1. Ciencias tecnología y paz
Vamos a preguntarnos qué podemos hacer para que la ciencia y la tecnología contribuyan
a la paz en una medida mayor de lo que ya lo hacen y fomenten la violencia en la menor
medida posible. Pero lo primero que necesitamos para ello es recordar que vamos a
entender las palabras «paz» y «violencia» en los amplios sentidos en que han sido
introducidas en capítulos anteriores de este manual. En particular, no vamos a concebir la
violencia únicamente en términos de violencia física directa ni, menos aún, la vamos a
reducir a su forma más virulenta, la guerra. Tampoco vamos a identificar la paz con la
mera ausencia de guerra. En consonancia con otros capítulos, entenderemos por
violencia todo aquello que, siendo evitable, obstaculiza el desarrollo de las
potencialidades deseables de los seres humanos y nos referiremos a la paz como
aquellos procesos que contribuyen a la satisfacción de las necesidades humanas en
condiciones de equidad (lo que significa reconocer el derecho de todos los seres
humanos a la satisfacción de, al menos, sus necesidades básicas) y sostenibilidad (con lo
que recogemos el derecho de las generaciones futuras a no ver imposibilitada la
satisfacción de sus necesidades como consecuencia de nuestras actividades).
Una de las características más destacadas de las sociedades c
contemporáneas es la importante presencia en ellas de la ciencia y la tecnología. Esta
creciente presencia social hace a estas últimas cada vez más relevantes para la
promoción de la paz en el sentido amplio que hemos introducido en el apartado anterior.
Ciertamente, la aspiración a una satisfacción generalizada, justa y sostenible de las
necesidades humanas (o, dicho de otro modo, a un desarrollo deseable y accesible para
todos los seres humanos actuales y futuros)
No sólo porque, como es habitual señalar, la ciencia y la tecnología contemporáneas han
hecho posible el diseño y construcción de armas cada vez más destructivas; también
porque frecuentemente aparecen implicadas de forma destacada en procesos que
generan un grave deterioro ambiental y el agravamiento de las desigualdades entre los
habitantes del Planeta. Algunos conflictos con gran relevancia social son, por ejemplo, los
siguientes:
– Conflictos relacionados con la satisfacción desigual e insuficiente de necesidades
básicas: alimentación, agua potable, energía, vivienda, salud, educación...
– Apropiación privada y desigual de diversas fuentes de riqueza (incluido el conocimiento
científico-tecnológico).
– Investigación y desarrollo
Las organizaciones y personas que quieran contribuir con innovación a solucionar el
mayor problema de una comunidad del país afectada por el conflicto armado, podrán
expresar su interés participando en la convocatoria organizada por Colciencias, el
Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones y la Unidad para
Las Víctimas.
2. La paz es un valor moral que se incluye en nuestra Constitución (De Roux, 2016), y
además, sustenta el sagrado derecho a la vida de nosotros colombianos. El intolerable
grado de deshumanización del conflicto armado para las víctimas, e incluso, en el caso de
los victimarios, con frecuencia de manera inconsciente, justificado por ideologías en sus
actuaciones colectivas, suscita una inaplazable responsabilidad histórica de revertirlo
Con el concepto de desarrollo como libertad, la paz al ser apreciada por quienes estamos
a favor de intereses humanistas, induce una concepción de la ciencia, la tecnología y la
innovación como insustituibles medios para su construcción. Foto: Archivo de Internet.
La paz es un valor moral que se incluye en nuestra Constitución (De Roux, 2016), y
además, sustenta el sagrado derecho a la vida de nosotros colombianos. El intolerable
grado de deshumanización del conflicto armado para las víctimas, e incluso, en el caso de
los victimarios, con frecuencia de manera inconsciente, justificado por ideologías en sus
actuaciones colectivas, suscita una inaplazable responsabilidad histórica de revertirlo
(Betancourt, 2016). Las víctimas son la justificación ética del diálogo, constituyendo su
centro e incluyendo a las víctimas futuras (Equipo negociador del Gobierno, 2012).
La Conferencia Mundial sobre “La Ciencia para el Siglo XXI: un nuevo compromiso”
(1999), resalta la necesidad de tener conciencia sobre el uso de las ciencias naturales y
sociales, y la tecnología, para el análisis de las causas fundamentales y de las
consecuencias de los conflictos. Así, con el concepto de desarrollo como libertad (Sen,
2000), la paz al ser apreciada por quienes estamos a favor de intereses humanistas,
induce una concepción de la ciencia, la tecnología y la innovación como insustituibles
medios para su construcción.
Con base en el principio de la razón práctica y asumiendo el principio de responsabilidad
(Hoyos, 2005), se torna necesaria la orientación propositiva del desarrollo científico para
fortalecer el proceso mismo de modernización, en este caso con la superación del
conflicto armado, a partir de un esfuerzo sistemático de prospectiva o previsión en los
campos económico, social, cultural y ambienta
La acción de la CTeI debe tener en cuenta actuales y futuros elementos del contexto
como: 1) el enfoque territorial, 2) perspectiva de la demanda de los actores locales, 3)
gran diversidad de la sociedad, economía, cultura y el ambiente; 4) participación
ciudadana en la evaluación de la tecnología y el conocimiento; 5) función de soporte de la
ciencia, tecnología e innovación a la construcción de Paz; 6) la concentración de las
capacidades en I&D en pocas ciudades; 7) flexibilidad institucional y necesidad de la
innovación institucional.
El decidido y acertado enfoque territorial participativo en el desarrollo rural integral (Misión
Rural, 2015) implica, entre otros cambios, el empoderamiento de los actores locales y
regionales, que justifica, a su vez, cambios en la gestión y realización de la ciencia,
tecnología e innovación, CTeI, destacando que las prioridades serán definidas en buena
medida por los habitantes y organizaciones territoriales, en diálogo con investigadores,
empresarios y servidores públicos; lo anterior contrasta también con la concentración de
investigadores e innovadores en las 4 principales ciudades colombianas frente a la
dispersión y lejanía de las áreas de conflicto.
3. La gran diversidad ambiental, económica, social y cultural de Colombia, implica que las
condiciones de Colombia como país tropical, amazónico y andino son tan únicas y
complejas como las encontradas en otros lugares, y por lo tanto inducen y exigen
explicaciones y manejos propios, según paradigmas endógenos, que necesitan reflejar el
contexto que los sustenta. Ello justifica profundización de una endogénesis científica,
explicativa y reproductiva que es necesaria entre nosotros porque las condiciones que
imponen el medio andino y tropical son prácticamente infinitas, y ello no está anticipado
adecuadamente por los marcos teóricos construidos para las zonas templadas del mundo