PPT GESTIÓN ESCOLAR 2024 Comités y Compromisos.pptx
Autobiografía / Análisis de la Realidad
1. Orientación Cristiana
Segundo Bimestre
Sexto Bachillerato, secciones A – G
Profesor Luis Estuardo Urizar Hernández
Instituto Emiliani Somascos
“250 AÑOS DE LA CANONIZACIÓN (1767-2017) DE SAN JERÓNIMO EMILIANI”
Nombre Completo
Taller y Sección Clave de Taller
Autobiografía
La manera en que se ha conocido a Dios a lo largo de la historia humana es con la
interpretación de acontecimientos importantes. Dios se hace presente en la historia. Desde la
antigua civilización Hebrea, Dios ha sido encontrado como aquel que acompaña y guía a
través de la historia, según las necesidades de su pueblo. ¿Te has preguntado alguna vez en
dónde podría estar Dios en tu vida?
El objetivo de este ejercicio es identificar de qué manera Dios ha estado presente en mi
propia historia.
En tu cuaderno, con la ayuda de la autobiografía realizada anteriormente responde las
siguientes preguntas:
1. ¿En qué momentos de mi autobiografía puedo identificarme más? (momentos en los
que me he sentido más como yo soy)
2. ¿En qué momentos de mi autobiografía puedo identificar que dejé de ser yo? (algún
acontecimiento, alguna etapa, al estar con algunas personas, entre otros)
3. ¿Hay algún momento en mi historia donde me he sentido que alguien me ayuda a ser
libre (recuperar mi cosmovisión, mi identidad y mi dignidad)?
4. ¿Hay algún momento en mi historia donde yo he ayudado a alguien a ser libre (le
ayudé a recuperar su cosmovisión, su identidad y su dignidad)?
5. ¿Cómo me he sentido cuando alguien reconoce mi dignidad y cuando yo reconozco
la dignidad de los demás?
La historia de las mujeres que nunca fueron prostitutas
TOMADO DE “EL PERIÓDICO” POR JODY GARCÍA / 29 FEBRERO, 2016
Eran hijas y nietas de campesinos pobres, con maridos que intentaban legalizar sus propiedades en la
oficina estatal de registro de tierras. Pero el ejército los acusó de apoyar a la guerrilla a 300 kilómetros
de la Ciudad de Guatemala. Mataron a sus esposos y los desaparecieron, las despojaron de sus
propiedades, se las llevaron y las violaron, las hicieron sus esclavas sexuales y domésticas. Cada tres
días. Durante seis meses. Y fue tan brutal, tanto horror contra las más vulnerables de la sociedad, que
ha sido el último de los casos paradigmáticos en la justicia por los crímenes del pasado en Guatemala.
Durante todo un mes, febrero de 2016, todas las mañanas el Palacio de la Corte Suprema de Justicia
veía correr en sus pasillos a pequeñas mujeres vestidas con trajes de colores. Pequeñas y silenciosas.
Eran once e iban acompañadas de una docena de abogados. Once q’eqchís que resistieron tres
décadas para buscar la justicia, para que la violencia que sufrieron en el destacamento militar de
Sepur Zarco por parte de un grupo de militares fuera castigada y se comprobara que siempre fueron
inocentes.
2. Orientación Cristiana
Segundo Bimestre
Sexto Bachillerato, secciones A – G
Profesor Luis Estuardo Urizar Hernández
Instituto Emiliani Somascos
“250 AÑOS DE LA CANONIZACIÓN (1767-2017) DE SAN JERÓNIMO EMILIANI”
Llevaban ocho años preparándose con atención psicológica y acompañamiento de tres
organizaciones de la sociedad civil para que estas once sobrevivientes le dijeran a sus agresores, a sus
comunidades, al gobierno, al mundo: mal’ al li qa xiw (ya no tenemos miedo).
La guerra sucia en Guatemala (el conflicto armado interno), la violentísima represión estatal, no fue
sólo inhumana y racista, también patriarcal. Las violaciones sexuales contra las mujeres fueron una
práctica de guerra utilizada para desarmar el tejido social de una comunidad, para destruirlo. Las
mujeres víctimas expresaron dolor, tristeza y desamparo. Eso lo dijo el Tribunal dirigido por la jueza
Yassmín Barrios, que también reconoció la valentía de las víctimas que se presentaron a declarar
públicamente contra los hombres armados que cambiaron el rumbo de sus vidas. El Tribunal resaltó
que con las violaciones sexuales, el daño ocasionado por los militares transcendió sus cuerpos y sus
mentes, porque cuando regresaron a buscar los restos de su vida en la comunidad, su entorno ya no
era el mismo.
Hasta hace unos años, el resto de la comunidad les impedía participar de actividades comunitarias
como los Consejos de Desarrollo. Hasta hace dos meses, la Asociación de Veteranos Militares
(Avemilgua) estaba reclutando afiliados en Sepur Zarco para intimidarlas. Hasta el 26 de febrero, el
último día del juicio, tuvieron que soportar (en el primer día con traducción simultánea) que el
abogado defensor de los militares dijera que en realidad eran prostitutas. Los testimonios dados entre
dolor y lágrimas fueron reconocidos. Al igual que los peritajes de los expertos.
La forma en la que Guatemala recordará su guerra ya no será igual. El 1 de febrero de 2015, cuando al
caso se conoció, esas mujeres eran un misterio. En algún momento sus nombres se filtraron, pero su
identidad siempre fue resguardada. Había un temor en el ambiente. Las organizaciones que
apoyaban a las mujeres tenían miedo de que la polarización de la sociedad en casos del conflicto
armado interno pusiera en riesgo la seguridad de las mujeres y su relación con la población actual de
Sepur Zarco, donde ya sufrían discriminación. Además, temían que los vínculos del Presidente con
militares retirados pudiera influir de manera negativa el caso.
Estaban seguras de su decisión de buscar justicia por las violaciones sexuales y lo que eso representa
para la nueva generación de mujeres en esa zona. Buscaban que el caso se conociera para que no
se volviera a repetir.
La mayoría de personas involucradas en la investigación y proceso penal por Sepur Zarco, fueron
mujeres. Mujeres que rompieron la impunidad de los abusos sexuales del pasado y el presente. Dos de
los tres integrantes del Tribunal Primero A de Mayor Riesgo, son mujeres. Patricia Bustamante y Yassmín
Barrios. Nueve de los diez miembros del equipo acusador en el caso, fueron mujeres, tanto fiscales,
como abogadas de organizaciones aliadas. Una de los tres abogados defensores de Reyes Giron y
Valdez Asig, era mujer, parte del Instituto de la Defensa Pública Penal. La mayoría de personas que
llegó a la Sala de Vistas para conocer y escuchar del caso eran mujeres, como la nobel de la Paz
Rigoberta Menchú. Mujeres empoderadas que al finalizar la audiencia se abrazaron y cantaron.
“Todas somos Sepur Zarco”, era uno de los lemas de las organizaciones y las simpatizantes con el juicio
por delitos de violencia sexual. Y no está lejos de ser una realidad.
Guatemala todavía es un país en el que las mujeres no están seguras en ningún espacio. Entre enero
de 2012 y febrero de 2016 hubo 5,840 violaciones sexuales denunciadas. 55 por ciento siguen en la
impunidad. Pero en el caso más difícil en tribunales, el de violencia sexual durante la guerra contra 15
mujeres q’eqchís, en ése la impunidad terminó. Quince mujeres, y tantas otras de manera simbólica,
dejaron los listados de víctimas para convertirse en ciudadanas con derechos.