Revista Estudiantil de la Carrera de Contaduría Pública de la Universidad May...
La economia venezolana
1. República Bolivariana de Venezuela
Ministerio de poder popular para la Educación
Instituto Universitario Jesús Obrero
Barquisimeto-Estado-Lara
PARTICIPANTE:
LUISMAR AMARO
CI: 21.727.957
ASIGNATURA
Fundamentos Económicos
Sección: B
La Economía Venezolana
2. En la época de la Colonia, Venezuela era un país productor y exportador de
Café, Cacao y Tabaco, se ejecutaba la venta de ganado y se realizaba la
importación de mercancías. La vida nacional se desarrollaba en un ambiente semi-
rural sin complicaciones mayores. Todo lo que ingresaba, como recursos
financieros a nuestro país, dependía de las ventas de los rubros agrícolas y/o
pecuarios. Existía un sistema de siembra y recolección comunitaria, denominada
“Conuco”, era un pedazo de tierra en donde la familia sembraba las semillas de
los diferentes rubros (alimentos autóctonos) y se producía lo que necesitaba cada
familia para el consumo. Esto hacia que Venezuela fuera autónoma en la
producción de alimentos, lo que significaba que existía soberanía alimentaria. No
obstante, con la llegada de los españoles, se introdujo en nuestra nación el
llamado “Intercambio comercial y se modifica la armonía que existía entre el
hombre y la naturaleza. Los españoles comenzaron a centralizar el comercio y
controlaban el flujo de las mercancías.
Con la llegada del petróleo, las exportaciones de los principales productos
generados comenzaron a disminuir y el boom era la producción petrolera, a
mediados del siglo XX.
No obstante como aspecto positivo de este período fue el favorecimiento de las
inversiones extranjeras en el sector petrolero, lo que permitió a Venezuela el
desarrollo petrolero que tiene hoy en día e igualmente el pago de la deuda externa
que agobiaba al país.
Con el tiempo estos productos fueron disminuyendo dramáticamente mientras que
las exportaciones de petróleo ascendían notablemente, el petróleo se convirtió en
producto fundamental de la economía Venezolana.
A partir de 1945 y durante más de 30 años, la economía venezolana experimentó
un fuerte crecimiento y desarrollo económico constante, esto trajo como
consecuencia que muchas personas de diferentes parte del mundo emigraran
hacia Venezuela durante la década de 1950, Década de 1960 y Década de 1970.
Ya en la Década de 1980 y también parte de la Década de 1990, la economía
venezolana se contrajo debido a la caída de los precios del petróleo, la inflación se
3. disparó hasta alcanzar picos anuales de 84 % en 1989 y 99 % en 1996. Pero a
pesar de estas elevadas tasas de inflación, la economía venezolana seguía siendo
estable y figuraba como la cuarta economía más grande de América Latina.
Desde el final de la crisis y principios de los años 1990, la economía venezolana
tuvo más de una década expansiva de crecimiento macroeconómico, por encima
de la media del resto de América Latina.
De acuerdo con el BCV, Venezuela recibió de 1998 a 2008 alrededor de 325 mil
millones de dólares a través de la producción petrolera y la exportación en
general, y de acuerdo con la OPEP para noviembre de 2018 la extracción
petrolera cayó a 1 170 000 barriles diarios.
A pesar de las tensas relaciones con los Estados Unidos, este país es un vendedor
de bienes y servicios a Venezuela. Las exportaciones estadounidenses a
Venezuela incluyen maquinarias, productos agrícolas, instrumentos médicos y
vehículos. Venezuela era uno de los principales proveedores de petróleo
extranjero a los Estados Unidos, ubicándose en 2017 en cuarto lugar con apenas
un 41 % de los barriles extraídos. Cerca de 500 empresas de Estados Unidos en
diferentes áreas económicas están representadas en Venezuela.
Desde que Hugo Chávez Frías impuso estrictos controles de cambio en el
año 2003, en un intento de implementar su sistema económico de nacionalización
y expropiaciones y evitar la fuga de capitales, se han producido una serie de
devaluaciones de la moneda. En 2007 Venezuela venía presentando una inflación
de 22.5% una de las más altas de la región y casi de los tres últimos años de la
primera década del siglo. Para 2015, Venezuela tiene la tasa de inflación más alta
del mundo, superando el 100 % interanual, convirtiéndose en la tasa más alta en la
historia del país. En noviembre de 2017 Venezuela entra por primera vez
en hiperinflación con una inflación del 50,6 % solo en el mes de octubre. El 2018
es un año pésimo para la economía con retraso en el pago en sus Bonos, perdida
del volumen de sus exportaciones de petróleo, perdida de la producción nacional
de aluminio, cemento, Hierro. Al final de 2018 la inflación acumulada llega a
1 698 488.2% (más de un millón %). En un informe de la Asamblea Nacional de
4. enero 2020 la inflación acumulada durante el año 2019, asciende a 7 374.4%.
Para noviembre de 2020 habiéndose cumplido 36 meses de hiperinflación la
inflación acumulada hasta el mes de octubre es de 1 798.57 %
Hace tiempo que la crisis venezolana deja de resistir comparación con cualquier
otra a escala regional o global. Solo el año pasado, el peor de su serie histórica, el
país sudamericano sufrió una merma del 35% del PIB, una cifra sin precedentes
recientes para una nación no involucrada en un conflicto armado. Y las
perspectivas, aunque algo mejores, apuntan al menos dos años más de recesión,
con un desplome del 10% este ejercicio y del 5% el próximo. "Es muy difícil
pensar que un país pueda seguir cayendo a tasas anuales del 35%", en la
presentación del nuevo cuadro macroeconómico regional. "Los modelos tienden a
apuntar hacia la estabilización, pero no a la recuperación".
Venezuela depende del petróleo para crecer toda una quimera en el punto actual
y para cuadrar sus cuentas públicas, pero la producción no ha dejado de caer en lo
que va de mandato de Nicolás Maduro. El mal manejo de la petrolera estatal
(Pdvsa) y la falta de inversión han hecho mella. Y las sanciones de EE UU un país
que compra cuatro de cada 10 barriles exportados por Venezuela. En 1999,
cuando Hugo Chávez llegó a la presidencia, el país bombeaba tres millones de
barriles diarios; hoy esa cifra a duras penas supera el millón y que está cerca de
tocar suelo.
"Cada año pensamos que la caída de la producción de petróleo va a ser menor que
la del año en curso". "Se estabilizará, sí, pero en niveles tremendamente bajos".
Sobre la escalada de precios, uno de los mayores factores de distorsión de la
economía venezolana.
Tras un lustro de evidencias no reconocidas, el propio banco central venezolano
admitió el año pasado que, desde la llegada de Nicolás Maduro al poder, el
tamaño de la economía nacional había caído a la mitad. Con todo, Caracas sigue
achacando la deriva de su sector productivo a una supuesta "guerra económica"
librada en su contra por Occidente para tratar de derrocar al Gobierno bolivariano.
La oposición, los organismos internacionales y los principales economistas, en
5. cambio, achacan el pésimo desempeño desde 2013 a las erráticas políticas
económicas puestas en marcha por el Ejecutivo de Maduro. El propio FMI apunta
a "la hiperinflación [firmemente anclada en niveles de seis dígitos], el colapso de
los servicios públicos y el desplome del poder adquisitivo" en un país, de facto,
dolarizado ante la brutal escalada de precios. A este abanico de factores hay que
sumar, más recientemente, los apagones en amplias zonas del país, a la vez
síntoma y consecuencia de una economía en pleno derrumbe y Ahogada por los
compromisos externos, con precios e ingresos petroleros que no logran cubrir las
necesidades de la economía nacional, sin reservas y aislada financieramente de los
mercados internacionales, la economía venezolana se ha quedado con un régimen
cambiario en caída libre y atada a la dinámica del único mercado funcional que
sirve para hacer importaciones: un mercado paralelo de naturaleza ilegal. El ritmo
explosivo de la cotización del dólar en el mercado paralelo ha sido una terrible
desventura que ha terminado por socavar la confianza y por pulverizar el valor de
la moneda nacional. En otro plano, la economía real se ha quedado sin motor
alguno que pueda sacarla del estado de postración en que se encuentra. El
racionamiento de divisas es un freno claro para el sector productivo, la política
cambiaria es igual una rémora, el sector público se ha quedado sin recursos para
promover una recuperación y, en el sector privado, la destrucción económica y el
clima de controles han sido tan hostiles, que no hay formas de estimular mayores
inversiones. Así que, con semejantes incapacidades por el lado de la producción,
cualquier empuje de demanda termina desatando mayores presiones
inflacionarias. Finalmente, se han conjugado sobre las finanzas públicas, por un
lado, un contexto macroeconómico adverso que afecta sensiblemente la capacidad
de recaudación del fisco, por otro lado, una pesada carga financiera de la deuda
pública y niveles de gasto dirigidos a mantener una administración pública cuyo
tamaño se duplicó durante la Revolución Bolivariana. La fórmula que ha quedado
para cerrar el desequilibrio se halla en las debilidades institucionales que la
Revolución Bolivariana impuso en el plano fiscal y monetario, y el resultado es
una política monetaria a merced de las necesidades de recursos del sector público.