2. MANEJO DE LAS HEMORRAGIAS EN EL FOCO DE
AFECTACIÓN.
Se define como hemorragia la salida de la sangre de los vasos que la conducen,
producto a la rotura de los mismos. En ocasiones suele referirse que las
hemorragias son o pueden ser una complicación de las heridas, realmente esto
no es así, pues como hemos definido estas se producen por la rotura de los
vasos sanguíneos, lo que deduce que las hemorragias no son más que una
consecuencia de las heridas, que la complicación más común de una herida lo
constituyen las infecciones.
Sin embargo a de quedar claro que las hemorragias pueden desencadenar otras
complicaciones o la muerte del accidentado (paciente), si no son controladas
oportunamente.
- De la clasificación de las hemorragias:
Por su sitio pueden ser:
Interna: cuando se producen en una cavidad cerrada y no se ve el origen del
sangramiento.
Externa: cuando se ve el origen del sangramiento, es decir, la sangre fluye
exterior.
Por su tipo puede ser:
Arterial: se identifica por que la salida de la sangre se produce de forma
intermitente, pues brota con cada latido del corazón y su color es de un rojo
vivo y se debe a que estos vasos transportan sangre oxigenada.
Venosa: se identifica por que la salida de la sangre es en forma continua y su
color es rojo oscuro, ya que estos vasos transportan sangre no oxigenada, la
cual regresa al corazón desde todas las partes del cuerpo.
Capilar: se identifica por que la salida de la sangre se produce en forma de
pequeñas gotas ya que son los vasos sanguíneos más pequeños y su color es
intermedio, entre el rojo vivo arterial y el rojo oscuro venoso.
- De la fisiopatología:
Cuando sobreviene una hemorragia de cierta magnitud, desciende la volemia y
baja la presión arterial; esto estimula el seno carotídeo y el arco aórtico, los que
por acción refleja provocan una vasoconstricción periférica y esplácnica (relativo
a las vísceras) con excepción de la circulación del cerebro y el miocardio.
3. Este mecanismo redistribuye la sangre restante y garantiza el transporte de
oxígeno a esos dos órganos vitales. Por otra parte, el ritmo cardiaco se acelera,
manteniendo la oxigenación hística con menos sangre y el baso se contrae, e
inyecta en la red vascular un volumen adicional de sangre (autotransfusión).
Al descender la volemia y disminuir la presión vascular, el líquido intersticial
pasa a la sangre y así se normaliza en parte la relación alterada entre el
contenido y continente.
El riñón, que sufre la isquemia hemorrágica y vasoconstrictiva, disminuye su
excreción, fenómeno defensivo que contribuye a economizar líquido, ahora tan
necesario en la lucha del organismo contra la hipovolemia.
Otro mecanismo defensivo es la formación de un tapón hemostático de fibrina,
mediante el proceso de coagulación local de la sangre. Esta fibrina se produce
en finas hebras, constituyendo una red de apretadas mallas que aprisiona
hematíes y otros elementos para formar el coágulo.
Como se puede apreciar, el cuerpo posee diversos recursos para detener la
hemorragia, los cuales desencadenan una verdadera red de alarmas que se
expresa clínicamente.
- De los signos de una hemorragia:
Si el sangrado es externo el primer signo será acorde con la causa que lo
desencadena, si es interno debe sospecharse partiendo del análisis del evento
que a sufrido el accidentado. Muchas veces, al analizar dichos eventos se
evidencia la posibilidad de sangrado interno.
Por ejemplo; en los traumas percibidos por los Bomberos, durante la realización
del examen físico prehospitalario, estos pueden notar hematomas en el tórax o
el abdomen, así como al sospechar de una fractura pélvica.
Por otra parte, el Bombero podrá constatar en el accidentado; piel fría, pálida y
con sudación pegajosa, el pulso débil y rápido (taquicardia), respiración
profunda con ansia de aire provocada por la necesidad de oxígeno, referencia
espontánea de sed e hipertensión en la etapa de vasoconstricción periférica
inicial.
Si la hemorragia continúa o sobrepasa esta fase de reacción, el cuadro
manifestara un aumento de los desajustes y la incapacidad de los esfuerzos
compensadores, con lo que puede aparecer:
- Intranquilidad, provocada por la acentuación de la deshidratación.
- Hipotensión progresiva, provocada por el relajamiento vascular
sobreañadido.
- Venas vacías, colapsadas por acentuación de la hipovolemia.
- Pulso débil filiforme, por la disminución del rendimiento cardiaco.
4. - En el paciente se observa la piel húmeda, los ojos hundidos, la mirada
vaga, la boca seca en extremo, tensión muy baja y pulso casi
imperceptible, taquiarrítmico, percibiéndose intranquilo y apático.
- De los métodos de control del sangrado en el
escenario:
Un sangramiento puede ser controlado de diferentes formas. Durante su
actuación los Bomberos aplican el control del sangramiento atendiendo a dos
factores fundamentales:
RECURSOS CON QUE CUENTA Y URGENCIA EN LA ACTUACIÓN:
Cuando nos referimos a los recursos con que cuenta el Bombero, hablamos del
material disponible para el control del sangramiento, el cual puede ser desde no
tener nada a mano hasta los más modernos materiales.
Cuando nos referimos a la urgencia en la actuación, hablamos de la magnitud
del sangrado, es decir, rapidez y cantidad de la perdida de sangre, donde el
factor tiempo para su control pudiera ser vital.
Por lo que atendiendo a lo antes expuesto, los métodos que sugerimos son de
criterio universal:
1. Presión con vendajes en rollo o pañuelos triangulares.
2. Compresión directa sobre la herida evite el contacto con los
fluidos.
Por último, queremos comentarles que aunque la dígito compresión de arterias
principales que irriga la zona dañada no es un método muy eficaz, sigue siendo
práctico cuando no se cuenta con los recursos necesarios y por razones obvias
no se debe realizar contacto con la sangre del accidentados.