El documento expresa la oposición al desahucio de La Carbonería, un bar emblemático de Sevilla. Argumenta que La Carbonería es fundamental para la cultura y la identidad de Sevilla, al haber sido un centro cultural clave en décadas pasadas que atrajo a artistas e intelectuales. También advierte que el desahucio podría iniciar la "londonización" de Sevilla, con la pérdida de comercios históricos y la identidad local. Por último, exige reconsiderar el desahucio y proteger los com
MANTENER LA CARBONERIA, PARAR SU DESAHUCIO ..SEvilla cultural. #SevillaHOy
1. MANTENER LA CARBONERIA, PARAR SU DESAHUCIO
Quienes firmamos este manifiesto: artistas, poetas, gentes del
pensamiento, la literatura, la danza, la pintura, la docencia, la música -muy
especialmente del mundo del flamenco- profesionales, colectivos
ciudadanos y artísticos, asociaciones, editoriales y otras entidades
relacionadas con la cultura, así como las personas amigas y asiduas de La
Carbonería, queremos manifestar con firmeza nuestra total repulsa a la
demanda de desahucio por finalización del plazo, presentada por Hotel de
los Mercaderes S.L., sociedad que administra entre otros el Hotel las Casas
de la Judería, y cuyo propietario es Ignacio Medina, duque de Segorbe,
contra uno de los establecimientos más emblemáticos y míticos de Sevilla:
La Carbonería. Un acto de atropello que denota una vez más la falta de
sensibilidad hacía el patrimonio cultural y sentimental de la vida sevillana,
por lo que exigimos reconsideren la demanda de desahucio.
En la actualidad, esta falta de sensibilidad contrasta con la atención que
en otras muchas capitales del Estado comienza a prestarse a la necesidad
de proteger sus bares y comercios emblemáticos. Es lamentable que en la
ciudad de Sevilla no sólo no se debata, sino que se permita el desahucio de
uno de los establecimientos con más historia y, al tiempo, más querido por
sus habitantes y visitantes.
Hoy le ha tocado a La Carbonería, antes fue el Bazar Victoria, la Relojería
Torner, la Cerería del Salvador o la Casa de las Especias. Son muchos los
que cierran a consecuencia de las condiciones en las que se ven obligados a
concertar sus contratos de arrendamiento: altas rentas y precariedad
temporal. Otros ni siquiera abren por no poder asumir esas condiciones.
En Europa la mayoría de ciudades turísticas importantes llevan décadas con
sus comercios históricos protegidos y catalogados, valorándolos como una
parte esencial del espíritu de sus ciudades, a las que dotan de identidad y
de historia. Tal y como argumenta el arquitecto Manuel Gallego, autor de
rehabilitaciones como el Museo de Bellas Artes de La Coruña: “además de
cuidar lo que merece ser cuidado, la presencia de estos establecimientos en
la ciudad, es indicadora de tiempos diferentes, dando un significado más
profundo al espacio urbano. No se trata de atraer al turismo con gestos
monumentales, sino de intentar que vuelva. Una ciudad construida a capas
es como un buen libro o una buena película: permite relecturas y se deja
ver de nuevo”.
No olvidemos que cuando La Carbonería se instala en la calle Levíes, esta
parte del barrio de San Bartolomé era una zona degradada y oscura que,
especialmente de noche, se solía evitar. El polo de atracción que significó la
2. ubicación de esta taberna emblemática en dicha calle, ayudó a incorporar
esa zona desierta de la ciudad en nuestros paseos y en los del turismo.
Quizás, esta demanda de desahucio sea el principio de una “londonización”
de Sevilla, término que da nombre a un fenómeno por el cual los centros
urbanos de ciertas ciudades del mundo tienden a parecerse cada vez más
entre sí. Se trata de acumular un porcentaje cada vez mayor de tiendas y
locales de las mismas marcas y franquicias, en detrimento de los comercios
locales y ello comporta la consiguiente pérdida de identidad y de atractivo,
al tiempo que dificulta el contacto entre los visitantes y la cultura del lugar.
Entendemos y manifestamos que, por los motivos aquí expuestos, es
fundamental preservar los comercios y bares históricos −entre los que La
Carbonería es especialmente singular−, ya que dinamizan el casco antiguo
y mantienen viva la esencia de nuestra ciudad. Decimos que es vital porque
no sólo de piedras vive el turismo y la ciudadanía de Sevilla: los barrios
históricos precisan de estos lugares de dinamización y agitación cultural de
la Sevilla joven y creativa, estos lugares donde tanto quienes vivimos en la
ciudad como quienes la visitan, podamos seguir sorprendiéndonos con el
amplio abanico de manifestaciones culturales que allí se nos ofrece. Y
queremos destacar que, por su arquitectura y por su historia, La Carbonería
es una parte viva y reconocidamente significativa de la cultura sevillana de
los últimos cincuenta años.
Llegados a este punto, es oportuno recordar que La Carbonería es obra de
Paco Lira, puesta en pie con el mismo espíritu con el que creó La Cuadra:
un local insólito que, en la década de 1960, aglutinó a pintores, músicos,
escritores e intelectuales, un lugar abierto y cosmopolita que permitió a
muchos artistas de aquellos años el contacto con otros artistas y
pensadores nacionales e internacionales. A finales de los sesenta y
principios de los setenta, La Cuadra fue uno de los epicentros de la eclosión
cultural de vanguardia que hubo en este país: La Movida Sevillana; una
movida anterior a las que luego tendrían lugar en Barcelona y en Madrid, en
los años 70 y 80.
La Movida Sevillana agitó los cimientos de la cultura dominante de aquellos
tiempos: literatura, pintura, poesía, teatro, psiquiatría y música. Y en ese
movimiento fue fundamental la actitud de casa abierta a los intelectuales, a
los artistas y al flamenco que realizó La Cuadra. Por allí pasaron todos los
grandes nombres del flamenco: desde Camarón a las grandes familias
gitanas de Triana, Utrera, Lebrija, Cádiz y Jerez. Y, cuando para no pocos
sevillanos y andaluces, el flamenco aún era considerado un arte tabernario
y quedaba muy lejano el actual reconocimiento de Patrimonio Cultural de la
Humanidad, en La Cuadra ya se le otorgaba esa consideración.
3. En sus mesas se fraguó uno de los programas televisivos que más han
dignificado este arte: “Rito y geografía del cante”, donde Paco Lira fue pieza
fundamental y clave en el asesoramiento y en los contactos entre
flamencólogos, artistas y familias gitanas.
Y por último, queremos recordar que tanto La Cuadra como La Carbonería
hoy, fueron y siguen siendo un referente para artistas e intelectuales
nacionales e internacionales que visitan la ciudad; y, sin lugar a dudas, un
escaparate para jóvenes escritores y artistas, una de las factorías de
agitación cultural más activa y dinámica de Sevilla, una máquina de vivir,
donde se rescata todo el buen legado del pasado y emerge la nueva
creación artística y literaria de la ciudad.
Por todos estos motivos, exigimos se reconsidere la demanda de desahucio
y, por parte de los partidos políticos que correspondan, el compromiso de
elaborar un listado de comercios considerados históricos de la ciudad y de
gestionar su protección como patrimonio cultural de Sevilla.