1. Conceptualización sobre la Didáctica de la literatura
Orfa Kelita Vanegas V.
Existe una creciente preocupación en los espacios académicos universitarios por
diseñar un proceso teórico-práctico coherente que guíe la labor docente en la
formación literaria de los estudiantes en esta disciplina. El profesor Joaquín M.
Aguirre Romero, de la Universidad Complutense de Madrid, en su artículo “La
enseñanza de la literatura y las nuevas tecnologías de la información”, critica la
enseñabilidad de la literatura por estar desligada de los procesos culturales y
tecnológicos actuales, en donde prima lo esquemático-acumulativo y la
ausencia de diálogo interdisciplinario. Plantea la urgencia de “… una idea de la
Literatura como experiencia, es decir, como un espacio de experimentación
dinámico”1
Por su parte, Maria Victoria Alzate Piedrahita en su artículo “Dos perspectivas
en la didáctica de la literatura: de la literatura como medio a la literatura como
fin”2, hace un replanteamiento al enfoque comunicativo que apuesta a una
enseñanza de la literatura subordinada a la enseñanza de la lectura y la
escritura de la lengua materna. La enseñanza de la literatura siempre ha estado
sujeta a la didáctica de la lengua, inclusive en los diversos planes de estudio de
los currículos escolares colombianos actuales se cubre bajo el manto del área de
Lengua Castellana3, de forma tal que la literatura cumple en estos un papel
importante pero mínimo. Así mismo, prevalecen aún, especialmente en España,
la didáctica de la literatura desde la competencia comunicativa, donde se
dimensiona el texto literario como verdadero laboratorio del lenguaje, lugar de
experiencia privilegiada del funcionamiento del discurso en la enseñanza de la
lengua materna o extranjera.4
Desde nuestra perspectiva, debe existir el diálogo y la interacción de la
literatura con las demás ciencias, ya que allí reside la riqueza de su
plurisignificación y de su transdisciplinariedad. La literatura debe abordarse
desde su propio espacio, recurrir de manera accesoria a cuadros de referencia
(histórica, social, política, económica, tecnológica, etc.) para abrir el campo de
acción y facilitar una formación integral en el estudiante. A través de unas
estrategias metodológicas creativas, motivantes para el estudio de las obras
literarias, se interrelacionan en su proceso formativo las dimensiones humanas.
1
“La enseñanza de la Literatura y las Nuevas Tecnologías de la Información”. Joaquín Mª Aguirre 2002,
Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid. El URL de este documento
es http://www.ucm.es/info/especulo/numero21/eliterat.html
2
“Dos perspectivas en la didáctica de la literatura: De la literatura como medio a la literatura como fin”.
María Victoria Alzate Piedrahita. Revista de ciencias humanas. No 23. Marzo de 2000. Universidad
Tecnológica de Pereira. El URL de este documento es http://www.utp.edu.co/~chumanas/.
3
Lineamientos curriculares. Lengua Castellana. Áreas obligatorias y fundamentales. Cooperativa editorial
Magisterio. Ministerio de Educación Nacional. Santafé de Bogotá. 1998
4
MENDOZA, F. Antonio. Didáctica de la Lengua y la Literatura. Prentice Hall. Madrid 2003. En este libro
se recogen diversos ensayos de profesores dedicados a la enseñanza de la literatura en importantes
universidades españolas. Todos elaboran interesantes reflexiones y propuestas para la enseñanza de la
literatura desde un enfoque comunicativo, y aunque tratan de darle autonomía a la disciplina literaria, aun
se perciben reminiscencias de corte filológico.
1
2. Todo proceso educativo se fundamenta en una concepción del Hombre, de la
sociedad, del pensamiento, del conocimiento y de lo educativo. Y al ser la
literatura el punto de encuentro de cada uno de los componentes del ser
humano, es precisamente en el estudio de sus temas, de sus personajes, de su
devenir histórico, de su propuesta estética, etc. que se establece un proceso
educativo integrado. Las tendencias pedagógicas contemporáneas5 impulsan en
sus teorías los aspectos y las comprensiones sobre el desarrollo integral
humano, dimensionando al hombre como totalidad conformada por una serie
de facetas inherentes a sus procesos de crecimiento y formación. Han definido
las dimensiones del desarrollo humano, con el propósito de humanizar la
educación, de diseñar los proyectos pedagógicos para el fortalecimiento de los
principios humanos como fin primordial de los procesos educativos. A partir de
estos planteamientos y de manera breve, hacemos referencia a las dimensiones
corporal, comunicativa, ética, espiritual y estética como aspectos fundamentales
del curso Didáctica de la literatura6.
Si nos preguntamos cómo se fortalece la dimensión corporal7 del estudiante desde
la enseñanza-aprendizaje de la literatura, hay que visionarlo primero como
presencia física, corporal, con un cuerpo que lo caracteriza y lo diferencia, que
lo hace distinto y semejante a la vez, específico y universal, que es el que le
permite ser interdependiente con los demás seres del cosmos. A través de la
literatura podrá tomar conciencia de su propio cuerpo como reflejo de su
cultura, pues ella está plena de descripciones minuciosas de personajes cuya
apariencia define el curso mismo de los acontecimientos en los cuales nos
envuelve la ficción. En la dimensión corporal expresada por personajes
literarios, el lector se sensibiliza frente a su propio cuerpo, lo siente necesario
para comprender y ser comprendido y así dar un particular sentido a su
pensamiento, palabra y acción.
Desde la dimensión comunicativa, la literatura juega un papel primordial, ya que
en ella se encuentran la multiplicidad de códigos y formas de simbolizar el
mundo que conllevan a la significación del ser humano. La riqueza expresiva
que contiene el texto literario no se halla en ningún otro contexto, entonces
cuando el estudiante se sumerge en la palabra estética, reconfigura su universo
simbólico y cultural, transforma su experiencia humana y se abre a la creación
de universos libres de las restricciones empíricas de lo cotidiano. Al encontrar
placer en el acercamiento a las obras literarias aprenderá a valorar la palabra
como agente liberador, como lo plantea Rodari: “… de todos los usos de las
5
Para ampliar sobre este tema se sugieren la siguiente bibliografía: COLOM, C. “Hacia nuevos
paradigmas educativos. La Pedagogía de la Post Modernidad”. Revista Estudio Pedagógica, 1984;
GOMEZ, Hernando. Educación. La agenda del siglo XXI. Hacia un desarrollo humano. Tercer Mundo
Editores. Santafé de Bogotá, 2000;POZO, J. Aprendices y maestros: La nueva cultura del aprendizaje.:
Alianza Editorial. Madrid, 2001; VALERA, Alfonso O. Orientaciones pedagógicas contemporáneas.
Cooperativa Editorial Magisterio. Santafé de Bogotá 1999
6
Como complemento, Ver: MEN. Lineamientos Curriculares. Indicadores de logros curriculares. Hacia
una fundamentación. Cooperativa Editorial Magisterio. Santafé de Bogotá,1998.
7
CAJIAO, R. Francisco. La piel del alma. Cuerpo educación y cultura. Ed. Magisterio. Santafé de Bogotá,
1997.
2
3. palabras para todos, no para que todos seamos artistas, sino para que ninguno
sea esclavo. 8
Tal vez sean las competencias comunicativas del estudiante las que más
faciliten la interacción con el conocimiento y la investigación, pues implican una
serie de procesos ligados al desarrollo del pensamiento para la construcción de
significados. Entonces, si hablamos de comprensión, interpretación, análisis y
producción de textos según las necesidades de comunicación, el estudiante
debe enfrentarse al complejo saber de articular el nivel intratextual, intertextual
y extratextual. Igualmente cuando el educando demuestra el desarrollo de su
creatividad y la mente flexible, lo mismo que el desarrollo de un estilo personal
en el uso del lenguaje, está indicando que se ha apropiado de los procesos
estéticos asociados al lenguaje.
La dimensión ética exterioriza la formación del estudiante en su ser individual y
social. A diferencia de los actos instintivos, la experiencia humana es
intencional, sus vivencias están referidas a una voluntad que se propone algo.
Es por ello que la máxima dice: El hombre como agente moral no nace, se hace,
haciendo referencia al deber ser y al deber hacer del hombre. Una de las
finalidades en la formación de la dimensión ética del estudiante sería despertar
en su interioridad la capacidad reflexiva que le permitirá hacerse participante,
agente activo de la vida social, de su propia vida, buscando sentido a su
existencia, haciéndose responsable de sus propios actos, es decir, sentirse
implicado en los problemas de la sociedad en que vive.
La trascendencia de la interacción social, radica en que es un proceso en
cuyo interior se gestan las transacciones personales, culturales, las
negociaciones e intercambios entre los discursos culturales implicados…
también es la que encierra la vivencia del intercambio simbólico de las
formas de pensar, valorar y sentir la realidad.9
La obra literaria en la caracterización de personajes, re-creación de la historia,
del pensamiento político, etc., proporciona el mejor de los caleidoscopios para
enriquecer variedad de puntos de mira en la resignificación de los valores
sociales ilustrativos del anhelo de trascendencia y sentido a la existencia
humana. Y como la dimensión ética busca fortalecer esos valores sociales, el
docente debe incentivar a su estudiante a interpretarlos desde los diversos
componentes del texto ficcional. Personajes de novelas tan disímiles como
Macabea, Justine, Raskólnikov, Chacaltana, Trujillo –El chivo-, con sus diversos
caracteres y formas de asumir la vida, promueven en el lector el desafío de
pensar el hombre, de reflexionar y cuestionar sobre los elementos que fundan la
condición humana; y generar cambios concretos en su constitución como sujeto
moral que se define así mismo y no desde una moralidad impuesta y
condicionada.
8
RODARI Gianni, La gramática de la fantasía, introducción al arte de inventar historias. Ediciones
Colihue/Biblioser, Buenos Aires, 2004.
9
BERGER, P. y LUCKMAN, T. La construcción social de la realidad. Ed. Amorrortu. Buenos Aires, 1978.
3
4. La dimensión espiritual, determina la sensibilidad por la verdad, la belleza y la
bondad, permite la definición del yo desde la interioridad propia, la visión de
un mundo concreto desde la subjetividad y facilita la toma de conciencia frente
a los hechos que caracterizan al ser humano como criatura trascendental. En la
apertura que hay en la literatura a valores universales, a creencias, doctrinas,
ritos, convicciones, se propaga una onda sinfónica de aspectos compatibles con
lo espiritual: experiencias de vida, de mundo, de cultura e historia. Si se cuenta
con un maestro lúcido, conocedor del complejo universo literario, buscará la
manera de que su educando -a través del acercamiento interactivo con los
elementos estéticos- vaya pasando de una conciencia ingenua a una conciencia
crítica como expresión de su crecimiento y autonomía. El enriquecimiento de la
dimensión espiritual se manifiesta en todo tipo de obra estética, pues el
desarrollo de la interioridad sensible frente a sí mismo y al mundo circundante
permite una apertura a la imaginación, transformación y expresión en un
lenguaje propio. Quizás sea esta una de las dimensiones más comprometidas en
las competencias lúdicas y creativas del estudiante, pues se precisa de un sentir
especial que motive la acción concreta, que promueva propuestas renovadoras
frente a lo ya establecido.
La dimensión estética conlleva a la contemplación, interiorización y voluntad
artística, define en el estudiante de literatura la concepción del arte como el juego
del alma10 al constatar que la palabra estética reacciona contra los instintos, que
hay en ella una voluntad del escritor de metaforizar “la realidad”, de crear un
edificio armónico de materiales y piedras que chocan entre sí. Las propuestas
estéticas son el resultado ingenioso del artista por plasmar su energía creadora
de nuevos sentidos, y permiten el desarrollo de competencias generadoras de
nuevos lenguajes y modificadoras de sociedad. Siendo así, cuando el estudiante
hace propuestas de investigación cultural o desarrolla proyectos artísticos y
culturales significativos en su medio, demuestra su compromiso creativo en pro
del mejoramiento de las condiciones de su entorno.
En el fortalecimiento de cada una de las dimensiones, entran en juego los
procesos cognitivos, hay una relación directa de la mente al aprehender el
mundo, para interactuar con él y transformarlo. El maestro de literatura debe
centrarse en la manera de propiciar la interiorización de los temas abordados
para el estudio de las obras, y más que interesarse en el producto final de los
estudiantes, debe constatar los procesos mentales por medio de los cuales están
delineando el saber. En la clase de literatura es importante reflexionar que el
conocimiento es construido por los que aprenden y no transmitido por los que enseñan.
Por ello creemos en el carácter dialógico de las prácticas educativas, porque el
conocimiento pasa de un nivel abstracto a un acto concreto cuando se produce
el intercambio de sentidos, cuando el estudiante entra a participar con sus
interrogantes, objeciones y dudas. Desde esta perspectiva puede afirmarse que
10
CASTAGNINO, R. ¿Qué es la literatura? Ed. Nova. 7ma edición. Buenos Aires, 1974.
4
5. hay un desarrollo eficaz en las dimensiones humanas del estudiante de
literatura, que se están formando como sujetos eficaces, críticos y creativos en
las actividades que el contexto propone.
5