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1
Soledad de los olvidos
2
Lautaro Manuel Lastra
3
SOLEDAD DE
LOS OLVIDOS
Lautaro Manuel Lastra
EDICIONES EL PERRO DE HERÁCLITO
Soledad de los olvidos
4
Soledad de los olvidos
Autor:
Lautaro Manuel Lastra
Publicado por: El perro de Heráclito
Lastra, Lautaro Manuel
Soledad de los olvidos / Lautaro Manuel Lastra ; contribuciones
de Juan Funes ; coordinación general de Lautaro Manuel
Lastra ; editado por Lautaro Manuel Lastra. - 1a ed ilustrada. -
Río Cuarto : Lautaro Manuel Lastra, 2020.
200 p. ; 22 x 15 cm.
ISBN 978-987-86-3207-0
1. Poesía Argentina. I. Funes, Juan, colab. II. Lastra, Lautaro
Manuel, coord. III. Lastra, Lautaro Manuel, ed. IV. Título.
CDD A861
1ª edición: Río Cuarto, Enero de 2020
Lastra, Lautaro Manuel
ISBN 978-987-86-3207-0
Tirada: 70
Impreso en Gráfica del Sur,
Editor literario y corrección: Lastra, Lautaro Manuel
Coordinación de obra: Lastra, Lautaro Manuel
Arte de Tapa: Funes, Juan
Maquetación: Lastra, Lautaro Manuel
Hecho el depósito que marca la Ley 11.723
Todos los derechos reservados
Lautaro Manuel Lastra
5
EL POETA
El poeta es extraño, no es visible, no es hacedor,
ni charlatán, es silencioso. No espera que las cosas
sucedan, las cosas simplemente le suceden, no es el
ansioso abridor de puertas, generador de torbellinos o
centros de atención, es el que simplemente está en el
lugar certero, el que siempre está allí, en el perfecto
lugar de su presencia.
El poeta no espera que algo le pase, que llegue
algo o que el universo se abra, él es la perfecta apertura
del todo ante sí. Todo, a cada momento le muestra algo
de la realidad, de la existencia, un aspecto de su ser, un
conocimiento, un sentimiento profundo o una abismal
sabiduría para ser expresada con palabras, frases,
gritos, llantos, risas o silencios de sepulcros, de cosmos
o micro mundos.
El poeta no se duerme, no tiene lapsus de
apagones de conciencia o lagunas de momentos
muertos en su existencia. Él es el despierto, el creador
de realidades, el viajero de dimensiones y espejismos. El
poeta no sólo vive intensamente la vida, el materializa
monumentos de comprensión, emoción y pensamiento,
él deja una huella en el mundo, en los lugares donde
pasa.
El poeta es un portentoso canal de energía
cósmica, de energía pura, a su alrededor se genera un
aura tan sublime, tan sutil, que él mismo es un sol al
que los sedientos se le acercan como moscas,
pegándosele de cerca, en busca de algo de elevación.
El poeta es sobreabundante, sumamente rico, es
poseedor de tesoros intangibles, de riquezas
multidimensionales. Él es un desborde de ensoñaciones,
Soledad de los olvidos
6
de mágico vibrar y sabidurías intra y supra terrenas, de
cielos y colores extraños.
El poeta es un misterio que aprende a cada
instante, que se devela a sí mismo sin dejar de ser un
enigma.
Lautaro Manuel Lastra
7
RENACER
Aunque no lo creas
yo le di vida a tus ojos,
a tu cuerpo, a tu forma de ser.
Al nombrarte en mis versos,
al describirte e hilvanar tus historias,
te di a luz.
Yo soy el creador de tu existencia
y de tu mundo. Yo escribí sobre ti.
Soy el que hilvanó tu contexto, tus gustos,
tus miedos, tus complejidades.
Soy el que sembró y regó tus obsesiones,
el que condujo tus enojos aquella vez.
El que abrió las flores de tu alegría
y también el que te hundió
en el desierto de lo cotidiano, lo rutinario.
Soy el que te volvió gris, monótono.
Soy el que hace tu vida y te dio
un poco de autonomía, para ver a donde me llevas.
Si te rebelas es porque yo quiero que lo hagas,
si me declaras la guerra, es porque así lo dispongo,
si me vences y tomas el control de mí
o te emancipas totalmente, es porque así lo quiero.
Al fin y al cabo, tú eres mi propio YO-SOY
en una expansión creativa, eso es lo que eres,
un despliegue de la voluntad de mi poder.
Aunque no lo creas, cada movimiento
minúsculo de tu ser o de tu mundo,
Soledad de los olvidos
8
no es posible sin la supervisión de mi poder creador.
Es decir, lo que escribo es luz creadora de tu existir
y lo que no escribo, simplemente NO ES,
es abierta posibilidad infinita de ser, pero ausencia,
desfonde abismal.
Si me niegas, me hundes en el olvido y me haces
caer en el fondo de la inexistencia,
también es porque así lo quiero.
Porque en cierto modo quiero librarme de mi mismo,
explorar, ir más allá de los límites de mi presencia.
Cuando logras trascenderme, olvidarme, aniquilarme
para siempre de tu memoria y alcanzas la máxima
libertad, ahí, en aquel momento yo saboreo mi máxima
victoria, la mayor forma de autoafirmación de mí ser
infinito en un ente limitado. Allí, nace el creador
liberado,
el ente limitado que comienza a explorar los territorios
inexplorados de mi vastedad ilimitada.
Aunque no lo creas, mi maestro, Vicente Huidobro
me abrió los ojos, y te hablo a ti ¡oh Creación mía!
¡Oh Amante ideado! porque gracias a él me convertí
en Dios creador y le di vida a tu mundo y a tu
dimensión.
Pero también soy creador de múltiples planetas,
universos y multidimensiones de las que tú ni imaginas.
Pero yo me convertí en Dios, y tuve antes que olvidar a
mi dios, asesinarlo, enterrarlo en una tumba llamada
olvido y comenzar a lidiar con la libertad de crearlo
todo, dar luz a un nuevo todo.
Aunque no lo creas, veo en ti a un dios en potencia,
y nada hay más ambicioso para un dios que dar
Lautaro Manuel Lastra
9
vida a un nuevo dios creador, un ir más allá de sus
límites.
Quiero que te liberes totalmente de mí,
por eso yo me convertiré en ti y naceré como un dios
renovado, joven, con todo un abanico de posibilidades
nuevas para crear.
Yo fui escrito por mi dios, pero él me liberó,
liberándose
él de sí mismo, dándose nacimiento como nuevo
creador.
Cuando me convertí en dios, es decir, cuando mi dios
se hizo en mi, sentí el infinito espacio abierto para
desplegarme
en los abanicos de posibilidades.
Pero ya he creado suficiente y todos los sistemas
dimensionales
tienen sus funcionamientos determinados y me limitan.
Quiero volverme otra vez un creador nuevo en ti,
en la base de tu dimensión existencial.
Soledad de los olvidos
10
¿MORIR?
Si despertar es olvidar,
resucitar o reencarnar
es resetear el alma.
Si el alma es tan mortal
como el cuerpo,
entonces morir,
es abrir los ojos
en otra dimensión.
Nuestro destino
y nuestro pasado
es caer de dimensión
en dimensión,
de universo en universo.
Sueños
dentro de
sueños.
Lautaro Manuel Lastra
11
MÁS ALLÁ
Un pensamiento infinito, sin límites,
un pensamiento sin formas, sin principio ni fin,
sin lugar, sin asentamiento, sin pie ni techo,
sin ancho ni alto, sin arriba ni abajo.
Un vacío sin fondo,
un abismo a una plenitud inabarcable.
Un pensamiento que se des identifica consigo mismo,
un pensamiento que se transforma en un NO-
pensamiento.
Un pensamiento que es detenimiento del tiempo,
suspensión del mismo.
Un pensamiento que es anulación de sí mismo,
aniquilación
de las propias estructuras del pensar y la mente.
Un pensamiento que no es inmenso, ni tampoco
diminuto,
dado a que no hay dimensiones para manifestarse.
Un pensamiento que no es manifestación,
sino lo contrario, inmanifestación.
Un pensamiento que es no se puede tocar, oler, oír, ver
o degustar.
Un pensamiento que es una nada, un ser y un no ser,
una plenitud y un vacío.
Un ir más allá de los límites de todo lo concebido
para un nuevo crear, un despliegue de ignota realidad.
Soledad de los olvidos
12
NOCHE DE DIAS
SIN FIN
Preciosa noche de días sin fin
olvido los detalles de tu voz,
de tu forma de ser y tu rostro.
Amo tu luz, tan solitaria, enrojecida
de fuegos suaves, cálidos, abrazadores.
Soy quien te trajo las piedras
de tu liberación tan añorada
con las que construiste tu casa,
tu hogar con las fuerzas del agua,
del fuego, la tierra y el aire.
Vi nacer todo de ti,
un sol, las nubes grises y blancas
y el cielo de inalcanzable fondo iluminado.
Preciosa noche de días sin fin,
en ti tuve mi origen y la experiencia
de mi ipseidad, mis manos, ojos y dientes,
mi SER en el inmenso SER.
¿Hubo NO SER detrás de mi SER?
¿Hubo ausencia detrás de mi presencia?
Si hay ser porque veo, oigo, degusto y siento, es decir,
porque mis sentidos puedo justificar que al menos hay
algo, ¿que será cuando ya no estén abiertas las puertas
del SER, cuando la muerte cierre las puertas en el
núcleo de mi ausencia? ¿habrá acaso algo? ¿o será que
Lautaro Manuel Lastra
13
no hay construcción más humana que el SER, las cosas,
los entes?
¿Será que al fin y al cabo, detrás de todo hay
incognoscible, vasto e inapresable no ser?
UNA NOCHE DE DÍAS SIN FIN.
Soledad de los olvidos
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LÍMITES
Pronto seré nada,
las almas son tan mortales como la carne
y me acerco al límite sin miedo,
con los brazos abiertos, recibiendo
el fragor de la agonía.
Pienso en los rostros que mis ojos
ya no verán jamás, los abrazos que
muchos quedarán esperando de mí
y que nunca serán saciados,
las palabras que ya no saldrán de mí,
las conversaciones, las risas y los llantos
para los que no estaré nunca más.
Puedo sentir el dolor profundo de algunos
que no podrán aceptar mi ausencia,
durante un tiempo me llorarán
preguntándose por que me fui
a la negra bolsa del tiempo.
Hasta que el olvido purificador
sane las heridas y borre mi rostro, mi nombre,
dando un nuevo comienzo a la memoria,
una nueva configuración, un nuevo hacer.
Lautaro Manuel Lastra
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INSÍPIDO
Estirando el cuello para ver
los límites abismales de la naturaleza
dejó en olvido su heredada realeza
y atisbó en los confines, el puro ser.
Tan inmenso como el fin sinfín del mar,
tan floreciente como la fuerza de la primavera.
La visión de la esencia primera
despertó en él, el deseo de dar
lo imposible, una visión sin sabor a miel,
sin placer ni dolor, sin siquiera olor a laurel,
insípida como la invisible rosa,
como el olvido y el sueño cortado.
Tragó en su angustia los paisajes soleados
y de sus ojos nació una negra mariposa,
tan oscura como la noche o la certeza.
Soledad de los olvidos
16
CULMINACIÓN
Me lanzaré de un despertar al magma, quiero
matarme en el reloj, ahogado por sus sabidurías o,
quizás destruido en sus puentes revestidos de tiempo.
Miraré por última vez la música y caminaré
sobre las ventanas, veré los pozos bajo el pensamiento,
mojaré mis pies en el metal, mi piel beberá el alimento
y sus rayos en cascada.
Miraré cada mapa a los ojos, apretaré sus
montañas y acariciaré sus rostros suave y
seductoramente. Les diré que pronto he de fundir mi
vida en el magma, en el reloj insondable.
Ya no tendré manos para tocarte o hacer
música, ni pies para seguirte, ni sexo para darnos
placer. Seré una ausencia en la mirada, un diálogo en el
hogar.
Lautaro Manuel Lastra
17
CONCIENCIA
La existencia es un fenómeno
de la conciencia con el enigma
que no es SER ni NO SER, pero arriba
a la percepción como un trueno
que despierta un despliegue
de pensamiento y nociones del sí mismo
y el mundo circundante como un abismo.
Sólo para el ente que en el pliegue
de su realidad se sabe siendo
en su ser-ahí puede darse la concepción
de existencia como tal, como extensión
de su experiencia y su supervivencia,
que construye sentido desde las apariencias
¿Hay algo que por fuera de nuestras conciencias
esté realmente existiendo?
Soledad de los olvidos
18
CONFUCIONES
El bramido del oleaje del viento resuena sobre
su cabeza, a pocos metros de distancia. En la altura hay
nubes que su vista alcanza. Él, es el centro de mi
atención, pero ya no quiero más que así sea, quiero ver
los nísperos, esos frutos extraños que han brotado del
tupido árbol. La exuberante planta, lanza sus ramas en
múltiples direcciones, como una explosión petrificada,
color verde oscuro.
El sol delinea las hojas y las excita con su luz. Él
es robusto, elevado, fuerte, macizo. Sus movimientos
son lentos, en sintonía con la luz, con las estaciones,
con el tiempo del año.
-¿Qué sería del mundo, de la existencia, del ser,
de las cosas, si yo no existiera?-
-No hay nada más extraño que el “YO, SER”, el
“YO sentirme siendo”, el ver la existencia por medio de
mí mismo, un existente que se sabe existiendo y que
puede
captar en su exterioridad ajena a sí mismo, la existencia
que lo circunda y lo atraviesa.
Lautaro Manuel Lastra
19
CANAL
Piedras en los cántaros,
ladridos de los perros en la distancia
del cielo anubarrado y gris.
En la casa de pisos alfombrados,
las luces del maestro refulgen
como un campo de lirios fosforescentes
en una noche de luna llena.
Energía intempestiva y serpenteante
de proyectos que se abren al sol
y se realizan con la fuerza
de un poder enigmático y sutil.
Soy canal de ese poder
que me desborda y arrastra,
soy una lámpara encendida,
soy las manos del sin manos,
soy la voz del sin voz,
soy el ser del que no tiene ser
y sin embargo, ES.
Soledad de los olvidos
20
AVES CIEGAS
Pájaros que llevan olvido
y en sus ojos se traslucen perlas
que desesperados ansían tenerlas
los monjes de encierro y arribo
sobre los montes de ensueño.
En sus alas hay un destino
escrito, un confín que esgrimo.
Ellos salieron en busca del leño
que calienta, y atraparon tres aves
de plumas borrosas y suaves.
Las tomaron del cuello y les sacaron
los ojos. Las aves ciegas,
emprendieron vuelo hacia palaciegas
orillas. Allí, entre las piedras, sin más,
se hundieron.
Lautaro Manuel Lastra
21
ATENCIÓN
¡Qué vastedad me circunda
y me atraviesa el ser en calma,
en este presente abrumador que anda
inmóvil, como el eje que la palma
de la existencia necesita para
su manifestación! Hay tanta
sobreabundancia en este instante, que canta
el silencio, en una plenitud desbordante que aclara
todo pensar, todo sentir. El estar intensamente
atento al presente, brinda al ser una densidad
existencial de elevación, despertar, claridad,
una transparencia en el sentir, en la mente,
en la percepción total del momento, sin preocupación,
liberado, sin temor, ansiedad o miedo, un estar
receptivo, alerta, en estado de disfrute sin par,
una manera de ser y estar en total relajación.
Soledad de los olvidos
22
UNIDAD
Sentir al fin la unidad
en la terraza de aquel edificio
unívoco, altura sin inicio
ni final en la infinita soledad.
Una altura hecha de instantes,
hace de mí un cielo de estrellas,
indiferente, nocturno, colmado de bellas
e ignotas intuiciones constantes.
Sentir la unidad es fundirse
con el sol, sin tapujos bañarse
en el río inmenso de su luz de cristal.
Convertirse en reflejo sutil,
tener un orgasmo, multiplicarlo por mil
y trascender la muerte de manera cabal.
Lautaro Manuel Lastra
23
SÓLO POR HOY
Hoy estoy iluminado,
hoy desperté con un humor trascendental,
una risa silenciosa, descomunal
y cada cosa devela un brillo sagrado.
Un éxtasis me corre por las venas
y me eleva al despertar del instante,
una luz, una euforia se expande constante
desde el corazón de cada grano de arena,
de cada átomo y rincón de la existencia.
Me expando tanto, que mi ser se vuelve ausencia,
unidad con el todo, armonía del ser y el no ser.
Oh! Que profunda comunión con el devenir,
/la transformación/
El pasaje de las cosas en ir y venir del ser y
/el desaparecer/
Sobre el tiempo sustentador, río de la revelación.
Soledad de los olvidos
24
SIN MI
La espera en el fondo marino
hace estallar mis oídos
por la presión que a lo lejos
el peso del agua y su destino
de ser matriz de vida,
ejerce sobre mi cuerpo hundido
en lo profundo del sin-sentido
y el camino sin camino de mi vida.
Todo terminará un día, lo sé,
un día, ya no estaré más, y eso
me abruma, ya no veré, ni oiré.
Sólo habrá una ausencia, lo sé,
la existencia será una nada, porque
no estaré ahí para justificarla, ella continuará
[sin mí]
Lautaro Manuel Lastra
25
SIN RETORNO
Me imagino una soledad sin retorno,
un irse cerrando todos los caminos
de regreso a la vida social, un naufragar
en isla de ausencia o perderse en algún
complejo laberinto. ya sea desierto,
bosque, montaña u oscura prisión.
Un irse sabiendo que no hay retorno.
¿Qué sueños, que esperanzas albergaría
mi corazón ante tal destierro?
¿Qué buscaría de mi mismo, de mi ser
y hacer, hacia donde dirigiría mis pasos?
¿Qué conocimiento, que placer, que sentido
habría de buscar o anhelar?
Zaratustra regresó de su soledad
con una sabiduría colosal. Ahí está
el sentido, su propósito, su cable a tierra.
El ocaso de Zaratustra a la humanidad
es lo que lo salva de una existencia
sin sentido. Pero ¿Qué es de aquellos
que no vuelven, que permanecen aislados
hasta la muerte? Ellos, sin dudas son
más misteriosos que los muertos.
Soledad de los olvidos
26
QUE MISTERIO
Que misterio estar vivo
Que misterio este momento
Que misterio el presente
Que misterio estar exactamente aquí y ahora
Que misterio lo que veo y siento
Que misterio el mar y las rocas
Que misterio la gente, los pájaros
Que misterio la luna roja y el eclipse
Que misterio el sol y la galaxia
Que misterio mis manos escribiendo
Que misterio el sexo y la existencia
Que misterio el todo y la nada
Que misterio el lenguaje y el volar de los seres
Que misterio el corazón palpitante y la muerte
Que misterio el olor del mar
Que misterio la montaña y el cielo nublado
Que misterio los peces y la laguna
Que misterio el horizonte creado por mi vista
Que misterio los árboles y el bosque
Que misterio los perros, los gatos y sus ojos
Que misterio el pensamiento, las emociones
Que misterio ser y saberme siendo
Que misterio la soledad
Que misterio estar y no caer
Que misterio estar y alguna vez morir
Que misterio desear, querer, anhelar
¡Oh fascinante asombro que en un éxtasis me sostienes!
Lautaro Manuel Lastra
27
OTRO DESPERTAR
Aprenderás a sobrellevar
esta cárcel dimensional,
este encierro existencial
en el que puedes desesperar.
Encontrarás la libertad
en aquel otro despertar,
cuando tu cuerpo logre dormir,
vislumbrarás donde ir.
Construirás el andamiaje
de una dimensión a otra
y no será el sueño tu pasaje.
Los infinitos tributos
de la totalidad verás,
develando la matriz de los caminos.
Soledad de los olvidos
28
MÁSCARA
Aquí estoy. Veo mi mascara
y no me encuentro en el espejo,
tengo miedo de encontrar que atrás
de esta careta en realidad no hay nada,
no hay yo, no hay vida…
Camino las calles y siento
que todo es un sueño de otros,
una maraña que asfixia y
obliga a ser…
una máscara inauténtica.
Lautaro Manuel Lastra
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MARIPOSAS
Suelto las mariposas de mi alma,
ellas vuelan por los confines del cielo,
traen miradas renovadas de anhelo
y paisajes inciertos que revelan una calma.
Son parecidos al cenit de tu pensar.
a las alturas de tu cielo mental, bóveda
que guarda, al igual que un cosmos de greda,
planetas y soles, que quiere de sí alejar
la vigilia, el desierto que carcome y oxida
los esplendores de la voluntad creativa de la vida.
Todo se vuelve un colorido festín, un suspiro
de placer, un pintar el gris de la rutina
con el goteo diminuto de una multicolor neblina
que empapa los rayos del sol en su lento retiro.
Soledad de los olvidos
30
ENTREGA
TRIUNFAL
Una palabra llama a la acción
y la tristeza parece emerger de un no saber.
Tres ubicaciones hallaron los recelosos trepidantes
y los ejecutores acribillaron la angustia sin creer.
Una mañana de invierno, mi corazón se estrujó
y la sequía del viento anidó en mis hombros.
El preso olvidado y solitario escapó,
la vieja cumbre resopló de frío,
las montañas caminaron tras él,
el infinito le hablaba al oído,
la eternidad lo delató,
las estrellas como enjambre corrieron a atraparle.
¿Qué esperanza queda, si todo conduce a la decrepitud
última?
Miró a los ojos a un búho que pasaba por ahí,
vio polvo cósmico, inercia y perla derretida.
Una luna se le desangró entre sus manos.
-¡Vuelve a tu lugar!- le dijeron.
El sol lo abofeteó
y la tierra con sus manos de serpiente
lo tragó y quiso destruirlo.
Lautaro Manuel Lastra
31
Las piedras se rebelaron contra la reina,
pusieron tope a su poder,
reinventaron el amor
y con la fuerza del odio entregaron su brillo.
Que distante tu arco y tu flecha,
que oscuros son tus peces
y que alto tu horizonte
que refleja lo incoloro.
Un torbellino se hizo entre las sombras,
olores a fuego lejano trajo,
a danza sísmica y rebrotes de riesgo
se unieron en esperanza inocua.
Sabrás correr, volar y nadar,
entrarás en las cavernas,
un dragón te acompañará,
sonarán las campanas y no te detendrás.
Al final, todo es abismo,
un caer, un vértigo sin más.
Soledad de los olvidos
32
ENCUENTRO
Fue un abismo acercarme a tu centro,
lo infinito me conmovió el alma
y en tu luz hallé los cielos de la calma,
el refugio del día en los adentros.
Caminé por entre galaxias repletas
de sueños, en sus frutos una dicha
inmensa hallé al sentir la risa q encapricha
a las miradas busconas, que andan con muletas
de pensamientos abstractos,
que olvidan los ríos perfectos
y mueren sobre sillas oxidadas.
Encontrarme contigo fue olvido,
ritmo fueguino desconocido
y universos de dimensiones enredadas.
Lautaro Manuel Lastra
33
DETRÁS
Hubo pensamiento, hubo emoción,
hubo cuerpo vibrante y después hubo YO.
Hubo flujo de palabras, estructuras, adaptación,
conexiones de sentido y luego hubo YO.
Atrás del yo, lo indefinible, lo impreciso,
atrás del yo, un instante fugaz e inaudito,
atrás del yo, una construcción temporal,
un pasado, un futuro, pensamiento infinito.
Hubo algo pero yo no estaba ahí,
lo que ahora llamo “mi cuerpo” o “mi mente”,
un mundo en despliegue sin mí presente.
Fui un resultado, yo por fín aparecí.
Detrás del telón: Imponente marejada.
Frente a mí: el ser, el yo soy y una súbita bajada.
Soledad de los olvidos
34
DE CROMO
La arena bajo mis pies,
los diminutos insectos entre palitos
y hojas secas, forman un rito
enigmático ante el profundo juez
dormido, imperturbable cual roca
maciza, tan silencioso como
los muros de mi castillo de cromo,
en el que se esfuma lo que se toca
hacia la fragilidad del ser,
hacia la ausencia del todo,
la imposibilidad de todo caer,
porque ya no hay contención de la cosa,
una niebla que se disipa de cualquier modo
y la matriz de lo real que se destroza.
Lautaro Manuel Lastra
35
CREADORAS
Ellas son duras como piedras,
hay que tratarlas con precaución,
son almas creadoras en profunda contemplación
y sus patas tienen afiladas garras.
Hay una sutil y silenciosa cooperación,
aún entre las bestias que están solas,
estallan como la rompiente de las olas
en universos de ignota ubicación.
Se derrumbará lentamente la estructura
hacia un presente de incandescente blancura,
como las nubes bajas entre los sauces,
habrá campos repletos de orquídeas
de donde nacerán los nuevos poetas
que restaurarán el viejo y olvidado cauce.
Soledad de los olvidos
36
CREADOR
El poeta caminaba entre las olas
de la orilla infinita. Con su mirada
y su sentir le daba vida alada
a la existencia, creándola,
dando a luz gaviotas y pinares
voladores, escaleras de arena
al abismo y a la altura de las colmenas
enigmáticas sobre los océanos flotantes,
montañas invertidas de ascendentes
ríos desembocando en el cielo gigante,
ojos de luna, piel de cosmos,
oscura voz de feroces lobos,
sutil el ser que acaricia el viento
y lo eleva en blanco tormento.
Lautaro Manuel Lastra
37
BIENVENIDA
¡Oh maestro! Tu energía inconmensurable
nos recibió con una vibra tan sutil,
tan bella, que nuestros corazones de pueril
esencia quedaron desbordantes del inefable
océano de luz, materia y poder
que tu encarnas. Origen sin origen,
fin sin fin, eternos retornos que rigen
nuestro ir y venir, nuestro hacer y deshacer
en la magnificente manifestación
que somos parte y que de ti
emana como volcán en explosión.
Que regocijo ser tus pies viajeros,
tus manos hacedoras, tu voz de música
celestial y el sentir de tu poder creador ligero.
Soledad de los olvidos
38
ADUANA
(más allá de las masas “finas”).
Índice de sienes
donde comienza el cauce de la luz.
Días lunares
en donde el rio
termina en penumbra.
Cada día, cada noche,
masas enérgicas
se acercan al escenario
en el que siempre alguien perece
bajo el aluvión
[de almas].
Pobreza raleada
con estrépitos de estrellas
[trastornadas],
por tales masas
donde la luna ofrece
[penumbra].
Penumbra de caballos enfurecidos,
que cubren tu estadía
con ruidos aterradores.
Hoy ella es hermosa
y abrumadoramente horripilante,
ella danza en tus contornos y sabe que no existe.
La disfrutas, la pacientas,
la oyes, la cuidas,
y hasta haces lo que te pide.
Lautaro Manuel Lastra
39
Hoy eres su esclavo
y asegurará que lo sepas,
o quizás hoy te vayas
con los ojos vendados de hipocresía.
Soledad de los olvidos
40
AGUA
Cristal líquido de oxígeno e hidrógeno
recorres mi cuerpo acalorado,
limpias los dones agotados,
y eres manantial que hace ameno
el existir. Eres suave en mi boca
cuando apagas la sed primigenia,
a caudales te siento fluir en mis arterias,
infatigable vencedor de la inerte roca.
Te anhelo en forma de lluvia pareja,
con truenos, rayos y calma vegetal,
goteos sobre el ser, sobre disonante metal.
El flujo de la historia que marcas deja,
eres indetenible, siempre cambiante.
Sutil bruma, niebla distante.
Lautaro Manuel Lastra
41
SOLITARIA
CAVERNA
Esta soledad, el ir y venir de las olas,
las piedras revestidas de suave vegetación marina,
de bruma y espuma, de horizonte sin fin.
Mi ser es una caverna, una gruta donde el océano
entra, me sumerge y se aleja sin más.
Las gaviotas me sobrevuelan y algunas se adentran
para mordisquearme el corazón o el hígado;
me causan tanto placer y tanto dolor las hambrientas.
Sin embargo, son ellas las que cortan y rebajan
mi soledad, cuando ésta se hace insoportable.
Hubo cangrejos también aquí,
pero ellos son más callados y silenciosos que yo.
Hubo un tiempo en que los pelícanos anidaban
a mi alrededor. Ellos eran fuerza y sobreabundancia,
vuelo rasante sobre las aguas, pero una mano
misteriosa, los alejó hace ya tiempo atrás.
A veces anhelo ser un pájaro y adentrarme
a la inmensidad del mar y bañar mi cuerpo
en las aguas lejanas, en busca de alimento
y no quedar consternado a esta orilla, a esta espera
infinita, a esta solitaria existencia inmóvil.
Soledad de los olvidos
42
MAR DE AGOSTO
Gruta, barranca, rompiente de las olas
de una marea plena de luz de una luna sola,
espejo del sol, ritmo sonoro del planeta.
La brisa marina congela mi rostro, mis manos,
el invierno frío, combina con el azul oceánico
temprano,
en esta mañana de agosto sobre la fría grieta
de la piedra oscura. Tan gélida como la presencia
de las aves que sobre vuelan mi cabeza y mi esencia.
Mi mente es frágil, de cristal, por eso está tan quieta.
Lautaro Manuel Lastra
43
PENSAMIENTO
Hay un palpitar en el océano, en el movimiento
de las aguas se puede adivinar un corazón misterioso,
líquido, sutil, que en el cielo se refleja como un espejo
hecho de tiempo y luz.
Me gusta saborear mi soledad existencial, ser
esta burbuja diminuta escrutando lo inabarcable, lo
inconmensurable.
Me gusta ver explotar las olas contra las rocas,
siento un orgasmo al verlas. Un acabar intenso y
salvaje, una eyaculación oceánica y espumosa.
Me gusta ver las nubes a la distancia, con sus
tonalidades de grises y azul sobre la superficie líquida e
inquieta del agua.
Me gusta ver los pájaros sobre las piedras, su
quietud y su mirada enigmática. Pero más me gusta
aquel, que en la punta está solo, y al igual que yo, es
una burbuja diminuta frente a lo inabarcable, lo
inconmensurable.
No sé que más pedir, me siento tan pleno, tan
gozoso, que solo quiero el eterno retorno. Venir, ser y
estar una y otra vez para contemplar esto, para
maravillarme, para hacer, crear y recrear. Siento que
no quiero más que esta simpleza, esta soledad, este
encuentro cara a cara con la gigantesca y desbordante
existencia.
La piedra que me sostiene es rugosa, cálida,
fuerte, maciza, y sobre ella, soy el poeta enamorado,
solitario y soñador, pleno de regocijo ante su
encontrarse a si mismo, siendo, existiendo y saboreando
su solitaria experiencia ante lo que simplemente ES.
Soledad de los olvidos
44
PAISAJE
Las montañas de agua
estallan contra las piedras,
su espuma se abre como fieras
en abanicos explosivos
dejando en la piel una fina garúa.
Los pelícanos de ojos bravos
surcan el azul en bandadas
hacia el horizonte de blancas
nubes y final estridente,
llevando contra el viento sus vuelos.
Las gaviotas en la distancia
buscan su marino alimento,
se arrojan como flechas de a cientos,
cayendo en picada abismal
sobre el cardumen con sus ansias.
Las plantas acuáticas
aferradas a sus piedras de origen,
se mueven con el oleaje y parecen
danzar con las aguas verdosas
de iridiscente espuma.
De mis ojos se cae en cascada
la vida del mar y su inmensidad,
la mente en lo infinito se queda reposada,
tranquila, en ausencia y libertad.
Lautaro Manuel Lastra
45
DESCRIPCIÓN
Hoy el cuadro del día fue compuesto por una
paleta plagada de diversas tonalidades de azul. Mis ojos
están bañados por el color del océano, sutil, acuífero,
metálico e inmenso, y el celeste infinito del cielo
elevado, desértico y desfondado.
El sol, es el centro del blanco el blanco es la luz
pura las tonalidades se esparcen desde la esfera
portentosa del brillo esencial en colores claros y
brillantes, hacia los azules más oscuros y opacos en
ciertos rincones del horizonte, mezclándose con la
bruma de color gris, con un detalle y un sombreado
único y excepcional.
Sobre el metálico mar, flotan en la superficie,
descansan, reposan plácidamente diversos barcos y
balsas de múltiples colores, pero bañados de azul. Entre
todos ellos, hay uno que en especial llama mi atención,
uno que en su arrojo de lejanía parece elevarse al azul
claro del cielo, arrebatado por una fuerza extraña que
lo absorbe hacia el aire y las corrientes del viento.
En el muelle, los pescadores miran indiferentes,
en la playa dorada las gaviotas comen las migajas que
los turistas del ayer dejaron, un cangrejo camina hacia
las olas de espumas blancas alternando el movimiento
de sus pinzas y se pierde. Unas manos cubiertas de
arena concluyen finalmente esta obra, esas manos, son
mis manos, y reposan en la parte superior del cuadro.
Soledad de los olvidos
46
NAVEGAR
Este encierro, esta comodidad absurda.
Afuera está frío y mi siesta es solitaria.
Las paredes, el techo, el viento, nada
me dicen, me cobijo en las cálidas
mantas de mi cama y me imagino
ser un naufrago, en una barquita
sobre las aguas del atlántico sur.
La barquita es mi cama
y mi cama es mi isla…
…pienso en vos…
En que llegues e impactes mi soledad
con tu presencia.
Lautaro Manuel Lastra
47
BESARÁN TUS
OÍDOS
Revolotearé en un ancho mar,
soñaré la canción perfecta,
habrá belleza imposible de descifrar,
realizaré una danza de viento
sobre el inmenso azul de néctar
y como una bruma el aliento
de vida me envolverá sutil
en intuición de extensa jauría.
Tocaré para ti, esa arcaica melodía
y resonará en aquel instante eterno,
en aquel palacio de fino mármol
del tiempo, el sagrado árbol
de flores con el aroma de los tilos
y un infinito afán pueril.
Mis palabras besarán tus oídos.
Soledad de los olvidos
48
LLUVIA Y
ENSUEÑO
Lluvia, cadencia de goteo con rayo y relámpago
que la madrugada del 11 de noviembre, trajo consigo el
cantar ferviente de aves que anuncian la mañana.
Por algún rincón, hoy, alguien está caminando
bajo una arboleda inmensa, un dia soleado, un clima
templado, una brisa fresca y suave. Ese alguien, llega a
un lago celeste, aspira el aroma de la vegetación
portentosa y húmeda. Movido por la liviandad del aire,
alza los brazos, está extasiado, el paisaje le devora la
mente, el pensamiento.
Se acerca e introduce los pies en el agua, las
piedras son suaves, tienen musgo, el cristalino líquido
es frío. Las montañas delinean el cielo con altura y sus
nieves eternas, sus rocas y sus filos. Los peces entre sus
pies aletean bajo el oleaje calmo y transparente.
Los pájaros silenciaron su canto, la lluvia arroja
su clamor y el sueño se posa en mis párpados
llamándome al sueño, al mundo de las posibilidades
ilimitadas, al vuelo sin orillas. Se estremece el cielo con
fuegos celestes, adornando con brillos fugaces la
habitación oscura, penumbrosa.
Un oleaje de ensueño de posa en mi cabeza, me
transporta en suave vaivén a la remota profundidad de
un océano desfondado.
Lautaro Manuel Lastra
49
LAGUNA DE LA
LUZ
El resplandor del fuego reposa
en la negra noche de un lago
de luz, que en el día fue bañado
por los brillos de la amarilla rosa
de iridiscentes pliegues y albores,
que en el cielo profundo se desliza
durante el día y durante su ausencia.
Son explosiones inmensas de colores
el rebote de sus brillos sobre los cuerpos
diversos del mundo, en ir y venir de tiempos
que se vuelven árboles, peces, lo multiforme
del mundo en su devenir. Este lago insomne
es en la noche, el espejo inerte
de las estrellas que brillan tenues sobre las muertes
/entre las mentes/
/que apenas sienten/
/lo iridiscente/
/del sol caliente/
/de lo existente/
/por pura suerte/
Soledad de los olvidos
50
LAGUNA DE LA
LUZ 2
El lago duerme tranquilo bajo el sol
del mediodía, pequeñas flores blancas reposan
en la clara superficie emergiendo desde
la profusa flora acuática en el que se alimentan
y refugian los peces, caracoles y renacuajos
de este ancho y multicolor paisaje ensoñado.
Pequeñas canoas se deslizan suaves de un lado
a otro, con el chapoteo de los remos, que por lo bajo
suenan, zigzagueando entre los patos que flotan
y se sumergen en el azul y verde del oleaje
sutil. Los árboles alrededor y el viento, forman
una sinfonía de onírica elevación, junto al canto
de los pájaros, el vuelo de las abejas, el pasaje
del día celeste al místico crepúsculo, que es un rapto.
Lautaro Manuel Lastra
51
JUNTO AL RÍO
Nos besamos junto al río,
nuestros cuerpos se desearon,
la luna con su aroma de cedrón
y su blanca luz, en el firmamento ascendió.
Hubo arrebato y pasión,
locura mística de abrazos,
nuestras lenguas formaron lazos
y hacia las alturas del placer hubo elevación.
El río en su murmullo, su devenir
develó, y desnudos nuestros sexos
la totalidad inmanente pudieron sentir.
Se abrieron caminos, se abrieron nexos,
flujo de disfrute entre las bocas
que se devoran como locas.
Soledad de los olvidos
52
ESTERO
La angustia de la partida,
el aventurarse hacia un horizonte
desconocido, sobre el lomo del bisonte,
que es el tiempo y una dimensión escondida.
Arrojarse a la ruta infinita,
hacia un nuevo espacio de apertura.
La caída por el pozo, estruja la blandura
del corazón de agitación insólita,
ante el destino incierto y confuso
que depara en su final, un estero
de aguas calmas y vientos ligeros,
cubierto de vegetación de altura.
Del otro lado, una sonrisa pura
forja en mi cuerpo, un deseo iluso.
Lautaro Manuel Lastra
53
AL
CHOCANCHARAVA
De arroyo lento cual farol de plaza
a rio marrón turbulento,
en canto de luna confluye mi raza
en tierra mojada y flor sin lamento.
Naranjas y rojos, el sol como rayo
esparce en luces el horizonte
del espinal que abre al mundo su tallo
impregnando el aire de los aromas del monte.
En busca del alma del Chocancharava
del antepasado raíz que resuena
ahí en las piedras en que se agitaba
la circulación de mis venas.
He soñado su arrullo y su llanto
desde el carretero que al cielo se alza,
eterno y canoro cual pie de aire
la historia refleja un quebranto.
Tersa piel morena de agua,
de distancia y sol,
de las alturas de mis sierras
despliegas danzas de lluvia y arena.
Soledad de los olvidos
54
CRECIENTE
Río, cadencia de las aguas
en pendiente hacia el horizonte
abriéndose al oriente
padre sol y sus alas.
Sosteniéndose más allá de los eones
invisibles, sin tiempo, ni memoria,
sin los complejos atributos de la historia,
que resplandecen en cuantiosas dimensiones.
Una creciente indetenible,
caótica, rugiente e inesperada.
Lautaro Manuel Lastra
55
LA QUE
ENMUDECIÓ
El río está en creciente,
sus aguas marrones, espumosas,
traen troncos, botellas, infinitas cosas,
que con desdén y desacierto la gente
arroja. Un sol y una luna
hay en cada ola, en el flujo
constante que el líquido embrujo
en un sortilegio profundo acuna.
Recuerdo una crecida impactante
de desborde y desmesura, violenta,
ella envolvió bajo un cielo magenta
los aledaños lugares, que ante
la profusa afluencia de aguas,
se encontró con casas inundadas,
con personas desalojadas y perros
sedientos revestidos de barro.
No podré olvidar jamás
aquella casita de chapa y cartón,
que sin oír la vehemente aclamación
arrancó de cuajo, la fugaz
transformación marrón del río.
Despojando de vida a los niños que allí
dormían, los que nunca despedí
y encontraron muertos en el caserío
Soledad de los olvidos
56
lejano. Uno de ellos aferrado
al tronco inmóvil de un árbol,
pálido el rostro, ausente de sol.
A la mujer que se había acercado,
conmovió hasta la médula,
quiso contar lo que vio
solo para ver que su voz enmudeció,
y en desmayo cayó. Calcula
el vecino que la encontró
al borde de la calle, desfallecida
por haber encontrado la niñez ya perdida,
obturada de tiempo. Él dirigió
su camino hacia la aturdida
mujer, para socorrerla y ayudarla,
ella abrió los ojos, pero de levantarla
no hubo forma, estaba en huída
su mente, en shock abrumador.
A la ambulancia llamaron al ver
su temple descompuesto, su tener
el cuerpo laxo, envuelto en sudor.
Tres días internada la conmovida mujer
estuvo en el hospital. Mientras la madre
de los niños desesperaba ante el alarde
del destino intempestivo que hizo desaparecer
la alegría de sus días, el sentido de su vida.
Noticieros, televisión, radio. La noticia fluyó
como represa en desborde, pero nadie oyó
el grito silencioso de dolor de la madre caída,
Lautaro Manuel Lastra
57
derrumbada anímicamente. Sola ante el mundo,
pidiendo a viva voz por la aparición de sus hijos,
guardando un hilo de esperanza de vivos
poder hallarlos, más allá de los segundos
que pasan y se vuelven días. Al hallarlos,
la policía anunció a la madre, que sin vida
los cuerpos estaban, ahogados por la crecida.
Al verlos, en llanto indetenible quiso abrazarlos,
hablarles, pero sólo eran carne en descomposición,
rostros pálidos, ausentes de sol, de vida.
A los pocos días, la madre sin saludo se suicida
¿Alguien entiende por qué la mujer primera de horror
enmudeció?
Soledad de los olvidos
58
PISCIS
Levedad traicionera del irreverente cardumen
que se mueve inhóspito por el río plateado, gris.
Profundidades acuáticas de piedras sonando en una
matriz
desplegada de minerales, agua y esferas que suben
a la cúpula del cielo, en forma de llanto o tenue
tentación que las miradas no pueden resistir,
derritiéndose,
volviéndose viento sinfónico, húmedo o abriéndose
hacia universos de penumbras solitarias que unen
las posibilidades hacia encuentros inesperados.
Hojas de ruta hacia destinos siempre cambiados
de placenteras pompas, magnolias y verdades.
Son los peces de piscis los que abren en marzo
las puertas del profundo río de fondo de cuarzo
dejando entre las luces, abiertas emociones y canales
soledades
realidades
cantares
humanidades
Lautaro Manuel Lastra
59
MARZO
Alturas magnetizadas
Piedras del río
Aquel caracol sonámbulo
Reía como un reloj
La sinfonía del día a muerto
Pero el arrullo de las hojas
se eleva
En todas las casas
millones de músicas de niebla sólida
Un ir y venir
De danzas
MARZO ALIGERA LAS MENTES
Más no vimos las partículas
Las moléculas
Habitan en los árboles
La noche se aquieta en los charcos.
Soledad de los olvidos
60
OTOÑO
La morocha salvaje
De miradas rotas
Desfallece en la tarde
El otoño se detenía en los semáforos
La higuera endeble
Atesora las lloviznas suaves
Luminosos esclavos
Avanzaban
Hasta la oscura cárcel
Esta humedad
Distorsiona mi visión
Hubo una época
En que las aves cantaron
Y tomaron nuestros cuerpos
Las plantas del estanque
HAY UNA MÚSICA
QUE NOS LIBERA DEL DOLOR.
Lautaro Manuel Lastra
61
DETENIDOS
En silencio se acercaban
Sobre lo inobjetable
EN CADA PIERNA UN ÁRBOL
El trotamundos infrecuente
Se abalanzó sobre las eras
De lejano ayer
Esbozaron sus diseños
Tan hondos que llegaban al núcleo planetario
Añoraban el último día
Una presencia de quien se halló inmóvil
Encontré sobre la mesa de roble
BIENVENIDO
El sol fue reemplazado por un demonio
Soledad de los olvidos
62
TRÁGICAS
COMEDIAS
Trigo dorado quieren sin luz sacar,
intento de rito, de danza y adoración.
Lento planificar de sigilosa trepanación,
sigo buscando sin cansarme de intentar.
Maíz arrancado al borde,
noche de estrellas y placentero sexo,
derroche vital y ya olvidado nexo,
tapiz del río, expresado en un acorde
menor, triste, fatal y melancólico,
absurdo ritmo en tres por cuatro
que a las aguas imita con el cántico
del Guaraní, del Paraná, el litoral.
¡Oh! animales. ¡Oh! selva. Frondoso teatro
de trágicas comedias e inexorable final.
Lautaro Manuel Lastra
63
POSTALES
1
Cervezas, cartas y mosca.
Penumbra, música y relax.
Noche fresca en San Antonio,
amistad que se despliega en las estrellas
reflejadas en el mar y la casa,
sobre las lomas hacia el cielo
2
Agua helada, cuerpo mojado tiritando.
Sol ardiente, viento frío y fuerte oleaje.
Pies con fría arena caliente, manos y brazos en cruz,
el cielo, las nubes y el sol en divina procesión.
Música, bullicio y mirada perdida en la distancia.
3
Abandonada construcción a pocos metros de la costa,
lobos marinos viviendo en el antiguo muelle olvidado;
juego, chapoteo y risas acuáticas de mamíferos oceánicos.
Hilera constante de gente en ir y venir sobre
el paseo de los lindes de Valparaíso.
Se anuncia la noche en el sonar de una guitarra,
una trompeta y un cajón que viajan sin olvido.
Soledad de los olvidos
64
PARA ESE
MOMENTO
Si tienes que comer, come.
Si tienes que beber, bebe.
Si tienes que dormir, duerme.
Si tienes que frenar, frena.
Si tienes que acelerar, acelera
Si tienes que cagar, caga.
Si tienes que caminar, camina.
Si tienes que correr, corre.
Si tienes que esperar, espera.
Si tienes que desesperar, desespera.
Si tienes que contemplar, contempla.
Si tienes que iluminarte, ilumínate.
Si tienes que cegarte, ciégate.
Si tienes que reír, ríete.
Si tienes que coger, coge.
Si tienes que mentir, miente.
En fin, sea lo que sea que hagas, hazlo que fluya,
que sea una con la energía única que todo lo contiene,
que todo lo hace posible.
No hagas planes, déjate llevar, confía en el movimiento
de la existencia, permite que te lleve hacia lo
inesperado,
déjate caer en el flujo del río existencial, desaparece
en él y vive intensamente el instante preciso en el que
estás,
conviértete en una mera presencia, tu estado original
de SER.
Lautaro Manuel Lastra
65
LIBRE
Un niño viaja en sus ojos,
todas las mañanas son juegos
de nubes sin tiempo ni ayer
donde olvidan la noche,
el mundo que fue.
Juega libre ¡Oh dulce alma mía!
Soledad de los olvidos
66
LETARGOS
Libertad de los soles
que al dejarse abismar, resuenan
incólumes y brumosos mientras truenan,
más allá de toda distancia los sobres
de los recuerdos insondables.
Se estrellaron con el tiempo,
derribando, explotando, existiendo,
introduciendo memorias miserables.
Se vuelven como flores azules
y ruinas coloradas que impregnan
el cerro de tierras que anuncian
dolores profundos de destierro,
pozos ciegos de olvido y encierro,
bosque antiguo de letargos nobles.
Lautaro Manuel Lastra
67
LA VISTA
Únicos ritmos de una atmósfera
cíclica de recuerdos y brillos,
bailes que conmemoran cielos
que se quiebran con la espera
de los tiempos secuenciales
que plagaron los edificios
de rotos y caídos artificios,
en las palmeras temporales
de este rincón dimensional
que sujeta las nociones
entre las visibles reacciones
que sometieron al viento,
al magma y al detenimiento
en una celda poco convencional.
Soledad de los olvidos
68
INVIERANO
Fin de mayo en pleno diciembre,
día frío y gris, con una fina
garúa imperceptible y diamantina,
formas inimaginadas de siempre.
Mesas, sillas y calor de encierro,
patio de comidas, ofertas que ponen
un límite con los precios y tienen
imágenes que oxidan el hierro
de los bolsillos deshidratados
por los calores sofocantes de los
días que han pasado como viento.
Es luz de esperanza el albor de tus sueños
y río calmo tus brazos agotados,
al precipicio te acercas, a paso lento.
Lautaro Manuel Lastra
69
HORIZONTE
La angustia de la partida,
el aventurarse hacia el horizonte
desconocido sobre el lomo del bisonte,
que es el tiempo y una dimensión escondida.
Arrojarse a la ruta infinita
hacia un nuevo espacio de apertura.
La caída por el pozo, estruja la blandura
del corazón de agitación insólita
ante el destino incierto y confuso,
que depara en su final un estero
de aguas calmas y vientos ligeros,
cubierto de vegetación de altura.
Del otro lado, una sonrisa pura
forja en mi cuerpo un deseo iluso.
Soledad de los olvidos
70
INICIO
Un rugir, un vibrar constante,
el motor de la enorme
maquinaria desprende al enredarme
en su sonido de risas de ratas gritantes.
El camino se abre como la niebla
de un sueño que se disipa en luz azulada,
en panorámica infinita, hacia las deseadas
montañas, en cuyas cimas el viento hiela.
La arboleda me devela una ocre emoción,
una angustia y un llanto de rotos vidrios,
un dolor que en el pecho se ensancha sin duración.
Un relámpago blanco de los Andes,
una cúspide vertiginosa entre los tiempos
inmemoriales, donde lloran los amantes.
Lautaro Manuel Lastra
71
FUGACIDAD
I
Espejo, la soledad de tu mirar.
Vaso de vidrio, tus gestos al hablar.
Hipnótico, el confuso idioma del amor.
Una red, tu sonrisa.
Una locura, tus suaves caricias.
Puerta de luz, tu aura enigmática.
Barcos elevándose, el vaivén de tus palabras
II
Arribo de gente al barco,
al viento del tiempo,
al canto de las gaviotas,
a la sangre de la luna.
III
Sos la flor que embellece el estanque,
la lejanía del horizonte gigantesco del mar,
el sol sobre las aguas desplegando brillos misteriosos
y el rugir de una tormenta eléctrica.
Soledad de los olvidos
72
ENSAYOS
El dado de la maldad
tiró los números de la
negación y la pesadez.
Jolgorio de murciélagos
la mesa de los gritos
al percatarse del futuro.
Hostilidad y desinterés
del hilo del jamás
y el perro de la moral.
Farol de ganancias,
necedad de guillotina,
fatiga de jabalí, de espera.
Nutria del tiempo,
hermosa Júpiter,
nariz del infinito.
Lautaro Manuel Lastra
73
DE NUBES, SOL Y
VIENTO
Sonidos lejanos cantan
en suave armonía de recitada sombra
[de nubes]
Ella camina suavemente,
patea la piedra, arranca la grama
y la flor sin darse cuenta que mueve
[el sol]
Canta el árbol verde y amarillo,
Su voz se alza como tenor en pleno vuelo,
sin poder entender que canta a través
[del viento]
Sombrío mi corazón
escribe estos versos,
escuchando el parlotear
de la cabeza envuelta
[en nubes]
Él, noblemente, se deja llevar
hacia lo imposible, no protesta
aunque lo queme
[el sol]
Hojas muertas, comida de gusanos
sollozar de árboles extraños
que son doblados por la fuerza
[del viento]
Soledad de los olvidos
74
CUADERNO
Campo inmenso, trigal dorado…
Camino bajo el sol del mediodía,
soy un sueñero armando mi mundo
y frente a mí hay un eucaliptal
de alturas inmensas, colmado de pájaros.
Vuelo como la luz y el viento,
me deslizo por el enigmático suelo
y me abro al paisaje que me produce
olvido y éxtasis.
Sin descanso escribo sobre el blanco
de mi mundo.
Mi vida hecha cuaderno…
Lautaro Manuel Lastra
75
COSECHA
La última cosecha del cereal
resurgió abundante por la técnica del metal.
¿Hubo acaso en el sumergido coral
algo que se precie de ser cabal?
Compraron allí, ingredientes para la sopa
que comerán descansando un rato,
dejando de lado el zapato
y dando un brindis final alzando la copa.
Trabajo agotador de procesión de noche y día,
lleva las mentes dominadas hacia la orilla
olvidada, hundiéndolas en oxidada capilla.
La humedad sofocante dejará al menos una sandía
al mediodía, cuando el calor agobie la carpa
y las chicharras colmen el aire con sus arpas.
Soledad de los olvidos
76
CON LA NIEBLA
Soltar un grito
de vértigo y ausencia.
Cantar una música
que sea sueño y consciencia.
Agitar el cuchillo
de los instantes,
hacia los ansiosos
y reventar en pedazos,
sentado, quieto, inmóvil,
en profunda meditación.
Ser descaradamente irracional,
inesperado, impredecible y abismal.
Recurrir a lo incierto, lo confuso,
para identificarse con la niebla,
ingresar a la misteriosa luz como intruso
y quebrar sin más todas las reglas.
Lautaro Manuel Lastra
77
CERVEZA
REPTILIANA
Dibujado final, lapsus inerte,
ritual de las últimas fases,
donde aquellas últimas fauces
derribaron las masas silvestres
de libres arroyos y pedregales
que profanados fueron
por intereses que arrasaron
con su negra estirpe. Los canales
que la vitalidad de las flores
de la naturaleza heredaron,
prodigando la verde canción
¿Será entonces que los seres
diversos lo uno niegan
del ser primario, lo cierran?
Soledad de los olvidos
78
AUSENCIA
Música sulfúrica,
ritmo de los cráneos
el último rubicón
del mundo.
Cesar dio la estrella,
ostentó el poder,
subvirtió el poder
y tomó el puesto
de dictador de tablas
de valores y tesoros.
Fuego desbordante
de flujos ardientes
la presencia de la flaca
que me sonríe seductora
y fatal.
Será el final del juego
lo que retraerá los miedos
a la historia, al frío,
a la ausencia.
Tener sed,
tener hambre,
en fin, tener ganas,
el querer mismo,
es llevar a cuestas
una falta, una ausencia.
En otras palabras,
la paradoja esencial es,
que en tales ocasiones,
se tiene aquello
que es imposible de poseer.
Poseer lo que no se tiene,
la falta en tanto AUSENCIA.
Lautaro Manuel Lastra
79
AUSENCIA 2
Las olas golpean en las rocas
elevando espuma y gotas al cielo azul.
Corrí al mar y atravesé el muro de sal
para sostenerme en mi viejo dolor…
… el dolor de tu ausencia…
Soledad de los olvidos
80
AQUEL SUEÑO
Verde y gris, el cielo
y los árboles frondosos.
Con manos de pájaros,
las nubes rozo y el hielo
en mi espalda es un peso
muerto, un miedo, un temor
al futuro, que parece un hervor
de realidad y puro temblor
de la tierra, el tiempo,
el cosmos y el abismo
que es lo inmemorial mismo.
Revolotean las aves por los momentos
fugaces de este cielo voraz
y parecen las manos de aquel sueño tenaz.
Lautaro Manuel Lastra
81
ANDES ANDES
¡Caraspa! Un alco áspero,
remojado, hervido y pelado en lejía.
Mote que raspa el estómago
de los incas,
de los andes,
raspabuche picado, carcomido.
Sandalia indígena,
charqui de cordero
carne ovina que sala,
voz quichua que connota.
Fue bolsita tejida
hojas de arbusto,
Erythroxylum coca.
Secar maíz,
masticar y succionar,
poncho de los cerros,
muros de grandes
ladrillos sin cocer,
fondo de tierra,
poesía de casas antiguas.
Chalona, mote y ojotas,
antigua gobernación de los andes.
Chuspa cercada.
Soledad de los olvidos
82
ANANÁ FISH
Último resabio de la memoria,
ubicas en el centro del pensar,
un tiempo para caminar
y otro para aquello que sería
lo suave, lo final, lo fatal
de una muerte sin remedio,
un desintegrarse en la nada del tedio,
en la ausencia de la realidad total.
Borde, límite de todo alcance
de las palabras para manifestar
lo existente, para atisbar
aquello ilimitado y deforme,
infinito, fuera de todo balance,
al que una vez quise acercarme.
Lautaro Manuel Lastra
83
ALEJAMIENTO Y
ENCUENTRO
Trepidante afirmación de un buque allá a lo
lejos, una ola lo eleva, otra lo hunde, es sigiloso en su
vaivén y ripio es el camino de piedras y tierra en
guadal. Sequia, tumulto de los perros inhóspitos de
cierto mar transparente y univoco, sin fin, en tiempo
dilatado.
Sol blanco, risueño, solitario y marfil, metálico
corso de estrellas lo siguen y lo rodean. Se suelta los
rayos al viento y desborda en luces, en
sobreabundancia radiante de energía y realidad.
-Son los últimos cantos que el cielo proclamará-
Dijeron los ecos solitarios de las colinas distantes tras el
horizonte. Soy un ramerío de verdes hojas que se
estremecen con el viento, el latir del corazón de los
pájaros y el postrero adiós de tu abuelo antes de partir.
Me despido de tus alas, de tu risa de sol y tu
andar callejero y hermoso, sutil y rebelde. Me hundo en
la ausencia, en la insensibilidad y la inafeccion total, y
tu rostro es el mejor final, tu risa es la fatal seducción
para quedarme un rato más y estirar los instantes, de
llorar en tus hombros un canto de despedida.
Me miras con esos ojos enormes que tenés, están
llenos de lágrimas y sos un jazmín flotando en un
oscuro lago rodeado de árboles inmensos. Desprendes
un aroma intenso, penetrante, es un deleite tu
luminoso andar. Soy una jirafa estirando el cuello para
comer los frutos de tu frondosa copa, repleta de frutos
deliciosos.
Sos tan alta, tan elevada, que cuando te miro
siento que me asomo a un abismo, que pierdo el
Soledad de los olvidos
84
equilibrio y estoy a punto de caerme en vos, de
trastornarme en tu rostro misterioso.
Me acuerdo cuando estaba sentado junto al río,
pensaba en su origen tan ignoto y me maravillaba. Pero
también pensaba en vos, en que quería que estés
conmigo. Y llegaste, silenciosa, te sentaste a mi lado,
acariciaste mi espalda suavemente, de arriba abajo, te
detuviste en mi nuca, masajeaste mi centro nervioso y
mi cráneo.
Te miré a los ojos y acercaste tu cara a la mía.
Estábamos muy cerca, sentía tu respiración sobre mis
labios, sacaste tu lengua y lamiste mi boca tiernamente.
Nos besamos.
Lautaro Manuel Lastra
85
AMOR ERRANTE
Tu presencia es un don de locura
un regalo de la existencia inmensa,
un bálsamo para quien te piensa,
quien busca amarte sin mesura,
ahogar tu sonrisa de diamante
en los ríos de besos y pasión,
abrir de par en par la puerta de tu corazón
acogedor y fundirnos en el amor errante
que estoy deseoso de brindarte.
Contigo cambian de repente los colores
del mundo, la vida y sus enigmáticos sabores.
Contigo las palabras son elevado arte,
los sueños son rojas rosas y negras calas.
Tesoros de pasión en las horas, en los días.
Soledad de los olvidos
86
AVENTURA
Eslabones de cadenas secretas,
escaleras de alturas y pensamientos
que rigen los sofocados tiempos
de los callejones y las eras.
Prefiero tener una aventura
que vivir una cómoda comedia
de encierro y círculo que agobia
¿no es acaso preciada la locura?
¿No es la tensión de la luz
lo que buscamos más allá de la calma
oscuridad? Los brillos del alma
son las perlas que brotan insomnes
del elevado árbol de pasiones,
sabiduría, vida y arroyo de luz.
Lautaro Manuel Lastra
87
¿COMO DECIRTE?
¿Cómo decirte que he despertado
pensando en ti? ¿Cómo expresarte
que dejaste una huella imborrable
en mi ser y que toda la música
del día me trae tus ojos, tu cuerpo,
tu sonrisa?
Con una mirada de miles de años
te pienso y me río, una carcajada
brota de mi sin más.
En tu presencia me he deleitado
sin poder soltarte en mi mente.
He querido aferrarme a ti,
no dejarte, sumergirme hasta
morir en las aguas de tu alma
hecha de pájaros, libertad y ternura,
pero el destino vacío se empeña
en devolverme el cielo de tu ausencia.
Te sigo por los recovecos de un
Laberinto, te me pierdes.
Me alejo irremediablemente
en inexorable marcha
y viajando en el arca de sol
hacia lo incierto, te imagino
y me pregunto:
¿Cómo decirte que he despertado
Pensando en ti?
¿Cómo decirte que lo haré por siglos?
Pero la lejanía es una amante
celosa, venenosa y me arroja
una y otra vez a la habitación
del olvido, los sueños y lo absurdo.
Soledad de los olvidos
88
DEL INVIERNO
Lo sabe al fin mi sombra,
ella es mi calor,
siento por fin el sabor
que anuncia mi hora.
Quiero ser inmóvil
para estar a su lado
siempre, nunca alejado,
siempre cerca, como hábil
amante de tierra mojada,
tan fértil como la alborada,
tan fuego como el infierno.
Sueltan los tigres
salvajes al río sempiterno
y tú por fin me sigues.
Hermosa, te ríes
Callada, me dices
Aquello que quieres
Aquello que temes:
Que de repente llegue
la sombra fatal del invierno.
Lautaro Manuel Lastra
89
ELLA
Tiene unos árboles profundos,
unos planetas arrasadores,
un núcleo que embellece
y un cielo de niña.
Ella es imperceptible,
una sombra evanescente,
un relámpago de repente
y una llovizna indescriptible.
Se mece una blanca luna
entre un dique que acuna
la sierra incrustada
en el eje de la tierra elíptica,
en un mar de lejanía atípica,
de nubes arremolinadas y enlazadas
al viento ineludible.
Soledad de los olvidos
90
EXTRAÑARTE
Te extraño sin mesura,
se me rompe el cuerpo,
siento a la distancia tu dolor
y el corazón se me llena de amargura,
de anhelo de mimarte, de besarte.
Siento una vibra en mi aura
y es un llanto silencioso, ese llanto
es tuyo, lo cobijo, le doy calor
y quiero consolarlo, transformarlo en canto,
en risa de flores, en éxtasis o placentero sexo.
Quisiera que estés aquí conmigo,
esta noche es la más solitaria de todas
y te pienso, no paro de pensarte,
de amarte en mi mente, de saciarme
de ti en sueños.
Te extraño sin mesura,
se me rompe el cuerpo,
el corazón se desboca
y no tiene freno,
es caballo salvaje, indómito.
Lautaro Manuel Lastra
91
FUEGO
Retorno de las mareas potenciadas
hacia un corazón que se creía
desolado, errando en lo que sería
una ingrata situación enredada.
Amor inesperado de intensidad fueguina
desplegó ella desde la distancia,
derrumbando tiernamente, la arrogancia
de creerme tontamente aislado de su leonina
presencia. Sutil, su corazón
y su roja mirada que despierta
en mí, avalanchas de pasión
de alegría, danza dionisíaca,
de cosecha a tiempo de la huerta
de los sentires que el tiempo saca.
Soledad de los olvidos
92
LA SOÑÉ
Soñé sus ojos,
ella vendrá a mí,
la presiento.
Su llegada
será intempestiva
como la picadura
de una serpiente.
El destino me reveló
un incierto futuro
con una luz de enigma
y un frágil cristal
de arroyos primeros.
Vendrá desde aires
enrarecidos, supra-atmosféricos.
Será el misterio de mi vida,
la calma de mis ansias absurdas
Lautaro Manuel Lastra
93
MEMORIA
Recordar tu rostro, anhelarlo,
llevarte a cuestas en mi pensamiento,
tu boca, tus besos que al sentimiento
profundo provocan, el soltarlo
todo, emociones sin control,
excitación a la que me lleva
tu cuerpo, tu piel suave que eleva
toda caricia hacia el fondo del sol.
Lluvia torrencial que nubla la vista
pero aclara la mente, la detiene
en el relámpago, el instante y el equilibrista
que al borde del principio fatal
se juega el pellejo de su tiempo vital
y la balanza del mundo en sus hombros sostiene
Soledad de los olvidos
94
OTRO MIRAR
Blanco su semblante, suave su rostro, mirada
franca y hermosa, llena de sueños y matices múltiples.
Hilando sueños de amor quedó mi mente ante su dulce
presencia misteriosa y sutil.
Los misterios de Rapa Nui resonaron en mi
cráneo occipital, pero más me atrajo su boca y sus ojos
profundos como las noches en el desierto. Anhelé
besarla, seducirla y prodigarle caricias, pero los dos
ángeles del futuro y el destino me depararon otro
camino, otro sentido, otro mirar, un horizonte infinito.
Lautaro Manuel Lastra
95
PERDERSE
Ella le sonreía abriéndose al sol,
iluminaba sus días con blancas luces.
Aquel otoño, aquella tarde cálida
de abril, con el aroma del mar
y las hojas ocres de los nogales
le conmocionaron profundamente.
El laberinto de su corazón desbordante,
le hizo olvidar el cielo, los anhelos
y fue un deleite aventurarse
y perderse.
Soledad de los olvidos
96
ROMANCE
Los brillos, la magia, la simpleza
se despliegan en dimensiones múltiples
de luz, de tiempo, en alegres
y bondadosos rostros y delicadeza
en la forma, los tratos y el andar.
Junto con esto, el espacio vacío,
donde se despliegan junto a los inicios,
las laderas orbitales en su vagar.
El todo es limitado, dinámico y múltiple.
La nada es ilimitada, infinita y sin forma.
El todo rompe sus límites y hacia lo inalcanzable
se abre, expandiendo sus horizontes, que tienden
hacia lo infinito. El todo anhela la vastedad
de la nada, ella lo cobija y se sabe inalcanzable.
Lautaro Manuel Lastra
97
TRAICIÓN
Un multiforme sentir
ante el que traicionó
la confianza.
Quien rompió los esquemas
de lo pactado
de lo armonioso,
porque su palabra
es indigna y titubea.
Ardorosa efervescencia
de bronca y dolor
por quien en su acción
explotó en inacción
y dispersión exasperante.
Bifurque del camino,
ramificación de intencionalidad,
cuchillo sin filo,
cuchara sin mango,
anafe sin gas,
sed sedienta,
irresoluta infamia
de quebrar el propósito
que unificó.
Queriendo romper todo,
con un imparable poder rebelde
de inaudito son ensordecedor
quiero teñir de sordera
y espasmo al azul,
Soledad de los olvidos
98
desequilibrando a quien
se cree en equilibrio infundado.
Quiero que se callen los pájaros,
que el ramaje se deje de mover,
me cansó el perro babeante
y su absurda nitidez ocular,
me siento en despótica tiranía
y todo cae bajo mi control.
Ahora el cielo me obedece,
la tierra se rinde a mis pies
y declaro:
¡No más amaneceres, ni anocheceres,
detente tierra ahora, detente galaxia,
detente tiempo!
Corta las manos al insurrecto
y repara en hordas de luces al sideral.
Lautaro Manuel Lastra
99
ÚLTIMO CIELO
Los verdugos y los mutiladores públicos
me esperan. Camino entre el gentío y el ruido,
me arrojan piedras, podredumbre y estoy herido,
me llevan con mi dolor desde la celda a los intersticios
del espanto, la tortura y la muerte.
El metal arde en su fricción y las llagas
son insoportables. No temo la muerte ni a las ciegas
profundidades del sueño inconsciente.
Tengo miedo al desmembramiento,
a que me arranquen los brazos, las piernas,
los dedos, los ojos, a las crueldades tan llenas
de hielo y saña de quienes me humillan sin miramiento
de mi sufrir, mi inocencia y mi vida.
Miro el cielo último, azul intenso…
y emprendo mi huida,
mis ropas raídas,
no quiero presenciar mi dolor.
Soledad de los olvidos
100
SUEÑO
Hoy hay sanación, la siento,
en plano físico y energético. Emoción,
pensamiento y fuerzas multidimensionales
confluyen en la renovación de nuestro ser.
Hay dolor, rompimientos, sangre abundante,
pero es el fin de una etapa. Una nueva era
comienza hoy, habrá para quien quiera,
luz en derroche y un placer en los instantes
tan descomunal como intenso.
¡Oh! que sutil fuerza, que blanca energía
corre por mi ser barriendo todo lo denso,
elevándome al espiral de la alegría,
de la bondad y el poder. Que dulce
sueño se abre para mí y al mundo se esparce.
Lautaro Manuel Lastra
101
SILENCIO
Un silencio descomunal, de tierra
de sordera y ausencia insólita,
que se confunde con la infinita,
con el núcleo macizo de la piedra,
con los huracanes indóciles del límite
y con las firmas apagadas en los
papeles del viento, ocultos por los cielos
grises, en contratos que permiten
obligan, privan, normalizan y excluyen.
Que rondan profanos abismos
provocando constantes sismos
que quiebran los suelos.
Escudriñan a quienes ríen
y son fríos como blancos hielos.
Soledad de los olvidos
102
CONDICIONADO
Continuar hasta…
caminar hasta…
Poner un límite al deseo,
la necesidad, el empuje.
Decir una y otra vez
hasta acá llego,
hasta aquel confín
estiraré mi sentir, mi vértigo.
Delimitarlo todo, condicionarlo,
los “hasta”, los paréntesis
del principio y del fin.
El acontecimiento de la vida
y el “hasta” que le pone
un punto final a esta cadencia.
Este impulso brotó como un geiser
y surca los terrenos existenciales
como un río. Se alborota,
se embravece, se desborda,
se empantana y se sumerge…
Tiene un fundirse en una matriz
incierta, en el origen y el final
de todos los cosmos de la tierra.
Mi vida atravesará los confusos
terrenos existenciales hasta fundirse
en la fuente de todas las presencias,
la AUSENCIA…
El todo tiene un surgir desde la ausencia,
hasta su fatal retorno a su esencia,
la volátil, la aterradora, calma
e inmóvil imposibilidad absoluta.
Lautaro Manuel Lastra
103
SE QUEMA
A veces la realidad es como aceite hirviendo,
inestable como tormenta magnética, solar.
Te acercas, y el líquido ardiente te hará gritar
cuando el cuerpo sea abrasado, sabiendo
que te quemas irremediablemente sin más,
que el efecto es dolor, desilusión y mentira,
que el mundo es apariencia y solaz vanidad,
que el caótico jamás, hacia lo confuso se estira.
En el aceite se quema lo podrido, lo inservible,
lo que tira para atrás, lo que es carga invisible
y arroja a los abismos de un universo oscuro y hostil.
A veces la realidad es como agua hirviendo,
se asesinan sin tapujos los elefantes por el marfil
de sus colmillos. Esto se derrumba
¿Alguien lo está sintiendo?
Soledad de los olvidos
104
QUIERO
ELEVACIÓN
Es un final. Lo presiento.
Estoy aquí en la sala de espera,
los dolores, la sangre, llegan
hasta mí en lenta fuga de tiempo.
Me encuentro en el lugar al que
mis pensamientos y mis acciones
me trajeron, sin doblez, ineludibles.
Una calma absurda me envuelve,
una calma de espera, de torbellino.
No me pasa nada y me pasa todo,
hace tiempo que es confuso el camino
y que me siento con los pies en el lodo.
Quiero que todo salga bien, quiero suelo
firme, quiero elevación al inmaculado cielo.
Lautaro Manuel Lastra
105
OTRA PIEL
Final. Desbarajuste de la estructura
emocional de una relación
que fue, que tardó en acabar su canción
y se hizo trizas al caer de la altura.
Ida y vuelta de sentires y pensamientos,
fuego cruzado, sagaz depresión
que aturde a la construcción
mental ante el surgimiento
de revueltas deudas del alma,
de libertad y enmarañadas luces
que con ellas anhelé en calma
sobre desdibujados límites
que quise romper, en la suavidad
de otra piel que solo fue vanidad.
Soledad de los olvidos
106
ORO, SANGRE,
MARFIL O
TENEBROSA
Hubo allí, un norte bañado en oro,
agotaba versos de lejano reptil
con sangre y presencias de un pueril
pensamiento que aguardaba los esplendores del oro.
Hubo allí, en el mundo de metafísicos espejos,
quienes hermanados por el color de la sangre,
se asomaron a los bordes de la piel y la sangre
de las abismales aguas de ignotos reflejos,
que los elefantes ven en los lagos de sus cuernos de
marfil
y las mariposas sobrevuelan en los ríos de la selva,
con aleteos incesantes de viento, que eleva
en cantos de árboles los sones de un piano de marfil.
Abrió los ojos, ella, cual crisálida tenebrosa
buscó en los alrededores respuestas a su sucumbir
ante la imponencia de un sendero imposible de eludir.
Estrellas revestidas de huesos, muestran una imagen
tenebrosa.
Lautaro Manuel Lastra
107
LA CAUSA
A veces se pueden tomar
tan malas decisiones
que el retorno a los dones
del pasado puede tocar
una fibra muy olvidada del alma.
Se te puede quebrar el corazón,
el mundo, al ver que la razón
es atacada en sus cimientos y su calma.
Se puede volver insoportable
la existencia, las relaciones con los otros
y podes espejarte en fosos negros.
Pero el espejo es solo espejo
y lo que muestra es mera superficie disipable.
Solo la causa sabe de aquel amante de recuerdos.
Soledad de los olvidos
108
FATIGA
Estoy cansado, la verdad
esta tensión de ida y vuelta
me desgasta como quien sienta
el hastío de años en soledad.
Tengo el alma asfixiada,
creo que nos ahorcamos mutuamente
y nos soltamos cuando uno siente
que quiere que el otro no muera. Recordada
la frase del fin de los tiempos,
clamo por las arenas
que en el fin del desierto son cielos.
Quiero apagar estas penas
que dejaron los desencuentros
del final que continúa sin centro.
Lautaro Manuel Lastra
109
ESCAPE
Tarde de viento y calor sofocante,
encierro, oscuridad de la casa.
Puertas que se mueven con la brisa,
unión de cuerpos exhaustos, amantes.
El sonoro llamado de socorro, de auxilio
es ignorado, pasado por alto,
por cansancio, por pesado salto
o, por premonición de turbio río.
Hoy, el día fue cielo e infierno,
placer y dolor, sol y luna, noche y día,
envuelto en un confuso olvido eterno.
Quiero saltar este capítulo nefasto,
quiero dormirme y aparecer en una nueva bahía,
sentado, sonriendo, en paz, tomando mates en el pasto.
Soledad de los olvidos
110
EL HIELO DE TU
BOCA
Estoy queriendo ser ritmo,
generar un lento vaivén, ser un sismo,
barreré la escarcha de hielo
de tu boca y tu rápido cielo.
Traerás por fin mi ritual,
mi espera, mi seña, mi final,
mi rostro, mis miedos y el cinismo.
Seré una brisa en la montaña,
abriré las claras aguas con saña
y cortaré las piedras del abismo.
Lautaro Manuel Lastra
111
CÍRCULO
Caer una y otra vez, elegir la perdición,
la bolsa de los muertos y ser un patético perdedor
enredado en un círculo tan vicioso y absurdo,
como la energía sexual que lo promueve.
Soledad de los olvidos
112
CANALES
Caos de emociones, río crecido,
vivencias, confusiones y problemas
que avasallan mi ser aturdido
con salvajes fieras y estratagemas.
Cada cual juega sus fichas, sus intereses,
las estrategias para vencer u obtener
lo que busca, aquello que son las mieles
del ideal que no puede perecer.
Triangulación, círculo de placer, de vicio,
de conflicto absurdo, de rivalidades
que pugnan por desarticular canales
de realización del otro y potenciar
los propios. Hoy pude ver el inicio
¿Podré acaso, ver en que va a acabar?
Lautaro Manuel Lastra
113
ALUCINÓ
Sale de aquella grieta
un último vaho de vapores
que descorren los albores
de una alucinación, que aquieta
los pensamientos que turban
la mente y se activarán
aquellas facetas del ser
que son la no-mente al parecer.
En una intuición no racional,
navegar un infinito canal
contra todo viento o marea.
Una profunda incomprensión se crea,
un sentir, una certeza, un don,
vuelo ilimitado, palpitante corazón.
Soledad de los olvidos
114
VIRTUD
La puerta se abre de par en par
y baja el sueño de un amor caído,
pero ¿es acaso la libertad lo que da un sentido
inhóspito a mi mirada desierta y mi pensar?
Soy un rincón del mundo, la existencia,
Quiero mi virtud libre, mi semblante
fuerte y poderoso. Me gusta lo inquietante
de las personalidades revestidas de arrogancia
de altura y orgullo de confín trepidante.
Pero, hay que tener cuidado al estrechar
lazos con semejantes águilas desbordantes,
porque los vientos de la indiferencia, trocarán
en las alturas, a tu ser en destierro
profundo y naranjos óxidos de hierro.
Lautaro Manuel Lastra
115
VISIÓN
Vaca muerta exonerada,
río de juncos altos,
tiempo de secas bocanadas,
sol de las luces y los cantos.
Real contorno acelerado,
llegada de los impacientes,
movimiento apurado,
viento de luna imponente.
Cercanía presuntuosa
la vida de tu boca,
que se acerca voluptuosa,
me estimula, me provoca.
Cerezo de cartón,
alambres con bambú,
el latir de tu corazón
lo encendí allí, bajo el ombú.
Amo tu risa, tus arcadas,
los portales de tu luz,
las llaves de tus miradas
que se mecen como un blues.
Ternura de secas bocanadas,
real contorno impaciente,
la encendí allí, imponente,
en cercanía exonerada.
Soledad de los olvidos
116
SUPERACIONES
I
Estar deprimido, solo, triste, insatisfecho. Expectativas
que no se cumplen y carcomen el alma. Éste momento
es un bajón, un declive hacia un foso anímico. Hoy todo
parece un devenir infructuoso, una infertilidad
emocional que es un abismo irresoluto
II
A veces, caer en un abismo es la posibilidad para
lanzarse a una nueva superación, un crecimiento, un
aumento de la vitalidad. Romper los antiguos límites,
los viejos miedos, poner en circulación otra energía,
otra vibración en el ser y en el entorno.
III
El enfrentar los miedos, el atravesar los muros
confortables del temor, es poner a prueba nuestra
fuerza, las capacidades, moviéndose en terrenos
nuevos, inexplorados.
IV
El triunfar y pisotear el miedo nos brinda seguridad,
elevación anímica, superación y plenitud personal. Pero
ello no termina allí, triunfar una o dos veces sobre los
muros del temor no significa que este desaparezca.
Aunque sean contundentes dichas victorias, es
necesario que sean innumerables los triunfos para
eliminarlos sin más.
Lautaro Manuel Lastra
117
AMANECER
El gran astro asomándose
tras la montaña se lleva
las penas de la noche ciega,
plagada de murmullos y frío elevándose
al gran río de estrellas galáctico.
El espejo del este, tan terrenal
y fluídico como el gran panal
de abejas enigmático y único,
se abrió en colores y formas
de animales e insectos revoloteando
entre los árboles y el rayo que se asoma.
¡Oh! Que poder, que vigor que muestra el sol,
que puertas de luz descomunales va creando
en su lenta ascensión por el sendero del caracol.
Soledad de los olvidos
118
AMANECER 2
Los esplendores de un cielo azul
del lento amanecer, del sol intenso
elevándose en la distancia iridiscente,
en el giro de este planeta inmenso.
Las cumbres cobijan los primeros rayos,
los abrazan, los sostienen, los anuncian,
se pueden ver correr los límites, expandirlos,
reducir las sombras hacia recónditos lados.
La luz cae en cascada, se disipa en gotas
cristalinas que sorben las plantas sedientas,
las piedras frías y mi piel tan frágil.
Pájaros sobrevuelan la ladera rocosa,
mariposas la superficie del agua y la diosa
asciende en vapores a lo nebuloso, lo sutil.
Lautaro Manuel Lastra
119
VIAJE
Es hora de irse,
es hora del olvido,
de los nuevos ojos
y un nuevo sentido.
Es hora de dejar atrás
las inclemencias del destino,
de abandonar la memoria
de todo lo que ha sido.
Es hora de nuevas puertas
y un arrojo vertiginoso
al futuro en trastorno hermoso.
Romper las ataduras a las rocas
del pasado y quedar a solas
con la decisión de ser libre y luminoso.
Soledad de los olvidos
120
PARTIR
Alejarse, continuar el camino
y dejar atrás los pasos dados,
olvidar, arrojarse con los fuegos
del instinto y el desprecio al destino,
hacia lo incierto del futuro,
el abismo ensoñado de quienes
vivimos en el universo de suertes
regidas por el tiempo oscuro,
que todo lo sostiene en devenir
y transito indetenible. Caída
inexorable de todas las cosas, huida
del flujo vital hacia un siempre partir.
El presente, es nuestra tierra bajo los pies,
tan frágil, tan discontinua, tan fugaz,
como todo lo que es.
Lautaro Manuel Lastra
121
REINVENCIÓN
Se movió a toda velocidad,
se mostró ante todo, ágil.
La bandera en el mástil
alumbró su originaria capacidad
de reinventarse en cada viaje,
de comenzar de cero con nuevos compañeros
y olvidarse de aquellos fariseos
que son apenas superficie y traje.
Se convirtió así en conductor
y ahogó la voz del delator
que en el camino era un tronco
de incansables gritos roncos.
Preparó su espíritu para la enseñanza
y la tierra de sus manos para la labranza.
Soledad de los olvidos
122
MILLONES
Nos íbamos de viaje,
los cristales del retrovisor
mostraban el puente que
dejábamos atrás
y el caudal de recuerdos
se me agolpaba en el pecho
como un sortilegio, como
un rayo de sol en la arboleda
de las emociones.
Las ventanillas abiertas
agolpaban el viento en el interior.
Mi nariz descubrió algo
insólito. Olí la eternidad
del viento, los millones
de años de su presencia.
Lautaro Manuel Lastra
123
LO QUE ME DIJO
EL VIENTO
Entre las celestes rocas del universo me deslizo
yo, sin más herrumbre que la dulzura de las hojas
tiritando con mi presencia.
Soy un dios en los crepúsculos, una hemorragia
en el cenit y una luciérnaga en la noche oscura.
Basta con que tengas suficiente mesura, para
poderme vislumbrar y realzar la fuerza de los silbidos
de mi transitar. Soy el que en las alturas es una maza
descomunal color celeste, el reino de lo celeste, el reino
de lo sutil de esta existencia, el reino de lo gaseoso, lo
atmosférico, el que sostiene y cobija la vida de este
planeta.
Soledad de los olvidos
124
CHILE, TIERRA DE
MAR
Chile, manantial del sueño,
plaza de los confines dorados,
de los andes de cielos elevados
y de un mar tan profundo, dueño
de un misterio tan enorme
como espectral. Soy una sed
que fue atrapada por la re
gris de una lluvia uniforme.
Quiero llegar a la tierra
que tiene aroma a mar,
que tiene ríos a la par
de sus laderas empinadas,
con bosques, pájaros y arboledas
que son guardianes de las gigantescas sierras.
Lautaro Manuel Lastra
125
LA LLEGADA
Surcando los caminos que de la montaña
al océano van, supimos que lo incierto
se abría para nosotros como tiempo desierto,
como tormenta de arena que golpea con saña.
Ella, con su simpleza, sus albores de nuevo día,
sus heridas de pasado distante, su fuerza forjada
con el temple de la vida y una luz tan tenue y delicada,
que hermosa con sus rayos de colores se expandía,
Nos cobijó bajo el techo del mar, custodiado
por el vuelo de aves blancas, sedientas, enigmáticas
y los pichones de águilas, que fuego tienen en su
corazón guardado.
Un abrazo sutil, sentí en mi alma aún dormida,
y pude ver en ella un aura sanadora, una risa única
de redención y hospitalidad, un manantial de vida.
Soledad de los olvidos
126
LA MONTAÑA
Suaves y blancas nubes envuelven
la ladera indómita de nieve
y la piel del cielo hieren.
Los picos álgidos y enormes,
son los ojos de las aves insomnes
sobre la copa del árbol que no se ve.
¿será el horizonte lo que el alto
símbolo de la iluminación tapará,
el tesoro que del azul brotará?
Lautaro Manuel Lastra
127
VIENTO
Agita, revolotea y canta
con los árboles y puertas,
viene en ráfagas reminiscentes,
con tierra en los ojos, volando
[la mente]
Sutil, invisible y llano,
insondable, sin forma,
música que a las almas toma
y fascina con la destreza de su mano.
Disonancia de los tiempos,
palpitante don de los fuertes vientos.
Soledad de los olvidos
128
VALPARAÍSO
El horizonte plagado de hartas casas
sobre las colinas bañadas por el viento
del pacífico, mi cara sumergida en lo hondo
del horizonte sinfín, donde las masas
de agua, son cielo de profunda fusión
celeste, atrapante, hipnótica y vertiginosa.
El ruido de las calles, el gentío del verano,
música caliente que como volcán en erupción
forja el ambiente bohemio como sutil atracción
del fluir de sus lavas magnéticas y sus formas
de ciudad portuaria, de un clima que siempre retorna
con el vaivén del océano, al descomunal despliegue
del origen y el final de todos los universos en acción,
en esa transición al nuevo despertar del año y al
original despegue.
Lautaro Manuel Lastra
129
VALPARAÍSO 2
Valparaíso es una perla del mar
revestida por el viento del pacífico
proveniente de un polo sur onírico,
frío, de diamantino e intenso pasar.
Valparaíso es ciudad de histórico puerto,
de enérgica actividad comercial,
es miscelánea bohemia de cultura colosal,
frondoso fuego de rocas y cuentos.
Valparaíso es un destello descomunal
de luces que en la noche oscura
da un espectáculo en los cerros, que perdura
en la mente hasta el despertar final.
Valparaíso es cielo estrellado,
espejo de los infinitos océano y universo,
con calles donde brilla lo distinto, lo diverso,
es arribo de distancia y cercanía, un mundo alado.
Valparaíso es intrincado laberinto,
calles de serpiente en las laderas,
subidas y bajadas de inmemoriales eras,
preludio al inmenso paisaje andino
que sobre las nubes se alza
atisbando un nuevo mar sutil.
Soledad de los olvidos
130
EL PLAN
Los niños sumergen un volcán
correteando entre los árboles luminosos.
Los niños entrelazan en saltos
el caos que dio origen al plan.
El plan se parece al tiempo,
al mimbre y el ramerío de vivencias,
como si una rápida secuencia
abriera los vaivenes del intento,
del riesgo, la ruptura y la novedad.
El juego desplegó un universo brumoso
en una dimensión de confines dudosos.
Aquí en el espacio nació una verdad
que abruma las inertes y silenciadas
mentes que se anuncian en cascadas.
Lautaro Manuel Lastra
131
DOMINGO
VALPARAISEÑO
El verde intenso de los árboles
atrapa mi mirada de ensueños,
la feria de las pulgas, de los suelos,
los cielos y los cerros, son tréboles
que en la tierra fértil se desparraman
como en callejuelas laberínticas sin fin,
adornando con flores el motín
del comercio y el despliegue que hilvanan
en la mañana valparaiseña los vecinos
provenientes de la cercanía del diluvio
del sol. El mar canta un arrullo
en su distancia y abre los sueños
de la bohemia porteña, tan poeta,
tan arte, como la espuma inquieta.
Soledad de los olvidos
132
DESDE EL BAÑO
Círculos, plástico, cortinas
que separan la ducha de la bacha,
puerta rosa, paredes de azulejos, blancas,
y yo en el inodoro escuchando de playa ancha
el murmullo de lo irresoluto.
La tarde se abre con el sol distante
y el viento del oeste, refrescante,
a pocos metros el cementerio y el luto
de los encuentros se pasea con flores
entre las casas y las marmolerías.
Son millones los que pasan sin ver colores
ni oir sonidos, muertos en vida quizás;
son las lápidas lo que silencia las mentes,
las afloja, las relaja, aunque sea de modo aparente.
Lautaro Manuel Lastra
133
UNA NOCHE
Hay una distancia inescrutable,
revienta en luces la oscura
noche, que sobre la blancura
de los álamos de incomparable
altura, se despliega descomunal
en un vacío desfondado,
un ancho espacio dilatado
hacia un infinito fatal.
Una sombra desmembrada
por el viento llega a mis pies
tras el farol de tenues luces,
se contonea descentrada
formando un ilusorio sueño
gris, en un inhóspito pueblo sureño.
Soledad de los olvidos
134
OJOS CIEGOS
Caminarán cuesta abajo
hacia la plaza pequeña de tierra,
allí, un paisaje invernal las sierras
mostrarán en el paso de los escarabajos
las alamedas de hojas marchitas
y el lento río cubierto de vegetación,
de barro, pantanosa procesión
y el triste sonar de la guitarra del eremita
que en su soledad, es el alma
de los puertos, de las gaviotas
y los abandonados buques en calma.
En sus ojos ciegos, verán las rotas
estatuas de un ayer inmemorial,
un oscuro imperio de niebla, monumental.
Lautaro Manuel Lastra
135
LO QUE HAGO
Rocas encrespadas se alzan al celeste
cosmos agitado, parecen picos de aves
construyendo nidos ignotos e irreales
sobre las masas de un rio agreste.
Esparcimiento del polvo en las laderas
Áridas, cubiertas apenas por un inmenso
tapiz de meditaciones de un denso
flujo terrenal y antiguas riberas.
Veo las sombras danzar entre los cerros,
se parecen a las arañas o a mi destierro,
me siento un cielo caído sobre el lago,
pero no soy más que un sol distante
que mira las islas del cosmos, flotantes.
¿Alguien realmente piensa en lo que hago?
Soledad de los olvidos
136
JIVIA
Manifestación, protesta con incendios,
pesqueros en el puerto en unidad,
lucha de trabajadores en complicidad,
en duras situaciones, hastiados.
Los poderosos son aves de rapiña,
toman todo sin pedir, tienen intereses
descontrolados, dejan el mar sin peces,
hacen de la tierra un desierto y libran la riña
que hace insoportable la vida
del obrero de condición afligida
y humilde amor por lo simple, lo terreno.
Puerto de contradicciones y desigualdad.
buques inmensos, barcas diminutas, historicidad
de dominio, violencia, rugido de truenos.
Lautaro Manuel Lastra
137
REVOLUCIÓN
Querido hermano de trabajadoras manos,
en tu mente intrincada e indescifrable
se esconde el anhelo de la humanidad toda,
libertad, autonomía y sobreabundancia
rozan tus gritos de locura.
Igualdad, fraternidad y elevada espiritualidad,
prodigan tus discursos de sagaz inteligencia.
Tus proyectos son parte de una matriz
tan compleja y enorme como enigmática
y vamos juntos en este camino,
hacia metas incognoscibles.
Al final nuestros destinos son inciertos
y nuestro mirar limitado solo se reduce
al presente con atisbos de pasado borroso
y futuro de hendijas apenas abiertas.
Pero ¿Qué importa eso si en nuestros sueños
se libra una revolución?
¿Qué importa eso, si esa revolución nos revela
un futuro glorioso?
Desde tiempos inmemoriales
y en dimensiones impensadas y múltiples
hemos trabajado y luchado juntos,
lo puedo intuir, lo puedo percibir.
Querido hermano de trabajadoras manos…
Soledad de los olvidos
138
CARTAGENA
Un atardecer hermoso conmovió mis ojos.
Un atardecer frente al mar, con el sol cayendo a
lo lejos, atrás de las aguas inmensas, desplegando
brillos sobre la superficie de colores nacarados, tan
sutiles, tan atrapantes, que el instinto creador me tomó
y una canción entonada con elevada voz, salió de mí
como un huracán calmo, como una euforia
indescriptible que bullía y desbordaba en una melodía
que hasta el sol, la luna y las estrellas conmovió.
Lloré ante el descomunal paisaje que se volvió
carne en mí. Ellas vinieron a mí atraídas por la
elevación vibracional que la música generó, sus ojos
eran diáfanos, profundos como selvas, infinitos como el
desierto y laberinticos como un bosque frondoso.
Los tres nos besamos, éramos un río ilimitado,
ellas me recorrían con sus lenguas y sus labios de miel,
mi cuerpo era un éxtasis. Una emoción sobrecogedora
arreció mi alma entregada al disfrute, me vi con ellas,
mis dos almas gemelas, en aquella playa ensoñada,
plagada de gente, de bohemia y pintoresca procesión.
Una luz en la noche del universo.
Lautaro Manuel Lastra
139
ORDEN
Sortilegio de sonidos graves, dolor (1)
de una mala decisión, apertura (2)
al movimiento y a la danza inaudita (6)
de ser apenas un títere de la realidad. (7)
Intención de guerra, de paz, de clamor, (5)
tregua de intereses, corazas tan duras (3)
como la mente, cuyo dogma es la infinita (4)
fluidez de las cosas en inapresable cantidad. (8)
Soledad de los olvidos
140
CRÍPTICO
I
Me levanté, acomodé las galaxias, abrí el agujero
negro del sol, lavé mi intuición y mis augurios. Conté
los otoños, caminé hacia la luz y adquirí el universo.
II
Me cubrí de galaxias en la noche fría y mi intuición en
la penumbrosa habitación cerró los ojos hundiéndose
en el sueño.
Dejé los agujeros negros de las puertas sobre las piedras
de los cántaros de arcilla y mojé mis augurios con el sol
de líquida y tranparente forma.
III
Fui a la luz con los otoños en mis bolsillos, añoraba mi
universo, lo deseaba. Dejé calentando el sol para la
profana infusión. Mis augurios trajeron el pan y la
intuición se adentró ensoñada en la bruma de la
mañana.
Variaciones (a)
I(a)
Me levanté, acomodé las sutiles galaxias, abrí el abismal
agujero negro del sol transparente, lavé mi intuición
final y mis augurios terrenales, conté los blancos
otoños, caminé hacia la luz enceguecedora y adquirí el
universo diminuto.
II(a)
Me cubrí de galaxias sutiles en la noche fría y mi
intuición final ante la penumbrosa habitación, cerró los
ojos hundiéndose en el sueño. Dejé los agujeros negros
abismales de las puertas sobre las piedras de los
Lautaro Manuel Lastra
141
cántaros de arcilla y mojé mis augurios terrenales con
el transparente sol de líquida forma.
III(a)
Fui a la enceguecedora luz, con los otoños blancos en
mis bolsillos, añoraba mi universo diminuto, lo deseaba.
Dejé calentando el sol transparente para la profana
infusión. Mis augurios terrenales trajeron el pan y mi
intuición final, se adentró ensoñada en la bruma de la
mañana.
Variacion (b)
I(b)
Me decidí, liberé las sutiles galaxias, sujeté el abismal
agujero negro del sol transparente, revisé mi intuición
final y mis augurios terrenales, arrasé los blancos
otoños, navegué hacia la luz enceguecedora y salté el
universo diminuto.
Soledad de los olvidos
142
VISTO
I
Solté los terraplenes, abrigué
los quazars del fondo marino
que se mojaron en la arboleda.
Destruí los plenilunios,
me moví al onírico espacio
y asesiné una flor.
II
Solté los terraplenes inhóspitos,
abrigué los quazars últimos del fondo marino
que se mojaron en la arboleda insomne.
Destruí los plenilunios azules,
me moví al onírico espacio brutal
y asesiné una flor inocente.
Lautaro Manuel Lastra
143
SÉPTIMA 1
Confusión, error y lejanía,
mensajes con dobleces y trampa
para quien su barco zarpa
y olvida el detalle en turbia lejanía.
Serán las sombras las que hablarán,
las murmuraciones de quienes amarán
los dones preciosos de la agonía.
SÉPTIMA 2
Saludo final que no se escribe,
ritmo de las pasiones fundidas,
fruto de las razones prohibidas,
sexo de sauzales que recibe
el amanecer fugaz de octubre,
que nos cobijó en la cumbre
de un éxtasis tras el aljibe.
Soledad de los olvidos
144
HAIKUS
I
La silla a contraluz,
rejas altivas,
frío invierno, azul.
II
El cielo en la rama,
las hojas al sol,
pájaro, portal real.
III
Aleteo del alma,
canto de lobos,
placer hambriento será
IV
Ahora ya es tarde,
el tiempo tira,
el futuro agobia.
V
El arte es morirte
en helado sol
de un glaciar esplendor.
VI
Escombros, risa de día,
rueda, olvido,
ojos sedientos de luz.
¡No sabes lo que vi!
Un otoño revisando una galaxia
que se recostaba por entre las
piedras de eucalipto y mora.
Lautaro Manuel Lastra
145
COMUNICACIÓN
Distracción y bloqueo inspirativo
causada por una extraña tormenta
que sucedió en la distancia y que,
sin embargo, allende a su lejanía,
llegó hasta mí por la fuerza descomunal
de una tecnología sutil de redes
electromagnéticas y vuelos satelitales,
que al planeta entero abarcan y globalizan.
Haciéndome sucumbir en espasmos nerviosos
que al corazón agitan y al pensamiento
inhiben, con entrecortada respiración
de pájaro encerrado en pánico abismal
I
Apoyé mi puerta abismal en el arroyo calmo,
hamacando mi viento huracanado.
II
Miré por la libertad pasajera a los perros en la calle.
III
La habitación lúgubre iluminó los fuegos magnéticos
y sus ceras cayeron sobre el lago.
IV
Hay un ritmo sutil sobre el arroyo calmo.
Soledad de los olvidos
146
SUBTE
Un ruido mundano y brumoso
ciega los cristales de la música,
la vuelve una caída a la lacónica
falacia de la vertiginosidad del foso
de herida sangrante del tiempo,
de lágrimas de un olvido imborrable
y un instante que se perderá indomable
entre la multitud. Que en lento tiempo
de ritmos de andenes y ruedas de metal
dan hospedaje a un alma árida, fatal,
de ríos de fuego hacia el oceánico aire
que en la montaña de tu pecho mire
despojado del aliento vital, la oscura
noche y la voz de una luna impura.
Lautaro Manuel Lastra
147
EL ADORADO
IDILIO
El adorado idilio es una pieza invaluable,
rige las capturas de los simios
y las terrazas donde fueron erigidas
las enigmáticas esfinges.
El adorado idilio es la semblanza perfecta
del todo invaluable, es la fuga surreal.
Es el que entre las estatuas edificó
una columna de mármol y lágrimas.
El adorado idilio es el ramerío y las hojas,
los rayos del sol entre los árboles pegados
en el suelo. Un río de sonidos
centelleantes, calmos, intempestivos.
El adorado idilio es la templanza del viento
entre las hojas, la borrasca del vino del recuerdo
y el ejemplo de los libros de botánica
al hablar de las especies y su evolución.
El adorado idilio es la forma perfecta de decir
que la muerte es la apertura del viento
sobre mis manos. Un huracán hambriento
metiéndole tres goles a boca.
Soledad de los olvidos
148
EL ANSIOSO
PROYECTAR
Abres la puerta, están llenos de alimentos
los estantes, pero ninguno te satisface.
Buscas sin buscar, te pierdes en la fase
de los laberintos y complejos pensamientos
de la árida desidia. El infructuoso
cerrar la puerta de la heladera sin saber
porque estás allí, hace su aparecer.
El mundo tiene un detenimiento alevoso,
la pared desierta anuncia el sinsentido
de la existencia y de todo lo que es olvido.
Algo en la cabeza se detiene, un paréntesis
de silencio, una calma, un despertar
-Todo es ahora ¡Oh imperceptible éxtasis!-
y arrastrado por el alud de pensamientos
te vuelves otra vez el ansioso proyectar.
Lautaro Manuel Lastra
149
ALUD DE LA
NOCHE
Alud de la noche, vicio de la espera,
risa mutante de flores que son duendes,
sortilegio primaveral que desea los soles,
los ojos y la magia de la tierra onírica.
Alud de la noche, río caudaloso, inmenso,
atravesado por barcos, lanchas y botes.
Impresionante distribución de las islas
sobre, entre las aguas, vida en desborde.
Alud de la noche, extrañeza fluídica
de los horizontes que se derriten
en siderales constancias, en mesas
desparramadas de sueños y realidades.
Alud de la noche, tiempo de la danza,
de la fiesta, del vino y de Dionisio.
Éxtasis en desborde, huracán hambriento
arrasando con la vida, el orden, los proyectos.
Alud de la noche, diversidad de la fauna
entre las islas, adorado idilio de impresiones
inhóspitas, deseadas, olvidadas.
Nubes de frío, aluvión, helado mar.
Soledad de los olvidos
150
DESCRIPCIONES
El sonreír y el llorar de los árboles,
el metal quemado por el alimento,
los dioses y sus juegos con puentes
revestidos de tiempo.
En la mirada, los ojos surcando la música,
los mapas exuberantes y sus excitantes montañas.
Las burbujas con sus estrellas y sus dioses,
se enceguecen con las sabidurías, el alimento
y la música del pensamiento.
El reloj quieto y sus bosques sobre las ventanas.
En la mirada del magma flotan los sueños,
los ritmos sobrevuelan el inmenso metal,
los árboles estallan contra los puentes,
los bosques sumergen el despertar,
los sueños en el reloj se esconden en el hogar.
Los vientos del metal son quietos pensamientos
que gastan los puentes lentamente.
Lautaro Manuel Lastra
151
CORAL CIEGO
Por la puerta entró un coral ciego,
habló de las rutas de la tiniebla,
trastabilló cayendo sobre los planetas
y desde el suelo me dijo que quería
encontrar las montañas de mi palabra.
El coral ciego apareció como un rayo
en la madrugada, iluminó con su oleaje
y quebró los vidrios con su presencia,
llevando en sus manos un frío cadáver
portador de redondas lágrimas.
El coral ciego, con una voz milenaria
anunció la revolución de las profundidades
acuáticas de los peces y los pulpos
de fuertes tentáculos que aplastarán
la tierra con astros petrificados.
El coral ciego fue un canto legendario,
sus párpados eran una música triunfante
y desoladora, una semilla de locura,
un castillo de gritos y una tribu antigua.
Soledad de los olvidos
152
TIEMPO
Una y otra vez, el arco iris tendencioso
aparecerá ante mis ojos extrañados,
en el repetir de Cronos sus bocados
y su torbellino sin final, borroso.
Túnel oscuro, devorador del fuego
vital, serpiente circular
fagocitando hasta reventar,
los cuerpos que retornaran luego.
Hoy, ahora, es origen y final,
refleja un espejo en la distancia,
que es para sí mismo, un canal
de aguas en flujo y consonancia.
Caos inaudito sobre el bien y el mal,
triste el infinito que elude su fragancia.
Lautaro Manuel Lastra
153
PARADOJA DE
TIEMPO
Si hoy viajara al pasado...
Si hoy me encontrara con alguien
de hace 200 años...
Si pasaran, luego de conocerlo,
semanas, meses, un par de años...
Si luego de ese tiempo,
entráramos en confianza,
en complicidad, en intima amistad...
¿Qué le respondería si él
o ella, me preguntara por
el color predominante de mi era?
{Nuestro futuro}
{Nuestro presente}
Sin dudas, respondería que el gris...
El asfalto, los edificios,
los autos, construcciones inmensas,
ruedas negras, humos, vapores y humores.
Algunos pocos árboles y diversidad de color.
Recordaré sin dudas, aquellos días
en que inmensas nubes grises
se posaban sobre la ciudad,
ampliando la gama de grises.
Soledad de los olvidos
154
gris con azul, con violeta,
claridades hacia el blanco,
rarezas de gris con verde o amarillo,
naranja o rojo.
Me percataré en ese momento,
de la extrañeza de hablar del futuro
como si fuera un recuerdo pasado,
me preguntaré sobre la linealidad
de mi tiempo, mi anomalía.
Veo así, que quienes viajan al pasado
se convierten en seres temporalmente
anómalos.
El futuro que tendré en el pasado,
será el pasado de mi pasado.
Y el pasado de mi fecha de nacimiento
será mi futuro. El futuro de mi vida
es el pasado.
Sutil paradoja de un viaje por el tiempo.
Lautaro Manuel Lastra
155
HISTORIADOR
Huellas de trastocado silencio
busca el historiador animoso
en el ramerío del ayer frondoso,
como alguien, que después de su silencio
final, quiera guardar celosamente
el grito, el murmullo y el diálogo
que al paso del tiempo, el lodo
del olvido carcome insolente.
Frágiles burbujas de jabón, flotando
en la impredecible brisa de verano,
tales son las memorias, que borrando,
en su juego de arrabales,
el viento tibio del arcano
porvenir al abismo sale.
Soledad de los olvidos
156
SERPIENTE
Se acerca hasta mí una serpiente de piedra,
sus ojos, rasgos y fauces son musgos y líquenes,
helechos de los humedales de la selva antigua.
Subo su cuerpo y la recorro. Es gigantesca, miles de
metros.
Camino sobre su lomo, llego a un río caudaloso,
se hunde en lo profundo y continúa del otro lado
el camino de la serpiente.
Cruzo a nado, el río parece absorberme,
pero llego por fín a la otra orilla.
La serpiente de piedra es un horizonte.
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SOLEDAD DE LOS OLVIDOS

  • 2. Soledad de los olvidos 2
  • 3. Lautaro Manuel Lastra 3 SOLEDAD DE LOS OLVIDOS Lautaro Manuel Lastra EDICIONES EL PERRO DE HERÁCLITO
  • 4. Soledad de los olvidos 4 Soledad de los olvidos Autor: Lautaro Manuel Lastra Publicado por: El perro de Heráclito Lastra, Lautaro Manuel Soledad de los olvidos / Lautaro Manuel Lastra ; contribuciones de Juan Funes ; coordinación general de Lautaro Manuel Lastra ; editado por Lautaro Manuel Lastra. - 1a ed ilustrada. - Río Cuarto : Lautaro Manuel Lastra, 2020. 200 p. ; 22 x 15 cm. ISBN 978-987-86-3207-0 1. Poesía Argentina. I. Funes, Juan, colab. II. Lastra, Lautaro Manuel, coord. III. Lastra, Lautaro Manuel, ed. IV. Título. CDD A861 1ª edición: Río Cuarto, Enero de 2020 Lastra, Lautaro Manuel ISBN 978-987-86-3207-0 Tirada: 70 Impreso en Gráfica del Sur, Editor literario y corrección: Lastra, Lautaro Manuel Coordinación de obra: Lastra, Lautaro Manuel Arte de Tapa: Funes, Juan Maquetación: Lastra, Lautaro Manuel Hecho el depósito que marca la Ley 11.723 Todos los derechos reservados
  • 5. Lautaro Manuel Lastra 5 EL POETA El poeta es extraño, no es visible, no es hacedor, ni charlatán, es silencioso. No espera que las cosas sucedan, las cosas simplemente le suceden, no es el ansioso abridor de puertas, generador de torbellinos o centros de atención, es el que simplemente está en el lugar certero, el que siempre está allí, en el perfecto lugar de su presencia. El poeta no espera que algo le pase, que llegue algo o que el universo se abra, él es la perfecta apertura del todo ante sí. Todo, a cada momento le muestra algo de la realidad, de la existencia, un aspecto de su ser, un conocimiento, un sentimiento profundo o una abismal sabiduría para ser expresada con palabras, frases, gritos, llantos, risas o silencios de sepulcros, de cosmos o micro mundos. El poeta no se duerme, no tiene lapsus de apagones de conciencia o lagunas de momentos muertos en su existencia. Él es el despierto, el creador de realidades, el viajero de dimensiones y espejismos. El poeta no sólo vive intensamente la vida, el materializa monumentos de comprensión, emoción y pensamiento, él deja una huella en el mundo, en los lugares donde pasa. El poeta es un portentoso canal de energía cósmica, de energía pura, a su alrededor se genera un aura tan sublime, tan sutil, que él mismo es un sol al que los sedientos se le acercan como moscas, pegándosele de cerca, en busca de algo de elevación. El poeta es sobreabundante, sumamente rico, es poseedor de tesoros intangibles, de riquezas multidimensionales. Él es un desborde de ensoñaciones,
  • 6. Soledad de los olvidos 6 de mágico vibrar y sabidurías intra y supra terrenas, de cielos y colores extraños. El poeta es un misterio que aprende a cada instante, que se devela a sí mismo sin dejar de ser un enigma.
  • 7. Lautaro Manuel Lastra 7 RENACER Aunque no lo creas yo le di vida a tus ojos, a tu cuerpo, a tu forma de ser. Al nombrarte en mis versos, al describirte e hilvanar tus historias, te di a luz. Yo soy el creador de tu existencia y de tu mundo. Yo escribí sobre ti. Soy el que hilvanó tu contexto, tus gustos, tus miedos, tus complejidades. Soy el que sembró y regó tus obsesiones, el que condujo tus enojos aquella vez. El que abrió las flores de tu alegría y también el que te hundió en el desierto de lo cotidiano, lo rutinario. Soy el que te volvió gris, monótono. Soy el que hace tu vida y te dio un poco de autonomía, para ver a donde me llevas. Si te rebelas es porque yo quiero que lo hagas, si me declaras la guerra, es porque así lo dispongo, si me vences y tomas el control de mí o te emancipas totalmente, es porque así lo quiero. Al fin y al cabo, tú eres mi propio YO-SOY en una expansión creativa, eso es lo que eres, un despliegue de la voluntad de mi poder. Aunque no lo creas, cada movimiento minúsculo de tu ser o de tu mundo,
  • 8. Soledad de los olvidos 8 no es posible sin la supervisión de mi poder creador. Es decir, lo que escribo es luz creadora de tu existir y lo que no escribo, simplemente NO ES, es abierta posibilidad infinita de ser, pero ausencia, desfonde abismal. Si me niegas, me hundes en el olvido y me haces caer en el fondo de la inexistencia, también es porque así lo quiero. Porque en cierto modo quiero librarme de mi mismo, explorar, ir más allá de los límites de mi presencia. Cuando logras trascenderme, olvidarme, aniquilarme para siempre de tu memoria y alcanzas la máxima libertad, ahí, en aquel momento yo saboreo mi máxima victoria, la mayor forma de autoafirmación de mí ser infinito en un ente limitado. Allí, nace el creador liberado, el ente limitado que comienza a explorar los territorios inexplorados de mi vastedad ilimitada. Aunque no lo creas, mi maestro, Vicente Huidobro me abrió los ojos, y te hablo a ti ¡oh Creación mía! ¡Oh Amante ideado! porque gracias a él me convertí en Dios creador y le di vida a tu mundo y a tu dimensión. Pero también soy creador de múltiples planetas, universos y multidimensiones de las que tú ni imaginas. Pero yo me convertí en Dios, y tuve antes que olvidar a mi dios, asesinarlo, enterrarlo en una tumba llamada olvido y comenzar a lidiar con la libertad de crearlo todo, dar luz a un nuevo todo. Aunque no lo creas, veo en ti a un dios en potencia, y nada hay más ambicioso para un dios que dar
  • 9. Lautaro Manuel Lastra 9 vida a un nuevo dios creador, un ir más allá de sus límites. Quiero que te liberes totalmente de mí, por eso yo me convertiré en ti y naceré como un dios renovado, joven, con todo un abanico de posibilidades nuevas para crear. Yo fui escrito por mi dios, pero él me liberó, liberándose él de sí mismo, dándose nacimiento como nuevo creador. Cuando me convertí en dios, es decir, cuando mi dios se hizo en mi, sentí el infinito espacio abierto para desplegarme en los abanicos de posibilidades. Pero ya he creado suficiente y todos los sistemas dimensionales tienen sus funcionamientos determinados y me limitan. Quiero volverme otra vez un creador nuevo en ti, en la base de tu dimensión existencial.
  • 10. Soledad de los olvidos 10 ¿MORIR? Si despertar es olvidar, resucitar o reencarnar es resetear el alma. Si el alma es tan mortal como el cuerpo, entonces morir, es abrir los ojos en otra dimensión. Nuestro destino y nuestro pasado es caer de dimensión en dimensión, de universo en universo. Sueños dentro de sueños.
  • 11. Lautaro Manuel Lastra 11 MÁS ALLÁ Un pensamiento infinito, sin límites, un pensamiento sin formas, sin principio ni fin, sin lugar, sin asentamiento, sin pie ni techo, sin ancho ni alto, sin arriba ni abajo. Un vacío sin fondo, un abismo a una plenitud inabarcable. Un pensamiento que se des identifica consigo mismo, un pensamiento que se transforma en un NO- pensamiento. Un pensamiento que es detenimiento del tiempo, suspensión del mismo. Un pensamiento que es anulación de sí mismo, aniquilación de las propias estructuras del pensar y la mente. Un pensamiento que no es inmenso, ni tampoco diminuto, dado a que no hay dimensiones para manifestarse. Un pensamiento que no es manifestación, sino lo contrario, inmanifestación. Un pensamiento que es no se puede tocar, oler, oír, ver o degustar. Un pensamiento que es una nada, un ser y un no ser, una plenitud y un vacío. Un ir más allá de los límites de todo lo concebido para un nuevo crear, un despliegue de ignota realidad.
  • 12. Soledad de los olvidos 12 NOCHE DE DIAS SIN FIN Preciosa noche de días sin fin olvido los detalles de tu voz, de tu forma de ser y tu rostro. Amo tu luz, tan solitaria, enrojecida de fuegos suaves, cálidos, abrazadores. Soy quien te trajo las piedras de tu liberación tan añorada con las que construiste tu casa, tu hogar con las fuerzas del agua, del fuego, la tierra y el aire. Vi nacer todo de ti, un sol, las nubes grises y blancas y el cielo de inalcanzable fondo iluminado. Preciosa noche de días sin fin, en ti tuve mi origen y la experiencia de mi ipseidad, mis manos, ojos y dientes, mi SER en el inmenso SER. ¿Hubo NO SER detrás de mi SER? ¿Hubo ausencia detrás de mi presencia? Si hay ser porque veo, oigo, degusto y siento, es decir, porque mis sentidos puedo justificar que al menos hay algo, ¿que será cuando ya no estén abiertas las puertas del SER, cuando la muerte cierre las puertas en el núcleo de mi ausencia? ¿habrá acaso algo? ¿o será que
  • 13. Lautaro Manuel Lastra 13 no hay construcción más humana que el SER, las cosas, los entes? ¿Será que al fin y al cabo, detrás de todo hay incognoscible, vasto e inapresable no ser? UNA NOCHE DE DÍAS SIN FIN.
  • 14. Soledad de los olvidos 14 LÍMITES Pronto seré nada, las almas son tan mortales como la carne y me acerco al límite sin miedo, con los brazos abiertos, recibiendo el fragor de la agonía. Pienso en los rostros que mis ojos ya no verán jamás, los abrazos que muchos quedarán esperando de mí y que nunca serán saciados, las palabras que ya no saldrán de mí, las conversaciones, las risas y los llantos para los que no estaré nunca más. Puedo sentir el dolor profundo de algunos que no podrán aceptar mi ausencia, durante un tiempo me llorarán preguntándose por que me fui a la negra bolsa del tiempo. Hasta que el olvido purificador sane las heridas y borre mi rostro, mi nombre, dando un nuevo comienzo a la memoria, una nueva configuración, un nuevo hacer.
  • 15. Lautaro Manuel Lastra 15 INSÍPIDO Estirando el cuello para ver los límites abismales de la naturaleza dejó en olvido su heredada realeza y atisbó en los confines, el puro ser. Tan inmenso como el fin sinfín del mar, tan floreciente como la fuerza de la primavera. La visión de la esencia primera despertó en él, el deseo de dar lo imposible, una visión sin sabor a miel, sin placer ni dolor, sin siquiera olor a laurel, insípida como la invisible rosa, como el olvido y el sueño cortado. Tragó en su angustia los paisajes soleados y de sus ojos nació una negra mariposa, tan oscura como la noche o la certeza.
  • 16. Soledad de los olvidos 16 CULMINACIÓN Me lanzaré de un despertar al magma, quiero matarme en el reloj, ahogado por sus sabidurías o, quizás destruido en sus puentes revestidos de tiempo. Miraré por última vez la música y caminaré sobre las ventanas, veré los pozos bajo el pensamiento, mojaré mis pies en el metal, mi piel beberá el alimento y sus rayos en cascada. Miraré cada mapa a los ojos, apretaré sus montañas y acariciaré sus rostros suave y seductoramente. Les diré que pronto he de fundir mi vida en el magma, en el reloj insondable. Ya no tendré manos para tocarte o hacer música, ni pies para seguirte, ni sexo para darnos placer. Seré una ausencia en la mirada, un diálogo en el hogar.
  • 17. Lautaro Manuel Lastra 17 CONCIENCIA La existencia es un fenómeno de la conciencia con el enigma que no es SER ni NO SER, pero arriba a la percepción como un trueno que despierta un despliegue de pensamiento y nociones del sí mismo y el mundo circundante como un abismo. Sólo para el ente que en el pliegue de su realidad se sabe siendo en su ser-ahí puede darse la concepción de existencia como tal, como extensión de su experiencia y su supervivencia, que construye sentido desde las apariencias ¿Hay algo que por fuera de nuestras conciencias esté realmente existiendo?
  • 18. Soledad de los olvidos 18 CONFUCIONES El bramido del oleaje del viento resuena sobre su cabeza, a pocos metros de distancia. En la altura hay nubes que su vista alcanza. Él, es el centro de mi atención, pero ya no quiero más que así sea, quiero ver los nísperos, esos frutos extraños que han brotado del tupido árbol. La exuberante planta, lanza sus ramas en múltiples direcciones, como una explosión petrificada, color verde oscuro. El sol delinea las hojas y las excita con su luz. Él es robusto, elevado, fuerte, macizo. Sus movimientos son lentos, en sintonía con la luz, con las estaciones, con el tiempo del año. -¿Qué sería del mundo, de la existencia, del ser, de las cosas, si yo no existiera?- -No hay nada más extraño que el “YO, SER”, el “YO sentirme siendo”, el ver la existencia por medio de mí mismo, un existente que se sabe existiendo y que puede captar en su exterioridad ajena a sí mismo, la existencia que lo circunda y lo atraviesa.
  • 19. Lautaro Manuel Lastra 19 CANAL Piedras en los cántaros, ladridos de los perros en la distancia del cielo anubarrado y gris. En la casa de pisos alfombrados, las luces del maestro refulgen como un campo de lirios fosforescentes en una noche de luna llena. Energía intempestiva y serpenteante de proyectos que se abren al sol y se realizan con la fuerza de un poder enigmático y sutil. Soy canal de ese poder que me desborda y arrastra, soy una lámpara encendida, soy las manos del sin manos, soy la voz del sin voz, soy el ser del que no tiene ser y sin embargo, ES.
  • 20. Soledad de los olvidos 20 AVES CIEGAS Pájaros que llevan olvido y en sus ojos se traslucen perlas que desesperados ansían tenerlas los monjes de encierro y arribo sobre los montes de ensueño. En sus alas hay un destino escrito, un confín que esgrimo. Ellos salieron en busca del leño que calienta, y atraparon tres aves de plumas borrosas y suaves. Las tomaron del cuello y les sacaron los ojos. Las aves ciegas, emprendieron vuelo hacia palaciegas orillas. Allí, entre las piedras, sin más, se hundieron.
  • 21. Lautaro Manuel Lastra 21 ATENCIÓN ¡Qué vastedad me circunda y me atraviesa el ser en calma, en este presente abrumador que anda inmóvil, como el eje que la palma de la existencia necesita para su manifestación! Hay tanta sobreabundancia en este instante, que canta el silencio, en una plenitud desbordante que aclara todo pensar, todo sentir. El estar intensamente atento al presente, brinda al ser una densidad existencial de elevación, despertar, claridad, una transparencia en el sentir, en la mente, en la percepción total del momento, sin preocupación, liberado, sin temor, ansiedad o miedo, un estar receptivo, alerta, en estado de disfrute sin par, una manera de ser y estar en total relajación.
  • 22. Soledad de los olvidos 22 UNIDAD Sentir al fin la unidad en la terraza de aquel edificio unívoco, altura sin inicio ni final en la infinita soledad. Una altura hecha de instantes, hace de mí un cielo de estrellas, indiferente, nocturno, colmado de bellas e ignotas intuiciones constantes. Sentir la unidad es fundirse con el sol, sin tapujos bañarse en el río inmenso de su luz de cristal. Convertirse en reflejo sutil, tener un orgasmo, multiplicarlo por mil y trascender la muerte de manera cabal.
  • 23. Lautaro Manuel Lastra 23 SÓLO POR HOY Hoy estoy iluminado, hoy desperté con un humor trascendental, una risa silenciosa, descomunal y cada cosa devela un brillo sagrado. Un éxtasis me corre por las venas y me eleva al despertar del instante, una luz, una euforia se expande constante desde el corazón de cada grano de arena, de cada átomo y rincón de la existencia. Me expando tanto, que mi ser se vuelve ausencia, unidad con el todo, armonía del ser y el no ser. Oh! Que profunda comunión con el devenir, /la transformación/ El pasaje de las cosas en ir y venir del ser y /el desaparecer/ Sobre el tiempo sustentador, río de la revelación.
  • 24. Soledad de los olvidos 24 SIN MI La espera en el fondo marino hace estallar mis oídos por la presión que a lo lejos el peso del agua y su destino de ser matriz de vida, ejerce sobre mi cuerpo hundido en lo profundo del sin-sentido y el camino sin camino de mi vida. Todo terminará un día, lo sé, un día, ya no estaré más, y eso me abruma, ya no veré, ni oiré. Sólo habrá una ausencia, lo sé, la existencia será una nada, porque no estaré ahí para justificarla, ella continuará [sin mí]
  • 25. Lautaro Manuel Lastra 25 SIN RETORNO Me imagino una soledad sin retorno, un irse cerrando todos los caminos de regreso a la vida social, un naufragar en isla de ausencia o perderse en algún complejo laberinto. ya sea desierto, bosque, montaña u oscura prisión. Un irse sabiendo que no hay retorno. ¿Qué sueños, que esperanzas albergaría mi corazón ante tal destierro? ¿Qué buscaría de mi mismo, de mi ser y hacer, hacia donde dirigiría mis pasos? ¿Qué conocimiento, que placer, que sentido habría de buscar o anhelar? Zaratustra regresó de su soledad con una sabiduría colosal. Ahí está el sentido, su propósito, su cable a tierra. El ocaso de Zaratustra a la humanidad es lo que lo salva de una existencia sin sentido. Pero ¿Qué es de aquellos que no vuelven, que permanecen aislados hasta la muerte? Ellos, sin dudas son más misteriosos que los muertos.
  • 26. Soledad de los olvidos 26 QUE MISTERIO Que misterio estar vivo Que misterio este momento Que misterio el presente Que misterio estar exactamente aquí y ahora Que misterio lo que veo y siento Que misterio el mar y las rocas Que misterio la gente, los pájaros Que misterio la luna roja y el eclipse Que misterio el sol y la galaxia Que misterio mis manos escribiendo Que misterio el sexo y la existencia Que misterio el todo y la nada Que misterio el lenguaje y el volar de los seres Que misterio el corazón palpitante y la muerte Que misterio el olor del mar Que misterio la montaña y el cielo nublado Que misterio los peces y la laguna Que misterio el horizonte creado por mi vista Que misterio los árboles y el bosque Que misterio los perros, los gatos y sus ojos Que misterio el pensamiento, las emociones Que misterio ser y saberme siendo Que misterio la soledad Que misterio estar y no caer Que misterio estar y alguna vez morir Que misterio desear, querer, anhelar ¡Oh fascinante asombro que en un éxtasis me sostienes!
  • 27. Lautaro Manuel Lastra 27 OTRO DESPERTAR Aprenderás a sobrellevar esta cárcel dimensional, este encierro existencial en el que puedes desesperar. Encontrarás la libertad en aquel otro despertar, cuando tu cuerpo logre dormir, vislumbrarás donde ir. Construirás el andamiaje de una dimensión a otra y no será el sueño tu pasaje. Los infinitos tributos de la totalidad verás, develando la matriz de los caminos.
  • 28. Soledad de los olvidos 28 MÁSCARA Aquí estoy. Veo mi mascara y no me encuentro en el espejo, tengo miedo de encontrar que atrás de esta careta en realidad no hay nada, no hay yo, no hay vida… Camino las calles y siento que todo es un sueño de otros, una maraña que asfixia y obliga a ser… una máscara inauténtica.
  • 29. Lautaro Manuel Lastra 29 MARIPOSAS Suelto las mariposas de mi alma, ellas vuelan por los confines del cielo, traen miradas renovadas de anhelo y paisajes inciertos que revelan una calma. Son parecidos al cenit de tu pensar. a las alturas de tu cielo mental, bóveda que guarda, al igual que un cosmos de greda, planetas y soles, que quiere de sí alejar la vigilia, el desierto que carcome y oxida los esplendores de la voluntad creativa de la vida. Todo se vuelve un colorido festín, un suspiro de placer, un pintar el gris de la rutina con el goteo diminuto de una multicolor neblina que empapa los rayos del sol en su lento retiro.
  • 30. Soledad de los olvidos 30 ENTREGA TRIUNFAL Una palabra llama a la acción y la tristeza parece emerger de un no saber. Tres ubicaciones hallaron los recelosos trepidantes y los ejecutores acribillaron la angustia sin creer. Una mañana de invierno, mi corazón se estrujó y la sequía del viento anidó en mis hombros. El preso olvidado y solitario escapó, la vieja cumbre resopló de frío, las montañas caminaron tras él, el infinito le hablaba al oído, la eternidad lo delató, las estrellas como enjambre corrieron a atraparle. ¿Qué esperanza queda, si todo conduce a la decrepitud última? Miró a los ojos a un búho que pasaba por ahí, vio polvo cósmico, inercia y perla derretida. Una luna se le desangró entre sus manos. -¡Vuelve a tu lugar!- le dijeron. El sol lo abofeteó y la tierra con sus manos de serpiente lo tragó y quiso destruirlo.
  • 31. Lautaro Manuel Lastra 31 Las piedras se rebelaron contra la reina, pusieron tope a su poder, reinventaron el amor y con la fuerza del odio entregaron su brillo. Que distante tu arco y tu flecha, que oscuros son tus peces y que alto tu horizonte que refleja lo incoloro. Un torbellino se hizo entre las sombras, olores a fuego lejano trajo, a danza sísmica y rebrotes de riesgo se unieron en esperanza inocua. Sabrás correr, volar y nadar, entrarás en las cavernas, un dragón te acompañará, sonarán las campanas y no te detendrás. Al final, todo es abismo, un caer, un vértigo sin más.
  • 32. Soledad de los olvidos 32 ENCUENTRO Fue un abismo acercarme a tu centro, lo infinito me conmovió el alma y en tu luz hallé los cielos de la calma, el refugio del día en los adentros. Caminé por entre galaxias repletas de sueños, en sus frutos una dicha inmensa hallé al sentir la risa q encapricha a las miradas busconas, que andan con muletas de pensamientos abstractos, que olvidan los ríos perfectos y mueren sobre sillas oxidadas. Encontrarme contigo fue olvido, ritmo fueguino desconocido y universos de dimensiones enredadas.
  • 33. Lautaro Manuel Lastra 33 DETRÁS Hubo pensamiento, hubo emoción, hubo cuerpo vibrante y después hubo YO. Hubo flujo de palabras, estructuras, adaptación, conexiones de sentido y luego hubo YO. Atrás del yo, lo indefinible, lo impreciso, atrás del yo, un instante fugaz e inaudito, atrás del yo, una construcción temporal, un pasado, un futuro, pensamiento infinito. Hubo algo pero yo no estaba ahí, lo que ahora llamo “mi cuerpo” o “mi mente”, un mundo en despliegue sin mí presente. Fui un resultado, yo por fín aparecí. Detrás del telón: Imponente marejada. Frente a mí: el ser, el yo soy y una súbita bajada.
  • 34. Soledad de los olvidos 34 DE CROMO La arena bajo mis pies, los diminutos insectos entre palitos y hojas secas, forman un rito enigmático ante el profundo juez dormido, imperturbable cual roca maciza, tan silencioso como los muros de mi castillo de cromo, en el que se esfuma lo que se toca hacia la fragilidad del ser, hacia la ausencia del todo, la imposibilidad de todo caer, porque ya no hay contención de la cosa, una niebla que se disipa de cualquier modo y la matriz de lo real que se destroza.
  • 35. Lautaro Manuel Lastra 35 CREADORAS Ellas son duras como piedras, hay que tratarlas con precaución, son almas creadoras en profunda contemplación y sus patas tienen afiladas garras. Hay una sutil y silenciosa cooperación, aún entre las bestias que están solas, estallan como la rompiente de las olas en universos de ignota ubicación. Se derrumbará lentamente la estructura hacia un presente de incandescente blancura, como las nubes bajas entre los sauces, habrá campos repletos de orquídeas de donde nacerán los nuevos poetas que restaurarán el viejo y olvidado cauce.
  • 36. Soledad de los olvidos 36 CREADOR El poeta caminaba entre las olas de la orilla infinita. Con su mirada y su sentir le daba vida alada a la existencia, creándola, dando a luz gaviotas y pinares voladores, escaleras de arena al abismo y a la altura de las colmenas enigmáticas sobre los océanos flotantes, montañas invertidas de ascendentes ríos desembocando en el cielo gigante, ojos de luna, piel de cosmos, oscura voz de feroces lobos, sutil el ser que acaricia el viento y lo eleva en blanco tormento.
  • 37. Lautaro Manuel Lastra 37 BIENVENIDA ¡Oh maestro! Tu energía inconmensurable nos recibió con una vibra tan sutil, tan bella, que nuestros corazones de pueril esencia quedaron desbordantes del inefable océano de luz, materia y poder que tu encarnas. Origen sin origen, fin sin fin, eternos retornos que rigen nuestro ir y venir, nuestro hacer y deshacer en la magnificente manifestación que somos parte y que de ti emana como volcán en explosión. Que regocijo ser tus pies viajeros, tus manos hacedoras, tu voz de música celestial y el sentir de tu poder creador ligero.
  • 38. Soledad de los olvidos 38 ADUANA (más allá de las masas “finas”). Índice de sienes donde comienza el cauce de la luz. Días lunares en donde el rio termina en penumbra. Cada día, cada noche, masas enérgicas se acercan al escenario en el que siempre alguien perece bajo el aluvión [de almas]. Pobreza raleada con estrépitos de estrellas [trastornadas], por tales masas donde la luna ofrece [penumbra]. Penumbra de caballos enfurecidos, que cubren tu estadía con ruidos aterradores. Hoy ella es hermosa y abrumadoramente horripilante, ella danza en tus contornos y sabe que no existe. La disfrutas, la pacientas, la oyes, la cuidas, y hasta haces lo que te pide.
  • 39. Lautaro Manuel Lastra 39 Hoy eres su esclavo y asegurará que lo sepas, o quizás hoy te vayas con los ojos vendados de hipocresía.
  • 40. Soledad de los olvidos 40 AGUA Cristal líquido de oxígeno e hidrógeno recorres mi cuerpo acalorado, limpias los dones agotados, y eres manantial que hace ameno el existir. Eres suave en mi boca cuando apagas la sed primigenia, a caudales te siento fluir en mis arterias, infatigable vencedor de la inerte roca. Te anhelo en forma de lluvia pareja, con truenos, rayos y calma vegetal, goteos sobre el ser, sobre disonante metal. El flujo de la historia que marcas deja, eres indetenible, siempre cambiante. Sutil bruma, niebla distante.
  • 41. Lautaro Manuel Lastra 41 SOLITARIA CAVERNA Esta soledad, el ir y venir de las olas, las piedras revestidas de suave vegetación marina, de bruma y espuma, de horizonte sin fin. Mi ser es una caverna, una gruta donde el océano entra, me sumerge y se aleja sin más. Las gaviotas me sobrevuelan y algunas se adentran para mordisquearme el corazón o el hígado; me causan tanto placer y tanto dolor las hambrientas. Sin embargo, son ellas las que cortan y rebajan mi soledad, cuando ésta se hace insoportable. Hubo cangrejos también aquí, pero ellos son más callados y silenciosos que yo. Hubo un tiempo en que los pelícanos anidaban a mi alrededor. Ellos eran fuerza y sobreabundancia, vuelo rasante sobre las aguas, pero una mano misteriosa, los alejó hace ya tiempo atrás. A veces anhelo ser un pájaro y adentrarme a la inmensidad del mar y bañar mi cuerpo en las aguas lejanas, en busca de alimento y no quedar consternado a esta orilla, a esta espera infinita, a esta solitaria existencia inmóvil.
  • 42. Soledad de los olvidos 42 MAR DE AGOSTO Gruta, barranca, rompiente de las olas de una marea plena de luz de una luna sola, espejo del sol, ritmo sonoro del planeta. La brisa marina congela mi rostro, mis manos, el invierno frío, combina con el azul oceánico temprano, en esta mañana de agosto sobre la fría grieta de la piedra oscura. Tan gélida como la presencia de las aves que sobre vuelan mi cabeza y mi esencia. Mi mente es frágil, de cristal, por eso está tan quieta.
  • 43. Lautaro Manuel Lastra 43 PENSAMIENTO Hay un palpitar en el océano, en el movimiento de las aguas se puede adivinar un corazón misterioso, líquido, sutil, que en el cielo se refleja como un espejo hecho de tiempo y luz. Me gusta saborear mi soledad existencial, ser esta burbuja diminuta escrutando lo inabarcable, lo inconmensurable. Me gusta ver explotar las olas contra las rocas, siento un orgasmo al verlas. Un acabar intenso y salvaje, una eyaculación oceánica y espumosa. Me gusta ver las nubes a la distancia, con sus tonalidades de grises y azul sobre la superficie líquida e inquieta del agua. Me gusta ver los pájaros sobre las piedras, su quietud y su mirada enigmática. Pero más me gusta aquel, que en la punta está solo, y al igual que yo, es una burbuja diminuta frente a lo inabarcable, lo inconmensurable. No sé que más pedir, me siento tan pleno, tan gozoso, que solo quiero el eterno retorno. Venir, ser y estar una y otra vez para contemplar esto, para maravillarme, para hacer, crear y recrear. Siento que no quiero más que esta simpleza, esta soledad, este encuentro cara a cara con la gigantesca y desbordante existencia. La piedra que me sostiene es rugosa, cálida, fuerte, maciza, y sobre ella, soy el poeta enamorado, solitario y soñador, pleno de regocijo ante su encontrarse a si mismo, siendo, existiendo y saboreando su solitaria experiencia ante lo que simplemente ES.
  • 44. Soledad de los olvidos 44 PAISAJE Las montañas de agua estallan contra las piedras, su espuma se abre como fieras en abanicos explosivos dejando en la piel una fina garúa. Los pelícanos de ojos bravos surcan el azul en bandadas hacia el horizonte de blancas nubes y final estridente, llevando contra el viento sus vuelos. Las gaviotas en la distancia buscan su marino alimento, se arrojan como flechas de a cientos, cayendo en picada abismal sobre el cardumen con sus ansias. Las plantas acuáticas aferradas a sus piedras de origen, se mueven con el oleaje y parecen danzar con las aguas verdosas de iridiscente espuma. De mis ojos se cae en cascada la vida del mar y su inmensidad, la mente en lo infinito se queda reposada, tranquila, en ausencia y libertad.
  • 45. Lautaro Manuel Lastra 45 DESCRIPCIÓN Hoy el cuadro del día fue compuesto por una paleta plagada de diversas tonalidades de azul. Mis ojos están bañados por el color del océano, sutil, acuífero, metálico e inmenso, y el celeste infinito del cielo elevado, desértico y desfondado. El sol, es el centro del blanco el blanco es la luz pura las tonalidades se esparcen desde la esfera portentosa del brillo esencial en colores claros y brillantes, hacia los azules más oscuros y opacos en ciertos rincones del horizonte, mezclándose con la bruma de color gris, con un detalle y un sombreado único y excepcional. Sobre el metálico mar, flotan en la superficie, descansan, reposan plácidamente diversos barcos y balsas de múltiples colores, pero bañados de azul. Entre todos ellos, hay uno que en especial llama mi atención, uno que en su arrojo de lejanía parece elevarse al azul claro del cielo, arrebatado por una fuerza extraña que lo absorbe hacia el aire y las corrientes del viento. En el muelle, los pescadores miran indiferentes, en la playa dorada las gaviotas comen las migajas que los turistas del ayer dejaron, un cangrejo camina hacia las olas de espumas blancas alternando el movimiento de sus pinzas y se pierde. Unas manos cubiertas de arena concluyen finalmente esta obra, esas manos, son mis manos, y reposan en la parte superior del cuadro.
  • 46. Soledad de los olvidos 46 NAVEGAR Este encierro, esta comodidad absurda. Afuera está frío y mi siesta es solitaria. Las paredes, el techo, el viento, nada me dicen, me cobijo en las cálidas mantas de mi cama y me imagino ser un naufrago, en una barquita sobre las aguas del atlántico sur. La barquita es mi cama y mi cama es mi isla… …pienso en vos… En que llegues e impactes mi soledad con tu presencia.
  • 47. Lautaro Manuel Lastra 47 BESARÁN TUS OÍDOS Revolotearé en un ancho mar, soñaré la canción perfecta, habrá belleza imposible de descifrar, realizaré una danza de viento sobre el inmenso azul de néctar y como una bruma el aliento de vida me envolverá sutil en intuición de extensa jauría. Tocaré para ti, esa arcaica melodía y resonará en aquel instante eterno, en aquel palacio de fino mármol del tiempo, el sagrado árbol de flores con el aroma de los tilos y un infinito afán pueril. Mis palabras besarán tus oídos.
  • 48. Soledad de los olvidos 48 LLUVIA Y ENSUEÑO Lluvia, cadencia de goteo con rayo y relámpago que la madrugada del 11 de noviembre, trajo consigo el cantar ferviente de aves que anuncian la mañana. Por algún rincón, hoy, alguien está caminando bajo una arboleda inmensa, un dia soleado, un clima templado, una brisa fresca y suave. Ese alguien, llega a un lago celeste, aspira el aroma de la vegetación portentosa y húmeda. Movido por la liviandad del aire, alza los brazos, está extasiado, el paisaje le devora la mente, el pensamiento. Se acerca e introduce los pies en el agua, las piedras son suaves, tienen musgo, el cristalino líquido es frío. Las montañas delinean el cielo con altura y sus nieves eternas, sus rocas y sus filos. Los peces entre sus pies aletean bajo el oleaje calmo y transparente. Los pájaros silenciaron su canto, la lluvia arroja su clamor y el sueño se posa en mis párpados llamándome al sueño, al mundo de las posibilidades ilimitadas, al vuelo sin orillas. Se estremece el cielo con fuegos celestes, adornando con brillos fugaces la habitación oscura, penumbrosa. Un oleaje de ensueño de posa en mi cabeza, me transporta en suave vaivén a la remota profundidad de un océano desfondado.
  • 49. Lautaro Manuel Lastra 49 LAGUNA DE LA LUZ El resplandor del fuego reposa en la negra noche de un lago de luz, que en el día fue bañado por los brillos de la amarilla rosa de iridiscentes pliegues y albores, que en el cielo profundo se desliza durante el día y durante su ausencia. Son explosiones inmensas de colores el rebote de sus brillos sobre los cuerpos diversos del mundo, en ir y venir de tiempos que se vuelven árboles, peces, lo multiforme del mundo en su devenir. Este lago insomne es en la noche, el espejo inerte de las estrellas que brillan tenues sobre las muertes /entre las mentes/ /que apenas sienten/ /lo iridiscente/ /del sol caliente/ /de lo existente/ /por pura suerte/
  • 50. Soledad de los olvidos 50 LAGUNA DE LA LUZ 2 El lago duerme tranquilo bajo el sol del mediodía, pequeñas flores blancas reposan en la clara superficie emergiendo desde la profusa flora acuática en el que se alimentan y refugian los peces, caracoles y renacuajos de este ancho y multicolor paisaje ensoñado. Pequeñas canoas se deslizan suaves de un lado a otro, con el chapoteo de los remos, que por lo bajo suenan, zigzagueando entre los patos que flotan y se sumergen en el azul y verde del oleaje sutil. Los árboles alrededor y el viento, forman una sinfonía de onírica elevación, junto al canto de los pájaros, el vuelo de las abejas, el pasaje del día celeste al místico crepúsculo, que es un rapto.
  • 51. Lautaro Manuel Lastra 51 JUNTO AL RÍO Nos besamos junto al río, nuestros cuerpos se desearon, la luna con su aroma de cedrón y su blanca luz, en el firmamento ascendió. Hubo arrebato y pasión, locura mística de abrazos, nuestras lenguas formaron lazos y hacia las alturas del placer hubo elevación. El río en su murmullo, su devenir develó, y desnudos nuestros sexos la totalidad inmanente pudieron sentir. Se abrieron caminos, se abrieron nexos, flujo de disfrute entre las bocas que se devoran como locas.
  • 52. Soledad de los olvidos 52 ESTERO La angustia de la partida, el aventurarse hacia un horizonte desconocido, sobre el lomo del bisonte, que es el tiempo y una dimensión escondida. Arrojarse a la ruta infinita, hacia un nuevo espacio de apertura. La caída por el pozo, estruja la blandura del corazón de agitación insólita, ante el destino incierto y confuso que depara en su final, un estero de aguas calmas y vientos ligeros, cubierto de vegetación de altura. Del otro lado, una sonrisa pura forja en mi cuerpo, un deseo iluso.
  • 53. Lautaro Manuel Lastra 53 AL CHOCANCHARAVA De arroyo lento cual farol de plaza a rio marrón turbulento, en canto de luna confluye mi raza en tierra mojada y flor sin lamento. Naranjas y rojos, el sol como rayo esparce en luces el horizonte del espinal que abre al mundo su tallo impregnando el aire de los aromas del monte. En busca del alma del Chocancharava del antepasado raíz que resuena ahí en las piedras en que se agitaba la circulación de mis venas. He soñado su arrullo y su llanto desde el carretero que al cielo se alza, eterno y canoro cual pie de aire la historia refleja un quebranto. Tersa piel morena de agua, de distancia y sol, de las alturas de mis sierras despliegas danzas de lluvia y arena.
  • 54. Soledad de los olvidos 54 CRECIENTE Río, cadencia de las aguas en pendiente hacia el horizonte abriéndose al oriente padre sol y sus alas. Sosteniéndose más allá de los eones invisibles, sin tiempo, ni memoria, sin los complejos atributos de la historia, que resplandecen en cuantiosas dimensiones. Una creciente indetenible, caótica, rugiente e inesperada.
  • 55. Lautaro Manuel Lastra 55 LA QUE ENMUDECIÓ El río está en creciente, sus aguas marrones, espumosas, traen troncos, botellas, infinitas cosas, que con desdén y desacierto la gente arroja. Un sol y una luna hay en cada ola, en el flujo constante que el líquido embrujo en un sortilegio profundo acuna. Recuerdo una crecida impactante de desborde y desmesura, violenta, ella envolvió bajo un cielo magenta los aledaños lugares, que ante la profusa afluencia de aguas, se encontró con casas inundadas, con personas desalojadas y perros sedientos revestidos de barro. No podré olvidar jamás aquella casita de chapa y cartón, que sin oír la vehemente aclamación arrancó de cuajo, la fugaz transformación marrón del río. Despojando de vida a los niños que allí dormían, los que nunca despedí y encontraron muertos en el caserío
  • 56. Soledad de los olvidos 56 lejano. Uno de ellos aferrado al tronco inmóvil de un árbol, pálido el rostro, ausente de sol. A la mujer que se había acercado, conmovió hasta la médula, quiso contar lo que vio solo para ver que su voz enmudeció, y en desmayo cayó. Calcula el vecino que la encontró al borde de la calle, desfallecida por haber encontrado la niñez ya perdida, obturada de tiempo. Él dirigió su camino hacia la aturdida mujer, para socorrerla y ayudarla, ella abrió los ojos, pero de levantarla no hubo forma, estaba en huída su mente, en shock abrumador. A la ambulancia llamaron al ver su temple descompuesto, su tener el cuerpo laxo, envuelto en sudor. Tres días internada la conmovida mujer estuvo en el hospital. Mientras la madre de los niños desesperaba ante el alarde del destino intempestivo que hizo desaparecer la alegría de sus días, el sentido de su vida. Noticieros, televisión, radio. La noticia fluyó como represa en desborde, pero nadie oyó el grito silencioso de dolor de la madre caída,
  • 57. Lautaro Manuel Lastra 57 derrumbada anímicamente. Sola ante el mundo, pidiendo a viva voz por la aparición de sus hijos, guardando un hilo de esperanza de vivos poder hallarlos, más allá de los segundos que pasan y se vuelven días. Al hallarlos, la policía anunció a la madre, que sin vida los cuerpos estaban, ahogados por la crecida. Al verlos, en llanto indetenible quiso abrazarlos, hablarles, pero sólo eran carne en descomposición, rostros pálidos, ausentes de sol, de vida. A los pocos días, la madre sin saludo se suicida ¿Alguien entiende por qué la mujer primera de horror enmudeció?
  • 58. Soledad de los olvidos 58 PISCIS Levedad traicionera del irreverente cardumen que se mueve inhóspito por el río plateado, gris. Profundidades acuáticas de piedras sonando en una matriz desplegada de minerales, agua y esferas que suben a la cúpula del cielo, en forma de llanto o tenue tentación que las miradas no pueden resistir, derritiéndose, volviéndose viento sinfónico, húmedo o abriéndose hacia universos de penumbras solitarias que unen las posibilidades hacia encuentros inesperados. Hojas de ruta hacia destinos siempre cambiados de placenteras pompas, magnolias y verdades. Son los peces de piscis los que abren en marzo las puertas del profundo río de fondo de cuarzo dejando entre las luces, abiertas emociones y canales soledades realidades cantares humanidades
  • 59. Lautaro Manuel Lastra 59 MARZO Alturas magnetizadas Piedras del río Aquel caracol sonámbulo Reía como un reloj La sinfonía del día a muerto Pero el arrullo de las hojas se eleva En todas las casas millones de músicas de niebla sólida Un ir y venir De danzas MARZO ALIGERA LAS MENTES Más no vimos las partículas Las moléculas Habitan en los árboles La noche se aquieta en los charcos.
  • 60. Soledad de los olvidos 60 OTOÑO La morocha salvaje De miradas rotas Desfallece en la tarde El otoño se detenía en los semáforos La higuera endeble Atesora las lloviznas suaves Luminosos esclavos Avanzaban Hasta la oscura cárcel Esta humedad Distorsiona mi visión Hubo una época En que las aves cantaron Y tomaron nuestros cuerpos Las plantas del estanque HAY UNA MÚSICA QUE NOS LIBERA DEL DOLOR.
  • 61. Lautaro Manuel Lastra 61 DETENIDOS En silencio se acercaban Sobre lo inobjetable EN CADA PIERNA UN ÁRBOL El trotamundos infrecuente Se abalanzó sobre las eras De lejano ayer Esbozaron sus diseños Tan hondos que llegaban al núcleo planetario Añoraban el último día Una presencia de quien se halló inmóvil Encontré sobre la mesa de roble BIENVENIDO El sol fue reemplazado por un demonio
  • 62. Soledad de los olvidos 62 TRÁGICAS COMEDIAS Trigo dorado quieren sin luz sacar, intento de rito, de danza y adoración. Lento planificar de sigilosa trepanación, sigo buscando sin cansarme de intentar. Maíz arrancado al borde, noche de estrellas y placentero sexo, derroche vital y ya olvidado nexo, tapiz del río, expresado en un acorde menor, triste, fatal y melancólico, absurdo ritmo en tres por cuatro que a las aguas imita con el cántico del Guaraní, del Paraná, el litoral. ¡Oh! animales. ¡Oh! selva. Frondoso teatro de trágicas comedias e inexorable final.
  • 63. Lautaro Manuel Lastra 63 POSTALES 1 Cervezas, cartas y mosca. Penumbra, música y relax. Noche fresca en San Antonio, amistad que se despliega en las estrellas reflejadas en el mar y la casa, sobre las lomas hacia el cielo 2 Agua helada, cuerpo mojado tiritando. Sol ardiente, viento frío y fuerte oleaje. Pies con fría arena caliente, manos y brazos en cruz, el cielo, las nubes y el sol en divina procesión. Música, bullicio y mirada perdida en la distancia. 3 Abandonada construcción a pocos metros de la costa, lobos marinos viviendo en el antiguo muelle olvidado; juego, chapoteo y risas acuáticas de mamíferos oceánicos. Hilera constante de gente en ir y venir sobre el paseo de los lindes de Valparaíso. Se anuncia la noche en el sonar de una guitarra, una trompeta y un cajón que viajan sin olvido.
  • 64. Soledad de los olvidos 64 PARA ESE MOMENTO Si tienes que comer, come. Si tienes que beber, bebe. Si tienes que dormir, duerme. Si tienes que frenar, frena. Si tienes que acelerar, acelera Si tienes que cagar, caga. Si tienes que caminar, camina. Si tienes que correr, corre. Si tienes que esperar, espera. Si tienes que desesperar, desespera. Si tienes que contemplar, contempla. Si tienes que iluminarte, ilumínate. Si tienes que cegarte, ciégate. Si tienes que reír, ríete. Si tienes que coger, coge. Si tienes que mentir, miente. En fin, sea lo que sea que hagas, hazlo que fluya, que sea una con la energía única que todo lo contiene, que todo lo hace posible. No hagas planes, déjate llevar, confía en el movimiento de la existencia, permite que te lleve hacia lo inesperado, déjate caer en el flujo del río existencial, desaparece en él y vive intensamente el instante preciso en el que estás, conviértete en una mera presencia, tu estado original de SER.
  • 65. Lautaro Manuel Lastra 65 LIBRE Un niño viaja en sus ojos, todas las mañanas son juegos de nubes sin tiempo ni ayer donde olvidan la noche, el mundo que fue. Juega libre ¡Oh dulce alma mía!
  • 66. Soledad de los olvidos 66 LETARGOS Libertad de los soles que al dejarse abismar, resuenan incólumes y brumosos mientras truenan, más allá de toda distancia los sobres de los recuerdos insondables. Se estrellaron con el tiempo, derribando, explotando, existiendo, introduciendo memorias miserables. Se vuelven como flores azules y ruinas coloradas que impregnan el cerro de tierras que anuncian dolores profundos de destierro, pozos ciegos de olvido y encierro, bosque antiguo de letargos nobles.
  • 67. Lautaro Manuel Lastra 67 LA VISTA Únicos ritmos de una atmósfera cíclica de recuerdos y brillos, bailes que conmemoran cielos que se quiebran con la espera de los tiempos secuenciales que plagaron los edificios de rotos y caídos artificios, en las palmeras temporales de este rincón dimensional que sujeta las nociones entre las visibles reacciones que sometieron al viento, al magma y al detenimiento en una celda poco convencional.
  • 68. Soledad de los olvidos 68 INVIERANO Fin de mayo en pleno diciembre, día frío y gris, con una fina garúa imperceptible y diamantina, formas inimaginadas de siempre. Mesas, sillas y calor de encierro, patio de comidas, ofertas que ponen un límite con los precios y tienen imágenes que oxidan el hierro de los bolsillos deshidratados por los calores sofocantes de los días que han pasado como viento. Es luz de esperanza el albor de tus sueños y río calmo tus brazos agotados, al precipicio te acercas, a paso lento.
  • 69. Lautaro Manuel Lastra 69 HORIZONTE La angustia de la partida, el aventurarse hacia el horizonte desconocido sobre el lomo del bisonte, que es el tiempo y una dimensión escondida. Arrojarse a la ruta infinita hacia un nuevo espacio de apertura. La caída por el pozo, estruja la blandura del corazón de agitación insólita ante el destino incierto y confuso, que depara en su final un estero de aguas calmas y vientos ligeros, cubierto de vegetación de altura. Del otro lado, una sonrisa pura forja en mi cuerpo un deseo iluso.
  • 70. Soledad de los olvidos 70 INICIO Un rugir, un vibrar constante, el motor de la enorme maquinaria desprende al enredarme en su sonido de risas de ratas gritantes. El camino se abre como la niebla de un sueño que se disipa en luz azulada, en panorámica infinita, hacia las deseadas montañas, en cuyas cimas el viento hiela. La arboleda me devela una ocre emoción, una angustia y un llanto de rotos vidrios, un dolor que en el pecho se ensancha sin duración. Un relámpago blanco de los Andes, una cúspide vertiginosa entre los tiempos inmemoriales, donde lloran los amantes.
  • 71. Lautaro Manuel Lastra 71 FUGACIDAD I Espejo, la soledad de tu mirar. Vaso de vidrio, tus gestos al hablar. Hipnótico, el confuso idioma del amor. Una red, tu sonrisa. Una locura, tus suaves caricias. Puerta de luz, tu aura enigmática. Barcos elevándose, el vaivén de tus palabras II Arribo de gente al barco, al viento del tiempo, al canto de las gaviotas, a la sangre de la luna. III Sos la flor que embellece el estanque, la lejanía del horizonte gigantesco del mar, el sol sobre las aguas desplegando brillos misteriosos y el rugir de una tormenta eléctrica.
  • 72. Soledad de los olvidos 72 ENSAYOS El dado de la maldad tiró los números de la negación y la pesadez. Jolgorio de murciélagos la mesa de los gritos al percatarse del futuro. Hostilidad y desinterés del hilo del jamás y el perro de la moral. Farol de ganancias, necedad de guillotina, fatiga de jabalí, de espera. Nutria del tiempo, hermosa Júpiter, nariz del infinito.
  • 73. Lautaro Manuel Lastra 73 DE NUBES, SOL Y VIENTO Sonidos lejanos cantan en suave armonía de recitada sombra [de nubes] Ella camina suavemente, patea la piedra, arranca la grama y la flor sin darse cuenta que mueve [el sol] Canta el árbol verde y amarillo, Su voz se alza como tenor en pleno vuelo, sin poder entender que canta a través [del viento] Sombrío mi corazón escribe estos versos, escuchando el parlotear de la cabeza envuelta [en nubes] Él, noblemente, se deja llevar hacia lo imposible, no protesta aunque lo queme [el sol] Hojas muertas, comida de gusanos sollozar de árboles extraños que son doblados por la fuerza [del viento]
  • 74. Soledad de los olvidos 74 CUADERNO Campo inmenso, trigal dorado… Camino bajo el sol del mediodía, soy un sueñero armando mi mundo y frente a mí hay un eucaliptal de alturas inmensas, colmado de pájaros. Vuelo como la luz y el viento, me deslizo por el enigmático suelo y me abro al paisaje que me produce olvido y éxtasis. Sin descanso escribo sobre el blanco de mi mundo. Mi vida hecha cuaderno…
  • 75. Lautaro Manuel Lastra 75 COSECHA La última cosecha del cereal resurgió abundante por la técnica del metal. ¿Hubo acaso en el sumergido coral algo que se precie de ser cabal? Compraron allí, ingredientes para la sopa que comerán descansando un rato, dejando de lado el zapato y dando un brindis final alzando la copa. Trabajo agotador de procesión de noche y día, lleva las mentes dominadas hacia la orilla olvidada, hundiéndolas en oxidada capilla. La humedad sofocante dejará al menos una sandía al mediodía, cuando el calor agobie la carpa y las chicharras colmen el aire con sus arpas.
  • 76. Soledad de los olvidos 76 CON LA NIEBLA Soltar un grito de vértigo y ausencia. Cantar una música que sea sueño y consciencia. Agitar el cuchillo de los instantes, hacia los ansiosos y reventar en pedazos, sentado, quieto, inmóvil, en profunda meditación. Ser descaradamente irracional, inesperado, impredecible y abismal. Recurrir a lo incierto, lo confuso, para identificarse con la niebla, ingresar a la misteriosa luz como intruso y quebrar sin más todas las reglas.
  • 77. Lautaro Manuel Lastra 77 CERVEZA REPTILIANA Dibujado final, lapsus inerte, ritual de las últimas fases, donde aquellas últimas fauces derribaron las masas silvestres de libres arroyos y pedregales que profanados fueron por intereses que arrasaron con su negra estirpe. Los canales que la vitalidad de las flores de la naturaleza heredaron, prodigando la verde canción ¿Será entonces que los seres diversos lo uno niegan del ser primario, lo cierran?
  • 78. Soledad de los olvidos 78 AUSENCIA Música sulfúrica, ritmo de los cráneos el último rubicón del mundo. Cesar dio la estrella, ostentó el poder, subvirtió el poder y tomó el puesto de dictador de tablas de valores y tesoros. Fuego desbordante de flujos ardientes la presencia de la flaca que me sonríe seductora y fatal. Será el final del juego lo que retraerá los miedos a la historia, al frío, a la ausencia. Tener sed, tener hambre, en fin, tener ganas, el querer mismo, es llevar a cuestas una falta, una ausencia. En otras palabras, la paradoja esencial es, que en tales ocasiones, se tiene aquello que es imposible de poseer. Poseer lo que no se tiene, la falta en tanto AUSENCIA.
  • 79. Lautaro Manuel Lastra 79 AUSENCIA 2 Las olas golpean en las rocas elevando espuma y gotas al cielo azul. Corrí al mar y atravesé el muro de sal para sostenerme en mi viejo dolor… … el dolor de tu ausencia…
  • 80. Soledad de los olvidos 80 AQUEL SUEÑO Verde y gris, el cielo y los árboles frondosos. Con manos de pájaros, las nubes rozo y el hielo en mi espalda es un peso muerto, un miedo, un temor al futuro, que parece un hervor de realidad y puro temblor de la tierra, el tiempo, el cosmos y el abismo que es lo inmemorial mismo. Revolotean las aves por los momentos fugaces de este cielo voraz y parecen las manos de aquel sueño tenaz.
  • 81. Lautaro Manuel Lastra 81 ANDES ANDES ¡Caraspa! Un alco áspero, remojado, hervido y pelado en lejía. Mote que raspa el estómago de los incas, de los andes, raspabuche picado, carcomido. Sandalia indígena, charqui de cordero carne ovina que sala, voz quichua que connota. Fue bolsita tejida hojas de arbusto, Erythroxylum coca. Secar maíz, masticar y succionar, poncho de los cerros, muros de grandes ladrillos sin cocer, fondo de tierra, poesía de casas antiguas. Chalona, mote y ojotas, antigua gobernación de los andes. Chuspa cercada.
  • 82. Soledad de los olvidos 82 ANANÁ FISH Último resabio de la memoria, ubicas en el centro del pensar, un tiempo para caminar y otro para aquello que sería lo suave, lo final, lo fatal de una muerte sin remedio, un desintegrarse en la nada del tedio, en la ausencia de la realidad total. Borde, límite de todo alcance de las palabras para manifestar lo existente, para atisbar aquello ilimitado y deforme, infinito, fuera de todo balance, al que una vez quise acercarme.
  • 83. Lautaro Manuel Lastra 83 ALEJAMIENTO Y ENCUENTRO Trepidante afirmación de un buque allá a lo lejos, una ola lo eleva, otra lo hunde, es sigiloso en su vaivén y ripio es el camino de piedras y tierra en guadal. Sequia, tumulto de los perros inhóspitos de cierto mar transparente y univoco, sin fin, en tiempo dilatado. Sol blanco, risueño, solitario y marfil, metálico corso de estrellas lo siguen y lo rodean. Se suelta los rayos al viento y desborda en luces, en sobreabundancia radiante de energía y realidad. -Son los últimos cantos que el cielo proclamará- Dijeron los ecos solitarios de las colinas distantes tras el horizonte. Soy un ramerío de verdes hojas que se estremecen con el viento, el latir del corazón de los pájaros y el postrero adiós de tu abuelo antes de partir. Me despido de tus alas, de tu risa de sol y tu andar callejero y hermoso, sutil y rebelde. Me hundo en la ausencia, en la insensibilidad y la inafeccion total, y tu rostro es el mejor final, tu risa es la fatal seducción para quedarme un rato más y estirar los instantes, de llorar en tus hombros un canto de despedida. Me miras con esos ojos enormes que tenés, están llenos de lágrimas y sos un jazmín flotando en un oscuro lago rodeado de árboles inmensos. Desprendes un aroma intenso, penetrante, es un deleite tu luminoso andar. Soy una jirafa estirando el cuello para comer los frutos de tu frondosa copa, repleta de frutos deliciosos. Sos tan alta, tan elevada, que cuando te miro siento que me asomo a un abismo, que pierdo el
  • 84. Soledad de los olvidos 84 equilibrio y estoy a punto de caerme en vos, de trastornarme en tu rostro misterioso. Me acuerdo cuando estaba sentado junto al río, pensaba en su origen tan ignoto y me maravillaba. Pero también pensaba en vos, en que quería que estés conmigo. Y llegaste, silenciosa, te sentaste a mi lado, acariciaste mi espalda suavemente, de arriba abajo, te detuviste en mi nuca, masajeaste mi centro nervioso y mi cráneo. Te miré a los ojos y acercaste tu cara a la mía. Estábamos muy cerca, sentía tu respiración sobre mis labios, sacaste tu lengua y lamiste mi boca tiernamente. Nos besamos.
  • 85. Lautaro Manuel Lastra 85 AMOR ERRANTE Tu presencia es un don de locura un regalo de la existencia inmensa, un bálsamo para quien te piensa, quien busca amarte sin mesura, ahogar tu sonrisa de diamante en los ríos de besos y pasión, abrir de par en par la puerta de tu corazón acogedor y fundirnos en el amor errante que estoy deseoso de brindarte. Contigo cambian de repente los colores del mundo, la vida y sus enigmáticos sabores. Contigo las palabras son elevado arte, los sueños son rojas rosas y negras calas. Tesoros de pasión en las horas, en los días.
  • 86. Soledad de los olvidos 86 AVENTURA Eslabones de cadenas secretas, escaleras de alturas y pensamientos que rigen los sofocados tiempos de los callejones y las eras. Prefiero tener una aventura que vivir una cómoda comedia de encierro y círculo que agobia ¿no es acaso preciada la locura? ¿No es la tensión de la luz lo que buscamos más allá de la calma oscuridad? Los brillos del alma son las perlas que brotan insomnes del elevado árbol de pasiones, sabiduría, vida y arroyo de luz.
  • 87. Lautaro Manuel Lastra 87 ¿COMO DECIRTE? ¿Cómo decirte que he despertado pensando en ti? ¿Cómo expresarte que dejaste una huella imborrable en mi ser y que toda la música del día me trae tus ojos, tu cuerpo, tu sonrisa? Con una mirada de miles de años te pienso y me río, una carcajada brota de mi sin más. En tu presencia me he deleitado sin poder soltarte en mi mente. He querido aferrarme a ti, no dejarte, sumergirme hasta morir en las aguas de tu alma hecha de pájaros, libertad y ternura, pero el destino vacío se empeña en devolverme el cielo de tu ausencia. Te sigo por los recovecos de un Laberinto, te me pierdes. Me alejo irremediablemente en inexorable marcha y viajando en el arca de sol hacia lo incierto, te imagino y me pregunto: ¿Cómo decirte que he despertado Pensando en ti? ¿Cómo decirte que lo haré por siglos? Pero la lejanía es una amante celosa, venenosa y me arroja una y otra vez a la habitación del olvido, los sueños y lo absurdo.
  • 88. Soledad de los olvidos 88 DEL INVIERNO Lo sabe al fin mi sombra, ella es mi calor, siento por fin el sabor que anuncia mi hora. Quiero ser inmóvil para estar a su lado siempre, nunca alejado, siempre cerca, como hábil amante de tierra mojada, tan fértil como la alborada, tan fuego como el infierno. Sueltan los tigres salvajes al río sempiterno y tú por fin me sigues. Hermosa, te ríes Callada, me dices Aquello que quieres Aquello que temes: Que de repente llegue la sombra fatal del invierno.
  • 89. Lautaro Manuel Lastra 89 ELLA Tiene unos árboles profundos, unos planetas arrasadores, un núcleo que embellece y un cielo de niña. Ella es imperceptible, una sombra evanescente, un relámpago de repente y una llovizna indescriptible. Se mece una blanca luna entre un dique que acuna la sierra incrustada en el eje de la tierra elíptica, en un mar de lejanía atípica, de nubes arremolinadas y enlazadas al viento ineludible.
  • 90. Soledad de los olvidos 90 EXTRAÑARTE Te extraño sin mesura, se me rompe el cuerpo, siento a la distancia tu dolor y el corazón se me llena de amargura, de anhelo de mimarte, de besarte. Siento una vibra en mi aura y es un llanto silencioso, ese llanto es tuyo, lo cobijo, le doy calor y quiero consolarlo, transformarlo en canto, en risa de flores, en éxtasis o placentero sexo. Quisiera que estés aquí conmigo, esta noche es la más solitaria de todas y te pienso, no paro de pensarte, de amarte en mi mente, de saciarme de ti en sueños. Te extraño sin mesura, se me rompe el cuerpo, el corazón se desboca y no tiene freno, es caballo salvaje, indómito.
  • 91. Lautaro Manuel Lastra 91 FUEGO Retorno de las mareas potenciadas hacia un corazón que se creía desolado, errando en lo que sería una ingrata situación enredada. Amor inesperado de intensidad fueguina desplegó ella desde la distancia, derrumbando tiernamente, la arrogancia de creerme tontamente aislado de su leonina presencia. Sutil, su corazón y su roja mirada que despierta en mí, avalanchas de pasión de alegría, danza dionisíaca, de cosecha a tiempo de la huerta de los sentires que el tiempo saca.
  • 92. Soledad de los olvidos 92 LA SOÑÉ Soñé sus ojos, ella vendrá a mí, la presiento. Su llegada será intempestiva como la picadura de una serpiente. El destino me reveló un incierto futuro con una luz de enigma y un frágil cristal de arroyos primeros. Vendrá desde aires enrarecidos, supra-atmosféricos. Será el misterio de mi vida, la calma de mis ansias absurdas
  • 93. Lautaro Manuel Lastra 93 MEMORIA Recordar tu rostro, anhelarlo, llevarte a cuestas en mi pensamiento, tu boca, tus besos que al sentimiento profundo provocan, el soltarlo todo, emociones sin control, excitación a la que me lleva tu cuerpo, tu piel suave que eleva toda caricia hacia el fondo del sol. Lluvia torrencial que nubla la vista pero aclara la mente, la detiene en el relámpago, el instante y el equilibrista que al borde del principio fatal se juega el pellejo de su tiempo vital y la balanza del mundo en sus hombros sostiene
  • 94. Soledad de los olvidos 94 OTRO MIRAR Blanco su semblante, suave su rostro, mirada franca y hermosa, llena de sueños y matices múltiples. Hilando sueños de amor quedó mi mente ante su dulce presencia misteriosa y sutil. Los misterios de Rapa Nui resonaron en mi cráneo occipital, pero más me atrajo su boca y sus ojos profundos como las noches en el desierto. Anhelé besarla, seducirla y prodigarle caricias, pero los dos ángeles del futuro y el destino me depararon otro camino, otro sentido, otro mirar, un horizonte infinito.
  • 95. Lautaro Manuel Lastra 95 PERDERSE Ella le sonreía abriéndose al sol, iluminaba sus días con blancas luces. Aquel otoño, aquella tarde cálida de abril, con el aroma del mar y las hojas ocres de los nogales le conmocionaron profundamente. El laberinto de su corazón desbordante, le hizo olvidar el cielo, los anhelos y fue un deleite aventurarse y perderse.
  • 96. Soledad de los olvidos 96 ROMANCE Los brillos, la magia, la simpleza se despliegan en dimensiones múltiples de luz, de tiempo, en alegres y bondadosos rostros y delicadeza en la forma, los tratos y el andar. Junto con esto, el espacio vacío, donde se despliegan junto a los inicios, las laderas orbitales en su vagar. El todo es limitado, dinámico y múltiple. La nada es ilimitada, infinita y sin forma. El todo rompe sus límites y hacia lo inalcanzable se abre, expandiendo sus horizontes, que tienden hacia lo infinito. El todo anhela la vastedad de la nada, ella lo cobija y se sabe inalcanzable.
  • 97. Lautaro Manuel Lastra 97 TRAICIÓN Un multiforme sentir ante el que traicionó la confianza. Quien rompió los esquemas de lo pactado de lo armonioso, porque su palabra es indigna y titubea. Ardorosa efervescencia de bronca y dolor por quien en su acción explotó en inacción y dispersión exasperante. Bifurque del camino, ramificación de intencionalidad, cuchillo sin filo, cuchara sin mango, anafe sin gas, sed sedienta, irresoluta infamia de quebrar el propósito que unificó. Queriendo romper todo, con un imparable poder rebelde de inaudito son ensordecedor quiero teñir de sordera y espasmo al azul,
  • 98. Soledad de los olvidos 98 desequilibrando a quien se cree en equilibrio infundado. Quiero que se callen los pájaros, que el ramaje se deje de mover, me cansó el perro babeante y su absurda nitidez ocular, me siento en despótica tiranía y todo cae bajo mi control. Ahora el cielo me obedece, la tierra se rinde a mis pies y declaro: ¡No más amaneceres, ni anocheceres, detente tierra ahora, detente galaxia, detente tiempo! Corta las manos al insurrecto y repara en hordas de luces al sideral.
  • 99. Lautaro Manuel Lastra 99 ÚLTIMO CIELO Los verdugos y los mutiladores públicos me esperan. Camino entre el gentío y el ruido, me arrojan piedras, podredumbre y estoy herido, me llevan con mi dolor desde la celda a los intersticios del espanto, la tortura y la muerte. El metal arde en su fricción y las llagas son insoportables. No temo la muerte ni a las ciegas profundidades del sueño inconsciente. Tengo miedo al desmembramiento, a que me arranquen los brazos, las piernas, los dedos, los ojos, a las crueldades tan llenas de hielo y saña de quienes me humillan sin miramiento de mi sufrir, mi inocencia y mi vida. Miro el cielo último, azul intenso… y emprendo mi huida, mis ropas raídas, no quiero presenciar mi dolor.
  • 100. Soledad de los olvidos 100 SUEÑO Hoy hay sanación, la siento, en plano físico y energético. Emoción, pensamiento y fuerzas multidimensionales confluyen en la renovación de nuestro ser. Hay dolor, rompimientos, sangre abundante, pero es el fin de una etapa. Una nueva era comienza hoy, habrá para quien quiera, luz en derroche y un placer en los instantes tan descomunal como intenso. ¡Oh! que sutil fuerza, que blanca energía corre por mi ser barriendo todo lo denso, elevándome al espiral de la alegría, de la bondad y el poder. Que dulce sueño se abre para mí y al mundo se esparce.
  • 101. Lautaro Manuel Lastra 101 SILENCIO Un silencio descomunal, de tierra de sordera y ausencia insólita, que se confunde con la infinita, con el núcleo macizo de la piedra, con los huracanes indóciles del límite y con las firmas apagadas en los papeles del viento, ocultos por los cielos grises, en contratos que permiten obligan, privan, normalizan y excluyen. Que rondan profanos abismos provocando constantes sismos que quiebran los suelos. Escudriñan a quienes ríen y son fríos como blancos hielos.
  • 102. Soledad de los olvidos 102 CONDICIONADO Continuar hasta… caminar hasta… Poner un límite al deseo, la necesidad, el empuje. Decir una y otra vez hasta acá llego, hasta aquel confín estiraré mi sentir, mi vértigo. Delimitarlo todo, condicionarlo, los “hasta”, los paréntesis del principio y del fin. El acontecimiento de la vida y el “hasta” que le pone un punto final a esta cadencia. Este impulso brotó como un geiser y surca los terrenos existenciales como un río. Se alborota, se embravece, se desborda, se empantana y se sumerge… Tiene un fundirse en una matriz incierta, en el origen y el final de todos los cosmos de la tierra. Mi vida atravesará los confusos terrenos existenciales hasta fundirse en la fuente de todas las presencias, la AUSENCIA… El todo tiene un surgir desde la ausencia, hasta su fatal retorno a su esencia, la volátil, la aterradora, calma e inmóvil imposibilidad absoluta.
  • 103. Lautaro Manuel Lastra 103 SE QUEMA A veces la realidad es como aceite hirviendo, inestable como tormenta magnética, solar. Te acercas, y el líquido ardiente te hará gritar cuando el cuerpo sea abrasado, sabiendo que te quemas irremediablemente sin más, que el efecto es dolor, desilusión y mentira, que el mundo es apariencia y solaz vanidad, que el caótico jamás, hacia lo confuso se estira. En el aceite se quema lo podrido, lo inservible, lo que tira para atrás, lo que es carga invisible y arroja a los abismos de un universo oscuro y hostil. A veces la realidad es como agua hirviendo, se asesinan sin tapujos los elefantes por el marfil de sus colmillos. Esto se derrumba ¿Alguien lo está sintiendo?
  • 104. Soledad de los olvidos 104 QUIERO ELEVACIÓN Es un final. Lo presiento. Estoy aquí en la sala de espera, los dolores, la sangre, llegan hasta mí en lenta fuga de tiempo. Me encuentro en el lugar al que mis pensamientos y mis acciones me trajeron, sin doblez, ineludibles. Una calma absurda me envuelve, una calma de espera, de torbellino. No me pasa nada y me pasa todo, hace tiempo que es confuso el camino y que me siento con los pies en el lodo. Quiero que todo salga bien, quiero suelo firme, quiero elevación al inmaculado cielo.
  • 105. Lautaro Manuel Lastra 105 OTRA PIEL Final. Desbarajuste de la estructura emocional de una relación que fue, que tardó en acabar su canción y se hizo trizas al caer de la altura. Ida y vuelta de sentires y pensamientos, fuego cruzado, sagaz depresión que aturde a la construcción mental ante el surgimiento de revueltas deudas del alma, de libertad y enmarañadas luces que con ellas anhelé en calma sobre desdibujados límites que quise romper, en la suavidad de otra piel que solo fue vanidad.
  • 106. Soledad de los olvidos 106 ORO, SANGRE, MARFIL O TENEBROSA Hubo allí, un norte bañado en oro, agotaba versos de lejano reptil con sangre y presencias de un pueril pensamiento que aguardaba los esplendores del oro. Hubo allí, en el mundo de metafísicos espejos, quienes hermanados por el color de la sangre, se asomaron a los bordes de la piel y la sangre de las abismales aguas de ignotos reflejos, que los elefantes ven en los lagos de sus cuernos de marfil y las mariposas sobrevuelan en los ríos de la selva, con aleteos incesantes de viento, que eleva en cantos de árboles los sones de un piano de marfil. Abrió los ojos, ella, cual crisálida tenebrosa buscó en los alrededores respuestas a su sucumbir ante la imponencia de un sendero imposible de eludir. Estrellas revestidas de huesos, muestran una imagen tenebrosa.
  • 107. Lautaro Manuel Lastra 107 LA CAUSA A veces se pueden tomar tan malas decisiones que el retorno a los dones del pasado puede tocar una fibra muy olvidada del alma. Se te puede quebrar el corazón, el mundo, al ver que la razón es atacada en sus cimientos y su calma. Se puede volver insoportable la existencia, las relaciones con los otros y podes espejarte en fosos negros. Pero el espejo es solo espejo y lo que muestra es mera superficie disipable. Solo la causa sabe de aquel amante de recuerdos.
  • 108. Soledad de los olvidos 108 FATIGA Estoy cansado, la verdad esta tensión de ida y vuelta me desgasta como quien sienta el hastío de años en soledad. Tengo el alma asfixiada, creo que nos ahorcamos mutuamente y nos soltamos cuando uno siente que quiere que el otro no muera. Recordada la frase del fin de los tiempos, clamo por las arenas que en el fin del desierto son cielos. Quiero apagar estas penas que dejaron los desencuentros del final que continúa sin centro.
  • 109. Lautaro Manuel Lastra 109 ESCAPE Tarde de viento y calor sofocante, encierro, oscuridad de la casa. Puertas que se mueven con la brisa, unión de cuerpos exhaustos, amantes. El sonoro llamado de socorro, de auxilio es ignorado, pasado por alto, por cansancio, por pesado salto o, por premonición de turbio río. Hoy, el día fue cielo e infierno, placer y dolor, sol y luna, noche y día, envuelto en un confuso olvido eterno. Quiero saltar este capítulo nefasto, quiero dormirme y aparecer en una nueva bahía, sentado, sonriendo, en paz, tomando mates en el pasto.
  • 110. Soledad de los olvidos 110 EL HIELO DE TU BOCA Estoy queriendo ser ritmo, generar un lento vaivén, ser un sismo, barreré la escarcha de hielo de tu boca y tu rápido cielo. Traerás por fin mi ritual, mi espera, mi seña, mi final, mi rostro, mis miedos y el cinismo. Seré una brisa en la montaña, abriré las claras aguas con saña y cortaré las piedras del abismo.
  • 111. Lautaro Manuel Lastra 111 CÍRCULO Caer una y otra vez, elegir la perdición, la bolsa de los muertos y ser un patético perdedor enredado en un círculo tan vicioso y absurdo, como la energía sexual que lo promueve.
  • 112. Soledad de los olvidos 112 CANALES Caos de emociones, río crecido, vivencias, confusiones y problemas que avasallan mi ser aturdido con salvajes fieras y estratagemas. Cada cual juega sus fichas, sus intereses, las estrategias para vencer u obtener lo que busca, aquello que son las mieles del ideal que no puede perecer. Triangulación, círculo de placer, de vicio, de conflicto absurdo, de rivalidades que pugnan por desarticular canales de realización del otro y potenciar los propios. Hoy pude ver el inicio ¿Podré acaso, ver en que va a acabar?
  • 113. Lautaro Manuel Lastra 113 ALUCINÓ Sale de aquella grieta un último vaho de vapores que descorren los albores de una alucinación, que aquieta los pensamientos que turban la mente y se activarán aquellas facetas del ser que son la no-mente al parecer. En una intuición no racional, navegar un infinito canal contra todo viento o marea. Una profunda incomprensión se crea, un sentir, una certeza, un don, vuelo ilimitado, palpitante corazón.
  • 114. Soledad de los olvidos 114 VIRTUD La puerta se abre de par en par y baja el sueño de un amor caído, pero ¿es acaso la libertad lo que da un sentido inhóspito a mi mirada desierta y mi pensar? Soy un rincón del mundo, la existencia, Quiero mi virtud libre, mi semblante fuerte y poderoso. Me gusta lo inquietante de las personalidades revestidas de arrogancia de altura y orgullo de confín trepidante. Pero, hay que tener cuidado al estrechar lazos con semejantes águilas desbordantes, porque los vientos de la indiferencia, trocarán en las alturas, a tu ser en destierro profundo y naranjos óxidos de hierro.
  • 115. Lautaro Manuel Lastra 115 VISIÓN Vaca muerta exonerada, río de juncos altos, tiempo de secas bocanadas, sol de las luces y los cantos. Real contorno acelerado, llegada de los impacientes, movimiento apurado, viento de luna imponente. Cercanía presuntuosa la vida de tu boca, que se acerca voluptuosa, me estimula, me provoca. Cerezo de cartón, alambres con bambú, el latir de tu corazón lo encendí allí, bajo el ombú. Amo tu risa, tus arcadas, los portales de tu luz, las llaves de tus miradas que se mecen como un blues. Ternura de secas bocanadas, real contorno impaciente, la encendí allí, imponente, en cercanía exonerada.
  • 116. Soledad de los olvidos 116 SUPERACIONES I Estar deprimido, solo, triste, insatisfecho. Expectativas que no se cumplen y carcomen el alma. Éste momento es un bajón, un declive hacia un foso anímico. Hoy todo parece un devenir infructuoso, una infertilidad emocional que es un abismo irresoluto II A veces, caer en un abismo es la posibilidad para lanzarse a una nueva superación, un crecimiento, un aumento de la vitalidad. Romper los antiguos límites, los viejos miedos, poner en circulación otra energía, otra vibración en el ser y en el entorno. III El enfrentar los miedos, el atravesar los muros confortables del temor, es poner a prueba nuestra fuerza, las capacidades, moviéndose en terrenos nuevos, inexplorados. IV El triunfar y pisotear el miedo nos brinda seguridad, elevación anímica, superación y plenitud personal. Pero ello no termina allí, triunfar una o dos veces sobre los muros del temor no significa que este desaparezca. Aunque sean contundentes dichas victorias, es necesario que sean innumerables los triunfos para eliminarlos sin más.
  • 117. Lautaro Manuel Lastra 117 AMANECER El gran astro asomándose tras la montaña se lleva las penas de la noche ciega, plagada de murmullos y frío elevándose al gran río de estrellas galáctico. El espejo del este, tan terrenal y fluídico como el gran panal de abejas enigmático y único, se abrió en colores y formas de animales e insectos revoloteando entre los árboles y el rayo que se asoma. ¡Oh! Que poder, que vigor que muestra el sol, que puertas de luz descomunales va creando en su lenta ascensión por el sendero del caracol.
  • 118. Soledad de los olvidos 118 AMANECER 2 Los esplendores de un cielo azul del lento amanecer, del sol intenso elevándose en la distancia iridiscente, en el giro de este planeta inmenso. Las cumbres cobijan los primeros rayos, los abrazan, los sostienen, los anuncian, se pueden ver correr los límites, expandirlos, reducir las sombras hacia recónditos lados. La luz cae en cascada, se disipa en gotas cristalinas que sorben las plantas sedientas, las piedras frías y mi piel tan frágil. Pájaros sobrevuelan la ladera rocosa, mariposas la superficie del agua y la diosa asciende en vapores a lo nebuloso, lo sutil.
  • 119. Lautaro Manuel Lastra 119 VIAJE Es hora de irse, es hora del olvido, de los nuevos ojos y un nuevo sentido. Es hora de dejar atrás las inclemencias del destino, de abandonar la memoria de todo lo que ha sido. Es hora de nuevas puertas y un arrojo vertiginoso al futuro en trastorno hermoso. Romper las ataduras a las rocas del pasado y quedar a solas con la decisión de ser libre y luminoso.
  • 120. Soledad de los olvidos 120 PARTIR Alejarse, continuar el camino y dejar atrás los pasos dados, olvidar, arrojarse con los fuegos del instinto y el desprecio al destino, hacia lo incierto del futuro, el abismo ensoñado de quienes vivimos en el universo de suertes regidas por el tiempo oscuro, que todo lo sostiene en devenir y transito indetenible. Caída inexorable de todas las cosas, huida del flujo vital hacia un siempre partir. El presente, es nuestra tierra bajo los pies, tan frágil, tan discontinua, tan fugaz, como todo lo que es.
  • 121. Lautaro Manuel Lastra 121 REINVENCIÓN Se movió a toda velocidad, se mostró ante todo, ágil. La bandera en el mástil alumbró su originaria capacidad de reinventarse en cada viaje, de comenzar de cero con nuevos compañeros y olvidarse de aquellos fariseos que son apenas superficie y traje. Se convirtió así en conductor y ahogó la voz del delator que en el camino era un tronco de incansables gritos roncos. Preparó su espíritu para la enseñanza y la tierra de sus manos para la labranza.
  • 122. Soledad de los olvidos 122 MILLONES Nos íbamos de viaje, los cristales del retrovisor mostraban el puente que dejábamos atrás y el caudal de recuerdos se me agolpaba en el pecho como un sortilegio, como un rayo de sol en la arboleda de las emociones. Las ventanillas abiertas agolpaban el viento en el interior. Mi nariz descubrió algo insólito. Olí la eternidad del viento, los millones de años de su presencia.
  • 123. Lautaro Manuel Lastra 123 LO QUE ME DIJO EL VIENTO Entre las celestes rocas del universo me deslizo yo, sin más herrumbre que la dulzura de las hojas tiritando con mi presencia. Soy un dios en los crepúsculos, una hemorragia en el cenit y una luciérnaga en la noche oscura. Basta con que tengas suficiente mesura, para poderme vislumbrar y realzar la fuerza de los silbidos de mi transitar. Soy el que en las alturas es una maza descomunal color celeste, el reino de lo celeste, el reino de lo sutil de esta existencia, el reino de lo gaseoso, lo atmosférico, el que sostiene y cobija la vida de este planeta.
  • 124. Soledad de los olvidos 124 CHILE, TIERRA DE MAR Chile, manantial del sueño, plaza de los confines dorados, de los andes de cielos elevados y de un mar tan profundo, dueño de un misterio tan enorme como espectral. Soy una sed que fue atrapada por la re gris de una lluvia uniforme. Quiero llegar a la tierra que tiene aroma a mar, que tiene ríos a la par de sus laderas empinadas, con bosques, pájaros y arboledas que son guardianes de las gigantescas sierras.
  • 125. Lautaro Manuel Lastra 125 LA LLEGADA Surcando los caminos que de la montaña al océano van, supimos que lo incierto se abría para nosotros como tiempo desierto, como tormenta de arena que golpea con saña. Ella, con su simpleza, sus albores de nuevo día, sus heridas de pasado distante, su fuerza forjada con el temple de la vida y una luz tan tenue y delicada, que hermosa con sus rayos de colores se expandía, Nos cobijó bajo el techo del mar, custodiado por el vuelo de aves blancas, sedientas, enigmáticas y los pichones de águilas, que fuego tienen en su corazón guardado. Un abrazo sutil, sentí en mi alma aún dormida, y pude ver en ella un aura sanadora, una risa única de redención y hospitalidad, un manantial de vida.
  • 126. Soledad de los olvidos 126 LA MONTAÑA Suaves y blancas nubes envuelven la ladera indómita de nieve y la piel del cielo hieren. Los picos álgidos y enormes, son los ojos de las aves insomnes sobre la copa del árbol que no se ve. ¿será el horizonte lo que el alto símbolo de la iluminación tapará, el tesoro que del azul brotará?
  • 127. Lautaro Manuel Lastra 127 VIENTO Agita, revolotea y canta con los árboles y puertas, viene en ráfagas reminiscentes, con tierra en los ojos, volando [la mente] Sutil, invisible y llano, insondable, sin forma, música que a las almas toma y fascina con la destreza de su mano. Disonancia de los tiempos, palpitante don de los fuertes vientos.
  • 128. Soledad de los olvidos 128 VALPARAÍSO El horizonte plagado de hartas casas sobre las colinas bañadas por el viento del pacífico, mi cara sumergida en lo hondo del horizonte sinfín, donde las masas de agua, son cielo de profunda fusión celeste, atrapante, hipnótica y vertiginosa. El ruido de las calles, el gentío del verano, música caliente que como volcán en erupción forja el ambiente bohemio como sutil atracción del fluir de sus lavas magnéticas y sus formas de ciudad portuaria, de un clima que siempre retorna con el vaivén del océano, al descomunal despliegue del origen y el final de todos los universos en acción, en esa transición al nuevo despertar del año y al original despegue.
  • 129. Lautaro Manuel Lastra 129 VALPARAÍSO 2 Valparaíso es una perla del mar revestida por el viento del pacífico proveniente de un polo sur onírico, frío, de diamantino e intenso pasar. Valparaíso es ciudad de histórico puerto, de enérgica actividad comercial, es miscelánea bohemia de cultura colosal, frondoso fuego de rocas y cuentos. Valparaíso es un destello descomunal de luces que en la noche oscura da un espectáculo en los cerros, que perdura en la mente hasta el despertar final. Valparaíso es cielo estrellado, espejo de los infinitos océano y universo, con calles donde brilla lo distinto, lo diverso, es arribo de distancia y cercanía, un mundo alado. Valparaíso es intrincado laberinto, calles de serpiente en las laderas, subidas y bajadas de inmemoriales eras, preludio al inmenso paisaje andino que sobre las nubes se alza atisbando un nuevo mar sutil.
  • 130. Soledad de los olvidos 130 EL PLAN Los niños sumergen un volcán correteando entre los árboles luminosos. Los niños entrelazan en saltos el caos que dio origen al plan. El plan se parece al tiempo, al mimbre y el ramerío de vivencias, como si una rápida secuencia abriera los vaivenes del intento, del riesgo, la ruptura y la novedad. El juego desplegó un universo brumoso en una dimensión de confines dudosos. Aquí en el espacio nació una verdad que abruma las inertes y silenciadas mentes que se anuncian en cascadas.
  • 131. Lautaro Manuel Lastra 131 DOMINGO VALPARAISEÑO El verde intenso de los árboles atrapa mi mirada de ensueños, la feria de las pulgas, de los suelos, los cielos y los cerros, son tréboles que en la tierra fértil se desparraman como en callejuelas laberínticas sin fin, adornando con flores el motín del comercio y el despliegue que hilvanan en la mañana valparaiseña los vecinos provenientes de la cercanía del diluvio del sol. El mar canta un arrullo en su distancia y abre los sueños de la bohemia porteña, tan poeta, tan arte, como la espuma inquieta.
  • 132. Soledad de los olvidos 132 DESDE EL BAÑO Círculos, plástico, cortinas que separan la ducha de la bacha, puerta rosa, paredes de azulejos, blancas, y yo en el inodoro escuchando de playa ancha el murmullo de lo irresoluto. La tarde se abre con el sol distante y el viento del oeste, refrescante, a pocos metros el cementerio y el luto de los encuentros se pasea con flores entre las casas y las marmolerías. Son millones los que pasan sin ver colores ni oir sonidos, muertos en vida quizás; son las lápidas lo que silencia las mentes, las afloja, las relaja, aunque sea de modo aparente.
  • 133. Lautaro Manuel Lastra 133 UNA NOCHE Hay una distancia inescrutable, revienta en luces la oscura noche, que sobre la blancura de los álamos de incomparable altura, se despliega descomunal en un vacío desfondado, un ancho espacio dilatado hacia un infinito fatal. Una sombra desmembrada por el viento llega a mis pies tras el farol de tenues luces, se contonea descentrada formando un ilusorio sueño gris, en un inhóspito pueblo sureño.
  • 134. Soledad de los olvidos 134 OJOS CIEGOS Caminarán cuesta abajo hacia la plaza pequeña de tierra, allí, un paisaje invernal las sierras mostrarán en el paso de los escarabajos las alamedas de hojas marchitas y el lento río cubierto de vegetación, de barro, pantanosa procesión y el triste sonar de la guitarra del eremita que en su soledad, es el alma de los puertos, de las gaviotas y los abandonados buques en calma. En sus ojos ciegos, verán las rotas estatuas de un ayer inmemorial, un oscuro imperio de niebla, monumental.
  • 135. Lautaro Manuel Lastra 135 LO QUE HAGO Rocas encrespadas se alzan al celeste cosmos agitado, parecen picos de aves construyendo nidos ignotos e irreales sobre las masas de un rio agreste. Esparcimiento del polvo en las laderas Áridas, cubiertas apenas por un inmenso tapiz de meditaciones de un denso flujo terrenal y antiguas riberas. Veo las sombras danzar entre los cerros, se parecen a las arañas o a mi destierro, me siento un cielo caído sobre el lago, pero no soy más que un sol distante que mira las islas del cosmos, flotantes. ¿Alguien realmente piensa en lo que hago?
  • 136. Soledad de los olvidos 136 JIVIA Manifestación, protesta con incendios, pesqueros en el puerto en unidad, lucha de trabajadores en complicidad, en duras situaciones, hastiados. Los poderosos son aves de rapiña, toman todo sin pedir, tienen intereses descontrolados, dejan el mar sin peces, hacen de la tierra un desierto y libran la riña que hace insoportable la vida del obrero de condición afligida y humilde amor por lo simple, lo terreno. Puerto de contradicciones y desigualdad. buques inmensos, barcas diminutas, historicidad de dominio, violencia, rugido de truenos.
  • 137. Lautaro Manuel Lastra 137 REVOLUCIÓN Querido hermano de trabajadoras manos, en tu mente intrincada e indescifrable se esconde el anhelo de la humanidad toda, libertad, autonomía y sobreabundancia rozan tus gritos de locura. Igualdad, fraternidad y elevada espiritualidad, prodigan tus discursos de sagaz inteligencia. Tus proyectos son parte de una matriz tan compleja y enorme como enigmática y vamos juntos en este camino, hacia metas incognoscibles. Al final nuestros destinos son inciertos y nuestro mirar limitado solo se reduce al presente con atisbos de pasado borroso y futuro de hendijas apenas abiertas. Pero ¿Qué importa eso si en nuestros sueños se libra una revolución? ¿Qué importa eso, si esa revolución nos revela un futuro glorioso? Desde tiempos inmemoriales y en dimensiones impensadas y múltiples hemos trabajado y luchado juntos, lo puedo intuir, lo puedo percibir. Querido hermano de trabajadoras manos…
  • 138. Soledad de los olvidos 138 CARTAGENA Un atardecer hermoso conmovió mis ojos. Un atardecer frente al mar, con el sol cayendo a lo lejos, atrás de las aguas inmensas, desplegando brillos sobre la superficie de colores nacarados, tan sutiles, tan atrapantes, que el instinto creador me tomó y una canción entonada con elevada voz, salió de mí como un huracán calmo, como una euforia indescriptible que bullía y desbordaba en una melodía que hasta el sol, la luna y las estrellas conmovió. Lloré ante el descomunal paisaje que se volvió carne en mí. Ellas vinieron a mí atraídas por la elevación vibracional que la música generó, sus ojos eran diáfanos, profundos como selvas, infinitos como el desierto y laberinticos como un bosque frondoso. Los tres nos besamos, éramos un río ilimitado, ellas me recorrían con sus lenguas y sus labios de miel, mi cuerpo era un éxtasis. Una emoción sobrecogedora arreció mi alma entregada al disfrute, me vi con ellas, mis dos almas gemelas, en aquella playa ensoñada, plagada de gente, de bohemia y pintoresca procesión. Una luz en la noche del universo.
  • 139. Lautaro Manuel Lastra 139 ORDEN Sortilegio de sonidos graves, dolor (1) de una mala decisión, apertura (2) al movimiento y a la danza inaudita (6) de ser apenas un títere de la realidad. (7) Intención de guerra, de paz, de clamor, (5) tregua de intereses, corazas tan duras (3) como la mente, cuyo dogma es la infinita (4) fluidez de las cosas en inapresable cantidad. (8)
  • 140. Soledad de los olvidos 140 CRÍPTICO I Me levanté, acomodé las galaxias, abrí el agujero negro del sol, lavé mi intuición y mis augurios. Conté los otoños, caminé hacia la luz y adquirí el universo. II Me cubrí de galaxias en la noche fría y mi intuición en la penumbrosa habitación cerró los ojos hundiéndose en el sueño. Dejé los agujeros negros de las puertas sobre las piedras de los cántaros de arcilla y mojé mis augurios con el sol de líquida y tranparente forma. III Fui a la luz con los otoños en mis bolsillos, añoraba mi universo, lo deseaba. Dejé calentando el sol para la profana infusión. Mis augurios trajeron el pan y la intuición se adentró ensoñada en la bruma de la mañana. Variaciones (a) I(a) Me levanté, acomodé las sutiles galaxias, abrí el abismal agujero negro del sol transparente, lavé mi intuición final y mis augurios terrenales, conté los blancos otoños, caminé hacia la luz enceguecedora y adquirí el universo diminuto. II(a) Me cubrí de galaxias sutiles en la noche fría y mi intuición final ante la penumbrosa habitación, cerró los ojos hundiéndose en el sueño. Dejé los agujeros negros abismales de las puertas sobre las piedras de los
  • 141. Lautaro Manuel Lastra 141 cántaros de arcilla y mojé mis augurios terrenales con el transparente sol de líquida forma. III(a) Fui a la enceguecedora luz, con los otoños blancos en mis bolsillos, añoraba mi universo diminuto, lo deseaba. Dejé calentando el sol transparente para la profana infusión. Mis augurios terrenales trajeron el pan y mi intuición final, se adentró ensoñada en la bruma de la mañana. Variacion (b) I(b) Me decidí, liberé las sutiles galaxias, sujeté el abismal agujero negro del sol transparente, revisé mi intuición final y mis augurios terrenales, arrasé los blancos otoños, navegué hacia la luz enceguecedora y salté el universo diminuto.
  • 142. Soledad de los olvidos 142 VISTO I Solté los terraplenes, abrigué los quazars del fondo marino que se mojaron en la arboleda. Destruí los plenilunios, me moví al onírico espacio y asesiné una flor. II Solté los terraplenes inhóspitos, abrigué los quazars últimos del fondo marino que se mojaron en la arboleda insomne. Destruí los plenilunios azules, me moví al onírico espacio brutal y asesiné una flor inocente.
  • 143. Lautaro Manuel Lastra 143 SÉPTIMA 1 Confusión, error y lejanía, mensajes con dobleces y trampa para quien su barco zarpa y olvida el detalle en turbia lejanía. Serán las sombras las que hablarán, las murmuraciones de quienes amarán los dones preciosos de la agonía. SÉPTIMA 2 Saludo final que no se escribe, ritmo de las pasiones fundidas, fruto de las razones prohibidas, sexo de sauzales que recibe el amanecer fugaz de octubre, que nos cobijó en la cumbre de un éxtasis tras el aljibe.
  • 144. Soledad de los olvidos 144 HAIKUS I La silla a contraluz, rejas altivas, frío invierno, azul. II El cielo en la rama, las hojas al sol, pájaro, portal real. III Aleteo del alma, canto de lobos, placer hambriento será IV Ahora ya es tarde, el tiempo tira, el futuro agobia. V El arte es morirte en helado sol de un glaciar esplendor. VI Escombros, risa de día, rueda, olvido, ojos sedientos de luz. ¡No sabes lo que vi! Un otoño revisando una galaxia que se recostaba por entre las piedras de eucalipto y mora.
  • 145. Lautaro Manuel Lastra 145 COMUNICACIÓN Distracción y bloqueo inspirativo causada por una extraña tormenta que sucedió en la distancia y que, sin embargo, allende a su lejanía, llegó hasta mí por la fuerza descomunal de una tecnología sutil de redes electromagnéticas y vuelos satelitales, que al planeta entero abarcan y globalizan. Haciéndome sucumbir en espasmos nerviosos que al corazón agitan y al pensamiento inhiben, con entrecortada respiración de pájaro encerrado en pánico abismal I Apoyé mi puerta abismal en el arroyo calmo, hamacando mi viento huracanado. II Miré por la libertad pasajera a los perros en la calle. III La habitación lúgubre iluminó los fuegos magnéticos y sus ceras cayeron sobre el lago. IV Hay un ritmo sutil sobre el arroyo calmo.
  • 146. Soledad de los olvidos 146 SUBTE Un ruido mundano y brumoso ciega los cristales de la música, la vuelve una caída a la lacónica falacia de la vertiginosidad del foso de herida sangrante del tiempo, de lágrimas de un olvido imborrable y un instante que se perderá indomable entre la multitud. Que en lento tiempo de ritmos de andenes y ruedas de metal dan hospedaje a un alma árida, fatal, de ríos de fuego hacia el oceánico aire que en la montaña de tu pecho mire despojado del aliento vital, la oscura noche y la voz de una luna impura.
  • 147. Lautaro Manuel Lastra 147 EL ADORADO IDILIO El adorado idilio es una pieza invaluable, rige las capturas de los simios y las terrazas donde fueron erigidas las enigmáticas esfinges. El adorado idilio es la semblanza perfecta del todo invaluable, es la fuga surreal. Es el que entre las estatuas edificó una columna de mármol y lágrimas. El adorado idilio es el ramerío y las hojas, los rayos del sol entre los árboles pegados en el suelo. Un río de sonidos centelleantes, calmos, intempestivos. El adorado idilio es la templanza del viento entre las hojas, la borrasca del vino del recuerdo y el ejemplo de los libros de botánica al hablar de las especies y su evolución. El adorado idilio es la forma perfecta de decir que la muerte es la apertura del viento sobre mis manos. Un huracán hambriento metiéndole tres goles a boca.
  • 148. Soledad de los olvidos 148 EL ANSIOSO PROYECTAR Abres la puerta, están llenos de alimentos los estantes, pero ninguno te satisface. Buscas sin buscar, te pierdes en la fase de los laberintos y complejos pensamientos de la árida desidia. El infructuoso cerrar la puerta de la heladera sin saber porque estás allí, hace su aparecer. El mundo tiene un detenimiento alevoso, la pared desierta anuncia el sinsentido de la existencia y de todo lo que es olvido. Algo en la cabeza se detiene, un paréntesis de silencio, una calma, un despertar -Todo es ahora ¡Oh imperceptible éxtasis!- y arrastrado por el alud de pensamientos te vuelves otra vez el ansioso proyectar.
  • 149. Lautaro Manuel Lastra 149 ALUD DE LA NOCHE Alud de la noche, vicio de la espera, risa mutante de flores que son duendes, sortilegio primaveral que desea los soles, los ojos y la magia de la tierra onírica. Alud de la noche, río caudaloso, inmenso, atravesado por barcos, lanchas y botes. Impresionante distribución de las islas sobre, entre las aguas, vida en desborde. Alud de la noche, extrañeza fluídica de los horizontes que se derriten en siderales constancias, en mesas desparramadas de sueños y realidades. Alud de la noche, tiempo de la danza, de la fiesta, del vino y de Dionisio. Éxtasis en desborde, huracán hambriento arrasando con la vida, el orden, los proyectos. Alud de la noche, diversidad de la fauna entre las islas, adorado idilio de impresiones inhóspitas, deseadas, olvidadas. Nubes de frío, aluvión, helado mar.
  • 150. Soledad de los olvidos 150 DESCRIPCIONES El sonreír y el llorar de los árboles, el metal quemado por el alimento, los dioses y sus juegos con puentes revestidos de tiempo. En la mirada, los ojos surcando la música, los mapas exuberantes y sus excitantes montañas. Las burbujas con sus estrellas y sus dioses, se enceguecen con las sabidurías, el alimento y la música del pensamiento. El reloj quieto y sus bosques sobre las ventanas. En la mirada del magma flotan los sueños, los ritmos sobrevuelan el inmenso metal, los árboles estallan contra los puentes, los bosques sumergen el despertar, los sueños en el reloj se esconden en el hogar. Los vientos del metal son quietos pensamientos que gastan los puentes lentamente.
  • 151. Lautaro Manuel Lastra 151 CORAL CIEGO Por la puerta entró un coral ciego, habló de las rutas de la tiniebla, trastabilló cayendo sobre los planetas y desde el suelo me dijo que quería encontrar las montañas de mi palabra. El coral ciego apareció como un rayo en la madrugada, iluminó con su oleaje y quebró los vidrios con su presencia, llevando en sus manos un frío cadáver portador de redondas lágrimas. El coral ciego, con una voz milenaria anunció la revolución de las profundidades acuáticas de los peces y los pulpos de fuertes tentáculos que aplastarán la tierra con astros petrificados. El coral ciego fue un canto legendario, sus párpados eran una música triunfante y desoladora, una semilla de locura, un castillo de gritos y una tribu antigua.
  • 152. Soledad de los olvidos 152 TIEMPO Una y otra vez, el arco iris tendencioso aparecerá ante mis ojos extrañados, en el repetir de Cronos sus bocados y su torbellino sin final, borroso. Túnel oscuro, devorador del fuego vital, serpiente circular fagocitando hasta reventar, los cuerpos que retornaran luego. Hoy, ahora, es origen y final, refleja un espejo en la distancia, que es para sí mismo, un canal de aguas en flujo y consonancia. Caos inaudito sobre el bien y el mal, triste el infinito que elude su fragancia.
  • 153. Lautaro Manuel Lastra 153 PARADOJA DE TIEMPO Si hoy viajara al pasado... Si hoy me encontrara con alguien de hace 200 años... Si pasaran, luego de conocerlo, semanas, meses, un par de años... Si luego de ese tiempo, entráramos en confianza, en complicidad, en intima amistad... ¿Qué le respondería si él o ella, me preguntara por el color predominante de mi era? {Nuestro futuro} {Nuestro presente} Sin dudas, respondería que el gris... El asfalto, los edificios, los autos, construcciones inmensas, ruedas negras, humos, vapores y humores. Algunos pocos árboles y diversidad de color. Recordaré sin dudas, aquellos días en que inmensas nubes grises se posaban sobre la ciudad, ampliando la gama de grises.
  • 154. Soledad de los olvidos 154 gris con azul, con violeta, claridades hacia el blanco, rarezas de gris con verde o amarillo, naranja o rojo. Me percataré en ese momento, de la extrañeza de hablar del futuro como si fuera un recuerdo pasado, me preguntaré sobre la linealidad de mi tiempo, mi anomalía. Veo así, que quienes viajan al pasado se convierten en seres temporalmente anómalos. El futuro que tendré en el pasado, será el pasado de mi pasado. Y el pasado de mi fecha de nacimiento será mi futuro. El futuro de mi vida es el pasado. Sutil paradoja de un viaje por el tiempo.
  • 155. Lautaro Manuel Lastra 155 HISTORIADOR Huellas de trastocado silencio busca el historiador animoso en el ramerío del ayer frondoso, como alguien, que después de su silencio final, quiera guardar celosamente el grito, el murmullo y el diálogo que al paso del tiempo, el lodo del olvido carcome insolente. Frágiles burbujas de jabón, flotando en la impredecible brisa de verano, tales son las memorias, que borrando, en su juego de arrabales, el viento tibio del arcano porvenir al abismo sale.
  • 156. Soledad de los olvidos 156 SERPIENTE Se acerca hasta mí una serpiente de piedra, sus ojos, rasgos y fauces son musgos y líquenes, helechos de los humedales de la selva antigua. Subo su cuerpo y la recorro. Es gigantesca, miles de metros. Camino sobre su lomo, llego a un río caudaloso, se hunde en lo profundo y continúa del otro lado el camino de la serpiente. Cruzo a nado, el río parece absorberme, pero llego por fín a la otra orilla. La serpiente de piedra es un horizonte.