1. Industria petrolera: lastre o una opción de progreso<br />Por Josefina Vázquez Mota<br />El aniversario de la expropiación petrolera es una oportunidad de reflexión responsable. Tanto sobre los retos y oportunidades que enfrenta hoy la industria, como para garantizar a los mexicanos que los recursos de hidrocarburos se explotan de la manera más inteligente posible, generando el mayor valor agregado a partir de la tecnología disponible para ello. <br />Si en la agenda prioritaria de México está crecer económicamente más y de manera sostenida, entonces debemos acentuar que un país que crece, consume mucha más energía, por lo que es fundamental contar con un sector energético sólido y moderno.<br />Sin embargo, no podemos negar que la riqueza petrolera en nuestro país ha venido decayendo en los últimos años. La producción de petróleo es de poco más de 2.5 millones de barriles diarios, lo que representa una disminución de aproximadamente 800 mil barriles diarios en comparación con los resultados de producción observada en 2004. Así mismo, hoy en día, 4 de cada 10 litros de gasolina utilizados en México son importados y se adquieren a un precio más alto del que se vende, lo que coloca a nuestro país en una situación de riesgo y dependencia.<br />Actualmente los recursos prospectivos estimados de hidrocarburos ascienden a 50,500 millones de barriles de petróleo crudo equivalente. La distribución de dichos recursos se encuentra ubicada en las cuencas del Sureste y Golfo de México Profundo, con 88.3% del total de los recursos prospectivos del país.<br />México enfrenta el reto de que en el futuro el petróleo tendrá que extraerse de yacimientos cuya complejidad supera, por mucho, la presentada hasta ahora. Para enfrentarlo con éxito, se requerirá un gran esfuerzo orientado a incrementar la capacidad de ejecución e inversión, adoptar las mejores prácticas en la administración del riesgo que implican las inversiones y utilizar la tecnología más avanzada para la explotación eficaz de los nuevos yacimientos.<br />Adicionalmente, es necesario dar mayor valor a nuestro petróleo, aumentando la producción en el territorio nacional de los energéticos que requiere la economía, y que son un instrumento fundamental para detonar inversiones y empleos.<br />La experiencia internacional, en países como Brasil, Noruega, Canadá y Reino Unido muestra cómo en esas naciones, se ha logrado que los distintos grupos políticos llegaran a acuerdos y concretaran reformas para transformar ese recurso natural, en algo mucho más importante y tangible: en riqueza sostenible con capacidad para mejorar la calidad de vida de sus sociedades. <br />Esa es la importancia de dejar atrás las frases hechas, la sospecha como argumento y la mirada nostálgica hacia realidades que nunca fueron.<br />Como me comentó hace unos meses uno de los principales asesores del ex Presidente Lula: en el caso de los yacimientos a muy alta profundidad, es importante descubrir el petróleo y extraerlo, así como transformarlo con tecnología, y garantizar que una parte importante de los recursos que de ahí se desprendan sean destinados a salud, educación y más tecnología. En ese caso, las reformas no significaron que la empresa estatal abandonara su rol estratégico, sino que permitieron establecer un entorno económico y legal propicio, los incentivos y mecanismos para modernizarse, ser más eficiente y competir. <br />Para los legisladores de Acción Nacional está claro que hay que superar ese falso debate sobre la naturaleza de los recursos y proceder efectivamente a transformarlos en una riqueza real y tangible para todos los mexicanos. <br />El ex presidente de Bolivia, Carlos Mesa, que conoce bien la dureza de las batallas para modernizar la agenda energética en nuestra Región Latinoamericana, ha subrayado que nuestras sociedades necesitan hacerse la pregunta de fondo sobre su propia estructura productiva y replantearse si la industria petrolera se convierte en un lastre o en una opción positiva de crecimiento, de progreso y futuro.<br />Sabemos que hay que pensar de manera diferente y vencer las resistencias a dotar a nuestra paraestatal de un régimen de gobierno interno funcional y racional. A impulsar y fortalecer la exploración y explotación en yacimientos de alta complejidad y altos riesgos, que requieren innovaciones tecnológicas, procesos productivos de punta y altas inversiones.<br />El petróleo es patrimonio de los mexicanos y debemos cuidarlo y saber aprovecharlo de la mejor manera. Sin cambios importantes, seguiremos comprometiendo esa riqueza actual y potencial con la que contamos. Se trata entonces, de cambios en los que el Estado no pierde el control o la soberanía sobre los recursos, por el contrario, hablamos de innovaciones y mejoras que estarían orientadas a contar con una industria más eficiente y competitiva. <br />Pensemos en una soberanía en sentido moderno, que es más que la propiedad de un recurso como fin en sí mismo. Es la propiedad de un procedimiento, es la capacidad de innovar, es la posibilidad de aportar valor agregado, es crecimiento económico y ejercicio efectivo de ciudadanía económica. Es transformarse en un país más fuerte social y económicamente. <br />Esa es la soberanía a la que aspiramos.<br />