Este documento presenta las reflexiones de Maximiano y Teresa de la Asunción sobre la importancia y la naturaleza de la oración. Ambos enfatizan que la oración debe ser una práctica constante que nos acerca a Dios a través del diálogo íntimo, la alabanza, la petición de perdón y gracia, y la entrega total. La oración verdadera nos impulsa a vivir de acuerdo con los mandamientos de Jesús a través de la humildad, la caridad y el sacrificio.
2. "... pero con la gracia de Dios lo podemos todo, y si levantamos nuestros
ojos al cielo brotarán flores de virtudes donde sentemos nuestras plantas".
(Maximiano)
Mi oración se reduce a hablar con Nuestro Señor íntima y familiar-
mente, como una hija con su padre, que no desea otra cosa que amarlo,
complacerlo y averiguar su voluntad para cumplirla en todo y por todo.
(Teresa de la Asunción)
3. “Aviva la fe y es poderoso acicate que nos estimula para que nos
ejercitemos en las buenas obras". (Maximiano).
Señor, no te pido que me consueles, sino que me
ames y amarte.
(Teresa de la Asunción)
4. La oración va a ser no una práctica religiosa sino una exigencia constante para llevar
una vida de encuentro y conocimiento del Señor
(Maximiano)
5. La oración nos lleva a la conversión, al servicio, a la generosidad y a la entrega de cada
jornada como ofrenda agradable a los ojos de Dios.
(Maximiano)
El amor a mi Jesús me insta constantemente a sacrificarlo todo por
Él, sin reservarme ni lo más pequeño.
(Teresa de la Asunción)
6. La necesidad de tener presente en
nuestra oración los pecados del
pueblo , orar por los enemigos
como instruye el evangelio, hacer el
bien a los que nos odian y orar por
los que nos persiguen y calumnian,
estos serán signos seguros de una
oración evangélica
(Maximiano)
7. "... en el rosario tenemos un modo fácil y seguro de orar,
uniéndose a Dios el alma y alabándolo y bendiciéndolo con los
labios para que la mente y la boca, el espíritu y la materia
rindan sus homenajes al Criador" ( Maximiano).
8. Las actitudes con que debemos ir a la oración,es el deseo de
estar con Él en oración, "porque allí es donde mora Jesús y
donde podemos encontrarlo, si no lo buscamos por medio de la
oración, nunca o muy rara vez lo encontraremos" (Maximiano).
9. En la oración, hablarle como Padre con confianza y manifestarle nuestras necesidades para que
nos socorra, pedirle luces y gracias y expresarle nuestra gratitud por los beneficios que recibimos
de su amor (Maximiano)
10. En la oración no hago otra cosa más que contemplar, amar y rogar. Vivo
completamente abandonada a su cuidado paternal.
(Teresa de la Asunción)
11. El orante ha de tener ante sus ojos constantemente el ejemplo de Jesús como
orante, pues Él nos "enseña a ser pobres de espíritu, así como Él desde niño
supo tener ese contacto íntimo con el Padre; obteniendo una sabiduría eterna"
(Maximiano).
12. , Nuestra vida debe marcarse por una actitud constante de oración, tener
espíritu de orantes, dejando a un lado nuestro amor propio y dando paso al amor
de Dios, para que transforme cada día nuestras vidas.
(Maximiano)
13. Como urgencia fundamental en nosotros la lucha por alcanzar una vida de santidad,
viviendo abiertos a la acción del Espíritu, mediante una oración constante. (Maximiano).
14. Resalta la Eucaristía como momento fundamental en la vida de oración y como
centro de nuestra vida, pues por medio de ésta llegaremos a la paz y la unidad
(Maximiano).
15. “Háblame y en mi alma siempre resuene tu voz”
(Teresa de la Asunción)
16. "El amado de mi corazón sigue dormido en la pobre barquilla de
mi alma... no le dejo descansar, siempre ávida de Él". ( Teresa de la
Asunción)
17. "Mi corazón siente un hambre devoradora de conseguir la más íntima
unión con el Amado de mi alma".
(Teresa de la Asunción)
18. En medio de las prolongadas sequedades, de los desamparos interiores y de la oscuridad, no
dejo de buscar a mi adorado Jesús, con tanta fidelidad y ansiedad...
(Teresa de la Asunción)
20. “La perseverancia en la oración por más que en ella encontremos
sequedades, será el medio más eficaz para conseguir que nos mire con
dulzura nuestro Señor" (Maximiano).