1. DÍA DE MUERTOS
¿Podemos orar por los difuntos?
Queridos hermanos:
Les voy a contar un caso que me sucedió hace algún tiempo. Un día se murió un amigo mío que en
cuanto a religión no era ni chicha ni limonada, unas veces iba a misa y otras iba al culto de los
evangélicos. Cuando murió, los evangélicos lo velaron con muchos cantos y alabanzas, y al día
siguiente lo llevaron al cementerio. Como era amigo mío, quise ir al cementerio a orar por él. Una vez
allá, le pregunté al pastor, si me dejaba hacerle un responso, y me contestó: «El finado era oveja de
nuestro rebaño y nosotros no les rezamos a los muertos porque a estas alturas de nada le sirven las
oraciones». Total que no me permitieron rezarle el responso y tuve que contentarme con orar en
silencio.
Esta anécdota nos da pie para preguntarnos: ¿Podemos orar por los difuntos? ¿Les sirven nuestras
oraciones? ¿Cuál es la doctrina católica y la evangélica al respecto?
La Doctrina católica
La Biblia nos dice que después de la muerte viene el juicio: «Está establecido que los hombres mueran
una sola vez y luego viene el juicio» (Hebr. 9, 27). Después de la muerte viene el juicio particular donde
«cada uno recibe conforme a lo que hizo durante su vida mortal» (2 Cor. 5, 10).
Al fin del mundo tendrá lugar el «juicio universal» en el que Cristo vendrá en gloria y majestad a juzgar
a los pueblos y naciones.
Es doctrina católica que en el juicio particular se destina a cada persona a una de estas tres opciones:
Cielo, Purgatorio o Infierno.
-Las personas que en vida hayan aceptado y correspondido al ofrecimiento de salvación que Dios nos
hace y se hayan convertido a El, y que al morir se encuentren libres de todo pecado, se salvan. Es
decir, van directamente al Cielo, a reunirse con el Señor y comienzan una vida de gozo indescriptible
«Bienaventurados los limpios de corazón -dice Jesús- porque ellos verán a Dios» (Mt. 5, 8).
-Quienes hayan rechazado el ofrecimiento de salvación que Dios hace a todo mortal, o no se
convirtieron mientras su alma estaba en el cuerpo, recibirán lo que ellos eligieron: el Infierno, donde
estarán separados de Dios por toda la eternidad.
-Y finalmente, los que en vida hayan servido al Señor pero que al morir no estén aún plenamente
purificados de sus pecados, irán al Purgatorio. Allá Dios, en su misericordia infinita, purificará sus
almas y, una vez limpios, podrán entrar en el Cielo, ya que no es posible que nada manchado por el
pecado entre en la gloria: «Nada impuro entrará en ella (en la Nueva Jerusalén)» (Ap. 21, 27).
Aquí surge espontánea una pregunta cuya respuesta es muy iluminadora: ¿Para qué estamos en este
mundo? Estamos en este mundo para conocer, amar y servir a Dios y, mediante esto, salvar nuestra
2. alma. Dios nos coloca en este mundo para que colaboremos con El en la obra de la creación, siendo
cuidadores de este «jardín terrenal» y para que cuidemos también de los hombres nuestros hermanos,
especialmente de aquellos que quizás no han recibido tantos dones y «talentos» como nosotros. Este
es el fin de la vida de cada hombre: Amar a Dios sobre todas las cosas y salvar nuestra alma por toda
la eternidad.
¿Qué acontece, entonces, con los que mueren?
Ya lo dijimos: Los que mueren en gracia de Dios se salvan. Van derechamente al cielo. Los que
rechazan a Dios como Creador y a Jesús como Salvador durante esta vida y mueren en pecado mortal
se condenan. También aquí la respuesta es clara y coincidente entre católicos y evangélicos.
-Pero, ¿qué ocurre con los que mueren en pecado venial o que no han satisfecho plenamente por sus
pecados? Ahí está la diferencia entre católicos y evangélicos. Los católicos creemos en el Purgatorio.
Según nuestra fe católica, el Purgatorio es el lugar o estado por medio del cual, en atención a los
méritos de Cristo, se purifican las almas de los que han muerto en gracia de Dios, pero que aún no
han satisfecho plenamente por sus pecados. El Purgatorio no es un estado definitivo sino temporal. Y
van allá sólo aquellos que al morir no están plenamente purificados de las impurezas del pecado, ya
que en el cielo no puede entrar nada que sea manchado o pecaminoso.
Ahora bien, según los evangélicos no hay Purgatorio porque no figura en la Biblia y Cristo salva a
todos, menos a los que se condenan.
Para nosotros, los católicos hay Purgatorio y en cuanto a su duración podemos decir que después que
venga Jesús por segunda vez y se ponga fin a la historia de la humanidad, el Purgatorio dejará de
existir y sólo habrá Cielo e Infierno.
Por consiguiente, según nuestra fe católica, se pueden ofrecer oraciones, sacrificios y Misas por los
muertos, para que sus almas sean purificadas de sus pecados y puedan entrar cuanto antes a la gloria
a gozar de la presencia divina. Los evangélicos insisten en que la palabra «Purgatorio» es una pura
invención de los católicos y que ni siquiera este nombre se halla en la Biblia. Nosotros argumentamos
que tampoco está en la Biblia la palabra «Encarnación» y, sin embargo, todos creemos en ella.
Tampoco está la palabra «Trinidad» y todos, católicos y evangélicos, creemos en este misterio. Por
tanto, su argumentación no prueba nada.
En definitiva, el porqué de esta diferencia es muy sencillo. Ellos sólo admiten la Biblia, en cambio para
nosotros, los católicos, la Biblia no es la única fuente de revelación. Nosotros tenemos la Biblia y la
Tradición. Es decir, si una verdad se ha creído en forma sostenida e ininterrumpida desde Jesucristo
hasta nuestros días es que es dogma de fe y porque el Pueblo de Dios en su totalidad no puede
equivocarse en materia de fe porque el Señor ha comprometido su asistencia. Es el mismo caso de la
Asunción de la Virgen a los cielos, que si bien no está en la Biblia, la Tradición cristiana la ha creído y
celebrado desde los primeros tiempos, por lo que se convierte en un dogma de fe. Además esto lo ha
reafirmado la doctrina del Magisterio durante los dos mil de fe de la Iglesia Católica.
La Tradición de la Iglesia Católica
La Tradición constante de la Iglesia, que se remonta a los primeros años del cristianismo, confirma la
fe en el Purgatorio y la conveniencia de orar por nuestros difuntos. San Agustín, por ejemplo, decía:
«Una lágrima se evapora, una rosa se marchita, sólo la oración llega hasta Dios». Además, el mismo
Jesús dice que «aquel que peca contra el Espíritu Santo, no alcanzará el perdón de su pecado ni en
este mundo ni en el otro» (Mt. 12, 32). Eso revela claramente que alguna expiación del pecado tiene
que haber después de la muerte y eso es lo que llamamos el Purgatorio. En consecuencia, después
de la muerte hay Purgatorio y hay purificación de los pecados veniales.
El Apóstol Pablo dice, además, que en el día del juicio la obra de cada hombre será probada. Esta
prueba ocurrirá después de la muerte: «El fuego probará la obra de cada cual. Si su obra resiste al
fuego, será premiado, pero si esta obra se convierte en cenizas, él mismo tendrá que pagar. El se
3. salvará pero como quien pasa por el fuego» (1 Cor. 3, 15). La frase: «tendrá que pagar» no se puede
referir a la condena del Infierno, ya que de ahí nadie puede salir. Tampoco puede significar el Cielo,
ya que allá no hay ningún sufrimiento. Sólo la doctrina y la creencia en el Purgatorio explican y aclaran
este pasaje. Pero, además, en la Biblia se demuestra que ya en el Antiguo Testamento, Israel oró por
los difuntos. Así lo explica el Libro II de los Macabeos (12, 42-46), donde se dice que Judas Macabeo,
después del combate oró por los combatientes muertos en la batalla para que fueran liberados de sus
pecados. Dice así: «Y rezaron al Señor para que perdonara totalmente de sus pecados a los
compañeros muertos». Y también en 2 Timoteo 1, 1-18, San Pablo dice refiriéndose a Onesíforo: «El
Señor le conceda que alcance misericordia en aquel día».
Resumiendo, entonces, digamos que con nuestras oraciones podemos ayudar a los que están en el
Purgatorio para que pronto puedan verse libres de sus sufrimiento y ver a Dios.
No obstante, como que en la práctica, cuando muere una persona, no sabemos si se salva o se
condena, debemos orar siempre por los difuntos, porque podrían necesitar de nuestra oración. Y si
ellos no la necesitan, le servirá a otras personas, ya que en virtud de la Comunión de los Santos existe
una comunicación de bienes espirituales entre vivos y difuntos. Estoexplica aquella costumbre popular
de orar «por el alma más necesitada del Purgatorio».
Las catacumbas
En las catacumbas o cementerios de los primeros cristianos, hay aún esculpidas muchas oraciones
primitivas, lo que demuestra que los cristianos de los primeros siglos ya oraban por sus muertos. Del
siglo II es esta inscripción: «Oh Señor, que estás sentado a la derecha del Padre, recibe el alma de
Nectario, Alejandro y Pompeyo y proporciónales algún alivio». Tertuliano (año 160-222) dice: «Cada
día hacemos oblaciones por los difuntos». San Juan Crisóstomo (344-407) dice: «No en vano los
Apóstoles introdujeron la conmemoración de los difuntos en la celebración de los sagrados misterios.
Sabían ellos que esas almas obtendrían de esta fiesta gran provecho y gran utilidad» (Homilía a Filipo,
Nro. 4).
Amigos y hermanos míos, creo que les quedará bien claro este punto tan importante de nuestra fe.
Quien se profese católico no sólo puede sino que debe orar por sus difuntos
Y aquí cabe una pregunta: ¿Cómo queremos que nos recuerden nuestros amigos y familiares cuando
nos muramos, con o sin oración?
Por lo menos entre los católicos, todos dirán que su deseo es que oren por ellos y que se les recuerde
con la Santa Misa, porque aunque un católico muera con todos los sacramentos, siempre puede
quedar en su alma alguna mancha de pecado y por eso conviene orar por ellos. Este es el sentir de la
Iglesia Católica desde sus comienzos.
En lo que se refiere al Purgatorio hay que agregar que no es como una segunda oportunidad para que
la persona establezca una recta relación con Dios. La conversión y el arrepentimiento deben darse en
esta vida.
Los católicos, pues, no nos contentamos solamente con cantar alabanzas y glorificar a Dios, sino que
elevamos plegarias a Dios y a la Santísima Virgen por nuestros difuntos y con más razón en los días
inmediatos a su muerte.
La oración por los difuntos
Los primeros misioneros que evangelizaron América introdujeron la costumbre, que aún perdura en
algunos lugares, de reunirse y hacer un velorio que se prolonga por una semana o nueve días. Se reza
aún una Novena en la que los familiares se congregan para acompañar a los deudos y ofrecen a Dios
oraciones por el difunto. También la Iglesia, desde tiempo inmemorial, introdujo la costumbre de
4. celebrar el día 2 de Noviembre dedicado a los difuntos, día en el que los católicos vamos a los
cementerios y, junto con llevar flores, elevamos una oración por nuestros seres queridos.
Los evangélicos, por lo general, sólo alaban a Dios por los favores que Dios le concedió al difunto.
Pocas son las sectas que oran por ellos. En materia doctrinal, hay mucha variedad entre una secta y
otra, ya que, como interpretan la Biblia según su libre albedrío, cada iglesia y cada persona tienen su
propio criterio.
En cambio, entre los católicos sabemos que cualquier texto de la Escritura no debe ser objeto de
interpretación personal, sino que la Iglesia, inspirada por el Espíritu Santo, nos revela a través de sus
pastores el verdadero sentido de cada texto. Y en este sentido, el Papa es el garante la verdad revelada,
es decir, del depósito de la Fe. Así, el Papa nos confirma en que nuestra Fe es la misma de los primeros
cristianos, y la misma que perdurará hasta el fin de los tiempos.
Digamos, para terminar, que los católicos no sólo podemos orar por los difuntos, sino que éste es un
deber cristiano que obliga, especialmente, a los familiares y a los amigos más cercanos.
Orar por los vivos y por los difuntos es una obra de misericordia. De la misma manera que ayudaríamos
en vida a sus cuerpos enfermos, así, después de muertos, debemos apiadarnos de ellos rezando por
el descanso eterno de sus almas.
Ente los católicos la tradición es orar por los difuntos y en lo posible celebrar la Santa Misa por su
eterno descanso.
Dice la Liturgia: "dales, Señor, el descanso eterno y brille para ellos la luz eterna"
Y san Agustín dijo:"Una lágrima se evapora, una flor se marchita, sólo la oración llega al trono de Dios".
No quisiera pensar que el propósito principal de la Iglesia Católica al realizar misas a los
difuntos sea el de sacar un poco mas de dinero ya que por cada Misa que se ofrezca se cobra
una cantidad, esto sin contar las ofrendas que sean levantadas ese día de la Misa, pero eso
sería como jugar con el dolor de las personas que le sobreviven al difunto, aveces las personas
en nuestro afán de ayudar y de aliviar un poco nuestras conciencias hacemos cosas que la
palabra de Dios no ordena y el que nosotros o nuestros antepasados las hayan hecho igual no
significa que sean agradables a Dios ni se deberían considerar como Ley de Dios, ahora
recuerdo que en la palabra de Dios Jesús invitando a una persona a seguirle, este le responde
"Si te te seguiré solo permiteme enterrar a mi difunto" y Jesús le respondió "Dejad que los
muertos entierren a sus muertos"
Jesús nos enseño a orar y la Iglesia Católica enseña a rezar (ver diferencia entre rezos y
oraciones), pues bien les contaré mi caso.
Existe el Purgatorio?
La respuesta a este tema ya había sido dada ampliamente Leer Tema
LEAMOS UN POCO DE HISTORIA MEXICANA ACERCA DE LOS ORIGENES DEL DIA DE
LOS MUERTOS EN MÉXICO
La muerte es el destino inexorable de toda vida humana y es natural que nos asuste y angustie su realidad, sobre
5. todo cuando vemos de cerca el peligro de morir o cuando afecta a nuestros seres queridos.
Este resumen dedicado a la celebración del Día de Muertos tiene el propósito de acercar a niños y adultos con la
idea de la muerte, para que la vayan aceptando como parte inevitable de la vida humana, conocer cómo algunas
culturas antiguas también hacían ritos sobre la muerte; y fortalecer el carácter desde el punto de vista religioso.
Además, espero pueda ayudar a entender mejor la sensibilidad mexicana, nuestra manera tan particular entender
y dar sentido a la celebración del Día de Muertos.
Más que el hecho de morir, importa más lo que sigue al morir. Ese otro mundo sobre el que hacemos
representaciones, costumbres y tradiciones que se convierten en culturas, todas de igual importancia, pues ante el
camino desconocido que la muerte nos señala, sólo es posible imaginarla con símbolos.
EL CULTO A LOS MUERTOS EN OTRAS CULTURAS
En las culturas antiguas como la China y Egipcia el culto a los muertos es un símbolo de unidad
familiar. Les rendían culto construyendo templos y pirámides.
En la cultura China por ejemplo, en los aniversarios, se quemaba incienso, se encendían candelas y
colocaban ofrendas de alimentos sobre un altar. Eran los días en los que se recordaba las grandes
deudas que se tenían con los antepasados.
Los antiguos egipcios creían que el individuo tenía dos espíritus. Cuando fallece, uno va al más allá y
el segundo queda vagando en el espacio, por lo que tiene necesidad de comer. Consideraban que
este espíritu vivía en el cuerpo que ellos cuidadosamente habían embalsamado, de esta manera el
espíritu podía seguir existiendo. Este espíritu era quien recibía las ofrendas.
LOS AZTECAS Y EL CULTO A LA MUERTE
La fiesta de muertos está vinculada con el calendario agrícola prehispánico, porque es la única fiesta
que se celebraba cuando iniciaba la recolección o cosecha. Es decir, es el primer gran banquete
después de la temporada de escasez de los meses anteriores y que se compartía hasta con los
muertos.
En la cultura Náhuatl se consideraba que el destino del hombre era perecer. Este concepto se
detecta en los escritos que sobre esa época se tienen. Por ejemplo, existe un poema del rey y poeta
Netzahualcóyotl (1391-1472): Somos mortales / todos habremos de irnos, / todos habremos de
morir en la tierra... / Como una pintura, / todos iremos borrando. / Como una flor, / nos iremos
secando / aquí sobre la tierra... / Meditadlo, señores águilas y tigres, / aunque fuerais de jade, /
aunque fuerais de oro, / también allá iréis / al lugar de los descansos. / Tendremos que despertar, /
nadie habrá de quedar.
Este sentimiento de la representación del destino se debe
entender en el sentido de que el pueblo azteca se
concebían como soldados del Sol, cuyos ritos contribuían
a fortalecer al Sol-Tonatiuh en su combate divino contra
las estrellas, símbolos del mal y de la noche o de la
oscuridad. Los aztecas ofrecían sacrificios a sus dioses y,
en justa retribución, éstos derramaban sobre la
humanidad la luz o el día y la lluvia para hacer crecer la
vida.
El culto a la muerte es uno de los elementos básicos de la
religión de los antiguos mexicanos. Creían que la muerte y la vida constituyen una unidad. Para los
pueblos prehispánicos la muerte no es el fin de la existencia, es un camino de transición hacia algo
mejor.
Esto salta a la vista en los símbolos que encontramos en su arquitectura, escultura y cerámicas, así
como en los cantos poéticos donde se evidencia el dolor y la angust ia que provoca el paso a la
muerte, al Mictlán, lugar de los muertos o descarnados que esperan como destino más benigno los
paraísos del Tlalocan.
6. [Atado de Caña]
[Mictlantecuhtli]
[Momia prehispánica]
Los aztecasdividían el tiempo en siglosde 52 años. Al final de cada ciclo, celebrabanuna ceremoniallamada"laatadura de losaños". En la
escultura, cada ciclo está representadopor un "atado decañas". Este atado esculpido en piedrasimboliza el fin d e un cliclo azteca. Mictlantecuhtli
era el diosde losmuertos. Los que morían de muertenatural iban al "Mictlan" Los habitantesde mesoamérica creíanque después
de morir, continuaríanviviendo en otro modo.losmuertoseran enterradoscon toda case de objetosque pudieranserlesútil en su viaje al Mictlan.
[Representación del "Tlalocan" o el paraíso]
El sacrificio de muerte no es un propósito personal; la
muerte se justifica en el bien colectivo, la continuidad de la
creación; importa la salud del mundo y no entraña la
salvación individual. Los muertos desaparecen para volver
al mundo de las sombras, para fundirse al aire, al fuego y a
la tierra; regresa a la esencia que anima el universo.
Los sacrificios humanos se consideran como el tributo que
los pueblos vencedores pagaban a sus dioses, y ellos a su
vez alimentaban la vida del universo y a su sociedad.
Por otro lado, cuando alguien moría, organizaban fiestas
para ayudar al espíritu en su camino. Como en la antigua
cultura egipcia, los antiguos mexicanos enterraban a sus muertos envueltos en un "petate", les
ponían comida para cuando sintieran hambre, ya que su viaje por el Chignahuapan (del náhuatl:
nueva apan, en el río; o "sobre los nueve ríos"), parecido al purgatorio, era muy difícil de transitar
porque encontrarían lugares fríos y calurosos.
LA CELEBRACION EN LA ACTUALIDAD
Esta celebración conserva mucha de la influencia prehispánica del culto a los muertos, las
encontramos en Tláhuac, Xochimilco y Mixquic, lugares cercanos a la ciudad de México. En el estado
de Michoacán las ceremonias más importantes son las de los indios purépechas del famoso lago de
Pátzcuaro, especialmente en la isla de Janitzio. Igualmente importantes son las ceremonias que se
hacen en poblados del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca y en Cuetzalán, Puebla.
Sobre sus altares encienden velas de cera, queman incienso en bracerillos de barro cocido, colocan
imágenes cristianas: un crucifijo y la virgen de Guadalupe. Ponen retratos de sus seres fallecidos. En
platos de barro cocido se colocan los alimentos, estos son productos que generalmente ahí se
consumen, platillos propios de la región. Bebidas embriagantes o vasos con agua, jugos de frutas,
7. panes de muerto, adornados con azúcar roja que simula la sangre. Galletas, frutas de horno y
dulces hechos con calabaza.
SENTIDO MEXICANO DE LA MUERTE
En el México contemporáneo tenemos un sentimiento especial ante el fenómeno natural que es la
muerte y el dolor que nos produce. La muerte es como un espejo que refleja la forma en que hemos
vivido y nuestro arrepentimiento. Cuando la muerte llega, nos ilumina la vida. Si nuestra muerte
carece de sentido, tampoco lo tuvo la vida, "dime como mueres y te diré como eres".
Haciendo una confrontación de los cultos prehispánicos y la religión cristiana, se sostiene que la
muerte no es el fin natural de la vida, sino fase de un ciclo infinito. Vida, muerte y resurrección son
los estadios del proceso que nos enseña la religión Cristiana. De acuerdo con el concepto
prehispánico de la muerte, el sacrificio de la muerte -el acto de morir- es el acceder al proceso
creador que da la vida. El cuerpo muere y el espíritu es entregado a Dios (a los dioses) como la
deuda contraída por habernos dado la vida.
Pero el cristianismo modifica el sacrificio de la muerte. La muerte y la salvación se vuelven
personales, para los cristianos el individuo es el que cuenta.
Las creencias vuelven a unirse en cuanto que la vida sólo se justifica y trasciende cuando se realiza
en la muerte.
La creencia de la muerte es el fin inevitable de un proceso natural. Lo vemos todos los días, las
flores nacen y después mueren. Los animales nacen y después mueren. Nosotros nacemos,
crecemos, nos reproducimos en nuestros hijos, después nos hacemos viejos y morimos. A menudo
en un accidente perdemos a nuestros seres queridos, un amigo, un hijo o un hermano.
Es un hecho que la muerte existe, pero nadie piensa en su propia muerte. En las culturas
contemporáneas la "muerte" es una palabra que no se pronuncia. Los mexicanos tampoco pensamos
en nuestra propia muerte, pero no le tenemos miedo porque la fe religiosa nos da la fuerza para
reconocerla y porque quizas también somos un poco indiferentes a la vida, supongo que así es como
nos justificamos.
El desprecio, el miedo y el dolor que sienten hacia la muerte se unen al culto que le profesan. Es
decir, que la muerte puede ser una venganza a la vida, porque nos libera de aquellasvanidadescon las
que vivimos y nos convierte, al final, a todos por igual en lo que somos, un montón de huesos.
Entonces la muerte se vuelve jocosa e irónica, la llamamos "calaca", "huesuda", "dentona", la
"flaca", la "parca". Al hecho de morir de damos definiciones como "petatearse", "estirar la pata",
"pelarse" morirse. Estas expresiones son permiten jugar y en tono de burla hacer refranes y versos.
En los juegos está presente con las calaveritas de azúcar o recortes de papel, esqueletos coloridos,
piñatas de esqueletos, títeres de esqueletos y cuando hacemos dibujos en caricaturas o historietas.
EL DÍA DE LOS MUERTOS
Por Edwin López
El 02 de Noviembre es conocido en el mundo hispano como el día de los muertos. Pero... ¿cuál
es el significado del día de los difuntos?
Oficialmente, según el calendario católico, el día 1º de noviembre está dedicado a Todos los
Santos y el día 2, a los Fieles Difuntos. En la tradición popular mexicana, el día 1º es dedicado a
los niños fallecidos llamándolo el culto menor, y el día 2 a los adultos muertos conocido también
como el culto mayor. Según la tradición prehispánica, las almas de los muertos regresan un día
en el año para visitar a sus familiares vivos. Al parecer, la fecha de este regreso fue
acondicionada durante la conquista española, para hacerla coincidir con la celebración católica
de Todos los Santos.
8. En el 02 de Noviembre la gente acostumbra ir a los cementerios para visitar a sus
familiares
muertos y dejarles un recuerdo. Se aprovecha la ocasión para pasar el día con los difuntos
y
toda la familia acude a rezar ante las tumbas que son adornadas profusamente con flores.
Estas
manifestaciones populares han llegado incluso a transformarse en una atracción turística
para
las personas de otras culturas.
En algunos países, el homenaje a los muertos también se lo realiza en las casas,
adornando una
mesa en forma especial, con flores, copas y artículos personales del difunto que se ofrecen en
su memoria. También se colocan objetos del gusto del difunto: su comida, música, cigarrillos y
bebidas favoritas; incluso retratos de sus artistas e ídolos deportivos. Todo esto presidido por la
fotografía del desaparecido. En algunas comunidades latinoamericanas se encienden velas y
fogatas con el objeto de guiar a las almas por el camino seguro.
En la actualidad, el día de los difuntos consiste en una serie de prácticas y rituales entre los que
destacan la recepción y despedida de las ánimas, la colocación de las ofrendas o altares de
muertos, el arreglo de las tumbas, la velación en los cementerios y la celebración de oficios
religiosos. Sin lugar a dudas, la tradición del día de los muertos sobrevivió a la conquista
española y se ha mantenido casi intacta hasta nuestros días, aún cuando la iglesia católica la
ignoró durante mucho tiempo por considerarla pagana.
En el ámbito de las ventas, el día de los muertos dinamiza o favorece ciertas actividades
comerciales como las flores, frutas, objetos de cerámica, panes de muertos, luces, candeleros y
velas de todas las clases.
El día de los muertos, más que una fecha conmemorativa, es una radiografía que nos permite
apreciar las creencias del mundo hispano en cuanto a lo que sucede después de la muerte.
En la celebración del día de los difuntos se cree que los muertos se comunican con sus parientes
vivos o con un intermediario llamado médium. En cambio la Biblia declara categóricamente que
los muertos no pueden comunicarse con los vivos. Es más, este tipo de comunicación con los
seres ya fallecidos está prohibido en las Escrituras y denunciado como actividades ocultistas. En
Deuteronomio 18:10-12 dice: "No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el
fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni
adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Jehová
cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas
naciones de delante de ti." En este pasaje de la Biblia se coloca al culto de los muertos en la
misma categoría de ocultismo que la brujería y hechicería.
En la celebración del día de los difuntos se cree que los muertos regresan a visitar a los vivos
para convivir y comer con ellos. En cambio la Biblia es muy clara en decir que los muertos no
regresan del más allá, no comen, ni conviven con los seres vivos. En Lucas 16:19-31 dice:
Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con
esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de
aquél, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los
perros venían y le lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los
ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus
ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando
voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de
su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham
le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora
éste es consolado aquí, y tú atormentado."Además de todo esto, una gran sima está puesta
9. entre nosotros y vosotros, de manera que los que quieren pasar de aquí a vosotros, no pueden,
ni de allá pasar acá. Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi
padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos
también a este lugar de tormento. Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos.
El entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se
arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán
aunque alguno se levantare de los muertos."
En la celebración del día de los difuntos se cree que las fogatas y velas encendidas ayudan a las
almas de los muertos a regresar a su hogar en el más allá. De acuerdo con esta costumbre se
cree que los muertos tienen libertad para ir y regresar a la tierra, por lo menos en el 02 de
Noviembre de cada año. En cambio la Palabra de Dios dice que solo existe un evento posterior a
la muerte, a este evento se lo denomina "el juicio." Hebreos 9:27 dice: " Y de la manera que
está establecido para los hombres que mueran una solo vez, y después de esto el juicio."
Quizás te preguntes... ¿Por qué muchas personas aseguran que se comunican con los muertos?
¿Por qué algunos aducen tener la capacidad de hablar con los espíritus?
Bueno, quiero decirte que las personas envueltas en estas prácticas muchas veces se
autodenominan "mensajeros de Dios." Estos médiums o videntes, aseguran que tienen la
habilidad de comunicarse con los muertos, lo cual es totalmente imposible, ya que la Biblia en
Eclesiastés 12:7, nos dice que el espíritu, una vez que abandona el cuerpo, regresa a quien lo
dio. De manera que todas las manifestaciones que resultan de estas invocaciones son producto
de la intervención de espíritus malignos, carentes de cuerpo físico, pero altamente inteligentes.
La Biblia advierte que existen seres espirituales que buscan engañar a los seres humanos.
Efesios 6:12 dice: "Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados,
contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes
espirituales de maldad en las regiones celestes."
Además, estos seres espirituales malignos tienen la capacidad de manifestarse en el mundo
material simulando una aparición angélica benigna. 2 Corintios 11:14 dice: "Y no es maravilla,
porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz."
Muchas veces estos espíritus malignos simulan que son los espíritus de grandes sabios, reyes o
filósofos que vivieron en la edad media y que están dispuestos a compartir sus conocimientos y
sabiduría secreta. Sin embargo la Biblia dice que no existe conocimiento, sabiduría o secretos
fuera de Dios. Deuteronomio 29:29 nos dice: "Las cosas secretas pertenecen al Señor, nuestro
Dios; mas las reveladas (en la Biblia) son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para
que cumplamos todas las palabras de esta ley."
Concluyendo, puedo decir que la creencia de que los muertos se comunican con los parientes
vivos o con un intermediario llamado médium; o que los muertos regresan a visitar a los vivos
para convivir y comer con ellos; o que las fogatas y velas encendidas ayudan a las almas de los
muertos a regresar a su hogar en el mas allá, son costumbres y tradiciones totalmente contrarias a las
enseñanzas de la Palabra de Dios. Tienen el mismo origen espiritual del ocultismo puesto que la invocación a los
espíritus es el aspecto esencial de la brujería.
¿Por qué continuar recordando un día de muerte? ¿Por qué seguir insistiendo en comunicarse
con un muerto sabiendo que esto es imposible? Yo te animo hoy a que te comuniques con
alguien que si murió hace unos 2000 años atrás, pero que hoy está vivo puesto que resucitó, su nombre es Jesús.
Comunícate con Jesús, El te dará el perdón de tus pecados, una vida con
sentido y propósito, y además... la vida eterna.