1. 1. El Muqui: El duende minero
En los más profundo de los andes, en donde el oro y el cobre se
encuentran al caminar, aparece un personaje de no más de 50
centímetros. Que no te confunda su cuerpo brillante pues su aspecto te
hace entender que no estás a salvo. Él es el amo y señor de la mina y
por eso es muy celoso con el oro que se encuentra ahí dentro.
Decenas de trabajadores han reportado verlo y han asegurado que este
les pide ofrendas para dejarlos trabajar tranquilos. Pero estas ofrendas
no son comunes. No es una flor, una carta, un vaso con agua. Sino la
vida de un niño no bautizado, quien con el pasar del tiempo se vuelve un
«muqui» más.
Cuenta la leyenda peruana de la sierra que la primera vez que fue visto
había luna llena un Pucayaco, Huánuco. Un minero se dirigía a su centro
de trabajo. Su hijo Eustaquio de 9 años le solía llevar la comida todos los
días al medio día, pero un día no llegó. Su padre preocupado dejó sus
labores y fue a buscarlo.
Al llegar a una curva, vio a su hijo jugando con otro niño. Ambos tenían
entre las manos lo que se hacía ver como piedras. Pero al ir acercándose
se dio cuenta que estas no eran piedras, sino pepitas de oro y que el otro
niño era un «muqui».
El padre asustado y sin hacer ruido para no espantarlos, se retiró la
correa, ató al duende y lo encerró en un baúl.
El «muqui» desesperado por obtener su libertad, le propuso un trueque al
minero: «Llevar ese mismo baúl lleno de oro a cambio de su libertad».
Trato que el padre no dudo en aceptar.
Es así como nace una de leyendas peruanas más famosas y tenebrosas.