Este salmo consta de 6 estrofas donde un creyente expresa su dolor por la brevedad e incertidumbre de la vida humana ante un Dios todopoderoso. El salmista pide a Dios que cese de castigarlo tan severamente y que lo escuche, ya que la vida del hombre es fugaz como una sombra.

1. SALMO 39 (Comentario)
Este salmo que se considera de transición (ante la creencia antigua de los hebreos de que no hay vida
después de la muerte).
Consta de 6 estrofas, la primera de las cuales empieza con una expresión en pasado y en primera persona
donde habla un creyente. En los tres primeros versos se pinta una imagen de pureza frente al impío con
expresiones como “vigilaré mis pasos”, “no dejare que mi lengua me pierda”, “sobre la boca una
mordaza”. Esta última es una metáfora que expresa que reprimirá sus palabras para no ofender a dios. El
quinto verso reafirma este propósito pero en le sexto demuestra su dolor por lo que ve.
La segunda estrofa comienza con expresiones metafóricas “mi corazón ardía”, “tomo fuego”, que hablan
de la gran ira que siente el creyente. Este sentimiento lo lleva a retractarse de lo que dijo al principio lo
cual queda expresado en la metonimia “hablo mi boca”, con lo cual se quita responsabilidad. Luego, se
dirige Yahvé mediante expresiones interrogativas sinónimas, respecto de cuanto durara su vida, cual es la
finalidad del ser humano sobre la tierra, y su fragilidad.
La tercera estrofa comienza con la expresión imperativa “Mira”, que es un pedido de atención y luego
vienen cuatro versos que hablan de la brevedad de la vida humana en forma de paralelismo sinonímico.
También muestra la grandeza de dios y su poder absoluto ante el ser humano. Las palabras “palmo”,
“soplo”, “sombra”, expresan lo ínfimo de la vida humana. Aun los bienes, tan queridos por las personas,
no son nada ante dios y no se sabe a qué mano Irán a para cuando llegue la muerte.
En la cuarta estrofa se planta una duda metafísica pues el creyente, a pesar de cumplir con dios, no sabe
qué destino le aguarda. Expresa su entrega total a ese dios que es un padre severo y le suplica que lo libre
de los pecados y del ridículo. En el quinto verso vuelve a reafirmar lo dicho en la primera estrofa y
responsabiliza a dios.
En la quinta estrofa el salmista pide que cesen los castigos de un dios que es, a la vez protector pero
demasiado riguroso con sus hijos. Utiliza la comparación (“como polilla”)
para expresar la acción de dios sobre la vida del hombre.
La última estrofa, la más breve, muestra en una plegaria, la desesperación del creyente para que dios lo
escuche. Hay un paralelismo sinonímico en toda la estrofa, se expresa la indiferencia de dios (“no sigas
sordo...”). En el quinto verso aparece la metáfora bíblica de la vida como camino, en el siguiente
remarca de nuevo la fugacidad de la vida humana. se siente sofocado por la vigilancia continua de dios
sobre él y pide mayor libertad para poder disfrutar de su breve vida antes que le llegue la muerte y nada
quede de él.