2. La biblioteca más moderna
y completa del mundo cabe
en la palma de la mano. Y,
como en un sueño
borgeano, tiene miles de
puertas: cualquier persona
con una computadora, un
teléfono o una tablet puede
ingresar en ella.
El modelo de bibliotecas
digitales nació en Estados
Unidos y se fue replicando
en distintos países. Hoy,
en Argentina, el proyecto
de mayor madurez es BiDi,
que se creó en 2015 y
desde entonces ha
desarrollado acuerdos con
universidades, empresas,
instituciones y sindicatos
de Sudamérica, México y
EE.UU.
3. Si bien las BiDis no están
apuntadas en exclusivo al
ámbito académico —
muchas empresas
armaron bibliotecas de
libros de literatura —, una
de las principales áreas
de desarrollo es la
universitaria. Actualmente,
hay BiDis en más 30
universidades de la
Argentina, que son
utilizadas por alrededor
de 115.000 alumnos.
Entre los casos de éxito
se pueden mencionar a la
UBA, la UCA.
4. "La biblioteca digital",
señala Liliana Luchi,
directora de la Biblioteca
del IAE, "nos permitió
incrementar de forma
significativa nuestra
colección sin tener que
preocuparnos por el
espacio, un tema que aflige
a todas las bibliotecas.
Además, el costo-beneficio
es muy favorable ya que se
accede a más material a un
costo bastante menor. Y
también nos permitió
acercar nuestros recursos
a los alumnos y antiguos
alumnos (exalumnos) del
interior y el exterior del
país."
5. El pasaje del soporte
papel al formato digital es
un movimiento que ya se
da sin esfuerzo. "Hoy los
alumnos tienen lo mejor
de los dos mundos", se
entusiasma Luchi, y
señala que, si bien
todavía hay parte de la
bibliografía específica que
no está en digital, "los
alumnos asumieron el
libro digital con toda
naturalidad, ya que los
recursos de información
como los journals, bases
de datos de texto y
estadísticas, etc., hace
tiempo que son digitales".
6. Dimuro, en tanto, considera que
el juego entre e-book y libro tiene
una retroalimentación positiva.
"Como se trata de una variable
cultural", dice, "las solicitudes de
libros en papel siguen siendo
muy altas, inclusive más que
antes, y posiblemente
motorizadas porque el usuario, al
acceder al material electrónico,
se encuentra con más elementos
de juicio para analizar sus
necesidades y viene a la
biblioteca a buscar el impreso
que necesita". Para él, la
implementación de laBiDi ha sido
altamente satisfactoria: "En el
tiempo que la colección digital
está disponible, el crecimiento ha
sido sostenido, lo que nos
permite decir que la colección
digital potenció los hábitos de
lectura de nuestros usuarios y
los incrementó en cantidad".