El Papa Francisco prefiere una Iglesia que sale a la calle y se arriesga, aunque se equivoque, en lugar de una Iglesia encerrada en sí misma. Un taller en la diócesis de Zaragoza enseñará las habilidades y actitudes necesarias para acoger a las personas con calidad y calidez, basándose en el respeto, la cercanía y la confianza, siguiendo el ejemplo de Jesús.