica y la técnica. El pueblo intuye qué
ocurre, que por los frutos se conoce el árbol, y que esto va de mal en
peor. Lo sabe pero no acierta a manifestarlo ni a hacerse escuchar.
Por eso, aquí estamos. Este mundo es el nuestro, y tenemos que
amarlo apasionadamente como Cristo amó y ama a cada uno de los
hombres por sí mismos, y en todas las circunstancias de la vida.
Tenemos que amarlo como lo hicieron nuestros padres y mayores, y
cualquiera que piensa en sus hijos. Este es un amor de verdad,
comprometido y sacrificado, no de una blandenguería y emotivismo
decadente. Un amor que pertenece a todas las edades, especialmente
a la generosa juventud. Al joven no se le hable de diversiones sino de
heroísmo.
Por eso, quien hoy critique las lógicas intolerancias de la unidad
católica, cuando hoy en España y fuera de ella se desbordan las
imposiciones y los engaños, la fuerza y las trampas, hace un mero
ejercicio de cinismo.
6. Nuestro contenido fundamental
Recapitulemos la raíz teológica que justifica las Jornadas, la tesis
de la realidad de las cosas y exigible a todos, más allá de sus
aplicaciones prácticas en España. Hablamos del reinado social de
Jesucristo.
En 1870 el P. Enrique Ramiére, con aprobación de Pío IX,
escribía:
“Es un dogma de fe que Jesucristo posee una autoridad soberana
sobre las sociedades civiles, lo propio que sobre los individuos de
que se componen; y por consiguiente, las sociedades, en su
existencia y en su acción colectiva, lo propio que los individuos, en
su conducta privada, están obligadas a someterse a Jesucristo y
observar sus leyes” (Enrique Ramiére S.I., La soberanía social de
Jesucristo, Barcelona, Ed. Cristiandad, 1951, 248 pp., pág. 44-45).
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Por su parte, y relativo al magisterio pontificio, Pío XI en “Quas
Primas” (11-XII-1925) enseña:
“La celebración anual de esta fiesta (Cristo Rey) recordará
también a los Estados que el deber del culto público y de la
obediencia a Cristo no se limita a los particulares, sino que se
extiende también a las autoridades públicas y a los gobernantes; a
todos los cuales amonestará con el pensamiento del juicio, cuando
Cristo vengará terriblemente no sólo el destierro que haya sufrido de
la vida pública, sino también el desprecio que se le haya inferido por
ignorancia o malicia. Porque la realeza de Cristo exige que todo el
Estado se ajuste a los mandamientos cristianos en la labor
legislativa, en la administración de la justicia y, finalmente, en la
formación de las almas juveniles en la sana doctrina y en la rectitud
de costumbres” (nº 20).
Otra cosa es caer en la apostasía, de modo que “al silencio del
nombre de Cristo Redentor en las conferencias internacionales y
parlamentos le debe responder la proclamación del nombre y
derechos de la real dignidad y poder de Cristo” (nº 13). Hacer otra
cosa implica recoger frutos amargos, el laicismo extenderá sus
errores y propósitos, y la sociedad sufrirá violencias y conmociones.
Un mundialismo sin Dios y contra Dios amenaza la humanidad.
Esta encíclica fue seguida de numerosos desarrollos aplicados a la
vida misma en plenitud, por ejemplo el libro de mons. Tihamér
Tóth, Cristo Rey o Jesucristo y nuestro siglo (Burgos, 1938, 285
pp.).
El reinado social de Jesucristo debe ser la matriz para comparar
en ella todo ideario y programa asociativo, social y político. La tesis,
si elegimos cuatro de los doce puntos que señala Álvaro D’Ors, es:
“1. No puede haber, después de la Redención, una potestad legítima
que no se reconozca como delegación divina, de Cristo Rey, a quien
compete la única soberanía de este mundo. Las obras y potestades
sólo merecen una obediencia provisional y relativa. 2. En todo caso,
los actos concretos de la potestad no obligan moralmente más que
cuando no contradicen los preceptos morales que sabemos
impuestos por Dios, pues hay que obedecer a Dios más que a los
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hombres. 3. Toda organización política del mundo debe partir de la
pluralidad política como algo querido por Dios, a diferencia de la
unidad de su Iglesia. Toda pretensión de unificar el gobierno del
mundo, sea declaradamente, en forma de Estado universal u otra
forma de organización con potestad única sobre todos los pueblos,
sea de manera oculta a modo de Sinarquía económica, es contraria a
la voluntad de Dios y no merece ser acatada como poder constituido.
(…) 8, Todo orden político debe amparar y respetar la libertad de las
personas y de los grupos inferiores, conforme al principio de
subsidiariedad.10. La Iglesia debe ser universalmente reconocida
como intérprete auténtica del derecho natural. De su autoridad
depende la obligación moral de acatar el poder constituido” (Álvaro
d´Ors, La violencia y el orden, Madrid, Ed. Dyrsa, 1987, 127 pp. Pág.
120-121).
Este mal no lo podemos hacer nosotros y mal está que lo realicen
otros. Nos oponemos a él y recurrimos a todos los católicos para que
cumplan sus obligaciones. Si no quieren, se las recordaremos
fraternalmente. Si no las saben, se las enseñaremos como catequesis.
7. El futuro
Cerramos un ciclo de cinco siglos. Se anuncia algo muy serio.
(Repasando estas páginas, nos lo hemos encontrado de frente). De
ahí que se necesita imperiosamente una intervención divina,
poniendo por nuestra parte esos pocos panes y peces del niño de la
cesta. Los males son enormes y mayores de los que imaginamos. Lo
indican también las apariciones de Nuestra Señora entre Lourdes y
Fátima -Garabandal, Ezquioga- y otros lugares. Tengamos
esperanza.
Pueden mostrarse algunas de las sorpresas que Dios ofrece al
mundo, por hablar de un ámbito temporal.
¿Quién iba a predecir lo ocurrido en el mundo y a la Iglesia estos
25 años? Por ejemplo, la caída de la URSS y del muro de Berlín, el
dominio económico del mundo por China, la fortaleza cristiana para
el martirio en manos de los mahometanos en el Próximo Oriente, la
elevación a los altares a tantísimos beatos de la Cruzada de 1936, la
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
José Fermín Garralda Arizcun
52
canonización de Juan Pablo II, de Juan XXIII de la Pacem in Terris
y Mater et magistra, y del Pablo VI de la Humanae vitae y de un
siempre pulcro magisterio -otra cosa fue su gobierno-, que llegó a
manifestar que “el humo de Satanás ha entrado en la Iglesia” y su
deseo a de que su sucesor fuese más firme.
La Providencia actúa en el tiempo, y éste purga a los hombres y
corrige yerros. Hoy, cuando ya parece todo deshecho, los seglares
católicos por la Unidad Católica ejercen año tras año su obligación a
los pies de Ntra. Sra. del Pilar.
¿Quién iba a predecir estos 30 años de Jornadas y que Siempre
P´alante llegase al número 851 (8-V-2021), gracias a su director el
Ilmo. y Rvdmo. Don José Ignacio Dallo Larequi, si no es por la
gracia de Dios, al que únicamente deseamos servir, pues de este
mundo sólo sacamos a nuestro favor “boinazos y coscorrones” -que
así diría el buen amigo Sancho-?
Tras la negativa del primado Don Marcelo en 1989 -quizás
presionado por el miedo escénico ante sus hermanos en el
episcopado-, y tras la soledad por parte de los más altos pastores, al
fin mons. Manuel Ureña, arzobispo de Zaragoza, visitó, alentó y
pastoreó con mitra y báculo y un vibrante gozo, a los jornadistas. Lo
hizo desde el año 2006 inclusive, él que tomó posesión del cargo en
2005. En sus homilías a los jornadistas, ha dejado claro un
magisterio que tenemos presente. Los jornadistas, han viso su
cayado con una gran alegría porque las ovejas no pueden estar sin
un pastor cercano. La Misa de “Ángelis” cantada el domingo era una
delicia. Los jornadistas siempre fueron una parte gozosa de la Santa
Iglesia, y el arzobispo de Zaragoza se lo recordará con un inmenso
cariño.
A la altura de este trabajo, aclaremos como contradictoria
negativa del arzobispo don Marcelo, que cuatro años antes de
fallecer en 2004, escribió a nada menos que a Fernández de la
Cigoña, mostrándose “muy de acuerdo en la actitud y juicios que
mantiene y emite”, sin duda en “Siempre P’alante” (“Siempre
P’alante”, nº 504, 16-IX-2004).
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
José Fermín Garralda Arizcun
53
Se ha llegado al extremo que, en 2019, para evitar el despeñadero
al que conducen los principios del Liberalismo en España, algunos
han llegado a ofrecer una mixtificación entre la revolución y el
sentido común. Pero tales mixturas no son originales ni nuevas.
Álvaro d´Ors nos advertía pocos años antes de fallecer que, llegaría
un momento -ya hemos llegado a él-, en el que la natural reacción
iba a hacer surgir unas nuevas derechas, pero que serían
paganizantes. Por eso nosotros les debiéramos recordar la doctrina
social de la Iglesia. De lo contrario, la situación final será peor que la
primera.
Los sacerdotes asistentes a las Jornadas de la Unidad Católica de España en el altar mayor de la basílica del
Pilar, cuyo retablo es obra del gran escultor del renacimiento Damián Forment.
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
José Fermín Garralda Arizcun
54
Jornadistas asisten a la Santa Misa celebrada en el Altar mayor de la basílica de
Ntra. Sra. del Pilar
Santa Misa concelebrada por los sacerdotes asistentes a las Jornadas, en la capilla de la Casa de
Acción Católica (Zaragoza).
8. Colofón
En estos 30 años, los jornadistas consideran que el reinado social
de Jesucristo, mantenido en las primeras Jornadas del Centenario
de 1989, sigue vigente.
Primero, porque como doctrina y tesis es universal y permanente.
Segundo, porque como aplicación práctica es lo mantenido por
nuestros padres en una España que, aunque sumamente herida, hoy
sigue siendo nuclearmente semejante a la de ellos desde el punto de
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
José Fermín Garralda Arizcun
55
vista sociológico, aunque haya descendido mucho la profesión
religiosa así como el hecho de contraer el matrimonio por la Iglesia.
Las pésimas circunstancias sociopolíticas actuales también se
dieron en 1868 y 1931, y, aunque hoy sean mucho más graves, los de
entonces las consideraban igualmente dramáticas.
Un pueblo de bautizados debe ofrecer una respuesta positiva a lo
debido a Dios teológicamente, aunque por decadencia de las
costumbres, intervencionismo contra natura y anticristiano de la
política, ignorancia y abandono de cierto clero, los católicos hayan
llegado a asumir grandes errores teórico-prácticos. Vayamos, pues, a
la conversión he dicho pueblo para que aplique y desarrolle su Fé
religiosa.
En tercer lugar, la vigencia de lo mantenido es hoy es más
necesaria que nunca en el ámbito político, pues sociológicamente
España y los españoles como pueblo sólo tienen conciencia de sí
mismos en la Fe católica, hecha familia, sociedad y fundamento
colectivo, uniéndose así y como historia en la diversidad. La Fe
católica es su principal unidad política. Esto no es utilizar la religión
para fines políticos, sino constatar un hecho sociológico, y
precisamente señalar la profundidad de la creencia católica.
Cuarto. A veces las apariencias engañan, y el triunfo de la
Revolución en España es particularmente mentiroso. Desde hace
tiempo la partitocracia está corrompida, los llamados conservadores
admiten las tesis de sus presuntos enemigos de izquierda y
separatistas, y las estrategias de Gramsci son un mero asalto al
poder político. La sociedad camina por otro lado. Lo último que
puede hacer la sociedad es olvidarse de sí misma y sus obligaciones,
y supeditarse al Gobierno de hecho o bien a un mundialismo por
venir de una forma inminente, tal y como anunciaba hace casi
cincuenta años el capitán don Carlos Etayo Elizondo, asiduo a las
Jornadas.
Los males existentes se ven mucho, por son mucho menos
compartidos de lo que parecen. Esconden los muchos bienes
existentes, y retan al español a descubrir muchas de las bondades y
Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019),
José Fermín Garralda Arizcun
56
recursos que aún tiene. Hay mucha gente buena, y otra es capaz de
recuperarse.
El clero progresista tiene mil cautelas porque es eminentemente
político so capa de no influir en la política. También en él la mentira
es muy frecuente. ¿Por qué el pueblo español, mal dirigido por laicos
y clérigos, traicionó el reinado social de N.S. Jesucristo en 1978?
¿Qué complejos y comodidades, compromisos con otros, miedos y
vértigos, y falta de fe… y carencia de sentido de lo real, existieron
entonces?
El odio a la España evangelizadora de medio mundo, indica que el
¡Viva Cristo Rey! es más posible y necesario que nunca, máxime
sabiendo que el supuesto término medio de 1978 (agnosticismo del
Estado) generó el extremo actual. En España, al gran mal hay que
oponer el gran bien, pues éste ha configurado la Patria.
Es hermoso el Mensaje de San Juan XXIII con motivo de la
consagración de la basílica del Valle de los Caídos, enviado el 5-VI-
1960. Es un canto a la tradición hispánica y la reconciliación lograda,
mientras reclama fidelidad al mensaje social del cristianismo, en el
caso de desearse como se deseaba mantener la convivencia y los
lazos de unión entre los españoles. Dice así:
“Testigo es la Historia de que los altos ideales cristianos dieron
cohesión e impulso a sus antepasados para las grandes empresas;
y de que, cuando decayeron tales ideales, se mermaron y
debilitaron igualmente sus lazos de unión, poniéndose en peligro su
límpida y heroica trayectoria secular. Nos alegramos de que la
España que llevó la fe a tantas naciones quiera hoy seguir
trabajando para que (…) el solar hispánico, que se ufana
justamente de ser cuna de civilización cristiana y faro de expansión
misionera, continúe y aun supere tales glorias, siendo fiel a (…) la
realización del mensaje social del cristianismo, sin cuyos principios
y doctrina fácilmente se resquebraja el edificio de la convivencia
humana” (“Alfa y Omega”, jueves 10-IV-2014 p. 6).
Y terminamos. Proponemos para el futuro lo mismo que aconsejó
Luis Veuillot en La ilusión liberal, hace casi dos siglos. No sabemos
si fue a modo de profeta, pero a los dos siglos nuestro mundo se
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MemoriaoCrónica continuada de las XXX Jornadas desde el XIV Centenario del Concilio de Toledo.pdf

  • 1. Zaragoza, 4-V-2019 Ad personam. Crónica de las XXX Jornadas de la Unidad Católica de España desde la celebración del XIV Centenario del Concilio de Toledo (1989 – 2019) Memoria continuada José Fermín Garralda Arizcun
  • 2. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 2 Autor: José Fermín Garralda Arizcun. “Ad personam. Crónica de las XXX Jornadas de la Unidad Católica de España desde la celebración del XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019)”. Año 2022 C/ Arrieta nº 2 31002 Pamplona – Navarra - España historiadenavarraacuba.blogspot.com ; rargonz@gmail.com Parte de este trabajo ha sido publicado en VV.AA. (ed. Pablo Gasco de la Rocha), XXX Jornadas por la reconquista de la Unidad Católica de España (1989-2019). Un testimonio para la Historia, Madrid, 2021, 100 pp. pág.33-75 * Queda prohibida la reproducción total o parcial de este trabajo, texto e imágenes sin permiso. Está protegido. Todas las fotografías son del autor. El trabajo o parte de él puede ser citado mencionando autor, título, año, formato de edición y localización en la red.
  • 3. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 3 ÍNDICE 1. Agradecimiento 2. ¿Cómo fueron las primeras Jornadas de 1989? 3. Importancia de la Unidad Católica 4. El desarrollo de las XXX Jornadas 5. Consecuencias de la apostasía de la Constitución de 1978 y las posteriores cesiones 6. Nuestro contenido fundamental 7. El futuro 8. Colofón Estas páginas son el texto completo, luego publicado de forma reducida en VV.AA. (ed. Pablo Gasco de la Rocha), XXX Jornadas por la reconquista de la unidad católica de España (1989- 2019), Madrid, 2021, 100 pp.
  • 4. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 4 1. Agradecimiento Pongamos el acento en el agradecer, porque es de bien nacidos ser agradecidos ante quienes tienen derecho a ello. Reconocimiento y gratitud a los organizadores, participantes y difusores de las XXX Jornadas anuales de la Unidad Católica de España (1989-2019). También a quienes han asistido a todas o parte de las convocatorias, o bien se han sumado y mantenido fieles en este apostolado de confidencia, social y político. Nadie ha dejado solo a su hermano en la Fe, ni a su compatriota, ni ha desmerecido de la Hispanidad, civilización extendida a ambos lados de la Mar Océana. Y lo que es más importante, ninguno ha dejado solo a Dios, del que todo recibimos y a Quien en todo necesitamos. Si la mera filantropía roussoniana, como excusa del actual poder endogámico, supone la división y la subdivisión de una sociedad que naufraga, fruto estéril de un sistemático criticismo individualista disolvente, y supone también la imposición de una élite ideológica y hasta violenta y alegal, en nombre de la vacua filantropía misma, por el contrario, la unidad católica es el triunfo de la unidad que enlaza todas las familias, personas e instituciones que, con espíritu sencillo, abierto y en libertades, han recibido la verdad fundamental, que es Cristo, y han vinculado orgánicamente todas las realidades surgidas en la transmisión de verdades humanas y divinas, dentro de la complejidad ya esencial ya accidental e incluso histórica, del hombre. Hubiera sido muy dolorosa la soledad espiritual para cualquiera de los asistentes y amigos jornadistas, no encontrar el calor de la Fe católica, ni el amor a España como patria común, ni el humano ardor de estas treinta Jornadas. No encontrar a tantas personas de diferentes procedencias, detrás de las cuales sabemos que hay otros muchos que no pueden acudir y aún desconocemos, dispersos por los lugares más recónditos de esta piel de toro que es España. Hubiera sido dramático carecer de la atención de un clero acogedor y orientador, con el que participar, como resto de Israel, en el
  • 5. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 5 mantenimiento doctrinal y práctico del reinado social de N.S. Jesucristo en nuestra Patria, defendido desde el IIIer Concilio de Toledo del año 589 y por nosotros ahora. Sin estas treinta Jornadas, celebradas en Zaragoza, no sabemos si cada uno de los que se ha acercado a ellas hubiera perseverado en sus convicciones y sentimientos más hondos Con entusiasmo damos gracias a Dios y a los seglares católicos españoles, hermanos en la Fe de siempre -que no hay otra-, vivida con la santa intransigencia y al estilo de nuestros padres. Gracias a los que hoy están y a los que han estado en otras celebraciones, en especial a quienes han asistido a lo largo de estos treinta años, a muchos de los cuales el buen Padre Dios les habrá coronado con la Victoria. Sí, tengamos especialmente presentes a nuestros difuntos con su nombre y apellidos, rostros y sonrisas, con su celo por la casa de Dios y por España, un ardor éste que el alma expresa en Caridad. Son un ejemplo para admirar y del que aprender. ¿Que los difuntos son numéricamente más que los vivos? Puede ser -y sin duda lo es-, pero también es cierto que, a medida que se aleja la claridad de la unidad católica, nos envuelven los nubarrones del paganismo, en un futuro que aún está por escribir. Demos gracias a los sacerdotes presentes en estas treinta Jornadas, y al que fue arzobispo de Zaragoza, Mons. Manuel Ureña, que nos ha acompañado como pastor desde 2006 inclusive -tomó posesión en 2005- hasta el año 2014. Pero sobre todo, y como explicaremos, agradezcamos a don Alberto Ruiz de Galarreta y al Ilmo. y Rvdo. P. don José Ignacio Dallo Larequi, sin cuyo empeño laical y alma sacerdotal respectivamente nada hubiera sido posible. Más adelante de nuevo aletearán sus nombres en estas páginas. El año 589 es el punto de partida espiritual de nuestra Patria. Todos sus pobladores se beneficiaron de él. ¡Felices los pueblos de Spania!, que en los siglos VI y VII convertisteis la patria de los godos, Patria Gothorum, en Patria Hispaniae al lograr la sincera conversión al catolicismo del rey Recaredo junto al episcopado, la nobleza y el pueblo godo antes arriano, y al conseguir -casi a la vez- el acceso a los matrimonios mixtos hispanogodos en esta España que
  • 6. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 6 fue crisol de razas. Si Leovigildo derogó la antigua ley imperial que prohibía matrimonios entre romanos y bárbaros, y dicha ley ya estaba en desuso en Hispania, faltaba la unidad de la Fe que siempre es más fuerte que cualquier interés temporal por noble y vinculante que sea. Avanzado el s. VII no habrá distinción entre godos e hispanorromanos, y el término “gothus” de los textos legales de la época equivaldrá simplemente a “español”. A partir de entonces, la Unidad Católica fue centro, faro y guía, de muchos acontecimientos en la historia de España, en cuya vivencia, mantenimiento y difusión se dieron cita casi todos sus gobernantes, el clero y el pueblo. Ahora, durante las tres últimas largas décadas son los seglares de estas Jornadas, en el ejercicio del sacerdocio común de los fieles, quienes han decidido salir al paso de muchos errores modernos, sobre todo sobre el reinado social de N.S. Jesucristo. Lo han hecho porque no son a modo de una sacristía. Están en la calle y, como hombres y mujeres completos, asumen todos los perfiles fundamentales de la actividad humana, desde la vida íntima hasta el ámbito público social y político. En éste último, se abrazan lo antiguo y lo nuevo, pues el reencuentro de España consigo misma es un punto clave de la nueva Evangelización, que no es “angelista”, ni un producto intelectual, ni “parte de cero”, sino que está encarnada y al servicio de los españoles y el apostolado misionero. Durante treinta años hemos mantenido que queremos rendir culto a Dios en esta catedral que es nuestra Patria, España. Un culto privado pero también público en las leyes e instituciones de los poderes civiles, en la suprema potestas, en el hoy denominado Estado. Nuestra catedral también se ha incendiado, ennegrecido y derribado parcialmente como la de Notre Dame de París, pero sigue siendo una catedral en nuestro caso a reconstruir. Durante treinta años hemos dicho que no abandonamos y queremos hacer resurgir la fe católica en España. Y si antes de reconstruir la catedral los técnicos han estudiado Notre Dame a fondo, lo mismo estamos haciendo nosotros en nuestro ámbito para no caer en nuevos errores.
  • 7. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 7 Algunos en la sociedad, e incluso en la Iglesia, creen abatir el significado de estas treinta Jornadas. Allá ellos. En realidad, los jornadistas se han mantenido en pie e ilusionados durante estos últimos treinta años, por la gracia de Dios, y han realizado su propio relevo generacional. Mientras tanto, han visto derrumbarse a su alrededor, hasta extremos inconcebibles, otras realidades con las que tanto discrepaban. Para quien tiene Fe y vive en sociedad, las Jornadas por la Unidad Católica de España son un faro de luz para nuestros hombres y mujeres, que viven la realidad más allá de los actuales turbiones de palabras fáciles y de moda. Los españoles aún saben cómo se reconocen entre sí en la religión, la lengua y los usos y costumbres. Si las Jornadas hubiesen sido un mero empeño humano o bien una mera oposición a la ruptura existente, hubieran desaparecido por razón de edad, el cansancio y la falta de un verdadero sentido. En las Jornadas se estudia y reza, y esto domeña el sentimiento de tristeza por la pérdida de ese gran bien que es la Unidad Católica, primero abandonada en las leyes y luego, desde ellas, en la sociedad -¿qué se creían los católico-liberales que iba a ocurrir?-, olvidada entre los que se profesan católicos pero son víctimas de un falso ecumenismo y sincretismo religioso. Esta pérdida no se correspondía a la verdad teológica y tampoco - al menos antes- con la sociología de España y los españoles. Aquí ha existido un “cambiazo” muy feo en el examen de oposiciones -por decir un ejemplo-, propio de tramposos, a partir de la ley de libertad religiosa de 1967 y luego la llama transición-ruptura. Lo que importa a los jornadistas, que son personas maduras, no es lo que les gustaría que fuese, sino la verdad de las cosas –“las cosas son como son”, insiste un amigo roncalés-, la práctica tradicional propia de España y no el posibilismo o tacticismo ante la Revolución. Los jornadistas no se olvidan de los saberes teológicos, ni del sentido de Fe, ni los saberes prácticos acumulados, máxime cuando, hoy, las ideologías liberal-socialistas y el modernismo religioso han terminado supurando toda la suciedad en un cuerpo parasitado con indicios de putrefacción. Precisamente por llegar a este punto, los jornadistas recuerdan una y otra vez que nuestras vidas y la Historia
  • 8. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 8 las dirige el mismo Dios, el Verbo encarnado, a Quien se supeditan los Mensajes a la humanidad de la Virgen de Fátima y otras apariciones posteriores. De ahí que en las jornadas, además del estudio, haya un continuo rezo en común. Que los jornadistas sean parte de la Iglesia, está claro. Colaboran en ella como católicos españoles, al igual que lo hacen en su Patria. Son la punta del iceberg, que por definición emerge en su menor parte. Cada uno en silencio ante Dios sabe qué aporta personalmente a los trabajos por la Unidad Católica de España, y a la necesaria celebración de sus Jornadas anuales. No hace falta estar muy despierto para jerarquizar el grado de colaboración de unos y otros según sus actuaciones observables a la luz el día. Todos saben a quién agradecer singularmente por llevar sobre sus hombros la iniciativa, organización y peso del desarrollo anual de estas treinta Jornadas: al Ilmo. y Rvdo. P. don José Ignacio Dallo Larequi. Una afección en el cuerpo o en el alma sacerdotal de don José Ignacio, y este proyecto y realización concreta hubieran llegado a su fin. Los jornadistas saben que cada cuál puede ser el principal enemigo de sí mismo. Así ocurre cuando se abandona a la falta de ánimo y de Fe, se arruga ante la falta de masas por el ideal práctico de la Unidad Católica de España en nuestros días, cuando sufre en exceso la dolorosa masificación de los tibios, se encoge porque buena parte de los señores Obispos y sobre todo la Conferencia Episcopal española a veces apoya el liberalismo, y cuando su excesivo pragmatismo le conduce a la derrota y la carencia de reservas impropia de los buenos generales. Esto, y el no llegar a la altura de sus propios padres, puede hacer que los jornadistas se impacienten con sus más próximos y allegados y, sobre todo, con los que se muestran contrarios a dicho ideal práctico. Estar presentes en las treinta Jornadas no es cuestión de edad, sino de fidelidad y convencimiento. Aunque España tiene una población envejecida -ya lo avisaron los demógrafos hace cuarenta años-, no son pocos los jóvenes que llegan a las Jornadas en quienes transmitir el relevo.
  • 9. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 9 Don José Ignacio Dallo Larequi, alma y motor de las XXX Jornadas anuales de la Unidad Católica de España, junto con don Alberto Ruiz de Galarreta, que fuera su inspirador. Iglesia de San Juan de los Panetes, Jornadas de Zaragoza, 6 y 7-IV-2018 2. ¿Cómo fueron las primeras Jornadas de 1989? La celebración de las primeras Jornadas fue inolvidable por la decisión de hacerlas en aquellas circunstancias, por su elevada participación y por las dificultades superadas. Estas páginas ofrecen una sencilla remembranza, recobrando el gozo cada vez que las recordamos. El 28-VI-1984 se creó en Madrid la primera Junta Nacional de la “España Católica” o del XIV Centenario del III Concilio de Toledo, presidida por don Jaime Montero (+ 1985). En 1989 y en continuidad con la anterior, se formó una 2ª Junta de la Unidad Católica de España, presidida por Julián Gil de Sagredo, siendo secretario Fernando Arquero Caballero, y vocales Alberto Ruiz de Galarreta, Rafael Gambra, Alberto Gutiérrez López, Mari de Pablos- Fuencarral, Gabriel Alférez Callejón, Miguel Ayuso Torres, y Antonio Martínez Cattaneo. Fue ésta la junta que convocó la celebración del XIV Centenario de IIIer Concilio de Toledo.
  • 10. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 10 En Toledo nos reunimos más de 500 católicos en feliz convivencia, concretamente en el hotel Beatriz de extramuros. Fue los días 24, 25 y 26 de noviembre. Hay fotografías panorámicas muy hermosas. Quedan testigos de aquellos días, que han perseverado a lo largo de las treinta Jornadas: el Ilmo. y Rvdo. P. Don José Ignacio Dallo - director y organizador infatigable de todas ellas desde 1991-, también José Fernando Silva Santos (+ 2020) y su querida esposa Doña Carmen Castigliani, madre de una estupenda familia numerosa de 14 hijos, Carmina Sancho, Isabel Picañol, Magdalena Llopis, Jesús Ortiz que ha llegado a tener una extensa familia, José Luis Corral, José Luis Díez Jiménez, Mª Luz Román Chávarri, José Fermín Garralda Arizcun… Algunos otros participaron en las Jornadas de 1989, en otras posteriores, y viven entre nosotros, como el Rvdo. P. Don Ángel Garralda (1989) de Avilés (+ 2022), los pamploneses Jesús Vizcay (+ 2019, siendo presidente de la Unión Seglar de San Fco. Javier de Navarra), Fernando Hualde, José Manuel Navarro y familia, los de Madrid Fco. José Fernández de la Cigoña, Miguel Ayuso Torres, Luis María Sandoval, Mari Carmen Palomares…, y José Luis Fernández Ortiz (Cantabria, + 2019). ¿Por qué medio millar de seglares españoles celebraron el décimo cuarto aniversario del III Concilio toledano y la conversión de Recaredo a la fe católica? Lo dicen ellos mismos con estas palabras: “En primer lugar porque así lo exige la gloria de Dios. Secundariamente, por el carácter instrumental que la Unidad Católica tiene para la salvación de las almas, una a una. En tercer lugar, por los beneficios, lícitos, que puede proporcionar al bien común de cualquier sociedad, no solamente de la española” (“Siempre P’alante”, SP’ nº 179, 2-XII-1989). Se les convocó para reafirmar la “doctrina y praxis tradicional de la confesionalidad católica del Estado español como primer gran tema teológico y tema vertebral del que depende la existencia de España, que ilumina y guía todos los demás. Conforme a las circunstancias de España, de él se deriva la intolerancia hacia la expresión pública de las religiones falsas” (SP’ nº 694, 16-IV-2013).
  • 11. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 11 Primeras jornadas de la Unidad Católica de España en el XIV Centenario del IIIer Concilio de Toledo. Hotel Beatriz, Toledo, 1989
  • 12. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 12 Vista de la sala, y en primer plano el autor de estas páginas. Recordemos las circunstancias del momento. En efecto, en 1989 culminaban los once años de una de las más tristes traiciones que ha vivido España desde el año 711, 1808, 1833, 1898 y 1931, aunque, por ser de naturaleza espiritual, por vivir ahora quienes la provocaron, y por aparentar un continuismo material, pase totalmente desapercibida. Digámoslo claro. En 1978 no se oyó el estruendo de aquella vigorosa invasión sarracena de 711, aunque con el tiempo nos ha llegado taimada y oculta. No se oyó el eco de esa otra y tramposa invasión napoleónica -con su quinta columna afrancesada y masónica- como en 1808, aunque España haya quedado uncida a la ideología europeísta desde 1986. Ni alardearon inútilmente las legiones extranjeras -inglesa y francesa y portuguesa- por doña Isabel de Borbón como en 1833, aunque el presidente Aznar (PP) rindiese tributo a los brigadistas internacionales comunistas de 1936. Tampoco se entregó Cuba y Filipinas como en 1898, aunque la escasa defensa de las aguas jurisdiccionales, Ceuta, Melilla y Canarias… augura lo peor. Ni supuró la trágica división interna de 1640, 1705, 1833-76 y 1931 ss., aunque en el régimen autonómico - un federalismo racionalista y no histórico-, tan ajeno a los Fueros, la llamada derecha liberal española haya entregado algunas autonomías al separatismo. Desde la posición fuerte de una España hecha, el liberalismo, cesión tras cesión, ha deshecho España.
  • 13. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 13 En 1989 fue difícil tener pena conciencia de la gran claudicación o dejación cuyas consecuencias hoy nos asaltan con toda su crudeza, aunque nadie en el Estado ni en la Iglesia católica se haga responsable de ello. Echen de nuevo la culpa a ese personaje colectivo llamado Pueblo, el sufrido Pueblo español. El “habla, Pueblo, habla” se ha ido sustituyendo -nunca mejor dicho- por el “calla, Pueblo, calla” y, en todo caso, por el “engaña al Pueblo, engaña”, para que mantenga el silencio. El Pueblo, que siempre guarda algo de viveza, ya sabe que sólo se le quiere para “paga y calla”. Como fiel contraste a dicha dejación del mundo oficial -civil y clerical-, en el feliz año 1989 se conmemoró el emblemático 589. Los jornadistas confraternizaban por los pasillos del hotel Beatriz de Toledo, en un gran comedor pletórico de comensales, en el enorme salón de conferencias con su aforo lleno, y en los actos religiosos de una profunda piedad cristiana. Santa Misa con el Rito mozárabe, Toledo 1989
  • 14. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 14 En el centro don José Ignacio Dallo y el P. Sagüés S.I. en el Santo Rosario por las calles de la ciudad de Toledo. Juramento de la Unidad Católica en la cripta del alcázar de Toledo, 1989 El sábado por la mañana se celebró la Santa Misa en la parroquia de Santa Eulalia con el singular rito mozárabe. La explicación del P. Cabrera al respecto y el Ordo Missae Pontificalis se publicó en un folleto al efecto. Al anochecer de aquel 25 de noviembre de 1989, el segundo de las Jornadas, el amor a Nuestra Señora impulsó a rezar el Santo Rosario por las calles de la imperial Toletum. Iban a hacerlo en una noche cerrada y algo fría, donde las luminarias de la gozosa comitiva de medio millar de seglares
  • 15. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 15 serpentearían el recorrido urbano de la imperial ciudad amurallada pintada a lo manierista por El Greco. La autoridad civil no quiso prohibir ni prohibió el Santo Rosario por las calles, que paradójicamente fue prohibido -dicen- por el señor cardenal don Marcelo. Entre los asistentes, quien esto escribe barruntaba esta incómoda situación, incomprensible para el sensus fidei y la rasmia popular de nuestras gentes. Finalmente, y por la decisión del Rvdo. P. don José Ignacio Dallo y de algunos directivos seglares, ante el retraimiento de otros excesivamente “obedientes”, se formó la piadosa comitiva de oración que llegaría hasta la emblemática iglesia renacentista de San Juan de los Reyes, imponiendo criterio a los timoratos. La piedad religiosa no es suficiente cuando se necesitan dirigentes. Al final, las oraciones siempre jóvenes serpentearían las calles a la vez imperiales, atravesando el dintel de la puerta principal de la iglesia renacentista de San Juan, desfilando por el pasillo central y llegando al presbiterio donde los grandes escudos labrados coronaron un rosario de banderas portadas por Sandoval, Corral, Ortiz y otros. El domingo día 26 de noviembre estaba destinado a hacer realidad el juramento de la Unidad Católica. Era la festividad de Cristo Rey, vivida con gozo en la España de siempre. El día alboreó lleno de vida, venciendo enseguida el sol las nubes grisáceas y nimbadas de la noche. El día tocó llamada, a la que acudieron quienes votaron “no” a la Constitución de 1978 por agnóstica y atea práctica, como muy bien explicó el cardenal don Marcelo y los ocho dignísimos señores obispos que se le sumaron. Los seglares católicos españoles quisieron celebrar la Santa Misa en la catedral de Toledo, donde realizar el juramento de la Unidad Católica para conmemorar y no sólo recordar el XIV Centenario del III Concilio toledano, y proponerse la reconquista de la Unidad Católica con el lema “Instaurare omnia in Christo”. El cardenal don Marcelo, arzobispo de Toledo, les ofreció un altar lateral de la capilla penitencial de San Pedro, para realizar los actos litúrgicos, con la presidencia (¿fiscalizadora?) de su Sr. Deán. Ahora bien, contradictoriamente, les prohibió realizar allí sus abjuraciones y juramento: “si quieren, háganlo en otra parte”, sentenció (“Siempre P’alante”, nº 505, 1-X-2004).
  • 16. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 16 Con ésta desconcertante e inapelable prohibición, y a pesar de sus valientes cartas pastorales sobre la Constitución de 1978 y luego el divorcio vincular contrario al matrimonio y la familia, el cardenal don Marcelo desconoció a quienes mantenían la Unidad Católica en la doctrina y la práctica política de ese momento, por lo mismo que había sido sostenida por la Iglesia en España casi sin excepciones hasta el último cuarto del siglo XX. Por otra parte, los seglares se sintieron menospreciados en sus derechos. Se cumple a la letra un sino propio de una época decadente por claudicación: “Y nació en el alcázar, porque no hubo sitio para ellos en la catedral” (SP’, nº 180, 16-XII-1989; nº 504, 16-IX-2004). En realidad, ésta era una gran ocasión para corregir, con un simple hecho elevado a la categoría de símbolo, los malos ejemplos que venían de años atrás en la Iglesia española. La ocasión ofrecida por los seglares era inmejorable: se trataría de la llamada de atención de una parte firme de la Iglesia en España, para rectificar el rumbo, desvelar la inapropiada ley de libertad religiosa de 1967, corregir la pérdida de la confesionalidad católica y el haber abandonado al mismo Dios en la Constitución de 1978, y para recuperar el Derecho y el fundamento de una verdadera vida política en la España del momento. El peligro de ruptura de la unidad entre los católicos españoles no estaba en este grupo de seglares, sino en quienes aprobaban o toleraban -sin cumplir las condiciones de una sana tolerancia- el agnosticismo de la Constitución. Si los políticos se empeñaban todos a una, en presentar la ruptura jurídica y política como continuidad, el mismo camino siguieron los eclesiásticos, que minusvaloraron - otros aplaudieron- el destronamiento de Cristo Rey de la misma Constitución. La prohibición de los actos de los seglares en la catedral de Toledo en 1989, indicó hasta donde llegaban las claudicaciones. La afirmación práctica y la reconquista efectiva de la Unidad Católica sólo se podía confiar a los seglares. Ellos mismos crearon sus mandos. Como en Covadonga, con la diferencia que en aquel tiempo y poco después, la Iglesia mozárabe se separará del entorno islamita y se sumará a la Reconquista, mientras que ahora es fácil que los
  • 17. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 17 fieles, despreocupados en proteger su fe y preocupados por las dificultades del vivir, se abandonen a un liberalismo que hace apóstatas. Pero hay más y, por el contrario, esto fue muy gozoso. Ocurrió a dos escasas horas del inicio de la anunciada celebración de la Santa Misa. Impedidos para ir con todas las bendiciones a la catedral de Toledo –“¿qué hacer?”-, se obtuvo permiso para celebrar la Santa Misa en la cripta del alcázar de la imperial ciudad, “relicario de heroísmos y de santidad”. Fue a las 11´45 horas, “con abjuración de los errores modernos y manifiesto de fidelidad a la fe católica”. La autoridad secular concedió de nuevo lo que había sido denegado en la catedral. Denegado no sabemos por qué, quizás por el qué dirán, las malevolencias, o un stau quo “eclesial” entre Mons. Don Marcelo González y Mons. Don Enrique Tarancón, dos tendencias tan diferentes que no pasaron desapercibidas a Juan Pablo II según mons. Cirarda en sus Memorias. Seglares y sacerdotes consiliarios, nos recogimos con unción en la cripta del heroico alcázar toledano, plantado como símbolo en el centro del viejo y granítico solar ibérico. El alcázar que no se rinde, y no por amor propio sino por amor a Dios y la patria que Él preparó. El alcázar, símbolo de aquel espíritu que llevó al sacrificio a tantos héroes de toda edad, clase y condición en 1936. Y nos acordamos de nuestros padres y de la Cruzada. Catacumbas cristianas del siglo XX, recuerdos del “Sin novedad en el alcázar, mi general”, en la Cruzada en defensa de Dios y la España de hoy. El P. Alba Cereceda presidió -con una bellísima casulla iluminada en dorados- la Santa Misa en la cripta, y tomó el juramento individual de la Unidad Católica a cada uno de los asistentes, donde “Temblaba el aire, con los recuerdos” y compromisos. Ahí hicisteis, uno a uno, el juramento de Recaredo, que se ha mantenido sin interrupción estos 30 años, por la Gracia de Dios. El “ser apóstol o mártir acaso” del himno de las Juventudes de Acción Católica de España, el mismo que el Rvdo. P. Ángel Garralda recordaba en el VIII Encuentro de Uniones Seglares en Javier en 1986 (SP’ nº 173, 180 a 184, 190), ha sido siempre el compromiso de los jornadistas asistentes, cantándose con ilusión joven y como colofón y broche de
  • 18. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 18 oro en fidelidad roqueña, entonado siempre por don José Ignacio Dallo, seguido por quienes han podido y asistido año tras año a las treinta Jornadas. Mons. Manuel Ureña Pastor en la iglesia de San Juan de los Panetes, Jornadas 8-IV-2013
  • 19. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 19 3. Importancia de la Unidad Católica La Unidad Católica ha sido consustancial a España a lo largo de toda su historia desde la conversión de Recaredo en el año 589. Expresa, porque a ella se deben, unos hechos históricos grandiosos y hasta refulgentes, siendo el soporte de fondo de la nacionalidad española, lo que da verdadero sentido a España. No haremos una larga historia, ni profundizaremos más, aunque recordemos los méritos del cardenal Inguanzo, de Magín Ferrer, Vicente Pou y Don Carlos V -de la dinastía llamada carlista-, de Jaime Balmes y el Pedro de la Hoz de “La Esperanza”, del cardenal Monescillo, del canónigo Manterola, Aparisi Guijarro y Carlos VII, del polígrafo Menéndez Pelayo, Cándido y Ramón Nocedal, de Navarro Villoslada, del tribuno Vázquez de Mella, el canónigo Roca y Ponsa, toda la Iglesia de la Cruzada y tras ella… y recientemente de Rafael Gambra y Alberto Ruiz de Galarreta, presentes ambos en las Jornadas, por citar algunos grandes maestros que auscultan el alma de España y los españoles, esa alma configurada en el año 589. Ahora bien, ninguno de ellos hubiera sido capaz de alcanzar la cima
  • 20. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 20 señera que alcanzaron, sin el ejemplo de tantísimas familias y pueblo llano destacado en la vida cotidiana, sin la avalancha de tropa voluntaria e interclasista formada a toque de rebato cuando era del todo necesario, sin votantes a concejales, diputados y senadores, sin campesinos y cooperativistas, obreros y artesanos, clérigos, comerciantes, periodistas y profesionales de todas clases, militares y académicos … sobre cuyos hombros se aupará tanto titán. El primer gran tema de las treinta Jornadas es doctrinal, teológico, académico, y central en todas ellas. Es el laicismo en sus diferentes versiones y como siempre se entendió, esto es, como apostasía religiosa en la vida política, luego en la sociedad española y finalmente individual. Este primer punto se fundamenta en el magisterio de la Iglesia, en la encíclica Quas primas de Pío XI, y en el sensus fidei y praxis universal católica hasta avanzado el siglo XX. La apostasía política permite entender la apostasía social y luego individual. Desde joven asistimos a la insistencia de los democristianos seguidores de Maritain en separar ambas apostasías, para vincular la apostasía social únicamente a la falta del apostolado individual. De esta manera, pretendían que la izquierda ideológica respetarse los derechos individuales, la libertad personal y de las instituciones, y hasta la representación política. Al final, nada han conseguido, sino que la muerte del a modo de alma colectiva y, sin duda, de la individual, haya sido más lenta: he aquí la Ley de Memoria llamada democrática, la Ley Celáa en educación (2020), el propósito de descuajar las cruces del suelo patrio con pretexto de ser franquistas (¡!), la ley de la eutanasia (2021) etc. Para ponerse a salvo del totalitarismo marxista, en círculos de laicos clericalizados se negaba que la sociedad dependiese en buena medida de la política, creyendo que los vientos de la historia se dirigían hacia la total separación entre la política y la religión católica, ignorantes estos de que el talante semipelagiano y el respeto sin límite a la ley positiva iba a convertir España en un “campo de exterminio” de niños por nacer y ancianos. Luego la política ha caído en el laicismo, convirtiéndose éste en una pseudo religión que involucra a los católicos tibios y externamente tolerantes con todo.
  • 21. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 21 Digamos que la intención buena no puede bendecir lo que no es verdad. Más: la sociedad y la política son realidades distintas, independientes pero complementarias, de modo que su relación con la Iglesia católica es a modo de la que hay entre el cuerpo y alma. Como el liberalismo fortalece y deifica el poder de un Estado separado de la Iglesia (vid. Pío IX, Syllabus), se entiende que la República francesa (mons. Marc Aillet, 2021) o la Constitución española sean convertidas en diosas. La democracia-cristiana fue una actitud cómoda, quizás acomplejada, seguidita de las posiciones italianas y vanamente “modernas”, para quienes deseaban situarse definitivamente ante el futuro con el aplauso de los poderes del momento. Fueron vanos sus esfuerzos para justificar las siguientes afirmaciones. En primer lugar, la Iglesia antiliberal decimonónica y pre conciliar se habría equivocado, por lo mismo -decían- que habría separado la verdad y la caridad, y absorbido al individuo en el llamado bien común, concebido éste último de una forma totalitaria. Segundo: la persona debería entregarse a Dios y el individuo al Estado, que podía actuar como si el hombre fuese bueno e insociable con ocultamiento de cualquier autoridad. El Estado debía ser considerado un mal necesario o un mero instrumento administrativo, por lo mismo que el poder político no debía proteger lo bueno y bello, ni frenar y combatir lo gravemente perjudicial para la sociedad, convertida ésta en una sociedad anónima sin valor moral, y olvidando irresponsablemente que la libertad absoluta jurídica y de hecho conlleva finalmente el indiferentismo en la sociedad y en las personas que la componen. El paso de los años, ha hecho que las cañas se tornen lanzas, pues la apostasía política y un mal entendimiento de la libertad individual, han conllevado un enorme fracaso descristianizador que convierte la sociedad en un campo de exterminio. Como explicaba Canals Vidal, “el Liberalismo descristianiza”. Y al descristianizar -añadimos- arrasa todo lo divino y verdaderamente humano. Ciertamente, la dimensión más propia del Estado es la impositiva. Si el “laisser faire laisser passer” primero deshace cualquier realidad como la familia, la vida y el matrimonio, luego arremete contra lo que queda de natural y divino en la intimidad del individuo.
  • 22. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 22 La configuración de la realidad en unos principios exclusivamente naturales nos recuerda la enseñanza de Chesterton cuando afirmaba: quitemos lo sobrenatural y no quedará más que lo antinatural. También por esto los jornadistas han defendido la confesión católica del poder civil supremo en España y su unidad católica jurídica. Hasta aquí el tema doctrinal del laicismo. Pues bien, la historia de España ha sido el segundo tema fundamental de las Jornadas, porque los pueblos existen más allá de un mero acto de voluntad, un pacto mecánico, y una creación ocasional. Hagamos algo de retrospectiva histórica, pues hablamos de España. Transcurrido más de un centenar de años del áureo 589, el año 711 se presentó terrible. La tierra de Hispania tembló al galope del negro alazán que aventaba las arenas del desierto. “¡Desdichada de ti, patria y Eclesia Spania!”, invadida por los sarracenos, y la traición de los godos del clan witizano incluido el Obispo don Oppas. Una debilidad, un juego, un falso convencimiento, y, en sólo tres años, millones de hispanos sintieron la orfandad de su rey Rodrigo, la desorientación como unidad política, y comprobaron como que el suelo desaparecía bajo sus pies. Si la monarquía de los godos no era ciertamente la Ciudad de Dios, aunque a ella se debía encaminar, ahora habría que sacudirse nada menos que el dominio de sumisión al Islam. Esta historia es el eco de las traiciones antes, en y tras la batalla, ésta a orillas del río Guadalete, desde la oscura actuación del conde don Julián en Ceuta, hasta las más documentadas de Teodomiro en Murcia, de Casius en el lugar en el que el río Ebro entra en su amplia depresión… Ntra. Sra. de Covadonga salvó los restos de Hispania tras iniciar su recuperación en la Reconquista, sembrando España como de estrellas mil al ir descubriéndose las imágenes de la Señora escondidas por los cristianos por miedo al sarraceno. ¡Benditos los que mantuvieron el ideal de Cruzada cuando aparentemente todo estaba perdido tras el año 711! ¡Benditos los resistentes de Covadonga, los mártires de Córdoba, San Eulogio y compañeros, los mozárabes, los repobladores de campo abierto, y los héroes de Clavijo, las Navas de Tolosa, el Salado y la larga y difícil guerra de
  • 23. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 23 Granada…! ¡Benditos los fuertes cuando sufrieron y no se dieron por vencidos! El final de la Reconquista, la unión como federación histórica de los Reinos hispánicos y la existencia de monarcas católicos, quedaron enhebrados en uno de los principales hitos de la Historia universal. Es el descubrimiento y ocupación -a veces conquista- de América, el mestizaje biológico y cultural con el indígena, y su evangelización o rápido nacimiento y renacimiento a la vida. Durante 150 años hasta la derrota de Rocroi en 1643, España detuvo la herejía protestante en toda Europa, venció las acechanzas de los reyes franceses y luego la contra-armada inglesa, y puso fin a la amenaza berberisca y turca a pesar del Burj Al-Rus o torre de las calaveras en la isla de Yerba (Túnez)… para luego vencer en 1813 al gran corso Napoleón que embridaba Europa. Por entonces, la España de siempre fue invencible y grande, síntesis de reinos vinculados al mismo rey antes del afrancesamiento borbónico iniciado en 1707-1714, unión de reinos realizada por la confluencia en la historia, la mutua fidelidad propia de la monarquía pactista, diversas instituciones comunes, la misma política exterior, la Hispanidad, y -sobre todo- el servicio al ideal católico. Por ello, las Jornadas han estudiado diversas conmemoraciones vertebrales de la nacionalidad española como son la invasión musulmana de 711 y la vigencia de la Reconquista (J. 22, 2011; J. 23, 2012), el mensaje trenzado de Covadonga (722), las Navas de Tolosa (1212), la conquista de Granada, el descubrimiento de América (1492), y el consumarse la unión política con la incorporación del Reino de Navarra (1512) aunque manteniéndose éste como Reino por sí y en sí (J. 23, 2012). Súmense, como lenguas del Infierno, las agresiones de la revolución protestante (J. 28, 2017), la invasión napoleónica (J. 19, 2008), la masonería sectaria (J. 28, 2017), y la trágica ruptura y persecución a lo católico del liberalismo desde 1812 (J. 23, 2012). Pasará el tiempo, y el enemigo trastocará la moral y religiosidad, el derecho y la legalidad, la política y sociedad, así como la memoria y autopercepción de los españoles, enredándoles, simultáneamente y
  • 24. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 24 con el mayor encono, en disputas internas fruto de la descomposición liberal e infiltración masónica y marxista del s. XIX y finales del XX. Respecto al período histórico de 1833 a 1931, los conferenciantes jornadistas han mostrado que toda civilización y cultura que se precie de tal, tiene sus propias intolerancias, y que el mal en la práctica es muchísimo más intolerante que el bien, juega con las cartas marcadas, y es mentiroso y asesino desde su origen. Es un dicho en la España del siglo XIX que al oír gritar: ¡¡Libertad!”, todos se apresuraban a decir: “¡entra rápido y atranca bien la puerta!”. Aunque no se explayen las Jornadas -pero sí citan-, creemos que, al igual que la monarquía católica de los Austrias fue determinante en la evangelización de América, la dinastía legítima de España -de la rama llamada carlista- fue esencial para el mantenimiento político y social de la Unidad Católica, en los períodos de 1833 a 1876, tras 1876, en el alzamiento de 1936, y con posterioridad de la mano de la Regencia carlista. Así, varios conferenciantes han reconocido los planteamientos y actuaciones del Carlismo frente a la revolución liberal, y para desvelar el trono en el que se oculta el Liberalismo. Las Jornadas han estudiado el comunismo intrínsecamente perverso (J. 28, 2017), así como el Alzamiento nacional del 18 de julio de 1936, al que jornadistas y organizadores se adhirieron con entusiasmo a pesar de la distancia temporal (J. 20, 2009). En diversas ocasiones analizaron las actividades de la masonería y el progresismo religioso postconciiar tan infiltrado por ésta. Consumado el paréntesis de la IIª República, la Cruzada de 1936- 1939 conllevó la recuperación de la confesionalidad católica del Estado y la Unidad católica. Fue aquella una recuperación plena, de la mano de la España martirial, del episcopado católico, y del generalísimo Francisco Franco -ésta fue su mayor grandeza-, vencedor del comunismo en la contienda, restaurador del orden público y el bien común, e impulsor del desarrollismo en España. Reconocer esto no desmerece las fidelidades dinásticas, ni tampoco las críticas a la gestión de aquel, pero las XXX Jornadas no eran el foro para plantearlo. Que en varias ocasiones el generalísimo
  • 25. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 25 alertase que “los enemigos de España estaban despiertos”, explica lo ocurrido tras su fallecimiento. El error de confundir el régimen personalista -no orgánico ni foral- del generalísimo, con una dictadura cesarista, se agudizó con el advenimiento de la democracia formal de partidos, y con el hecho de vincular la revolución francesa de 1789 a la democracia clásica. El truco semántico es uno de los más exitosos y baratos. El primer mal paso fue ir borrando el signo católico de la España Nacional, y negar el carácter de Cruzada de la guerra de 1936. A la vez, se silenciaba a los intelectuales católicos, se promovía a los escritores izquierdistas, y se iba copando la cultura y la universidad. De todo ello se encargaron los masones emboscados en el lado nacional, como afirman Vizcarra y Vegas Latapié, éste en sus memorias. Tales fueron las determinaciones de la Masonería Internacional en París antes de terminar 1936 (Mons. Zacarías Vizcarra, “Ecclesia” nº 658, 20-II-1954). Con una perspectiva más inmediata, las Jornadas han estudiado la llamada ley de Memoria Histórica (J. 18, 2007), el actual despliegue de las sectas (J. 3, 1992; 8, 1997; 28, 2017), y la decidida presencia y amenaza del Islam en España y Occidente (J. 15, 2004; J. 22, 2011; J. 23, 2012). El primer punto considerado en este epígrafe, esto es, la unión relativa entre la Iglesia y el Estado, tiene su aplicación sociológica en las realidades temporales. Este sería el tercer gran tema de las Jornadas. Ya en el siglo XIX se precisó que la separación absoluta Iglesia- Estado era un error doctrinal, y que una situación práctica de separación amistosa podría ser tolerable en países de una gran pluralidad religiosa. Tolerar no era dar por bueno, ni aprobar, ni reconocer derechos, sino una permisión negativa del mal (León XIII, “Libertas…”, 1888 y “Longinqua oceani”, 1895), ya para evitar un mal mayor ya para lograr un bien mayor. En un país protestante (v. gr. Suecia), profundamente dividido en materia religiosa (USA), o con muchos agnósticos, se estaría en hipótesis, haciendo muy imprudente -y además con una plasmación muy parcial- urgir el reinado social de Jesucristo mientras dura esa situación. Más
  • 26. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 26 todavía cuando en EE.UU. y otros importantes países como Alemania, la Constitución y sus presidentes mencionan a Dios en su frontispicio, lo que orienta algo la vida social de los ciudadanos y evita el abandono espiritual de muchos ante un ambiente materialista creado por el silencio de Dios. Por otra parte, la libertad de todos a todo conduce más fácilmente a la corrupción y al indiferentismo religioso, como un cuerpo sin alma, lo que explica que se deba rechazar la afirmación siguiente: “Porque es falso que la libertad civil de cultos y la facultad plena, otorga a todos, de manifestar abierta y públicamente sus opiniones y pensamientos sin excepción alguna conduzcan con mayor facilitad a los pueblos a la corrupción de las costumbres y de las inteligencias y propaguen la peste del indiferentismo” (Pío IX, “Syllabus”, prop. 79), En los países católicos, la separación se convertía en algo injusto y, en la práctica, perverso, por ejemplo en la España de 1931, cuando los gobiernos no respondían “a la fe que profesa la inmensa mayoría de los ciudadanos”, según advirtió Pío XI en Dilectissima Nobis (1933, nº 15-22). Lo mismo ha ocurrido tras 1978, que a la apostasía pública del Estado, le han seguido los males de la proposición 79 del Syllabus, confusiones verbales y conceptuales, un relativismo oficial e institucional, una libertad ilimitada y falsa, dejaciones continuas por complejos fácilmente consentidos, el retraimiento a formar un partido católico cuando todos debieran de serlo y de hecho ninguno lo es, lo que beneficia posiciones anticatólicas vergonzantes en la moral y los planteamientos, el voto de muchos católicos a los peores candidatos, y la continua traición al electorado católico y a la razón natural de los llamados menos malos en cuestiones gravísimas. A ello se le ha sumado la exclusión del mandato imperativo, la manipulación del discurso político y su práctica, el paulatino alejamiento del ejercicio del poder respecto a la voluntad del votante, conduciendo a éste último a dónde antes no quería. Por todo lo anterior, como el mal empuja al límite y con las mañas que todos sabemos (Suárez, Aznar y Rajoy…), es urgente proclamar el fundamento cristiano de la labor de Gobierno e instituciones. Es bien fácil: en vez de seguir el camino que dio comienzo a la andadura
  • 27. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 27 en 1978, ahora debiera elegirse la puerta que abra otro camino. Sólo se trata de abrir y entrar por puerta del bien, la verdad y el bien común. Más todavía, conforme a la tesis de Menéndez Pelayo y muchos otros observadores, España es peculiar entre los países católicos. Se trata de que la religión católica configura históricamente el país, su psicología o temperamento, sus necesidades de seguridad, sociales, autoestima y auto realización colectiva (Maslow), su política, para evitar las trampas del mal y para hacer posibles los grandes desafíos del bien… De esta manera la exigencia práctica de la unión relativa Iglesia-Estado (nunca teocrática como el Islam o Inglaterra) debe ser doblemente actual y actualizadora. Todo ello hace que la tesis sea aplicable en España si los católicos cumplen como tales -otra cosa es la claudicación y la falta de doctrina en ese punto-. Tal práctica es necesaria para subsistir como católicos y como pueblo. Los separatismos periféricos, la disgregación e insolidaridad, el triunfo de la legalidad sin alma… son un hecho constatado que apoya lo anterior. Un error extendido a partir de 1939 en los ámbitos intelectuales y de cierto apostolado, fue creer que España podía seguir existiendo políticamente sin necesidad de que los españoles e instituciones públicas -que van a la par- fuesen católicas. Los católico-liberales y liberales, la llamada democracia-cristiana… separaron la configuración y mera existencia de España respecto del catolicismo social y político del Estado español, que además de rendir culto a Dios, debiera expresar y proteger el catolicismo de los españoles. Creyeron que, sin un Estado católico -que nada tiene que ver con los Estado protestantes o teocracias-, España podía sobrevivir como ocurre en otros pueblos, aunque ello fuese tan incongruente como negar el carácter federal de los EE. UU. o el nombre de Dios en su Constitución. Se tergiversó el Concilio Vaticano II. Pulularon los tibios y acomplejados. Claudicó la Iglesia del confort, modernismo y politiqueo. El clero de la Constitución agnóstica de 1978, cayó fácilmente en la trampa de las élites y de la sociedad materializada por el desarrollismo. Todo iba a ser maravilloso, mientras negaban la posibilidad del actual derrumbe que se avisó y que hoy experimentamos, que no se puede vivir más de rentas.
  • 28. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 28 Un cuarto gran tema de las Jornadas, vinculado al anterior, fue la claudicación de las élites, esto es, de los sectores de mayor formación e incluso dirigentes por su preparación, cargos y empleos. El desarrollo de las ciencias humanas -graduados en Ingeniería, Historia, Arquitectura y Derecho…- no corre parejas necesariamente con la formación filosófica, teológica, social y política. Tampoco cursar Teología garantiza hoy una buena teología. Pues bien, quienes consideran que tras 1978 toda reclamación y resistencia de la Unidad Católica se acabó para siempre, simplemente se equivocan. En España los males de la descristianización proceden en buena parte de las élites e instituciones políticas -e incluso algunas eclesiásticas- ya desde la segunda mitad del siglo XVIII. De ahí que las Jornadas hayan analizado más éstas circunstancias políticas que los elementos sociológicos de una supuesta “hipótesis” social. La conclusión de los jornadistas es que, si en 1989 mantenían la tesis católica en la política práctica de ese momento, concretada en la confesionalidad católica del Estado y en la limitación de las falsas religiones (J. 1, 1989 y J. 2, 1991), también la mantendrán treinta años después aunque la situación se haya deteriorado mucho (J. 25, 2014 y J. 30, 2019). ¿Hubo hace 43 años un colosal plan de chantaje político en España para traer la transición/ruptura? No lo sabemos, pero desde luego, una verdadera y profunda Fé religiosa permitía superar estos supuestos planes. Además, la Historia ofrece verdaderas lecciones de resistencia de los españoles castizos como Jovellanos frente a los afrancesados, el marqués de Mataflorida y los 69 persas ante al absolutismo fernandino, como Vicente de la Hoz y La Esperanza frente al conservadurismo liberal, Aparisi Guijarro ante al pronunciamiento de Prim, Vázquez de Mella frente la falsa restauración alfonsina, Cerralbo frente al 98, Fal Conde ante Gil Robles… El “recuerda” de otros países, incluso los colonizados por la Internacional comunista, ayudaba a no acomplejarse y no atender voces de sirena. De querer los españoles, podrían utilizar de hecho y circunstancialmente -no como fin- el actual sistema de elección: pero no quieren, nadie les ha enseñado a utilizarlo como tal, ni a
  • 29. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 29 subordinar los medios al fin lo que exigiría poner límites al medio, y hasta hay clérigos que rechazan la tesis doctrinal. Este es el gran problema. Antes la dificultad era ad extra, y ahora también es ad intra. Por eso, si la Unidad Católica fue el título de las dos primeras Jornadas de 1989 y 1991, luego se ha desarrollado en otras ocho Jornadas (1993, 1997, 2001, 2003, 2005, 2009, 2010, 2013…), y ha estado presente en todo momento. Dejamos a la meditación del lector los paralelismos que pueden observarse entre lo ocurrido en el año 711, 1808 y en España tras 1978, este último caso con sus muchos agravantes, debido a la situación clerical en España y el mundo. Afirmar o permitir suponer que la Cruz enfrenta a los españoles, desvela la claudicación del bautizado, la intolerancia del descreído, y el poder de la Secta. Sí, el éxito de los sectarios en España ha sido convencer a muchos entre 1978 y 2021 que la Cruz enfrenta a los españoles, que la Cruz no reconcilia, y que no les reconcilió tras 1939 ni 80 años después a pesar de las claudicaciones de los católicos. Afirmar esto es tener una mala memoria histórica, pues para 1970 los españoles ya estaban reconciliados, siendo ahora -en el año 2021- cuando se atiza la tea de la discordia y la lucha de “clases”, no de proletarios sino de a modo de niños caprichosos. También vemos a quiénes están reconciliando las llamadas leyes de la Memoria hechas por el PSOE y admitidas por el PP: a nadie, todo lo contrario. En 1978 se hizo el juego a los sectarios y la masonería, creyendo que la reconciliación debía conllevar el destronamiento de N.S. Jesucristo en las leyes y alta política. Desde ahí se ha destronado a Dios de la misma sociedad, la familia, el matrimonio y, ahora, final y directamente de la persona individual. ¿Qué creían que iba a ocurren en un plazo medio y largo? Esto no se puede compensar con lamentos de cocodrilo, ni con una nueva evangelización que si bien debe ser continua, no hace sino ocultar los abandonos anteriores. Destronado Cristo, se ha entronizado el anti evangelio y anti decálogo de unas oligarquías que todo lo menos se rinden culto a sí mismas. Quitan a Dios para ponerse ellos mismos. La manera como se han generado y presentado los males a la opinión pública, permite al observador recelar sobre la fuerza y
  • 30. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 30 representatividad de aquellos. Es persistente el empeño de no pocos políticos españoles de ir en dirección contraria a la misma sociedad católica, destruirla desde sus cimientos, y sustituirla por la Unidad masónica de desunión básica e inmediata sumisión. Fijémonos también en los reflejos sociales y católicos que resurgen una y otra vez cuando la sociedad dice “no” a cualquier abuso -por inmoral y antiespañol- que se quiere implantar. Enseguida, para paralizar a estos, sus contrarios pontifican diciendo: “la Constitución de España es aconfesional”. ¿Y qué? -diremos-. ¿No reconoce la Constitución los derechos universales y naturales que ellos quiebran? ¿Por qué piensan los enemigos en la fuerza de la unidad católica, si han hecho todo lo posible para arruinarla? Sencillamente, porque ellos saben que la catolicidad es inseparable de España, que cualquier reacción al mal sólo es posible de hecho en nombre del bien sobrenatural, como pueblo de teólogos y santos que somos, y no de filósofos. Ello conlleva reclamar los derechos de “lo estrictamente católico” también en la política y la gobernación. Así, después de la conspiración del silencio o la paralización social del que se precia de liberal, la peor táctica en España -tierra de teólogos- para la acción, es separar o desvincular la vida sobrenatural del ámbito natural. Puede preguntarse: ¿la mayoría de los votantes españoles a los malos gobiernos es tan mala como los gobernantes? Creemos que no. Daremos algunas razones. El anticlericalismo es una prueba de la Fe que se pierde pero también de la que se posee, sobre todo en España. Si los españoles son un pueblo de contradicciones, el que les hundan cada vez más sólo expresa el odio que el bien sobrenatural concita a los que paradójicamente han creado el delito de odio. Hoy, el sistema liberal-socialista no es verdaderamente representativo; mucho se podría hablar de ello. Por poner un ejemplo, ¿cómo va a ser representativo el cargo de vicepresidente 2º (Pablo Iglesias, de Podemos) si realmente perdió las elecciones generales con un batacazo electoral? Pues mírenlo ahí, de vicepresidente, casi sustituyendo al presidente de Gobierno del PSOE en la España de 2021, aunque de repente y en unos pocos meses, concretamente en mayo de ese mismo año, el tal Iglesias haya desaparecido de la escena política tras el total descalabro de Podemos y su propia candidatura en las elecciones de la C.A. de Madrid.
  • 31. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 31 Más todavía, elegida España por Dios para hacer el bien, la anti- España se desencadena siempre con una rapidez y profundidad inusitadas y, además, fuera de la realidad sociológica. Mucho indica que aún no hayan podido destruir la España católica a pesar de agredirla sistemáticamente durante décadas. Homenaje al Rvdo. D. José Ignacio Dallo en 1995. Alberto Ruiz de Galarreta le entrega el bello diploma. Don José Ignacio Dallo y don José Luis Díez Jiménez, en el salón de las Nazarenas, 2019
  • 32. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 32 4. El desarrollo de las XXX Jornadas Quién convoca. Las Jornadas del año 1989 fueron convocadas por la segunda Junta de XIV Centenario del Concilio de Toledo, presidida por Julián Gil de Sagredo, una vez que falleció Jaime Montero en 1985, que como hemos dicho fue digno presidente de la primera Junta Nacional de la “España Católica” o del XIV Centenario del III Concilio de Toledo creada el 28-VI-1984. La iniciativa de las Jornadas de celebración en 1989, fue del Rvdo. P. José María Alba Cereceda S.J., que recogió las inquietudes y objetivos prácticos sembrados por don Alberto Ruiz de Galarreta (seud. Manuel de Santa Cruz) y el Rvdo. P. Dallo Larequi en el quincenal Siempre P’alante: “Os he leído en Siempre P’alante, y si no lo hacemos nosotros no lo hace nadie”. En efecto, los obispos españoles nada iban a llevar a cabo. Hacerlo, sería un mentís a la Constitución de 1978 que apoyaban. El P. Alba, don Alberto y el P. Dallo, propusieron a los seglares la iniciativa de la celebración y del juramento de Toledo, y lo hicieron con un éxito sobresaliente. Esa era la España de siempre y castiza, la tradicional. De esta manera, don Alberto retomó el juramento de la Unidad Católica realizado gozosamente en el monasterio de la Oliva aquel 1964, cuya continuidad había fracasado por no existir una organización, ni una base social, ni un impulso sacerdotal como el posterior del Rvdo. P. Dallo. Por el contrario, la continuidad del juramento realizado en 1989 estaba asegurada, debido al acierto de su carácter anual en el que se empeñó don Alberto, hasta llegar a las treinta ediciones en 2019. A ello se añadía el compromiso de los presentes, que aceptaron como buena tierra el sacrificio organizativo del Rvdo. P. Dallo. Éste se ha responsabilizado de trabajos de todo tipo: la convocatoria y publicidad de las Jornadas en la Revista “Siempre P’alante”, la programación -ayudado por el presidente seglar- del tema, los actos y conferenciantes, la contratación de la sala y fechas, el alojamiento en el hotel por parte de los asistentes, la organización de las asistencias y mesa de conferenciantes, la pues en práctica de las sesiones en sala, recoger la voz de los ausentes, y la mejora de los actos y el protocolo. Ahí están la solicitud y a veces problemas con el
  • 33. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 33 Cabildo de El Pilar para celebrar la Santa Misa, la búsqueda de una iglesia para el juramento, la invitación al arzobispo de Zaragoza, la publicación de las conclusiones de las Jornadas, recoger y custodias los juramentos, y la revisión de su cumplimiento. Seguramente que nos dejamos asuntos en el tintero. En ello lógicamente ha sido ayudado por algunos de los asistentes que, por ejemplo, editaron durante años las ponencias, o de don José Luis Díez Jiménez, tan activo desde su Web y Radio donde multiplica el efecto de las Jornadas. En 1989 estuvieron presentes en Toledo muchas Uniones Seglares. A pesar de los buenos propósitos, en 1990 las Jornadas no se celebraron debido al bache de su secretario, que se había comprometido a organizarlas en El Cerro de los Ángeles. Sin embargo, según el Rvdo. P. Dallo, este bache de 1990 fue superado por “la convicción de los que recogíamos el compromiso de tan rica herencia (que) era que teníamos que ser nosotros desde el Órgano periodístico nacional SIEMPRE P’ALANTE los que las convocáramos en lo sucesivo, desde las de El Escorial en 1991, todos los años y no cada dos años, sino anualmente, como estratégicamente coincidíamos con nuestro inolvidable querido impulsor Don Alberto” (“Siempre P’alante”, nº 848, 8-II-2021). Así pues, en 1991 y a partir de entonces, la convocatoria corrió formalmente a cargo de la Junta Nacional para la Reconquista de la Unidad Católica de España, presidida por Gil de Sagredo. En el ámbito de las realizaciones, queda dicho que el impulso para las Jornadas de dicho año 1991 y en adelante, fue de don Alberto Ruiz de Galarreta y el Rvdo. Don José Ignacio Dallo, manteniéndolo en los años sucesivos hasta la actualidad. Si ellos no aceptaban el reto de la organización, no iba a aceptarlo nadie. Al fallecer Gil de Sagredo, desde octubre de 1996 y en plena comunión espiritual con las dos Juntas anteriores, la tercera Junta Nacional fue presidida por Alberto Ruiz de Galarreta. Pasando el tiempo y para suplir a don Alberto por motivos de salud, Jaime Serrano de Quintana ejerció y ejerce de presidente de la Junta Nacional para la reconquista de la unidad católica de España, creada en Zaragoza el 19-IV-2009. La forman dicho Serrano, Díez,
  • 34. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 34 de la Pisa, Ortiz y el P. Dallo. Fallecido don Alberto, don Jaime mantiene sus responsabilidades. Organizativamente las Jornadas se asientan en dos personas, un seglar y un sacerdote. Don Alberto como seglar ha dado vida, ímpetu y prestigio a las Jornadas y la revista Siempre P’alante, mientras que dicha revista y Jornadas, movilizadas, organizadas y diseñadas por el sacerdote Rvdo. P. Dallo, han dado vida a don Alberto, formándose entonces una simbiosis cuasi perfecta entre ambos, el seglar y el sacerdote. Sin reducir mérito alguno a don Alberto, no se debe atribuir a éste la enorme parte que le corresponde a don José Ignacio, según hechos dicho. La “inspiración” religioso-política de don Alberto, la completó e hizo realidad con creces el alma sacerdotal del Rvdo. P. Dallo. Carácter. Las Jornadas han sido de reafirmación pública de la Unidad Católica con una clara dimensión eclesial, pero también de apostolado social y político católico, desde la ortodoxia doctrinal a la praxis concreta de cada momento. Han sido Jornadas de reafirmación interior, de estudio fiel a la doctrina católica, la historia y las aplicaciones de la virtud política, y, sobre todo, de adoración al Santísimo Sacramento, centro de toda nuestra vida. Esta adoración ha sido y es el alma de las Jornadas. Esta fue la fuerza espiritual de nuestros padres, los más comprometidos en el Alzamiento de 1936, que nunca cayeron en el intelectualismo católico-liberal, en novedades y mixtificaciones doctrinales, en el desarraigo y espiritualismo descarnado, en colaboracionismos comprometedores, ni en la inoperancia y desorientación del individualismo. Quizás por ello las Jornadas no han sido estrictamente académicas sino de divulgación seria, de periodismo y ocasión de buenas relaciones sociales. Lugar. Las Jornadas se han desarrollado junto al Pilar de Zaragoza, salvo la primera de 1989 que fue en la emblemática ciudad imperial de Toledo, y, la segunda, junto al monasterio del gran Felipe II en el Escorial en 1991. En Zaragoza se utilizó el gran salón de la “Casa de la Acción Católica” durante nueve años, en 2000 (Jornadas 11) la Residencia
  • 35. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 35 “La Milagrosa, Hijas de la Caridad”, y, en adelante hasta 2018, se hizo uso del salón de conferencias de las “Misioneras Eucarísticas de Nazaret (las nazarenas), en un extremo de la plaza de El Pilar enfrente de La Seo. En 2019 ha sido en el albergue “Cristo Rey” de los PP. Escolapios de la ciudad caesaraugustana. El Coronavirus va a impedir la reunión anual los dos años siguientes, sin que por ello ceje el intento y el juramento realizado por su Junta. El primer día se celebra la Santa Misa sabatina en la basílica del Pilar, concretamente en el Altar Mayor junto al retablo de Damián Forment o bien en la capilla de la Virgen. Llegó un momento en el que las relaciones con el Cabildo de dicha basílica no fueron fáciles. Si desde 1992 la Santa Misa de las Jornadas se celebraron en dicho Altar Mayor, en 1998 se denegó permiso por primera vez de modo que la celebración se hizo con menos monumentalidad y más recogimiento en la hermosa capilla de la “Casa de la Acción Católica”. En 1999 y 2000 mons. Yanes no aceptó la invitación para presidir la Misa de las Jornadas. En 2003 se denegó el permiso por segunda vez y, en 2004, el Cabildo excluía “de ahora en adelante” a los jornadistas del Altar Mayor. Se conservan cartas. En cuanto a los sacerdotes asistentes hay que destacar, por su perseverante celo y atención espiritual, al Rvdo. P. don José Ignacio Dallo Larequi, de la Unión Seglar San Fco. Javier de Navarra, y del Rvdo. P. don Francisco Suárez Fernández, de la U.S. Virgen de los Desamparados de Valencia. También fue importantísimo en su origen y primera andadura el Rvdo. P. don José María Alba S.J. Las Jornadas han tenido el apoyo -los citamos por orden alfabético-, en algún caso ocasional, de los PP. Agustín Arredondo S.J., Félix Beltrán, Gabriel Calvo, Isidoro Castellanos, Juan Antonio Cervera OFM, Ramón Cué S.I. -aunque al final no pudo asistir-, Fernández Serrano, Cristóbal Foeckler, Ángel Garralda, Emilio Lamas, Pedro Jesús Lasanta, Braulio Manzano S.J., Bernardo G. Monsegú G.P., Franciscus Novinsky, Baltasar Pérez Argós S.J., Ángel Ramos, Francisco Trell, Antonio Turú presidente de la Hermandad Sacerdotal Española (asistió hasta 2005 inclusive), Miguel Sagüés S.J., José Mª Serra, el P. José (Chicago) de Miles Jesu (2003), y P. Mariano (Argentina) (2003), y sin duda algunos otros que
  • 36. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 36 desconocemos. De estos 22 últimos sacerdotes, algunos fueron mucho más asiduos y otros ocasionales. El 30-IV-1995 los jornadistas realizaron un homenaje a don José Ignacio Dallo, entregándole don Alberto Ruiz de Galarreta un precioso pergamino confeccionado en Valencia bajo la dirección de don José Luis Aguirre y Manglano, que figurará en el salón de la Unión Seglar San Fco. Javier de Pamplona. Dicho pergamino reza así: “Homenaje Nacional de gratitud de los seglares católicos españoles al M. Iltre. Sr. D. José Ignacio Dallo Larequi, por la creación, con la Unión Seglar de San Francisco Javier de Navarra y la Revista “Siempre P’alante”, de un núcleo de integridad doctrinal católica, al servicio de la Iglesia. / Uniones Seglares de España, VI Jornadas Nacionales de la Unidad Católica / Zaragoza, junto al pilar, 30 de abril de 1995” (“Siempre P’alante”, nº 300, 16-V-1995, p. 17). Asistentes. A las Jornadas del Centenario celebrado en 1989, utilizando los servicios del Hotel Beatriz de Toledo, asistieron medio millar de personas. A continuación su número se ajustó a la baja, seguramente por el realismo de las circunstancias y los fallecimientos. Por ejemplo, en 1995, 125 jornadistas, venidos de toda España, se acogieron al Hotel Alfonso I el Batallador, asistiendo 160 personas a la comida de despedida y homenaje. En adelante, el número se mantuvo aunque lentamente a la baja, siendo cada vez más los que tenían verdaderas dificultades para estar presentes. Las fotografías anuales al final de las Jornadas no reflejan todas las asistencias. Mientras unos fallecían, otros se sumaban, incluidos jóvenes. Hasta 2004 los jornadistas se hospedaron en el Hotel Alfonso I el Batallador de la calle de Coso, y desde entonces se acudió al hotel Vía Romana situado en la plaza de El Pilar. Proyección. El quincenal “Siempre P’alante” siempre se hizo eco las Jornadas y se identificó con ellas. Más todavía, sirvió para organizarlas, promoverlas y difundirlas. Hay que advertirlo para dar gracias a Dios y seguir adelante. Ello explica que finalmente, ante la difusión de Internet, la Junta que convoca las Jornadas haya señalado a dicho quincenal como su portavoz cualificado.
  • 37. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 37 La Jornadas reciben apoyos de muchos seglares y eclesiásticos que no pueden asistir. Han sido siempre muy numerosos, y es costumbre hacerlos presentes en el desarrollo de las sesiones. También se recuerda a otros en el memento de difuntos de la Santa Misa. Así debe ser. Sin embargo, don Alberto y el P. Dallo siempre han insistido es que el elemento clave de las Jornadas está en llevar a la práctica el compromiso de la presencia física anual. Por extraño que parezca, las Jornadas casi no han tenido eco en las revistas de pensamiento o divulgación (algunas veces sí y por extenso en Verbo), ni en la prensa sana -cuando había-. Así de individualistas e insolidarios son los españoles. También por eso el quincenal “Siempre P´alante” se convirtió en el portavoz de los jornadistas, primero de hecho y después a petición expresa de estos. Aunque es verdad que el trigo parece languidecer por la mucha cizaña sembrada, los Jornadistas no se encuentran solos. Han sido puntualmente apoyados por otras iniciativas y asociaciones como Hispania Martyr-Siglo XX, la Hermandad de Ntra. Sra. de Paracuellos del Jarama, Miles Jesu, las Hermandades profesionales Católicas, el Bloque Catalán, y el Movimiento Católico Español. Señalemos también las editoriales “Criterio Libros”, las Ediciones Nueva Hispanidad, y “Radio María”, así como los directivos de las revistas Iglesia-Mundo, Verbo, María Mensajera, Horizonte, Roca Viva, Covadonga Informa (TFP), Arbil, Isabel, y Empenta de Gerona Inmortal. Esta última ha sido la más activa, generosa y constante en el apoyo a las Jornadas, ha pasado a su difusión y presencia anual, y dos de sus directivos -Serrano y Ortiz- lo son también de la Junta de seglares que convoca las Jornadas. También han existido referencias en El Irrintzi (Navarra) y Acción Carlista siempre que participaba uno de sus directivos, en Ahora Información (digital), y seguramente en otros medios cuya referencia desconocemos. Las fidelísimas hermanas Misioneras de las Doctrinas Rurales, fundadas por María Isabel González del Valle, dirigida espiritualmente por el beato P. Tiburcio Arnaiz S.J., han sido asiduas en su afán apostólico, aportando sus propias apreciaciones sobre la pérdida de la práctica católica en los ámbitos populares.
  • 38. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 38 Durante los primeros años también asistieron miembros de la Unión Seglar Antonio María Claret de Barcelona, gracias al P. Alba Cereceda, y, con una constancia envidiable hasta el presente, otros de la Unión Seglar Virgen de los Desamparados de Valencia con el P. Suárez. Durante los primeros años (de 1993 a 2001 inclusives) se imprimían a buena tinta las conferencias y se repartían en las Jornadas del año siguiente. También fueron difundidas en video VHS, íntegramente o por partes. Posteriormente, la Web de José Luis Díez recogía los textos con galanura. Los conferenciantes han sido numerosos y bastantes de ellos repiten el foro. El total asciende a 81 personas, participando algunos una sola vez y otros en numerosas ocasiones. Entre ellos hay no pocos del mundo académico y la educación. Don Rafael Gambra Ciudad en el uso de la palabra. Salón de conferencias de la Casa de Acción Católica en la plaza del Pilar de Zaragoza.
  • 39. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 39 Don Alberto Ruiz de Galarreta junto a Don José Ignacio Dallo y don José Silva. José Fermín Garralda, autor de estas páginas. Asistió a todas las Jornadas salvo a la segunda y en casi todas ellas tuvo su conferencia. Don Alberto Ruiz de Galarreta y el Rvdo. P. Don José Ignacio Dallo
  • 40. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 40 Don Carlos Etayo Elizondo, arqueólogo naval e investigador sobre la Revolución Mundial Don Vicente Febrer (Gandía), hijo del don Vicente gracias al cual se comenzó a publicar el quincenal “Siempre P’alante”
  • 41. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 41 D. Julián Gil de Sagredo Arribas, presidente de las Jornadas, junto a don José Ignacio Dallo Doña María Carmen Palomares junto a don Julián Gil de Sagredo y Don Alberto.
  • 42. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 42 Don José María Permuy Rey
  • 43. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 43 Salón de actos de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret, las Nazarenas Don José María Beperet, Mr. Emilio Blanco (+), Rvdo. D. José Ignacio Dallo, Don Pedro Castillo y Don Carlos González (+).
  • 44. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 44 Don José Fermín Garralda junto a don Alberto Ruiz de Galarreta en la plaza del Pilar Relación onomástica de conferenciantes Manuel Acosta Elías, José Luis Aguirre y Manglano, José Carlos Albesa Benavente, César Alcalá Giménez de Acosta, José María Alsina Roca, Mateo Argerich González, Gumersindo Arroyo Quiñones, Miguel Ayuso Torres, Francisco Bartomeu Sanllei, Javier Barraycoa Martínez, Alain Emilio Blanco, José Martín Brocos Fernández, Augusto Mª Bruyel Pérez, Inés Brustenga Vilaseca, Estanislao Cantero Núñez, Agustín Cebrián Velasco, Rvdo. Juan Antonio Cervera OFM, José Luis Corral Fernández, José Díaz Nieva, José Luis Díez Jiménez, Manuel Mª Doménec Izquierdo, Carlos Etayo Elizondo, Vicente Febrer Forés, Fco. José Fernández de la Cigoña, José Luis Fernández Ortiz de Valderrama, Salvador
  • 45. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 45 Fernando Cabedo, Mª del Pilar Frígola Carreras, Arturo Fontangordo Rodríguez, José Antonio Gallego García, Rafael Gambra Ciudad, Andrés Gambra Gutiérrez, José Miguel Gambra Gutiérrez, Amado José García Cuenca, Estanislao García Martín- Vicente, José Fermín Garralda Arizcun, Pablo Gasco de la Rocha, Julián Gil de Sagredo Arribas, Carlos González Blanco, Rogelio González Orendáin, Manuel Gutiérrez García-Brazales, José Francisco Hernández Medina, Alejandro Jiménez Alonso, Víctor J. Ibáñez Mancebo, Rvdo. Braulio Manzano S.J., Luis Lavaur, Javier Lizarza Inda, Carmelo López-Arias Montenegro, Arturo López de Mendoza, Fernando López del Amo, Armando Marchante Gil, Antonio Martín Puerta, Juan José Martinena Ruiz, Vicente Martorell Eixarch, Carlos de Meer, Miguel Menéndez Piñar, Javier de Miguel Marqués, Rvdo. Bernardo G. Monsegú G. P., Ignacio Mora Vilaltella, Manuel Morillo Rubio, Cesáreo Jarabo Cerdán, Narciso Joanola Soler, Jesús Ortiz Ortín, José Miguel Orts Timoner, Mª del Carmen Palomares Mañas, Juan Pérez del Castillo, José María Permuy Rey, Francesc Picas Pons, Gil de la Pisa Antolín, Daniel Plana Farjas, Arcadio del Pozo, José Carlos Rico Montserrat, Fernando Rivero San José, Juan Manuel Rodríguez y González Cordero, Ramón Rodríguez Torrego, Fco. José Rodríguez Velasco, Alberto Ruíz de Galarreta Mocoroa, Jesús Sánchez de la Peña, Carmina Sancho Sempere, Luis María Sandoval Pinillos, Jaime Serrano de Quintana, José Fernando Silva Santos, Rvdo. Francisco Suárez. Con un formato menor y sin ser solicitadas expresamente por la organización, hay sesiones de ponencias espontáneas en las que participan entre uno a cinco jornadistas cada año. Es preceptivo que los presidentes de las Jornadas Nacionales expongan las conclusiones y las comenten por extenso. Así lo hicieron los presidentes Julián Gil Sagredo de 1989 hasta 1996, Alberto Ruiz de Galarreta de 1997 a 2007, y Jaime Serrano de Quintana desde 2008 hasta hoy. Además de los conferenciantes, debe destacarse la actividad y siempre clarividentes aportaciones de don Carlos González (+) de San Sebastián, que intervino activamente en los coloquios y mesas redondas, José Fernando Silva (+), Emilio Blanco (+), José Luis
  • 46. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 46 Díez Jiménez y de otros amigos y actores de buenísimas intervenciones. Este último. es una e las personas que, trabajando en silencio, más ha hecho por las Jornadas desde su Web y su Radio como difusoras de la Unidad Católica de España con un depurado estilo propio. El juramento de las Jornadas desde 1989 es teórico y práctico: la doctrina católica de siempre y su aplicación católica y tradicional en España. Así pues, durante estos 30 años, y en el ofertorio de la Santa Misa de clausura, el presidente de las Jornadas realiza el juramento de la Unidad Católica de España por el Reinado Social de Jesucristo, cuya alma teológica es la encíclica “Quas Primas” de Pío XI (1925), que dice: “Juro defender la doctrina de la Unidad Católica de España y trabajar con todas mis fuerzas para su Reconquista y restauración en nuestra patria”. Don Alberto Ruiz de Galarreta (seud. Manuel de Santa Cruz), alma mater de las XXX Jornadas, realiza el juramento de la Unidad Católica
  • 47. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 47 El juramento pronunciado por los presidentes ya citados, lo han recibido el P. Alba en 1989 y otros años, el P. Dallo Larequi, el P. Antonio Turú, y, de 2006 al 2014, el arzobispo de Zaragoza Excmo. Mons. Manuel Ureña Pastor, siendo en delante de nuevo don José Ignacio Dallo y don Francisco Suárez. Aunque en 1989 fue verbalmente y uno a uno ante el P. Alba, durante los años sucesivos los fieles asistentes realizan su juramento por escrito, depositándolo en una bandeja durante la comunión. Estos juramentos o promesas escritas los custodia don José Ignacio con una absoluta discreción. 5. Consecuencias de la apostasía de la Constitución de 1978, y las posteriores cesiones Muchas veces, al amanecer, los que desean ser buenos cristianos pueden sufrir la tentación de la angustia, sorprendiéndose con la duda de si el mundo que les rodea es el suyo. Nadie puede llevarse a engaño por lo ocurrido en España, pues son las consecuencias advertidas por la Iglesia, los pensadores tradicionales y las propias declaraciones de sus enemigos. Y se quedaron cortos en sus advertencias, afectando a la Iglesia en universal y nuestra Patria. Si ahora los males en el seno de la Santa Iglesia emergen como globos infectados de pus, los de España son patentes desde hace más décadas de las que nos imaginamos. Recordemos los citados planes de la masonería internacional ya antes de acabar la Cruzada. No hay árbol bueno que dé frutos malos y a la inversa. Las consecuencias que sufrimos son pésimas, y la suerte de España es peor que en 1931. Por algo se habla en el Evangelio del diablo que, con otros a los que convoca y después de mucho discurrir, vuelve a la casa adecentada y limpia de donde se le expulsó, de modo que la segunda situación es peor que la primera. Las Jornadas sirven para advertir cómo hoy -sobre todo en España- se ahoga a la persona, primero con la perversión del ambiente propia de “laisser faire et laisser passer”, enseguida con los
  • 48. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 48 planes de unos Gobiernos de tendencia estatista y laicista. Si por muchos motivos no se puede separar religión y política, aunque evidentemente se diferencien, desde 1978 se observa cómo la política atenta contra la religión con una paulatina mayor asiduidad y radicalismo. Las actuales ideologías liberal y marxista han llegado a su cumplimiento. Las leyes en España son de las peores del mundo “civilizado”. En 2021, cuando revisamos este original, ya se han publicado la nueva ley de educación y la ley sobre eutanasia, en espera de una nueva ley de libertad religiosa. El español que pierde la Fe, cae en el materialismo y el individualismo -traducido como borreguismo-, y rige entonces el principio del “sálvese quien pueda”. Si desde 1978 el Estado ha sido confesional del agnosticismo y el relativismo, hoy hace gala de entender laicismo como persecución, incluso a costa de la Constitución liberal que quieren “superar” desde los hechos. Esto se proyectó en la Educación para la Ciudadanía, sobrepasada hoy por las actuales educación de género, Ley de Memoria Histórica que radicaliza en la llamada Ley de Memoria Democrática para imponer el pensamiento único, y las citadas ley Celáa relativa a la educación y la ley sobre la eutanasia, fruto de la conjunción liberal radical, marxista y separatista. El pueblo advierte las contradicciones. Se da cuenta cuando se protege mucho más al lince español que al niño concebido y aún no nacido - ¿no es el aborto una matanza horrorosa? ¿no anuncia la eutanasia aprobada cuanto corregíamos estas páginas?-. Las advierte cuando se habla del hambre en el mundo mientras se busca una drástica reducción de la natalidad -¿no se pueden producir alimentos en cualquier parte?-. Cuando se habla del paro laboral y se promociona la migración del exterior -¿no está nuestra juventud la mejor preparada?-. Cuando se proclama la primavera árabe y se llena Oriente de guerras civiles, cuando se extienden ONGs por el mundo y los países se comprometen a dar el 0’7% del PIB al desarrollo y mientras tanto las mafias llenan el mar de pateras sobre Occidente en una calculada invasión. ¿Y la plaga del terrorismo y del Estado islámico?
  • 49. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 49 El pueblo español conoce el deterioro de las leyes, del Gobierno y administración, de la economía, del ámbito laboral, Sanidad y ambiental… agravadas día a día, a pesar del actual e increíble desarrollo de la ciencia empírica y la técnica. El pueblo intuye qué ocurre, que por los frutos se conoce el árbol, y que esto va de mal en peor. Lo sabe pero no acierta a manifestarlo ni a hacerse escuchar. Por eso, aquí estamos. Este mundo es el nuestro, y tenemos que amarlo apasionadamente como Cristo amó y ama a cada uno de los hombres por sí mismos, y en todas las circunstancias de la vida. Tenemos que amarlo como lo hicieron nuestros padres y mayores, y cualquiera que piensa en sus hijos. Este es un amor de verdad, comprometido y sacrificado, no de una blandenguería y emotivismo decadente. Un amor que pertenece a todas las edades, especialmente a la generosa juventud. Al joven no se le hable de diversiones sino de heroísmo. Por eso, quien hoy critique las lógicas intolerancias de la unidad católica, cuando hoy en España y fuera de ella se desbordan las imposiciones y los engaños, la fuerza y las trampas, hace un mero ejercicio de cinismo. 6. Nuestro contenido fundamental Recapitulemos la raíz teológica que justifica las Jornadas, la tesis de la realidad de las cosas y exigible a todos, más allá de sus aplicaciones prácticas en España. Hablamos del reinado social de Jesucristo. En 1870 el P. Enrique Ramiére, con aprobación de Pío IX, escribía: “Es un dogma de fe que Jesucristo posee una autoridad soberana sobre las sociedades civiles, lo propio que sobre los individuos de que se componen; y por consiguiente, las sociedades, en su existencia y en su acción colectiva, lo propio que los individuos, en su conducta privada, están obligadas a someterse a Jesucristo y observar sus leyes” (Enrique Ramiére S.I., La soberanía social de Jesucristo, Barcelona, Ed. Cristiandad, 1951, 248 pp., pág. 44-45).
  • 50. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 50 Por su parte, y relativo al magisterio pontificio, Pío XI en “Quas Primas” (11-XII-1925) enseña: “La celebración anual de esta fiesta (Cristo Rey) recordará también a los Estados que el deber del culto público y de la obediencia a Cristo no se limita a los particulares, sino que se extiende también a las autoridades públicas y a los gobernantes; a todos los cuales amonestará con el pensamiento del juicio, cuando Cristo vengará terriblemente no sólo el destierro que haya sufrido de la vida pública, sino también el desprecio que se le haya inferido por ignorancia o malicia. Porque la realeza de Cristo exige que todo el Estado se ajuste a los mandamientos cristianos en la labor legislativa, en la administración de la justicia y, finalmente, en la formación de las almas juveniles en la sana doctrina y en la rectitud de costumbres” (nº 20). Otra cosa es caer en la apostasía, de modo que “al silencio del nombre de Cristo Redentor en las conferencias internacionales y parlamentos le debe responder la proclamación del nombre y derechos de la real dignidad y poder de Cristo” (nº 13). Hacer otra cosa implica recoger frutos amargos, el laicismo extenderá sus errores y propósitos, y la sociedad sufrirá violencias y conmociones. Un mundialismo sin Dios y contra Dios amenaza la humanidad. Esta encíclica fue seguida de numerosos desarrollos aplicados a la vida misma en plenitud, por ejemplo el libro de mons. Tihamér Tóth, Cristo Rey o Jesucristo y nuestro siglo (Burgos, 1938, 285 pp.). El reinado social de Jesucristo debe ser la matriz para comparar en ella todo ideario y programa asociativo, social y político. La tesis, si elegimos cuatro de los doce puntos que señala Álvaro D’Ors, es: “1. No puede haber, después de la Redención, una potestad legítima que no se reconozca como delegación divina, de Cristo Rey, a quien compete la única soberanía de este mundo. Las obras y potestades sólo merecen una obediencia provisional y relativa. 2. En todo caso, los actos concretos de la potestad no obligan moralmente más que cuando no contradicen los preceptos morales que sabemos impuestos por Dios, pues hay que obedecer a Dios más que a los
  • 51. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 51 hombres. 3. Toda organización política del mundo debe partir de la pluralidad política como algo querido por Dios, a diferencia de la unidad de su Iglesia. Toda pretensión de unificar el gobierno del mundo, sea declaradamente, en forma de Estado universal u otra forma de organización con potestad única sobre todos los pueblos, sea de manera oculta a modo de Sinarquía económica, es contraria a la voluntad de Dios y no merece ser acatada como poder constituido. (…) 8, Todo orden político debe amparar y respetar la libertad de las personas y de los grupos inferiores, conforme al principio de subsidiariedad.10. La Iglesia debe ser universalmente reconocida como intérprete auténtica del derecho natural. De su autoridad depende la obligación moral de acatar el poder constituido” (Álvaro d´Ors, La violencia y el orden, Madrid, Ed. Dyrsa, 1987, 127 pp. Pág. 120-121). Este mal no lo podemos hacer nosotros y mal está que lo realicen otros. Nos oponemos a él y recurrimos a todos los católicos para que cumplan sus obligaciones. Si no quieren, se las recordaremos fraternalmente. Si no las saben, se las enseñaremos como catequesis. 7. El futuro Cerramos un ciclo de cinco siglos. Se anuncia algo muy serio. (Repasando estas páginas, nos lo hemos encontrado de frente). De ahí que se necesita imperiosamente una intervención divina, poniendo por nuestra parte esos pocos panes y peces del niño de la cesta. Los males son enormes y mayores de los que imaginamos. Lo indican también las apariciones de Nuestra Señora entre Lourdes y Fátima -Garabandal, Ezquioga- y otros lugares. Tengamos esperanza. Pueden mostrarse algunas de las sorpresas que Dios ofrece al mundo, por hablar de un ámbito temporal. ¿Quién iba a predecir lo ocurrido en el mundo y a la Iglesia estos 25 años? Por ejemplo, la caída de la URSS y del muro de Berlín, el dominio económico del mundo por China, la fortaleza cristiana para el martirio en manos de los mahometanos en el Próximo Oriente, la elevación a los altares a tantísimos beatos de la Cruzada de 1936, la
  • 52. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 52 canonización de Juan Pablo II, de Juan XXIII de la Pacem in Terris y Mater et magistra, y del Pablo VI de la Humanae vitae y de un siempre pulcro magisterio -otra cosa fue su gobierno-, que llegó a manifestar que “el humo de Satanás ha entrado en la Iglesia” y su deseo a de que su sucesor fuese más firme. La Providencia actúa en el tiempo, y éste purga a los hombres y corrige yerros. Hoy, cuando ya parece todo deshecho, los seglares católicos por la Unidad Católica ejercen año tras año su obligación a los pies de Ntra. Sra. del Pilar. ¿Quién iba a predecir estos 30 años de Jornadas y que Siempre P´alante llegase al número 851 (8-V-2021), gracias a su director el Ilmo. y Rvdmo. Don José Ignacio Dallo Larequi, si no es por la gracia de Dios, al que únicamente deseamos servir, pues de este mundo sólo sacamos a nuestro favor “boinazos y coscorrones” -que así diría el buen amigo Sancho-? Tras la negativa del primado Don Marcelo en 1989 -quizás presionado por el miedo escénico ante sus hermanos en el episcopado-, y tras la soledad por parte de los más altos pastores, al fin mons. Manuel Ureña, arzobispo de Zaragoza, visitó, alentó y pastoreó con mitra y báculo y un vibrante gozo, a los jornadistas. Lo hizo desde el año 2006 inclusive, él que tomó posesión del cargo en 2005. En sus homilías a los jornadistas, ha dejado claro un magisterio que tenemos presente. Los jornadistas, han viso su cayado con una gran alegría porque las ovejas no pueden estar sin un pastor cercano. La Misa de “Ángelis” cantada el domingo era una delicia. Los jornadistas siempre fueron una parte gozosa de la Santa Iglesia, y el arzobispo de Zaragoza se lo recordará con un inmenso cariño. A la altura de este trabajo, aclaremos como contradictoria negativa del arzobispo don Marcelo, que cuatro años antes de fallecer en 2004, escribió a nada menos que a Fernández de la Cigoña, mostrándose “muy de acuerdo en la actitud y juicios que mantiene y emite”, sin duda en “Siempre P’alante” (“Siempre P’alante”, nº 504, 16-IX-2004).
  • 53. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 53 Se ha llegado al extremo que, en 2019, para evitar el despeñadero al que conducen los principios del Liberalismo en España, algunos han llegado a ofrecer una mixtificación entre la revolución y el sentido común. Pero tales mixturas no son originales ni nuevas. Álvaro d´Ors nos advertía pocos años antes de fallecer que, llegaría un momento -ya hemos llegado a él-, en el que la natural reacción iba a hacer surgir unas nuevas derechas, pero que serían paganizantes. Por eso nosotros les debiéramos recordar la doctrina social de la Iglesia. De lo contrario, la situación final será peor que la primera. Los sacerdotes asistentes a las Jornadas de la Unidad Católica de España en el altar mayor de la basílica del Pilar, cuyo retablo es obra del gran escultor del renacimiento Damián Forment.
  • 54. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 54 Jornadistas asisten a la Santa Misa celebrada en el Altar mayor de la basílica de Ntra. Sra. del Pilar Santa Misa concelebrada por los sacerdotes asistentes a las Jornadas, en la capilla de la Casa de Acción Católica (Zaragoza). 8. Colofón En estos 30 años, los jornadistas consideran que el reinado social de Jesucristo, mantenido en las primeras Jornadas del Centenario de 1989, sigue vigente. Primero, porque como doctrina y tesis es universal y permanente. Segundo, porque como aplicación práctica es lo mantenido por nuestros padres en una España que, aunque sumamente herida, hoy sigue siendo nuclearmente semejante a la de ellos desde el punto de
  • 55. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 55 vista sociológico, aunque haya descendido mucho la profesión religiosa así como el hecho de contraer el matrimonio por la Iglesia. Las pésimas circunstancias sociopolíticas actuales también se dieron en 1868 y 1931, y, aunque hoy sean mucho más graves, los de entonces las consideraban igualmente dramáticas. Un pueblo de bautizados debe ofrecer una respuesta positiva a lo debido a Dios teológicamente, aunque por decadencia de las costumbres, intervencionismo contra natura y anticristiano de la política, ignorancia y abandono de cierto clero, los católicos hayan llegado a asumir grandes errores teórico-prácticos. Vayamos, pues, a la conversión he dicho pueblo para que aplique y desarrolle su Fé religiosa. En tercer lugar, la vigencia de lo mantenido es hoy es más necesaria que nunca en el ámbito político, pues sociológicamente España y los españoles como pueblo sólo tienen conciencia de sí mismos en la Fe católica, hecha familia, sociedad y fundamento colectivo, uniéndose así y como historia en la diversidad. La Fe católica es su principal unidad política. Esto no es utilizar la religión para fines políticos, sino constatar un hecho sociológico, y precisamente señalar la profundidad de la creencia católica. Cuarto. A veces las apariencias engañan, y el triunfo de la Revolución en España es particularmente mentiroso. Desde hace tiempo la partitocracia está corrompida, los llamados conservadores admiten las tesis de sus presuntos enemigos de izquierda y separatistas, y las estrategias de Gramsci son un mero asalto al poder político. La sociedad camina por otro lado. Lo último que puede hacer la sociedad es olvidarse de sí misma y sus obligaciones, y supeditarse al Gobierno de hecho o bien a un mundialismo por venir de una forma inminente, tal y como anunciaba hace casi cincuenta años el capitán don Carlos Etayo Elizondo, asiduo a las Jornadas. Los males existentes se ven mucho, por son mucho menos compartidos de lo que parecen. Esconden los muchos bienes existentes, y retan al español a descubrir muchas de las bondades y
  • 56. Crónica de las XXX Jornadas desde la celebración el XIV centenario del Concilio de Toledo (1989-2019), José Fermín Garralda Arizcun 56 recursos que aún tiene. Hay mucha gente buena, y otra es capaz de recuperarse. El clero progresista tiene mil cautelas porque es eminentemente político so capa de no influir en la política. También en él la mentira es muy frecuente. ¿Por qué el pueblo español, mal dirigido por laicos y clérigos, traicionó el reinado social de N.S. Jesucristo en 1978? ¿Qué complejos y comodidades, compromisos con otros, miedos y vértigos, y falta de fe… y carencia de sentido de lo real, existieron entonces? El odio a la España evangelizadora de medio mundo, indica que el ¡Viva Cristo Rey! es más posible y necesario que nunca, máxime sabiendo que el supuesto término medio de 1978 (agnosticismo del Estado) generó el extremo actual. En España, al gran mal hay que oponer el gran bien, pues éste ha configurado la Patria. Es hermoso el Mensaje de San Juan XXIII con motivo de la consagración de la basílica del Valle de los Caídos, enviado el 5-VI- 1960. Es un canto a la tradición hispánica y la reconciliación lograda, mientras reclama fidelidad al mensaje social del cristianismo, en el caso de desearse como se deseaba mantener la convivencia y los lazos de unión entre los españoles. Dice así: “Testigo es la Historia de que los altos ideales cristianos dieron cohesión e impulso a sus antepasados para las grandes empresas; y de que, cuando decayeron tales ideales, se mermaron y debilitaron igualmente sus lazos de unión, poniéndose en peligro su límpida y heroica trayectoria secular. Nos alegramos de que la España que llevó la fe a tantas naciones quiera hoy seguir trabajando para que (…) el solar hispánico, que se ufana justamente de ser cuna de civilización cristiana y faro de expansión misionera, continúe y aun supere tales glorias, siendo fiel a (…) la realización del mensaje social del cristianismo, sin cuyos principios y doctrina fácilmente se resquebraja el edificio de la convivencia humana” (“Alfa y Omega”, jueves 10-IV-2014 p. 6). Y terminamos. Proponemos para el futuro lo mismo que aconsejó Luis Veuillot en La ilusión liberal, hace casi dos siglos. No sabemos si fue a modo de profeta, pero a los dos siglos nuestro mundo se