2. DEFINICION
• La malaria (del italiano medieval «mal aire»)
o paludismo (de paludis, genitivo del término latino palus: ciénaga
o pantano y de -ismo, en este caso acción o proceso patológico) es
una enfermedad producida por parásitos del género Plasmodium, y
es probable que se haya transmitido al ser humano a través de
los gorilas occidentales.1 Es la primera enfermedad de importancia
entre las enfermedades debilitantes. Entre 700 000 y 2,7 millones
de personas mueren al año por causa de la malaria, de los cuales
más del 75 % son niños en zonas endémicas de África.2 Asimismo,
causa unos 400–900 millones de casos de fiebre aguda al año en la
población infantil (menores de cinco años) en dichas zonas.2 En
mayo de 2007, la Asamblea Mundial de la Salud decidió
conmemorar el 25 de abril el Día Mundial del Paludismo.3
3. Historia
• La malaria ha infectado a los humanos durante más de 50.000 años, y
puede que haya sido un patógeno humano durante la historia entera de
nuestra especie.7 De cierto, especies cercanas a los parásitos humanos de
la malaria se han encontrado en los chimpancés, pariente ancestral de los
humanos.8 Se encuentran referencias de las peculiares fiebres periódicas
de la malaria a lo largo de la historia, comenzando desde 2700 a.
C. en China.9Los estudios científicos sobre la malaria hicieron su primer
avance de importancia en 1880, cuando el médico militar francés Charles
Louis Alphonse Laveran, trabajando enArgelia, observó parásitos dentro
de los glóbulos rojos de personas con malaria. Propuso por ello que la
malaria la causaba un protozoario, la primera vez que se identificó a un
protozoario como causante de una enfermedad.10 Por este y otros
descubrimientos subsecuentes, se le concedió el Premio Nobel en
Fisiología o Medicina en 1907. Al protozoario en cuestión se le
llamó Plasmodium, por los científicos italianos Ettore
Marchiafava y Angelo Celli.
4. Síntomas
• Los síntomas son muy variados, empezando
con fiebre, escalofríos, sudoración y dolor de
cabeza. Además se puede
presentar náuseas, vómitos, tos, heces con
sangre, dolores musculares, ictericia, defectos de
la coagulación sanguínea, shock, insuficiencia
renal o hepática, trastornos del sistema nervioso
central y coma.19 20 21
• La fiebre y los escalofríos son síntomas cíclicos,
repitiéndose cada dos o tres días.
5. Epidemiología
• La malaria causa unos 400–900 millones de casos de fiebre y
aproximadamente 2-3 millones de muertes anuales,2 lo que
representa una muerte cada 15 segundos. La gran mayoría de los
casos ocurre en niños menores de 5 años;22 las mujeres
embarazadas son también especialmente vulnerables.23 A pesar de
los esfuerzos por reducir la transmisión e incrementar el
tratamiento, ha habido muy poco cambio en las zonas que se
encuentran en riesgo de la enfermedad desde 1992.24 De hecho, si
la prevalencia de la malaria continúa en su curso de permanente
aumento, la tasa de mortalidad puede duplicarse en los próximos
veinte años.2 Las estadísticas precisas se desconocen porque
muchos casos ocurren en áreas rurales, donde las personas no
tienen acceso a hospitales o a recursos para garantizar cuidados de
salud. Como consecuencia, la mayoría de los casos permanece
indocumentada.
6. Mecanismo de transmisión y ciclo
biológico de Plasmodium
• La hembra del Anopheles infectada es portadora de
los esporozoítos del Plasmodium en sus glándulas salivales. Si pica a
una persona, los esporozoitos entran en la persona a través de la
saliva del mosquito y migran al hígado, donde se multiplican
rápidamente dentro de las células hepáticas (los hepatocitos)
mediante una división asexual múltiple, y se transforman
en merozoitos que entran en el torrente sanguíneo. Allí infectan
los eritrocitos y siguen multiplicándose, dando lugar a unas formas
iniciales típicamente anulares (trofozoítos), formas en división
asexual múltiple (merontes) y finalmente un número variable
de merozoítos según la especie de Plasmodium, que provoca la
ruptura del eritrocito. Algunos merozoítos se transforman en unas
células circulares relativamente grandes que
son gametocitosfemeninos y masculinos y dejan de multiplicarse,
aunque en P. falciparum son más grandes que el propio eritrocito y
tienen forma de búmeran, lo que ocasiona su ruptura.
7. Diagnóstico de la malaria
• La OMS recomienda que antes de administrar
el tratamiento se confirme el diagnóstico con
métodos parasitológicos. Se utilizan la
microscopía y las pruebas rápidas de
detección de Ag en sangre para obtener los
resultados en menos de una hora.
• 1.Microscopía
• 2.Serología
• 3.Diferenciación de especies
8. Tratamiento: antipalúdicos
• La malaria altera el aporte de sangre a los tejidos vitales,
por lo que si no se trata, puede ser peligrosa. Se han
observado resistencias de los parásitos a varios
antipalúdicos. Las tasas de resistencia aumentan a medida
que el uso de nuevos antipalúdicos también aumenta. La
microscopía es el único método fiable para controlar la
eficacia del tratamiento. Algunos de los fármacos que
pueden emplearse son:
• Primaquina
• Cloroquina
• Atavacuona
• Artemisinas
• Quinina
9. Protección del anfitrión frente a la
malaria
• En zonas endémicas se han creado estrategias para
protegerse de la infección. Algunas mutaciones en los
genes de la Hb confieren resistencia a la malaria. Las
personas heterocigotos para el rasgo de células
falciformes (HbS) presentan protección frente a P.
falciparum, ya que el parásito crece mal debido a las
bajas concentraciones de oxígeno. La HbC reduce la
proliferación parasitaria. La negatividad para
el antígeno Duffy protege de la infección por P. vivax,
ya que necesita unirse a este Ag para introducirse en el
hematíe. El déficit G6PD provoca hemólisis debido al
estrés oxidativo y está asociada al efecto protector e la
malaria por P. falciparum.
10. Vacuna
• Las vacunas para la malaria están en desarrollo, no hay
disponible todavía una vacuna completamente eficaz.
Los primeros estudios prometedores que demuestran
la posibilidad de una vacuna contra el paludismo se
realizaron en 1967 por la inmunización
de ratones con esporozoitos atenuados por radiación,
que brindan protección a alrededor del 60 % de los
ratones posterior a la inyección de esporozoitos
normales y viables. Desde la década de 1970, se ha
producido un considerable esfuerzo para desarrollar
estrategias de vacunación similares en los seres
humanos.