3. Adam Smith basaba su ideario en el sentido
común. Frente al escepticismo, defendía el
acceso cotidiano e inmediato a un mundo
exterior independiente de la conciencia.
Smith creía que el fundamento de la acción
moral no se basa en normas ni en ideas
nacionales, sino en sentimientos universales,
comunes y propios de todos los seres
humanos.
4. En 1776, publicó La riqueza de las naciones,
sosteniendo que la riqueza procede del
trabajo de la nación. El libro fue
esencialmente un estudio acerca del proceso
de creación y acumulación de la riqueza,
temas ya abordados por
los mercantilistas fisiócratas, pero sin el
carácter científico de la obra de Smith.
Gracias a este trabajo, Smith se conoce como
el padre de la economía.
5. Su célebre obra sistematiza de manera científica
las bases del capitalismo moderno, y presentó su
justificación teórica en una forma que marcaría el
pensamiento de los más influyentes economistas
del siglo XIX y que en parte sigue inspirando a
los defensores del mercado libre, incluso hoy en
día.
Sin embargo, pese a su importancia para la historia
de la ciencia económica, es importante recordar
que Smith no era únicamente un economista; de
hecho, en sus tiempos la economía aún no se
había desarrollado como disciplina
independiente.
6. En lo sucesivo su vida transcurrió en una
soledad asistida por la enfermedad y, pese a
ser objeto de honores y del reconocimiento
general, no fue más que una larga espera del
fin inexorable. El 17 de julio de 1790, a los
setenta y siete años de edad, fallecía en
Edimburgo, en cuyo cementerio de
Canongate fue enterrado.