El documento describe la crisis económica y social que atraviesa Venezuela. Explica que la empresa petrolera estatal PDVSA se encuentra prácticamente quebrada e incapaz de producir combustible para el consumo nacional. Además, el sistema de salud no está preparado para hacer frente a la pandemia de COVID-19 debido a la falta de insumos, equipos y personal médico. Finalmente, concluye que se necesitan medidas drásticas tanto económicas como sociales y un cambio de gobierno para mejorar la situación crítica del país.
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República Bolivariana de Venezuela
Universidad Panamericana del Puerto
Facultad de Ciencias Económicas y
Sociales
Catedra: Presupuesto I
Profesor: Alumna:
Luis Gómez Gomez Norbelys
C.I: 20.664.969
Puerto Cabello, Junio del 2020.
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INTRODUCCION
La pretensión que se tiene de desarrollar este ensayo, cuyo expresión escrita de la
gestión ineficiente por parte de este Gobierno, una de las más importantes empresas
petroleras en su tiempo como lo fue PDVSA, se encuentra prácticamente quebrada e
incapaz de producir combustible para el consumo nacional, por lo que la gasolina que
se tiene en el país es completamente importada, la cual se paga a precios
internacionales y en moneda extranjera. Venezuela produce actualmente el 19% de
lo que producía en 1998, cuando Hugo Chávez llegó al poder. Hace tiempo dejó
ser una cuestión de ideología o de clase. Venezuela se ha convertido en un
Estado mafioso en el cual su cúpula dirigente se enfrenta con una oposición
que también responde a intereses claramente espurios, apoyado por unas
potencias que continúan con una línea de injerencia y reproducen una historia
de siglos de dependencia.
Por su parte, Nicolás Maduro y la boli burguesía instalada en el poder no parece
tener una estrategia que vaya más allá de buscar una lógica de estancamiento en la
resolución del conflicto. Para ello es posible que se opte por una opción de dialogo
con la oposición bajo el objetivo de ganar tiempo.
Para hacer referencia a la situación en que un país sufre una crisis económica que
no tiene su origen en la economía real del país, sino que esta fundamentalmente
asociada a problemas del sistema financiero o del sistema monetario.
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Hacia dónde va Venezuela? Es una de las grandes preguntas que se hacen muchos
en los últimos meses, uno de los países más prósperos de la región suramericana, ha
venido en un declive económico y social en los últimos años gracias a una pésima
gestión de Gobierno.
Hoy en día atraviesa una Pandemia Global el COVID-19, con un sistema de salud
que no se encuentra preparado en lo más mínimo para hacerle frente ya que
hospitales y centros de salud no se encuentran en condiciones óptimas, carecen de
insumos, equipos y personal, y las clínicas difícilmente pueden ser pagadas por
aquellas personas que viven de un salario mínimo, el cual apenas llega a 4 dólares
(4$) según la tasa de cambio actual.
Una pandemia que le cayó como anillo al dedo a un Gobierno que se encuentra al
borde del colapso por la falta de combustible en el país, un país cuya economía se
basa principalmente en la producción y exportación de petróleo. La extracción de
crudo, que aporta 96% de los ingresos del país, ha venido derrumbándose para
ubicarse en los peores niveles en 30 años. Hace una década alcanzaba 3,2 millones
de barriles por día, mientras que para marzo del presente año la producción de
Venezuela fue de 660.000 barriles por día según datos de la OPEP.
Han transcurrido diez días desde que el presidente Nicolás Maduro, quien gobierna
bajo el desconocimiento de 61 países del mundo, ordenó a la población venezolana
a cumplir una cuarentena social tras confirmarse que el virus que causa la gripe y
neumonía COVID-19 comenzó a circular en el país. Cuando se supo del primer caso
en Brasil y luego en Colombia, países fronterizos con Venezuela, se sabía el riesgo
latente que corría la nación de volver a enfrentar otra epidemia. Es más: Venezuela
enfrenta una nueva pandemia mientras que otras enfermedades, eliminadas en el
pasado, se vuelven a propagar en el territorio, como la malaria, la difteria y el
sarampión. Las dos últimas infecciones volvieron porque el Estado no pudo
mantener en óptimas condiciones las coberturas de vacunación en más del 95% de
todo el país, como lo ha denunciado ampliamente la Sociedad Venezolana de Salud
Pública y como quedó asentado en un informe que se presentó en 2018 ante el
Consejo Directivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Ante la llegada del COVID-19 se decreta una cuarentena social en una economía
con los índices inflacionarios más altos del mundo, en un país donde entre el 80 y el
90% de las personas vive al día, el dilema entre quedarse en casa y salir a buscar el
sustento diario puede ser mayor que en otros lugares. Enviando a niños y
adolescentes a sus casas con clases virtuales en un país donde las comunicaciones
no sirven para nada debido a la falta de mantenimiento de equipos, cuando ya de por
si la educación en el país viene decayendo debido a la falta de profesionales de la
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educación que debieron emigrar a otros países en busca de calidad de vida.
Hoy en día gracias a la gestión ineficiente por parte de este Gobierno, una de las más
importantes empresas petroleras en su tiempo como lo fue PDVSA, se encuentra
prácticamente quebrada e incapaz de producir combustible para el consumo nacional,
por lo que la gasolina que se tiene en el país es completamente importada, la cual se
paga a precios internacionales y en moneda extranjera. El dólar del imperio, del que
tanto hablan y que se ha convertido prácticamente en la moneda oficial del país,
debido a que el preciado Bolívar se encuentra casi extinto, conseguirlo en físico es
una odisea, y la solución que han conseguido las personas para combatir esta inflación
y evitar devaluarse junto al Bolívar es basar los precios de sus productos y servicios
en moneda extranjera. En Venezuela el coronavirus aterrizó sobre una economía
sumergida tras seis años de recesión y una hiperinflación que evaporó la capacidad
de consumo de las familias: a diferencia de la mayoría de los países, el debate no se
centra en cómo evitar que la pandemia arrastre la economía a una crisis, sino en
cuánto se agravará el colapso que comenzó en 2014. Las exportaciones de petróleo
proveen más de dos tercios de los dólares que ingresan a Venezuela, y en los últimos
ocho días la cotización del barril ha sufrido una caída en torno a 30%, la mayor desde
la Guerra del Golfo en 1991, que se traducirá en menos divisas para importar
medicinas, alimentos y combustibles.
No tanto eso también, las comunicaciones es lo que se ha venido deteriorando en el
país, sino todos los servicios públicos, agua, gas, transporte y electricidad, esta última
bastante deteriorada ya que cada vez son mayores los apagones que se sufren en el
país. Debido a esto son muchos los venezolanos que se han visto en la necesidad de
abandonar el país en busca de mejorar su calidad de vida en otro lugar.
Debido a la pandemia del COVID-19 estos venezolanos que se encuentran en el
exterior se encuentran en una situación precaria. Las medidas para contener el
coronavirus en Latinoamérica han deteriorado tanto las condiciones de los
venezolanos en esos países que algunos de ellos tomaron la decisión de regresar.
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CONCLUSION
En conclusión, el panorama para Venezuela es crítico en la situación actual, es
necesario que se tomen medidas drásticas tanto en el ámbito económico como en el
social para mejorar la situación del país, es necesario un cambio de gobierno con
nuevas propuestas y reformas que aseguren sacar a Venezuela de la obscura etapa
en que se encuentra y que deprime los niveles de vida de su población.