El Imperio Bizantino tuvo su época de máximo apogeo en el siglo VI bajo el emperador Justiniano I, quien buscó restaurar el esplendor del Imperio romano a través de la expansión militar, la codificación del derecho romano, y la promoción del cristianismo. El Imperio gobernó desde su capital Constantinopla y mantuvo su poder durante casi mil años, aunque eventualmente entró en decadencia debido a la presión de árabes y turcos, la crisis económica, y la pérd