2. Estamos prácticamente al final del año
litúrgico. Sólo falta la fiesta de Cristo Rey.
El domingo pasado veíamos ya cómo la muerte
no es el final, sino la entrada en una vida nueva.
El día de nuestra muerte será como el fin del
mundo para nosotros.
3. Pero toda
esta
sociedad y
toda esta
vida material
terminará. Y
terminará en
un día final,
del cual nos
habla el
evangelio de
este
domingo.
Debemos entender que Jesús no lo dijo para que
tengamos miedo, sino para que vivamos con paz y
esperanza, porque Él seguirá con nosotros.
Veamos la 1ª parte del evangelio: Lc 21, 5-11
4. En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del
templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús
les dijo: "Esto que contempláis, llegará un día en que no
quedará piedra sobre piedra: todo será destruido”. Ellos
le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál
será la señal de que todo eso está para suceder?“ Él
contesto: "Cuidado con que nadie os engañe. Porque
muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo
soy", o bien: "El momento está cerca; no vayáis tras
ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de
revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que
ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida”.
Luego les dijo: "Se alzará pueblo contra pueblo y reino
contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos
países epidemias y hambre. Habrá también espantos y
grandes signos en el cielo.
5. Eran los días antes de la muerte de Jesús. Él con los
discípulos se retiraba a Betania por la noche y por el día
volvía a Jerusalén. Un día, desde el monte cercano con los
primeros reflejos del sol, los discípulos hicieron reflexionar a Jesús sobre la belleza del templo con sus piedras de
mármol. Jesús les habló sobre el futuro del templo.
8. Era como una
“noticia
bomba”, ya que
para los judíos
era su mayor
orgullo.
El templo para los judíos era la
materialización de la alianza con
Dios. Era el signo de ser ellos los
elegidos entre todos los pueblos.
9. Para los judíos hablar contra el templo era hablar
contra Dios. Esa sería la principal acusación
contra Jesús para llevarle a la muerte.
10. Jesús, aunque
hablaba del
templo material,
se refería al
sistema, a lo que
representaba.
La veneración
extrema al
templo era como
querer tener a
Dios encerrado,
inaccesible para
la mayoría del
mundo.
11. Jesús nos enseña que la religión, más que en actos
cultuales, consiste en una relación íntima de amor con
Dios, que es Padre.
Jesús había
dicho a la
samaritana (y
seguro que se lo
habría dicho
también a los
apóstoles) que
llegará un tiempo
en que en todos
los lugares del
mundo se
adorará al Dios
verdadero.
Por lo tanto no será necesario el templo de Jerusalén.
12. Esta idea de poder adorar a Dios no sólo en el templo, ya
que Dios está en todas las partes, no era una novedad
entre los israelitas.
Cuando estaban
en el destierro,
los sacerdotes,
principalmente el
profeta Ezequiel,
pretendían
levantar el ánimo
a las personas
con la idea de la
presencia de
Dios también allí.
13. Por ese tiempo se escribía el primer capítulo sobre la
creación para proclamar que Dios ha hecho todas las
cosas buenas.
Y por eso está
presente en toda
la creación, no
sólo en el templo.
Después los
fariseos y
responsables del
tiempo de Jesús
eran quienes
querían hacer del
templo el todo de
su religión
formalista
externa.
14. Lo que quería Jesús inculcar a los apóstoles, y a
nosotros, era la libertad de espíritu para adorar a Dios en
todas las partes, en donde se pueda amar a todos y
hacer el bien.
15. Cuando Jesús anunció que el templo
sería destruido, le preguntaron
cuándo iba a ser, qué señales habría.
16. Jesús no solía
responder a las
preguntas
hechas sólo
por curiosidad;
pero aprovecha
para darnos
algún gran
mensaje.
17. Del final del templo pasa Jesús a hablar del
final del mundo. Todo lo material debe tener
un fin.
18. Jesús emplea un lenguaje apocalíptico,
como era costumbre entonces para narrar
cosas grandiosas.
A base de
imágenes y
símbolos,
quiere
hablarnos
Jesús de la
victoria de
Dios sobre
el mal.
19. Jesús nos habla del fin del mundo con
imágenes al estilo de su tiempo. No iba a
hablar de bombas atómicas o algo parecido.
Por eso
habla de
signos en el
cielo,
como se
figuraban en
la caída del
sol o
estrellas,
aunque
sepamos que
no puede ser.
20. Al decirnos Jesús que
todo terminará se
refiere a lo material;
porque en realidad no
todo termina, sino que
comienza una vida
definitiva, que
esperamos sea feliz. Por
eso Jesús lo dice no
para dar temor sino
esperanza. Jesús nos
lleva a la paz y a la
felicidad. Un día vendrá
Jesús, el Salvador. Y
¡Cuán gloriosa será esa
mañana!
30. Lo malo nuestro es que seguimos construyéndonos templos en el corazón, de donde
apartamos a veces el amor a los hermanos y a
veces hasta el verdadero amor a Dios.
31. Hay personas que se creen seguras en los templos de la
ciencia, al ver sus grandes progresos. Y la ciencia falla
cuando menos lo esperamos. Puede ser por un fallo
técnico o por la furia de la naturaleza o por avances de
enfermedades desconocidas.
El hecho es
que Jesús
nos pide
que
tengamos
más libre el
corazón
para que
sea suyo
plenamente.
32. Sobre el fin del
mundo y el juicio
final ya habían
hablado algunos
profetas,
especialmente
Malaquías, del
cual se toma hoy
la primera lectura:
Malaquías 3, 19-20a
33. Mirad que llega el día, ardiente como
un horno: malvados y perversos
serán la paja, y los quemaré el día
que ha de venir -dice el Señor de los
ejércitos-, y no quedará de ellos ni
rama ni raíz. Pero a los que honran
mi nombre los iluminará un sol de
justicia que lleva la salud en las
alas.
34. Sobre el Juicio
también hoy nos
habla el salmo
responsorial.
Estaremos
repitiendo: “El Señor
llega para regir la
tierra con justicia”.
Esta justicia bíblica
no es algo terrible
contra los malvados,
ya que ellos mismos
se condenan, sino
que se trata de la
bondad y santidad
de Dios.
35. Jesús dijo que
volvería “pronto”.
Esta palabra ha
tenido diversas
aceptaciones. En
realidad es pronto
si se toma toda la
vida humana en
comparación a
toda la eternidad.
Pronto iba a estar
Jesús en su
Iglesia, entre los
hermanos y de una
manera especial en
la Eucaristía.
36. Pero algunos cristianos tomaron demasiado al pie de la
letra lo de la 2ª venida de Jesús. Y ni siquiera trabajaban.
Así lo han hecho algunas sectas en varias ocasiones,
como al llegar el año mil o el dos mil. Pero san Pablo
tuvo que decir que hay que ir al cielo pisando en la
tierra. Y que hay que trabajar.
Así nos dice la
2ª lectura:
2Tesalonicenses
3, 7-12
37. Hermanos: Ya sabéis cómo tenéis que imitar
nuestro ejemplo: no vivimos entre vosotros sin
trabajar, nadie nos dio de balde el pan que
comimos, sino que trabajamos y nos cansamos
día y noche, a fin de no ser carga para nadie. No
es que no tuviésemos derecho para hacerlo, pero
quisimos daros un ejemplo que imitar. Cuando
vivimos con vosotros os lo mandarnos: el que no
trabaja, que no coma. Porque nos hemos
enterado de que algunos viven sin trabajar, muy
ocupados en no hacer nada. Pues a esos les
mandamos y recomendamos, por el Señor
Jesucristo, que trabajen con tranquilidad para
ganarse el pan.
38. El trabajar no es por el hecho de trabajar en lo material,
sino que es colaborar con Dios en el sustento de la
naturaleza y para el bien de toda la sociedad, el bien de
todos.
41. Mientras estamos en este
mundo habrá dificultades y
persecuciones. De ello les
hablaba Jesús en varias
ocasiones. Hoy en el
evangelio lo vuelve a repetir
para indicar que llegará el
fin, pero mientras llega, en
esta vida para conseguir la
eterna, no todo será fácil.
Dice así la 2ª parte del
evangelio:
Lc 21, 12-19
42. Pero antes de todo eso os echarán mano, os
perseguirán, entregándoos a las sinagogas y
a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes
y gobernadores, por causa mía. Así tendréis
ocasión de dar testimonio. Haced propósito
de no preparar vuestra defensa, porque yo os
daré palabras y sabiduría a las que no podrá
hacer frente ni contradecir ningún adversario
vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes,
y hermanos, y amigos os traicionarán, y
matarán a algunos de vosotros, y todos os
odiarán por causa mía. Pero ni un cabello de
vuestra cabeza perecerá; con vuestra
perseverancia salvaréis vuestras almas."
43. La historia de la Iglesia es una historia de
persecuciones y de triunfos del bien sobre la
maldad.
44. El discípulo de Jesús siempre debe estar
alerta, porque vendrán muchas dificultades.
45. De la persecución la
Iglesia saca fortaleza,
libertad verdadera y
credibilidad en su
acción salvadora.
Termina Jesús
dando esperanza:
“No se perderá un
cabello de vuestra
cabeza”.
46. Las palabras de Jesús son de ánimo y de
esperanza. El mal nunca podrá vencer del
todo, aunque alguna vez lo parezca.
47. Dios nos quiere iluminar para que
tengamos paz y alegría. Todo
terminará en los brazos de Dios,
nuestro Padre.
48. Esta actitud de
esperanza, unida a
la calma y la paz,
es lo que Cristo
quiere al hablarnos
del fin de los
tiempos. Alegría y
paz, porque Cristo
volverá para
levantarnos y
darnos la corona
merecida al llegar
a la meta final.