1. EL TIEMPO DE LOS NECIOS
Crees saber que inefables misterios me han tallado
como labra el viento y el agua las oquedades de la montaña.
Se que te sientes juez de mis males y mis numerosas faltas
testigo de dichos de dichos, acusador indolente, juez inaccesible,
mis yerros alimentan tus muertas y hambrientas entrañas.
Escrutas las fútiles apariencias, historeas dichos en oprobiosas fabulas,
te sobra coraje para regar sin duda tus inexorables juicios,
hechos consumados a tu criterio, más reales que la misma parca,
lapidarias y destructivas sentencias que arrojas sin bozal
sobre transeúntes selectos a sus terceras e ignotas espaldas.
Quien eres tú para emitir por asomo un juicio?
anduviste mis pasos, sufriste mis miedos y oprobios, viviste mi karma?
De donde surge tu ciencia de los ausentes, sin saber siquiera
que dolor les lacera en su interior las entrañas?
Que más puede sumar tu boca que trabaja restando virtudes
a quienes solo tratan de llevar como pueden su propia carga.
Que triste titulo ostentas de llevar una vida, repleta de jirones de otras
que aún en sus errores son mas auténticas, diáfanas y claras,
Recuerda o por fin trata de reconocer, que es un espejo deforme
lo que devuelve tu ansia inquieta de maledicencia ensañada.
2. Tu puñal oprobioso y sin razones te mata más a ti que a tus pares
tus verdades a medias son solo remedo de la vida que se te escapa.
Tus descripciones vacías, lastiman y se pierden de la memoria
No habrá confianza para ti aunque te aplaudan, esas historias insanas.