Los sismos se producen principalmente de cuatro formas: 1) por el movimiento y desplazamiento de las placas tectónicas de la litosfera, 2) por la acción volcánica ya que el aumento de temperatura del magma ejerce presión, 3) por la ruptura local y acumulación de energía elástica en bloques de la corteza terrestre, y 4) de manera artificial por explosiones humanas como pruebas atómicas.