1. Corona Autoriza el repartimiento en pueblos próximos a Santiago 1565
Representación de Santiago el Mayor como Santiago Matamoros, llevando el manto de su
Orden. Giovanni Battista Tiepolo (Museo de Bellas Artes, Budapest).
Entre 1157 y 1230, la dinastía real se dividió en dos ramas opuestas, por lo que la
rivalidad tiende a oscurecer los inicios de la Orden. Aunque Santiago de Compostela, en
Galicia, es el centro de la devoción a este apóstol, no es ni la cuna ni la principal sede de
la Orden. Dos ciudades lucharon por tener el honor de ser la sede de la Orden, León, en
el viejo reino de ese nombre, y Uclés en el nuevo reino de Castilla.
Algunas fuentes apuntan a que la Orden de Santiago fue creada a raíz de la victoria en la
batalla de Clavijo, que supuestamente tuvo lugar en La Rioja en el año 844.5 Aunque la
atribución a la creación de la Orden tras dicha batalla, que hoy se considera un hecho
ficticio que nunca tuvo lugar, se debe a la devoción hacia el apóstol, al que la leyenda
atribuye una intervención en dicho combate, por lo que la representación de esta batalla
se repite constantemente en cuadros, esculturas, miniaturas y relieves pertenecientes a la
Orden.
Fundación militar
El origen de esta Orden militar es confuso, debido a la doble fundación que tuvieron las
órdenes militares. La primera fundación fue militar, cuando en el año 1,170 el rey
Fernando II de León y el obispo de Salamanca, Pedro Suárez de Deza, encargaron a un
grupo de trece caballeros, conocidos como los Fratres o Caballeros de Cáceres, la
defensa de la ciudad de Cáceres que tuvieron que abandonar al ser conquistada por los
musulmanes.
Este grupo de caballeros estaba encabezado por Pedro Fernández de Castro «Potestad»,
que era descendiente de los reyes de Navarra, por línea paterna, y de los condes de
Barcelona, por la materna.8 Del resto de los caballeros destacan: Pedro Arias, el conde
Rodrigo Álvarez de Sarria, Rodrigo Suárez, Pedro Muñiz, Fernando Odoarez, señor de la
Varra y Arias Fumaz, señor de Lentazo.
Fundación religiosa
Alejandro III aprobó la creación religiosa de la Orden mediante una bula otorgada el 5 de
julio de 1175.
La fundación religiosa hay que atribuírsela al rey Alfonso VIII de Castilla, con la
aprobación del papa Alejandro III mediante una bula otorgada el 5 de julio de 1175 en
Ferentino, cerca de Roma, con el fin de que fueran criados en temor a Dios:10
...y para remedio de la flaqueza humana, se permite el matrimonio a los que no pudieran
ser continentes; guardando a la mujer la fe no corrompida y la mujer al marido, porque no
2. se quebrante la continencia del tálamo conyugal, según la institución de Dios y la
permisión del Apóstol San Pablo.
Claustro del monasterio de Uclés.
Los Caballeros de Santiago tenían posesiones en los siguientes reinos de la península
ibérica: León, Castilla, Aragón y Portugal; pero Fernando II de León y Alfonso VIII de
Castilla ponían la condición de que la sede de la Orden debía estar en sus respectivos
estados: en San Marcos de León y Uclés. De ahí surgió un largo conflicto que solo
terminó cuando, en 1230, Fernando III el Santo, unió ambas coronas. Desde entonces,
Uclés, en la provincia de Cuenca, es considerada como la sede de la Orden, Caput
ordinis.
Tras la salida de los Frates de Cáceres del reino de León, obligados por la pérdida de
Cáceres, su primitiva sede, y de los lugares que habían adquirido en territorio de Badajoz,
ante el empuje de los almohades, pasaron a Castilla, donde fueron bien recibidos por su
rey Alfonso VIII. Este, entregó el castillo de Uclés a los Caballeros de Santiago para que
defendiesen aquella comarca y la de Huete de los ataques musulmanes. El castillo había
pertenecido desde 1163 a los caballeros de San Juan, pero el rey estaba descontento por
su actuación —ya que en el período en el que lo ocuparon no hicieron nada notorio— y
les retiró la posesión de dicho castillo fronterizo en favor de los santiaguistas.
El 9 de enero de 1174 tuvo lugar en Arévalo el acto solemne por el cual Alfonso VIII
entregaba el castillo y la villa de Uclés, con todas sus tierras, viñas, prados, pastizales,
arroyos, molinos, pesquerías, portazgos, entradas y salidas, al maestre de la Orden,
Pedro Fernández de Fuente calada. El acto contó con la presencia de los prelados y
nobles del reino y de Alfonso VIII junto con su esposa Leonor de Inglaterra.
Principales acontecimientos
Los caballeros santiaguistas estuvieron presentes en todas las acciones guerreras de la
Reconquista y sus territorios se extendieron principalmente por La Mancha. A esta Orden
pertenecían pueblos de las actuales provincias de Albacete, Ciudad Real, Cuenca,
Toledo, Madrid, Guadalajara, Jaén y Murcia.
La primera acción militar notoria en la que intervinieron fue para ayudar al ejército de su
protector Alfonso VIII en la toma de la ciudad de Cuenca, en 1177. Su contribución en
dicha conquista fue tan importante que el rey añadió, en el terreno recién conquistado,
nuevas donaciones a la Orden, entre ellas:
Caballeros santiaguistas durante una batalla de la Reconquista.
3. En tiempos del tercer maestre, Sancho Fernández de Lemus, los almohades comandados
por el califa Abu Yaqub Yúsuf al-Mansur (Yúsuf II), vencedor en la batalla de Alarcos en
1195 frente a Alfonso VIII y donde encontraron la muerte diecinueve santiaguistas,
realizaron una ofensiva general por tierras de Castilla, llegando hasta Uclés dos años más
tarde. El maestre, en medio del desconcierto de los reinos cristianos, resistió en el castillo
ucleseño con sus gentes, mientras otras fortalezas, como las de Madrid y Guadalajara, se
sometieron a Yúsuf II.816
Los caballeros de Santiago participaron en la reconquista de las comarcas de Teruel y
Castellón y combatieron en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), en la que el maestre
Pedro Arias murió junto a un gran número de caballeros santiaguistas.
Incorporación a la Corona de Castilla
Con el paso del tiempo y la finalización o ralentización de la Reconquista, la Orden de
Santiago se vio implicada en las luchas internas de la Corona de Castilla. Al mismo
tiempo, los inmensos bienes de la Orden la obligaron muchas veces a sostener las
encontradas pretensiones de la Corona. El título conllevaba gran poder, tanto territorial —
se podía ir desde Uclés a Portugal sin pisar fuera de los territorios de la Orden— como
económico —el maestre de la Orden llegó a obtener una renta anual de 64 000 florines de
oro—.
Siendo el cargo de gran maestre de tal influencia, las luchas y banderías internas también
eran frecuentes para alcanzar semejante dignidad. Hasta tal punto habían desacreditado
a la Orden estos escándalos, que a la muerte del gran maestre Alonso de Cárdenas en
1493, los Reyes Católicos hallaron una excusa para pedir a la Santa Sede una
providencia capaz de poner término a los escándalos, al tiempo que subrayaban los
grandes gastos que la guerra de Granada había supuesto a la Corona. Así, los Reyes
pidieron a Alejandro VI que les concediese la administración del gran maestrazgo de la
Orden, medida que podía considerarse como de necesidad y, al mismo tiempo, como una
especie de recompensa de sus grandes sacrificios por la fe católica. El papa accedió a la
demanda y con bula del mismo año otorgó la administración de la suprema dignidad de la
Orden de Santiago a los Reyes Católicos.
Siglo xvii
Detalle del autorretrato de Diego Velázquez en el cuadro Las Meninas con la Cruz de
Santiago en el pecho.
Ser miembro de la Orden de Santiago formaba parte de las aspiraciones más codiciadas
por los hombres del siglo xvii, por lo que el ingreso en esta Orden no era camino sencillo.
4. Miembros de la alta nobleza, como Gregorio María de Silva y Mendoza, duque de
Pastrana, u otros de la familia real, tenían el camino más fácil frente a aquellos que no
podían certificar paso a paso el limpio origen de cristiano viejo de sus antecesores o que
sus ingresos económicos no procedían del trabajo de sus manos. Muy conocido es el
juicio al que tuvo que someterse Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, donde tuvieron
que testificar amigos suyos, como Francisco de Zurbarán, para dar fe de que sus raíces
limpias eran ciertas y que su arte no se veía motivado por la obtención de ganancias
económicas de forma manual que enturbiasen su forma de vida, sino que tenía un
carácter intelectual.18
Organización interna
Requisitos para el ingreso en la Orden
Retrato del Infante Carlos Luis de Borbón, duque de Parma, con el hábito de la Orden,
catedral de Parma.
En sus comienzos, el ingreso en la Orden no fue dificultoso, pero a partir de mediados del
siglo xiii cada vez fue más complicado.
Una vez finalizada la Reconquista, el pretendiente que deseara ingresar en la Orden de
Santiago debía aprobar en sus cuatro primeros apellidos ser hidalgo —o hijodalgo— de
sangre a fuero de España y no hidalgo de privilegio, cuya prueba debía de referirse
asimismo a su padre, madre, abuelos y abuelas. Además, debía probar, de la misma
manera, que ni él ni sus padres ni sus abuelos habían ejercido oficios manuales ni
industriales.
Regla monástica
A diferencia de las contemporáneas órdenes de Calatrava y Alcántara, que siguieron la
dura regla de los benedictinos de la abadía de Císter, la Orden de Santiago aprobó la
Regla más suave de los canónigos agustinos. De hecho, en León ofrecieron sus servicios
a los canónigos regulares de San Eloy de esa ciudad para la protección de los peregrinos
a Santiago y los hospicios de los caminos que conducen a Compostela. Esto explica el
carácter mixto de su Orden, que es hospitalaria y militar, como la Orden de Malta.
Los caballeros de la Orden fueron reconocidos como religiosos por Alejandro III, cuya bula
de 5 de julio de 1175 fue confirmada posteriormente por más de veinte de sus sucesores.
Estos actos pontificios, recogidos en el Bullarían de la Orden, garantizaban todos los
privilegios y exenciones de otras órdenes monásticas. La Orden estaba compuesta por
varias clases de afiliados: canónigos, encargados de la administración de los
sacramentos; comendadoras, ocupadas del servicio de los peregrinos; caballeros
religiosos, que viven en comunidad; y caballeros casados.
5. Los conventos
Otro elemento importante de la infraestructura de la Orden de Santiago fueron los
conventos, tanto los masculinos como los femeninos.
Además de los conventos para freires de Uclés y San Marcos de León, la Orden tuvo
otros conventos en Palas de Rei (iglesia de Vilar de Donas, Lugo), Palmela (Portugal),
Montánchez (Cáceres), Montalbán (Aragón) y Segura de la Sierra (Jaén).
En 1275 la Orden también contaba con seis conventos de monjas, que se denominaban
comendadoras. En ellos se podían alojar las mujeres y familiares de los freires, cuando
éstos iban a la guerra o morían. Las freiras solo profesaban castidad conyugal, pero no
perpetua, por ello podían salirse del convento y casarse. Los conventos mencionados
son: monasterio de Santa Eufemia de Cozuelos en Olmos de Ojeda (Palencia), fundado
en 1186; convento de Sancti Spiritus de Salamanca, concedido a la Orden en 1233; San
Vicente de Junqueras (Barcelona), fundado en 1212; San Pedro de la Piedra (1260), en
Lérida; Santos-o-Velho (1194), en Lisboa y Destriana (León). Posteriores a estas fechas
son los conventos de Membrilla (Ciudad Real) y las Comendadoras de Madrid (1650).
Jerarquía
Pedro Menéndez de Avilés, primer gobernador español de Florida, fue el IV comendador
de Santa Cruz de la Zarza (Toledo).23
Álvaro de Luna con la capa de la Orden y cruz de Santiago al pecho, del retablo la capilla
de Santiago en la catedral de Toledo, obra del maestro de los Luna. Fue gran maestre de
la Orden desde 1445 a 1453.
Fernando el Católico, administrador de la Orden de 1476 a 1477.
Convento de San Marcos (León). Portada
Desde sus comienzos, la Orden estuvo formada por tres clases de miembros: freires o
caballeros casables; caballeros estrechos, de vida más rigurosa, que profesaban el
celibato y vivían en comunidad; y los religiosos y religiosas —canónigos regulares o
monjes santiaguistas—, cuyo cometido era la celebración del culto, la asistencia espiritual
de los demás miembros y regentar las parroquias del priorato. Los primeros tenían por
jefe directo al gran maestre, mientras que los otros vivían bajo la inmediata dirección de
sus superiores eclesiásticos y de los priores de Uclés y de San Marcos de León, y bajo la
autoridad del gran maestre de la Orden.78
En honor de esos primeros trece hermanos se establecería el Trecenazgo de la Orden:
trece freires electores que en su época de esplendor, y junto con los obispos priores de
6. Uclés y San Marcos de León, los comendadores mayores de Castilla, León y Montalbán
(Aragón), el Prior del monasterio de Santiago de la Espada en Sevilla, el secretario y el
tesorero, integrarían las dignidades principales que participarían en la elección del
maestre.7
Todos los miembros de la Orden recibían el nombre de freyles para distinguirlos de los
miembros de las órdenes religiosas, los frayles. Los freyles religiosos milites hacían la
guerra para defender la cristiandad, y los freyles religiosos clérigos se dedicaban al culto
divino para pelear mediante la oración, el ayuno, la abstinencia y otras obras religiosas.
Tanto los milites como los clérigos eran reputados por verdaderos religiosos. Por eso,
además de las obligaciones monásticas gozaban también de los privilegios de los monjes:
exención de la jurisdicción real, exención de la jurisdicción del clero secular y
sometimiento directo a la Santa Sede.11
Dentro de la jerarquía de la Orden de Santiago, las dignidades inmediatas al gran maestre
eran los priores de los dos conventos de Santiago de Uclés y San Marcos de León. Hasta
1502 la duración de sus mandatos fue perpetua, después fue trienal, siendo elegidos por
los frailes de la respectiva provincia de forma alternante: el de Uclés en Castilla un trienio
por la parte llamada de La Mancha y el otro trienio por la llamada Campo de Montiel; y el
de San Marcos en León alternando la provincia de León y la de Extremadura. Por último
—desde 1794 hasta 1844— hubo priores perpetuos, nombrados por la Corona al igual
que los obispos.
Los priores, en virtud de las concesiones papales, usaban roquete, mitra y demás
insignias pontificales. Inicialmente, el único prior era el de San Marcos; pero tras la
división del reino de León, los caballeros de Santiago fueron acogidos en sus estados por
Alfonso VIII de Castilla, quien les dio en 1174 la villa y castillo de Uclés —entre otras
posesiones—, y allí establecieron la sede de la Orden.
Sucesión en el maestrazgo
Tras el fallecimiento del maestre, el prior de Uclés se encargaba del gobierno de la Orden
y de convocar a los Trece para elegir un nuevo maestre. Muchas de las atribuciones que
tenían los Trece las perdieron tras la creación del Consejo de las Órdenes, luego de su
incorporación a la Corona con autorización de Adriano VI.
Desde el siglo xiv la elección del maestre recayó en un personaje de la familia real o
próximo a la corte. A partir del siglo xv la elección era considerada un derecho de la
Corona y a lo largo de dicho siglo el maestrazgo recayó sobre nobles y validos de los
reyes: Enrique de Aragón, hijo del regente de Castilla, Fernando de Antequera; Álvaro de
Luna, privado de Juan II; el infante don Alfonso;
7. División territorial
La Orden estaba dividida en varias provincias, siendo las más importantes las de Castilla
y León por su número de propiedades y vasallos. Al frente de cada provincia había un
comendador mayor, con sede, respectivamente, en Segura de la Sierra (Castilla) y
Segura de León (Badajoz). La provincia de Badajoz estaba dividida en dos partidos,
Mérida y Llerena, y en cada una de ellas existían varias encomiendas.
La subdivisión interna más importante de las órdenes militares eran las llamadas
encomiendas, que eran unidades de carácter local dirigidas por un comendador. La
encomienda podía asentar la sede o residencia del comendador en un castillo o fortaleza
o en una villa y era un centro administrativo o económico en el que se cobraban y
percibían las rentas de los predios24 y heredades25 atribuidas a esa encomienda; era el
lugar habitual de residencia del comendador y de algún otro caballero.