Este documento describe cómo sobrevivir a una crisis económica en Venezuela. Explica que la hiperinflación ha hecho que sea difícil comprar los bienes básicos. Sin embargo, la autora argumenta que es posible sobrevivir adoptando estrategias como aceptar la crisis, invertir en moneda extranjera, generar ingresos adicionales, comprar alimentos a granel, reducir gastos no esenciales y aprovechar los recursos al máximo. Con ingenio y solidaridad, afirma que es posible sobrevivir a la crisis a pesar de
1. Universidad Panamericana del Puerto
Facultad de Ciencias Económicas y Sociales
Escuela de Contaduría Pública
Catedra de Presupuesto I
Al mal tiempo, buena cara.
Anteponerse a la crisis
Autora: Mariana Marín
Profesor: Luis Gómez
2. Nuestro día a día viene acompañado de preguntarnos cuáles son nuestras
necesidades y cómo vamos a cubrirlas. Si contamos con un trabajo, nuestro deseo
es que la remuneración por este nos alcance para comprar lo que necesitamos,
pero, ¿qué podemos hacer cuando nos enfrentamos a una crisis económica?, en la
cual el poder adquisitivo disminuye a tal punto que no podemos adquirir ni siquiera
lo justo para vivir y cubrir las necesidades básicas. Precisamente, ese es el fin del
presente ensayo, que va más allá de dar consejos sobre cómo sobrevivir a una
crisis, ya que con esa premisa pareciera algo lejano y totalmente ajeno a mi realidad,
por ello, a través de este texto quiero plasmar como se puede sobrevivir en un país
como Venezuela, que grita crisis por todos lados y pareciera acabar con todos
nuestros deseos de superación.
La crisis vs el ingenio
En Venezuela, desde hace algunos años vino en ascenso un problema conocido
como inflación, el cual es el aumento generalizado y sostenido del nivel de precios
existentes en el mercado, lo que fue un factor determinante para deteriorar
rápidamente la economía del país. En un principio pensamos que los índices
inflacionarios podrían llegar a controlarse, pero este problema empeoró tanto que
hoy en día vivimos en una hiperinflación, que se refiere a una inflación muy elevada,
fuera de control, en la que los precios aumentan rápidamente al mismo tiempo que
la moneda pierde su valor, haciendo mucho más cuesta arriba comprar lo necesario.
La realidad que nos arropa es comprar un producto un día a un precio, ir a nuestros
hogares, gastarlo, en el caso de la comida y salir a comprarlo de nuevo pasados
unos días, dándonos cuenta de que el producto aumentó un 30,40 o 50% su valor,
nos preguntamos que ha pasado y decimos que eso es causa de la hiperinflación,
pero al detenernos a pensar nos damos cuenta de que en los próximos días el
producto costará aún más y nuestros ingresos continuarán siendo los mismos, y no
aumentarán hasta pasado un tiempo, lo cual nos llena de desesperación e
incertidumbre. Por ello, surgen las siguientes interrogantes: ¿podemos
anteponernos a la crisis?, ¿cuáles son nuestras alternativas?
Como estudiante me enfrento a diario a pagar pasajes, a vivir aumentos de la
matrícula universitaria y a ver como muchos que empezaron la carrera no pueden
seguir, ya que tienen dos opciones claras: comer o estudiar, y como la primera
opción es insustituible dejan a un lado sus metas profesionales para dedicarse a
conseguir el dinero necesario para alimentarse. En mi caso, los gastos familiares no
recaen sobre mí, pero como miembro de una familia ha sido indispensable
establecer estrategias para sobrellevar la dura situación económica que vivimos, de
las cuales recalco las siguientes:
El primer paso fue aceptar dicha crisis, ya que muchas veces pensábamos que
teníamos que esperar que todo pasará, sin fijar medidas claras, así que, nos ayudó
el reconocer que debíamos actuar inmediatamente, cambiando nuestro estilo de
3. vida y el modo en que veíamos las cosas. Reflexionamos en aspectos como que, si
cada día el dinero valdría menos y todo valdría más, era necesario buscar la manera
de revalorizar nuestros ingresos, invirtiendo algunas veces en moneda extranjera,
la cual no se devalúa, sino que aumenta su valor. Por otro lado, buscamos
alternativas que generarán ingresos, poniendo en práctica las habilidades que
servían para generar estos, tales como las manualidades (elaboración de
pancartas, dibujos) en mi caso, y los demás buscaron otros trabajos que no
chocaran con el que ya tenían.
Considerando la gran escalada de precios, buscamos en la medida de lo posible,
abastecernos con los alimentos, que son en sí el gasto principal alrededor del cual
giran todos los ingresos familiares, lo que nos enseñó a limitar los excesos
reduciendo los gastos en las cosas que realmente no hacían falta, o no eran
primordiales para vivir (ropa, maquillaje), tomando en cuenta que no debíamos
adquirir deudas, y si las adquiríamos intentábamos saldarlas lo más pronto que
podíamos. Por último, tratamos de aprovechar al máximo todas las cosas que
tenemos y no las desechamos hasta que realmente no sirven para nada, intentando
por todos los medios hacer que todo funcione por más tiempo, lo cual nos dejó como
reflexión que teníamos que hacer compras inteligentes y necesarias.
¿Sobrevivimos? Sí, porque la crisis no nos deja tener una calidad de vida de la cual
gozábamos en años anteriores, no hay cabida para recreación costosa o gustos que
antes nos dábamos sin ningún reparo, y algunos afirman que esto no es vida sino
supervivencia, ya que cada día es una nueva lucha contra la escalada de precios,
pero a pesar de esto podríamos decir que estamos superando la prueba y que cada
día nos esforzamos por sobrellevar la situación de la mejor manera posible,
poniendo en práctica un refrán venezolano que dice: Al mal tiempo, buena cara.
En conclusión, podría decir que es posible sobrevivir a la crisis, aunque a veces
esto parezca incierto, ya que todas las medidas antes expuestas sirven de mucho
para tomar decisiones inteligentes, reconociendo que las crisis pueden ser
pasajeras y que no durarán por siempre, lo cual me hace quedarme con las
palabras de una señora que escuche hace unos meses, que decían: para vivir en
Venezuela hace falta ingenio y solidaridad, el ingenio para hacer maravillas con lo
que puedes comprar, reinventándote en la cocina y en otros aspectos y la
solidaridad para ayudar a ese vecino o a esos vecinos que tal vez están en peores
condiciones, necesitando de ese ánimo que tú le puedes contagiar.