Los romanos no realizaron tantas contribuciones científicas originales como los griegos, pero sobresalieron en la aplicación de conocimientos previos para beneficiar a su imperio en expansión. Perfeccionaron la ingeniería civil y militar mediante la construcción de carreteras, acueductos, el Coliseo y el alumbrado público, aunque su ingeniería y arquitectura declinaron con la caída de Roma y el inicio de la Edad Media.