Catalina de Siena le pide a Nicolás que haga las paces con alguien. Ella explica que el segundo mandamiento de Dios es amar al prójimo, y que quien odia a otro no está en la gracia de Dios. También dice que aunque uno esté en pecado, debe seguir haciendo el bien, ya que Dios recompensará cualquier buena obra. Por eso, Catalina quiere que Nicolás viva siguiendo los mandamientos de Dios y en paz con los demás.
La Predicación de los Puritanos un ejemplo a seguir
A NICOLASITO, DE CATALINO PETRONI, DE SIENA
1. 19 A NICOLASITO DE CATALINO PETRONI,
DE SIENA
Motivo: Le pide las paces con alguien.
En nombre de Jesucristo crucificado y de la dulce María.
Carísimo hermano en Cristo, el dulce Jesús. Yo, Catalina,
sierva y esclava de los siervos de Jesucristo, os escribo en su
preciosa sangre con el deseo de veros observar los dulces
mandamientos de Dios a fin de que podais tener parte en la
vida de la gracia. Esto no podéis hacerlo molestando a vuestro
prójimo y con odio a él, porque el segundo mandamiento de
Dios es amar al prójimo como a nosotros mismos La decisión
de amar a la criatura procede de la fuente de la caridad divina.
Por tanto, quien no se halla en la caridad de Dios no está en la
del prójimo y por eso es como miembro separado del cuerpo,
que rápida-mente pierde la vida y se seca, por hallarse
separado de su principio. Así el alma, apartada de la divina
caridad por el odio, muere inmediatamente a la gracia y nada
bueno que haga le vale para la vida eterna.
El bien, ciertamente, no se debe dejar aunque se halle uno
en otro estado [no de gracia], porque todo bien es
remunerado y todo pecado castigado. Si no lo es en la vida
eterna, Dios lo premia aquí concediéndole tiempo para
enmendarse; le pondrá como instrumento a algún siervo de
Dios que lo saque de las manos de los demonios, le dará
bienes temporales o, después de morir, estando en el infierno,
tendrá un sufrimiento menor del que tendría si el tiempo que
empleó en ese poco de bien lo hubiera gastado en el mal. Por
estas y otras muchas razones no debe abandonarse nunca el
bien, en cualquier estado en que uno se halle. Puesto que
Dios es remunerador, hay que considerar más bien, que su
buena obra la querrá El retribuir de alguna manera, a pesar de
estar hecha en pecado mortal.
2. ¡Cuanto más lo hará con los que las ejecutan en estado de
gracia y de amor a su prójimo! A ellos les ha dado premio
infinito: viviendo esta vida en gracia, en la otra les da la
eterna. Por eso quiero que con toda diligencia procureis vivir
en gracia, cumpliendo los mandamientos, porque de otra
manera no podreis. También dije que deseaba ver que
cumplíais los mandamientos. No digo más aquí, sino que
preguntaré y me cercioraré si permaneceis en el amor o no.
Lo que os pido es la paz... 2. Permaneced en el santo amor de
Dios. Jesús dulce, Jesús amor.
Notas: 1) Mt 19, 19; 22, 39; Rm 13, 9; St 2, 5.