Este documento resume el capítulo "Sexting" de la serie web "Generación Digital" producida por Fundación VTR. Explora los motivos por los cuales las personas recurren al envío de imágenes íntimas a través de dispositivos electrónicos, como la erotización propia u de otros. También analiza cómo hacerlo de forma segura y evitar los riesgos de que las imágenes sean compartidas sin consentimiento. Expertos recomiendan educar sobre cuidados y límites para llevar a cabo esta práctica de forma responsable en el ent
1. Erotizarse, erotizar a otro o construir la identidad sexual: son
algunos de los motivos por los cuales las personas recurren al
sexting o envío de imágenes íntimas por internet. El
fenómeno es el tema central de uno de los capítulos de la
webserie “Generación Digital” producida por Fundación VTR,
que se propone responder a las inquietudes más concretas de
las personas respecto al mundo online.
“No lo he experimentado, pero sé lo que es”; “puede ser mal usado”; “las bombitas de
Instagram sirven para que no quede nada circulando”: son algunas opiniones
ciudadanas que recoge el capítulo “Sexting” de la webserie Generación Digital,
producida por Fundación VTR y que será emitida en todas sus plataformas. “La
formación de inteligencias digitales es crucial para un uso responsable del entorno
online”, explica Cyntia Soto, directora ejecutiva de Fundación VTR. “Para aportar a
dichas inteligencias, ‘Generación Digital’ se propone responder a las inquietudes más
concretas de las personas respecto al mundo virtual. Entre ellas –y sobre todo a
partir de la pandemia–, una de las más habituales apunta al fenómeno del sexting, al
cual decidimos por lo mismo dedicarle un capítulo completo”.
¿Qué es el sexting? ¿Cómo se evitan los riesgos al practicarlo? ¿Cómo influye en
nuestra vida afectiva? Estas y otras preguntas son respondidas en el capítulo por el
2. sexólogo Rodrigo Jarpa, para quien el sexting es una práctica normal –una forma
natural– de explorar la sexualidad. “No es de por sí malo o prohibido”, señala el
experto. “La motivación suele ser el erotizarse o erotizar a otro, y tiene que ver
también con la pertenencia a un grupo de pares o con la construcción de la identidad
sexual”.
La RAE define el sexting como el “envío de imágenes o mensajes de texto con un
contenido sexual explícito a través de un dispositivo electrónico, especialmente un
teléfono móvil”. Citado por La Tercera, Justin Lehmiller, doctor e investigador del
Instituto Kinsey y autor de “Tell Me What You Want: The Science of Sexual Desire”,
escribe que una de cada cinco personas entre 1.200 individuos afirmaron haber
incorporado esta práctica a su vida sexual desde que empezó la pandemia.
Para explicar los antecedentes del fenómeno, “Generación Digital” se remonta a los
desnudos de la escultura griega y luego a la correspondencia erótica durante el
periodo victoriano. Señala sin embargo que no fue hasta la aparición de los SMS en
los 90 que el sexting comenzó oficialmente, aunque el apogeo se produjo con el 4G,
gracias al cual “mandar un archivo de video tarda menos que cocer un huevo frito –y
es probablemente igual de cotidiano–”. Una de sus primeras menciones a la práctica
en letra de molde fue en el medio canadiense The Globe and Mail, al cual siguieron
textos como “Qué se está diciendo sobre el sexting” o “Disrupciones: fotos
indiscretas que se divisan y desaparecen”, ambos del New York Times.
“Prohibir el sexting es tratar de tapar el sol con un dedo”, comenta Rodrigo Jarpa.
“Más que la práctica en sí, es necesario educar en cuanto a los cuidados, los límites y
las normas que nos permiten llevarla a cabo con mayor seguridad”.
Efectivamente, el problema es cuando una foto enviada en privado es compartida
sin consentimiento. Al respecto, “Generación Digital” cita a Adele Hasinoff, autora de
Sexting Panic, para quien la tecnología debe contar siempre con protocolos de
seguridad. “Si un auto tiene airbag, por qué no un celular”, asegura la investigadora,
docente en el Departamento de Comunicaciones de la Universidad de Colorado en
Denver y doctora del Instituto de Investigaciones de la Comunicación de la
Universidad de Illinois. Hasinoff explica que, según estudios, casi la mitad de los
norteamicanos de 18 a 24 años recurre a la práctica, aunque indica que, por otro
lado, las imágenes sugerentes de menores de 18 años son consideradas en Estados
Unidos pornografía infanil. “Así, nos encontramos con esta situación jurídica extraña
donde es legal que dos personas de 17 años tengan relaciones sexuales, pero es
ilegal que se fotografíen”. Comenta que ello es tan absurdo como intentar impedir
las violaciones prohibiendo las citas, y ofrece en su lugar recomendaciones para
evitar malos ratos; entre ellas, recortar en las fotografías el rostro y otras marcas
identificatorias como piercings o tatuajes, usar aplicaciones como Snapchat –que
3. eliminan las imágenes una vez que son vistas– y, sobre todo, asegurar el
consentimiento de ambas partes tal como en todo encuentro sexual.
Pensar antes de publicar
Por otro lado, Hasinoff afirma que si bien el cuidado de la intimidad pasa por la
responsabilidad personal, también es necesario promover mejores leyes –de la
misma manera en que, por ejemplo, está legalmente instituida la privacidad de los
datos médicos–.
La normativa legal sobre la difusión no autorizada de imágenes íntimas varía según
el país –en Alemania, por ejemplo, se basa en la autorización del fotografiado, y en
España involucra penas de prisión–. En tanto, Chile aún no aborda legalmente la
materia, aunque la Comisión de Mujer e Igualdad de Género del Senado aprobó en
enero pasado sanciones por la divulgación sin consentimiento de imágenes privadas
en la Ley de Violencia Integral, en segundo trámite constitucional en dicha cámara.
“Es posible que algunos adultos crean que el intercambio de imágenes personales e
íntimas en la web son casos aislados producto de la impulsividad con que los
jóvenes usan las redes sociales. Pero no es así. El envío de ‘packs’ o fotos con
contenido sexual entre adolescentes es una práctica extendida para experimentar
su incipiente sexualidad”, explica la educadora Soledad Garcés, directora
d e F u n d a c i ó n p a r a l a C o n v i v e n c i a D i g i t a l e n e l p r o g r a m a
#ApoderadosEmpoderados de VTR y el Ministerio de Educación. Agrega que
producir material digital íntimo y enviarlo a otros no es ilegal; que el delito está en
difundirlo sin el consentimiento explícito de quien aparece en la imagen, y que
“todos los problemas que se generan en las redes sociales pueden prevenirse,
simplemente, pensando antes de publicar”.
Coincide la voz de “Sexting” en “Generación Digital”: “Si pasamos tanto tiempo
viviendo a través de pantallas, conociendo personas, informándonos, enviando
imágenes o incluso, explorando nuestra sexualidad, tenemos que aprender a
respetar lo que es privado en un mundo digital que da por sentado que todo es
compartible”.