2. El desarrollo de las nuevas tecnologías de información y comunicación ha
cambiado la forma de relacionarse las personas, sobre todo en los
adolescentes y jóvenes, facilitando la comunicación, el aprendizaje
cooperativo, el desarrollo de nuevas habilidades y formas de
construcción del conocimiento, el acceso a la información y
entretenimiento.
Internet es un medio de comunicación masivo al que cada vez más, se
tiene acceso desde los hogares. Ello permite a los menores hacer un uso
regular de las herramientas y servicios disponibles: búsqueda de
información, descarga de juegos, vídeos, música o imágenes, publicar
cualquier tipo de contenido, comunicarse con cualquiera, realizar
3. El uso de internet por parte de los
adolescentes suele centrarse
principalmente en establecer contactos y
vinculaciones con grupos de iguales,
superando la distancia física. Este medio
les permite poder expresarse y hablar de
determinados temas que podrían
resultarles difíciles de tratar en relaciones
directas, a la vez que puede convertirse
en una forma de intentar superar estados
de aburrimiento o monotonía, al
permitirles encontrar información sobre
temas que les resultan estimulantes.
4. Un adolescente puede haber desarrollado una adicción a internet cuando de manera
habitual es incapaz de controlar el tiempo que permanece conectado, relega sus
principales obligaciones, evita o abandona otras actividades importantes, pierde
contactos sociales, reduce las horas de sueño, descuida hábitos de alimentación, salud,
higiene personal y actividad física y tiende a mostrarse irritable. Existen diferentes
modalidades específicas de adicción a internet, como la necesidad de buscar
información constantemente, la de la búsqueda de determinadas sensaciones, la de
frecuentar entornos sociales, anhelando conocer gente nueva con personalidades
ficticias, la adicción al juego o a la compra compulsiva, entre otras.
5. ¿Cómo actuar?
Los padres deben estar atentos al uso que sus hijos
hacen de internet, controlando el tiempo que éstos
pasan conectados, la frecuencia con la que lo hacen, los
motivos por los que dicen que se conectan, la reacción
que tienen cuando se les interrumpe y la actitud que
muestran mientras están navegando por la red.
Es importante enseñarles progresivamente a seleccionar
contenidos y fuentes de información fiables,
desarrollando la capacidad de ser críticos con las
mismas. Este proceso educativo debe pasar por
alertarles del peligro que conlleva facilitar datos
personales en la red, entablar relación con personas
desconocidas o el intercambio de archivos y mensajes en
un entorno no seguro.
Al mismo tiempo, se les debe ayudar a evitar la dispersión, concretando los
términos según la información buscada y delimitando a la vez el tiempo
destinado a la conexión a internet en función del objetivo que se persiga:
trabajos escolares, juegos, contactos con amigos, etc. Un buen recurso es
también la instalación de programas de protección en los ordenadores que
limiten el acceso a determinadas páginas web.