1. Esta es la historia de un mono simpático, inquieto, curioso, travieso y, por sobre
todas las cosas, presumido. Puede estar trepando los árboles todo el día,
alimentándose de sus hojas y frutos, aunque también suele comer miel, huevos
que encuentra en los nidos y, cuando tiene sed, bebe el jugo de hojas agua de
lluvia que ha quedado entre los huecos de los troncos y ramas. Es muy hábil,
como todos los de su especie, pero él cree que es el mejor y entonces, anda por
allí saltando de un árbol a otro sin caerse, aunque estén muy distanciados.
Además, posee gran destreza para apoderarse de los frutos que otros monos
llevan entre sus manos con el fin de alimentarse.
Una mañana el Mono salió a jugar, los monos con
miedo de que les quitaran su alimento, entre todos
prepararon una trampa en el árbol más grande de
color verde y, en su interior, tiene una nuez marrón,
que mide entre 10 y 20 metros, monos deben trepar
con mucho cuidado, agilidad y esfuerzo, para no caer,
entonces pensaron desafiar al Mono a que lo trepara
con rapidez, mientras ellos lo observaban desde
alguna palmera cercana.
2. Como al Mono le gustaba presumir, diciendo que él era el mejor, no rechazo la
invitación y decidió trepar el árbol con rapidez. Los monos habían preparado la
pequeña trampa, al pie de la palmera y, mientras lo aplaudían animándolo a subir con
rapidez, esperaban el momento en que cayera. Él, ante los aplausos, se daba vuelta y
los miraba sonriente, mientras trepaba, que no vio la máscara de león que le habían
colocado entre las hojas con el fin de asustarlo. Cuando subió hasta la última rama
se asusto y se soltó y se cayó en unas ramas. Los monos lo veían desde los otros
árboles y no podían resistir la tentación de risa, al escuchar los gritos pidiendo ayuda
pero los monos no lo ayudaron por tanto daño que les había hecho.
Después de un día el mono les pidió disculpas y decidió organizar una fiesta para
agradecerles a los pocos días, todos los monos estaban jugando y cantando junto a
él.