Logroño ha experimentado un renacimiento gastronómico y artístico reciente. La calle Laurel sigue siendo popular para pinchos y vinos, pero nuevos restaurantes, bares y emprendedores están estableciendo otras opciones culinarias como cocina nipona, vegana y gastrobares. Artistas locales también contribuyen al paisaje urbano a través de fotografía, cerámica y murales. Logroño ofrece ahora una variedad de experiencias culturales y culinarias para visitantes de fin de semana.
Olimpiadas Barcelona 92: Barcelona se abrió al mar y a las cocinas del mundo
Logroño, Renfe
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conunapoderosagastronomíayhomenajescontinuosalvinodelarioja,sucapital
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más allá de la calle Laurel
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guía de
LOGROÑO
la huella imborrable
Hay una impronta de futuro en las calles
de la ciudad riojana, que atraviesa el
centro histórico hasta los viñedos.
Mar de Alvear
Luis Rubio
Creadores culinarios y
nuevos ceramistas.
Logroño recibe con agrado
las novedades culinarias
como Kiro Sushi, del chef Fé-
lix Jiménez, especializado en
cocina nipona (izda). Abajo
a la derecha, una colorista
calle del centro viejo, al lado,
el artista Carlos Villoslada,
trabajando en su estudio.
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Por ella preguntan los recién llega-
dos a la ciudad, aquellos que desean exprimir
al máximo su oferta en apenas 48 horas. Por-
que Logroño es un destino de fin de semana y
de escapadas breves, pero intensas. Sí, todo
el mundo ha oído hablar de la calle Laurel y
de su amplia nómina de bares y restaurantes
con excelentes pinchos y vinos, por supuesto,
de La Rioja. Si bien, en los últimos tiempos,
un buen número de emprendedores reivindi-
ca otras fórmulas y escenarios que merecen
la pena explorar, con nuevas coordenadas.
el primer gastrobar
El primer gran ejemplo del cruce de frontera
gastronómico de la calle Laurel fue el suyo.
El chef Francis Paniego imprime carácter a
Echaurren, un hotel y restaurante con dos
estrellas Michelin, en la bella localidad de
Ezcaray y, desde junio de 2011, en Ton-
deluna [6] (Muro de la Mata, 9), en el cen-
tro de Logroño. Junto a su esposa, Luisa
Barrachina, rompió esquemas y apostó por
la fórmula de gastrobar con una estética
audaz, firmada por el estudio Picado y de
Blas. Cinco años después, el local funcio-
na a pleno rendimiento con novedades más
sabrosas como el arroz seco de montaña con
setas, conejo y chorizo, homenaje a la receta
de los domingos de las abuelas riojanas.
No lejos, en el palacete que fuera el mítico
Gran Hotel, se encuentra Wine Fandango
[3] (Vara del Rey, 5). En el otoño de 2014,
el chef Aitor Esnal y la sumiller Beatriz Mar-
tínez se unían a los hermanos José Miguel y
Ricardo Arambarri, creadores de la compañía
de vinos Vintae (http://vintae.com), y prota-
gonizaban una de las aperturas más ambi-
ciosas. Lo fue por la decoración del espacio,
obra del interiorista Lázaro Rosa Violán, así
como por la oferta culinaria, de calidad y
comprometida con el producto de proximi-
dad, pero también divertida. Como su agenda
de actividades: verbenas fandangueras con
motivo de las próximas fiestas de San Mateo,
talleres de cocina, coctelería en vivo, catas
dirigidas y tertulias con jóvenes viticultores...
En Logroño se baila fandango, desde luego.
Cocina nipona de nivel
La clásica gastronomía riojana también ha
recibido soplos de aire fresco en los últimos
meses. Tanto, que sorprende encontrar a un
cocinero como Félix Jiménez, que abría al
público Kiro Sushi [1] (María Teresa Gil de
Gárate, 24). Se trata de una deliciosa y rara
perla; esto es, una barra con solo diez clien-
Murales para
la travesía.
El Camino de Santia-
go es motor turístico
en la capital riojana.
Los artistas Carlos
Corres y Carlos López
Garrido crearon esta
obra de arte urbano
para recordarlo.
Estación
de tren
Calle
Laurel
Parque del
Espolón
Ruta
Calles San
Nicolás y
Barriocepo
Plaza del
Mercado y
calle Portales
Mercado de
San Blas
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+tiempo urbanitas +tiempo urbanitas
tes por servicio, ante los cuales el chef de la
vecina localidad de Alfaro ejecuta impeca-
bles cortes y recetas japonesas, vestido con
un tradicional quimono.
Desde hace un tiempo, otro local del que
todo el mundo habla es Guardaviñas Wine
Bistró (Marqués de San Nicolás, 47), cuya
cocina divierte y deleita. Sus creadores son
también los artífices del novísimo restau-
rante Camino Vegano (plaza del Mercado,
25), junto a la [4] Concatedral de Santa
María de la Redonda, y especializado,
como su nombre indica, en cocina vegana.
Pero si de tomar una copa se trata, la direc-
ción clave es Barrio Bar Tapas y Tragos
[5] (Menéndez Pelayo, 10), sí, a cierta dis-
tancia de la concurrida y consabida calle
Laurel, y donde se puede disfrutar de un
buen vermú y de interesantes exposiciones.
Los productos riojanos –morcillas de arroz,
legumbres, embutidos...–, más allá del buen
vino, tienen una visita obligada en el Mer-
cado de San Blas (Sagasta, 1), así como
en los pequeños establecimientos de la calle
aledaña del Peso. Son caprichos gourmet
como los de De Torre (García Morato, 25,
referencia desde 1962 en la ciudad, y con
quizá la mejor selección de quesos e ibéricos.
Pero el vino sigue mandando en Logroño, ya
sea en la misma calle Laurel o en los aleñados.
Los hermanos Arambarri, como señalábamos,
son los impulsores de Vintae y dueños de un
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Logroño conecta cada día con Barcelona por medio de
2 trenes Alvia por sentido, un Intercity y un Trenhotel
y con Madrid a través de un Alvia. También hay trenes
directos desde Zaragoza, Bilbao y Burgos.
En tren renfe.com
902 320 320
El sabor de La Rioja que traspasa las bodegas.
Auténtica y sabrosa, en los últimos tiempos, la gastronomía riojana se ha abierto a nuevos conceptos.
Francis Paniego y su esposa, Luisa Barrachina, son los impulsores de Tondeluna (abajo), un espacio con-
temporáneo con mesas comunes. Y muy cerca, otro espacio con una fórmula versátil y divertida es Wine
Fandango (izquierda), con coctelería y una carta fresca que supone un nuevo concepto de ocio en Logroño.
El hogar de la
creatividad.
Desde La Casa
de la Imagen, el
fotógrafo Jesús
Rocandio impulsa
la escena artística
de la ciudad.
estilo propio a la hora de elaborar vinos. Les
importa el perfil de consumidor, una imagen
potente y la historia que hay detrás. Proceden
de La Rioja, pero afirman que “ningún viñedo
está demasiado lejos” y, en la actualidad, ela-
boran en 15 denominaciones españolas. Suyas
las joyas de la D.O. Toro llamadas Matsu: El
Pícaro, El Recio y El Viejo. No paran de crear.
lenguajes artísticos
Logroño no solo es una ciudad deliciosa,
también es activa. En ella habitan mentes
inquietas como el fotógrafo Jesús Rocandio,
impulsor de la Casa de la Imagen (plaza
de San Bartolomé, 3), un centro consagrado
a la fotografía y al vídeo a través de exposi-
ciones, cursos y conferencias.
El artista Carlos Villoslada [2] no concibe
“vivir en otro lugar que no sea Logroño porque
el contacto con la naturaleza es clave en el pro-
ceso creativo”. Su última colección, Ménage à
trois, combina la cerámica recuperada como
soporte, el color negro y el oro. Un trabajo de
artesano que también ha realizado sobre lino.
Quien visita esta encantadora capital de
provincia enseguida aprecia que el ritmo es
otro, pero que no permanece anclada en el
pasado. La parte antigua, por ejemplo, vive
un interesante impulso con el arte urbano.
Hay obra de Suso33 o BoaMistura repartida
por la ciudad, así como un espectular mural
de los artistas riojanos Carlos Corres y Carlos
López Garrido, en la calle Barriocepo, junto a
la iglesia de Santiago, que simula a un anciano
tatuado con los sellos del Camino de Santiago.
Porque, precisamente, este perigrinaje santo
sigue siendo motor en la ciudad, y ha provo-
cado la apertura de establecimientos como el
Hostel Check In Rioja (Calle los Baños, 2),
un contemporáneo lugar para dormir, quitarse
las desgastadas botas y saber que Logroño
bien vale una parada en tu ruta jacobea.
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