El documento describe una invasión alienígena silenciosa de la Tierra. Los alienígenas habían estado manipulando a la humanidad durante siglos para que cayeran dormidos bajo patrones de luz, momento que los alienígenas usaron para recolectar a los humanos dormidos y llevárselos. Solo unos pocos, como el narrador, se salvaron de ser dormidos y capturados.
1. LA HUMANIDAD DORMIDA
El Apocalipsis no fue como lo imaginamos.
No fueron las bombas atómicas, ni los desastres naturales, ni una feroz pandemia
vírica, no…no fue nada de eso. Nuestro final llegó con la alteración de un acto
cotidiano: la humanidad quedó dormida.
Inesperado para nosotros, pero largamente premeditado por ellos, nuestros
genocidas, nacidos más allá del sistema Oberón. Cuando los primeros hombres
caminaron sobre la tierra, ellos se hicieron presentes en los cielos. Así se convirtieron en
dioses, luego en mitos, para implantarse por siempre en la tierna mente humana. Y
durante generaciones, no dejaron de aparecer y desaparecer sus extraños objetos
volantes, en su misión de modificar nuestros cerebros, preparándolos para el Día, y
protegidos por nuestros inducidos deseos de contactar con civilizaciones extraterrestres.
24-Agosto-2012: Día del Juicio Final.
En el anochecer de este día, el plan milenario llegó a su culmen: todos los cielos
de la Tierra se vieron cubiertos por sus artefactos. Millones de ojos estupefactos miraron
hacia arriba por última vez. Y activaron los increíbles patrones lumínicos –un
espectáculo sobrecogedor, inenarrable- que nuestros cerebros, condicionados durante
siglos, esperaban para desactivarse, para caer en un sueño infinito. Y salvo niños, ciegos
y algún ejemplar defectuoso como yo, todos cayeron. Después bajaron en sus naves
recolectoras para llevárselos, como quien recoge filetes en un supermercado. Cruel
destino del Hombre.
Por miles…millones. Una lluvia de insectos metálicos a cámara lenta, imagen de
una plaga bella y siniestra, inconcebible, como un pasaje futurista extraviado del
Antiguo Testamento. Un Apocalipsis silencioso.
Y, aterrado, contemplé su descenso de los vehículos de invasión. Ahora tengo la
certeza de que Dios no existe, no puede existir. Y si no es así, si realmente vive el
Creador de estas abominaciones, entonces estamos condenados para la eternidad, sin
esperanza. Dios es una monstruosidad. A su imagen y semejanza.
En mi huida desesperada de la ciudad, mi mente grabó escenas que me
torturarán hasta que me alcance la muerte, que apuesto cercana. A mí me ignoraron, tal
vez sabedores de que no existe un solo lugar que pueda servir de refugio. Hambrientos
tras su largo viaje, comenzaron pronto su festín macabro. En las calles, por las avenidas,
en los parques, dentro de las viviendas, en los altos edificios…Nunca olvidaré aquellos
gritos de los que despertaban, mientras eran devorados…
2. Gritos que duraron días, que el viento arrastraba a kilómetros de la ciudad. Con
los ojos ahogados en lágrimas, yo escuchaba, golpeando el suelo, sangrando, enajenado.
Testigo del infierno en la Tierra.
Después cayó el Gran Silencio. El anuncio de que el mundo era ya un inmenso
cementerio, un desierto de vida.
Fue al anochecer del día siguiente, tal y como habían llegado, cuando
emprendieron su viaje de regreso. Como una plaga de brillantes langostas, abandonaron
el fértil campo de la ciudad aún iluminada, con sus bodegas cargadas con mis seres
queridos. Mis hijos, mi mujer, mis padres y mis…millones de hermanos. Sí…porque
mientras los veía elevarse hacia las estrellas lo comprendí en un segundo, una suerte de
revelación: todos los humanos, sin excepción, eran mis hermanos. De sangre, de
especie. Y ahora los perdía para siempre.
Sólo nosotros quedamos.
Niños, ciegos…y algunos extraños supervivientes.
Como las semillas primigenias de la próxima cosecha de carne.
_______________________
Visita http://www1.webng.com/luisbermer/ …si te atreves…
* * *
3. LA HUMANIDAD DORMIDA (concurso)
El Apocalipsis no fue como lo imaginamos.
No fueron las bombas atómicas, ni los desastres naturales, ni una feroz pandemia
vírica, no…Nuestro final llegó con la alteración de un acto cotidiano: la humanidad
quedó dormida.
Inesperado para nosotros, pero largamente premeditado por ellos, nuestros
genocidas, nacidos más allá del sistema Oberón. Cuando los primeros hombres
4. caminaron, ellos se hicieron presentes en los cielos. Así se convirtieron en dioses, luego
en mitos, para implantarse por siempre en la tierna mente humana. Y durante
generaciones, no dejaron de aparecer sus extraños objetos volantes, en su misión de
modificar nuestros cerebros, preparándolos para el Día, y protegidos por nuestros
inducidos deseos de contactar con civilizaciones extraterrestres.
24-Agosto-2012: Día del Juicio Final.
En el anochecer de este día, su plan milenario culminó: todos los cielos de la
Tierra se vieron cubiertos por sus artefactos. Y activaron los increíbles patrones
lumínicos que nuestros cerebros, condicionados durante siglos, esperaban para
desactivarse, para caer en un sueño infinito. Y salvo niños, ciegos y algún ejemplar
defectuoso como yo, todos cayeron. Después bajaron en sus naves recolectoras para
llevárselos, cruel destino.
Sólo nosotros quedamos.
Como las semillas primigenias de la próxima cosecha de carne.
Relatos de terror de Luis Bermer