1. Yo quiero pedir a Dios en este día que les de
mucha fuerza y ánimo para que puedan soportar
todo lo que la vida les da, muchas veces no es fácil
llevar todo el peso, pero recuerda que Dios te hizo
Mujer. Y esa palabra es la más grande creación de
nuestro Señor.
Siente la presencia de Él cuando la soledad te
embargue, cuando nada te vaya bien, y cuando
creas que a nadie le importas… recuerda estas
palabras.
Eres lo más importante para tu familia, aunque
aún no se den cuenta eres lo que más necesita un
hijo, eres los pilares de tu hogar. Y si eso te parece
poco…
Eres la más hermosa obra que nuestro Dios creó.
2. ORACIÓN DEL MAESTRO
Señor, al comenzar un nuevo día,
al ver la luz que surge ordenada
y quieta, te encomiendo mi labor.
Tú me hiciste para esto.
Pusiste en mí el fervor, la paciencia, la comprensión.
Mi labor es la tuya.
Quiero amar a mis muchachos
con la misma ternura que tú amaste tu mundo.
Déjame respetarlos con el mismo respeto
que Tú tienes al hombre.
Déjame conducirlos con la misma destreza
que tú guías tus astros.
Quiero ser el ejemplo de tu doctrina pura,
quiero ser seguidor de las palabras santas,
que pronunció tu Hijo:
3. No recuerdo exactamente los datos, puesto que en aquel
tiempo no sabía nada de años, ni de meses, ni tampoco de
los días de la semana. Me parece que debe haber sido en la
primavera de 1916 que nos apareció el Ángel por primera
vez en nuestro “Loca de Cabeco".
Como ya he escrito en el relato sobre Jacinta, subimos con
el ganado al cerro arriba en busca de abrigo, y después de
haber tomado nuestro bocadillo y dicho nuestras
oraciones, vimos a cierta distancia, sobre la cúspide de los
árboles, dirigiéndose hacia el saliente, una luz más blanca
que la nieve, distinguiéndose la forma de un joven
transparente y más brillante que el cristal traspasado por
los rayos del sol. Al acercarse más pudimos discernir y
distinguir los rasgos. Estábamos sorprendidos y
asombrados.
Al llegar junto a nosotros dijo: