El documento presenta información sobre la historia de Buenos Aires desde su fundación en 1536 hasta la época de Juan Manuel de Rosas a mediados del siglo XIX. Detalla eventos como la fundación de la ciudad, las invasiones inglesas, la Revolución de Mayo y la Confederación Argentina liderada por Rosas. También describe aspectos culturales como la platería, los muebles y peinetas que eran símbolos de estatus social durante ese período.

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Museo Histórico de Buenos Aires
Cornelio de Saavedra
(creado en 1921, está emplazado en medio del Parque General Paz)
Visita: miércoles 10 de agosto de 2016

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Sentate. Ponete cómodo. Hoy y mañana vamos a leer estas páginas (1)
que te ayudarán a sacar provecho de nuestra pronta visita.
Y el miércoles que viene recorrerás el museo con ojos atentos y cámara
en mano pues tu tarea será la de tomar tantas fotos como sean
necesarias para “ilustrar” estas mismas páginas.
Ya te contaré dónde y cómo las publicarás y cómo serán las respectivas
leyendas.

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La fundación de Buenos Aires
En febrero de 1536 don Pedro de Mendoza establece un asentamiento
al que denomina Nuestra Señora de los Buenos Aires. Los primeros
meses son particularmente inciertos debido a la falta de provisiones y
al hostigamiento de los nativos; se viven entonces diversas penurias,
incluida la antropofagia.
En 1537, quebrantado en su salud, Pedro de Mendoza parte de regreso
a España pero fallece en alta mar.
En 1541, Buenos Aires es despoblada y sus habitantes se establecen
en Asunción, fundada por Juan de Ayolas en 1537.
El 11 de junio de 1580 Juan de Garay funda la Ciudad de la Trinidad
en el puerto de Santa María de los Buenos Aires, nombre este último
que prevalecerá al de la Trinidad.
Virreinato del Río de la Plata
La asunción de un nuevo rey motiva la realización de pomposos actos
de proclamación y juras de fidelidad. Como parte de esas
celebraciones, ciudades, villas, instituciones, autoridades, gremios
como el de los plateros o particulares acaudalados acuñan medallas
que se distribuyen entre los principales vecinos y autoridades y se
arrojan también al público asistente.
En 1776, la estrategia de la corona española en su afán de detener el
avance portugués, determina la creación del Virreinato del Río de la
Plata cuya capital es la aún modesta Buenos Aires.
Platería y representación social
En el siglo XIX, la platería comienza a perder el carácter religioso que
había predominado anteriormente, debido en parte a las nuevas ideas
del Iluminismo y su actitud anticlerical, para dar origen a una creciente
demanda particular que reclamaba vajilla hogareña y personal, no solo
con fines utilitarios sino también de ostentación.
La burguesía hace alarde social exhibiendo grandes servicios de mesa:
las piezas más grandes, soperas, teteras, mates, candelabros y
sahumadores de plata primero y luego de diversas aleaciones se lucen
en sus salones.

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Durante este siglo la burguesía criolla surgida de las revoluciones
americanas acentúa el uso del característico mate y bombilla.
Fabricados con metales preciosos, fueron usados en los salones
americanos como elementos de prestigio de sus propietarios. Estos
objetos netamente americanos adquieren formas y estilos de
representación según las culturas regionales que las producen.
La filigrana es una expresión del trabajo de la plata que da un aspecto
etéreo y transparente. En Sudamérica fue una artesanía propia de la
ciudad de Ayacucho (Perú) y se usaba preferentemente para la
fabricación de implementos femeninos. Su auge se da en el siglo XVIII
y su uso pervive hasta fines del XIX.
El salón porteño
El espacio más importante de la casa burguesa distinguida es el salón.
La línea fronteriza entre la esfera privada y la publicidad atraviesa la
casa. Las personas privadas salen de la intimidad de su sala de estar a
la publicidad del salón.
Mobiliario. Ya desde los primeros años del siglo XIX, el criollo
manifestó su rechazo hacia las tradiciones hispánicas que limitaban el
acceso al poder de estos ciudadanos, adoptando los modelos que se
importaban o contrabandeaban desde las posesiones portuguesas en
Brasil. Además, artesanos lusitanos y brasileños abrieron tiendas en
Buenos Aires para ofrecer las novedades en materia de muebles,
utensilios de plata y loza.
Más tarde, luego de la Independencia, Francia y los Estados Unidos
de América se convirtieron en el faro que irradiaban las ideas y los
gustos sociales. Concluido el monopolio español, nuestro puerto fue
receptor de diferentes objetos de procedencia europea y
norteamericana.
Tras la batalla de Caseros (1852) las variaciones del gusto son notorias.
La sencillez que imperaba en la vida del patriciado porteño va siendo
reemplazada por una suntuosidad cuyo modelo se encuentra en el
salón victoriano difundido desde Inglaterra. Las sillas taraceadas con
nácar son una prueba de ello.

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Las Invasiones inglesas
En 1806, las Invasiones inglesas son el primer golpe grave que recibe
el dominio español en América.
En 1810, la revolución estalla desde México hasta Buenos Aires; para
1825, Portugal había perdido todas sus tierras americanas y España
solo conservaba Cuba y Puerto Rico.
Los ingleses desembarcan en Quilmes el 25 de junio de 1806. Buenos
Aires es conquistada sorpresivamente. No obstante, el 12 de agosto
del mismo año las fuerzas reunidas por Santiago de Liniers
reconquistan la ciudad, haciendo prisionera la guarnición inglesa con
su comandante Beresford.
Al año siguiente, una nueva expedición inglesa conquista Montevideo
pero es rechazada en Buenos Aires gracias a la defensa que plantea
Martín de Álzaga.
La Revolución de Mayo
Las revoluciones, que se dan sin violencia, tienen por centro a los
Cabildos, esas instituciones municipales que al no ser delegadas del
poder central en derrumbe, aseguran además en todos los casos la
supremacía de las elites criollas. Estas toman su venganza por las
postergaciones que han sufrido.
Pero se entabla una guerra civil entre los sectores dirigentes.
Monedas. Al momento de la independencia de España no se conocen
aún los billetes de banco, solo circulan monedas de oro y plata. La
Argentina independiente conserva por muchos años el régimen
monetario español.
En 1813, como la moneda que circula en nuestro territorio tiene los
sellos españoles, la Asamblea Constituyente dispone acuñar moneda
con su sello; no crea un nuevo signo monetario sino que solo legisla
sobre el sello que este llevaría.
El avance de la revolución será obra de Simón Bolívar, en el norte de
Sudamérica, y de José de San Martín en el sur.
Es San Martín quien concibe un nuevo y definitivo plan de ataque a la
fortaleza realista peruana, a través de Chile y por el mar.

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Un nuevo congreso se reúne en Tucumán y declara la
Independencia.
La Confederación argentina
La asunción del gobierno por Rosas se realiza en un clima de euforia
compartida por el conjunto de las clases sociales bonaerenses.
En 1835 se elige a Rosas como gobernador propietario con “toda la
suma del poder público”. Comienza una dictadura que llega respaldada
por la movilización, la organización y la dirección de las clases
subalternas urbanas y rurales.
El orden. Entre las varias formas posibles de caracterizar a Rosas, tal
vez la más adecuada sea la de hombre del orden. El orden es su
obsesión tanto en la organización de sus estancias como en el ejercicio
del gobierno y en la concepción política.
Un cuarto de siglo después de la ruptura de la situación colonial, el
país sigue sumido en la convulsión política, sin constituirse como
estado y como nación. Rosas encarna mejor que nadie la necesidad
imperiosa de los sectores dominantes de establecer orden para
asegurar su poder económico y político. De allí también la apelación a
la religión (catolicismo) como otro elemento amalgamante.
Recuérdese que los adversarios políticos serán considerados herejes,
diabólicos.
El color punzó. Divisas y banderas, casacas y ornamentos dan
testimonio de una época donde el color asume un valor significativo
en la vida política.
Si a ello se agrega una nutrida iconografía que, además de los medios
habituales, utiliza cualquier soporte para comunicar sus mensajes
(sombreros, guantes, peinetones, simples piedras) asistimos a uno de
los momentos donde lo visual adquiere una importancia insoslayable
y casi irrepetible. De hecho, la iconografía de Rosas constituyó el
medio más eficaz y popular a que recurrió la Federación para meter
por los ojos la figura del Restaurador.

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No hubo objeto de uso doméstico o público que no tuviera estampado
un retrato, al óleo, al lápiz, a la acuarela o al pastel, en litografía, en
daguerrotipo, en viñetas de imprenta, divisas, medallas o naipes.
Insistencia para que se uniformara la vestimenta, cuyo elemento más
notorio fue la exigencia de que todos los ciudadanos portaran el
“cintillo punzó” y de que todos llevaran puesta alguna prenda roja. El
objetivo buscado era facilitar la distinción entre aquellos que apoyaban
al régimen y aquellos que no lo hacían: el apoyo a Rosas y a su sistema
de gobierno debía ser visible, como debía serlo, por su parte, la
oposición.
El peinetón porteño. Originado en la peineta española, el peinetón
porteño exagera en tal medida sus dimensiones que motiva a César
Hipólito Bacle a realizar algunas caricaturas. Los grandes peinetones
son de carey o de asta. Manuel Mateo Masculino, español llegado a la
Argentina en 1923, fue su principal fabricante. Él habría sido quien
convence a las mujeres de Buenos Aires de que cuanto más grandes,
mayor era la elegancia y la distinción de las poseedoras.
Se dice que siempre tenía un peinetón apartado, negándose a venderlo
con el argumento de que lo reservaba para las “copetudas”. A los
pocos días, no obstante, concedía el gran favor de venderlo,
reemplazándolo luego por otro mayor aun, y reiniciar así la ceremonia.
Hacia 1834 se da el mayor esplendor de esta moda y es común que
algunos lleven inscripciones o siluetas en adhesión a Juan Manuel de
Rosas.
La conformación de la plaza republicana
Los sentimientos y necesidades presentes en la primera década de
nuestro país joven estaban hacia temas más apremiantes que el ornato
y el arreglo de las plazas: los pocos recursos disponibles en hombres y
bienes se encausaba a solventar las luchas por la independencia. Sin
embargo, la voluntad ideológica nacional de Mayo y el nuevo espíritu
republicano llevaron a materializar el primer monumento de nuestro
ciudad, el que, precisamente, apuntaba a reforzar la nueva situación
institucional: la Pirámide de Mayo, inaugurada el 25 de mayo de 1811
en lo que por entonces se denominaba Plaza de la Victoria.

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(1) Texto adaptado del sitio web del museo
http://www.buenosaires.gob.ar/museosaavedra
Notas:
Léxico: