La obediencia es fundamental para la vida religiosa y la santidad. Conduce a los fieles a seguir los mandamientos de Dios antes que los de los hombres, y a someterse a la autoridad tanto de la Iglesia como de los padres y líderes religiosos. La obediencia trae bendiciones divinas y guía hacia una vida justa, mientras que la desobediencia conduce al pecado.
1. Tarte o temprano, la obediencia nos conducirá a la santidad
La obediencia, es el uniforme de la comunidad Religiosa.
La obediencia cristiana
“Mejor es obedecer que sacrificar…” (1 Samuel 15, 22).
“Si me amas, guardaras mis mandamientos” (Juan 14,15).
Hay dos tipos de obediencia:
- La que los hombres, los ángeles y la naturaleza deben a Dios.
- La que los hombres deben para con los hombres.
A quién se debe obedecer
1. “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5, 29)
Según el testimonio de los apóstoles, la obediencia es nuestro deber supremo. Juan
enseña: “en esto abemos que le conocemos: en que guardamos sus mandamientos” (1
Juan 2, 3), y Cristo dice que sólo así podemos ser sus amigos (Juan 14,15; 15.14).
Salomón resumió nuestro deber de la siguiente manera: “El fin de todo el discurso oído
es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre”
(Eclesiastés 12, 13).
2. “Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres” (Efesios 6, 1)
Este es “el primer mandamiento con promesa”. La Biblia ofrece cuatro motivos para
obedecer este mandamiento:
1. “Esto es justo”.
2. “Para que te vaya bien”.
3. Para que “seas de larga vida sobre la tierra”.
4. “Porque esto agrada al Señor”. La obediencia a los padres nos prepara para ser
más útiles a Dios y a nuestro prójimo.
3. “Obedeced (...) sino con sencillez de corazón, en el temor del Señor”
(Colosenses 3, 22)
Esto lo hacemos, “no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino
con corazón sincero, temiendo a Dios”.
4. “Sométase toda persona a las autoridades superiores” (Romanos 13, 1).
- La obediencia a la autoridad religiosa, es la obediencia a Dios, por medio de
nuestros superiores (superiora de la casa de formación).
5. “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos” (hebreos 13, 17)
“Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden
en el Señor, y os amonestan; y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su
obra” (1 Tesalonicenses 5, 12-13).
- La sumisión a la autoridad, ya sea la del hogar, la del gobierno o la de la iglesia,
(comunidad religiosa) es una de las bases fundamentales de la vida cristiana. Hay
gozo y poder en esta virtud cristiana de sumisión que nadie con un corazón altivo
y espíritu rebelde podrá conocer.
Lo que incluye la obediencia a Dios
1. La voz de Dios.
Es esta la voz que Noé oyó cuando edificó el arca (Génesis 6); que Abraham oyó cuando
dejó su hogar y parentela y empezó a caminar hacia la tierra prometida (Génesis 12,1-5)
y que Moisés oyó cuando él aceptó la tarea de librar al pueblo de la esclavitud (Éxodo 4).
2. El Hijo de Dios.
✓ Dios nos manda diciendo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia;
escúchenlo” (Mateo 17, 5).
2. Tarte o temprano, la obediencia nos conducirá a la santidad
La obediencia, es el uniforme de la comunidad Religiosa.
3. El Espíritu de Dios
✓ Esteban les recordó a los fariseos la condenación que les sobrevendría porque
resistían al Espíritu Santo tal y como sus padres habían hecho (Hechos 7, 51).
4. La palabra de Dios
✓ Dios nos dirige a la salvación y nos muestra su carácter y su voluntad por medio
de su palabra. En vano pensamos que estamos bien con Dios si no obedecemos su
palabra (Juan 14, 15; 15, 14; Santiago 1, 22 - 25; 1 Juan 2, 3-4).
5. La iglesia de Dios
✓ La palabra de Dios es el mensaje de Dios al hombre y la iglesia de Cristo es la
institución por medio de la cual se lleva este mensaje al mundo (Mateo 28, 18-
20). Dios quiere hablarnos por medio de su iglesia. Cristo nos muestra la autoridad
que ha dado a la voz de la iglesia cuando dijo: “Si no oyere a la iglesia, tenle por
gentil y publicano” (Mateo 18, 17 - 18).
Los resultados de la obediencia
1. Recibimos las bendiciones de Dios
✓ Dios da su Espíritu Santo “a los que le obedecen” (Hechos 5, 32).
✓ La obediencia es esencial para tener una buena relación con Dios (1 Juan 2, 3 - 4).
✓ Fue la obediencia (de Cristo) la que hizo posible nuestra justificación (Rm 5, 19).
✓ Todas las bendiciones del evangelio son para los obedientes y la Biblia promete
sólo maldición a los desobedientes.
2. Nos dirige a una vida santa
✓ Si practicamos la obediencia a Dios, vivimos en la justicia.
✓ Si obedecemos al mundo, viviremos en las sendas del pecado. La verdad, la
justicia, la rectitud y la piedad se hallan en la senda de obediencia a Dios.
La obediencia es la expresión vital de la dimensión trascendental del ser humano, quien,
a través de la razón y la fe, se adentra en un proceso de profundización e identificación
de su ser, que encuentra su culmen en la unión con Dios.
El hombre religioso vive bajo la certeza de haber sido llamado a la existencia por Dios,
quien establece una peculiar comunicación con la humanidad a lo largo de la historia.
Estas afirmaciones ayudan a comprender tanto la forma de interpretar la obediencia del
religioso y de la comunidad religiosa, dentro de la misión de la humanidad, como el
influjo que ejerce en ésta y las características antropológicas que configuran la obediencia
del hombre en cada una de ellas.
La obediencia al designio universal de Dios no se vive de una manera desencarnada, fuera
del tiempo y de la historia, sino que adquiere forma en la existencia de personas concretas,
insertas en un medio determinado.
El distanciarse de la humanidad, significa traicionar la fe cristiana, huyendo de la lógica
del misterio de la encarnación de Jesús y de la esencia de su discipulado y olvidarse de
que el religioso, como parte de la Iglesia, no sólo ofrece algo al mundo, sino que también
recibe de él.
Por lo tanto, la obediencia religiosa no conlleva su huida del mundo, sino que lo interpela
a abrirse a la revelación del designio divino sobre la creación, hasta descubrir la
dimensión constituyente de la realidad.
3. Tarte o temprano, la obediencia nos conducirá a la santidad
La obediencia, es el uniforme de la comunidad Religiosa.
Pero todo lo creado, es llamado a la divina glorificación, es decir, a volverse hacia su
Artífice, descubriendo la sublimidad de su propio origen y comprendiendo su propia
grandeza, en cuanto salido de la mano de Dios.
La obediencia es la base de la vida fraterna, que permite a cada miembro el encontrarse
consigo mismo y con Dios. De este modo, unifica a todos en Dios y convierte a la
comunidad en un apostolado y un objeto de contemplación.
La comunidad religiosa es una especie de condensado expresivo de la Iglesia, que le
recuerda su más profunda razón de ser: seguir a Cristo de modo libre y radical. Con el
objetivo de gozar de su presencia, compartir su camino pascual y alcanzar a través de Él
la intimidad con el Padre, para ponerse después con Él al servicio de la humanidad y
vincular a todos en el Cuerpo de Cristo. Al mismo tiempo, proclama el amor recíproco
entre las divinas personas en la Trinidad, como el modelo y propuesta concreta de vida
espiritual (Juan Pablo II, 1996: n. 41).
La vida religiosa, no es sólo un llamado con una vocación individual, sino que es una
convocada. Un llamado junto con la otra, con los cuales comparte la existencia cotidiana
y su profesión religiosa como expresión del don de sí mismo a Dios y a la Iglesia.
El móvil de actuación de la comunidad religiosa es el amor, el cual engloba la existencia
entera y en todas sus dimensiones, incluido también el tiempo, puesto que su promesa
apunta a lo definitivo, interpretado tanto como exclusividad, como en el sentido del «para
siempre». Nunca es completado, sino que se transforma en el curso de la vida,
reconociendo su propia vía en el reconocimiento del Dios viviente y madurando en el
progresivo sí de la voluntad humana a la divina y, precisamente por ello, permanece fiel
a sí mismo. Es un salir del yo cerrado en sí mismo, hacia la liberación, a través de su
propia entrega, mediante un camino permanente, que conduce hacia el reencuentro
consigo mismo y hacia el descubrimiento de Dios: «el que pretenda guardarse su vida, la
perderá; y el que la pierda, la recobrará» (Lc. 17, 33).
Preguntas para la reflexión personal:
¿En qué momento de mi vida, siento que no estoy viviendo la obediente?
- Como bautizada y camino a la vida consagrada………………………………….
- Como religiosa ……………………………………………………………………
¿Qué impide que practique la obediencia en mi familia religiosa?
……………………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………
Crees que la obediencia es: “carga con tu cruz y sígueme”. ¿Por qué?
……………………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………
En mi vida religiosa: ¿Cuál de las dos me cuenta más ponerlo en práctica? ¿Por qué?
- La oración…
- La obediencia…
Conversar en comunidad:
Como comunidad Religiosa: ¿Cómo me gustaría ser tratada, para poder vivir más
mi obediente?
Como superiora de la Comunidad Religiosa: ¿Qué espero de mis hermanas?