1. Mi Buenos Aires querido (mi interpretación de 48 hs. En Buenos Aires)
“Mi Buenos Aires querido, cuando yo te vuelva a ver”, cantaba Carlos Gardel en su inmortal tango.
Y con esa canción en mi mente, regreso a mi tierra natal luego de una larga ausencia. Voy a
redescubrir mi ciudad en una experiencia breve, pero intensa. En 48 horas la visitaré como un
turista. Quiero actualizarme de nuevos atractivos, volver a visitar mis sitios preferidos y conocer
los lugares de moda. “Vuelvo, sin duelo vuelvo y veo que ha llovido tanto en mi ausencia en mis
calles y en mi mundo” dice el vecino poeta uruguayo Mario Benedetti.
La estadía – El Alvear Palace Hotel.
Los clásicos son eternos, por eso son clásicos. Me alojo en el Alvear Palace Hotel, conocido por los
porteñosi como “El Alvear”. Esta Grand Dame de la ciudad sigue siendo la mejor opción para los
viajeros de lujo. Inaugurado en 1931 para albergar a la aristocracia argentina, yace sobre la
avenida más elegante de la ciudad que le da su nombre. Huele a grandeza y elegancia. Se ha
actualizado con los últimos requerimientos tecnológicos manteniendo su suntuoso estilo Al entrar
instantáneamente me transporto a la era en la cual la Argentina era una potencia mundial. Hago
el check in y recibo un upgrade a la suite presidencial. Siento la magia de lo que no se espera y
como un niño frente a un dulce, voy descubriendo mi petit palais.
La suite combina arañas de estilo con obras de arte originales dispuestas en cuatro
ambientes: un recibidor con pisos de mármol y arreglos florales preparados con una delicadeza
superlativa, un living en ochava con tapizados traídos de Europa, un comedor con mesa para diez
comensales y un dormitorio en suite con blanqueria de Frette y bañera de hidromasaje. Ah, para
las visitas cuento con dos baños adicionales, todos con amenities de la prestigiosa casa Hermes de
Paris (a pasos del hotel en caso de que se quiera realizar alguna compra).
Tocan la puerta. Es mi mayordomo que se ofrece para repasar cualquier prenda que necesite
planchado, ajustar el menú de almohadas o reservar una mesa en alguno de los mejores
restarurantes de la ciudad. Detalles y atenciones, sello distintivo del hotel.
Primer Día- Haciendo camino al andar
Camino por la Avenida Alvear y me transporto a París. Las grandes mansiones albergan
diseñadores, joyerías, anticuarios y hoteles de lujo. Me detengo en el pequeño y sofisticado
centro comercial Patio Bullrich y en Elite Chocolates (allí encontrará los más deliciosos Cericetes
de la ciudad). Estoy ansioso por recorrer el Buenos Aires Design para actualizarme de lo último en
diseño para el hogar. Mi local favorito es Eugenio Aguirre. En sus dos locales ofrece una mirada
innovadora en amoblamiento utilizando materiales nobles.
2. Llegada la hora del almuerzo los fanáticos del Rock podrán optar por el Hard Rock Café, que se
encuentra dentro del mismo complejo. En mi caso prefiero conocer Florencio el mínimo
restaurante de la Chef María Laura D´Aloisio, ubicado a pocas cuadras, en la isla (sector en pleno
barrio de la Recoleta, donde se dice que sus habitantes viven aislados del mundo). Al ingresar
siento la calidez de hogar. Flores frescas adornan una barra donde se presentan las dulzuras del
lugar. El especial del día figura en una pizarra y es mi elección. Disfruto un almuerzo con habitúes
de la zona. La lasagna, servida en vajilla pintada a mano, no decepciona. Cada sabor tiene el
atributo de lo simple y bien condimentado. La cheff es pequeñita y delgada. Circula por el
pequeño espacio e interactúa con los clientes cordial y relajadamente. Llegó el tiempo de cumplir
con los encargos.
Visito al famoso orfebre Celedonio Lohidoy quien con su estilo romántico, ha conquistado a
estrellas de Hollywood y hasta la misma futura reina de Holanda, Máxima Zorreguieta. Celedonio
es alto y naturalmente encantador. Su showrrom se encuentra en un primer piso de una casa de
departamentos de principios de siglo. Todo es blanco y la luz natural resalta sus creaciones que no
son sólo joyas, bijouterie y accesorios sino también lámparas y arañas con mariposas para los
hogares más osados. Conozco a Celedonio desde hace muchos años. Pero no hay diferencias en su
trato con los clientes; cada uno que llega a su negocio es atendido como un viejo amigo.
Quiero aprovechar al máximo mi estadía. La ciudad disfruta junto a mí nuestro reencuentro. Tomo
un taxi para llegar a visitar el Museo del Bicentenario, ubicado bajo tierra junto a la Casa Rosada,
donde fuera originalmente la Aduana Taylor del año 1855. Inaugurado con motivo del
Bicentenario de la Revolución de Mayo, alberga objetos que marcan 200 años de historia nacional
dispuestos con la más alta tecnología. Espacios con techos de vidrio y acero le regalan una
interesante personalidad a los históricos ladrillos. Encuentro desde un pañuelo de la Madre de
Plaza de Mayoii Hebe de Bonafini, el sillón del primer presidente Santiago Derqui hasta el famoso
cuadro del presidente Perón y su esposa Evita. Pero sin lugar a dudas, lo imperdible es el mural del
artista mexicano David Alfaro Siqueieros, encargo del entonces millonario director del diario
Crítica, Natalio Botana, durante los años treintaiii. La obra cuenta con un guía que me invita a
recostarme en el piso y contemplarla desde el suelo. La visión es abrumadora. No la puedo
describir, tal vez esa sea una gran virtud de los que estoy viendo. Lo invito a usted lector, a que
tenga su propia experiencia.
Lamento que no sea fin de semana ya que hubiera podido visitar la Casa Rosada ivpara visitar el
despacho presidencial y el famoso balcón desde donde hablaba Eva Perón. Empieza a bajar el sol.
Camino por la Plaza de Mayo, veo el fervor religioso que ha cobrado la Catedral de Buenos Aires
luego de la elección del nuevo Papa argentino Francisco. El Cabildo se empieza a iluminar.
Recuerdo las visitas escolares durante mi infancia a estos edificios y sin querer, lagrimeo.
Acelero mis pasos y repaso la historia del vecino Puerto Madero. Las obras se inauguraron en
1897, con un pronto final debido al bajo calado de la zona, que obligó a trasladar el puerto a la
zona de La Boca. En 1989 luego de que la ciudad le diera la espalda al río durante años, se decidió
la creación de un proyecto urbanístico que incluye restaurantes de moda, tiendas y hoteles:
3. Puerto Madero. Todas las calles tienen nombres de mujeres argentinas. La zona de los antiguos
depósitos portuarios fue la que primero se restauró. Frente a ella se encuentran los terrenos
ganados al río con construcciones hiper modernistas y los edificios más costosos de la ciudad. En
esta zona se encuentra el hiper trendy Hotel Faena. Construido en un antiguo silo restaurado y
decorado por el reconocido arquitecto Philippe Starck, dentro de él todo exhala exceso y
tendencia. La piscina es durante los meses cálidos “el lugar” para ver y ser visto. Pido un
coloradito (trago de moda que mezcla Campari y jugo de naranja). Respiro, me relajo y mientras
disfruto el trago, pienso en dónde ir a cenar. Es inevitable: Buenos Aires es sinónimo de carne y la
respuesta es inmediata. El Pobre Luis es una tradicional parrilla de estilo familiar ubicada en el
barrio de Belgrano junto al chinatown porteño. Frecuentada por chefs y famosos, cuenta con las
mejores carnes de la ciudad. ¿Qué pedir? Inmediatamente pienso en un bife de chorizo. No me
equivoco. Es delicioso. Me cuentan cómo lo preparan detalladamente. Sé que aunque repase cada
uno de los pasos, no lograré que el resultado sea tan sabroso. No importa; es un buen motivo
para volver. Lo acompaño con una copa de Angelica Zapata Malbel 2008. ¡El placer existe!
Agotado por el largo peregrinar regreso al hotel. ¡Qué placentero es volver! Me espera una
sorpresa: pétalos de rosa esparcidos por la habitación. ¿Es un sueño? No, es mi ciudad que me
recibe a lo grande.
Segundo día – Lo mejor está por llegar
Luego del apoteótico desayuno buffet, empieza mi segundo y último día en la ciudad. Decido ir a
la zona que originalmente se llamaba Palermo viejo. En las primeras décadas del siglo XX fue
territorio marginal en donde el famoso escritor Jorge Luis Borges se crió e inspiró. Luego fue lugar
de casas viejas y pequeñas fábricas hasta fines de los años noventa, cuando todo cambió. Ahora el
mismo barrio se ha dividido en dos: Palermo Soho y Palermo Hollywood, separados por la Avenida
Juan B. Justo. Palermo Hollywood anida productoras artísticas y lugares de gastronomía, y en
Palermo Soho, se agregan diseñadores independientes alojados en casas e industrias
transformadas en locales súper modernos junto a las principales marcas del país. Visito el local del
decorador Pablo Chiappori que lleva su nombre “Paul”: una vieja metalúrgica transformada en
local de decoración. Ingreso por un largo pasillo que conserva los rieles de alguna maquinaria que
se usaba para desalojar mercadería. Todo es de buen gusto: plantas de incienso alineadas
prolijamente, una gran lámpara restaurada y a la izquierda Tealosophy, el espacio de la
reconocida nariz de té, Ines Berton. Probé y olí diferentes opciones para llevar de regreso a casa.
Mi preferido el spicy Pu- erh. El espacio de Paul tiene doble altura. El jazz ameniza e invita a
fusionarse con los distintos sectores del local que incluyen aromaterapia, vajilla, iluminación,
blanquería y amoblamiento. Imposible no llevarse algo. Cercano a Paul, se encuentra el local del
Burgués, tienda de indumentaria que recurre a los mejores géneros, cortes impecables y atención
personalizada para un público masculino de mediana edad que valora el estilo. Paso por Rapsodia,
donde las mujeres quedaran encantadas por su estilo relajado, lleno de influencias de Medio
Oriente y Asia.
4. Para el almuerzo prefiero dejar lo hiper fashion e ir a “La Crespo”, que debe su nombre al cercano
barrio de Villa Crespo, originalmente habitado por la comunidad judía, hoy zona de outlets de las
mismas marcas que se encuentran en Palermo. El local es pequeño, sencillo y alegre. Las mesas
tienen manteles de colores y una mezcla de frutas secas y semillas ahumadas acompañan las
bebidas. Me recibe Clarisa, su propietaria, quien se autodescribe como una “Jewiss princess”. Hace
años intimó a su hijo para que la apoye para instalar su restaurant y hoy es un éxito. Recrea platos
típicos de la cocina judía de manera increíble y jura que su Hot Pastrami supera al del restaurante
Katz de New York. Lo pruebo y confirmo que tiene razón. Imposible no probar su postres. Su
cheese cake queda en mi memoria para siempre.
Tengo esta tarde reservada para actualizarme sobre los nuevos artistas plásticos. En la puerta me
está esperando un automóvil para llevarme a la Home Gallery de María Casado que se encuentra
a 30 minutos de viaje en las afueras de la ciudad. María recibe previa cita en su casa. Conoce
fluida y profundamente de arte. Su espacio se aleja de las estructuras tradicionales. Tomamos un
té relajados en su living y me cuenta que su idea fue crear un lugar de expresión de arte tanto para
artistas consagrados, como emergentes. Quedo fascinado por su idea. Caminamos por la casa
mientras vemos la muestra de las artistas que están exponiendo en el momento, Florencia y Sofia
Bothlingk bajo el titulo “Te dominaré Lentamente”. Despido a María con la satisfacción de ver a
alguien que ha cumplido su sueño.
Oscurece mientras vuelvo a Buenos Aires, el tránsito es tremendo ya que es la hora pico. Tengo
una reserva para cenar en Tegui comandado por el ultra reconocido Chef Martin Martitegui.
Corroboro la dirección. Sólo hay grafittis y un timbre. Dudo si este es el famoso restaurante del
momento. Me abren la puerta e ingreso a un espacio clásico, amable y elegante. Me recuerda a los
vagones del Orient Express. La ambientación y música invitan a disfrutar. Para despedirme a lo
grande de mi ciudad, opto por el menú degustación que se marida con champagne Dom Perignon
2003. Cada paso es una gloria. Dicen que el champagne es merecido en las victorias y necesario en
las derrotas. Esta ha sido una gran victoria. La victoria de una ciudad que se transforma en eterna.
Mi Buenos Aires querido.
i
Gentilicio de los habitantes de Buenos Aires.
ii
Movimiento de madres que lucharon durante la dictadura por la aparición de sus hijos secuestrados.
iii
La historia del Mural y la relación amorosa entre Siqueiros y la esposa de Natalio Botana está muy bien
retratada en la no tan buena película argentina “El Mural”.