2. ¿Qué es la violencia
Interfamiliar?
Cuando cualquier miembro de la familia es víctima
de una relación abusiva, sin importar el sexo,
la edad o el espacio físico, siendo las mujeres, los niñas y niños,
y los adultos mayores los más afectados.
Dentro de esta se incluye,
la violencia en la pareja o violencia doméstica,
el maltrato a las personas mayores,
y el Maltrato y Abuso Sexual contra Niñas,
Niños y Adolescentes.
3. La violencia interfamiliar
En Colombia
En los últimos años se ha observado cómo, en Colombia,
se han incrementado los casos de maltrato infantil.
Según el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF),
en el año 2012 fueron admitidos 16.457 niños y niñas maltratados,
el 51,5% corresponde a niños y el 48,5% a niñas,
siendo las edades comprendidas entre los 6 y 18 años las más afectadas.
4. Constituye un grave problema de salud pública, estando
ligada en nuestro país a la dramática situación social actual,
el desempleo, la necesidad de desplazamiento forzado, los
grupos armados, la corrupción, la pérdida de valores, el bajo
nivel socioeconómico y educativo y las condiciones de
hacinamiento.
Para empezar, es importante que definamos una serie de
términos que escuchamos o leemos en los diferentes
medios de comunicación, pero que en ocasiones no
conocemos realmente su significado:
5. “El uso de la fuerza física y el poder, ya sea en grado de
amenaza o efectivo, contra uno mismo, contra otra persona,
un grupo o comunidad que cause o tenga muchas
probabilidades de causar lesiones, trastornos psicológicos,
trastornos del desarrollo o privaciones y muerte.” Por lo
general, la persona violenta se siente con más poder y más
derechos de controlar e intimidar a las personas que lo
rodean.
Violencia
6. Actos de violencia física, sexual o emocional que ocurran en aquellos
niños, niñas y adolescentes de hasta 18 años en el grupo familiar o en
las instituciones sociales.
En ocasiones, nos hacen mucho énfasis en cómo detectar el maltrato, e
incluso en forma errónea pensamos que las únicas formas que existen
son el maltrato físico y el abuso sexual, y dejamos a un lado el maltrato
emocional y la negligencia, los cuales se presentan al insultar, criticar,
ridiculizar o ignorar; y al no brindar una adecuada protección o al
incumplir sus necesidades básicas (alimentación, ropa, hábitos de
higiene, asistencia médica, entre otros), respectivamente. En ocasiones
es más perjudicial el dejar de hacer que el hacer.
La violencia infantil
7. Conocemos de sus consecuencias no sólo a nivel personal
y familiar sino también en la comunidad y sociedad en
general. Recordemos que estas consecuencias son
variables y dependen de las circunstancias del abuso, las
características personales del niño, en especial su edad, y
del entorno que lo rodea; que pueden desaparecer al poco
tiempo, o durar toda una vida; que las víctimas no sólo
presentan cambios a nivel físico, es decir, moretones,
huesos rotos, sangrados e incluso la muerte, sino también
pueden presentar alteración en el desarrollo del cerebro y
su estado emocional.
8. Ellos se aíslan, sienten miedo frecuente y una gran
desconfianza; sienten poco amor propio
(autoestima baja), sufren de depresión y tienen
dificultades para relacionarse con las personas
que los rodean; se detectan problemas en el
aprendizaje y en el lenguaje llevando a un bajo
rendimiento escolar que incluso puede llegar hasta
el abandono de la escuela; su comportamiento se
torna violento y puede existir alteración en su
personalidad.
9. Y que en caso de perpetuarse estos cambios, y,
en especial al llegar a la edad de la
adolescencia, estos niños tienen un riesgo
mayor de involucrarse en problemas de
delincuencia, drogas, alcohol y conductas
sexuales inadecuadas.
Pero, no hemos aprendido a reconocer cuándo
nuestros niños están en riesgo de presentarlo,
incluso cuando aún están en el vientre materno.
10. Si no se desea al bebé, si la mamá es agredida por su
familia o conocidos, si hay abuso de drogas o alcohol; si
nació antes de tiempo (prematuro) o con alguna
enfermedad o malformación física, si no recibe lactancia
materna, si la madre se deprime o se tiene que separar
de su hijo; al crecer, si es hiperactivo, si presenta
enfermedades crónicas o deficiencias físicas o si tiene un
bajo rendimiento escolar; y ya en la adolescencia, si no
estudian, si se fugan del hogar, si hay consumo de
alcohol y farmacodependencia, o si hay embarazo.